Caribe

“Queremos playas limpias…
La petrolera, no se instalara aquí”

Desde el primer paso para el desarrollo del Séptimo Arte en Costa Rica, que dio inicio a los llamados “pioneros”, con la producción de “Elvira” (1955) de Alfonso Patiño Gómez, a partir de la novela homónima de 1940, de Moisés Vincenzi; y otros como:
Alonso Venegas, Óscar Castillo, y Santiago Herrera por nombrar algunos de los primeros, aquellos que con gran esfuerzo, compraban una cámara de cine, y hacían tomas de la ciudad capital, de la gente, las calles, y situaciones de la vida cotidiana costarricense.
Ellos, empezaron a tratar de plasmar sus inquietudes artísticas con esas cámaras de video, y se empezó entonces, a diversificar esa actividad.
Muchos amantes del cine, coinciden en que Costa Rica tiene talento, lo que falta es crear historias.
El director y productor Esteban Ramírez, afirmó que el estreno en México, de su filme más popular entonces, llamado “Caribe”, “forma parte de la “salida” que debe hallar el cine de Costa Rica, considerado además, como uno de los tantos sectores necesitados de desarrollo, y de búsqueda de otros mercados”
Pues resulta que como parte del paquete de medidas para cumplir con lo establecido en El III Programa de Ajuste Estructural (PAE III), de 1993, pocos días antes de finalizar la legislatura 90-94, El Congreso de La República de Costa Rica, aprobó La Ley de Hidrocarburos.
Esa ley declara de interés público, la exploración y explotación de petróleo, y permite al Poder Ejecutivo, dar en concesión los eventuales yacimientos de petróleo.
Pues 3 días antes de terminar su período, El Presidente Rafael Ángel Calderón Fournier, sancionó la ley.
Posteriormente, en la administración José María Figueres Olsen, el gobierno promovió 2 licitaciones para explorar y explotar petróleo en Costa Rica.
Una pequeña empresa familiar de Louisiana, Estados Unidos, fue la única oferente en la licitación, que abarcaba 4 bloques en El Litoral Caribe:
2 marinos, y 2 terrestres.
Esa empresa, no muy conocida en el campo petrolero, se llama MKJ-Xplorations Inc.
En agosto de 1999, El Presidente Miguel Ángel Rodríguez, y La Ministra de Ambiente y Energía, firman un contrato de concesión de estos bloques, a la empresa MKJ-Xploration, Inc., que más tarde cedería sus derechos a la compañía Harken.
Sin embargo, la concesión no soluciona el problema del empleo en Limón, la zona del Caribe en cuestión; pues según parece, se están creando falsas expectativas de empleo, crecimiento, y progreso económico.
En la fase exploratoria, se podrían crear un máximo 60 empleos.
De esos, la mayoría son gente externa, y alguno para labores misceláneas…
Sobre las ganancias:
Debe reinvertir un 5% de sus utilidades netas, en el desarrollo de programas sociales y ambientales.
En la industria petrolera, las compañías generalmente no reportan ganancias; no se establece control de contabilidad; y los programas, serían escogidos por la compañía, por lo que los derechos particulares, serían irrespetados.
La compañía, tiene derecho a un “paso forzado” por propiedad privada, pues puede pedir imposición de servidumbres, o expropiaciones, pagando indemnización si fuera necesario.
La compañía, “dispondrá libremente de los hidrocarburos que explote”, usará vías y medios de comunicación existentes, y las aguas y materiales naturales de construcción requeridos, y que se encuentren en el área contratada, como lastre, piedra, etc., pudiendo explotar también, el gas que descubra; y toda la información que obtenga la compañía, será confidencial.
Por otro lado, las garantías ambientales, son insuficientes:
La empresa ofreció hacer una inversión total en exploración, de $2,980.000; sobre eso, garantiza un 10% para cumplimiento, unos $300.000; y un 1% de “garantía ambiental” unos $30.000.
¿Se beneficiaría Costa Rica?
Hay obligación de destinar la producción prioritariamente, para “cubrir las necesidades del país”
Para ello, la contratista venderá al Estado, a un precio no mayor al precio de referencia para crudos equivalentes, mejorado por calidad.
Esto quiere decir, que Costa Rica comprará el barril, al precio del mercado.
Hay que agregarle el costo de transporte interno, con ganancia para la empresa.
Asimismo, pagará una regalía en dinero, o especie.
Si es en especie, es “puesta en el pozo”
La regalía, es escalonada sobre el volumen bruto, 1% hasta 20bb; 4% de 21 a 100; 6% de 101 a 300; 8% de 301 a 500; 10% de 501 a 1.000; y 15% de 1.001 en adelante.
