Victim

“Here was a time when that was against the law you know”

La actitud de los británicos hacia los derechos LGBT, y la homosexualidad, es en la actualidad, una de las más tolerantes y liberales del mundo, aunque no haya sido siempre así, a lo largo de toda su historia.
Desde la “Buggery Act” la cual es el nombre con el que se conoce a la ley del parlamento, Henry VIII c. 6 de 1533; fue una ley de sodomía, que entró en vigor en Inglaterra, en 1534, durante el reinado de Henry VIII, siendo la primera legislación gubernamental contra la homosexualidad en el país, ya que anteriormente, había sido perseguida, sólo por los tribunales eclesiásticos, y fue la primera ley de sodomía, promulgada en un país germánico, que no se basaba en la “Ius Commune”
La ley, definía el delito, “buggery”, como cualquier acto sexual “antinatural contra la voluntad de Dios y el hombre”
Posteriormente, los tribunales lo reformaron, para incluir solamente el sexo anal y el bestialismo; aunque predominantemente, ese término se refiere al sexo anal; y establecía la pena de muerte por ahorcamiento, además de la incautación de los bienes del ajusticiado.
Todo esto sucedió, hasta la promulgación del informe del comité encargado en infracciones homosexuales y prostitución, más conocido como el “Wolfenden Report” por Lord Wolfenden, el portavoz del comité; que se publicó en El Reino Unido, el 3 de septiembre de 1957, después de que varios hombres muy conocidos, fueran condenados por delitos de homosexualidad, incluyendo el periodista, novelista, y dramaturgo anglo-canadiense, quien luchara por los derechos de los homosexuales, Peter Wildeblood.
Y es que hasta 1967, las relaciones homosexuales estaban prohibidas por ley en El Reino Unido, aunque fuera entre adultos que consentían.
Había persecuciones, y los periódicos dominicales, daban publicidad a las resoluciones judiciales condenatorias.
Aproximadamente, a partir de 1960, la policía redujo la presión todo lo que permitía la ley.
Había un sentimiento general, de que la legislación violaba la libertad individual.
Pero la contención policial, no podía frenar la amenaza del chantaje.
Los homosexuales, sufrían frecuentemente amenazas de ser denunciados; inclusive eran perseguidos para sacarles dinero.
El comité de 14 miembros, incluidas 3 mujeres, tenía como objetivo principal, hacer un estudio sobre la homosexualidad, y la legislación que existía al respecto.
Estaba liderado por John Wolfenden, que previamente había sido el director de los colegios Uppingham y Shrewsbury, y en 1950, fuera el vice-rector de la Universidad de Reading, y más tarde, director del British Museum.
La primera reunión del comité, fue el 15 de septiembre de 1954, y se reunieron durante 62 días, 32 de los cuales, fueron para entrevistar testigos.
Wolfenden sugirió en los preliminares, que por consideración con las damas presentes en la sala, usaran los eufemismos “Huntley & Palmers” en alusión a unas galletas británicas:
“Huntley” para homosexuales, y “Palmers” para las prostitutas.
Los testimonios, fueron aportados por la policía, agentes de libertad vigilada, psiquiatras, líderes religiosos, y gays, cuyas vidas estaban afectadas por la ley.
En contra de las ideas convencionales del momento, el comité recomendó que:
“El comportamiento homosexual en privado, y entre adultos que consintieran, no debía seguir siendo un delito”
Todos excepto James Adair, estuvieron a favor, y contrariamente a los testimonios de algunos médicos y siquiatras de aquel tiempo, consideraron que:
“La homosexualidad, no podía legítimamente ser considerada una enfermedad, porque en muchos casos, era solo un síntoma, y era compatible con una completa salud mental en otros aspectos”
El informe añadía:
“La función de la ley, es preservar el orden público y la decencia, proteger al ciudadano de lo que es ofensivo o perjudicial, y proporcionar suficiente salvaguardia contra la explotación y la corrupción de otros...
