Dalida

“J'ai traversé la vie sans la regarder.
Je sais ce qu'est ma vie.
Mon mari, c'est le public.
Les chansons, ce sont mes enfants”

Dalida fue una cantante egipcio-francesa, muy reconocida a nivel internacional, cantó en más de 7 idiomas; fue de hecho la primera mujer que recibió un Disco de Diamante por los 65 millones de discos vendidos por el mundo, además de 55 Discos de Oro, y un “Oscar de la canción”; también fue la ganadora del Festival de San Remo; era además de gran artista, una mujer muy bella.
La historia de Dalida supera cualquier pronóstico...
Actualmente, el número de sus discos, supera los 80 millones de copias vendidas, y más de 1000 canciones.
Dalida posee algo que la convierte en “La Cleopatra Francesa” con acento italiano; una combinación explosiva que resulta demasiado hermosa para ser cierto.
Su voz algo áspera y a la vez dulce, contagió al público no solo con palabras, sino con algo de sí misma; pues cantaba amorosamente al desamor.
Y ciertamente, Dalida era una diva trágica; no hay otro modo de serlo; sin embargo, para millones de personas, la de rubio teñido en la segunda mitad de su vida, encarnaba la alegría mediterránea de vivir.
Cuando Dalida bailaba en minifalda, por ejemplo, el tema de “Zorba El Griego” en algún programa de la televisión, los espectadores se alzaban, y se ponían a danzar el sirtaki.
Y sus salones se inundaban de sol y salitre, de olor a bebidas anisadas, y salmones fritos, de sonrisas y miradas ardientes.
Nacida como Iolanda Cristina Gigliotti, pero más conocida como “Dalida”, fue una cantante y actriz que vivió en Francia durante la mayor parte de su extensa carrera profesional, en la que llegó a triunfar internacionalmente.
Entre sus éxitos más conocidos, se listan:
“Bambino, “Ciao Amore Ciao”, “Je Suis Malade”, “Darla Dirladada”, “Gigi L'amoroso”, “Paroles”, “Il Venait D'avoir 18 Ans”, “J'attendrai”, “Le Lambeth Walk”, “Avec Le Temps”, “Salma Ya Salama” o “Soleil, Soleil”, entre muchos, muchos otros éxitos; es difícil enumerar todos los temas que ella dejó registrados:
Cerca de 500 canciones en francés, 200 en italiano, y otras 200 en diferentes idiomas como árabe, español, alemán, japonés, etc.
Iolanda, posteriormente su primer nombre sería afrancesado como “Yolanda”, nació el 17 de enero de 1933 en Choubrah, un barrio a las puertas de El Cairo, en el seno de una familia de clase media.
Iolanda era muy guapa, una belleza morena, saludable, recia, miope y de ojos ligeramente bizqueantes, pero atractivos.
Sus padres eran calabreses originarios de Serrastretta, en la provincia de Catanzaro; siendo ella la segunda de 3 hermanos.
Su vena musical viene de su progenitor, quien era Primer Violín de La Ópera de El Cairo.
En 1954, Dalida es elegida Miss Egipto; y se traslada a Francia con la intención de hacerse un hueco en el cine galo.
En 1955, Dalida forma parte del reparto en la película “A Glass and A Cigarette” dirigida por Niazi Mostafa, y basada en una historia de Abdel Aziz Salam.
En este mismo film, Dalida canta un tema inédito titulado “La Luna Negra”
En 1956, graba su primera canción, “Madona”, una versión en francés de un éxito de Amália Rodrigues.
Le seguirá “Bambino” uno de sus grandes éxitos, una traducción de la canción napolitana “Guaglione”, compuesta por Giuseppe Fanciulli en lo musical, y de Nicola “Nisa” Salerno.
En marzo de 1957, Dalida se presenta en El Teatro Olympia de París, acompañando a Charles Aznavour; y en septiembre, a Gilbert Bécaud.
