The Taming Of The Shrew

“In the war between the sexes, there always comes a time for unconditional surrender”

William Shakespeare, fue un dramaturgo, poeta y actor inglés, conocido en ocasiones como “El Bardo de Avon” o simplemente “El Bardo”, es considerado hoy, el escritor más importante en lengua inglesa, y uno de los más célebres de la literatura universal; venerado ya en su tiempo, su reputación no alcanzó las altísimas cotas actuales, hasta el siglo XIX; y en el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en multitud de ocasiones, por todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales, y de arte dramático.
Las comedias y tragedias shakespearianas, en particular, han sido traducidas a las principales lenguas, y constantemente son objeto de estudios, y se representan en diversos contextos culturales y políticos de todo el mundo.
Entre las características esenciales de la comedia shakespeariana, encontramos la vis cómica, la dialéctica de un lenguaje lleno de juegos de palabras, el contraste entre caracteres opuestos por clase social, sexo, género o poder, las alusiones y connotaciones eróticas, los disfraces, y la tendencia a la dispersión caótica y la confusión, hasta que el argumento de la historia desemboca en la recuperación de lo perdido, y la correspondiente restauración en el marco de lo natural.
El panorama de la comedia supone además la exploración de una sociedad donde todos sus integrantes son estudiados por igual, de forma muy distinta a como es vista la sociedad en sus obras históricas.
Como galería de tipos sociales, la comedia es pues, un espacio más amplio en Shakespeare, que el trágico y el histórico, y refleja mejor la sociedad de su tiempo, si bien también resalta en este campo el talento del autor para crear personajes, especialmente individualizados; donde los finales de las comedias son por lo general, festivos y placenteros.
Debe tenerse en cuenta, que el lenguaje vulgar y de doble sentido, así como la magnitud de diversos puntos de vista, los cambios de suerte y el trastorno de las identidades, aportan un ingrediente infaltable que suele estar acompañado de sorprendentes coincidencias.
La parodia del sexo, el papel del disfraz, y el poder mágico de la naturaleza para reparar los daños y heridas ocasionados por una sociedad corrupta y sedienta de codicia, son elementos trascendentes en la comedia shakespeariana.
El hombre, cambia totalmente su forma de pensar y de actuar, al refugiarse en lo salvaje, y huir de la civilización, prestándose al juego de oposiciones.
 “The Taming Of The Shrew”, es una comedia de William Shakespeare, escrita en 1590 y 1592, es una de sus obras más populares, tanto dentro como fuera de su país, como lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que sea la 5ª obra que más veces ha sido traducida al español, de entre las 37 que se conservan de su autor, únicamente precedida por:
“Romeo and Juliet”, “The Tragedy of Hamlet, Prince of Denmark”; “The Tragedy of Macbeth” y “King Lear”
Y por delante de obras como:
“A Midsummer Night's Dream”, “The Tragedy of Julius Caesar” o incluso “The Tragedy of Othello, the Moor of Venice”
Y es que “The Taming Of The Shrew” es una obra temprana de Shakespeare, por lo que estaba experimentando; siempre se encontraba escribiendo, y reescribiendo… pero lo que ha causado controversia, es la posición en la que coloca aquí a la mujer, en una posición sumisa, o resignada ante los caprichos del hombre.
Siendo uno de los errores que se cometen en las puestas en escena actuales, es tratar de suavizar esto.
La misoginia no es agradable, pero la obra muestra que existe; y aunque la obra se estrenó en Londres en 1593, no fue publicada hasta 1623, unos años después de la muerte de Shakespeare.
La primera presentación conocida de la obra, se registra en el Diario de Philip Henslowe, el 13 de junio de 1594, en el Teatro de Newington Butts.
La producción de la obra en el teatro Drury Lane, llevada a cabo entre 1663-1664,  parece ser la única puesta en escena de la obra original en la 2ª mitad del siglo XVII.
La obra original, no se realizó en absoluto durante el siglo XVIII, y en su lugar, una serie de adaptaciones, se mantuvieron en el escenario.
En las producciones posteriores, el discurso final fue modificado, o bien eliminado del todo… y conservando o no el prólogo original, el cual cuenta lo siguiente:
Christopher Sly, es un borracho pobre que se encontraba durmiendo en medio de la calle.
Un noble, queriendo divertirse, decide recogerlo, y hacerle una broma junto con otras personas, haciéndole creer que era rico, tenía esposa, vivía en un Palacio y tenía sirvientes, entre otras cosas.
Así, cuando se despierta, los sirvientes le dicen que había estado alucinando ser un borracho andrajoso, pero que en realidad era un Lord.
Sly se lo cree todo, y le hacen ver una comedia junto con la esposa, llamada “The Taming Of The Shrew”
La obra se basa, en principio, en el carácter díscolo y malhumorado de Katherina Minola, mujer que ahuyenta, no pocas veces, a golpes a cuantos pretendientes se interesan por ella ante su padre.
El asunto no tendría mayor transcendencia, si no fuese porque, según la costumbre, el padre de Katherina, el rico Don Baptista Minola, se niega a entregar en matrimonio a su hija menor, Bianca, hasta que no haya casado a la mayor; para desconsuelo de los ambiciosos aspirantes a su mano:
Hortensio, Gremio y Lucentio.
La llegada a la ciudad de Petruchio, un joven ambicioso y despreocupado, y su disposición a cortejar a la áspera Katherina, proporcionan a los pretendientes de Bianca, una esperanza para la que unen sus esfuerzos a los del ya casi desesperado Baptista.
Este planteamiento inicial, se desarrolla en forma de diversas situaciones de enredo, y abundantes diálogos ocurrentes en los que el ingenio verbal se convierte sin duda en la más contundente de las armas, destacando sin duda, el doble banquete nupcial, con que concluye la obra, y que constituye todo un giro inesperado a la situación de partida.
Pero la subtrama presenta una competencia entre los pretendientes de la hermana menor de Katherina, Bianca, que es vista como la mujer “ideal”
Al día siguiente, se presentan en casa de Baptista, el falso Lucentio, que no es más que el criado, Tranio, con un profesor de latín, el verdadero Lucentio; y Petruchio, con un profesor de música, Hortensio, disfrazado.
El falso Lucentio, anuncia su interés por desposar a Bianca; y Petruchio el suyo por Katherina, ante el asombro general.
