Graveyard Shift

“I don't mind telling you, this place is infested”

Los cinéfilos están acostumbrados a encontrarse con varias y diferentes propuestas de cine de terror, inspirados en los notables cuentos de Stephen King.
La mayoría de las veces, este escritor demuestra que es un Maestro en todas las situaciones, aunque, en ocasiones, debido a una mala producción de un director sin imaginación, se le culpa al propio King por una mala adaptación.
Lo cierto es que la mayoría de los relatos de King, tienen mucho contenido, y no son de una mente poco imaginativa, pero este personaje del terror, ha cometido el error en dejar que otras personas utilicen sus historias para adaptarlas a la pantalla grande, y crear grandes fiascos.
“…algo le había sucedido a las ratas que tenían atrás, una mutación repulsiva que jamás podría haber sobrevivido a la luz del sol.
La naturaleza no lo habría permitido.
Pero ahí abajo, la naturaleza había asumido otro rostro más macabro…”
Este fragmento corresponde a un cuento corto publicado en el año 1970, titulado “Graveyard Shift”, que posteriormente fue incluido en la antología “Night Shift” (1978)
El responsable, es uno de los escritores más conocidos de la literatura fantástica actual, cuyos trabajos han sido pasto e inspiración para la industria cinematográfica que, con desiguales resultados, ha llenado la gran pantalla, y la pequeña también, con cualquier escrito que llevara el nombre del escritor.
Graveyard Shift, es una obra menor dentro de las adaptaciones realizadas, pero menor no quiere decir carente de interés, o mala sin más, sino que es un típico producto de los años 80 y 90, que rebosa encanto y amor por el género, y aunque tiene diversos errores, no por eso deja de ser muy entretenida y bastante terrorífica.
“We're going to hell together!”
Graveyard Shift es una película de terror y fantasía, del año1990, dirigida por Ralph S. Singleton.
Protagonizada por David Andrews, Kelly Wolf, Stephen Macht, Andrew Divoff, Vic Polizos, Brad Dourif, Robert Alan Beuth, Ilona Margolis, Jimmy Woodard, Jonathan Emerson, Minor Rootes, Kelly L. Goodman, entre otros.
El guión es de John Esposito, basado en el relato “Graveyard Shift” (1970) de Stephen King, publicado en la colección de cuentos “Night Shift” (1978)
Siendo su único trabajo como director para la pantalla grande, el guión tuvo que alargar el cuento original, a la duración estándar de una película.
El título se traduce como “Turno del Cementerio” que es como llaman los estadounidenses al turno de noche en las fábricas.
Como producción para cine, Graveyard Shift posee elementos de Serie B, y su falta de mayores pretensiones, nos deja una película disfrutable en muchos momentos, que también ayuda a ello, su corrosiva atmósfera, lo cual no es poco.
Filmada en el pueblo de Harmony, Maine, en Bartlettyarns Inc., una antigua fábrica de hilados de lana de los Estados Unidos, establecida en 1821; la acción toma lugar en Gates Hall, un pequeño y aislado pueblo profundo de Maine, donde se espera con ansiedad, la reapertura de una vieja fábrica de tejidos, situada junto a un cementerio, y que ha estado abandonada durante años.
Hasta ese pueblo ha llegado John Hall (David Andrews), buscando la tranquilidad necesaria que le permita superar el dolor causado por la pérdida reciente de su esposa.
Antes de reabrir la fábrica, su propietario, Warwick (Stephen Macht), descubre que el taller es ahora un nido de ratas, y ordena su completa limpieza, a una compañía exterminadora a cargo de Tucker Cleveland (Brad Dourif)
Hall, ocupará el puesto de un obrero que acaba de morir en circunstancias extrañas, y se introduce en los sótanos de la fábrica, para exterminar a los numerosos roedores que pueblan los mismos, junto a un equipo del “turno de cementerio”
Pero pronto se sucederán nuevas desapariciones y muertes, haciendo cundir el pánico entre los trabajadores que se enfrentarán entre ellos mismos, azuzados por un capataz desquiciado, el mismo Warwick, que no puede olvidar los años pasados en Vietnam.