En 1959, Dalida obtiene ex aequo con Tino Rossi, “El Oscar de La Canción”, y uno después, “El Oscar de Radio Monte Carlo”, como vedette preferida de la audiencia, y El Gran Premio de La Canción, por la interpretación en francés de “Romántica”, canción ganadora del Festival de San Remo
El 8 de abril de 1961, Dalida se casa con Lucien Morisse, pero pocos meses después, le abandona por el joven pintor Jean Sobieski, padre de la actriz LeeLee Sobieski.
En diciembre de 1961, Dalida se presenta en El Olympia como estrella principal, con gran éxito.
En 1967, se presenta en San Remo, junto al cantautor italiano, Luigi Tenco, su pareja de entonces, con la canción compuesta por él, “Ciao Amore, Ciao”
Después de ser rechazada la composición por un jurado, y por el público, Luigi Tenco se suicida, tenía 28 años, pegándose un tiro en la sien, en la habitación de hotel que compartía la pareja.
Ella encontró su cadáver tirado en el suelo; y un mes después, Dalida intentó seguir a Luigi sin conseguirlo.
De hecho, este es un asunto que aún no parece estar del todo esclarecido.
A finales de 2005, un fiscal italiano reabrió el caso, al parecer, una muerte mal investigada y rápidamente archivada, no hubo ni autopsia, ni prueba pericial sobre la nota de suicidio, por tanto, la resolución se desconoce.
Por otro lado, y para colmo de males, en 1970, Morisse, su primer esposo terminaría suicidándose de un tiro en la cabeza, a los 41 años.
Sin embargo, Dalida luchó con seguir adelante, y llegaron los años 70, y ella supo reinventarse:
Se convirtió en una Reina de La Música Disco, y en un icono gay.
De aquellos tiempos iniciales de la carrera de Dalida, la leyenda cuenta que tuvo un “affaire” con un Alain Delon, recién licenciado de La Legión Extranjera…
En 1973, Dalida y Delon, conseguirían un Disco de Oro cantando juntos “Paroles, Paroles”
Todo el mundo pensó que estaban rememorando sus pasiones juveniles, pero no pasó a más.
Enamorada, Dalida tuvo muchos romances, bastantes con hombres casados... pero en general eran artistas, intelectuales, políticos, un filósofo budista, un falso Conde de Saint-Germain, un playboy, un abogado, un piloto de avión…
¿Fue Françoise Mitterrand uno de ellos?
Así se creía en París, hasta el punto de que hubo una época, cuando el político socialista era un opositor al General De Gaulle, antes de que conquistara el Elíseo, en que los iniciados le llamaban “Mimi l’Amoroso”
En 1975, Dalida vuelve a poner de moda la hermosa canción “J’attendrai” pero esta vez adaptada a la música disco, pues la canción fue cantada originalmente por Rina Ketty en 1938; al poco tiempo, la grabarían también Tino Rossi, y Jean Sablon.
La canción, es una adaptación de la italiana “Tornerai”, letra de Nino Rastelli y música de Dino Olivieri, inspirada en una melodía de “Madama Butterfly” de Giacomo Puccini.
Y también, Dalida continuaba cantando en árabe, aquel idioma que la joven Ítalo egipcia había usado en sus primeras 2 décadas cairotas.
La fantástica “Salma ya Salama”, un tema tradicional egipcio, se convirtió en uno de los primeros éxitos de fusión étnica en el mundo.
Su fama era tal, que cuando Dalida viajaba a su país natal, “el Raees”, El Presidente iba a recibirla al aeropuerto.
En 1981, Dalida se convierte en la primera cantante en recibir un Disco de Diamante; y a lo largo de su carrera, consiguió 55 discos de oro, interpretados en 7 idiomas, y vendió un total de 170 millones de discos, cifra que sigue en aumento.
En 1985, Dalida vuelve a Egipto para rodar la película “el al-Yawm al-Sadis” o “Le Sixième Jour” en Francia, del director Youssef Chahine, que le trae excelentes críticas, aunque también múltiples recuerdos que la atormentarán durante sus últimos meses.
Dalida no se mató, porque su carrera estuviera en declive.