Sin embargo, el encuentro entre Petruchio y Katherina es un desastre, ella se muestra muy arisca, y él reacciona con gran ironía.
Al final, Petruchio anuncia su boda para dentro de una semana, y abandona Padua por motivos personales.
Al tiempo de celebrarse la boda, Katherina llega a su nueva casa agotada del viaje, mientras Petruchio la sigue tratando con muchísima ironía; y la “domestica” con varios tormentos psicológicos, tales como evitar que coma y beba, hasta que se convierta en una novia deseable, complaciente y obediente esposa.
Cualquier excusa es buena, para no dejar comer ni dormir a Katherina, y así “domarle” el carácter.
Cuando el verdadero Vincentio llega a Padua, acompañado de Petruchio y Katherina, se prende la mecha de la confusión y el lío ante tanto cambio de identidades, y tras algunos apuros, todo se soluciona cuando el verdadero Lucentio cuenta toda la verdad del asunto, y anuncia además, que se ha casado en secreto con Bianca.
Todos se alegran y van al banquete, donde Lucentio, Hortensio, ahora casado con una viuda tras abandonar su idea de seguir cortejando a Bianca; y Petruchio, apuestan 100 coronas para ver quién tiene la mujer más obediente de todas…
Dicha apuesta la gana Petruchio, al quedar demostrada la obediencia de Katherina, que ya no es la bravía que todos creían.
Los personajes principales son:
Baptista Minola, padre de Katherina y Bianca, es un noble de Padua con bastante dinero.
Katherina “Kate” Minola, es la hija mayor de Baptista.
Es bella, muy inteligente, y tiene mucho carácter, por lo que es llamada “fierecilla”
Siente devoción por fastidiar a los demás, sobre todo a Bianca.
Es un personaje que evoluciona de una forma exagerada, un cambio demasiado radical, y en muy poco tiempo, como para que se le considere un personaje redondo.
Es un personaje estereotipado, que tiene como función, poner en relieve lo que quiere expresar el autor.
Bianca Minola, es la hija menor de Baptista, y la favorita.
Ella es guapísima, dulce, y tiene compostura; es llamada “ingenua”
Es pretendida por Lucentio, Hortensio y Gremio, y es el personaje central de la acción secundaria; pero el amor la hace cambiar, y se vuelve hacia su padre y enamorados.
Lucentio es un joven de Pisa, que va a Padua a ampliar sus estudios cuando ve a Bianca, y se enamora; por lo que intentará enamorarla, no comprarla, y lo conseguirá; y para poder entrar en la casa, se hará pasar por profesor de latín.
Gremio, es un personaje mayor y secundario, posee una pequeña fortuna y da juego a la acción secundaria.
Hortensio es amigo de Petruchio, es el último pretendiente de Bianca, y este también se hace pasar por maestro, de música en este caso.
Al final, acaba casándose con una viuda.
Petruchio, es el pretendiente de Katherina.
Viene de Verona, donde acaba de morir su padre, quien le ha dejado una pequeña herencia, y llega a Padua con la intención de ganar dinero.
Es un personaje de carácter fuerte, es inteligente y muy bruto.
Según lo que dicen, “es el profesor de la escuela donde se doman fieras”
Tranio y Biondello, con criados de Lucentio, usados para que éste pueda entrar en casa de Baptista, y se cambian de papel:
Tranio pasará a ser Lucentio, y Lucentio, Tranio.
Vicentio, es el padre de Lucentio, es un hombre pudiente, que quiere mucho a su hijo.
Y Grumio y Curtis, son los criados de Petruchio.
No demuestran mucha estima por su señor, pero hacen todo lo que les dice; y también colaboran en el maltrato psicológico de Katherina.
“The Taming Of The Shrew”, ha sido una de las obras de Shakespeare más traducidas, quizás porque en ella predominan las ocurrencias de la trama sobre las complejidades del lenguaje poético.
El lenguaje, no es simplemente un portador de significado en la obra, sino que es en sí mismo, un tema importante.
Katherina se describe como una fierecilla por su afilada lengua y lenguaje duro para los que la rodean, a menudo causando ofensa.
Por ejemplo, hablando de sí misma en tercera persona.
El lenguaje, se ha convertido en un campo de batalla, donde Petruchio, aparentemente emerge como el vencedor.
Es a través del lenguaje, donde aparentemente Katherina ha sido domesticada; pues la reputación de ella como “una fierecilla”, es el resultado de su lenguaje y la percepción pública de ella; y Petruchio utiliza la retórica para cambiar ambas.
Uno de los aspectos técnicos, y más destacados en la obra es, sin lugar a dudas, su planteamiento inicial, pues “The Taming Of The Shrew” no es sino una obra dentro de otra obra, en inglés, “play-within-the-play”
Y es que la obra principal se presenta al público en realidad, como una obra con la que un señor y sus criados agasajan a su supuesto gran señor, que no es en realidad, sino un pobre borracho al que han recogido de la calle, y a cuya costa han decidido divertirse durante un tiempo.
Este recurso técnico, proporciona a la obra, gran dimensión metateatral, y un indudable doble distanciamiento del público.
Mucho se ha escrito acerca del origen del argumento de la obra, aunque lo único en lo que la crítica autorizada parece estar de acuerdo, es en el hecho de que el argumento principal, no es original de Shakespeare.
Lo cierto es que el esquema argumental básico de la obra se repite, con muy pequeñas variaciones, en multitud de textos de tradición oral o escrita, diseminados por toda Europa, por Asia, e incluso en la América precolombina.
No obstante, entre todos esos relatos, y el texto de Shakespeare, existen diferencias fundamentales, y no sólo en lo que concierne a su desenlace, que inducen a pensar que, si bien es muy probable que el dramaturgo isabelino conociera el argumento a partir de esa tradición, no se inspiró en ninguno de esos textos en concreto, a la hora de componer su obra.
Por lo demás, llama la atención el hecho de que, si bien los textos, cuyo argumento se basa en “la doma de una mujer bravía por parte de su marido” son abundantes en la literatura europea previa a la publicación de “The Taming Of The Shrew”, hacia 1590 y 1593; con la aparición de la obra de Shakespeare, no se vuelve a publicar ninguna obra nueva en que éste sea el principal asunto de su argumento, de modo muy similar a como ocurrió con las novelas de caballería y el Don Quijote de Miguel de Cervantes.
