Cabiria

“Visione storica del terzo secolo a.C.”

Los italianos, mucho antes de la fundación de Cinecittà, fueron los creadores del cine épico, y para muchos puede resultar desconocido, pero la industria cinematográfica italiana, se trataba de una de las más importantes durante esta primera década del siglo pasado.
Bajo el reinado de Vittorio Emanuele III, Italia aspiraba a recuperar parte de su esplendor Imperial, de 1911 a 1912, por lo que mantuvieron con El Imperio Otomano, La Guerra de Libia que ganaron, colonizando las provincias de Cirenaica y Tripolitania, esto fue un grandioso acontecimiento para el país, que veía reverdecer sus laureles de antaño; y este sentimiento nacionalista, se trasladó al cine.
La región llevaba poco tiempo unificada, y su gobierno era consciente de un gravísimo problema:
Los italianos no poseían sentido de la unidad, ni historia común.
Bastante les costaba ya hablar una sola lengua; y para solucionarlo, tuvieron la brillante idea de recurrir al cinematógrafo, y rescatar los temas comunes a todos los italianos de la época más gloriosa de su historia:
La Roma Clásica.
Ahí surge indirectamente el género Péplum, y El Cine Colosalista italiano.
¿Por qué Colosalista?
Porque es la primera industria cinematográfica que está impulsada enteramente por El Estado, que subvenciona las producciones, provee de numerosos figurantes procedentes del ejército, y se encarga de crear decorados elaboradísimos a tamaño natural, vestuario documentado, esculturas, etc., para que los italianos se sientan orgullosos de su gloria pasada.
Los grandes decorados, trajeron consigo la profesionalización de un nuevo puesto de trabajo:
El director de fotografía, ya que para filmar la enorme escenografía, había que mover la cámara, las panorámicas y los “travellings” ya se habían ensayado, pero con fines distintos; por lo que se dieron cuenta de que hacía falta ir cambiando la exposición, para que no se viera medio decorado mal y medio bien.
Más allá de algunas referencias testimoniales, la producción cinematográfica italiana se estrena en 1905, cuando Filoteo Alberini  produce “La Presa di Roma”, en conmemoración del 35° aniversario de la acción que supuso la culminación del proceso de unificación de Italia.
A pesar del retraso de 10 años respecto al cine francés, la industria del cine italiano, había copiado sus métodos, e incluso contratado masivamente personal francés, ahorrándose así, el período de aprendizaje, y adquiriendo rápidamente una sólida experiencia que permitió asentarla, y que surgieran las primeras productoras, como:
Ambrosio Film, Itala Film o Cines.
De hecho, hasta el estallido de La Primera Guerra Mundial, Italia llegó a ser la mayor productora del momento, ocupando durante algunos años, el lugar que después ha monopolizado Hollywood, conquistando todos los mercados y todos los públicos.
Uno de los géneros en los que el cine italiano se centró pronto, es el histórico, ya fuera sobre el Risorgimento, la citada unificación italiana en el siglo XIX, reproduciendo los héroes y las gestas de la historia nacional, o bien sobre La Roma Clásica como referente inequívoco de esplendor; destacándose de la moda promovida en Francia, por la corriente del Film d’Art, se abandonaron los postulados teatrales, para dignificar al cine como arte autónomo, ahondando en la tridimensionalidad del decorado, frente a la tendencia de bidimensionalidad precedente, además de un mayor cuidado plástico de los volúmenes arquitectónicos, una menor exageración interpretativa de los actores, una cámara capaz de moverse, y un especial esmero en la composición de los encuadres.
Se realizaron pues, colosales y fastuosas recreaciones históricas, ambiciosas producciones que protagonizaron una carrera por superar en monumentalidad de decorados, número de figurantes, longitud de metraje, y presupuesto, a las películas precedentes.
Sus películas triunfaban por toda Europa, pero además gozaban del éxito en EEUU, y conseguían verse al otro lado del atlántico.
La mayoría de esas películas, se caracterizaban por ser superproducciones históricas o legendarias, que explotaban el sentido del espectáculo, mostrando unas deslumbrantes escenas donde confluían miles de extras, e incluso arquitecturas construidas especialmente para las películas, la expresión “cartón piedra” viene de estos filmes, que en un primer momento, simplemente se pintaban, pero acabaron por construirse.
Las primeras reconstrucciones de la antigüedad clásica en el cine italiano, nos dejan títulos importantes como:
“Gli ultimi giorni di Pompei” (1908), “Nerone” (1909) o “Lo schiavo di Cartagine” (1910), dirigidas por Luigi Maggi; “Catilina” (1910), “Messalina” (1910), “La destruzione di Carthago” (1912), y una nueva versión de “Gli ultimi giorni di Pompei” (1913), de Mario Caserini; “Spartaco, il gladiatore della Tracia” (1913), de Giovani Enrico Vidali; y un amplio abanico de obras del prolífico director Enrico Guazzoni, como:
“Agrippina” (1910), “Brutus” (1910), “Quo Vadis?” (1912), “Marcantonio e Cleopatra” (1913) o “Caio Giulio Cesare” (1914), son ejemplos de este tipo de cine.
