The Running Man

“Welcome to America in 2019, when the best men don't run for president, they run for their lives”

Son muchas las películas de nuestra generación, y fuera de ella, que citan el recién año 2017, en curso, como posible fecha de un futuro post apocalíptico en algunos casos, o distópico en otros.
Pero desde La Roma Imperial, ya se organizaban grandes espectáculos:
Combates de gladiadores, carreras de cuadrigas, luchas de fieras, representaciones teatrales, náuticas…
Este divertimento, y la distribución de alimentos de manera gratuita, se convirtieron en las 2 grandes herramientas de control social.
Es lo que se ha llamado tradicionalmente la política del “panem et circenses” o “pan y circo” para el pueblo; una locución latina peyorativa de uso actual, que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad, y con criterios asistencialistas.
En la década de los años 1980, ocurrió un fenómeno, no sé si calificarlo de extraño o peculiar, y es que todas las películas futuristas, eran apocalípticas o post-apocalípticas.
Todas mostraban una sociedad terriblemente deshumanizada y absorta en sus televisores, de los cuales se emitía la supuesta “verdad absoluta”
“The Running Man”, es una novela de ciencia ficción, escrita por Stephen King, publicada primero bajo el alias Richard Bachman en 1982; y es parte de “The Bachman Books” de Stephen King, una serie de libros publicados entre los años de 1977 y 1982.
La serie, incluye 3 otras novelas que anteriormente publicó bajo el sinónimo:
“Rage” (1977), “The Long Walk” (1979) y “Roadwork” (1981); junto a “The Running Man”
De acuerdo a King, en “The Importance of Being Bachman”, la introducción de “The Bachman Books”, Richard Bachman fue creado para ser su alias a largo término, no sólo una identidad temporal.
Aunque este era su objetivo, su nombre actual fue finalmente filtrado a los medios, que enfureció a King; y luego basó uno de sus trabajos:
“The Dark Half” (1993), para hacer la revelación de su alias.
De acuerdo con el escritor, en su memoria en 2002, “On Writing”, “The Running Man” fue escrito en una semana, comparado con sus 2,000 palabras, o 10 páginas por día; King comentó, que escribir una novela normalmente tomaría aproximadamente 3 meses para completar el ritmo.
King describió a “The Running Man” en “The Importance of Being Bachman” como “...un libro escrito por un hombre joven, que estaba enojado, energético, y obsesionado con el arte y la artesanía de escribir”
Ambientada en Estados Unidos durante el año 2025, en que la economía de la nación está en ruinas, y la violencia en el mundo crece; la historia sigue al protagonista, Ben Richards, mientras participa en el concurso de televisión:
The Running Man, en que los concursantes, permitidos para ir a cualquier parte del mundo, son perseguidos por “Cazadores” empleados para matarlos.
¿Acaso nos habla de la obsesión y la esclavitud de la TV?
“A game nobody survives.
This year might be the exception”
The Running Man es una película de ciencia ficción y acción, del año 1987, dirigida por Paul Michael Glaser.
Protagonizada por Arnold Schwarzenegger, María Conchita Alonso, Yaphet Kotto, Jim Brown, Jesse Ventura, Erland Van Lidth, Marvin J. McIntyre, Richard Dawson, Toru Tanaka, entre otros.
El guión es de Steven E. de Souza, basado levemente en la novela de Stephen King, “The Running Man”
Rob Cohen, compró los derechos de autor de la novela en 1985, por $15.000.
El libro, estaba firmado por Richard Bachman, un seudónimo de Stephen King, por lo que la compró sin saber quién era el autor real, ya que entonces, King mantenía su seudónimo en secreto.
Muy evidentemente, The Running Man está basado en el cuento de Robert Sheckley, “The Prize of Peril” (1958) que fue adaptado en la película francés de Yves Boisset, “Le Prix du Danger” (1983), por lo que una queja por plagio fue presentada contra Stephen King en los años 1990, sin embargo, La Corte la anuló.