La cuestión de, si la obra es misógina o no, se ha convertido en objeto de considerable controversia, particularmente entre los eruditos modernos, el público y los lectores.
“The Taming Of The Shrew”, ha sido adaptada numerosas veces para teatro, ópera, ballet y teatro musical; y se han llevado a cabo gran cantidad de representaciones cinematográficas.
La primera adaptación más conocida, es la de 11 minutos 1908, “The Taming Of The Shrew”, dirigida por D.W. Griffith, y protagonizada por Arthur V. Johnson y Lorenzo de Florencia.
En 1929, “The Taming Of The Shrew” fue dirigida por Sam Taylor, y contó con Mary Pickford para representar el personaje principal femenino.
Otras versiones de películas, que son adaptaciones sueltas en oposición a las traducciones directas del escenario a la pantalla, incluyen:
“Taming Mrs. Shrew” (1912) de director y reparto desconocido; que establece el juego en un ambiente contemporáneo, cuando un marido trata de domar a su esposa regañona.
“The Taming Of The Shrewd” (1912), dirigida por Harry A. Pollard, protagonizada por Norma Shearer y Reginald Denny.
“Kiss Me Kate” (1953), escrita para la pantalla por Dorothy Kingsley, dirigida por George Sidney, protagonizada por Kathryn Grayson y Howard Keel; es un adaptación cinematográfica del musical de 1948, de Cole Porter.
Y “10 Things I Hate About You”, una versión moderna y juvenil de 1999, con Julia Stiles en el papel de Katarina/Katherina; Heath Ledger en el de Patrick Verona/Petruchio; Larisa Oleunik como Bianca, y Joseph Gordon Levitt como Cameron/Lucentio.
Quién es, pues, la “fierecilla” que debe ser domada:
Una mujer que toma decisiones propias, o un hombre que cree que domina.
Quizás los 2, quizás ninguno, pero son materia para el humor.
“Women are made to bear and so are you!”
The Taming Of The Shrew es una comedia del año 1967, dirigida por Franco Zeffirelli.
Protagonizada por Elizabeth Taylor, Richard Burton, Cyril Cusack, Michael Hordern, Alfred Lynch, Alan Webb, Giancarlo Cobelli, Vernon Dobtcheff, Ken Parry, Anthony Gardner, Natasha Pyne, Michael York, Victor Spinetti, Roy Holder, Mark Dignam, Bice Valori, Tina Perna, Alberto Bonucci, entre otros.
El guión es de Suso Cecchi d’Amico y Paul Dehn, basados en la obra de teatro homónima de Shakespeare.
En esta versión, la película corta la mayor parte del diálogo original, pero permite más caracterización; por ejemplo, la mayor parte de la trama secundaria de Lucentio y Bianca, se corta; mientras se agrega más caracterización de Katharina y Petruchio.
Muy curiosamente, después de que los nombres de los guionistas se enumeran, se lee:
“Con el reconocimiento a William Shakespeare, que sin él, habrían sido palabras sin sentido”; siendo esta, la versión más vista de la obra; y la primera producción fílmica a gran escala de Franco Zeffirelli, donde el director se vale de la escandalosa y complicada vida de pareja que mantenían, en la vida real, Richard Burton y Elizabeth Taylor; y cuyo resultado es una inolvidable combinación de drama y comedia.
Burton y Taylor, estaban en la cresta de su popularidad, y escándalo, cuando emprendieron llevar esta comedia de Shakespeare a la gran pantalla, en 70mm, y bajo la dirección de Franco Zeffirelli, director que empezaba a despuntar.
Tal vez pesaba el divismo de las 2 estrellas que ocupaban el interés principal de la prensa, digamos “rosa”
Elizabeth Taylor, era una figura que siempre salía en los medios, en la prensa del corazón, a veces por motivaciones absurdas, como el regalo de una perla llamada “Peregrina”, que lucía en fiestas como si esta noticia fuera el acontecimiento más importante del momento; sin embargo, esa figura pública, “absolutamente nefasta”, perjudicó sus respectivas carreras, haciéndolos pasar como actores frívolos, cuando no lo eran.
Así pues, ambos coprodujeron la película, poniendo $1 millón de su propio dinero en la producción, y renunciando a sus combinados $2 millones más salarios, tomando un porcentaje de las ganancias de la película en su lugar.
Pero fue después de que “Cleopatra” (1963) fracasara en la taquilla, casi arruinando a la 20th Century Fox, cuando el director Franco Zeffirelli sugirió que Elizabeth Taylor y Richard Burton estuvieran en su película, y le dijeron que “nunca recurrirían a los ejecutivos de Fox”
Sin embargo, Zeffirelli fue persistente, y al final, fue capaz de convencer a Fox, de que la pareja todavía tenía potencial de taquilla.
En última instancia, se demostró la certeza, ya que la película fue un gran éxito de taquilla; que tuvo un presupuesto $4 millones, generó la cantidad de $12 millones, y además, recibió 2 nominaciones al Oscar:
Mejor dirección artística y vestuario.
La película, hecha en inglés, pero rodada en Italia, inicia en la Italia de siglo XVI.
Petruchio (Richard Burton), es un pobre pero obstinado caballero de Verona, que va a Padua en busca de una esposa rica…
Allí conoce a la temperamental, iracunda e intratable Katharina (Elizabeth Taylor), que le impone todo tipo de condiciones para casarse con él.
Ambos se enamoran, a pesar de la diversidad de sus caracteres.
El noviazgo posterior, es una sucesión de batallas sin cuartel, entre el ingenio femenino, y la dominación masculina.
La situación caótica resulta de la necedad de ambos personajes, lo que provoca la burla de familiares, amigos, y del resto de los ciudadanos:
Ella tiene una personalidad fuerte, él también; ella dice lo que piensa, él también; ella peleará por ser respetada, él también…
El resultado es una relación tensa y alguien, o algo, tiene que cambiar.
Cuando por fin ella accede, él se las arregla para convertir la luna de miel en una auténtica pesadilla, con el fin de domeñarla.
Cuando la pareja vuelve a Padua, Katharina ayuda a Petruchio a ganar una apuesta, que demuestra que ella es la más obediente de las esposas.
