Sometimes They Come Back

“Time to rock, jock!”

Stephen King, nunca ha sido un escritor muy valorado por la crítica “respetable”, aunque parece que eso está cambiando últimamente; pero entre los aficionados al terror, suele figurar siempre, como uno de los autores clave del género.
En realidad, pocos autores “bestsellers” actuales, que se dediquen al terror, suelen conseguir tanta unanimidad durante tanto tiempo entre los aficionados.
No es una cuestión de vender más o menos, sino de haberse labrado una trayectoria a lo largo de décadas, que lo ha colocado por fuerza, entre los grandes clásicos.
Muchos de los que critican a King, parecen no perdonarle el que venda muchos libros, o que publique tantos, pero sobretodo, que sea un autor casi siempre ceñido a un género de tan dudosa reputación como es el terror.
En particular, “Night Shift” es el título del 4º libro publicado por el escritor de terror estadounidense, Stephen King, en el año de 1978; y se trata de su primera compilación de relatos cortos.
El libro está considerado por muchos, como el mejor libro de relatos cortos escrito por Stephen King, pues 5 de esos relatos, se han llevado al cine, además de que algunos otros han servido como prefacio para libros posteriores, y han servido como filmes para la TV.
El libro, contiene 20 relatos, 16 considerados en el género de Terror/Ficción; los restantes 4, son relatos más emocionales o dramáticos, pero no por ello, menos interesantes.
“Night Shift”, nos transporta a un mundo de terrores imposibles, pero que están ahí, a la vuelta de la esquina, en un maizal, en un pueblo abandonado, en una lavandería, debajo de la cama, o tras la puerta de ese armario que ni siquiera rechina.
Un libro de relatos escalofriantes, por el indiscutido Maestro del Terror; que por claros motivos de espacio, los personajes solo pueden ser construidos de forma muy somera, y aun así, King logra darles la profundidad necesaria para que tengan mucho peso en la historia, y para que empaticemos de alguna manera con sus desventuras.
Por lo demás, suelen ser personajes basados en lo que podríamos decir “gente corriente”
Nada de héroes infalibles, ideales o moralmente impecables; sino jubilados, estudiantes, obreros, delincuentes, matrimonios en vía de divorcio, pequeños empleados, camioneros, etc., desfilan por sus páginas, enfrentándose a la quiebra de una realidad que hasta ese momento parecía ordinaria, o incluso anodina, extraña, fantástica o terrorífica.
En la década de 1980, el productor de cine empresarial, Milton Subotsky, compró los derechos de 6 de las historias en esta colección, con la intención de producir largometrajes, y una antología de la televisión basada en múltiples historias.
Aunque Subotsky estaba involucrado con varias adaptaciones de King; la serie de televisión nunca se realizó, debido a conflictos con los Estándares y Prácticas de las cadenas de TV, que se encargan de las implicaciones morales, éticas y legales que transmiten.
“Well boys, what's it gonna take to scare this guy?”
Sometimes They Come Back es una película de terror y fantasía, del año 1991, dirigida por Tom McLoughlin.
Protagonizada por Tim Matheson, Brooke Adams, Robert Rusler, Chris Demetral, Robert Hy Gorman, William Sanderson, Nicholas Sadler, Bentley Mitchum, Matt Nolan, Tasia Valenza, entre otros.
El guión es de Lawrence Konner y Mark Rosenthal, basados en un relato corto de Stephen King “Sometimes They Come Back”, que fue publicado por primera vez en la edición de marzo 1974, de Cavalier, y más tarde recogido en la colección “Night Shift” (1978), del autor estadounidense Stephen King; y trata sobre fantasmas de muertos corporizados, que vuelven a la dimensión de los vivos, a cobrarse venganza en asuntos irresueltos en el pasado.
Originalmente pensada como una historia que sería incluida en la película “Cat's Eye”, que incluía otras 2 historias adaptadas de “Night Shift”:
“The Ledge” y “Quitters, Inc.”, el productor Dino De Laurentiis, optó por darle una mayor duración, y convertirla en una película para televisión; que tuvo tanto éxito que le siguieron 2 secuelas estrenadas directamente al video:
“Sometimes They Come Back... Again” (1996) y “Sometimes They Come Back... for More” (1998)
La acción sigue a Jim Norman (Tim Matheson), un maestro universitario, cuando se muda a su antiguo pueblo, aceptando una oportunidad de empleo allí.