La película difiere ligeramente del libro, y según los críticos, recuerda en ciertas escenas, a la película francesa de 1983, y a la alemana, “Das Millionenspiel” (1970)
La cantidad de violencia que aparece en pantalla, hizo que el director y los productores, estuvieran en continuo conflicto con el estudio de cine para que esta fuera reducida; siendo calificada R, finalmente en Estados Unidos.
Parte de la película, se rodó en Fontana, en una siderurgia abandonada de la empresa Kaiser Steel, que tenía materiales tóxicos dispersos por el suelo.
Un estudio que había sido realizado en la zona, revelaba que para hacer el área habitable, había que excavar en la tierra hasta una profundidad de unos 20 metros.
Aun así, se realizó el rodaje durante 8 semanas, 6 días a la semana; y como consecuencia, el equipo de rodaje que participó en la película, tuvo frecuentes cefaleas y mareos.
Las partes con efectos pirotécnicos, fueron rodadas en un estudio de Hollywood, en el distrito financiero de Los Angeles, y en El Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles; aunque también se grabó en La Ciudad de México, en instalaciones del Metro y de edificios públicos.
En la sociedad del futuro, el concepto del concurso de televisión, es llevado a un extremo cruel.
Los concursantes, la mayoría prisioneros, obligados a participar, deben huir de matones, en un terreno restringido, seguidos por las cámaras, y una audiencia sangrienta.
Estamos en Los Angeles, que se han convertido en un estado totalitario controlado por las fuerzas del orden, y una manipuladora y violenta televisión, que idiotiza al pueblo.
Ambientada en un distópico año, desde 2017 a 2019, relata los sucesos ocurridos en un programa de televisión llamado “The Running Man”, donde criminales convictos deben escapar de asesinos profesionales que los quieren llevar a la muerte; para supuestamente, pagar su deuda con la sociedad.
En el programa sólo hay una regla:
Todo vale.
Así, Ben Richards (Arnold Schwarzenegger), apodado “El Carnicero de Bakersville”, es condenado por un delito que no ha cometido, y obligado a concursar en el programa con la compañía de varios compañeros de presidio:
William Laughlin (Yaphet Kotto) y Harold Weiss (Marvin J. McIntyre)
Los cazadores, como su propio nombre indica, son los encargados de perseguir y matar a los corredores, con los más variados métodos:
SubZero (Professor Toru Tanaka) con un palo de hockey sobre hielo, construido de afilado metal.
Eddie “Buzzsaw” Bitowski (Gus Rethwisch) con su motosierra.
Dynamo (Erland Van Lidth De Jeude) suelta mortales descargas eléctricas.
Fireball (Jim Brown), achicharrándolos con su lanzallamas; y Captain Freedom (Jesse Ventura)
Ben Richards, como antiguo policía experto en técnicas defensivas, aunque al principio sólo se propone salir con vida, terminará por querer mostrar tanto su inocencia, como la manipulación social del programa, y para ello cuenta con la ayuda de sus amigos, a los que se une accidentalmente una compositora de música, Amber Méndez (María Conchita Alonso)
Sin embargo, Ben Richards, empieza a ganar a los asesinos, y a tener el apoyo de la audiencia.
Es el héroe que el pueblo necesitaba para acabar con el orden impuesto, todo lo contrario a lo que esperaban los organizadores del concurso; pues su objetivo es de desvelar la farsa y la crueldad del programa, y de su presentador:
El verdadero malvado, Damon Killian (Richard Dawson), un cabronazo más despiadado e inmisericorde que los propios cazadores, y que empleará todos sus métodos como director del programa, con tal de ofrecer espectáculo a la masa, y llenar sus bolsillos.
Pero la batalla es ardua y complicada, más aún, cuando los fugitivos carecen de armas para enfrentar a sus perseguidores.
Y con el tiempo en contra, Richards deberá intentar sobrevivir, para combatir a los organizadores del show, y poder probar su propia inocencia.
