Pakistan's Hidden Shame

“How many kids have you raped?”

Así como con la explotación de niñas, los factores subyacentes en la explotación sexual comercial de niños, son con mayor frecuencia, las relaciones desiguales económicas y de poder entre niños y adultos.
En los casos de niños, sin embargo, el tema de la explotación sexual es a menudo más clandestino, rodeado por el estigma de las relaciones sexuales del mismo sexo, y las construcciones de género estereotipadas acerca de los roles masculinos.
Las normas de género que sostienen que “los niños deben ser fuertes y capaces de defenderse”, pueden llevar a barreras y protección inadecuada de los niños varones, incluyendo una ceguera social en relación con sus experiencias de explotación sexual y violencia sexual.
De igual forma, los niños pueden no reportar las experiencias de explotación y violencia sexual por miedo de demostrar cualquier signo de debilidad, o por sentimientos confusos sobre la atracción sexual y las sanciones sociales relacionadas con el comportamiento homosexual.
Aunque el problema de la explotación sexual de los niños, es a menudo considerado de “poca magnitud” comparado con el de las niñas, es un problema que abunda en muchos países, y se lleva a cabo en diversos lugares desde las calles y las terminales de autobuses, hasta los hoteles y restaurantes.
La pobreza, el estatus migratorio, experiencias de abuso sexual, crisis familiar y abuso de drogas, son algunos de los factores que más contribuyen a la vulnerabilidad de los niños a la explotación sexual.
Además, la explotación sexual de niños, ocurre a través de diferentes contextos sociales y culturales.
Para algunos hombres heterosexuales, comprar sexo de otro hombre, puede ser una cuestión de conveniencia y acceso.
Esto puede ser particularmente cierto, en sitios con una segregación de los espacios sociales basada en el género, como se demostró en investigaciones realizadas en Bangladesh, India y Pakistán, donde muchos hombres pueden tener relaciones sexuales con hombres o niños, porque no tienen acceso a parejas sexuales femeninas, es decir, a mujeres prostitutas.
El informe oficial paquistaní, reconoce que, a pesar de que la ley que regula la mayoría de edad, que dictada en 1975, estipula que un menor es una persona que no ha superado los 18 años de edad, la definición de niño, y la fijación de una edad mínima en lo que respecta a ciertas actividades, puede resultar problemática para la interpretación de alguna de las leyes paquistaníes en vigor.
Por su parte, La Organización Mundial Contra La Tortura (OMCT), rechaza totalmente la discriminación originada por determinadas leyes islámicas recogidas en El Código Penal paquistaní, las cuales fijan la mayoría de edad de la mujer, en los 16 años, o incluso una vez alcanzada la pubertad.
Por su parte, la mayoría de edad masculina, se alcanza a los 18 años, o una vez llegada la pubertad.
Dichas leyes, pueden dar lugar a numerosas interpretaciones, además de a hechos discriminatorios, por lo que se oponen claramente al espíritu de La Convención.
La sección 82 del Código Penal de Pakistán, fija la mayoría de edad penal en los 7 años.
La sección 83, señala que a los niños de entre 7 y 12 años, se les puede considerar autores de un delito, una vez hayan alcanzado un nivel suficiente de madurez para comprender la naturaleza y las consecuencias de su conducta.
Por otro lado, La Ordenanza sobre El Sistema de Justicia de Menores del año 2000, garantiza protección especial a todos aquellos menores delincuentes, es decir, con una edad sea inferior a los 18 años.
La Convención, tiene por objeto garantizar a los niños, la existencia de una amplia protección contra cualquier otra forma de violencia o abuso.
En ella se solicita a los Estados Partes, que adopten “todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”
También se mencionan las medidas específicas que deben llevarse a cabo para luchar contra el trabajo infantil, los abusos sexuales infantiles, la trata de niños y su reclutamiento en Las Fuerzas Armadas.