Tras haber vendido en todo el mundo millones de discos, interpretados en muchos idiomas, seguía siendo grande, le llovían los contratos para cantar, para actuar, para posar…
No, Dalida se mató porque su corazón estaba roto en mil pedazos.
Llevaba así 2 décadas, desde la muerte de Luigi Tenco, su gran amor.
Lamentablemente, Dalida murió el 3 de mayo de 1987, como consecuencia de una sobredosis de somníferos, en la soledad de su maravillosa casa, de la rue d’Orchampt, Nº11 bis, sita en el parisino barrio de Montmartre.
Tenía 54 años.
Seguía así, la senda que también habían seguido sus 3 grandes amores:
Luigi Tenco, muerto en 1967; Lucien Morisse, primer esposo de Dalida, el cual se suicida en 1970; y Richard Chanfray, fallecido en 1983.
No tuvo hijos.
Junto a su cuerpo, se encontró una nota de despedida:
“Pardonnez-moi, la vie m'est insupportable” o “Perdónenme, la vida me es insoportable”
Y ahí nació el mito.
“Ciao Amore, Ciao”
Dalida es un drama musical del año 2016, dirigido por Lisa Azuelos.
Protagonizado por Sveva Alviti, Riccardo Scamarcio, Jean-Paul Rouve, Nicolas Duvauchelle, Alessandro Borghi, Valentina Carli, Brenno Placido, Niels Schneider, Vittorio Hamarz Vasfi, Davide Lorino, Haydee Borelli, Vincent Perez, Patrick Timsit, entre otros.
El guión es de Lisa Azuelos, en colaboración con Bruno Gigliotti “Orlando”, el legatario y hermano menor de Dalida, que hizo de ella, la primera artista femenina en actuar en un espectáculo en el París Sports Palace.
La escritura del guión, se llevó a cabo mediante la colaboración con decenas de documentales, espectáculos, de artículos y libros; y de reunión con personas que lo conocieron bien; es un retrato íntimo y sin concesiones, sobre una mujer compleja, que sufrió mucho en sus relaciones amorosas.
La directora Lisa Azuelos, recuerda que la vida de la cantante, naturalmente contiene todos los ingredientes de un gran fresco romántico; y dijo que la historia no ha de ocultar cualquier dato en la meteórica carrera de esta gloria:
“Ella fue la niña de una familia modesta, nacida en Egipto, que se convierte en una gran estrella”; por lo que la vida de Dalida se detalla ampliamente en la película.
Rodada en Italia, Marruecos y Francia; sigue a Dalida (Sveva Alviti), y narra algunos aspectos esenciales de su vida en El Cairo, en 1933; ganando fama en los años 50, cantando en francés, español, árabe, hebreo, alemán, italiano; hasta su primera actuación en El Olympia de París en 1956.
Desde su matrimonio con Lucien Morisse (Jean-Paul Rouve), jefe de la joven emisora de radio Europe Nº1; a las fiesta en discotecas, desde sus viajes iniciáticos en la India, al éxito mundial de “Gigi l'Amoroso” en 1974.
Dalida es por tano, el retrato íntimo de una mujer absoluta, compleja y solar.
Una mujer moderna, en una época que lo era menos...
A pesar de su suicidio en 1987, en París, después de vender millones de discos en todo el mundo, este drama musical cuenta una historia de ascenso y deterioro de una vida fabulosa, de una manera muy interesante y novedosa, con un largo “flashback”, dosificado en momentos puntuales de su vida, su descubrimiento, sus primeros éxitos como intérprete, sus propias canciones y “covers” que la hicieron famosa y brillar en Europa como toda una gran sensación; pero la historia se detiene en su vida personal, sus grandes amores, la añorada vida familiar, y su problema de salud.
Dalida, continúa irradiando su presencia eterna, aunque relativamente desconocida en los EEUU, América en general, y El Reino Unido, pero era una tremenda estrella en toda Europa, Oriente Medio y Japón.
Y es que ella era una mujer muy moderna, y la película trata temas universales, contemporáneos, que afectan a mujeres y hombres, como la soledad, el amor, el dolor, y el sistema de estrellas; el peso de la fama y la dificultad de hacer y mantener relaciones emocionales estables.