Al ser escalonada, si la producción es de 1.100bb, la regalía sería de 8.7%.
No pagan regalía sobre todo lo que utilice la empresa, como autoconsumo.
Por tanto, esta actividad, no generará la prometida riqueza, porque el petróleo resultaría ser de la empresa, y no del país, mucho menos de la provincia de Limón, o sus comunidades.
Este tipo de proyectos, conlleva un sinnúmero de consecuencias, en todos los niveles.
Desde ya se da una división conflictiva en la población; además, aumentará la brecha entre personas ricas y pobres, y será causante de nuevos problemas sociales, aumentando la delincuencia, los precarios, los problemas de salud, y los servicios básicos que quedarán sin resolver.
Además, afectaría negativamente, a las actuales actividades económicas más importantes de la zona, base de la estructura económica de la provincia, como:
Actividades agropecuarias como pesca, agricultura, ganadería porcina, y bovina; de servicios portuarios, urbanísticos, etc., así como el comercio y el turismo.
¿Y los impuestos?
La empresa pagaría “únicamente” impuesto sobre la renta; la regalía es un gasto deducible.
No pagaría impuesto sobre remesas al exterior; ni tampoco hay control estricto sobre la contabilidad, por lo que se excluye la posibilidad de un impuesto de exportación, y hay exoneración total de tributos generales y locales, sobre importación de equipos y vehículos, por todo el período de exploración, y por 10 años de explotación…
Entonces:
¿Quién controlaría la actividad?
Las operaciones serían objeto de control técnico, y fiscalización, por parte de La Dirección de Hidrocarburos y, en lo ambiental, por parte de La Secretaría Técnica Ambiental (SETENA)
La Defensoría de los Habitantes, ya advirtió que SETENA no tiene capacidad, experiencia, ni recursos para llevar a cabo ese control.
¿Los tendrá La Dirección de Hidrocarburos, dependencia del MINAE?
Se especula diciendo que, la contratista, puede ceder o traspasar todo, o parte del contrato a otra compañía, autorizada por La Dirección de Hidrocarburos, a su discreción.
De hecho, ya se dio una cesión de MKJ a Harken Costa Rica Holdings lnc.; una empresa de responsabilidad limitada, oriunda de Nevada, EEUU, con capital de $500.000.
El traspaso fue aprobado, aunque ahora Harken quiere “salirse”, pues ya le vendió la mayoría a MKJ otra vez…
Así como también, la empresa puede subcontratar:
En el caso de la firma MKJ-Xploration Inc., el contrato se aplicaba a una extensión territorial de 5,633 kilómetros, en la zona del mar Caribe.
La petrolera pretendía construir una plataforma de extracción de crudo, frente a las costas de Moín, en Limón.
Así las cosas, la firma de ese contrato, provocó una fuerte resistencia entre los sectores ambientalistas, y los vecinos de la provincia caribeña, quienes se oponían al proyecto, alegando que tanto la exploración, como la explotación petrolera, implicaban graves peligros de contaminación ambiental para el ecosistema de la región.
El proyecto, podrá afectar en forma negativa:
Los arrecifes de coral en la costa, principalmente en El Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.
Los costarricenses, tienen derecho a un ambiente sano, y ecológicamente equilibrado, como lo establece La Constitución Política.
El uso excesivo de hidrocarburos, produce efectos nocivos como el efecto invernadero, y el daño a la capa de ozono…
Además hay posibilidades remotas, de algún derrame petrolero; y Costa Rica no posee herramientas técnicas, ni humanas, para solventar un problema de tal magnitud.
Lo anterior, contradice la imagen de Costa Rica, como líder en el tema de la conservación de los recursos naturales.
“Aunque tengamos todo el apoyo del gobierno, necesitamos a esos líderes de nuestro lado, cueste lo que cueste”
Caribe es un drama del año 2004, dirigido por Esteban Ramírez.
Protagonizado por Jorge Perugorría, Cuca Escribano, Maya Zapata, Roberto McLean, Gabriel Retes, Vinicio Rojas, Arnoldo Ramos, Leonardo Perucci, Sara Astica, Xinia Rubie, Michelle Jones, Bismark Méndez, entre otros.
El guión es de Ana Istarú y Esteban Ramírez, sobre el cuento “El Solitario” de Carlos Salazar Herrera; que narra la caída de un hombre que se encuentra en medio de un conflicto ecológico; pues el mismo había recorrido a mediados del siglo pasado, los bananales y los sembradíos de subsistencia, para trazar a sus recios pobladores.