The Taming Of The Shrew es una batalla campal de egos y de actores, entre Taylor y Burton, con diálogos filosos, la comedia y el desparpajo, junto a los decorados y el vestuario, hacen de la propuesta, una obra digna de ser revalorada con Mención de Honor.
Solo Shakespeare logra arrancar carcajadas inteligentes, donde muy en el fondo, hay una lectura de la época, el papel de la mujer, y lo que realmente es importante en las relaciones sentimentales.
Con un ritmo ágil y dinámico, respetuosa con el origen que le sirve de base, y al mismo tiempo, plenamente integrado en un periodo en el que la comedia cinematográfica estaba en pleno apogeo, The Taming Of The Shrew es el ejemplo de un gran espectáculo, servido a la pantalla con inteligencia, buen gusto, sentido del humor, un notabilísimo bagaje cultural, un espléndido equipo profesional y, fundamentalmente, bajo la batuta de un gran esteta, que sabía lo que se hacía con un carácter cercano a la maestría.
Es una comedia dialéctica, estereotipada, y escrita en el siglo XVII, pues para la mentalidad que tenemos ahora, puede llegar a parecer machista, e incluso misógina.
“Will you, nill you, I will marry you”
The Taming Of The Shrew, no es solo una espléndida adaptación shakesperiana, es un placer para los sentidos, una divertidísima comedia, y una fábula moral que sabe trasladar la sutileza, y la aparente grosería del original que le sirve de base, ofreciendo un resultado en el que su esteticismo está trabajado con verdaderos tintes de nobleza; un filme que significó un reto para Franco Zeffirelli, pues implicó su transición de los escenarios teatrales a los sets cinematográficos.
El filme, se realizó en un enorme set construido a las afueras de Roma, en el cual se construyó el poblado medieval, en el cual Katharina vive, y al cual, el simpático y brutal Petruchio, arriba para domarla.
Zeffirelli apostó por una visión realista de lo medieval, con sus presos encadenados en las calles, caóticos mercados, animales de granja sueltos por doquier, esperpénticas prostitutas, y otros rudos personajes populares.
Lo que el cineasta debutante consiguió, funciona en 2 sentidos:
En primer lugar, porque en sus manos, Shakespeare dejó de ser “alta cultura”, para convertirse en lo que originalmente siempre fue, un entretenimiento popular, potenciado por una puesta en escena dinámica, que en ningún momento adopta el punto de vista único del espectador teatral.
En un segundo plano, además del gusto abigarrado del realizador, tanto en los vestuarios como en la puesta en escena, o en la barroca partitura compuesta por el maestro Nino Rota, The Taming Of The Shrew se vuelve una comedia cinematográfica, alejada de lo teatral, con secuencias como la pantagruélica boda entre Petruchio y Kate, o la persecución entre los protagonistas, para darse un primer beso, escenas no creadas por Shakespeare, y que dan un realce a la labor fílmica de Zeffirelli.
La historia se inicia con la llegada a la Padua del siglo XVI, del joven noble Lucentio (Michael York), acompañado de su fiel sirviente, Tranio (Alfred Lynch)
En la localidad italiana, se celebra una misa que repentinamente, hermosa transición visual y estética, se convierte en el marco del carnaval.
En medio del frenesí de los sentidos, Lucentio advierte sobre la belleza de una joven, Bianca Minola (Natasha Pyne), que desea convertir en la mujer de sus sueños.
Con este inicio, nos adentramos en la conocida comedia shakesperiana, y la misma nos lleva hasta la familia de Baptista Minola (Michael Hordern), quien anuncia que hasta que su hija primogénita Katharina, una joven antipática y nada sociable, no sea desposaba, no otorgará permiso para que su hija menor, Bianca, pueda contraer matrimonio…
Todo ello no es más que el preámbulo para la llegada de Petruchio, un caballero de Verona, sumido en la pobreza, quien logra casarse casi por la fuerza con Katharina, e intenta sobre todo, “domesticar” su agresiva personalidad, para así adueñarse de su dote.
Al mismo tiempo, la aparentemente irascible esposa, revelará en no pocos instantes, tanto su cariño al brusco esposo, como que realmente ella es quien controla el juego de la pareja.
Como una adelantada “guerra de los sexos”, se desarrolla a divertidos trazos de comedia bañada de contrastes y sensualidad en la que cabría destacar fundamentalmente, la enorme viveza con la que se trata una época pretérita.
Al mismo tiempo, logra plasmarse a la pantalla, el deliberadamente grosero sentido del humor presente en la obra del dramaturgo inglés.
Así, un matrimonio que daba mucho que hablar a los medios, como fue el de Taylor y Burton, era que ni pintado para este argumento sobre la lucha de fuertes caracteres e ingenios, entre un caradura de modesta, aunque no despreciable condición social; y una rica heredera de muy malas pulgas.
Katharina, de muy mal genio, avivado y exagerado intencionadamente por el hecho de sentirse menospreciada en el afecto de su padre, quien prefiere a la dulce y dócil hija menor, Bianca, ha encontrado en sus arrebatos de furia, el desahogo para sus frustraciones.
Al ser la mayor, carga sobre ella el peso de ser la primera en casarse, pero ella no soporta que le impongan a cualquier mequetrefe al que ella da cien vueltas.
Se ha visto metida en el círculo vicioso, de ser señalada por no tener una personalidad fácil y complaciente, y toda Padua se hace lenguas y se burla, ha perdido cualquier opción de tener pretendiente, y para colmo, está la obligación de tener que casarse prácticamente por la fuerza, para que su hermana pueda tener también su oportunidad.
La presión de su situación, le ha avinagrado el carácter, pues Katharina no puede evitar ser como es, y le duele que se la desprecie sólo por no ser como los demás esperan que sea.
Ella libra cada día su batalla particular, rompiendo todo lo posible la paz del hogar, y desesperando a su padre, que no sabe qué hacer.
Y en ésas está la familia Minola, cuando llega a la ciudad un estudiante, Lucentio, que se enamora de Bianca, la cual tiene detrás a unos cuantos moscones.
Éstos se confabulan para idear una estrategia en la que cada cual intentará obtener la mano de la chica, pero para ello, deben conseguir primero que Katharina se case.