No es función de la ley, a nuestro modo de ver, intervenir en la vida privada de los ciudadanos, o tratar de imponer cualquier tipo de comportamiento”
La edad de consentimiento, fue fijada en los 21 años, la mayoría de edad en el Reino Unido entonces.
El informe, también discutió el aumento de la prostitución callejera en el momento, que se asociaba con “inestabilidad de la comunidad” y “debilidad de la familia”
Como resultado, hubo medidas policiales para seguir la prostitución callejera.
Las recomendaciones, finalmente fueron tenidas en cuenta en el “Sexual Offences Act 1967”, aplicable solo a Inglaterra y Gales, que reemplazó las anteriores leyes sobre homosexualidad, contenidas en el “Offences Against The Person Act 1861”
La ley, fue aprobada por un estrecho margen, una década después de haberse publicado en informe, en 1957.
La “Sexual Offences Act 1967”, fue aprobada despenalizando las prácticas homosexuales consentidas, entre mayores de edad, y en privado.
Pero esto fue sólo una despenalización parcial, porque mantenía prohibiciones respecto a la sodomía y la indecencia.
Las 2 últimas condiciones para que no se produjera delito, originaban intromisiones legales inaceptables, y fueron objeto del debate posterior.
Y se establecía una discriminación, al marcar la edad de consentimiento sexual en 21 años para los homosexuales, cuando para los heterosexuales era 16.
Además, el término “en privado”, fue interpretado demasiado estrictamente en los tribunales, limitándolo a 2 personas en la intimidad de su hogar, lo que excluía incluso, la habitación de un hotel.
Llegándose al extremo de quedar prohibido las prácticas en el domicilio privado, cuando hubiera una tercera persona, aunque estuviera en otra habitación, y por supuesto, vetaba el sexo en grupo.
Así como prohibía cualquier expresión en público, lo que permitía que la mayoría de los varones homosexuales, siguieran siendo acosados por la policía.
Como se señaló, la ley de delitos sexuales de 1967, solo era aplicable en Inglaterra y Gales; y no en Escocia, Irlanda del Norte, las islas del canal, o la isla de Man, donde las prácticas homosexuales seguían siendo ilegales.
Por todo ello, organizaciones como Campaign for Homosexual Equality, y el Gay Liberation Front, continuaron luchando para conseguir la total igualdad.
La publicación del informe, fue el punto de inflexión para la legalización de la homosexualidad en El Reino Unido, e influyó en algunos de los países occidentales, donde todavía las prácticas homosexuales no estaban permitidas, y que daría paso posteriormente, al resto de las reivindicaciones de derechos LGBT, como es el matrimonio homosexual.
Por otro lado, existen películas que marcaron una pauta en El Séptimo Arte, de modo singular y envidiable, algunas son reconocidas, y otras más se quedaron en el tintero del elogio, por pena o censura, quizá también, por carecer de “buena fama”, o tener una trama poco adepta para la época.
¿Sacrificaríamos el matrimonio, la carrera profesional, y la reputación, por mostrarnos tal y como somos?
“There's nothing wrong with that, Sir”
Victim es una película británica de suspense, del año 1961, dirigido por Basil Dearden.
Protagonizada por Dirk Bogarde, Sylvia Syms, Dennis Price, Anthony Nicholls, Peter Copley, Norman Bird, Peter McEnery, Donald Churchill, Derren Nesbitt, John Barrie, John Cairney, entre otros.
El guión es de Janet Green y John McCormick, ambientada en una época en la que la homosexualidad, era todavía considerada un delito que podía implicar penas de cárcel.
Por ello, es recomendable apreciarla cual producto que abrió una brecha social, gracias a los inteligentes, y no por ello menos angustiosos, argumentos por parte de hombres enclaustrados, y mujeres engañadas.
Cuando el productor Michael Relph, y el director Basil Dearden, se pusieron en contacto con Dirk Bogarde, le advirtieron de que muchos habían rechazado ya el guión, alegando que su contenido era desagradable o peligroso para sus carreras.