Sin embargo, una visión dantesca les enseñará finalmente el origen de todas sus pesadillas.
Las muertes, normalmente ocurren entre las 11pm y las 7am, lo que se conoce como “el último turno laboral” o “turno de cementerio”, que muy curiosamente, la fábrica está al lado de un cementerio real…
Así pues, los empleados que fueron enviados a los sótanos para exterminar las ratas, encontrarán a una especie de rata gigante, monstruo causante de los asesinatos.
Pero el problema no es causado solamente por seres diminutos y un engendro gigante, sino también por un jefe lo bastante maldito, como para querer obligar a Jane Wisconsky (Kelly Wolf) una de las mujeres de la fábrica, a tener relaciones sexuales con él.
A pesar de no ser una de las mejores adaptaciones de las obras de Stephen King, Graveyard Shift es una película que cumple con contar una historia de terror medianamente decente, donde las ratas se convierten en una asquerosa razón de sobra para justificar su visionado.
“This time... he pushes you over”
En 1987, la productora New World, estaba interesada en adaptar el relato Graveyard Shift de Stephen King, y pensaron en George Romero para dirigir la película.
Pero como la cosa no prosperó, en 1990, la Paramount la estrenó, siendo dirigida por Ralph S. Singleton, y basada en dicho relato de forma libre.
Lejos de las mejores adaptaciones de las obras de King, esta es más bien una discreta, que cumple con lo justo y lo necesario, no llega a dar miedo, ni tiene un gran guión, pero sale adelante gracias a ciertos aspectos técnicos logrados; entre ellos, la ambientación en ese inmundo sótano es perfecta, y por supuesto, las cientos de ratas que habitan en el lugar, y que son un acierto a la hora de reforzar la incomodidad del ambiente.
Pero además de las ratas, el sótano esconde un sanguinario monstruo que acaba con todos los que bajan ahí, y aunque no tiene ninguna explicación como si lo tiene en la novela, cumple combinado con las ratas, como un elemento desagradablemente efectivo.
Estamos en una fábrica de textiles que tiene un serio problema:
Sufre una infestación de ratas, que de no controlarse de inmediato, supondrá el cierre de la misma.
La fábrica es dirigida por Warwick, un tipo que jamás va a ganar el premio de jefe del año, pues humilla a sus trabajadores, y los vive amenazando con el despido, a sabiendas de que en el empobrecido pueblo donde se sitúa la historia, es la única fuente de empleo estable.
Al lugar llega John Hall, pidiendo trabajo.
No muy convencido, Warwick le da “el turno nocturno”, después de que este quedara vacante, cuando decenas de ratas se comen vivo al infeliz operario.
En este momento, la historia se enfoca en las tensas relaciones entre los empleados, una subtrama desarrollada sobre el acoso de Warwick con algunas trabajadoras, y los problemas que este tiene con el departamento de salud y trabajo gringo; junto a un perturbado exterminador de plagas.
Por tanto, Warwick ensambla un equipo de trabajadores para bajar a limpiar el sótano, y eliminar el foco de infestación de ratas, aprovechando el puente de un día de asueto local, el 4 de julio.
Lo que no saben los trabajadores, es que ahí vive una criatura gigantesca, mitad rata, mitad murciélago, que es la responsable de la desaparición de varios trabajadores.
Una vez que bajan al sótano, empieza una lucha por la sobrevivencia para los obreros, que se las deben ingeniar para eliminar a la criatura o morir en el intento y salvar sus vidas.
El final es bastante cliché, propio de la época, y poco satisfactorio; pues desde el inicio adivinamos quién será el único sobreviviente, y como en toda película de horror noventera que se respete, Warwick tendrá la muerte más horrorosa.
Graveyard Shift, es un cuento corto, cuyo argumento no da para crear un largometraje decente; quizás por ello, el guión se separa de la trama original, y se queda solo en una historia insípida del hombre contra la naturaleza que sobrepasa sus límites, y una clara alusión al Trastorno de Estrés Post Traumático producido por La Guerra de Vietnam a sus veteranos, en este caso:
Warwick y el exterminador.