La ocasión se presenta, cuando llega Petruchio…
Al contrario de lo que se espera, él parece hecho para meterse en un fregado de tales proporciones, espoleado por la chispeante perspectiva de establecer un duelo de voluntad e inteligencia con una hembra brava.
Donde los demás se acobardan, él anticipa ante sí, un juego divertido y excitante, de formidables dimensiones, pero no le cabe la menor duda de lo bien que se lo va a pasar, ni del éxito que va a obtener.
El tipo de hombre que le va a la indómita Katharina, quien nunca se había cruzado con la horma de su zapato.
Y cuando él, con todo su descaro, se presenta a pedir su mano, el padre está encantado, y se desencadena la lucha.
Ella trata por todos los medios de desagradarle y cansarle, pero él no conoce la derrota y además, desplegando su astuta estrategia, se muestra irónico y mordaz con ella, la hace rabiar, la descoloca, le da una de cal y otra de arena, y logra su objetivo, que es excitar el interés y el deseo de ella.
Como sabe que la única forma de obtener control, es no cediendo ni un milímetro, su papel dominante no decae, y eso en apariencia, al menos irá minando las gruesas barreras de la fiera.
Pero la mujer, tan lista como él, y encantada secretamente con el juego que despierta su pasión, tanto como la de su marido, adopta a su vez su propia estrategia, en la que abandona sus modales de verdulera, y avanza hacia una progresiva docilidad.
La tensión sexual de esa dualidad, entre el papel dominante y el dominado, el morbo que provoca la sensación de dominar y ser dominado, es lo que mueve a ese par de locos apasionados que han encontrado, aunque no lo admitan jamás ante el otro, a su compañero/a ideal.
Pero ojo, “domar”, del inglés “taming”, no significa hacer del otro lo que uno quiere, o mejor le conviene, de esa persona; la llamada “arpía” o “shrew” en inglés, calificativo usualmente denominado para hablar del personaje de Katharina, si bien “shrew” se refiere a una mujer fácil de hacer enojar, y con actitud violenta, también puede aplicarse para describir a Petruchio.
Él vela por su conveniencia, por el dinero y por lo que puede sacar a favor suyo de la situación; él dice, desde su perspectiva respecto al género femenino, que una mujer está para servirle a su esposo.
Costumbres antiguas y personalidad machista, su actitud prepotente conduce a una serie de enfrentamientos entre él y Katharina, enfrentamientos de palabras y de una imprudente pero necesaria competencia, entre uno y otro por llevar el control de la situación.
Shakespeare, con esta comedia, logra burlarse de esas costumbres relacionales, proponiendo en su trama, la representación exagerada, irónica y hasta sarcástica de los convencionalismos, de lo correcto e incorrecto en las relaciones de pareja, relaciones sentimentales y relaciones humanas en general.
La boda entre estos personajes, es ejemplo de ello:
La ceremonia, celebrada a pesar de la negativa de Katharina, de la habladuría del pueblo o del hecho que Petruchio llegue tarde y borracho al evento.
¿Es ésta la forma en que la historia se ríe de los supuestos cánones tradicionales que rigen al matrimonio, y en general, todos los demás estándares sociales de comportamiento dentro del área del enamoramiento, cortejo, y relación en pareja?
El ejemplo contrastante, está en el dúo conformado por Bianca y Lucentio; un romance aparentemente perfecto, formado por 2 iguales desinteresados.
Ellos representan también, una mirada exagerada hacia el romance.
¿Son ellos el modelo típico de enamorados?
En su caso:
¿Es su participación, un guiño burlón de Shakespeare ante la socialmente denominada “pareja perfecta”?
La historia refleja un comportamiento social en un contexto en el que la equidad no siempre está presente.
Petruchio logra darse cuenta, que la presencia de Katharina, su toque femenino, es algo que necesita, su presencia le hace bien.
Ella por su parte, logra darse cuenta que si no aprende a recatarse, a administrar sus palabras, y su actuar, las burlas irán directamente hacia ella.
¿Quién doma a quién?
La historia en su eje central, habla del concepto domar, pero no en el sentido estricto de hacer a alguien más dócil, más tranquilo, sino en el sentido de taimar, el diccionario de La Real Academia Española, define “taimado” como:
Bellaco, astuto, disimulado, y pronto en advertirlo todo; de enseñar a optimizar actitudes, de dirigir toda esa energía en algo beneficioso, aprender a comportarse de acuerdo con el contexto y/o con la otra persona a favor propio, algo que logra mejor Katharina, en comparación con el resto de los personajes, incluso su antagonista, pues hace creer a Petruchio que ha sucumbido ante sus órdenes.
Las interpretaciones quedan abiertas, y están sujetas a la controversia que todavía hoy genera.
The Taming Of The Shrew, funciona a muchos niveles, pero en el propiamente cinematográfico, cabría destacar de forma muy especial su dinamismo en la disposición de los actores dentro de su formato panorámico, en una cámara que al mismo tiempo se adapta a sus movimientos.
La película de Zeffirelli, es también enormemente divertida, tanto en sus diálogos repletos de ironía, como en la hilaridad de diversas de sus secuencias, pienso en estos momentos, en la de la boda de Katharina y Petruchio.
Con ello, no solo demuestra respeto, sino una enorme vivacidad con respecto al sentido del humor de Shakespeare.
Y como en toda adaptación shakesperiana que se precie en su acierto, es obvio que en ella, la presencia de los actores ha de ser indispensable.
Creo que ni los más acérrimos detractores de Franco Zeffirelli pueden ocultar su maestría en la materia, evidenciada en una prestigiosa trayectoria teatral.
En esta ocasión, se pone de manifiesto, y este es un ejemplo en el que resulta indispensable contemplar la versión original, la extraordinaria labor que manifiesta todo su reparto, comenzando por la excelente pareja protagonista, pero que se extiende a todos los componentes del “cast”, de entre los que no se puede dejar de destacar a:
Un inmenso Michael Hordern, que logra acaparar la atención del encuadre, cuando aparece en el mismo con un sentido de la ironía y la mirada realmente incomparable, algo de ello cabría señalar igualmente de la prestación de Cyril Cusack.
Pero esa destreza de Zeffirelli, cabría enmarcarla en la utilización del habitualmente empalagoso Michael York.