La OMCT, lamenta que El Informe Oficial dedique solo un pequeño párrafo a los abusos sexuales, a la prostitución y a la trata de niños, algo que demuestra la escasa conciencia social respecto a estos asuntos, y respecto a las dificultades a las que debe enfrentarse el gobierno para ponerles fin.
Es necesario romper el enorme silencio que rodea el asunto de los abusos sexuales, y de la explotación sexual comercial de niños en Pakistán, además de alimentar el debate, y reforzar las decisiones al respecto.
Y es que los abusos sexuales de niños, son probablemente una de las formas de abuso infantil menos conocidas e investigadas en Pakistán, algo que puede deberse al hecho de que se trate de un asunto “tabú”
Y siguen considerándose temas de índole privada, por lo que la policía sólo interviene en casos de particular crueldad y violencia; y ellos afirman no tener tiempo cuando la prioridad es el terrorismo.
Además, los medios de comunicación tienden con frecuencia a informar sobre los asuntos más sensacionalistas.
En definitiva, la prostitución infantil, es un gran problema de la sociedad paquistaní, del cual siguen teniéndose pocos datos.
Las organizaciones a favor de los derechos humanos, declaran que la prostitución infantil no solo existe, sino que incluso está aumentando en Pakistán.
La pobreza, el bajo nivel cultural y la estructura de la sociedad, la cual desfavorece a los niños, son algunos de los principales factores causantes de la prostitución infantil; y los varones suelen prostituirse en lugares como estaciones de autobús, hoteles y cines, y pueden tener de 13 años en adelante, aunque también ha habido casos de chicos más jóvenes que llegan a los 8 años.
Otro dato es que los clientes rara vez usan condones, por lo que los niños se ven expuestos a ser contagiados de SIDA o de otras enfermedades de transmisión sexual.
Además, los servicios médicos son muy escasos.
Es fácil encontrar varones de todo tipo que se dediquen a la prostitución en Pakistán; sin embargo, en zonas como La Provincia de La Frontera, ancianos adinerados recurren con frecuencia a los servicios sexuales de atractivos jóvenes.
En todo caso, la trata de menores para la prostitución, es muy común en Pakistán, tanto a nivel nacional como internacional, y es una vergüenza para el país, pues la situación ha sido de conocimiento en Occidente, donde se ve esto con otros ojos.
Por último, la escasez de casos de abusos sexuales de niños denunciados y juzgados por la ley en Pakistán, dificulta la resolución de este problema.
Dicha escasez, refleja los tabúes sociales y culturales que conlleva este asunto, además de la poca probabilidad de que dichas denuncias sean aceptadas, sino perjudiquen a la víctima, como las declaraciones sobre violación que pueden transformarse en declaraciones de adulterio.
“I raped about 11 or 12 kids... between 8 and 10.
No older than that”
Pakistan's Hidden Shame es un cortometraje documental dramático británico, del año 2014, dirigido por Mohammed Naqvi, y narrado por Juliet Stevenson.
El guión es de Jamie Doran, producido por Clover Films para Channel 4, siendo estreno en Gran Bretaña, en septiembre de 2014.
Jamie Doran es un director y documentalista cinematográfico irlandés, que puso en relieve el problema del abuso sexual de los niños de la calle, en particular, se estima que un 90% de ellos, han sido objeto de abuso sexual.
Doran, también ha dirigido un documental de temática similar, llamado “The Dancing Boys Of Afghanistan” (2010)
En una entrevista con la periodista de CNN, Christiane Amanpour, el director Mohammed Naqvi, dijo que “los pedófilos, por su propia naturaleza, entablan una relación de poder sobre los niños; siendo capaces de usar y abusar de ellos, debido a la pobreza”
El documental de 47 minutos, es una mirada a los niños que viven en la ciudad noroccidental de Peshawar en Paquistán; centrándose en la “cultura” del abuso sexual de niños de la calle.