También debió contar con un presupuesto limitado, pues en el cuento, King detalla una variedad de ratas evolucionadas o mutadas con habilidades únicas que no aparecen en la película, así como su Reina, una enorme rata albina, sin ojos ni pies, dedicada únicamente a procrear más ratas.
En cambio, nos debemos conformar con decenas de ratas comunes, y la criatura mutada que apenas se ve entre las sombras, mostrando en ocasiones apenas unas garras o colmillos, y nunca el cuerpo entero para notar sus dimensiones.
No se le perdona tampoco, que los productores hayan cambiado el final sombrío y abierto de King, por un final más optimista y feliz.
No obstante, la película logra 2 bazas importantes a su favor:
La primera, es la adecuada tensión que produce una ambientación, lóbrega, sucia e inquietante, claustrofóbica si se quiere, que consigue que el espectador “crea” la historia explicada.
Y la segunda, cómo no, son las ratas que pueblan todo el metraje y, por supuesto el híbrido rata-murciélago gigante, con una presencia constante, pero nunca podemos verlo de cuerpo entero, un recurso muy usado, por ejemplo en la película “Razorback” (1984), pero que resulta bastante útil y efectivo en películas con presupuesto ajustado.
Otro de los puntos destacables, es que no sólo se narra la lucha de los humanos contra las bestias, sino que profundiza, tan poco mucho, en las relaciones que se establecen entre ellos, con el resultado final, de que los protagonistas no saben realmente en quién confiar, por lo que la tensión se reparte y amplía considerablemente, sobre todo en la parte final.
Un error de la trama es que la rata voladora gigante, es capaz de asesinar a varios de los trabajadores en las escaleras del primer piso, sin romper una sola tabla de madera.
Sin embargo, en los últimos minutos, se ve que por su tamaño no cabe por ningún sitio, y tiene que entrar destrozando todas las paredes que encuentra a su paso.
¿Es que creció mucho en los últimos días?
Tengo la impresión, que Warwick es la rata “transformada” debido a su trastorno que experimentó en Vietnam, que junto con la aterradora historia que cuenta el exterminador, da la impresión que él es quien verdaderamente mata en la fábrica y utiliza a las ratas para crear una mitología.
Pero en el relato original, este monstruo existe, y se encuentra en lo más profundo del sótano, y de ahí no se mueve.
Aquí intentan tejer una intriga personal entre los personajes, que en el cuento no existe.
El protagonista se enreda con una chica que trabaja en el lugar, que parece gustarle también a su jefe…
Allí parece asomarse alguna enemistad que no termina de concretarse por completo.
Su jefe, el señor Warwick, es un cretino que se aprovecha de sus empleados, le coquetea a otra muchacha del lugar, y a veces pareciera tener conocimiento de lo que sucede bajo tierra, por eso creo que él es la rata, además de saber cosas inexplicables, como el embarazo de una de las trabajadoras, siendo ese el motivo suficiente para matarla.
Pero ninguno de estas situaciones tiene relevancia alguna para la historia.
El romance del protagonista, tampoco.
Ni siquiera el pleito de él con algunos trabajadores de la fábrica, que se propone a los primeros minutos, resulta en algo concreto más adelante.
Aunque la inclusión de Brad Dourif, en ese relato que cuenta sobre Vietnam resulta interesante, casi a la altura del relato de Quint en “JAWS” (1975)
De todo lo que sucede en la película, lo único que vale la pena es la recta final, en la que luchan contra la criatura roedora que yace bajo tierra, en unos de los decorados más asquerosos vistos jamás.
Como dato, los escenarios del interior de la maquinaria del molino antiguo, y el cementerio a la orilla del río, son reales, y están en Harmony, Maine.
Otras escenas interiores, como el restaurante, y la gigantesca máquina de recogida de lana, están en Bangor, Maine, en un abastecimiento de agua abandonado.
Algunas otras escenas del molino, se llevaron a cabo cerca de la fábrica de lana Eastland en Corinna, Maine.
Otro dato es que para el rodaje, se llegaron a emplear cerca de 300 ratas.