También es cierto que hubo otra vía de cine más intimista, y que contaba con actrices de talento para embelesar al espectador, pero estos films precedentes del Péplum, son las que más han destacado con posterioridad.
El Péplum, es en definitiva, un género fílmico que comúnmente puede conceptualizarse como cine histórico de aventuras; cuyas películas están ambientadas en La Antigüedad, fundamentalmente greco-romana; y popularmente se conoce como “cintas de espadas y sandalias”
Es necesario destacar, que este tipo de films tenían también un componente nacionalista muy importante.
En plena escalada colonial, los países habían de justificar sus acciones más allá de sus fronteras, y sus tratos con el continente Africano.
La pintura, la arquitectura, la música y el teatro, se funden en la nueva máquina del cine, para ofrecer a un público internacional estupefacto, la resplandeciente versión del siglo XX, del más grande proyecto artístico de finales del siglo XIX:
La obra de arte total.  
Cabiria, realizada en Italia en 1914, en medio del “colosalismo” italiano, es una de esas películas que no se conocen fuera del ámbito de la investigación cinematográfica; peor es un ejemplo de transición entre el caos de los modelos de representación arcaicos, y el modelo de representación clásico o institucional; y refleja el paso entre la búsqueda en los primeros años del invento de la imagen en movimiento de un lenguaje propio; y el establecimiento, gracias a Griffith, de un lenguaje propio basado en “la diégesis dickensiana”
“Odimi, creatore vorace…”
Cabiria es una película de aventuras, del año 1914, dirigida por Giovanni Pastrone.
Protagonizada por Lidia Quaranta, Italia Almirante Manzini, Umberto Mozzato, Bartolomeo Pagano, Carolina Catena, Vitale De Stefano, entre otros.
El guión es de Gabriele D'Annunzio y Giovanni Pastrone; basados en:
“Ab urbe condita” de Tito Livio, escrito alrededor de 27-25 a.C.; la novela “Cartagine in fiamme” (1908) de  Emilio Salgari; e inspirado muy libremente en la novela de Gustave Flaubert, “Salammbô” (1862) con personajes tanto históricos como ficticios.
La acción de la obra, tiene lugar en tiempos de La Guerra de Los Mercenarios, que aconteció en el siglo III a.C., en la ciudad fenicia de Cartago; y el argumento del film, está basado en las obras de teatro clásico latino de Plauto y, especialmente Terencio, pues aquí se abandona lo puramente soez o humorístico, y se dota a los personajes de humanidad, y por tanto, de autenticidad.
No tenemos meros prototipos plautinos, sino personas reales, de carne y hueso.
El centro del argumento, es una historia romántica ficticia, en la que predominan algunos personajes prototípicos del cine histórico.
El argumento es complejo, lleno de subtramas, con un contexto histórico marcado por lugares y personajes reales, y una ficción que se desarrolla y evoluciona con distintos personajes.
Por su parte, Gabriele D'Annunzio, Principe di Montenevoso, fue un novelista, poeta, dramaturgo, militar y político italiano, símbolo del Decadentismo y héroe de guerra; apodado “Il Vate”, es decir, “El Poeta Profeta”, ocupó una posición prominente en la literatura italiana desde 1889 hasta 1910 y, en la vida política, entre 1914 y 1924, aproximadamente.
Las obras de D’Annunzio, estuvieron muy influidas por la escuela simbólica francesa, y contienen episodios de gran violencia, y descripciones de estados mentales anormales, junto con magníficas escenas imaginarias.
Subtitulada “Visión histórica del siglo III a.C.”, la película pertenece al género colosal o péplum de Giovanni Pastrone, que firmaba con el seudónimo de Piero Fosco, estrenada el 18 de abril de 1914, y ambientada en La Roma de La Segunda Guerra Púnica; que es el más conocido de los enfrentamientos bélicos acaecidos en el marco de Las Guerras Púnicas entre las 2 potencias que entonces dominaban El Mediterráneo Occidental:
Roma y Cartago.
La contienda se suele datar desde el año 218 a.C., fecha de la declaración de guerra de Roma tras la destrucción de Sagunto, hasta el 201 a.C., en el que Hannibal y Scipione, el Africano, acordaron las condiciones de la rendición de Cartago.
Durante La Segunda Guerra Púnica, destacan las batallas de Cannas y Zama.
Así pues, Cabiria nace en un momento de clara consolidación del cine italiano, favorecido no sólo por sus virtudes técnicas y estéticas, que tiene a muchos de los mejores técnicos europeos, y un notable prestigio; sino a la coyuntura industrial:
Cabiria se rueda en 1913, pero se estrena en 1914, año en que muchas cinematografías europeas se ven afectadas por La Gran Guerra, y dejan un campo bastante desolado a que otras inicialmente neutrales como Italia, se hagan con el mercado, y aprovechen unos pocos años de furor, antes de que el final de la contienda les lleve a la decadencia frente al oportunismo de Estados Unidos.
El millón y cuarto de liras que fueron invertidos en la película, se recuperaron en su distribución internacional, con un gran eco, y una gran influencia, dentro y fuera del país.