Pero en general, en los pueblos y ciudades de todo Pakistán, decenas de miles de niños se han convertido en víctimas de depredadores pedófilos, sin nada que temer de la ley.
Es un secreto abierto, que pocos reconocen, y aún menos quieren hacer algo al respecto.
En una sociedad donde las mujeres están ocultas, y las niñas son consideradas intocables; las estaciones de autobuses, las paradas de camiones y los callejones, se han convertido en el campo de caza para los hombres pervertidos tras la presa de los inocentes niños varones.
Pakistan's Hidden Shame revela cómo decenas de miles de jóvenes vulnerables en todo el país, se han convertido en víctimas de depredadores pedófilos, muchos de ellos conductores de autobuses y camiones, que admiten abiertamente haber tenido relaciones sexuales con niños.
Este dato desconocido en Occidente, estremece por su crudeza y descaro, causando una gran impresión al ver la tranquilidad con la que la cámara muestra a esa gente que abusa y mantiene un sistema de prostitución y abuso.
Aunque la excusa es la misma sea por pobreza, drogas, porque no tienen dónde dormir, etc.; en Afganistán, por lo menos a algunos los enseñan a bailar y entretienen a una audiencia, mientras en otros países ya nomás los violan y luego los matan.
Y se justifican con una sarta de razonamientos, injustificables, como eso de que las mujeres son intocables y que no pueden salir a la calle, o porque andan cubiertas hasta la cabeza, y nadie debe verlas; mientras los hombres tienen necesidades fisiológicas, tienen que buscar la manera de “socializar”, “pasar un buen rato”, y se ven obligados por las circunstancias a usar a niños varones porque al no estar bien desarrollados, poseen rasgos muy ambiguos…
Al menos eso es lo que dicen…
Porque según las estadísticas, deambulan en las calles de Pakistán, más de 5 mil niños que son tanto huérfanos como que han huido de sus casas, y de ellos, 9 de cada 10, han sido abusados sexualmente, e inducidos a la drogadicción, por lo que ahora, muchos se ven en la necesidad de vender sus cuerpos a cambio de lo que sea, para comer, para droga o por un lugar donde dormir.
Y si hay oferta, es porque hay demanda, pues la estadística muestra que también, 9 de cada 10 adultos, buscan la compañía de niños y adolescentes para pasar la noche.
Aunque saben que su religión se los prohíbe, ellos prefieren pedir perdón, a dejar de hacerlo, alimentando un sistema que se ha vuelto generacional.
El documental, Pakistan's Hidden Shame, abre los ojos del mundo, al oscuro lado que impregna a esta ciudad y muchos otras ciudades que muestran igual situación, incluyendo Karachi, Lahore, Rawalpindi y la capital de Pakistán, Islamabad.
Pero no nos detengamos solo en la zona, sucede en cualquier parte del mundo.
El hecho de que sea Pakistán, un lugar de arraigo religioso, machista y culturalmente fuerte, el hecho lo hace muy curioso.
Los productores espera que Pakistan's Hidden Shame sea vista internacionalmente; y “es absolutamente imprescindible, que proyectemos la película en Pakistán”, dijo Naqvi, añadiendo que su productor, Jamie Doran, estaba dispuesto a ofrecer esta película gratuitamente a cualquier canal pakistaní que estuviera interesado en transmitirlo.
Por el momento, el documental puede ser visto en youtube.
“The first time I sold myself, I didn’t have any money”
Pakistán, es una de las naciones musulmanas más importantes del mundo.
Es una potencia nuclear, se alía a Occidente en La Guerra Contra El Terrorismo, y es una democracia.
Pero Pakistán es también un país en la negación, haciendo la vista gorda a la explotación sexual de muchos miles de niños pobres y vulnerables.
Se calcula que más de 4 millones de niños de todo Pakistán, se ven obligados a trabajar desde temprana edad, debido a la pobreza, y de ellos, hasta 1 millón y medio viven en las calles.
