Mandingo

“Expect The Savage.
The Sensual.
The Shocking.
The Sad.
The Powerful.
The Shameful.
Expect The Truth”

Es un hecho que la esclavitud, y el subsiguiente racismo, son el pecado original de la democracia de EEUU.
La abolición de la primera, llevó a los estados abolicionistas del norte, a enfrentarse con el sur esclavista.
La derrota del sur, provocó un largo resentimiento contra la población negra, a la que se sometió a políticas segregacionistas, que no fueron derogadas hasta la década de los 60 del siglo pasado.
En esa década, se produjeron las primeras películas que abordaban directamente, el tema del racismo.
Pero todavía, se echaba en falta un retrato del verdadero rostro de la esclavitud.
Hubo que esperar a la políticamente incorrecta década de los 70, para que llegara el “blaxploitation” y la primera aproximación de Hollywood a la esclavitud.
Leyenda de la cultura popular estadounidense, sin verdadera documentación histórica, cuenta sobre los combates de mandingos, una etnia procedente de las regiones del golfo de Guinea, que componen una más de las innumerables lacras que la esclavitud dejó impresa con letras de sangre, en la crónica negra del país norteamericano, autoproclamado “paradigma de la libertad”
“I thought you was better than the white man, Masta.
But you is just white!”
Mandingo es un drama de 1975, dirigido por Richard Fleischer.
Protagonizado por James Mason, Susan George, Perry King, Roy Poole, Richard Ward, Ken Norton, Brenda Sykes, Lillian Hayman, Ji-Tu Cumbuka, entre otros.
El guión es de Norman Wexler, basado en la novela “Mandingo” (1957) de Kyle Elihu Onstott, y en la obra “Mandingo” por Jack Kirkland, que se deriva de la novela.
El libro, está ambientado en la década de 1830, en el sur de EEUU, antes de La Guerra Civil, principalmente en torno a la plantación Falconhurst, una plantación de ficción en Alabama, propiedad de Warren Maxwell.
El centro de la narrativa, gira entorno a Maxwell, su hijo Hammond, y el esclavo Mandingo, llamado Ganímedes o Mede.
Mandingo, es una historia de crueldad hacia los negros de la época, detallando peleas viciosas, envenenamiento, y muerte violenta.
Onstott comenzó a escribir “Mandingo” cuando tenía 65 años de edad; y se basó en algunos de los acontecimientos en la novela, de “leyendas extrañas” que escuchaba mientras crecía:
Cuentos de esclavo, cría y el abuso sádico de los mismos.
De hecho, el autor, fue invitado a escribir un artículo para la revista True: The Man, en 1959, acerca de los horrores de la esclavitud.
Rodada en la plantación Ashland-Belle Helene, en Louisiana, EEUU; Mandingo es un melodrama erótico, ambientado en el sur esclavista, que cuenta la explotación sexual de los esclavos por parte de sus amos blancos.
Es un filme centrado principalmente en los dilemas éticos y sentimentales, de un joven y escrupuloso hacendado de “La América Profunda”
La acción tiene lugar en la plantación Falconhurst, en Louisiana, EEUU, en torno a 1840, antes de La Guerra Civil; y narra la historia de Warren Maxwell (James Mason), propietario esclavista de la plantación y, a la vez, tratante de esclavos, que los explota inhumanamente:
Los dedica a luchar en espectáculos públicos, fomenta la natalidad de las mujeres para vender los bebés a precios de mercado muy ventajosos, los somete a abusos sexuales, les inflige castigos físicos y mutilaciones, y dispone de sus vidas, como si fueran animales de granja.
Deseoso de tener un nieto, Maxwell arregla el matrimonio de su hijo Hammond (Perry King), con su prima Blanche (Susan George), hija del propietario de una plantación vecina.
La unión de ambos, provoca una cadena de incidencias dramáticas.
Todo esto se convierte en un intenso drama, que se parece a un complejo juego de ajedrez, en donde a veces, las piezas blancas avanzan, hacen trampas, y capturan piezas negras, pero cuyos movimientos los van poniendo inevitablemente, en una posición cada vez más riesgosa, sin que ningún espectador de este maldito juego de pecados, de racismo, violencia, adulterio, y crimen, en el cual se apuesta la vida, pueda saber, quién ganará al final.
Más de 3 décadas después de su realización, Mandingo emerge como una de esas ignoradas perlas cinematográficas, de la primera mitad de aquella década de explotación negra.
“Cousin Charles, What the hell you doing, kissin on the mouth?”
Pocas películas pueden ser tan incómodas de ver, como esta aportación cinematográfica al terreno de la esclavitud de los negros, que ya de antemano, se distancia de las visiones dulcificadas, o maniqueas propuestas anteriormente sobre la cuestión.
La dirección de Fleischer, imprime al relato una grata fluidez narrativa; el guión acentúa los tintes melodramáticos, con una denuncia despiadada del trato que recibían los esclavos en casos extremos, pero posiblemente no infrecuentes, especialmente en el ámbito de los tratantes, compradores y vendedores de seres humanos.
La fotografía, de Richard Kline, recrea con sobriedad de medios, la atmósfera de opresión y crueldad del relato.