Bogarde, que para 1960 tenía 39 años, y empezaba a ser el actor más popular del cine británico, como había probado interpretando héroes de guerra; y destacaba en papeles románticos, aceptó el reto.
La filmación de Victim, estuvo rodeado de secretismo y un cierto escándalo.
No se permitió que la prensa asistiese al set de rodaje, que estaba cerrado, excepto para el personal técnico, y para los actores y equipo de dirección.
El largometraje, una vez terminado, se estrenó en Gran Bretaña, con la aureola de los filmes malditos; mientras que en Estados Unidos, Victim no llegó a estrenarse hasta 2 décadas más tarde.
La sombría historia de Victim, sigue a un exitoso abogado, Melville Farr (Dirk Bogarde), que tiene una próspera carrera en Londres, y muchas posibilidades de convertirse en juez.
Aunque aparentemente, está felizmente casado con Laura (Sylvia Syms), en realidad, Farr es un gay “en el armario”
Él se siente desesperadamente atraído por “Boy” Barrett (Peter McEnery), un joven con el que mantiene una relación afectiva, pero no sexual; y se resiste a un contacto con él, y no mucho después, Barret termina en la cárcel, ahorcándose en una celda de la policía.
Posteriormente, Farr recibe una llamada del mismo extorsionador que había chantajeado a Barret, provocando su suicidio, y le cuenta que tiene unas fotos comprometidas de ellos en un coche.
Su matrimonio y su carrera, se ven en serio peligro, pero Farr acepta ayudar a la policía, para obtener pruebas, y testificar contra el extorsionador, que no es la primera vez que chantajea a gays, aunque con ello, los periódicos, seguramente destruirán su carrera y su reputación.
A partir de aquí, el protagonista será chantajeado, para pagar una importante suma de dinero, a cambio de no hacer pública su homosexualidad a toda la sociedad.
Al final, Farr habla con su mujer, y destruye las fotos que le incriminaban; mientras ella decide acompañarlo en esta decisión…
Victim está tratada como un film de intriga y suspenso, basado en un difícil dilema:
Si Farr denuncia a los chantajistas, podrá encarcelar a los causantes de la muerte de Barrett, pero a cambio, arruinará por completo su carrera, y se expondrá a ser arrestado por homosexualidad.
En cambio, si cede a sus presiones, podrá seguir adelante con su futuro, pero sabiendo que esa gente seguirá a su antojo, tras haber provocado la muerte de Barrett, y la ruina de otras muchas vidas.
Solo Dick Bogarde, es capaz de enfrentarse a una sociedad hipócrita, para demostrar la inconveniencia de una ley anti-homosexual, a pesar del daño personal y profesional que puede sufrir.
Lo curioso es que este argumento, se produciría en la realidad en Gran Bretaña, y en otros países del mundo; ya que se consideraba al homosexual, como alguien maldito sin ser malvado, víctima él también de su homosexualidad.
“Someone once called this law against homosexuality the blackmailer's charter”
Si por algo, Victim es merecidamente recordada, es por ser una de las primeras películas de la historia, en tratar la homosexualidad de forma abierta y directa, sin ningún tipo de tapujos, de hecho, a modo de anécdota, es la primera película británica, en que se pronuncia la palabra “homosexual”
No cabe menospreciar la valentía que suponía tratar un tema como éste en 1961, época en que la homosexualidad, aún era ilegal en Inglaterra, y podía ser penada con la cárcel.
Aunque por entonces, la policía era bastante indulgente con este tipo de “delitos”, esta ley siguió siendo una mina de oro para chantajistas.
Hacer una película que ni siquiera mostraba la homosexualidad, sino que sólo la incluía como un hecho del argumento, nos puede parecer trivial en el año 2014, pero no lo era a comienzos de los 1960, en un país que todavía no había experimentado la tolerancia que llegaría poco después, con los nuevos valores juveniles.