Tanto que se considera a esta superproducción, lo mejor del cine italiano silente; y fue conocida de inmediato en Estados Unidos, en una exposición Universal en el pabellón italiano, siendo admirada por Griffith, al tiempo que fue la primera película mostrada en La Casa Blanca para el entonces Presidente de EEUU, Woodrow Wilson.
El asunto se localiza en la época de Las Guerras Púnicas, y su argumento combina tramas bélicas, catástrofes naturales, y desgarros pasionales; mezclando historia, en el ambiente de Las Guerras Púnicas; con gran parte de leyenda se construyó un film que entusiasmó a medio mundo.
Su estreno en Turín, fue acompañado por la orquesta y coros del teatro; pues se intentaba hacer un espectáculo fílmico que pudiese competir con la ópera, y que atrajese al público burgués y aristócrata, que hasta entonces desdeñaba el cine por considerarlo un espectáculo popular.
El 27 de mayo de 2006, se presentó una copia restaurada de la película, en El Festival Internacional de Cine de Cannes, tras su reestreno en marzo de 2006, con orquesta en directo en Turín.
Sin embargo, existen diversas copias:
De 200 minutos, la versión de 1914 casi imposible de conseguir; de 137 minutos, la versión de 1937; la de 123 minutos, versión de 1990; y la de 190 minutos, versión de 2006.
Se rueda a lo largo de 6 meses en escenarios reales de Sicilia, Túnez y los Alpes piamonteses, y en platós de FERT Studios de Turín.
En estudio, se fabricaron inmensos decorados, y participaron miles de extras, con un presupuesto de $210.000.
La acción dramática tiene lugar en Catania y alrededores de Sicilia; en Cartago, Cirta, hoy Constantina, Argelia; y la zona desértica del Norte de África; y en los Alpes y Siracusa en Italia, a lo largo de los 10 últimos años de La Segunda Guerra Púnica, 218 a.C. – 201 a.C.
La pequeña niña de la nobleza romana llamada Cabiria (Carolina Catena), es la hija del patricio romano, Batto (Émile Vardannes) y de su esposa, nacida en Sicilia, y residente en la isla; hasta que es raptada junto con su nodriza, Croessa (Gina Marangoni) por piratas fenicios, durante una confusión causada por la erupción del Monte Etna.
Cabiria, es vendida en Cartago para ser sacrificada en el templo de Moloch.
Pero Fulvio Axilla (Umberto Mozzato), un espía romano, y su esclavo Maciste (Bartolomeo Pagano), la rescatan, y queda al cuidado de La Reina Sofonisba.
10 años después, después de la guerra y la caída de Cartago, Cabiria (Lidia Quaranta) vuelve con Fulvio.
La historia sigue el patrón de mezclar personajes como Hannibal, Hasdrubal, Scipione, Archimede o Massinissa, y hechos históricos como la erupción del Etna, La Segunda Guerra Púnica con La Batalla de Siracusa o la de Cirta, metiéndolo en una coctelera con 3 protagonistas ficticios, con su subtrama melodramática que es el hilo conductor, donde estos personajes interactúan con los reales, creando una sensación épica.
El relato se mueve por el drama, la comedia, la aventura, las contiendas militares, el romance, el terror, tuvo que ser impactante para su tiempo, mostrar el sacrificio de niños; añadiéndose elementos de fantasía muy bien engarzada en la narración.
Cabiria, como referencia máxima de lo que se ha dado en llamar el “Colosal”, reúne los ingredientes que los italianos buscaban para imponerse en el mercado:
Recreación histórica propia, aventura, pasiones de diva, Sofonisba está interpretada por una de la grandes divas, Italia Almirante Manzini; exotismo...
Y se ha llegado a decir, que en parte del cine silente italiano, había una exaltación de la grandeza e historia nacional, que anticipa el fascismo.
Y en buena medida, esta interpretación se ve apoyada por asociaciones como las D'Annunzio, escritor e intelectual que será de referencia para Mussolini, con el mundo del cine.
Además, la película servía por su temática, para promover los intereses políticos de su presente, el colonialismo italiano en África, emulando La Roma invasora de antaño.
Por tanto, Cabiria, en lo comercial y lo político, ocupa un lugar destacado en la historia de la propaganda.
La película en sí, se siente vieja, y por eso me refiero a más de 100 años desde su producción.
Se siente como una visión de la antigüedad, o al menos de esos tiempos, como imaginado hace un siglo; pues estamos mirando una máquina del tiempo.
Y es que todos los involucrados aquí, están todos muertos, pero aquí están como estaban en ese día en 1914, contando con audacia una historia en un nuevo medio, confiando en que llegaría a audiencias de todo el mundo, y poco sospechando que 92 años más tarde, los espectadores seguirían escalando la cima de otro Palacio, el de Cannes, para verlos brillar de nuevo.
“L'epoca storica di cui qui sono raccolte e collegate in una finzione avventurosa alcune grandi imagini reca forse il più tragico spettacolo che la lotta delle stirpi abbia dato al mondo”
Cabiria es quizás la última película catalogada dentro de la etiqueta de “cine de representación primitiva”, y por ese motivo, no se considera cine clásico; pues la primera película a la que se le otorga ese valor por la mayor parte de la historiografía, se trata de “The Birth of a Nation (1915)
Pero más allá de tópicos, Cabiria se trata de una de las películas más importantes de la primera década del siglo XX.