“Chaque fois, que je vais chanter sur scène, c'est un vrai accouchement!”
Dicen que no hay nada más sexi que una italiana hablando en francés...
Sin embargo, las últimas palabras que pronunció Dalida, las escribió en un papel; estaba sola; esperó toda la vida para estarlo, si es que en algún momento vivió acompañada.
Pudo mentirse a sí misma, y creer que nadie la había querido acompañar en el transcurrir de los días.
Parafraseando a Rita Hayworth, “acostarse con Dalida, pero despertarse con Iolanda”
Los años, el amor y la muerte, le habían hecho descubrir que ningún hombre la había querido más que a su propia vida.
El estreno en Francia de Dalida, que representa el 6º largometraje de la directora francesa, Lisa Azuelos, ha tenido una acogida mitigada en la crítica, cuando se cumplen 30 años de la trágica desaparición de este ícono de la canción popular, el glamur y la belleza.
Sí, mucho glamour, y un guión bien construido en forma de “flashbacks” para ilustrar a través de las mejores canciones interpretadas por la artista, su carrera musical, sus amantes más conocidos, y su trágico destino.
Azuelos ha escogido para este “biopic”, el ángulo trágico y psicoanalítico desde las primeras escenas con su tentativa de suicidio, a su suicidio definitivo a los 54 años de edad, con la voluntad de filmar el itinerario de una mujer libre y escandalosa para su época.
Según la directora:
“Quería contar toda su vida, pero no de una manera lineal.
Para mí, la vida de Dalida se divide en 2 capítulos:
La primera parte, que termina en 1967, con su primer intento de suicidio, representa su vida normal, cayendo en el amor, y el establecimiento de una carrera.
El intento de suicidio, marcó un punto de inflexión, y la forma de la identidad de Dalida durante la segunda parte de su vida.
Pasó que tratar de encontrar la felicidad otra vez, y algunos apetitos por la vida.
Pero es muy difícil encontrarla cuando se ha convivido con muertes inesperadas y trágicas, porque estás en duelo siempre que alguien que amabas intensamente, se va”
La película narra la historia de Dalida, la joven cantante y actriz egipcia que desarrolló su carrera en Francia.
La chica de origen italiano, se casó en 1956 con Lucien Morisse, un hombre muy importante en el mundo de los medios de comunicación galos; y en 1987, conseguiría convertirse en la primera mujer en recibir un Disco de Diamante con canciones como “Bambino”, “Ciao Amore, Ciao” o “Je Suis Malade”
Una mujer luchadora, que permitiría una apertura de la igualdad de sexo en la industria musical, y que moriría de forma trágica, debido a una sobredosis de somníferos.
Pero en retrospectiva conocemos la difícil relación con su padre, detenido en Egipto por los ingleses, y fallecido al regresar de un Campo de Concentración.
Sus historias de amor y desamor con sus amantes más conocidos, 3 de los cuales se suicidaron, o su aborto después de una relación amorosa con un joven de 18 años…
Dalida, era la mujer más deseada por los franceses, a los que volvía locos aquel acento italiano que agravaba aún más.
Sin embargo, su corazón nunca perteneció ni al político, después Presidente de Francia, François Mitterrand, ni a Alain Delon, ni a tantos otros…
Primero fue Lucien Morisse, quien enloqueció nada más verla.
Él la llevó al Olympia de París, pese a las reticencias de su madre; y es que era la primera vez que salía del desierto… y era la primera vez que su nombre brillaba sobre una marquesina.
Y ya nunca dejó de hacerlo.
Se enamoraron, y en 1961, Dalida se casaba con su descubridor; y 5 años de relación pasional, o de paternalismo, o de gratitud...
Y sobre todo, de escándalo; pues a 2 meses después del “sí quiero”, volvió a ser pasto de la maledicencia:
Morisse la engañaba.
El matrimonio no llegó al año.
Y mientras su vida volvía a desmoronarse, su triunfo en los escenarios era antológico.
Ella era amiga de Charles Aznavour, Johnny Hallyday y Brigitte Bardot.