Jim se mudó del pueblo, luego de atestiguar la muerte de su hermano Wayne (Chris Demetral), a causa de una pandilla, en 1963.
Los mismos pandilleros, fueron asesinados por el tren, luego de causarle la muerte a Wayne.
Misteriosamente, esos pandilleros que años atrás habían asesinado a su hermano, regresan de entre los muertos, para hacerle la vida imposible a Jim y a su familia.
Si bien Sometimes They Come Back tiene una fuerte impronta sobrenatural, inunda la pantalla con un sólido carácter de trastorno psicológico propio de las pesadillas que se vuelven realidad, en donde están involucrados claramente, los afectos más profundos.
Un mensaje muy en claro, de que siempre hay que enfrentar el pasado, por más duro que sea.
“You know I bet Vinnie here a whole nickel, that your old clunker wouldn't burn rubber Jimmy.
But I was wrong, everything burns”
El Productor italiano, Dino De Laurentiis, le puso el ojo encima a los libros de Stephen King desde 1983.
La colección “Night Shift”, que contiene 20 historias de horror, le significo una sonrisa al cine y a la televisión, y varias historias se fueron tomando individualmente, y creando largometrajes o antologías de 3 historias como “Sometimes They Come Back”
Así pues, Laurentiis compro de esas 20 historias, y algunas de ellas, las convirtió en largometrajes.
Sometimes They Come Back, es una película hecha para televisión, nada fuera de lo común, y distribuida internacionalmente en vídeo, donde Tim Matheson tiene el protagónico, y Tom McLoughlin, es el director.
Hay que tener claro, que es un telefilm con un presupuesto muy ajustado; partiendo de esa premisa, y perdonándole sus fallos, nos encontramos con un film simpático, con momentos muy “kingnianos”, si me permiten el término; y sobretodo, personajes carismáticos.
Se nota que está basado en un relato corto, y los problemas para alargar el guión para cubrir más de 90 minutos de metraje, repercuten en el resultado final.
Es interesante el filme, cuando despliega mediante “flashbacks” la unión de 2 dimensiones:
La de los muertos y la de los vivos; donde se va produciendo el encuentro del personaje principal ya adulto, con individuos de su pasado y consigo mismo, viéndose niño.
Ésa es una marca registrada de Sometimes They Come Back, que tuvo 2 continuaciones más, por cierto, bastante mediocres.
Con un inicio que intenta emular a “The Shining”, aupada por una voz “en off” del narrador, nos cuenta el regreso a su pueblo natal de un profesor que perdió a su hermano, siendo un niño, a manos de un grupo de pandilleros.
Después de apuñalar al joven, los asesinos murieron atropellados por el tren…
Pasados 27 años, y con el profesor impartiendo clases en el mismo instituto, unos extraños crímenes entre sus alumnos, levantarán la sospecha fundada, de que esos mismos asesinos, han vuelto de entre los muertos para acabar la faena, y atormentar al profesor.
Los hechos se desarrollan con normalidad, hasta que la presencia de los 3 espíritus, comienzan a materializarse en alumnos de su clase.
Sus constantes intervenciones, despiertan reminiscencias en el docente, que comienza a desequilibrarle.
El director de la institución, Mr. Simmons (William Kuhlke), así como su esposa Sally (Brooke Adams), son testigos de su desestabilización.
A partir de allí, se conjugan fantasía y realidad, en una dualidad que empuja al profesor hasta los límites de su cordura y tolerancia.
Como casi todas las del gran Stephen King, tenemos habitualmente:
Pueblos perdidos de “La América Profunda”, pasados turbios, infancia, amistad, suspense, malos, pandilleros, muertes, violencia sin límites, y los conflictos que ella genera; las obsesiones que vuelven una y otra vez; y esos finales en casi todas las películas en que se basan sus libros, que contienen su firma tan característica.
Pero también encontramos el A, B, C, de los elementos del gótico estadounidense más reciente; véase el granero abandonado, la carretera de pueblo desolada, el instituto con su equipo de rugby, la cabaña de cristales rotos, el bosque pelado de hojas, el cementerio, etc.
