Nightcrawler

“Who am I?
I'm a hard worker.
I set high goals and I've been told that I'm persistent”

La meteórica carrera por la información, ha generado una profunda crisis en la prensa escrita tradicional, lo que abocó a la apertura de “medios paralelos” disfrazados bajo la premisa de “prensa popular”
El mal gusto, los excesos, y la violación de la intimidad, son lugares comunes del sensacionalismo, un término periodístico peyorativo, que denuncia la manipulación informativa, tendente a producir sensación, emoción, o impresión.
Es aplicable a todos los medios de comunicación, especialmente la prensa escrita, la radio, y la televisión.
Específicamente, “la prensa amarilla” es aquel tipo de prensa sensacionalista, que incluye titulares de catástrofes, y gran número de fotografías con información detallada acerca de accidentes, crímenes, adulterios, y enredos políticos.
En caso de gráfica, o en televisión, se caracteriza por usar colores extremadamente saturados, principalmente el rojo, y tener su información desorganizada.
La prensa sensacionalista, sea escrita o televisada, abusa hasta el límite, en los momentos de tragedia colectiva, exacerbando el morbo, y utilizando a las víctimas, como material de comercio, para ganar televidentes, o lectores; con fotografías desmesuradas, que muestran un estado agónico de alguien; víctimas exhibidas sin pudor, en medio de su propio charco de sangre; violación, e irrespeto al dolor ajeno, al crear frases burlescas sobre la imagen de un cadáver; son solo alguno de los casos donde la dignidad humana es arrasada, sin que El Estado, a pesar de las regulaciones existentes, le ponga fin a esta, cada vez más lucrativa y expansiva modalidad de “periodismo”
Y curiosamente, el “periodismo freelance” cada día está ganando más adeptos.
Las razones de esto, van desde la reducción de las redacciones tradicionales, hasta la libertad que este periodismo puede ofrecerle a los reporteros.
Ser un “Nightcrawler”, denomina a una nueva estirpe de reporteros “freelancers” que buscan grabar las noticias más desagradables, para venderlas al mejor postor.
¿Qué implica ser un periodista “freelance”?
En general, ellos tienen una mayor variedad de asignaciones, que en un empleo regular, y casi siempre, tienen más libertad de escoger su horario de trabajo.
Esto representa una ventaja, para quien guste de una labor “creativa”, y tenga la capacidad de administrar debidamente su tiempo de trabajo, pero si el trabajador en cuestión, prefiere el trabajo rutinario, o carece de autodisciplina en cuanto al tiempo de trabajo, la modalidad le significará una desventaja.
El mismo razonamiento, vale en el aspecto económico.
Se considera en general, que el periodista “freelance”, recibe mejor retribución que el fijo, pero carece de beneficios laborales, tales como:
Seguro médico o indemnizaciones de retiro, a no ser que cotice en el sistema nacional de La Seguridad Social; y está sujeto a una posibilidad de variación en los ingresos.
También, aquí es importante la personalidad del “freelancer” porque le requiere prever por sí mismo, la cobertura de tales riesgos:
Enfermedad, edad avanzada, disminución temporal de ingresos, etc., contratando dichos servicios en el sector privado:
Sanidad privada, plan de pensiones privado, etc.
Estos corresponsales independientes, conocidos con el nombre de “rondadores nocturnos”, están a la pesca de choques, incendios, y otros sucesos, con la intención de vender la filmación al noticiero de la televisión local.
De una escena policial a otra, su única motivación, es la simple ecuación que convierte el delito y las víctimas, en dólares y centavos.
Muchas publicaciones y periódicos, han comenzado a ofrecer recientemente, la opción del “escritor o autor fantasma”
El “autor fantasma” se da cuando un “freelancer” firma con un editor, pero su nombre no aparece listado como crédito de sus artículos.
Esto permite al escritor, recibir beneficios mientras continúa siendo clasificado como un “freelance”, e independiente de cualquier organización establecida.
Así te conviertes en una pequeña “empresa” desde el mismo momento en el que emprendes el camino solo.