Victim desarrolla una temática tan punzante y polémica, como es la homosexualidad, pero alejada de las esferas más “underground” y las plumas, y situándola en parte en los sectores “high” de Londres, donde la hipocresía y la impostura, era territorio propicio para todo tipo de pasiones subrepticias.
En su trama, un joven obrero se suicida, y su examante, un abogado de prestigio, inicia junto a un amigo de aquel, una investigación que les llevará hasta un grupo que chantajea a homosexuales.
Victim ejemplifica, el verdadero cine social y de denuncia, revelador de la cara oculta, o el negativo de la sociedad de su tiempo; pues habla de la homosexualidad oculta, aunque no muestra ninguna escena gay, ya que por entonces, era algo censurado y prohibido; por tanto, muchas cosas se sugieren; de hecho, la película se prohibió en muchos países.
Enraizada en el movimiento del “Free Cinema” inglés, ese movimiento surgido en Gran Bretaña de mediados y finales de los años 50, a la luz de otras corrientes cinematográficas como “La Nouvelle Vague” francesa, con el objetivo de reflejar en la pantalla, a aquellos grupos más olvidados, por ejemplo el proletariado; y de recrear los conflictos sociales de la época; supone un magnífico ejercicio de imbricación entre la forma y el fondo, entre aquello que se cuenta, y cómo se nos cuenta.
Victim es una película sobre el chantaje, al que eran sometidas las personas homosexuales en el pasado, debido a que la sociedad no permitía su visibilidad.
En privado, todo era posible, como así era para muchos gays.
Pero sí el secreto se conocía, llegaba el sufrimiento, el chantaje, y la tragedia, mostrando una especial sensibilidad en secuencias casi de alcance confesional, como la que ofrece el veterano barbero ante Farr, poco antes de que en una pelea en su comercio, este fallezca; o en el reproche que el viejo librero formula a este, sin saber que acaba de pagar un chantaje, al insinuarle que su presencia, fue la que, de alguna manera, interrumpió la relación que el librero mantuvo con Barrett...
Llegados a este punto, destaca la capacidad para albergar en la narración, diferentes perfiles relacionados todos, no solo con la vivencia homosexual, sino especialmente, con la repercusión que la misma pueda tenerse, por parte de cotidianos exponentes heterosexuales; como el bartender que odia a los gays pero los permite en su establecimiento; o ese joven policía, que no es partidario de levantar la ley que considera a los gays, como sujetos a encarcelar…
En lo meramente técnico, el tratamiento estético de Victim, es sumamente atractivo.
Basil Dearden, al principio, rueda la trama como si fuera una película negra, con esa fotografía en blanco y negro, tan contrastada con la que muestra la desesperada huida de Barrett.
Aunque luego, opta más por detenerse en el terreno del drama; el miedo y la paranoia están presentes en todo el metraje, no hay más que ver el terror con que las víctimas de chantaje evitan a Farr, cuando éste les interroga, conscientes de que el más mínimo desliz, podría acabar con su futuro.
Estas escenas que parecen sacadas de un clásico del cine de gánsteres, en realidad correspondían con una triste realidad, y Victim no hace más que mostrarla con una estética más cinematográfica.
Su look visual, nos permite casi respirar ese Londres gris y lívido, dominado por temperaturas frías, y la ausencia de personalidad, o de especial alegría en las calles.
Como dato, el término “queer” o “marica” se utiliza en Victim de 2 maneras completamente diferentes:
La leyenda:
“Farr es maricón” está pintada en la puerta del garaje de Farr; y la expresión “Queer Street” quiere decir, “en la pobreza desesperada” y que se utiliza en una respuesta a algunos estafadores, que escriben cartas pidiendo dinero.
Todo ello, a través de la estructura de un “whodunit”, que proporciona un marco genérico atractivo para la exposición del discurso.
Porque lo realmente significativo de Victim, no radica en el descubrimiento de los chantajistas, torpemente mostrado por cierto; sino en las contradicciones que asaltan a sus protagonistas, o en la difícil, y a la vez madura relación entre el abogado y su esposa.