Pakistan's Hidden Shame, se centra en la ciudad noroccidental de Peshawar, donde se estima que 9 de cada 10 niños de la calle, han sido abusados sexualmente.
Como dato, en la zona, el término “bacheh-baazi”, del persa بچهبازی, que significa “pedofilia”, también conocido como “baccha”, del persa بچه, “niño”, o “bacha bi-reesh” del بچه بیریش, que es “muchacho imberbe”; es un término en jerga local, que se utiliza comúnmente para la esclavitud sexual y la prostitución infantil, en el que los niños pre-púberes y adolescentes, son vendidos a hombres ricos o poderosos para actividades sexuales y de entretenimiento.
Debido a factores culturales y religiosos, la actividad sexual comercial en la región, es mantenida en la clandestinidad, pero su existencia es bien conocida y reconocida por muchos sectores de la sociedad, incluso por las autoridades policiales, según cita un informe de La Comisión Nacional para El Bienestar y Desarrollo Infantil.
Y los activistas vinculan la prostitución masculina, a las actitudes sociales reinantes y cuando menos rentables.
La homosexualidad y el afecto entre hombres, son socialmente toleradas, a diferencia del afecto entre hombres y mujeres, según cita un informe publicado por La Sociedad para La Protección de Los Derechos de La Infancia de Islamabad.
Y la prostitución masculina, es más común en la conservadora Provincia de la Frontera Noroccidental, que limita con Afganistán, donde los niños varones buscan a sus clientes en la cercanía de hoteles, restaurantes, tiendas de videos, cines y parques públicos.
La prostitución masculina, parece ser una conducta aceptada en la provincia, donde los hombres mayores y adinerados mantienen a jóvenes atractivos para recibir sus favores sexuales, según el informe.
Un estudio de La Coalición Nacional por Los Derechos de La Infancia y El Fondo de Las Naciones Unidas para La Infancia (UNICEF), halló que 1/3 de los hombres en la provincia, se declaraban orgullosos de ser “paidófilos”, que es un hombre heterosexual, que puede estar casado y tener sus hijos, pero no quita ojo a la posibilidad de utilizar a menores para su satisfacción sexual, especialmente varones.
Y se sabe que un 11%, no pensaba que la práctica estuviera mal.
En este contexto, la prostitución infantil sigue aumentando con poca o ninguna resistencia de la sociedad, aunque el velo del secreto, sigue ocultándola, porque es un pecado según La Ley Islámica.
Por otra parte, las organizaciones defensoras de la infancia, acusan al gobierno de ignorar la evidencia sobre la existencia de grandes negocios de prostitución infantil en Pakistán.
Por ejemplo, la organización no gubernamental SAHIL, de Islamabad, acusa a las autoridades de favorecer la prostitución.
Una investigación del grupo en la provincia septentrional de Punjab, halló que la mayoría de los clientes de los prostitutos infantiles, son policías y soldados del ejército.
En consecuencia, los hoteles con negocios de prostitución infantil, gozan de la protección policial, y siguen prosperando.
Es todo un sistema…
En el documental Pakistan’s Hidden Shame, la narradora revela el silencio y la negación de la pedofilia instaurada y sistemática, y entrevista a conductores de buses que han cometido tales delitos; yendo a algunas de las estaciones de autobuses y paradas de camiones, donde los hombres se aprovechan de los muchachos jóvenes en la ciudad noroccidental de Peshawar, revelando que el 95% de los conductores de camiones, admitió que “tener sexo con niños, era su entretenimiento favorito”
El director Mohammed Naqvi, da un paso adelante y resalta el horror de la pedofilia y la prostitución, mientras entrevista a Naeem, un niño fugitivo de 13 años, y veterano de las calles de Peshawar, como uno de los temas clave de su documental.