The Running Man es un entretenido film de acción ochentero, que muestra la capacidad de manipulación que ejercen los medios de comunicación sobre la sociedad, silenciando las protestas, o desviando la atención de lo que verdaderamente importa.
The Running Man, ha influenciado posteriormente en diversos títulos, tanto dentro del cine como en los videojuegos, o en la literatura, como “The Hunger Games”, es un claro ejemplo de ello.
“Who do you think will make the next kill?”
Los 80, fue la década de los héroes de acción.
Arnold Schwarzenegger, Stallone, Bruce Willis, Van Damme o Mel Gibson, son los iconos indiscutibles de este género tan predecible como espectacular.
Es fundamentalmente esta década, la que explota la imagen de los protagonistas que copan todas las carátulas del VHS, con poses de tipos duros; y The Running Man pertenece sin duda a este género que supura testosterona y violencia en cada fotograma.
Pese a todo, conforma una muy entretenida distopia futurista, que se recrea en la violencia audiovisual, para situar a ésta en el punto de mira de su crítica.
Desde su génesis, antes de la contratación del director, Paul Michael Glaser, el productor ejecutivo, Rob Cohen, había contratado a otros 4 directores en sus intentos de hacer la película; y en última instancia, contrató Glaser, quien había trabajado en la primera temporada de Miami Vice (1984)
El tema a tratar era una sociedad futura, absolutamente instalada en la mentira y la manipulación, con un gobierno dictatorial, que da a la televisión, una función de control de las masas, mediante el entretenimiento y la crueldad, a la manera de los juegos de gladiadores de La Roma Antigua.
Y de fondo, pretende criticar la violencia, la tergiversación de la verdad para fines abyectos, el sensacionalismo televisivo que idiotiza a los espectadores, la avidez del ser humano por ver situaciones morbosas, y a los estados totalitarios y las instituciones militarizadas, que no aceptan opiniones en disidencia.
Estamos en el año 2017, cuando la economía mundial ha colapsado.
Escasean la comida, los recursos naturales, y el petróleo.
Un estado policial, dividido en zonas militares, impone su ley con mano de hierro.
La televisión es controlada por el estado, y un sádico concurso llamado The Running Man, se ha convertido en el programa más popular de la historia.
Las artes y los medios de comunicación, están censurados.
Aunque no se tolera disensiones, un pequeño movimiento de resistencia, ha conseguido sobrevivir en la clandestinidad.
Cuando los gladiadores de alta tecnología no bastan para sofocar las ansias de libertad del pueblo, se imponen medios más directos.
El gobierno apacigua a la población, retransmitiendo una serie de concursos de televisión, en los cuales, criminales convictos luchan por sus vidas.
El más popular y sádico es The Running Man, presentado por el despiadado Damon Killian, en el cual, los corredores, presos convictos, intentan evitar a los “cazadores” y a la muerte.
Aquellos que escapan y “ganan”, son perdonados, y puestos en libertad.
Ben Richards, es un antiguo capitán y piloto de helicópteros, encarcelado por una masacre que en realidad estaba intentando evitar.
Consigue escapar de un campo de concentración junto con otros reclusos, y llega a un asentamiento informal en las afueras de Los Angeles.
Al buscar refugio en el apartamento de su hermano, descubre que ahora está ocupado por la compositora Amber Méndez, que trabaja para ICS, el canal de televisión que retransmite The Running Man.
Richards, secuestra a Amber, y planea volar hasta Hawái, pero ella alerta a seguridad, y Richards es capturado y llevado a los estudios ICS, donde Killian coacciona a Richards, para que participe en The Running Man, bajo la amenaza que si no participa en el concurso, hará que los 2 compañeros de fuga más débiles, William Laughlin y Harold Weiss, lo hagan por él.
Richards acepta, aunque nada más comenzar el programa, descubre que Laughlin y Weiss participan igualmente.