En el departamento actoral, se sospechaba que Dirk Bogarde era homosexual, pues vivía en la misma casa que su manager, Anthony Forwood, lo que le obligaba a aparecer en público de vez en cuando, con atractivas jovencitas…
Parece ser que Bogarde, no dudó en aceptar el papel de Farr.
Tampoco a Sylvia Syms, le tembló la mano al aceptar el papel de su mujer, a pesar de que muchas actrices también lo habían rechazado.
Y Bogarde le dio una interpretación conmovedora, pero nunca admitió ni insinuó tener algo en común con Farr.
En algunos momentos, parece que hay reminiscencias del mismo Bogarde en Farr, cuando no renuncia a sus inclinaciones, pero tampoco quiere darse a ellas…
Por otra parte, Victim sirvió para separar a la estrella de sus anteriores papeles, para actores jóvenes, y preparar su camino hacia su obra maestra:
“Morte a Venezia” (1971)
Y es que la norma entonces era que la “respetabilidad” exige que tales “invertidos” oculten sus “vergüenzas”; que se rodeen de un disfraz de “normalidad” y que entierren sus peligrosas tendencias…
El personaje, que magistralmente interpreta Bogarde, es la perfecta encarnación de esta represión, de este “chantaje social”, cuya fuerza es tal, que consigue en ocasiones, transmitir un verdadero sentimiento de culpa a quienes son, en realidad, víctimas.
Pero inteligentemente, Basil Dearden apuesta por un final introspectivo, por la incertidumbre de un futuro incierto y ambiguo hacia su protagonista.
Quizás otros, hubieran apelado al espíritu de un mártir...
Todo el reparto, hace una muy buena labor, especialmente los que interpretan a los homosexuales, encarnando cada uno, una actitud diferenciada hacia su condición, y distintas respuestas ante el chantaje, sobre todo, en hacer gala de un homosexualismo no amanerado.
Afortunadamente, Dearden evita caer en ningún extremismo, y opta por mostrarnos reacciones de lo más diverso:
Desde el cuñado de Farr, a quien obviamente le desagrada profundamente; a su fiel ayudante, quien no hace ningún atisbo de inmutarse por esa revelación.
Pero por supuesto, no faltan comentarios de personas que se refieren a la homosexualidad como una desviación, e incluso, el propio Farr en cierto momento, defiende la ley, ya que es su deber como abogado, y se ampara en el hecho de que él, siempre ha reprimido sus impulsos...
Hoy en día, a algún espectador puede parecerle chocante, alguno de los comentarios de los personajes, pero desgraciadamente, no son más que un retrato del tipo de reacciones que había, y que desgraciadamente, aún hay hacia el tema.
Es a través de esa vertiente de análisis, de una condición sexual que hace no demasiadas décadas, era considerado como delito y perversión, donde Victim, y en ello tiene un alcance importante el espléndido guión de Janet Green y John McCormick, sabe atisbar una gama de matices realmente magnífica, pulsando, y al mismo tiempo, poniendo en solfa el difícil equilibrio que se podía establecer de una sociedad puritana, y aparentemente estoica, y al mismo tiempo abierta.
Según va discurriendo el metraje, podemos comprobar el sentimiento de culpa de esas personas, que en el pasado vivieron como un auténtico estigma, sus preferencias sexuales, la reprobación que manifestaban aquellos que abiertamente se lucraban con algunos de sus exponentes, como ese tabernero hijoputa, aparentemente comprensivo, que en realidad desprecia a los gays; la posibilidad que una clase social más elevada, podía permitir de convivencia con dicha tendencia sexual, o incluso, la incidencia que la misma la relacionaba especialmente con el contexto artístico, como ese artista de prestigio que encarna Dennis Price, y sus 2 amigos ligados a la abogacía.
Todos estos apuntes y detalles, conforman finalmente, un tapiz aún hoy día incómodo de contemplar, y que imagino en su momento, debió despertar no pocas conciencias.