Sus fotos sonrientes, empapelaban el país.
¿Qué había detrás de aquella sonrisa?
Soledad.
Aún no había llegado el amor que la destrozara, y ocurrió como suelen ocurrir esas cosas, “por casualidad”
En Roma, en la Casina Valadier, Dalida ya era una estrella mundial, elegante, refinada, única; pero sola.
Era La Nochevieja de 1966, de pronto, sobre la escalinata, un joven genovés comenzó a cantar:
“Io vorrei essere là sulla/mia verde isola ad inventare/un mondo fatto di soli amici”
Dalida sintió que se lo cantaba a ella...
Danilo Degipo, amigo de la adolescencia del trágico y misterioso cantautor italiano, cuenta que ella preguntó, quién era aquel chico, y que él, nada más enterarse, pidió que le dieran la dirección de su hotel.
Luigi Tenco (Alessandro Borghi) encarnaba entonces los ideales de la juventud que estallaría en el 68.
Apenas con un centenar de canciones, Tenco retrató para la posteridad, la sociedad italiana de aquellos años, el desencanto del milagro económico…
Sus letras, a veces poco convencionales para el puritanismo de la época, versaban sobre las pequeñas cosas como nadie hasta entonces las había dicho, retratando personajes conflictivos, en ocasiones antisociales.
Eran demasiados ingredientes con los que una mujer como Dalida podía perder la cabeza…
Ella estaba en plena madurez artística, mientras Luigi la comenzaba.
Ella era una diva internacional, Luigi un principiante, aunque de culto.
Ella refinada, Luigi un líder obrero.
Ambos, 2 personas atormentadas y vulnerables.
Dalida se quedó fascinada por aquel hombre joven, idealista, serio, honesto, que no quería venderse al mercado, ni comprometerse con nadie, ni con la industria, ni con ella.
Luigi tenía pareja, y volvió a ser éste, otro amor secreto.
Otro amor imposible.
Podían cantar juntos, eso sí; y lo harían en San Remo, y después supuestamente se casarían.
Luigi estaba condenado a elegir…
Prefería vivir sin vivir entre 2 mujeres a las que amaba, y su corazón no pudo aguantarlo mucho tiempo.
En realidad, lo que ocurrió entre los ángulos de este trío amoroso, es una incógnita.
Incluso lo que pasó por la cabeza de Luigi aquel día en el que todo se desbarató, es todavía hoy un asunto judicial nunca aclarado.
El fracaso de Luigi en San Remo lo marcó emocionalmente, de manera muy profunda.
A las 02:14 de la madrugada del 27 de enero de 1967, Luigi Tenco se quitó la vida de un tiro en la cabeza.
Y los 20 años que siguieron para Dalida, eran los años de un corazón roto.
Luigi Tenco fue el culpable.
La nota del suicidio de Tenco era elocuente:
“Quise mucho y bien al público italiano, y le he dedicado inútilmente 5 años de mi vida.
Hago esto porque no es que esté cansado de la vida, nada de eso, pero sí como un acto de protesta contra un público que manda la canción “Io tu e le rose” a la final, y a un jurado que elige “La rivoluzione”
Espero que esto sirva para aclarar las ideas a alguno.
Ciao, Luigi”
Dalida encontró la nota en el suelo, sujetó a duras penas la cabeza de Luigi sobre su vestido con la sangre cubriéndole el regazo… y dijo:
“Asesinos, lo habéis matado vosotros”
Nunca volvió a ser la misma.
Es más, un año después, volvió a aquella habitación para quitarse también la vida...
No lo consiguió, pues una camarera descubrió su cuerpo aún con vida, y la llevaron al hospital.
Solo 4 meses antes de quitarse la vida, Dalida declaraba en la que fue su última entrevista:
“Ninguna historia de amor se puede comparar a la que viví yo con Luigi.
Es el compañero del que siempre me he sentido viuda.
Que Dios me perdone si no tuve tiempo para entenderlo, para protegerlo hasta el final.
Él era mi instinto, mi vocación musical.