A la altura de 1914, Italia domina la industria cinematográfica mundial, apoyándose en el prestigio del colosal, un tipo de cine de largo metraje, y puesta en escena espectacular.
El éxito del “Quo Vadis?” (1913) de Enrico Guazzoni, con más de 2 horas de largometraje, anima a la productora Itala Film de Giovanni Pastrone, que ya había dirigido “La Caduta di Troia” en 1911, a embarcarse en la mayor superproducción cinematográfica rodada hasta la fecha.
Pastrone, fue un director, guionista y productor de cine italiano, y desarrolló su obra cinematográfica en la época del cine mudo.
No se escatiman medios para lograr la producción de Cabiria, contratando incluso al escritor más célebre de Italia, Gabriele D'Annunzio, para redactar los intertítulos; el cual emplea un lenguaje pomposo, de lectura no fácil, que evita los diálogos; y no perjudica la comprensión del relato, gracias a la sugerente gestualidad de los actores.
El exagerado dramatismo de sus intervenciones, responde a exigencias y modas del momento.
Pastrone, que firmó la película como Piero Fosco, utilizó con maestría todos los medios que el lenguaje del cine había desarrollado hasta la fecha, y contó, como operador y director de trucajes, con la participación del turolense, Segundo de Chomón; quien fuera el creador de una de las innovaciones técnicas que más ha revolucionado el cine:
“El travelling”, colocando la cámara sobre un carro para enfatizar la magnificencia de los decorados, y de la expresionista iluminación; además, ayudaba a centrar la escena en un personaje, esto evitó engorrosos montajes de planos; de hecho, estos “travellings” se llamaron durante tiempo “El Plano Cabiria”
Y fue uno de los pioneros del Séptimo Arte que experimentó con profusión de técnicas; y aquí montó complicados “travellings”, llamado en este momento, “carello”, que ponen de manifiesto la majestuosidad de la puesta en escena; y realizó la secuencia de la erupción del Etna con gran realismo, recurriendo al efecto “schustain” o sobre expuesto.
También utilizó el “travelling” en interiores sobre rieles y la iluminación expresionista; también fue la primera película en utilizar un sistema de “dolly-track”, los efectos fueron conocidos también como “Plano Cabiria”, la cámara situada encima de una plataforma, se dedica a moverse de manera horizontal, situando siempre a los personajes dentro de un mismo encuadre, con lo que da una visión general de lo que está sucediendo.
En la fotografía, además de Chomón, participan 5 operadores más:
Augusto Battagliotti, Eugenio Bava, Natale Chiusano, Carlo Franzeri y Giovanni Tomatis, que realizan tomas ampulosas de grandes panorámicas que recogen grandes despliegues de gentíos, como las bellas tomas de los Alpes con Hannibal, así como emitiendo profundidad de campo, y demás precursores avances.
En los interiores, destaca por el empleo de la luz, exponiendo un patinado expresionista que denota emociones.
Los planos siguen siendo cuadros autónomos de carácter espectacular, como ocurría en la tradición de las vidas de Cristo, pero frente a esto, el movimiento de cámara, agilizada por de Chomón, es habitual, sin duda, porque el turolense quería obtener el máximo partido de los espectaculares decorados.
Esto consigue que la escala de planos se modifique sin recurrir, como Griffith, a la segmentación y al montaje, al internarse la cámara en el decorado, y acercarse a los actores desde planos generales.
Es lo que hoy llamaríamos “un plano secuencia”, como hicieron posteriormente, Jean Renoir o Luis García Berlanga.
La escenografía está muy cuidada.
Destaca, frente a la arquitectura romana, elegante y sobria, la fastuosidad y magnificencia oriental, puesta de manifiesto en el palacio de Hasdrubal y en el templo de Moloch.
En el primero, conviven relieves egipcios y mesopotámicos, columnas gigantescas con formas de animales, gatos, elefantes; cerámicas, jardines exuberantes, telas, joyas, animales exóticos como leopardos, etc.
Decorados que parecen influenciados, muy especialmente en lo que se refiere a las habitaciones de Sofonisba, por las pinturas de Sir L. Alma Tadema o por John W. Godward.
Si Cabiria no domina el tiempo, el ritmo de la película es bastante fallido; sí domina el espacio, tanto en la construcción física de ese espacio, en los exteriores rodados en los Alpes, Sicilia y Túnez, donde estaba situada Cartago; y en los decorados construidos en Turín, la monumentalidad de cartón piedra del Templo de Moloch, la suntuosidad de los palacios; como en la construcción cinematográfica, elaborada con la composición y las aproximaciones de cámara.
Pero junto a los decorados, habría que hacer hincapié en lo decorativo del vestuario, especialmente el que portan los fenicios o Sofonisba, donde aparecen elementos geométricos
Las geometrías del vestuario, tienen continuidad en los espacios en que se presentan, y además, en el caso de Cabiria, dan un toque de exotismo.