Acertadamente, el realizador utiliza su innegable dote escénica, modificando su aspecto blando, y encuadrándolo en escasísimas ocasiones en primer plano.
Con ello logra del entonces joven intérprete, una de sus mejores labores cinematográficas, precisamente casi en la que suponía su debut.
Y es que Inglaterra siempre ha ofrecido al cine, un gran plantel actoral, actores que se han labrado un sólido prestigio, tanto en teatro como en cine, pese a que sus colegas estadounidenses siempre han sido considerados más comerciales, a veces en el sentido más despectivo de la palabra.
Richard Burton y Elizabeth Taylor, se lucen con sus papeles, son como 2 toros que se embisten mutuamente, 2 caracteres fuertes que chocaron en la pantalla y en la vida real.
Se amaron mucho, pero se hicieron la vida imposible.
Si Elizabeth Taylor no hubiera tenido una imagen tan antipática, de cara al público debido a su vida privada que los biempensantes consideraban tormentosa, rechazable y escasamente ejemplar; la película hubiera funcionado mejor.
Este sería el 5º de 11 películas que Elizabeth Taylor y Richard Burton protagonizaron juntos, siendo también el matrimonio más duradero, de 12 años para La Taylor; y más allá de las 2 inconmensurables interpretaciones, donde Burton se revela más “shakesperiano” que nunca, con esa risa burlona, y una réplica digna del feminismo más fundamentalista en La Taylor; queda la curiosidad que Franco Zeffirelli propusiera originalmente para esta película, un vehículo para Sophia Loren y Marcello Mastroianni.
Se cuenta que antes de interpretar a Katharina, Elizabeth Taylor nunca había interpretado a Shakespeare, a diferencia de Richard Burton, que era un experimentado shakesperiano, y ya había interpretado papeles como Hamlet, Iago, Edgar, Hotspur y Romeo en el escenario; y se dijo que estaba muy nerviosa antes de rodar.
Al encontrar su camino en el papel, y le tuvo más confianza, Liz le preguntó al director, Franco Zeffirelli, si podía rodar todo desde el primer día de rodaje de nuevo, ya que no creía que su rendimiento estaba a la altura…
Zeffirelli le aseguró que lo estaba, pero era persistente, y el último día de rodaje, se rodó de nuevo el primer día entero.
Al principio, ella dijo que se sentía extremadamente fuera de lugar, ya que todos los otros actores habían estado interpretando a Shakespeare en el escenario desde los 19 años…
Taylor, era una dama inteligente y decidida, y sin embargo escogió el lenguaje con bastante rapidez.
Sólo le preguntó una frase a Burton, cómo decir:
“Whom doth thou lovest best?”
Ya que se sentía como si ella “tenía caramelo en su boca” diciendo esto.
No obstante, en la película, la línea enojada de Katharina con Bianca:
“Tell whom thou lovest best” que Shakespeare realmente escribió, y que es gramaticalmente correcta; se cambia a la gramaticalmente incorrecta:
“Whom thou dost lovest best”
Otro dato viene desde la versión anterior de la película, titulada “The Taming Of The Shrew” de 1929, que presentó a Mary Pickford y Douglas Fairbanks, siendo la primera película sonora de ambos, que al igual que Elizabeth Taylor y Richard Burton, se casaron en el momento.
Sin embargo, el matrimonio de Pickford y Fairbanks, se estaba deteriorando rápidamente, mientras que el de Burton y Taylor, no terminaría, la primera vez, por otros 7 años.
Las malas lenguas dicen que Liz y Richard interpretaron con tanta naturalidad sus personajes, porque no hacían otra cosa que recrear su propio matrimonio.
En sus memorias, Franco Zeffirelli dijo, que hacer esta película fue la más divertida que tuvo en toda su carrera.
Y es que Zeffirelli cuidó la puesta en escena, y dio vida al universo shakespeariano que tanto le gustaba trasladarse a países recurrentes en sus obras, como Italia.
Aquí dio vida a una Padua alegre y festiva, y en ella situó la trama principal, la de Katharina y Petruchio; y la secundaria, con Bianca y Lucentio.
Zeffirelli se muestra especialmente diestro en el contraste del ambiente colorista de Padua, los irreales exteriores campestres, que de alguna forma potencian la vertiente teatral de la obra original; y la sobriedad del castillo en Verona de Petruchio, que se inundará al poco de la sensibilidad que en ella aplica la hasta entonces arisca Katharina.
Es innegable señalar, que para ello cuenta con la inapreciable colaboración del gran operador inglés, Oswald Morris, quien sabe trasladar a la imagen, la excelente gama cromática finalmente plasmada.
Las imágenes insuflan una enorme credibilidad en su sentido literario, y aplica en su ambientación, una plasmación plástica de época cuidada y creíble, combinada con un argumento de comedia.
Técnicamente, The Taming Of The Shrew es hija de su tiempo, por partida doble, con la puesta en escena de Zeffirelli, aunque evidentemente teatral, era de esperar, no empaña la obra, sino que la engrandece por su realismo.
Como dato, el vestido que usa Elizabeth Taylor durante el monólogo final, se inspira en el vestido que lleva el modelo en la pintura de Lorenzo Lotto, “Lucretia”
Taylor, incluso lleva una “coverciere” similar, es decir, la parte envuelta en chal; y tiene un collar metido en su blusa, al igual que la Lucretia de Lotto.
Como errores, cuando Petruchio pide la mano de Katharina, hace girar un globo terráqueo... pero los continentes están perfectamente dibujados en él, mientras que la acción se establece claramente en el siglo XVI.
El diálogo, aquí es cortado en cada escena de la obra, y las líneas se mueven de un lugar a otro en todo momento.
Algunos diálogos, son incluso cambiados, por ejemplo, el de Katharina cuando dice:
“¿Es tu voluntad de hacer una vieja de mí entre estos compañeros?”
Se cambia a:
“¿Es su voluntad de hacer una puta de mí entre estos compañeros?”
La escena de la oferta, Acto 2, Escena 1, está casi completamente ausente, así como la Escena 1 completa del Acto 3, donde Lucentio y Hortensio revelan su verdadera identidad a Katharina.