“Naeem nos contó una experiencia en la que fue violado por pandillas”, agregó Naqvi, diciendo que cuando su hermano mayor se enteró de que Naeem había sido víctima de un crimen sexual, respondió diciendo que era “su propio pecado” y que él, “de haber conocido sobre esto antes, lo habría quemado vivo.
Somos gente honorable”, comentó el hermano de Naeem.
Naqvi cree, que esta actitud, en diversos grados de intensidad, permea a través de partes de nuestra sociedad.
Los abusados, son más víctimas y responsables, todo por el bien de algún anticuado concepto de honor tribal.
Con un entorno tan tóxico, no es de extrañar que las víctimas permanezcan en silencio, y los casos no estén suficientemente informados.
La historia de Naeem, para resaltar la sombría realidad de cómo la víctima puede convertirse en el perpetrador, porque él confesó haber violado a un menor, la ayuda y el apoyo no se le proporciona a tiempo.
Él ahora es adicto a la heroína, y regularmente abusa de su propio cuerpo, frágil, cortándose y apuñalándose a sí mismo, en un intento de calmar su ira.
Y es que muchos de los abusadores de Pakistán, son conductores de autobús.
Un hombre que sabe de esto muy bien, es Hassan Deen, un empresario que alquila camas, y a veces a niños, en la mayor estación de autobuses de Peshawar.
“Un conductor de autobús, alquila una cama, y él me dice que va a pagar un extra de 50 o 100 rupias, sí le puedo conseguir un niño”, explica Deen.
“Hay a menudo un niño vagando por las calles, solos…
Les decimos a estos muchachos, vamos a proporcionar alimento y refugio, si vienen con nosotros.
Esa es la forma en que los atraemos”, confesó.
Otros, adictos a la heroína barata que se vierte en la frontera con el vecino Afganistán, tendrán relaciones sexuales con estos hombres por un precio.
“Si no hago suficiente dinero recogiendo basura, vendo mi cuerpo”, admite Naeem.
“La primera vez que me vendí, no tenía dinero.
Así que lo hice 3 veces con un hombre, y a cambio me dio 3.000 rupias.
Yo tenía 8 años y medio, era muy pequeño.
La primera vez que lo hice, yo no había comido durante 2 o 3 días.
Posteriormente, lloré toda la noche, y me preguntaba:
¿Qué he hecho?
Lo que me he hecho a mí mismo, es para hacer algo de dinero”
Pero Naeem no está solo; otro niño de la calle, de 9 años de edad, Akeeb también ha sido abordado por hombres en la calle, pero hasta ahora ha logrado escapar.
Como era de esperar, el impacto de este abuso de los niños, es grave.
Junto con problemas psicológicos, un informe de Save The Children, reveló que por lo menos 1 de cada 10 niños prostitutos, son asesinados por los hombres que abusan de ellos.
Otros van a convertirse en abusadores, entre ellos, el mismo Naeem.
Sorpresivamente, uno de los conductores de buses admite, sin ningún remordimiento, haber violado a 11 o 12 muchachos.
Él es Ijaz, de unos 20 años y se pasa el día viajando a través de las bulliciosas calles de Peshawar, trabajando duro para ganarse la vida; y comenta que “la paga es baja, y las horas son largas”, y como muchos de sus colegas, permanece soltero y no tiene familia.
En lugar de ir a casa al caer la noche, él y muchos otros, pasan su tiempo con niños de la calle, pagándoles tan poco, como 75 rupias para tener sexo, y cuando no tienen dinero, brutalmente abusan de ellos; pero los niños que caen presa de estos hombres, no son los que se podría esperar:
“Una vez, había un niño en el autobús, y todos tuvieron relaciones sexuales con él.
Yo lo hice también, pero:
¿Qué otra cosa podía hacer?
Me habían invitado a hacerlo, y esa era la clase de chico que se presta para eso de todos modos”, comentó.