Cabiria, es el gran ejemplo de este tipo de cine grandilocuente.
La historia, una interesante mezcla de aventuras e historia, es lo suficientemente interesante como para entretener al espectador.
Porque lo más importante son los decorados que Pastrone consigue construir, unas impresionantes arquitecturas que aún hoy en día resultan impresionante, es más, con todo el engaño visual al que estamos acostumbrados, estas arquitecturas tan puras y reales, nos resultan más creíbles que nunca.
Para ello, Pastrone contó con la ayuda de diversos arquitectos que ayudaron a configurar el proyecto.
Así, el guión ambienta parte de la historia en ambientes fenicios, y de ello se sirve parte de esta monstruosa arquitectura para desarrollar un ambiente exótico e increíble, sólo hay que recordar el templo del sacrificio de Baal, para entenderlo.
Aparte de decorados, la película también se sirve de las grandes batallas para demostrar toda la parafernalia.
Es allí donde queda demostrado todo el poder visual de la película, entre vestidos, movimientos de extras, incluso barcos.
Pese  a que la película se sustenta en pilares que pueden temblar un poco por carecer de consistencia, especial momento cuando aparece Archimede y hace uso de sus aparatos para cargarse media flota; acaba convirtiéndose en una película interesante.
El argumento se centra en una visión histórica del siglo III a.C., dominado en Occidente y parte de Oriente por Roma.
El hilo conductor de la historia, es el personaje de Cabiria, niña patricia siciliana, vendida en un mercado de esclavos de Cartago.
La acción transcurre durante La Segunda Guerra Púnica, 218 a 201 a.C.; y narra, entre otras, las peripecias de diversos personajes, particularmente Cabiria, la victoria de Roma sobre Cartago, etc.
La película está dividida en 4 partes:
La primera parte inicia con Cabiria, niña de una familia romana patricia, que vive en Sicilia con su padre Batto.
Cuando El Etna entra en erupción, y su hogar queda bajo escombros, la joven es salvada por su nodriza Croessa, huyendo por mar.
La segunda parte sigue a Cabiria y su nodriza, cuando son raptadas por piratas fenicios, y vendidas como esclavas al sumo sacerdote Karthalo (Dante Testa), en el mercado de Cartago.
Por defender a la niña, Croessa es azotada brutalmente, y dada por muerta...
Cabiria espera para ser sacrificada al dios Moloch, cuando es rescatada por Fulvio Axilla, un noble romano; y su esclavo, el gigante Maciste, tras ser avisados por Croessa, que ha sobrevivido a la agresión.
La tercera parte sigue a Hannibal que cruza Los Alpes al mando del ejército cartaginés.
Mientras tanto, nuestros protagonistas son traicionados por los cartagineses, que logran capturar a Maciste y a Cabiria.
Esta pasa a servir a la hija de Hasdrubal Giscón (Edoardo Davesnes), Sofonisba (Italia Almirante-Manzini), enamorada del Rey de Numidia, Massinissa (Vitale Di Stefano), mientras que Maciste es encadenado a una gigantesca piedra.
Y la cuarta parte inicia cuando la flota romana es destruida en Siracusa, mediante un ingenio de Archimede (Enrico Gemelli)
Pasan los años, y Massinissa ha sido destronado por Siface (Alessandro Bernard), Rey de Cirta, lo que le ha llevado a aliarse con Roma.
En Cartago, Sofonisba es entregada en matrimonio contra su voluntad a Siface.
Fulvio, que había escapado, entra como espía en Cartago, y consigue liberar a Maciste.
Massinissa, al frente de tropas romanas, consigue entrar victorioso en Cartago, y libera a Cabiria.
Sofonisba es reclamada como sierva por Scipione (Luigi Chellini), pero Massinissa le permite suicidarse, ingiriendo un veneno.
Por fin, Fulvio y Cabiria logran reunirse, al tiempo que Roma vence definitivamente a los cartagineses.
Tenemos entonces muchos personajes, divididos en personajes históricos y de ficción.
Los personajes de ficción son:
Batto, es un patricio siracusano, padre de Cabiria; es el “dominus romanus”
Sus esclavos le deben obediencia y le reverencian.
Su esposa, es la domina romana, y apenas tiene relevancia.
Cabiria, es la hija de los anteriores.
Niña de 5 o 6 años, su papel es más bien pasivo.
Aparece al principio de la película, y no la volvemos a encontrar hasta el episodio 4, cuando descubrimos que es la esclava predilecta de Sofonisba.
Es dulce, hermosa, joven, compasiva, y fiel a su señora.
Croessa, la nodriza, es la esclava fiel de la casa de Batto.
Mujer madura, que se encarga de Cabiria niña, y la defiende incluso con su vida.
Fulvio Axilla, es un joven patricio romano; defensor de su patria.
Es un soldado valiente, que arriesga su vida en la batalla.
Encarna la “virtus” romana.
Al contrario del joven de las comedias de Plauto, que suele ser un personaje más bien pasivo, Fulvio actúa y tiene un gran sentido de la amistad, especialmente hacia su esclavo, Maciste.