El nombre de la fábrica es “Bachman Mills” hace alusión a “Bachman”, el seudónimo utilizado por Stephen King , sobre cuya historia corta se basa la película.
Cuando John y Jane están en el café juntos, hay un cliente sentado en la cabina detrás de ellos, con un libro de bolsillo llamado “Ben”
Ben, es una historia de un niño socialmente disfuncional, que se hace amigo de una rata, y utiliza otras ratas para extraer venganza sobre otros.
“Ben” también es la canción de Michael Jackson sobre esa misma historia.
En definitiva, Graveyard Shift también tiene algunos momentos “gore” bastante impactantes y explícitos, que están bien resueltos y montados por el equipo de efectos; pero la historia en sí está desmadejada, falta de explicaciones y conclusiones; y bien podría decirse que no es más que un ejercicio apresurado por sacar un producto con el nombre de Stephen King en ella.
Por lo demás, se erige como un buen espectáculo que, en contra de la opinión de King, que llegó a manifestar que era “un desastre inclasificable”, funciona muy bien, y que aunque cae en los tópicos habituales del género fantástico de la época, no chirría demasiado, por lo que el balance total, es positivo.
Una película sin pretensiones, pero efectiva, que está por encima de algunos verdaderos bodrios surgidos de los productores sin escrúpulos empeñados en explotar el filón King.
“This'll teach you to fire me!”
El miedo es común en las personas, especialmente en los niños, porque se enfrentan a sensaciones nuevas en la vida, y lo desconocido causa temor.
¿Pero qué ocurre cuando esa sensación trasciende límites, y se convierte en un trastorno emocional caracterizado por la ansiedad, crisis de pánico, y un temor irracional, que continua en la etapa adulta?
Si presenta algunos de estos síntomas, lo más seguro es que esté frente a un cuadro de fobia.
La musofobia se refiere al miedo a los ratones, también se conoce como muridofobia, murofobia o surifobia; y quienes padecen esta condición, experimentan terror y repulsión ante animales como las ratas y los ratones, aunque en algunos, el miedo se extiende a todos los roedores en general:
Topos, hámster, conejillos de indias, etc.
Se trata de una clase específica de zoofobia, miedo a los animales.
El miedo o  repulsión, puede ser detonado incluso al ver una foto de estos animales, o una imagen en televisión.
Se trata con terapias de simulación en ambientes controlados, donde a través de una especie de videojuego o realidad virtual, se confronta al fóbico con su miedo, o incluso con hipnosis.
Esta fobia, como un miedo irracional y desproporcionado, es diferente a la preocupación racional acerca de que las ratas y ratones contaminen provisiones de comida, que ha sido universal para todos los tiempos, lugares y culturas, donde el grano almacenado, pudo atraer a los roedores, que entonces consumen o contaminan la ración para la alimentación humana.
También, un miedo fóbico y exagerado a las ratas y ratones, ha sido tradicionalmente atribuido como una característica estereotipada de las mujeres, con numerosos libros, dibujos animados, programas de televisión y películas de la Era Pre-Feminista, retratando a mujeres histéricas, gritando y saltando a lo alto de las sillas o las mesas al ver un ratón, por ejemplo, en las viejas caricaturas de Tom & Jerry.
Pero más allá de los retratos estereotipados de género previos al siglo XXI, la musofobia en occidente, ha sido siempre experimentada por ambos sexos.
En muchos casos, el miedo a los ratones, es una respuesta condicionada, socialmente inducida, combinada con, y originada en una respuesta sobresaltada, es decir, la respuesta a un estímulo inesperado, común en muchos animales, incluidos los seres humanos, más que un trastorno real.
Al mismo tiempo, es común con las fobias específicas, que el susto ocasional, pueda llevar a desencadenar una ansiedad normal que requiera tratamiento.
El miedo a los ratones, puede ser tratado con cualquier tratamiento estándar para fobias específicas.
Alguien con una fobia severa a las ratas, puede llegar a evitar ciertos entornos, e incluso dejar de hacer las actividades que antes hacía.
De esta forma, su fobia acaba afectando a su día a día, dando lugar a problemas en los ámbitos laboral, social y personal.

“It’s a living.
But not for long”



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