Un momento muy espeluznante en Pakistan’s Hidden Shame, es cuando entrevistan al hermano mayor del Naeem, que vivía en la calle.
Él calmadamente admite que él ató a Naeem todo el día para castigarlo por robar una patata.
Cuando le dicen que su hermano fue violado, dice que era “el pecado de su hermano”, y que lo habría “quemado vivo” si lo hubiera sabido.
El hecho de que Naeem esté viviendo en la calle, y haya sido violado, no parece afectarlo en lo absoluto.
Aunque le preocupa que “la gente se ría de nosotros”
Pese a todo, Naeem recibió ayuda de una organización que pretende rescatar a niños prostitutos y drogadictos de la calle, enviándolos a centros de “limpieza” dándoles educación para trabajo.
El director, también hace hincapié en la importancia de apoyar a las organizaciones no gubernamentales (ONG), que trabajan asiduamente para el mejoramiento de estos niños, como uno de los objetivos inmediatos a corto plazo para combatir el abuso infantil.
“ONGs como SPARC, Sahil y Aas Trust, por nombrar algunas, están haciendo un gran trabajo junto con la comprensión de las complejidades en el tratamiento de estos niños”, dijo, agregando que era igualmente imperativo mantener al gobierno responsable de hacer cumplir las leyes vigentes.
“Como sociedad colectiva, tenemos que cambiar nuestro enfoque.
Tenemos que dejar de silenciar a las víctimas, o de estar en la negación.
Esta es la meta a largo plazo.
Si no destacamos estos temas, reforzamos el mensaje de que esto no es un gran problema”, sentenció.
El documental, entrevista a Imran Ahmed Khan Niazi, el famoso jugador de críquet pakistaní retirado, que se convirtió en político a mediados de la década de 1990, y en la actualidad, además de dirigir su propio partido político, es también trabajador social.
Khan, es el líder parlamentario y fundador del Movimiento para La Justicia de Pakistán (PTI), y por tanto, es el tercer bloque más grande de parlamentarios en La Asamblea Nacional desde 2013.
Desconozco las razones de por qué sólo a él se le entrevistó, en el campo político…
¿Algún favoritismo?
Como sea, Khan, con la esperanza de ayudar, describe la difícil situación de los niños de la calle como “vergonzosa” para la sociedad paquistaní.
Aunque existen leyes para proteger a los niños, la policía rara vez se molesta para enfrentar la difícil situación de los niños de la calle, alegando siempre, la presente amenaza de las bombas del Talibán.
Por ahora, los chicos como Naeem, que ha sido reincidente y se ha escapado del centro de ayuda, por cierto, se le hizo la prueba del SIDA y salió negativo; siguen siendo víctimas de pedófilos depredadores como el violador en serie, Ijaz, que el documental afirmó que quiere “tener una familia algún día.
Voy a buscar una buena esposa que rece y lea El Corán, una mujer respetable.
La religión es muy importante, porque soy musulmán”
Vaya usted a ver semejante barbaridad, que resulta hasta antagónico, porque no le impidió atacar a los niños.
“¿Qué podemos hacer?”, se queja.
“Sabemos que es totalmente en contra del Islam.
A Dios no le gusta.
Pero somos impotentes contra nuestro deseo”, declaró Ijaz.
Tengo la intención de no iniciar un debate religioso, pero es un hecho que la religión ha sido un gran problema en este sentido.
Por otra parte, este es un problema social, de familia, de educación, de económica y oportunidades, así como de índole militar, etc., que está cubierto por la fe.
La fe, está íntimamente unida a todo el ámbito de la vida en la vida musulmana.
Pero sigue siendo un problema de la sociedad, que sólo puede ser abordado por la sociedad.
En declaraciones a The Express Tribune, el director del documental, dijo que Pakistán era parte de La Convención de Las Naciones Unidas sobre Los Derechos de Los Niños, y que posiblemente tenía un marco legal concreto para la protección de sus derechos.