Me sentía presa de aquel revolucionario que en 1964 había abandonado el partido comunista, porque decía que los rojos se habían decolorado.
O que había interrumpido sus estudios de ingeniería, porque sostenía:
“Yo no construiré jamás ni puentes ni casas, solo por darles millones a los poderosos.
Mejor que casas, prefiero las canciones”
Como todas las personas románticas que se niegan a crecer, él era mi hombre ideal.
El hombre de mi vida.
¿Cómo no me voy a quedar tocada psicológicamente?
Él era un río turbulento en el que yo pretendía ahogarme a perpetuidad.
Pero me di cuenta demasiado tarde, de que tendría que haberlo ayudado”, dijo la diva.
Él solo tenía 28 años y le recordaba a su padre, que murió cuando era niña.
También era comunista y músico.
Su padre había salido de su Calabria natal, para buscarse la vida, y se convirtió en El Primer Violín de La Ópera de El Cairo.
Ella lo amaba, y tampoco le dio tiempo para decírselo.
A su muerte, su madre, ella y sus hermanas, se vieron condenadas a coser día y noche para poder salir de Egipto, y volver a Italia.
Paradójicamente, ella sería “La Cleopatra Rubia”, cuando por sus venas no corría sangre árabe.
Era italiana, pero cantaba en francés, y había surcado El Nilo para llegar al Sena, sin pasar por El Tíber.
Un año después del suicidio de Luigi, reaparecía en escena más fuerte que nunca.
Ahora rubia, con el pelo encrespado, su marca de la casa desde entonces, vestida de blanco, como si aquella tragedia le hubiera devuelto las ganas de vivir, de renacer…
Había viajado a la India, y se había convertido al budismo.
También estudiaba a Jung, por aquello de su imposibilidad a la hora de aceptar la muerte del padre…
Fueron años en lo que intentó ser madre…
De un joven romano parecido a Luigi, Daniele se llamaba... pero lo perdió, y con el bebé, al mismo Daniele.
También fueron años en los que volvió la mirada hacia El Elíseo, hasta el punto de que François Mitterrand era conocido en los mentideros como “Gigi l’amoroso”, gracias al título de una sus primeras canciones.
Y también, años en los que triunfó remontando a ídolos como Village People, reconvertida en una nueva diva gay, en parte, gracias a la dudosa heterosexualidad de su cuerpo de baile, en parte porque se manifestó públicamente a favor de la lucha contra El SIDA.
Y contra todo pronóstico, fue aclamada por la crítica en la película “Le Sixième Jour”, dirigida por el egipcio Youssef Chahine, en 1986, un año antes de que sucediera el trágico final.
Y como testigo de todas esas tragedias, y detalles sobre su vida privada, su hermano Bruno, más conocido como Orlando,  excéntrico homosexual que se convirtió en productor de la cantante, tras la ruptura con las ediciones Barclay.
El suicidio de Dalida, a fin de cuentas, es una de las muertes menos imprevistas de la historia de la música.
Si se echa un vistazo a los títulos de sus últimas canciones, en los 80, no queda mucho espacio para la ambigüedad:
“Fini la comédie”, “Mourir sur scéne…”, entre otras.
Pero aquel día, dicen sus vecinos que de su chateaux, entre los jazmines, se oía una voz masculina cantando en italiano.
Era Luigi Tenco... y se apagó la vida.
En lo técnico, la película sobresale el asombroso trabajo de maquillaje & peluquería, y el enorme vestuario de Emmanuelle Youchnovski, en una puesta en escena muy cuidada y acertada, con ese filtro añejo, puro años 60 y 70 del director de fotografía, Antoine Sanier, y la dirección de arte de Émile Ghigo, pero que con la habilidad de la directora, la hace muy moderna.
Como no podría ser de otra manera, la edición de Baptiste Druot tiene momentos muy curiosos, como los cambios temporales en los “flashbacks” y “flashforwards” y el sonido de Vincent Goujon.
Y es que la directora se mantiene cuidadosamente dentro de los límites de lo que pudo ser, de otro modo, una película tipo Hollywood lacrimógena, no descendiendo en el melodrama puro, ni en lo patético; todo lo contrario, creo que es el homenaje más claro, conciso y evidente, para una leyenda.