Caribe, está inspirada en hechos reales, en los que una compañía petrolera estadounidense, intenta por todos los medios, y con la complicidad de influyentes ciudadanos, sacar el petróleo de un paradisíaco punto de Costa Rica.
“Caribe es una película, en la que por fin, el pueblo gana”, aseguró Gabriel Retes, quien es también, coproductor.
También reconoció, que “la llegada de la petrolera, se contempla desde una doble perspectiva, en la que se muestra una controversia entre ambas posiciones.
Según el productor, la situación para unos, supone una amenaza para su forma de vida; mientras que para otros, supone la llegada del desarrollo, a una provincia olvidada, y atrasada económicamente”
La ópera prima del director, alcanzó un lugar prominente, e histórico, en el cine costarricense, al obtener 8 premios internacionales, el mayor reconocimiento de la crítica nacional, y notable éxito en la taquilla.
Además, logró ser la primera película costarricense, en ser aceptada por la Academia de Hollywood, para competir por Costa Rica, para una nominación al Premio Oscar a La Mejor Película Extranjera, compitiendo contra más de 50 otras películas de todo el mundo; pero no logró ser nominado.
No obstante, convirtió a Esteban Ramírez, en el único centroamericano hasta la fecha, en ganar un premio al Mejor Director, en un Festival Latinoamericano, en Trieste, Italia.
Así las cosas, los proyectos de exploración de la petrolera Harken, han suscitado graves polémicas, acerca de la conveniencia de determinados modelos de desarrollo económico.
Eso permite que Caribe integre drama y denuncia; incluso, documenta la historia reciente de la provincia de Limón.
Caribe sigue a Vicente Vallejo (Jorge Perugorría), quien escogió al exuberante y multicultural caribe costarricense, para forjar su sueño de vivir con su esposa Abigaíl (Cuca Escribano), junto al mar.
Su único cliente, una transnacional bananera, decide inesperadamente, rescindir su contrato, debido a los vaivenes del mercado.
Su situación se complica aún más, con la sorpresiva llegada de la joven Irene (Maya Zapata), quien es la media hermana de su esposa, y la instalación de una compañía petrolera estadounidense en la zona; lo cual divide a la comunidad, entre la necesidad de nuevos empleos, y el temor al daño ambiental.
Mientras que la juventud de Irene, cautiva y seduce a Vallejo; conforme esto se vuelve evidente, la tensión entre hermanas crece...
El dolor y la frustración de la situación, llevan a Vicente a una situación límite.
Jackson (Roberto McLean), un viejo pescador negro, vecino de los Vallejo, observa todo desde la lejanía.
Sumido en una crisis, Vicente hará todo lo posible, para que no se derrumben sus sueños...
Así las cosas, Caribe explora un tema central de la vida humana:
El encuentro y el desencuentro amoroso, con una situación político-económica de fondo.
“Debatiéndose entre 2 mujeres… atormentado por 2 mundos”
En un país sin tradición cinematográfica, ni ley de cine, con sus 2 primeros largometrajes, Esteban Ramírez ha logrado un impacto sin precedentes a nivel nacional, e internacional, y se ha convertido, en la figura más relevante del surgimiento del cine costarricense, en el nuevo siglo.
Graduado de La Escuela de Ciencias de La Comunicación Colectiva de La Universidad de Costa Rica; Ramírez realizó varios documentales y cortometrajes de ficción, con variados estilos y formatos.
Para la realización del guión de Caribe, se tomó como punto de partida, un relato de Carlos Salazar Herrera, titulado “El solitario”
Este cuento, trata acerca de la complejidad de los vínculos afectivos; en suma, la historia nos muestra a un hombre atrapado por un triángulo amoroso.
Si bien, este texto no ocupa un lugar central en la obra del escritor costarricense, participa de algunos de sus temas y motivos más recordados:
La pesa, por ejemplo; el influjo de las pasiones en la conciencia de los caracteres, y existe un nexo absoluto entre crisis humana, y paisaje.
Y Caribe recoge todos estos recursos, a la vez que amplía la acción dramática, mediante un argumento secundario.
A la par del lío sentimental, presenta una disyuntiva ética, respecto a la posibilidad de que una compañía petrolera, se instale en el litoral del Atlántico sur costarricense.
En la trama, Vicente Vallejo, el protagonista, estudió biología, y milita en las luchas ecologistas, sabe bien, cuánta destrucción traerá la empresa estadounidense, pero se encuentra en la ruina, y le ofrecen dinero, a cambio de su silencio.