Además queda que el cambio de Katharina es demasiado radical, es cierto que en una representación teatral, el tiempo es crucial, pero si estamos ante una película, hubiera sido mejor que el cambio fuera más progresivo, si apenas tocaron la historia de Bianca y Lucentio, y quitaron muchos diálogos, qué menos que aprovechar ese tiempo para evolucionar más lentamente el personaje de Katharina, en vez de gastar tanto tiempo tirándose trastos a la cabeza...
En cuanto a la controversia del discurso de Kate al final de la obra…
Ella dice justo lo contrario de cómo se siente realmente.
Esto viene de un acuerdo entendido entre Kate y Petruchio, antes de que lleguen a la boda de las hermanas.
Sin embargo, fundamentalmente hay 5 teorías diferentes, que han surgido cuanto a la interpretación del discurso final:
1. El discurso de Katharina es sincero, y Petruchio ha logrado domar a su esposa, así es como se presenta en la adaptación de 1983, BBC Shakespeare, por ejemplo.
2. El discurso de Katharina es sincero, aunque no por que Petruchio la haya domesticado, sino porque se ha dado cuenta de que están bien acoplados en el temperamento.
3. El discurso de Katharina es irónico:
Ella no está siendo sincera en sus declaraciones, sino sarcástica, fingiendo haber sido domesticada, cuando en realidad ella ha engañado completamente o complacido a Petruchio, así es como se presenta en la adaptación de 1967, de Franco Zeffirelli.
4. El discurso de Katharina no puede ser tomado en serio, debido a la naturaleza absurda de la obra, dentro de una obra de teatro, y esta teoría pone de relieve la importancia de la inducción.
5. El discurso de Katharina, tanto satiriza los roles de género, como pone de relieve la necesidad social de las mujeres, de ser obedientes a sus maridos.
Si se acepta la teoría de que el discurso es sincero, entonces la escena final debe ser interpretada literalmente.
El discurso final, entonces parece indicar, que Katharina voluntariamente acepta su nuevo papel sumiso, coincidiendo con las diferencias sociales y físicas entre el esposo y la esposa, y haciendo hincapié en que el papel de una esposa es apoyar y obedecer a su marido en todas las cosas.
El discurso, era una recapitulación de las entonces normas isabelinas sociales, política y sociológicamente racionalizando la sumisión de las esposas a los maridos.
Como dato, Taylor llega al discurso final, sin la ironía obvia, del guiño que hizo Mary Pickford en la película de 1929, mirando a la cámara y cerrando el ojo; sin embargo, su domesticación es aparentemente socavada por su rápida salida del banquete, lo que obliga al Petruchio de Burton, a perseguirla en medio de las burlas de los otros hombres.
Así pues, Katharina está aconsejando a las mujeres, cómo gobernar absolutamente, mientras simula obediencia.
A pesar de esto, la película se vendió completamente como “misógina”, incluso el uso de “taglines” como:
“Una película para cada hombre que alguna vez dio la espalda de su mano a su querida... y para cada mujer que lo mereció.
¡Que toma en mucha gente!”
Y:
“Con la guerra entre los sexos, allí siempre viene un tiempo para la rendición incondicional”
Algunos críticos creen, que el discurso y la obra fueron escritos por un hombre, interpretados por actores hombres, y vistos por un público mayoritariamente masculino, lo que representa que el discurso sea el ideal patriarcal del cumplimiento femenino.
Algunos hasta ven en el lenguaje del discurso final, un cambio completo de corazón sincero:
Katharina ha sido liberada en los lazos de amor, y destaca las menciones del discurso de calidez y belleza de la mujer, en lugar de su maldad estereotipada.
Otros críticos detectan la ironía en juego en el discurso final; y consideran que la descripción física de la mujer, como prueba de una intención más absurda cuando se consideran juntos, tanto el contexto histórico del teatro isabelino, donde los personajes femeninos, se jugaron siempre por varones impúberes, como la inducción, en donde  Sly es atraído al paje, disfrazado como su esposa, por lo que Shakespeare está satirizando los roles de género.
Y se entiende que el discurso final, como irónico, proponiendo que ella está explicando que, en realidad, las mujeres controlan a los hombres, aparentando ser obedientes.
Otra teoría afirma, que el discurso simultáneamente menosprecia a las mujeres, a la vez que explica el papel esencial y central de las mujeres, en las relaciones con los hombres, etc.
La obra, logra satirizar tanto el comportamiento machista, al mismo tiempo que reafirma su validez social, sino que celebra el ingenio, y el espíritu ardiente de su heroína, incluso mientras aparece deleitándose en la humillación.
Y a mi entender, a eso se reduce esta obra del eminente dramaturgo, que bajo su aspecto sexista, esconde sin embargo un mensaje sutil y cargado de ironía, en el que en una civilización, en la que la mujer ocupaba un puesto subordinado, su agudeza e ingenio para aprender a manejar a su hombre, eran sus herramientas para poder garantizarse, desde la sombra, el puesto que verdaderamente le correspondía.
Y como guinda del pastel, una hermosa partitura del maestro Nino Rota.
“This is the way to kill a wife with kindness”
The Taming Of The Shrew, ha sido objeto de mucho análisis y controversia crítica, a menudo relacionada con una lectura feminista de la obra en general, y el discurso final de Katharina en particular, como ofensivamente misógino y patriarcal.
Otros han defendido la obra, poniendo de relieve la inducción, con frecuencia no preparada, como evidencia de que los sentimientos de la obra no son para ser tomados en serio, que toda la obra es, en realidad, una farsa.
Este problema, sin embargo, representa sólo uno de los muchos desacuerdos fundamentales planteados por la obra.
Una cosa que los críticos parecen estar de acuerdo, es en que las relaciones de género, son una parte muy importante de la obra.
Que las mujeres rebeldes, eran motivo de preocupación para los hombres durante finales del siglo VXI y principios del XVII, y así, la presentación de cuestiones de relaciones de género, y por tanto, de violencia doméstica, viene con poca sorpresa.
El tratamiento de Petruchio hacia Katharina, bien puede tener el efecto de hacer parecer, que la dominación de la esposa por parte del esposo, sea algo tolerable, siempre y cuando la fuerza física no se utilice.
La crueldad psicológica, puede ser destinada a ser vista como una forma más civilizada de dominar a la esposa de uno, aunque para una audiencia moderna, al menos, es vista como una forma igualmente opresiva de abuso.