Con su cuenta de resultados, y sus tensiones de tesorería, su estrategia, y sus objetivos prioritarios; con todos sus departamentos, ventas, producto, marketing… tu propia compañía productora, a modo de sociedad anónima.
No obstante, una de las dificultades más grandes para el periodista “freelance” es vender su trabajo, y hacerlo en buenos términos.
Ya sea porque el medio todavía no lo valora lo suficiente, o porque algunos reporteros regalan su trabajo, con el objetivo de salir publicados.
Es entonces, cuando la revulsión haya hecho estragos en nuestras tripas, los límites éticos hayan sido violados reiteradamente, por la necesidad, la voracidad de un sistema impúdico y perverso; y la violencia física, se nos haga mucho más fácil de digerir que la psicológica, exhibida con una prepotencia tan naturalmente descarnada, que deja de parecer real, para asumirse verdadera.
La ética en el periodismo actual, la sed de poder, y notoriedad, ese es el eterno dilema.
¿El fin justifica los medios?
“The city shines brightest at night”
Nightcrawler es una película de suspense, escrita y dirigida por Dan Gilroy, en el año 2014.
Protagonizada por Jake Gyllenhaal, Bill Paxton, Rene Russo, Riz Ahmed, Kevin Rahm, Ann Cusack, Eric Lange, Anne McDaniels, Kathleen York, Michael Hyatt, entre otros.
Nightcrawler es la primera película de Dan Gilroy como director, no obstante, no es alguien nuevo en el cine.
Gilroy se ha dedicado solamente, a escribir guiones desde principios de 1990, labor que ha pasado sin pena ni gloria, hasta su gran paso a la dirección.
Con Nightcrawler, Gilroy se atrevió a ir un poco más allá, marcando debut con una atrevida critica a las noticias, y al entretenimiento.
Obtuvo 1 nominación a mejor guión original.
El título “Nightcrawler” hace referencia a los periodistas “freelance” que husmean en las grandes ciudades estadounidenses, en busca de accidentes, o sangrientos crímenes, cuyas imágenes venden a altos precios, a las televisiones locales.
La fascinación por la violencia, las grandes aspiraciones de fama y fortuna, los límites morales y éticos del periodismo; y de nosotros mismos, obvio, se mezclan en esta gran ópera prima, visualmente impactante, donde la tensión marca el ritmo, y corremos un gran riesgo de identificarnos con alguno de los personajes.
Nightcrawler sigue a Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven hombre apasionado, sin mucha suerte en la búsqueda de trabajo, que tras ser testigo de un accidente, descubre el mundo del periodismo criminalista, en la peligrosa ciudad de Los Angeles.
La vida del joven va a cambiar mucho, debido a este descubrimiento, rozando incluso, el débil límite existente, entre el riesgo y la peligrosidad.
Bloom no solo es el primero en arribar a la escena del crimen, sino el que graba más de cerca, y con menos piedad a las víctimas, inclusive, modifica las escenas para crear más dramatismo.
Louis es un autodidacta, que aprende a fuerza de ensayo y error, de robarle la primicia a otros profesionales, y utilizar alguna que otra “técnica intimidatoria” contra sus empleadores que, al fin y al cabo, “venderían a su propia madre” por tener la exclusiva, y ganarles de mano a otras cadenas televisivas.
Con su palabrería de vendedor ambulante, “management speak”, se hace con los servicios de Rick (Riz Ahmed)
Juntos, recorrerán las calles llenas de neón, buscando cualquier suceso, mucho mejor si hay bastante sangre, y recogerlo en video, para los hambrientos televidentes.
Ahí entra en juego, Nina Romina (Rene Russo), la directora y encargada de seleccionar las imágenes que aparecerán en pantalla de su cadena de noticias, muchas veces, sin importarle el peso moral de las mismas, o cuanto podrían afectar al televidente.
Nina no tiene mejor idea, que animar a Bloom a mejorar, y seguir con su tarea, sin percatarse de que podría estar creando un “monstruo” mediático que puede terminar poniendo en riesgo su labor.
Así, Louis se pone al servicio de un brutal negocio, que alienta la falta de conciencia moral, a través de medios desleales.