Maciste es el “servus” de Fulvio; se caracteriza por su fidelidad y su inteligencia.
Dotado de una gran fuerza física, es un Hércules humanizado, vestido con una piel de leopardo, no la emplea gratuitamente, sino como defensa.
Bodastoret (Raffaele di Napoli), el posadero, es un viejo avaricioso y mezquino, que traiciona a Fulvio y Maciste.
El personaje sería una mezcla entre el viejo avaro y el lenón de las comedias plautinas.
Karthalo, es El Sumo Sacerdote del Templo de Moloch; fanático, cruel y libidinoso.
En los personajes históricos tenemos a:
Hasdrubal, taimado general cartaginés, enemigo acérrimo de los romanos, contra los que combatió en La Segunda Guerra Púnica; es hermano de Hannibal.
Sofonisba, es la hija del anterior; esposa, por interés de su padre, del Rey númida Massinissa, y de Siface, Rey de Cirta.
Pastrone la presenta como una mujer caprichosa y sin sentimientos.
Sólo al final, en el momento de su muerte, se muestra compasiva.
Massinissa, es el rey númida que se alió con Hasdrubal en contra de Roma, pero que, al ser expulsado del reino por Siface, colaboró con los romanos en el asedio de Cirta.
Participó en la batalla de Zama; y en el film, lo vemos absolutamente enamorado de Sofonisba.
Siface, es aliado de romanos y cartagineses, según cambiaba su suerte, acabó en poder de Massinissa, al que había expulsado como Rey de Cirta.
Hannibal, es el general cartaginés, que juró odio mortal a los romanos.
Atravesó Los Alpes con intención de llegar hasta la misma Roma.
Derrotó a los romanos en la famosísima Batalla de Cannas, y en Zama fue derrotado por Scipione.
Scipione, es un general romano que acabó con el poder de Cartago, en La Batalla de Zama, poniendo  así fin a La Segunda Guerra Púnica.
Archimede, es un sabio y matemático, que organizó la defensa en el sitio de Siracusa.
Uno de sus inventos, que aparece perfectamente mostrado en la película, es un artilugio creado con espejos reflectantes, influyó decisivamente en la derrota de la flota romana.
Así las cosas, Cabiria presenta una rica e interesante combinación de escenas de acción trepidante, como el asalto a las murallas de Cirta; de doloroso dramatismo en los sacrificios humanos; de humor en la posada del judío Bodastoret; de gran sensualidad con Sofonisba en el tocador; de gran realismo en el mercado de Cartago, etc.
Asocia los personajes a ideas temáticas:
Archimede a la investigación y la sabiduría; Scipione a la autoridad, el poder y la elegancia; Sofonisba, hija de Hasdrubal, a la belleza y el encanto personal; Axilla a la osadía y la generosidad; Maciste a la fuerza de Hércules; Bodastoret a la venalidad; Hannibal a las grandes gestas militares, Siface a la derrota, etc.
Y Cabiria es símbolo de virtud, belleza, laboriosidad, y discreción.
En el marco histórico real de su producción, a las puertas de La Primera Guerra Mundial, el filme reflejaba el afán de expansionismo italiano del periodo del Imperialismo y Colonialismo.
De hecho, profetizado, durante La Segunda Guerra Mundial, El Nuovo Impero Romano, “Novum Imperium Romanum”, era el nuevo estado creado por Mussolini para describir el Imperio colonial italiano, especialmente la conquista de Abisinia.
El término, fue concebido durante el máximo esplendor del nacionalismo italiano de la preguerra, y contenía referencias al Imperio Romano.
Remitiendo a la victoria de Roma sobre Cartago, se establecía un paralelo con la reciente conquista de posiciones del Imperio Otomano en Libia en La Guerra Ítalo-Turca entre 1911 y 1912.
Es decir, atendiendo al contexto de la Italia contemporánea a Cabiria, destaca la reciente consecución de su Imperio colonial tras la conquista de Tripolitania y Cirenaica, que juntas conforman la actual Libia, en La Guerra de Libia o Ítalo-Turca, que enfrentó al Reino de Italia con El Imperio Otomano entre 1911 y 1912.
Por ello, el argumento del film puede entroncar perfectamente con este colonialismo italiano, ya que apunta desde diversos frentes, hacia la victoria romana sobre los cartagineses, tanto en el terreno militar con un Scipione victorioso, como en el sentimental de la romántica historia entre Fulvio y Cabiria.
Por tanto, subyace una alabanza de las recientes conquistas a través de las glorias de La Roma Antigua, el modelo a seguir para una nación joven como Italia, con menos de medio siglo de existencia.
También Cabiria es una justificación de la ocupación italiana en la colonia de Etiopía, en la que se recuerda y se menciona estas acciones bélicas.
Además muchas de estas producciones italianas recuerdan al pasado glorioso italiano, por eso, tantas historias se ambientan en El Imperio Romano, y en menor medida también encontramos films ambientados en El Renacimiento y la unificación italiana.