Esta circunstancia, lo sumerge en la incertidumbre moral.
Como trasfondo, el pueblo se divide:
Algunos recuerdan la urgencia de nuevos puestos de trabajo, en tanto que los demás, auguran severos daños al medio ambiente.
Incluso, se logra impregnar a las imágenes, con la plasticidad y el significado dados por el escritor:
Los paisajes de Puerto Viejo, Punta Cocles, Bribrí, y Playa Manzanillo, develan una naturaleza vacilante como los sentimientos; tanto la calma como la tempestad, señalan la predominancia de las dualidades y paradojas entre los pobladores, y en sus adentros.
El Caribe, es tierra de diversidad racial y socioeconómica; por tanto, se lo representa como metáfora de dilema y enfrentamiento, pero también, de síntesis y esperanza.
Jorge Perugorría, es un protagonista sobrio pero intenso, y muestra con propiedad, la amplia gama de emociones que lo van definiendo.
Para las 2 mujeres, Esteban Ramírez optó, asimismo, por 2 extranjeras reconocidas:
Cuca Escribano, española, es la esposa de Vallejo, llena de energía bondadosa, la que conforme descubre la trama que la amenaza, revela fuerzas inéditas.
Y Maya Zapata, mexicana, contrasta por su edad y sus rasgos físicos, aunque ambas son muy hermosas.
Ella revela con gran profesionalismo, la inmadurez de su personaje, su sensualidad confundida, y su imperiosa necesidad de afecto.
Por último, Jackson es un negro ermitaño, que da nombre al cuento original “El Solitario” y en Caribe, es el enigmático pescador pobre, que se vuelve símbolo y conciencia de los protagonistas, sobre todo de la esposa de Vallejo.
Es un observador presto a intervenir; aunque podemos presentir un enamoramiento platónico con la mujer.
Para Caribe, fue un hallazgo formidable, tener a Roberto McLean, en su debut cinematográfico.
A pesar de que sus autores se jactan de Caribe, como la película más grande de Costa Rica jamás hecha; incluso se atreven a decir, que no consiguieron una nominación al Oscar, debido a su relevancia política con el problema real de la exploración y explotación del petróleo…
Bueno, eso parece algo descabellado.
Primero porque Caribe se anuncia, como una película de protesta contra el problema con la compañía petrolera, pero el 80% del metraje, se basa en un triángulo amoroso melodramático, con tintes novelescos.
Segundo, Caribe no da testimonio, de los últimos 5 años, en que Costa Rica fue escenario de una gran batalla por los recursos petroleros, y la mayoría de la sociedad, e instancias técnicas, judiciales, constitucionales, y políticas del país, han dado la razón en algún sentido, a una campaña por un país libre de exploración y explotación petrolera; ni la corrupción de estas compañías, y la batalla desigual que enfrentaron las comunidades, frente a esta amenaza.
Y es que ha faltado definir la línea a seguir del largometraje, a modo de:
“Quien mucho abarca, poco aprieta”
Muchos temas tratados por encima, con personajes que entran y salen, y no se les sigue, como la mujer que increpa a Vallejo, o la pareja que sufre por los cambios económicos que vendrán con la petrolera.
Gracias a que Caribe tiene intenciones de denuncia, y a su vez, un triángulo amoroso muchas veces predominante, hay aspectos que no terminan por ensamblar eficazmente, con la cuestión de agravios a la ecología:
Vemos por un lado, un tanto torpe, la concienciación de los habitantes de la región, por conservar el lugar con el brillo de la naturaleza, y defender sus fuentes de trabajo, libre de la exploración petrolera...
A la par, encontramos una pareja en plenitud, ensombrecido por una tercera persona, que pareciera, tener definidos sus planes a futuro, pero que le han robado su mente y deseos carnales, de modo inesperado.
Hay algunos cuestionamientos, forzosos para el desarrollo y conclusión de la trama, que la hace previsible:
¿Cómo diablos le disparan al personaje de Perugorría; y quién le disparó?
Hay mucho sexo y desnudez gratuita.
No hay justificación alguna, para la mayor parte de las decisiones importantes de los personajes; por ejemplo:
¿Cuál es la intención de Vicente, de tener sexo y mantener cerca a Irene, puro machismo?
¿Por qué Irene no se va, si ella es la tercera en discordia, de hecho, es la usurpadora del matrimonio de su hermana…?
Ese detalle, deja inclusive, muy mal parada a la mujer joven costarricense…
En lo técnico, Caribe tiene problemas de edición:
Hay una cámara inquieta, muchos fuera de foco, sobre todo en un par de cambios de escena, donde no se encuadra bien cuando un personaje habla en pantalla, de hecho, en más de una vez, se obstaculiza el foco de la cámara por espaldas, objetos, etc.