Es evidente que Nightcrawler hace un retrato de los bajos fondos de los noticieros estadounidenses, de la despiadada inmoralidad de algunos medios de comunicación, que no ponen límites, con tal de obtener imágenes sensacionalistas; siendo un notable retrato de la decadencia moral que atraviesan las sociedades contemporáneas.
“You have to make the money to buy a ticket”
El cálido retrato que teníamos de la soleada California, es desmitificado por completo, gracias a una acción que discurre íntegramente bajo la luz de una sempiterna Luna llena.
Las tomas diurnas, son en su mayoría, en interiores, y tienen una función narrativa premonitoria, al igual que el amenazante acompañamiento musical de Nightcrawler.
Aquí, la sangre y el morbo, marcan la importancia de la noticia, en una sociedad donde la clase media, se despierta ávida por saber cuántos fiambres dejó un accidente automovilístico, o indignarse porque una familia adinerada, fue masacrada por individuos de bajos recursos, y no a la inversa, antes de saber que les depara el pronóstico del tiempo…
En este extraño submundo del periodismo policial, que exalta primicias y morbo en los noticieros matutinos, los “nightcrawlers” son como las alimañas, que salen a la luz durante las noches, después de un crimen, o un accidente fatal; a pulular por las calles con cámara en mano, en busca de una noticia exclusiva, para la sección policial, cuanto más sangrienta, mejor.
Estos “reporteros” se dispersan por la Metrópoli, cazando imágenes para luego venderlas al mejor postor.
Con esa premisa, Dan Gilroy da aún más profundidad, al hacer una crítica a los medios sensacionalistas, y su despiadado proceder, a favor del “dios” rating.
Para Gilroy, quienes trabajan en Telenoticieros, son seres tan despreciables como Louis Bloom, personas que, con tal de liderar la franja horaria del rating, son capaces de incluir en las noticias matutinas, las imágenes más gráficas que puedan imaginar.
A lo largo de Nightcrawler, se irán dando situaciones con la que podemos trazar un paralelismo bastante perturbador, con la realidad de nuestro país, o cualquier país del mundo.
Situaciones que nos van a incomodar, y sacar una risa nerviosa...
Así pues, Nightcrawler se plantea, por medio de una narración lineal, la historia de un hombre, en su particular “odisea” por alcanzar la inexorable meta de todo ser humano:
El éxito.
Un concepto que no dejará de cambiar a lo largo del metraje, según vayan creciendo las aspiraciones del protagonista, que irá asimismo, configurando nuevas personalidades, y rasgos de identidad, en función de sus expectativas laborales.
Por otro lado, también “nightcrawler”, hace referencia a aquellos insectos que salen a la superficie por las noches, para alimentarse, y la caracterización de Jake Gyllenhaal, es un fiel reflejo de eso.
Siempre en la oscuridad de la noche, Gyllenhaal luce tan astuto como escalofriante, un “creepy” sin moral, capaz de cualquier cosa, por lograr una imagen impactante.
A simple vista, un muchacho enclenque, que no podría lastimar a nadie, pero bajo la fachada de su palidez y su cuerpo desgarbado, se esconde un sociópata amante de la “sangre”, aunque visto desde un enfoque totalmente estético, si así lo prefieren.
Sin embargo, su carácter resolutivo, no le bastará para hacerse hueco en una sociedad hipócrita, que no tiene problema en negociar interesadamente, con ladrones como él, pero que no aceptaría en contratarlos, y darles una oportunidad de cambiar, por culpa de sus absurdas “contradicciones” éticas.
Desde ese momento, la historia se centra en mostrar la progresión del protagonista, en el polémico mundo de “paparazzi” sin escrúpulos.
Aquí es donde encontramos uno de los puntos más fuertes del desarrollo psicosomático de Lou:
Bloom es un don nadie peligroso, porque quiere dejar de serlo, sin importar cómo.
Es un “self made man”, hecho en interminables sesiones de internet, feligrés del púlpito motivacional, promovido por el capitalismo más rancio y corporativo, que  adoptó el carisma hierático e insensible del mercenario en busca de una oportunidad.