No obstante, Cabiria ha sido criticada por su componente de apoyo sibilino al Imperialismo italiano, y contrapone el carácter atávico de los cartagineses, ejemplo los sacrificios de niños en El Templo de Moloch, con el espíritu irreductible y bondadoso de los romanos, y no pierden comba en arremeter contra los judíos, tachándolos de avaros y traicioneros, etc.
Los actores cumplen, teniendo en cuenta el medio mudo en el que se movían, debían resultar muy histriónicos y teatrales, de los que destacaría a la bella y hiperexpresiva Italia Almirante-Manzini, con su trágico papel, majestuosa, decadente, estremecedora en la secuencia del suicidio.
Pero el personaje más recordado, es el interpretado por el estibador portuario, Bartolomeo Pagano, el forzudo Maciste, que a partir de esta película, desarrollará una importante carrera como actor.
Su contribución aquí, constituyó la creación de un personaje multifacético, el esclavo Maciste, de la mano de un actor que tomaría ese rol de por vida.
Pagano trabajaba en un muelle pesquero en Génova, donde el director lo encontró y lo seleccionó debido a su musculatura.
Tal fue el carisma del personaje, que hasta 1926, el mismo Pagano representó al fornido héroe en 27 películas, en las cuales, podía aparecer incluso en cualquier lugar o época del mundo.
Después de la muerte del actor, en 1947, la estrella fue revivida en los 60, para 25 películas más, esta vez personificada por diversos actores.
Y es que Cabiria introdujo por vez primera, un personaje que protagonizaría un gran número de películas, Maciste, uno de los héroes del péplum, aunque Cabiria no es en rigor propiamente un péplum, puesto que incluimos en el género péplum, aquellas películas fundamentalmente italianas, o en coproducción realizadas especialmente en las décadas de 1950 y 1960; todas ellas ambientadas en la antigüedad clásica, con argumentos inspirados en la historia, la mitología grecorromana, o en La Biblia cristiana.
Escenas inolvidables del filme, serían:
La Batalla de Siracusa, el paso de los Alpes por parte del ejército de Hannibal y, particularmente, la imagen del Templo de Moloch, con la colosal efigie de bronce, donde Cabiria espera ser sacrificada...
Es interesante apreciar, cómo en la cinta se ve cierta tendencia a buscar belleza con algunos cuadros, muchos emulaban pinturas famosas, a encontrar valores expresivos y texturas sensoriales.
Esto se nota sobre todo en los paisajes desérticos, donde se combinan perspectivas diagonales con camellos silueteados delante de un sol que se oculta, rodado todo en la mayor profundidad de campo, que permitía la tecnología de la época.
También se ve en las fantasmagóricas imágenes de la mano y el monje, segundos antes de que incinere al primer infante...
Los trucajes ópticos, están a la orden del día, como se puede apreciar en el truco del sueño, que a la vez demuestra, cómo aún no se había dado con la sintaxis audiovisual que permitiera explicar que determinadas imágenes, son el sueño del personaje, años después se establecería el signo del fundido desenfocado de la imagen:
Primero, un rótulo inmenso nos cuenta que la princesa sueña…
Después vemos un cuadro fijo, con la heredera al trono tumbada debajo de un espacio en negro, donde aparecen las imágenes freudianas de su subconsciente nocturno...
Los mayores logros son también:
La erupción del Etna, con efectos especiales muy bien resueltos por Segundo de Chomón, considerando que la película data de 1914; la fastuosa y a un tiempo inquietante secuencia del Templo de Moloch; el sitio de Siracusa, donde aparece Archimede, y el uso de espejos ustorios para la defensa de la ciudad frente a la flota romana, el espejo ustorio es, según La RAE, una “espejo cóncavo que, puesto de frente al sol, refleja sus rayos, y los reúne en el punto llamado foco, produciendo un calor capaz de quemar, fundir y hasta hacer que se volatilicen cuerpos allí colocados”, por ello, en la película los espejos reflejan la luz solar y causan estragos en la flota enemiga; el sueño de Sofonisba, con un hábil uso de las sobreimpresiones; la narración en paralelo de las vicisitudes de distintos personajes… y obviamente, aquello por lo que probablemente es más recordada Cabiria:
La introducción de “travellings”, o “el carrello” laterales y de avance y retroceso, que exploran el plano y dotan de una mayor fluidez a la narración.
Por último, la banda sonora de Ildebrando Pizzetti, presenta una partitura que prescinde de “La Sinfonía del Fuego”, y yuxtapone cortes de Franz Liszt, como los 2 de “La Rapsodia Húngara nº 2”, que acompañan la escena del baile en el interior del Templo de Moloch, y las secuencias finales.
“O hestia, regina, fondamento incrollabile degli iddii felici e degli uomini miseri, a te tutti i doni!
Cabiria vive, e in lei il tuo fuoco”
Conocida con el nombre completo de “Cabiria, visione storica del terzo secolo a.C.” (1914) es un hito del cine mudo, y la mayor superproducción del cine mundial hasta el momento de su realización, superando en metraje y recursos materiales y técnicos, a todos los filmes precedentes, y como la expresión más espectacular del género histórico cultivado en Italia en las primeras 2 décadas del siglo XX, supuso un modelo para el posterior cine sobre Historia Antigua.