Imprescindible las canciones que la misma Dalida canta en momentos muy específicos, para dar peso dramático y emocional a las situaciones que vemos en pantalla, donde la actriz y modelo italiana, Sveva Alviti, logra llevar el peso de la historia.
En todo encuadre, ella es Dalida, sus gestos, sus movimientos, en un gran trabajo actoral, digno de reconocimiento, para dar vida “de nuevo” a esta fabulosa cantante, que tuvo una vida intensa, maravillosa y trágica.
La transición entre las diferentes fases de su vida es la luz, y le permite conocer en profundidad lo que impulsó su éxito, y en última instancia, su caída.
El personaje de Orlando, está a cargo del afamado actor italiano, Ricardo Scamarcio, escogido también por su parecido físico, que interpreta con convicción, pero sin gran relieve el personaje de ese hermano “admirador” y “protector” de Dalida, siempre dispuesto a darle buenos consejos, pero que resulta un poco liso y edulcorado.
Junto a ellos:
Jean-Paul Rouve es el director del programa de Europa 1, Lucien Morisse; Patrick Timsit, El Gerente General del Olympia en París, Bruno Coquatrix; y Vincent Perez el productor, Eddie Barclay.
Y los amores, Alessandro Borghi como Luigi Tenco y Niels Schneider como Jean Sobieski.
No obstante, el estreno de Dalida generó controversia:
En un comunicado a la Agencia France-Presse, Catherine Morisse, la hija de Lucien Morisse, ha criticado la película, por la representación inexacta de su padre, añadiendo que ella “no fue consultada durante la producción de la película”
No al respecto, para la directora:
“Sólo estoy relacionada a hechos que están manchados con el espíritu del feminismo.
Estoy mostrando lo que significaba ser una mujer liberada, como Dalida, como Brigitte Bardot, a finales de los años 50, y el precio de ser una mujer así.
Lo que es algo alarmante, es que no mucho ha cambiado, y ahora estamos en 2017.
Los derechos de tener un aborto, por ejemplo, se está debatiendo en estos momentos en algunos países.
Nada debe darse por sentado”
Como error, se le puede achacar a la producción el uso de “playback” durante las escenas de canto, las cuales son evidentes en toda la película.
Y es que de acuerdo con sus biógrafos, Dalida interpretada y grabada en más de 10 idiomas diferentes, siendo dominio de por lo menos la mitad de ese número.
Sin embargo, debido al hecho de que su carrera la disparó a la fama en Francia, y su éxito ha sido más persistente, mantenido a través de la escena musical de habla francesa, las letras de sus canciones son principalmente en francés.
Por tanto, es lógico que una persona que no habla francés, sus canciones sean atractivos, principalmente debido a la potencia de su actuación, que oscila entre su modesta intimidad, y la intensidad dramática.
A partir de entonces, sólo después de ver esta película, con subtítulos, me he dado cuenta, de cuánto las letras utilizadas en sus canciones, fueron coincidentes en los eventos de su propia vida.
Como si los responsables de las canciones y los letristas, volvieras a contar su vida en tiempo real.
Tener su guión basado en el libro escrito por el hermano ya mencionado de Dalida, Orlando, y gracias a la elección adecuada de este tipo de canciones, con la vida real, en relación con las letras, y su excelente momento, las guionista y directora, Lisa Azuelos, ha ofrecido a los espectadores, revelaciones más dramáticas y sugerentes, fácilmente lo que implica entrar en el contexto de la vida privada de Dalida, preocupada por sus relaciones fallidas y las dificultades personales, sus accidentes y tragedias, que a menudo tocan las conexiones entre las canciones y la realidad; y estos con el espectador.
Por tanto, es recomendable ver el filme en su versión original con subtítulos que incluyan las canciones, por favor, a cómo debe ser.
La banda sonora se compone principalmente sobre las canciones más famosas de la cantante, así como temas clásicos, y composiciones originales de Jean-Claude Petit.