Del reparto, resalta la buena actuación de Tim Matheson, como el sufridor protagonista del infierno de un grupo de jóvenes que le acosan, pero la cosa va más allá de la realidad…
El director, Tom McLoughlin, observa a su personaje con compasión, haciéndolo transitar al borde de la insania.
No obstante, pese a los tormentos que lo aquejan, el profesor es fuerte:
Lucha, pero por momentos se ve superado por el entorno y los recuerdos, que lo empujan a una batalla desigual.
Pero los que quedan en la retina, son los 3 macarras vengativos, y su coche negro con llamaradas, tienen un rollo vampírico-diabólico, que producen inquietud y temor en el espectador.
Pero lamentablemente, como grupo, los tres villanos no logran nunca darle emoción ni vibración al duelo con el personaje principal.
Por ende, el elemento paranormal, los fantasmas que vuelven al mundo de los vivos para sembrar el terror, que la cinta desarrolla, se expone mediante una austera presentación estético-visual, la cual incluye caretas y maquillajes varios y cutres.
Como dije, es una película muy económica desde sus recursos, por ende, su apuesta principal pasa, además de generar horror, por demostrar cómo los asuntos pendientes del pasado, se mantienen vivos en la conciencia, y siempre están presentes para perturbar.
Nos queda la secuencia más terrorífica, en la que los rockers zombificados, lanzan miembros de un pobre diablo por la ventanilla de su ya clásico Chevi del 55.
Pero quedan dudas… y un gran agujero en la trama:
Cuando regresa la pandilla, son capaces de conducir su coche sin las llaves que Jim tomó de la escena del accidente en 1963.
Entonces:
¿Por qué la necesitan para conducir fuera del túnel durante el final?
¿A los pandilleros, solo los ve Jim, y luego su esposa y familia, o son otros estudiantes?
Si lo son…
Quiénes son en realidad, pues interactúan con otros estudiantes en el colegio…
Aquí tenemos la gran licencia de este film, que en ese sentido es atroz.
También es cierto que el ritmo decae un poco a la mitad, donde surge esa gran licencia, y comienzan a sucederse extraños sucesos, siempre algo libres, ya que todo lo referente con la policía, parece estar colocado como para rellenar, al igual que los paseos nocturnos de Jim, donde hasta ve a víctimas… un pequeño batiburrillo de ideas que McLoughlin salva en el tramo final, donde controla totalmente la situación, apoderándose del tempo cinematográfico de forma genial, donde, además, nos mostrará a los macarras como son en realidad, quemados vivos.
El final, sin embargo es muy simplón, pero correcto para lo que venía siendo la historia.
Pero hay grandes diferencias entre la película y el relato, grandes diferencias que desembocan en 2 finales completamente diferentes:
En la película, Jim Norman es un profesor de historia; en el relato original, enseña literatura, lo cual da pie a algunos geniales diálogos que son omitidos completamente en la película.
El profesor está casado y con un hijo pequeño; pero en el relato, Norman no tiene ningún hijo, lo cual desemboca a 2 finales diferentes, siendo completamente superior, el del relato.
Pues, mientras en la película, Norman se enfrenta a los asesinos de su hermano con la ayuda de éste, y acaba en un “happy ending”; en el relato, casi al final, la mujer de Norman es asesinada por los alumnos fantasmas:
Dawson, García y Vinnie, a los cuales, aquí se les cambia el nombre sin venir a cuento; lo que desemboca en una batalla final entre Norman y los 3 pirados, en la que Norman invoca a un demonio, aunque se deja entrever que podría tratarse de su hermano Wayne, para que le ayude a acabar con ellos, teniéndose que cortar los dedos índice de ambas manos para ello; y en su lugar, da cierre Wayne, lo que le permite pasar a la otra vida.
Así, en el relato, Norman está ya harto de ellos, y decide enfrentarse a su destino, agarrando la sartén por el mango, puesto que han asesinado a su esposa, y ya no tiene nada que perder.
Pero en la película, esto no se puede apreciar:
Norman lucha para salvar a su hijo y a su mujer, cargándose la trama y dejándonos un final feliz bastante convencional.
Además, como curiosidad, el 4º miembro de la pandilla, el que sigue vivo; en el relato no aparece en ningún momento, solamente sale mencionado.