Extorsivo animal carroñero, voyeur profesional, con ojo pródigo para la nota sensacionalista, el trazo grueso, y el mal gusto; Bloom hará carrera de manera meteórica, en un régimen que lo alienta, y lo alimenta.
Sinvergüenza sin vergüenza, pasará de registrar el hecho, a ponerlo en escena, erigiéndose en director de una obra, en donde el sufrimiento, el dolor, y la degradación impiadosa de lo humano, son los actores principales.
Editor de la escena del crimen en tiempo real, sabe que la sangre derramada vende más, si la imagen está compuesta para golpear en el estómago, con el potencial gráfico y gratuito de la revictimización de la víctima.
La obsesión por sentirse alguien, es un factor muy importante en Bloom y en Nightcrawler, y esa es su completa y única motivación.
Al verlo, es como ver a un fanático que desborda morbosidad, excentricismo, y vulgaridad.
Él se mete de lleno, en el mundo de los medios de comunicación, y juega de manera cínica con su entorno, a tal nivel, que su audacia produce interés y motivación por parte de las estaciones de noticias locales.
En lo técnico, por tratarse de un debut directoral, el cineasta deja una buena impresión en el ámbito técnico, colaborando con el cinematógrafo Robert Elswit, para filmar las mejores escenas nocturnas de Los Angeles.
Gilroy posee un buen ojo, y lo emplea para confeccionar una escalofriante atmósfera, que se vale del humor oscuro, como válvula de escape.
El director afirmó, que Louis sufre las consecuencias de haber sido “abandonado y maltratado” de joven; que “no tiene empatía”
“Sus actos son menos graves, que cuando un director general, cancela el seguro de jubilación de sus empleados, o despide a miles de trabajadores para beneficiarse de una compensación económica, que luego gastará en caprichos”, aseguró el director.
“Vivimos en un mundo brutal, donde lo que cuenta es lo que logramos, y Louis lo ve así.
Creo que si volviésemos a encontrarnos con él, dentro de 10 años, estaría dirigiendo un gran canal de televisión”, afirmó Gilroy.
Aunque el deseo de mirar lo grotesco y lo horrendo, aparece inevitablemente en Nightcrawler, las actividades de Louis Bloom, tienen como fin, el poder económico.
El protagonista, enfrentándose a esta insana competencia, alcanza un punto de inflexión psicótica, hacia la mitad del metraje, en el que deja patente su completa fractura anímica, y la autodeterminación de no claudicar ante sus colegas profesionales, por medio de una lucha interna, representada con la destrucción de su propia imagen, reflejada en un espejo.
Bloom, también es a la vez, causa y efecto de esa violencia pasiva y activa en nuestra sociedad actual, y el poderoso plano de su cara, mirando y gritando al espejo del cuarto de baño, funciona como perfecta metáfora del círculo vicioso en el que se encuentra metido, donde la maquinaria contemporánea del despiadado mercantilismo, exige a los ciudadanos, entrar en una espiral atiborrada de inmoralidad, y del “todo vale”.
Bloom es un acólito del dólar sin escrúpulo alguno, que encuentra en grabar cadáveres, no un placer, sino una oportunidad de negocios, de poder.
“Es una venta”, explica Louis sobre un muerto.
Sobre el actor, decir que Gyllenhaal perdió 20 libras para su papel.
Su Louis Bloom es, quizás, uno de los personajes más inquietantes que ha surgido del cine moderno.
Su apariencia aterradora, hipnotiza apenas lo vemos en la pantalla, con esas mejillas pálidas y hundidas, los ojos saltones, el pelo despeinado, y su dudosa e inquietante sonrisa y forma de hablar y caminar.
Su soledad y sus ambiciones egocéntricas por triunfar, emanan a través de una perfecta y soberbia actuación.
Podría equivocarme, pero creo que nunca pestañea a lo largo del metraje.
Su incómoda mirada, parece estar perdida, pero jamás se aleja de su norte.
Acaso el aspecto más intrigante del protagonista, es su lenguaje, influenciado por sus lecturas sobre emprendedurismo en Internet.