Durante toda la película, podrán observar, cómo se valen de la tecnología para mostrar vivos a los supuestos anteriores ganadores, cuando en realidad fueron asesinados tras ganar, la manipulación de la grabación de la masacre que Ben Richards trataba de evitar, como fingen la muerte de Ben Richards a manos del último cazador, el cual se niega a participar en la cacería, etc.
Un sin fin de trucos informáticos, de los cuales, a día de hoy, hemos sido testigos de primera mano, y muchas veces sin darnos cuenta.
No obstante, la película como producción hija de su tiempo, roza por momentos lo cutre, y un diseño de producción bastante demencial y poco afortunado.
Algunos dirán que, claro, retratando un mundo futuro tan terrible y tan capitalista y corporizado, viene a cuento.
A final de cuentas, todos los psicópatas que presencian la TV, y se regodean con semejante espectáculo sangriento, no terminan transformándose en “guerreros fanáticos de la libertad y enojados con las mentiras del gobierno”, sino que festejan las matanzas de Richards y sus aliados.
No hay cambio de gobierno ni revolución, sino un tendal de muertes, y el mantenimiento del status quo de la violencia televisiva, por lo que la trama queda truncada.
Dudo mucho que el accionar de Ben haya cambiado un ápice el futuro de toda la humanidad en semejante escenario.
¿Qué han conseguido cargándose al presentador de un programa?
Nada realmente.
¡Es al gobierno al que hay que derrocar!
Pero si se mira bien, no es mal punto de partida para que la gente no se crea todo lo que dicen.
Como dato, el total de muertes son 41, el problema, o no, es que todo queda reducido a un “body count” para lucimiento de Richards, en lo que parece un videojuego de plataformas, donde él se limita a ir despachando a cada villano en una sucesión de peleas sangrientas.
Todo para llegar al jefe final, y terminar la partida.
“Game Over”
Y si Killian es importante, no menos lo es el público del programa, que retrata con fino humor negro a una sociedad deshumanizada y sedienta de violencia que ha propiciado la existencia de programas como ese.
Prueba inequívoca, es el desfile de mujercitas y adorables ancianas que apuestan emocionadas por su perseguidor favorito…
Quizás sea demasiado violenta,  sin embargo es notable su influencia y mensaje, debido a la reflexión que hace acerca del poder mediático de la televisión, capaz de manipular hasta límites insospechados todo tipo de contenidos, como es el caso de este concurso, una especie de “Gran Hermano” sangriento, donde cada cual apuesta por su favorito.
Y eso que estamos en 1987, ya predecían lo que tenemos ahora…
Debo añadir, que The Running Man es un eficaz alegato en formato de ciencia ficción, contra la violencia en uno de los medios más utilizados en EEUU, como es la televisión, en concreto, el mensaje va dirigido contra los concursos de dudosa calidad, muy al estilo de los que por desgracia se ha convertido en una especie de enfermedad cerebral y degenerativa, como bien puede ser “Keeping Up with The Kardashians” o el mismo “reality show”, en los cuales, muchos de sus concursantes, algunos como bien puede ser en su mayoría famosos, o de gente corriente que carecen de cultura, y tienen modales de expresión y de ignorancia, muy propio de una sociedad aborregada, totalmente barriobajera y degradante para la paciencia de una audiencia que en pocas palabras, buscan en la televisión y con desesperación, una programación de calidad.
Básicamente, The Running Man está muy lograda en muchos sentidos:
Por un lado, resulta de lo más entretenido como el protagonista debe enfrentarse a todo tipo de enemigos; y se atreve a ser seria, denunciando la falta de individualismo, de escrúpulos, el atontamiento frente al televisor, que hoy en día sería frente al ordenador, de una sociedad uniforme, sin conciencia, basada en las manadas, y abrazada al “pan y circo”
Siéntense y disfruten.
Y da la sensación, de que quienes han hecho esta obra, están fascinados por aquello mismo que critican y satirizan.
En este sentido, el desenlace final resulta algo ambiguo:
Triunfan los héroes, y los villanos muerden el polvo, pero:
¿Pervivirá en el futuro este sistema, basado en la mentira, la manipulación y la crueldad?