Y James Norman, no es testigo de ninguna de las muertes de sus alumnos, ni tiene imaginaciones paranoicas en las que ve como asesinan a su alumna Kate, la cual, por cierto, en el relato muere al ser lanzada desde una azotea, y no ahorcada en un granero…
Ya sé que tratándose de un relato corto, es inevitable tener que alargar la trama para poder ocupar la hora y media estipulada de largometraje, pero no por eso han de inventarse un niño de la nada, mantener a la mujer viva, y cargarse el pedazo de final del relato.
Hoy en día, Sometimes They Come Back, puede parecer un tanto liviana e ingenua, y los sustos que puede provocar, relativos.
En cambio, tiene como saldo positivo, una historia sensible, acerca de los asuntos pendientes, el amor a la familia, y la importancia de luchar por lograr una vida mejor, algo que no todas las películas de hoy en día, consiguen transmitir.
“Still not scared?”
Aunque casi todo el mundo guarda un buen recuerdo general de la infancia y la adolescencia, es habitual que rememoremos determinados momentos en los que nos sentimos avergonzados, vejados, engañados o asustados.
Dependiendo de la intensidad y la gravedad del hecho en cuestión, aun siendo adultos, su recuerdo produce tristeza o resentimiento.
Y en algunos casos, como ocurre con las víctimas de acoso escolar, su influencia puede ser determinante.
Si nos diéramos cuenta que el pasado, como el futuro, son solo entelequias, viviríamos nuestro presente con más entusiasmo, y dedicaríamos menos tiempo a cosas que no existen.
Sin embargo, muchas personas consultan por problemas que tienen que ver con un pasado que ya no pueden cambiar.
Hay historias en nuestras vidas, que han sido tan importantes, o eso creemos, que no nos dejan seguir adelante, o no queremos seguir adelante sin ellas.
Los recuerdos nos acompañan, y nos dan un sentido a nuestra existencia.
Por eso los conservamos, aun cuando son nocivos.
Porque el pasado, además de marcar a la persona, la condiciona hacia el futuro.
Una persona que quedó entrampada en un dolor sentimental, no abre su mundo a nuevas experiencias.
Como el temor al vacío es tremendo, es preferible un mal recuerdo que nada.
Ahora, claro, un mal recuerdo no abre opciones...
La única manera de romper con el pasado, pasa por utilizar nuestros recuerdos en beneficio del presente.
Si nos sigue haciendo daño el recuerdo de un evento del pasado, debemos entender ese dolor como la señal de que hay un asunto pendiente, no con las personas o los elementos que participaron en el hecho en sí, sino con nosotros mismos.
No tenemos que perder el tiempo en recriminaciones, o deseando poder viajar al pasado para cambiar lo que pasó.
Sólo tenemos que encontrar una manera de convertir ese dolor o arrepentimiento, en un catalizador para aprender de la experiencia.
Probemos con correr el recuerdo de lugar…
No olvidarlo, ponerlo en otro lugar, como si tuviéramos un mueble viejo en el medio del “living”, que no aporta nada, pero no queremos dejarlo.
Entonces, lo primero sería ponerlo en un lugar de la casa que no moleste.
De ese modo, no nos desprendemos de él, sólo lo cambiamos de lugar.
Luego, cuando se esté convencido que no sirve, entonces recién sacarlo, porque por alguna razón, ya no hay lugar para él.
Algunos preferirán conservarlo, porque piensan que otro no será igual, o mejor, o no podrán conseguirlo.
Otros, en cambio, se animarán a moverlo para ver qué otra cosa sucede, pero para eso es necesaria cierta cuota de esperanza.
Saber que algo nuevo puede ocurrir, y que la vida no está atada a un solo mueble.
Si fuera así, eso que perdimos es literalmente “un mueble”
Pero la vida no es un mueble, es viva, móvil y distinta cada día.
¿O no es así?
Esta metáfora sirve para entender qué nos pasa, y qué podemos hacer como primer paso.
Es el paso más difícil, y el más importante, el que va a mover al resto.
Ayudar a correr el mueble, sería ese primer paso, y eso es empezar el duelo.
Cuando la gente consulta, es porque pide eso, que ya está, de algún modo, pensando hacer.
La mente conserva los recuerdos dolorosos para protegernos, impidiendo que cometamos los mismos errores, una y otra vez; pero hay que evitar que algunas veces regresen.

“You always wanted to be like your brother didn't you Jimi?”



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