Louis representa a una generación incubada intelectualmente por la informática.
Su forma de hablar, es la de un catedrático de Wikipedia, y la literatura de negocios.
Bloom no conversa; dicta.
Pero:
¿Qué lo lleva a actuar así?
Esa es la pregunta, porque hay algo raro con él.
Algo muy extraño, y que Nightcrawler no da respuesta concreta, porque desconocemos su pasado.
Aunque es un maldito loco, y carece de escrúpulos, este tipo está obsesionado con el reconocimiento.
Es factible que un pasado traumático, haya influido en su actual condición.
De hecho, un breve plano de inserto, revela que probablemente toma drogas, además de padecer un trastorno obsesivo-compulsivo, que lo mantiene “encendido” como una linterna.
Pero la presión de este nuevo mundo, y el instinto de supervivencia, lo transforman en un “psicópata” que arriesga su vida, y la de otras personas, para lograr las mejores imágenes de sucesos, sin demostrar ninguna empatía por las víctimas.
Y Jake está genial, “asusta” desde el minuto cero, y sabemos que no augura nada bueno desde el primer momento que abre la boca, y escupe su “filosofía” de trabajo.
Acá las apariencias no engañan, el tipo es raro, y termina demostrándolo, mucho más de lo que podríamos pensar a simple vista.
Lo gracioso es que Lou, intenta ser encantador y servicial todo el tiempo y, aunque le funciona ante sus semejantes, no hace más que incomodar al espectador, durante sus encuadres en pantalla.
“Me gustaría decir, que si alguien me ve, es porque está teniendo el peor día de su vida”, afirma Bloom, como si de la misma Parca se tratara.
“Se supone, que la responsabilidad del periodismo, es lograr información para alimentar a la audiencia, cueste lo cueste”, contó el actor de 33 años.
“Él no hace nada que pueda considerarse ilegal, porque no comete ningún crimen.
¿Pero es realmente inocente?”, planteó Jake Gyllenhaal.
Lou, se convierte en un experto de su nueva profesión, a pesar de mentir, manipular, y chantajear:
¿El fin justifica los medios?
Como dato, cuenta el actor que, como Nightcrawler es una película de presupuesto reducido, tuvo que bajar su sueldo, y declara que lo pudo hacer, ya que ahora no tiene familia...
Pero las pérdidas no fueron solo materiales, pues llegó a derramar algo de sangre, por una herida sufrida en el rodaje, por la que tuvieron que darle puntos:
“Golpeé el espejo, aunque no estuviese en guión.
Fue una decisión mía”, comentó.
Para Gyllenhaal, Louis es un héroe oculto, creado a partir de los tiempos actuales:
“Las cosas que consigue son extraordinarias.
Es una historia de éxito, es la historia de éxito de hoy, por excelencia”
Quizás, sólo puede criticársele, la timidez con la que aborda la cruel sexualidad de Louis, a quien no vemos anudarse con Nina, la mujer que utiliza para sus placeres carnales y profesionales.
Sin embargo, se intuye que se acuestan pero no es mostrado, así como su poder lingüístico de convencimiento, atrae a Nina, y ésta en su condición de mujer, aunque con mucho poder, se deja seducir.
Rene Russo, como una productora de noticias, muestra despiadadamente, el contenido violento, rozando el gore en su espacio noticioso con tal de subir el rating.
Nina se da cuenta, de que Louis es una mina de oro, y le lleva a romper barreras, para lograr las mejores historias en su propio beneficio.
Lo que más obsesiona a esta productora de televisión, son los sucesos que alimentan la paranoia de la clase media estadounidense, esos sobre asaltos en zonas residenciales, en la periferia de las grandes ciudades.
La única preocupación de los productores de televisión, es saber si sus decisiones editoriales, pueden conllevarles problemas con la justicia, de lo contrario, todo será mostrado.
Y es que Nina no es cualquier mujer, es Rene Russo, esposa del director, una actriz que maneja los tiempos de la sensualidad, que se apodera de la cámara, y le otorga un “plus” a sus diálogos, ella es igual de atrayente que Lou.