Si bien es cierto, el director hizo su trabajo, con los recursos que tenía a mano, de hecho, con los recursos de su familia; me pone a pensar:
¿Por qué dice que Caribe es un film 100% costarricense, si en lugar de utilizar actores del país, gastó el presupuesto, en la contratación de extranjeros?
En lo personal, Caribe no está bien hecha, pues las fallas técnicas son visibles, y hay detalles dramáticos que no coinciden o no se amarran bien entre las 2 tramas.
No creo que sea Caribe, la película más elaborada de toda la historia de Costa Rica, pues hay otras mucho más interesantes, y con mejores imágenes, con menos dinero en efectivo, y con tramas y actores 100% costarricenses, como lo son las producciones:
“La Segua” (1984) de Antonio Yglesias, con un guión a partir de la obra de teatro homónima de 1971, de Alberto Cañas; o “Eulalia” (1987)
Y no es nada raro, que Caribe obtuviera el respaldo “espontáneo”, de muchos grupos de izquierda ecologista, inclusive antiestadounidenses, y por ello, considero que fue motivo para que le fuera mal en las nominaciones al Oscar...
Da la impresión, que Caribe es una película hecha para la televisión, tanto por su formato, como por lo melodramático de su argumento, pero no es un estreno en cines.
Solo ver la escena final, demasiado previsible o exagerada, en relación con todo lo que pasaba en la película; ni la historia hace justicia aquí… pues desconocemos si al final, lo que celebran abrazándose en la playa, es la muerte de Vicente, la prohibición de la exploración y explotación petrolera, o porque al fin, se acabó la película…
Y es que el fondo, era tremendamente interesante, y se dejó por un triángulo amoroso:
Lo que vemos mucho, son escenas de la pasión de los 3, los celos, la traición, el adulterio, etc.
Es casi como si se trataba de un truco, para legitimar un drama romántico, al estilo telenovela, con un poco de relevancia política…
Caribe bien puedo ser 2 películas; en lo personal, me hubiera encantado un documental sobre el problema petrolero.
Y no todo es negativo:
Hay una muy agradable escena de la playa, dramática, con rayos de tormenta; y un diálogo de doble intención, entre Vicente y su cocinera Marva (Xinia Rubie) sobre:
“¡Tienes que decidir!...
Pescado o pechuga”
No obstante, parte de Caribe está basada en la realidad del Estado Costarricense, el cual promovió las exploraciones petroleras, firmó los contratos, y luego por valoraciones ambientales, prefirió rescindir el contrato, por no haber aprobado el estudio de impacto ambiental.
Todo esto, en el trascurso de 3 gobiernos, que se han contradicho, el uno al otro.
Luego de declarar a Costa Rica, “libre de exploración y explotación petrolera”, el gobierno promovió el TLC, lo cual abre nuevamente estas concesiones en El Caribe, que representan un 10% del territorio nacional, y quedan vigentes, por más de 25 años…
Por su parte, la empresa Harken, ha tratado de extorsionar con demandas, y hasta bloqueos comerciales.
Y es que esta compañía, está ligada a la familia Bush, al expresidente de los Estados Unidos, y entre los accionistas actuales, tiene a la familia Bin Laden...
Así las cosas, el contrato petrolero, uno de los más polémicos de los últimos años, no ha sido anulado por una serie de tecnicismos legales, que le permitió a Harken interponer un recurso de amparo desde finales del 2003, alegando fallas al debido proceso de la notificación a la empresa, por parte del MINAE, sobre la intención del Gobierno, de rescindir el contrato por el incumplimiento de la propia empresa.
Después de 10 meses, La Sala Constitucional, notificó en octubre del 2004, que rechazó el recurso de amparo, interpuesto por la compañía Harken.
Con esta decisión, el gobierno podrá continuar con la rescisión del contrato a la actividad petrolera.
Tras un largo enfrentamiento entre la empresa petrolera MKJ-Xploration Inc., subsidiaria de la transnacional Harken Inc., y las organizaciones ambientales, la SETENA ordenó archivar la solicitud de exploración petrolera que la empresa pretendía hacer en el Caribe.
En un fallo considerado histórico por los grupos ambientalistas, La Secretaría Técnica Ambiental, emitió una resolución, según la cual, la exploración petrolera,
“no es viable ambientalmente”

“El 80% de la riqueza de Costa Rica, sale del puerto de Limón”



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