Las canciones y las escenas/episodios de la vida de Dalida, se combinan de una manera inteligente y elaborada.
Las canciones surgen más fuertes con sus palabras, y explican una vida marcada por el éxito y la angustia.
Es fascinante la forma en que añaden introducciones instrumentales de las canciones originales, la mezcla es hermosa, con la voz de Dalida que resuena con toda su belleza, es simplemente increíble.
Y es respetuoso con la artista y con la mujer, que sentimos durante toda la película, lo mucho que era una estrella y una mujer moderna, adelantada a su tiempo, con una historia de amor universal, que es en realidad, la historia de todas las mujeres.
“J'ai appris beaucoup sur la vie, grâce aux livres et à la spiritualité.
Mon désespoir, c'est de ne jamais avoir eu d'enfants”
Madonna antes de Madonna, camaleón cantante, y especialmente “dama corazón”, Dalida vivió una verdadera relación con su público apasionado.
El anuncio de su muerte, en la noche del 3 de mayo de 1987, hizo un número de huérfanos en Francia, y en todo el mundo.
Una cruel paradoja de esta mujer sin hijos.
Ni una revista, ni un diario siguen sin dedicar su portada, casi 30 años después...
Como mucho más allá del círculo de los aficionados, la “Bambina” sigue fascinando al público y a los medios de comunicación.
Mejor que cualquier otro “reencarnado”, Dalida durante casi 40 años, sigue siendo un ideal femenino, tanto por sus triunfos como por sus tragedias, dando los últimos años, nuevas facetas acerca de su personalidad, y también nuevas vulnerabilidades descubiertas.
La película, es una excelente oportunidad de conocer a esta mujer y célebre cantante, cuya vida fue trágicamente truncada, pero cuyo legado, sobre todo sus canciones, y una personalidad que tuvo el mayor impacto en la sociedad francesa, aún vive y permanece para la posteridad, como un agradable recordatorio de su talento impresionante y memorable.
Cabe preguntarse:
¿Por qué decidió morir?
No se sabe.
Nosotros, sus fans, lo achacamos a diferentes fracasos amorosos, a una profunda depresión, y a los suicidios de 3 de sus anteriores parejas.
La muerte de la diva, causó gran conmoción entre la sociedad francesa.
Su espectacular mausoleo, está en el parisino y célebre cementerio de Montmartre, como no podría ser de otra manera; y es que la muerte de Dalida dejó en shock a Francia entera.
En el funeral, Claude Manceron, oficialmente en nombre del Presidente de La República, François Mitterrand, habló en nombre de toda la nación, al expresar como despedida:
“Yolanda, adiós.
Dalida, gracias”
Un año más tarde, la Enciclopedia Universalis, encargó una encuesta que tenía por objetivo, el revelar las personalidades que tuvieron un mayor impacto en la sociedad francesa; en ella, Dalida ocupó el segundo lugar, por detrás del General Charles De Gaulle.
Su despedida, fueron palabras, tan sólo palabras… y tras esas palabras, hay algo más que una vida insoportable.
Muchos secretos que jamás conoceremos, y que probablemente llevaron a la enorme Dalida, a una tournée de sueño eterno.
Hasta que no pudo más:
La vida le era insoportable.
Hace de eso ya 6 lustros y, pese a la petición explícita de su nota de despedida, muchos jamás le han perdonado que los dejara de aquella manera.
De Dalida, siempre nos quedará todo el legado que nos ha dejado, y que sigue seduciéndonos, con su sensual voz e irresistible mirada cuando nos cantaba.
Porque desde su muerte, Dalida se ha convertido en toda una figura de culto para una nueva generación de aficionados.
En 1997, fue inaugurada la plaza de Dalida, entre las calles Girardon y Abreuvoir de su amado París.
Dalida es una película que permanecerá para las generaciones, como una manera fiel para descubrir el viaje de esta mujer extraordinaria, con múltiples facetas, que demuestra brillantemente, por qué Dalida sigue siendo tan popular y querida.

“La vie m'est insupportable...
Pardonnez-moi”



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