A pesar de esto, el país asombrosamente tenía un aumento de 1,5 millones de niños que viven en las calles, de los cuales, el 90% estimado, han sido abusados sexualmente, como se ha citado reiteradamente.
“El estado paquistaní, ha fracasado en la aplicación de las leyes para proteger a estos niños, y ha demostrado una profunda apatía”, dijo, y añadió que esto vergonzosamente perpetúa el mensaje de que apenas nos preocupamos por nuestros hijos.
Sin embargo, agregó:
“Tenemos que ser cuidadosos en establecer comparaciones interculturales en diferentes sociedades...
No es su origen étnico lo que les ha hecho cometer estos crímenes, sino el hecho de que tuvieron la oportunidad de atrapar a los más vulnerables de la sociedad...
Si nos concentramos exclusivamente en su origen étnico, y “racializamos” el tema, uno se volverá ciego ante los otros miles de factores que contribuyeron al abuso prolongado y sostenido”
Pakistan’s Hidden Shame, representa una perspectiva sombría para el futuro de la generación existente de los niños de la calle para el mundo occidental, pero como dije anteriormente, también se da en cualquier nación del Tercer Mundo, sea en África, Asia o en América principalmente.
A menos que haya un sentido de urgencia entre los políticos de Pakistán, y los jefes de las figuras políticas, parece que hay pocas esperanzas de cambio.
“I’ve only had sex with kids twice”
De acuerdo con el artículo 39 de La Convención del país, Pakistán debería adoptar “todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica, y la reintegración social de todo niño víctima de cualquier forma de explotación o abuso”
Actualmente, en Pakistán, los programas para la recuperación, reinserción psicosocial y reintegración psicológica de las víctimas, se encuentran un nivel muy bajo de desarrollo.
Aunque algunas ONG disponen de asesorías y de programas de reintegración para las víctimas y sus familias, dichos medios resultan insuficientes, además de que carecen de apoyo gubernamental.
Dichos centros de ayuda, deben asentarse urgentemente tanto en las principales ciudades, como en los municipios más pequeños.
Hay una necesidad urgente de cuestionamiento y de debates públicos honestos y abiertos sobre sexualidad masculina en escuelas, organizaciones comunitarias, hogares e instituciones religiosas, y de una comprensión más amplia de los contextos y factores que conducen al uso de la explotación sexual y la violencia sexual infantil.
Además, tanto en los programas como en las políticas, hay una necesidad de hombres que no condonan la violencia sexual y la explotación sexual para cuestionar a otros hombres, y para tomar una postura pública en contra de estas acciones.
Muchos contextos en los que se da la violencia sexual, desde los conflictos y la guerra hasta las prisiones y escuelas, son espacios donde las jerarquías de poder y las amenazas de violencia, a menudo dificultan que los hombres puedan hablar en contra de otros hombres.
Evidentemente, cualquier intervención significativa, tendrá que cuestionar también estas jerarquías de poder.
Pero el acto de hablar en voz alta, o de que los hombres exijan cuentas a otros hombres, es la clave si hemos de cambiar las culturas de las masculinidades, y las culturas de la impunidad que hacen posible y aceptable, que los hombres y algunas mujeres, usen la explotación y la violencia sexual contra otros.
En una sociedad en la que existen puntos de vista religiosos contra la pedofilia, junto a perversiones sin miedo contra los niños vulnerables, el documental Pakistan’s Hidden Shame, descubre las verdades duras y da soluciones.
A menos que sea difundido en Pakistán, queda por ver si una audiencia internacional es suficiente para desafiar el tabú tácito de su propio país, y la negación de las cuestiones planteadas.
Por el momento, la vergüenza de Pakistán, permanece conocida pero a la vez, oculta.

“It's one of the most sad and shameful aspects of our society.
I have to say I'm totally embarrassed by this”



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