En este desolador paisaje, resaltan irónicamente, las figuras de los mandingos, figura codiciada, el hombre musculado negro, de excepcional potencia física, como es el caso de Mede (Ken Norton), que sirve para satisfacer el orgullo de la posesión de un objeto de distinción, de lujo, sea en brutales combates a muerte con otros negros, o para inseminar a preciadas esclavas negras.
“Irónicamente”, porque el mandingo se convierte en emblema de lo excepcional en una raza, a la que se degrada hasta lo más abyecto, remarcando así, la sensación de poder; dicho de otra manera, es como tener a su servicio a un titán.
Las interpretaciones se mueven en un gran nivel de credibilidad y verosimilitud.
La mirada de tinte naturalista, y sus personajes, son mostrados en la cotidianeidad de sus acciones, eso es precisamente lo que nos importa más.
Los personajes de Mandingo, son trágicos, tanto los blancos como los de color; en realidad, todos buscan la felicidad en un mundo que los hace ser víctimas.
Gran trabajo sobre todo de Susan George, que muestra toda su frustración y amargamiento como una mujer con mucho deseo de ser amada “a como Dios manda”
Como dato, el actor Ken Norton, fue uno de los pocos boxeadores que le ganó a Muhammad Ali, en un combate en San Diego, el 31 de marzo de 1973.
Norton, no sólo derrotó a Alí, sino que además, le fracturó la mandíbula.
Así pues, Mandingo muestra una galería de personajes realmente despreciables en el terreno de los blancos, pero también cuestionable para unos negros que siguen aceptando con naturalidad, su supuesta “inferioridad” al ser tratados como animales.
Quizás el gran acierto de Mandingo, proceda al ofrecer esa mirada con la suficiente distancia, sin tomar partido por lo que vemos, y de alguna manera, intentando reflejar lo que de “cotidiano” tenía esa abominable esclavitud de negros.
La sociedad sureña, aparece así altivamente racista, inculta, supersticiosa, alcoholizada, incestuosa, y endogámica, orgullosos dueños de auténticas granjas de humanos para su cría y comercialización; aberraciones reflejadas sin cortapisas por la realización de Richard Fleischer, que equipara a esclavos y ganado animal, por medio del verbo, y los fotogramas.
Mandingo sorprendió por la naturalidad con que disponían de la vida de los esclavos negros:
Los llaman machos y hembras, y los obligan a aparearse.
¿Cómo podían soportar tanta humillación?
En la mansión de los Maxwell, era normal que su patriarca, Warren Maxwell, utilice un niño como almohadón, para apoyar sus pies en el suelo, e intentar trasladarle el reuma que porta.
En ese entorno, todos saben quiénes son los amos, y quienes los esclavos.
Para los primeros, el que un esclavo sepa leer, es motivo de castigo, y las negras se ofrecen como concubinas de los hijos de los propietarios.
Y retomando ese rasgo de crueldad inherente en Mandingo, no se puede omitir el desarrollo de una brutal pelea de negros, utilizando todos los medios más primitivos posibles, y en las que resulta quizás, más duro ver las muchedumbres y los señores, divirtiéndose al ver como 2 esclavos se matan a mordiscos…
No menos dolorosa es la secuencia en la que Blanche azota a la amante negra de Hammond, y esta huye, cayendo por las escaleras, y perdiendo el hijo que llevaba en su vientre…
Duro es igualmente, el chantaje que la repugnante esposa del joven hacendado lanza al mandingo, teniendo este que acceder a sus deseos sexuales, y que fructificará en quedarse embarazada de un niño negro, que el propio médico asesinará una vez nacido, de la forma más flemática posible.
Mandingo es una obra que fue rompedora en un tema tabú para Hollywood, y para la sociedad estadounidense, que se resistía en ver su propia realidad histórica.
Nótese a modo de curiosidad, el poster promocional de Mandingo, con el de “Gone With The Wind” (1939), como el lado más oscuro de los hechos ocurridos en el sur.
“What you doin that fer?”
Es un hecho que Mandingo ofrece una visión brutal, del trato que recibían los esclavos, en las plantaciones del Sur de EEUU, antes de La Guerra Civil.
Por lo que levantó una amplia polémica, protestas, y críticas, que fomentaron su éxito comercial, pero determinaron su olvido progresivo, hasta el punto que en los años 90 del XX, sólo se pudo encontrar una copia de Mandingo.
Muchas descalificaciones se focalizaron en los desnudos frontales, las relaciones interraciales de amor y sexo, las relaciones incestuosas entre blancos, la ninfomanía de Blanche, y otros aspectos más relacionados con el mundo de los prejuicios, que con el análisis de la obra, calificada por algunos como “una bocanada de aire fresco”, reflexiva, crítica, y desmitificadora de la historia esclavista estadounidense.
Más allá de recrearse en un periodo oscuro de la historia, Mandingo muestra una mirada realmente demoledora, sobre los bajos instintos de la condición humana, que muy bien podrían aplicarse a nuestros tiempos, actualizando condicionamientos de época.
Todo ello sitúa a Mandingo, probablemente más cerca de la denuncia sin hipocresías, que de la exageración, y “explotación negra”, pues aporta una reflexión a tener en cuenta, a la hora de revisar la historia de una lacra que nunca debió existir.

“Makes a man feel good.
She likes it too.
Don't you pretty wench?”



Comentarios

Entradas populares