En el siglo XVI, era permitido a los hombres, golpear a sus esposas…
El tema de la mujer rebelde, era una preocupación para los ingleses, ya que representaba una amenaza para el modelo patriarcal de familia bien, sobre el que se construyó la sociedad isabelina.
Algunos ven la obra como una novela porque, aunque sí promueve el dominio masculino, no acepta la violencia hacia las mujeres en sí.
La actitud de la obra, fue característicamente isabelina, y se expresó más humanamente por Shakespeare, que algunas de sus fuentes.
Sin embargo, aunque Petruchio nunca golpea a Katharina, la amenaza, y también utiliza otras tácticas para dominarla físicamente a ella, y ejercer así su superioridad.
Muchos críticos ven esto, como una visión moderna en la perpetuación de la autoridad masculina, y la legitimación de la dominación, siempre y cuando no sea física.
Aunque Petruchio no es caracterizado como un hombre violento, aún encarna el sometimiento y objetivización de la mujer en el siglo XVI, como se manifiesta en muchas historias de esta naturaleza.
La percepción masculina de la mujer, también se aborda, aunque a través de una situación cómica en la inducción, cuando el Señor noble explica a su sirviente masculino, cómo actuar como una mujer.
Esto representa la opinión del Señor noble, de cómo una mujer debe comportarse, ella debe ser cortés, humilde, leal, y obediente.
También cree que las mujeres son emocionales, el llanto es un “don de la mujer”
La inducción, por tanto, actúa como una preparación adecuada para el personaje de Katharina, y su disgusto por estos estereotipos, así como su rebelión contra los valores de género de la sociedad isabelina.
Un público moderno, puede encontrar las crueles acciones de los personajes principales, como cómicas, pero en caso de que se considere la situación como real, muy probablemente estarían horrorizados.
El tema del dinero, es mencionado en numerosas ocasiones a lo largo de la obra, pero se nota especialmente en las primeras etapas de la historia.
De particular importancia, no es tanto el dinero en sí, sino la motivación que puede dar el dinero a los hombres.
Además, Petruchio es empujado, en su cortejo a Katharina, tanto por Gremio, como por Tranio, como Lucentio y Hortensio, todos los cuales prometen pagarle, si él la conquista, en la parte superior de la dote considerable de Baptista…
Más tarde, Petruchio corrige a Baptista, cuando se especula que el amor es lo más importante…
El matrimonio de principio es manejado como una transacción comercial, lo que implica grandes sumas de dinero, “tras bambalinas,” y a menudo es visto como el acto de un padre vendiendo una “mercancía” a un pretendiente desconocido.
Lucentio y Bianca, son los únicos personajes de la obra que parece motivados por el amor genuino, sin embargo, a ellos sólo se da el permiso de casarse, después de Vincentio confirma que su familia es rica.
Esta famosa comedia de Shakespeare, en la actualidad, es considerada políticamente incorrecta, falocrática y machista, con no poca razón, pero es necesario tener en cuenta, de que en aquel tiempo se pensaba de otra forma, y la gente tenía otra mentalidad, otra forma de pensar y de ver las cosas que en el mundo actual chocan, y resultan extrañas.
Por tanto, al analizar la obra, se debe tener en cuenta de que procede de una sociedad con una escala de valores diferente a la nuestra.
No sería aceptable, una visión de la sociedad tan feudal como la que aparece en la que el vasallo se somete al señor y, del mismo modo, la mujer al marido.
Katharina, es una mujer rebelde, que aparece en escena malencarada, grosera, zafia, maltratadora y violenta.
El público isabelino, habría estado igualmente sorprendido por la fuerte obra de teatro, y su lenguaje misógino:
Desde su primera aparición, en algún momento entre 1588 y 1594, Kate ha provocado una panoplia de apoyo de todo corazón, intranquilidad ética, o en conjunto respuestas de disgusto a la actividad frenética en el tratamiento de la domesticación de la brava fierecilla y, obviamente, de todas las mujeres potencialmente ingobernables; además que los matrimonios arreglados comenzaron a dar paso a los nuevos experimentos, más románticamente informados, y por ello, las opiniones de la gente sobre la mujer y su posición en la sociedad, así como sus relaciones con los hombres, estaban en el proceso de cambio, en el momento de la obra, por lo que el público no pudo esta tan predispuesto a tolerar el duro trato de Katharina como se suele pensar.
Aunado a que su autor, William Shakespeare, había nacido 6 años después del fallecimiento de Mary I de Inglaterra, conocida como Mary Tudor, llamada “Bloody Mary” por la gran cantidad de personas que había hecho ejecutar, y que fue sucedida por la célebre Elizabeth I, “La Reina Virgen”, viviendo casi todo su mandato, sobreviviéndole los últimos 13 años de su vida.
Esas reinas inglesas, fueron mujeres muy duras que reinaron en épocas difíciles y complicadas, con grandes cambios sociales, que aún imperan en sus bases.
¿Es Katharina, una caricatura de la reina inglesa?
Seguramente no.
En muchas obras anteriores, anónimas de tradición oral, ya se encontraban estas situaciones; y con el auge de los movimientos feministas en el siglo XX, las reacciones a la obra cambiaron:
En resumen, la domesticación de Katharina, ya no era tan divertida como lo había sido para algunos lectores y espectadores, su dominación se convirtió, en palabras de George Bernard Shaw, en “algo completamente repugnante a la sensibilidad moderna”
Otros creen que la obra argumenta contra el maltrato de la mujer por exageración...
Está en la naturaleza de un hombre, valorar a una mujer que él se puede ganar solo con dificultad.
Shakespeare, no estaba tratando de "domesticar las mujeres", no estaba haciendo ningún tipo de caso de, cómo deben ser tratadas, o qué tipo de derechos debe tener.
Solo está notando lo que los hombres y las mujeres son realmente, y creando un drama fascinante y encantador fuera de ello.
The Taming Of The Shrew es una celebración de Shakespeare, de los límites que nos definen, de nuestra naturaleza como hombres y mujeres, y esto sólo molesta a esas personas que encuentran la propia naturaleza humana, molesta.
Así las cosas, todos presenciaron aquello, y una vez más quedó claro que, domar a la fierecilla no es tan fácil, como el genio travieso de Shakespeare nos hizo suponer.

“God give you goodnight”



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