Al final no se sabe, y ahí reside lo brutal y real del asunto.
Del reparto, Arnold Schwarzenegger declaró, que Paul Michael Glaser fue una horrible decisión para dirigir, debido a que él provenía del medio televisivo, y no tenía experiencia en el mundo del cine.
El actor austriaco, también dijo que Glaser la rodó como si fuera un programa de televisión, que lo es, y eliminó todas las profundidades argumentales del guión, ya que lo sospechó al ver que el novel director fue contratado en el último minuto.
Debido a ese contratiempo, Schwarzenegger no tuvo tiempo para investigar ni estudiar el mundo futuro, en el que estuvo inmerso, algo que sí hizo en “Terminator” (1984), debido a que el rodaje se inició a la semana siguiente de ser contratado Glaser.
Y es que la elección del director llevó su tiempo, ya que se estuvo barajando hasta 4 personas distintas.
En primera instancia, Paul Michael Glaser rechazó la película, porque solo le dejaban 2 semanas para preparar el rodaje, por lo que optaron por Andy Davis, pero tras 8 días de rodaje, este fue despedido, y volvieron a llamar a Paul Michael Glaser, quien finalmente aceptó, teniendo entonces solo 2 días para prepararla.
Además, existieron hasta un total de 20 versiones del guión, las últimas eran reescrituras que hacía a diario el propio director.
La cantidad de violencia que aparece en pantalla, hizo que el director y los productores, estuvieran en continuo conflicto con el estudio de cine para que esta fuera reducida.
A este respecto, pueden apreciarse multitud de errores:
Manchas de sangre que aparecen y desaparecen, errores de audio, de continuidad, de guión... además de una producción que da la sensación de ser más pobre de lo que demanda su presupuesto real.
También, en “The Importance of Being Bachman”, King describe al protagonista, Ben Richards, como “escuálido y pre-tuberculoso”
King, también agregó que Arnold Schwarzenegger era muy diferente de como lo escribió en el libro, diciendo que Richards era “...tan lejos del personaje de Arnold Schwarzenegger en la película que se puede tener”
Aquí, Schwarzenegger aporta un carisma incontestable a su rol, con ese aire chulesco que tan bien le viene, disparando humor negro, recién salido del rodaje de “Predator” (1987), fumando los mismos puros, y con el mismo buen estado de forma y energía arrolladora.
Es un actor tan limitado, que tampoco se esfuerza más allá de su enorme fisicidad, y con ella, le vale, pues ya por entonces, había pulido bastante sus trabas interpretativas, y hace muy creíbles las escenas de acción.
Verle en el escenario del enorme concurso, con ese presentador/director tan absolutamente canallesco y abyecto, nos preocupa, porque sabemos que, quizá, no estamos tan lejos de ver algo parecido en televisión.
Hasta los colores y el diseño del decorado, así como el histrionismo de algunos caracteres, nos remiten a ejemplos actuales muy cercanos.
Pero siendo más incisivo en el retrato social y en la crítica a un sistema podrido hasta los cimientos, henchido de esa hipocresía con la que los más despreciables juzgan y machacan a los más valientes y sacrificados, tal como contó en la inolvidable, y en algunos puntos coincidente, aunque sea a nivel superficial, “They Live” (1988)
Sorprende, eso sí, y se disfruta, su bestial violencia, muy en la línea de las películas ochenteras del culturista austríaco, con la que no nos veremos privados de explosiones de cabezas, tiroteos dantescos, peleas hipervitaminadas, luz estroboscópica para contarnos persecuciones, y animaladas de todo tipo, con una colección de cazadores, quizás bastante pasada de moda ahora mismo, pues imagino la colección de cafres psicópatas que habría inventado un director con algo más de cine en las venas; pero aún eficaz.
Al lado de Arnold, María Conchita Alonso, o un siempre eficaz, Yaphet Kotto, cumplen con solvencia, y dan la réplica sin problemas.