La chispa entre Louis y Nina, es indescriptible, en un juego de poder cíclico.
Y Russo vuelve a darnos otro de esos roles que le salen a la perfección, la diosa madura, capaz de conquistar a quien se le ponga en frente, para lograr lo que quiere.
Y por último, Riz Ahmed, en la piel de un hombre sin hogar, rozando la indigencia y el analfabetismo, seguramente extranjero, con notable rasgos árabes, pues posee sangre pakistaní, se convierte en el asistente ideal de Lou.
Nina y Rick, al desarrollar una relación con Lou, propician una tendencia sociópata, que crece progresivamente, con sus inminentes consecuencias.
Respecto a Rick, el “pasante” de Lou, quien vendría a ser algo así como, “nuestros ojos” en este oscuro cuento sobre el mundo de las noticias, es además la visión del ciudadano de a pie, aquel que todavía conserva algo de valores y escrúpulos.
Curiosamente, además de la gran química entre los actores, los diálogos entre Bloom y Rick, son los que proveen los mejores toques de humor de Nightcrawler:
El primero, le exige cada vez más a su empleado, en consonancia con los consejos de “cómo ser un hombre de éxito” que saca de los libros de autoayuda que se sabe de memoria.
El segundo, en su desconocimiento, se deja llevar, manipular y abusar por Lou.
Pese a todas las bondades, Nightcrawler también presenta huecos, que nunca se resuelven:
Desapariciones abiertas, información que no es tan fácil de obtener, pero está a un “click” de distancia… y exageraciones que, aunque son hilarantes, funcionan dentro de la trama, aunque son demasiado evidentes.
El mayor acierto de Gilroy, es la forma en que la ciudad misma, Los Angeles, se convierte bajo sombras, en una trampa tanto para las víctimas, como para los fotógrafos que viven de retratarlas.
Sin embargo, siempre la vemos a distancia, ya que el guión no nos permite acercarnos demasiado.
En ese sentido, Nightcrawler no cumple con su mejor promesa.
La personalidad del  protagonista, exigía un desarrollo, y un desenlace que nunca se da.
Bloom es un personaje límite, cuya carga de violencia, tendría que haber desencadenado algo más y, no obstante, termina igual que como empieza.
De hecho, Nightcrawler lo trata demasiado bien…
Aunque ese tratamiento, puede obedecer al hecho de que los periodistas “freelance” son legiones; y con ello llega la crítica a la sociedad estadounidense, destinada a las 2 partes del negocio de la comunicación:
Los empresarios, cadenas televisivas amorales, capaces de emitir sin pudor, las más terribles imágenes; y los consumidores, un público en decadencia, sediento de morbo, sangre, y sufrimiento ajeno.
En medio de esta grotesca ley, de la oferta y la demanda, encontramos a estos “rondadores nocturnos”, mercenarios dispuestos a todo, por conseguir la mejor posición, y el mejor encuadre pseudo-artístico.
La sátira que se hace de la competitividad laboral, es tan brutal como implacable.
Así, Nightcrawler crítica a aquellos que promueven noticias sensacionalistas, plasmando sin temor esa mentalidad de “hacer lo que sea necesario”
Nightcrawler no apunta en contra de la idea de trabajar duro para alcanzar las metas, pero Gilroy aparentemente, quiere asegurarse de que no perdamos nuestra humanidad en el proceso.
Creo que pocos olvidarán el concepto, y las personas que vean a Nightcrawler lo pensarán 2 veces, antes de creer las mentiras difundidas por los noticiarios; porque aun siendo entretenido, su mundo nocturno, mantiene la inquietud de lo que está sucediendo con mucho efectismo y realidad.
Con un final para la polémica, la pregunta más filosa es:
¿Dónde está el peligro?
Hay un mensaje detrás de la captura de la primicia, del morbo, el sensacionalismo y la exageración, pues Nightcrawler no ofrece un juego de, víctimas y victimarios, todos son victimarios y víctimas a la vez; ese será el gran acierto.