Cabiria, puede ser considerada la primera gran superproducción de la historia del cine, con una duración inaudita hasta entonces, que varía según las copias, entre 2 y 3 horas.
Y técnicamente muy avanzada, probablemente con décadas de adelanto dentro del género histórico.
Hay que reconocerle un enorme esfuerzo de producción, con unos escenarios gigantescos y cuidadísimos, un esmerado rodaje en exteriores, un trabajo espectacular en escenas multitudinarias, y algunos adelantos técnicos impensables por entonces.
Prueba ello, fue su mastodóntico presupuesto de un millón de liras, aproximadamente multiplicando por 20, la media de la época en el cine italiano, y representando el mayor esfuerzo económico de toda la época muda en Italia.
También, hay que recordar la colaboración de D’Annunzio dentro del plan para intentar hacer que el film fuera apreciado no sólo como producto de entretenimiento para las clases populares, sino también como un hecho artístico, y con suficiente calidad y aliciente para atraer a las clases pudientes, acostumbradas a vertientes artísticas más refinadas como la ópera.
Frente a la omnipotencia de las súper producciones, algunos directores se sumergieron en los dramas naturalistas, donde se contrastan ambientes opulentos y humildes, como una premonición al neorrealismo de mitad de siglo.
Y surgieron asimismo algunas divas, pero desafortunadamente este tipo de cine no podía competir con las empresas colosales al estilo de Pastrone, o con las que ya desarrollaban las gigantes corporaciones de Hollywood.
La entrada en La Gran Guerra en 1915, supuso un derrumbe en la industria nacional, que se vio socavada con más fuerza al instalarse el fascismo en el poder, el mismo Pastrone, apenas rodó algunos filmes más, hasta retirarse en 1924; y moriría en Turín, en 1959; de hecho, en 1919, Giovanni Pastrone en la cima de su éxito, abandonó la actividad cinematográfica para dedicarse a la investigación médica.
Desgraciadamente, con el fin de La Primera Guerra Mundial, la producción italiana decaería de manera clara, y no volvería a recuperar el prestigio internacional, hasta 30 años más tarde.
El Régimen de Mussolini, restringió diversos temas, y sólo quedan en los archivos, obras mediocres que cerrarían la etapa muda, y abrirían la sonora, hasta producirse el radiante renacimiento desde las cenizas al término de La Segunda Guerra Mundial.
Debe reconocerse también, como la culminación del incipiente género histórico, como su expresión más espectacular hasta entonces, y cuyo inmediato éxito a nivel mundial, sentó las bases del dominio italiano de los mercados cinematográficos hasta que tras la crisis de Italia en La Primera Guerra Mundial, Hollywood tomó su testigo, y “reinaría” desde entonces de forma ininterrumpida.
Además, Cabiria influyó de forma decisiva en el desarrollo del género histórico posterior, siendo la referencia más cercana, el gran director David Wark Griffith, quien según las fuentes, poseía una copia privada de Cabiria.
Y es que Cabiria influyó decisivamente en la concepción de las obras de largo metraje de D.W. Griffith, por su tema histórico, puesta en escena grandilocuente, y grandes movimientos de masas.
Este “colosal” italiano, constituyó un éxito mundial, que llevó al cine de Griffith a emprender proyectos como:
“The Birth of a Nation” (1915), o “Intolerance (Love's Struggle Through The Ages)” (1916)
Por último, otro aspecto destacable de Cabiria, es su gran legado, con influencias y “préstamos” en personajes, decorados e iconografía del cine posterior, sobre todo en el género histórico.
Ejemplos evidentes de ello, pueden ser los grandiosos decorados del episodio babilónico de “Intolerance”, varios elementos iconográficos, sobre todo la “puerta-boca” pseudoegipcia en “Queen of Sheba” (1921) de J. Gordon Edwards; la “máquina-dios” o “Molochmaschine” de “Metropolis” (1925) de Fritz Lang; El Templo de Baal en “Noah’s Ark” (1928) de Michael Curtiz; o la estatua del mismo dios semita en “The Prodigal” (1955) de Richard Thorpe.
Mención aparte merece el personaje de Maciste, que generaría decenas de películas posteriores, que explotarían el reclamo de este forzudo, desde los múltiples filmes que el propio Bartolomeo Pagano, el actor que lo encarnaba en Cabiria, interpretó en las décadas de 1910 y 1920, hasta un buen número de títulos que recuperaron su figura para el péplum en las décadas de 1960 y 1970, sin olvidar su evidente influencia en personajes análogos del cine histórico, como:
Ursus, Sansón o Hércules.
Y no hay que olvidar la referencia quizás más conocida al film de Pastrone, el homenaje directo de Federico Fellini, al darle su nombre al personaje protagonista de Giulietta Massina en “Le Notti di Cabiria” (1957)

“Or chi canta le Guerre Puniche?
Chi si rammemora di Capua e del Metauro?
Chi d’Utica e di Zama?
Non io fui vinto da cavalieri, non da fanti, non da navi; ma da una novissima forza che scaglia dardi per gli occhi...”



Comentarios

Entradas populares