También, The Running Man cuenta con 2 actores que pasaron a ser gobernadores de un estado de Estados Unidos:
En noviembre de 1998, Jesse Ventura fue elegido Gobernador de Minnesota; y en octubre de 2003, Arnold Schwarzenegger fue elegido Gobernador de California.
No obstante, Schwarzenegger, en el fondo cumplió su función similar a Killian, en la política republicana, denegando el perdón a los presos, y condenándolos a muerte, sin posibilidad de indulto, etc.
Otra curiosidad es que cuando Arnold Schwarzenegger se presentó a Gobernador, montaba un autobús de campaña, al que llamó The Running Man.
Por otra parte, 4 actores de la saga cinematográfica “Predator”, aparecen aquí:
Arnold Schwarzenegger, Jesse Ventura, y Sven-Ole Thorsen, aparecen en la película original de 1987; mientras que María Conchita Alonso aparece en la secuela, “Predator 2” (1990)
Muchas personas que trabajaron con Richard Dawson, en el programa de juegos, Family Feud (1976), afirman que en la vida real, Dawson era muy parecido a su personaje de Damon Killian, en su manejo de los subordinados; siendo esta, su última película.
Erland van Lidth que hace de Dynamo, fue un cantante de ópera Helden barítono, de formación clásica, por lo que en su introducción como Dynamo, él está cantando realmente, y es un aria de “Las Bodas de Fígaro”
Este actor/cantante, murió unos meses después del rodaje, de un paro cardíaco, a los 34 años de edad.
El personaje de “Mick”, el líder de la tierra, es interpretado por el baterista, Mick Fleetwood, del grupo Fleetwood Mac, en su debut en el cine.
Su compatriota en la película, un personaje llamado “Stevie” es interpretado por Dweezil Zappa, hijo de Frank Zappa, en un evidente homenaje a Stevie Nicks, de Fleetwood Mac.
La coreografía de las bailarinas de la película, fueron creadas por Paula Abdul, que estaba trabajando entonces de coreógrafa para Janet Jackson.
Mientras las bailarinas, eran en realidad las animadoras de Los Angeles Lakers.
No está claro, cómo Amber fue capaz de pasar de contrabando, el video de las imágenes sin editar, de la matanza de Bakersfield en su traje de “spandex”, después de que la atraparon mirando las carpetas…
Sin embargo, cuando Richards le pregunta, cómo lo pasó de contrabando, ella responde “no es asunto suyo” con una sonrisa maliciosa…
The Running Man mantiene intacto, al menos 2 elementos claves de la novela, mucho más adictiva y espléndida.
Uno, es el hecho visionario, antes de que se emitieran los “reality show”, de seguir las vivencias de personas concretas para incrementar los índices de audiencia de TV.
Aquí, este aspecto está llevado al extremo, hasta el punto de que el concurso consiste en sobrevivir a la muerte.
Y segundo, la tergiversación de las imágenes y la verdad del concursante, con el fin de que resulte despreciable al público.
Además, el personaje de Amber, ni siquiera existe en el libro, de hecho, Richards se encuentra solo.
Si bien María Conchita Alonso aporta esa dosis femenina complementaria al exceso de testosterona, sudando, haciendo abdominales, y embutida en el traje de corredora… las diferencias específicas entre las obras, incluyen:
La novela tiene lugar en el año 2025.
Esta película tiene lugar en el año 2019, 2 años después del colapso de la economía mundial, en el año 2017.
Mientras que esta película tiene lugar en California, la novela tiene lugar en la costa noreste de los Estados Unidos, incluyendo Derry, Maine, ciudad natal de Stephen King, siendo este último, el principal escenario de ficción de las novelas de King.
Richards, es un varón caucásico, muestra signos de racismo al principio de la novela, pero es acogido por los Throckmortons, una familia afroamericana en Boston.
Laughlin es caucásico, y entra en el torneo de buena gana, como lo hace Richards.
Dan Killian, llamado Damon Killian en la película, es un afroamericano, es el productor de The Running Man, no el anfitrión.