“A friend is a gift you give yourself”
Resulta que a mediados de los años 90, en América Latina, empezó a florecer un formato periodístico, mal llamado “Prensa Popular”, que no es más que la “oficialización” del periodismo amarillo, que explota los hechos de sangre, sexo, y violencia, para atraer lectores, principalmente en las clases populares, quedando en contravía de los parámetros éticos que deben regir la profesión de periodista.
María Teresa Ronderos, periodista, afirma que los modelos tradicionales del periodismo, están en verdadera crisis:
“Los periódicos están en crisis, Internet ha enterado con más fuerza.
A los periodistas que estamos en Internet nos dicen, desde la prensa escrita y la televisión, que son tiempos de liviandad, de velocidad:
Lo único que podemos hacer, son cosas rápidas para llevar, como la comida rápida.
Son tiempos en que se acabó el modelo de periodismo de arriba abajo, donde el periodista informado, le cuenta a uno cómo es el mundo.
Eso se acabó, porque la gente puede publicar sus propias opiniones, sus propias historias”
No más véase las redes sociales, tanto personales como de información, donde muchas de ellas, piden a los “facebookers” por ejemplo, que suban fotos y videos en sus páginas de internet, y de redes sociales, con tal de aumentar el rating, sin tan siquiera pagarles por las imágenes o videos, mientras esas empresas, se llenan de dinero, a cuesta de uno.
Por su parte, el periodista, Javier Darío Restrepo, señalaba que a la prensa sensacionalista, solo le interesa mostrar escenas de la vida privada, atizar el fuego del escándalo, alimentar el morbo con titulares llamativos, y suscitar polémicas intrascendentes, pero no ejercer la actividad profesional, con el objetivo de servir a la comunidad, y de contribuir al bien común.
Y es que cada vez, más periodistas trabajan de forma independiente, y al margen de contratos fijos, con grandes medios.
Entre los grandes problemas a los que se enfrentan, están encontrar diarios o empresas, que estén interesados en sus contenidos, y gestionar los pagos.
Y cada vez más, las empresas están valorando la importancia de contar con artículos originales e innovadores, para compartir con su público, y bajar los ingresos de una planilla profesional.
Por lo que los periodistas “freelance” están bien posicionados, para ayudar a contar mejores historias, debido a la forma en que fueron formados.
Igual que Louis Bloom, nos alimenta a todos nosotros. ´
Nos da de comer esas noticias en el desayuno, almuerzo y cena, alimentado nuestro estado de ánimo, y es que tanto nos gusta criticar, pero al mismo tiempo, seguimos consumiendo sensacionalismo y amarillismo.
Porque el sadismo de los periodistas de “nota roja”, es un valor ambiguo, que puede proteger a la sociedad de la ignorancia del mal y la desgracia.
La imagen de la muerte, como una piel abierta, una carne roja y sangrienta, nos advierte de lo que la esperanza y la fe ocultan:
La violencia nata del hombre.
Retorcidos, manipuladores, sin escrúpulos, sin moral, son esos los adjetivos que se merecen en su gran mayoría los gigantes medios de comunicación hoy en día, y tal vez, desde siempre han sido así; sin embargo, esto no es lo que siempre podemos ver en las noticias de cada día, o tal vez sí, pasan frente a nuestros ojos, y simplemente, no queremos ver la cruda realidad del mundo en el que vivimos.
Una paradoja.
El periodismo, debe respetar la vida privada, la dignidad, y la intimidad de las personas, y sólo referirse a aquellos sucesos o circunstancias de carácter privado, que adquieren interés público.
Debe abstenerse de explotar la morbosidad del público, y la curiosidad malsana.
Y en esta loca carrera por la inmediatez, el rating, ganar más lectores, y dar primero la noticia, es el ciudadano del común, al que a diario se le violan derechos fundamentales, y aunque las regulaciones están escritas en los Códigos de Ética de Los Periodistas, y con criterios existentes, sentados por Los Tribunales de Justicia en todo el continente, la mal llamada “Prensa Popular” sigue lucrando con el dolor ajeno.

“Why you pursue something is as important as what you pursue”



Comentarios

Entradas populares