A diferencia de la película, el único cazador mencionado por su nombre en la novela, es Evan McCone, el jefe de los cazadores, que finalmente es muerto a tiros por Richards.
El final, es mucho más grave en la novela que en la película.
La banda sonora, estuvo compuesta por Harold Faltermeyer, donde se agregan varias composiciones, como “La Cabalgata de Las Valquirias” de Richard Wagner, “Running Away With You” de John Parr, “The Death March” de Jackie Jackson y Glen Barbee, “Paula's Theme” de Jackie Jackson y Glen Barbee; y un tema de la serie de televisión “Gilligan's Island” de Sherwood Schwartz y George Wyle.
“I can pick anyone I choose.
And I choose...
Ben Richards.
That boy is one mean motherfucker”
Tanto la novela como la película, describen un mundo futuro en crisis absoluta, tanto económica como de valores, en el que el medio ambiente está comprometido, la pobreza es inmensa, la televisión martillea cada día con programas basura, y con crueldad; los ricos les dicen a los desgraciados, cómo tienen que vivir, sin dar cuentas a nadie…
Un mundo muy diferente al de hoy, vaya…
Este tipo de trucos y engaños, también fue representado en la película “Wag The Dog” (1997)
Hoy en día, el gobierno está recortando tanto en la educación, como en las artes, en definitiva ve dispensable a la cultura; mientras la televisión, los deportes y las nuevas tecnologías, sumen al hombre en un letargo de incapacidad intelectual vergonzosa, suplantado por programas como el detestable “Gran Hermano” y demás “reality shows”
¿Da igual, cómo son las cosas en realidad…?
¿Da igual si el hombre es un sujeto de derechos por su inalienable dignidad, da igual lo moral o lo inmoral…?
¿Qué es la moral, sino la cristalización de años de convencionalismos sociales?
¡Vacua herencia!
No importa lo que es, importa lo que aparece, cobra relevancia para nuestro “filósofo”, únicamente lo que se pueda advertir en el devenir de los tiempos, y sólo en la medida en que sea útil para el fin:
Poder, poder, y más poder.
Si el pueblo quiere gladiadores, dale gladiadores y te amará.
Ése es el sentido de la frase “Panem et Circenses”, “pan y circo” del genial poeta latino, Juvenal, que denunció airado, la práctica despótica del Senado romano de contentar al pueblo, para comprar el voto.
¡Así era fácil lucir el emblema SPQR…!
“Senatus Populusque Romanus” es decir, “El Senado y El Pueblo Romano”
Ahora:
¿Que el juego de los gladiadores era indigno e inhumano?
¡Ése es problema de los gladiadores!
No importa lo que sea el circo, ni lo que sea un gladiador; me trae sin cuidado qué es el pueblo, o qué es un votante:
Lo verdaderamente relevante, lo único que existe, la única verdad, es que si ofrezco gladiadores, obtengo el poder.
Tras casi 20 siglos, la humanidad ha mostrado en muchos aspectos, muy poco avance, por ello la frase de Juvenal, que continua aplicándose como método que pretende manipular y ocultar hechos, comprar conciencias, y prohibir el avance democrático y progresista de nuestras sociedades.
Es tiempo de que los ciudadanos dejemos de ser parte de las viejas prácticas que se remontan a siglos pasados.
Deberíamos tomar nota, de hasta qué punto, el gobierno y los medios nos cuentan solo que quieren, para que creamos a pies puntillas, todo lo que nos cuentan.
¡Es hora de salir de juego!

“This is television, that's all it is.
It has nothing to do with people, it's to do with ratings!
For fifty years, we've told them what to eat, what to drink, what to wear... for Christ's sake, Ben, don't you understand?
Americans love television.
They wean their kids on it.
Listen.
They love game shows, they love wrestling, they love sports and violence.
So what do we do?
We give 'em “what they want!”
We're number one, Ben, that's all that counts, believe me.
I've been in the business for thirty years”



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