No puede dejar de mencionarse también, la relación entre Melville y su mujer Laura, que al final, acaba siendo uno de los puntos fundamentales de la trama:
Ella se dedica a cuidar niños con problemas, quizás como una forma de canalizar su frustración por no ser madre, y se encuentra con el difícil dilema de querer a su esposo, pero al mismo tiempo, rechazarle por haberla engañado, o por saber que no se siente atraído hacia ella como pensaba…
La escena en que ella consigue sonsacarle la verdad, es de hecho, de una tensión casi insoportable.
Si realmente, Victim contribuyó a la abolición de la ley homofóbica como se ha dicho a menudo, el riesgo que tomó Basil Dearden, Dirk Bogarde, y el resto de los que participaron en ella, valió la pena.
A destacar la banda sonora a cargo de Philip Green, que nos recuerda, junto con la cámara y el guión, a un Bernard Herrmann y el “Psycho” (1960) de Sir Alfred Hitchcock.
“A daring picture about the world's most un-talked about subject”
Era 1961, y algunas sociedades occidentales, comenzaban a romper sus tabúes en cuestiones de sexualidad.
Y el cine no era más que un reflejo de esa “moralidad” cambiante.
La vigencia del horripilante Código Hays, parecía caduca, y películas como “Some Like It Hot” (1959), habían entrado voluntaria y explícitamente, en los terrenos de la ambigüedad y la diversidad.
La sentencia:
“Nadie es perfecto” que cierra el largometraje, parece ratificar este contexto.
En paralelo a los cambios que experimentaba el cine hollywoodiense, las “Nouvelles Vagues” europeas, se lanzaban sin complejos, a explorar la privacidad más íntima de sus personajes, sus contradicciones, e incluso, sus perversiones inconfesables…
Por lo que Victim se convirtió, en una película muy significativa sociológicamente, muchos creen, que influyó en la aceptación de la homosexualidad en El Reino Unido, liberalizando las actitudes, e influyendo posteriormente en la ley británica.
De hecho, La Junta Británica de Censores Cinematográfica (BBFC), dio originalmente a Victim, una calificación “X”
En una carta dirigida a los cineastas, el secretario de la BBFC, interpuso 4 excepciones:
En primer lugar, un personaje masculino, dice a otro hombre:
“I wanted him”
En segundo lugar, las referencias al “auto-control” en el guión revisado, quedaron fuera de discusión, filmando la homosexualidad, “sin suficiente contrapeso”
En tercer lugar, Victim implica que la homosexualidad, es una elección, que “es una idea peligrosa para poner en la mente de los adolescentes que ven la película”
Por último, cuando la chantajista desata una diatriba contra la homosexualidad, su punto de vista popular, será desacreditado, ya que ella es un personaje antipático.
Por su parte, en los Estados Unidos, el uso del término “homosexual”, y su oposición a las leyes penales contra los homosexuales, que mantuvo Victim, la hizo recibir con aprobación, por El Código de Producción de Hollywood; ya que unos años antes que Victim, los realizadores de “Suddenly, Last Summer” (1959), habían persuadido a los censores del Código, para permitir su película, y utilizar la homosexualidad como un recurso argumental, pero sólo si se presentaba a través de insinuaciones crípticas, y la obra tenía que ilustrar los “horrores de un estilo de vida”…
Sin comentarios.
En Victim, por el contrario, se consideró ser demasiado franca y liberal en su tratamiento de la homosexualidad, y por tanto, en un principio, no se le dio su aprobación por El Código de Censura.
Sin embargo, en 1962, El Código de Producción de Hollywood, había accedido a levantar la prohibición de las películas utilizando la homosexualidad, como un recurso argumental.
Unos años más tarde, el propio Código sería sustituido por La Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, que introdujo la clasificación apropiada por edades para las películas.
Inicialmente, Victim fue generalmente clasificada como una película “para adultos”, a menudo con la clasificación “X” que se le dio inicialmente a las películas pornográficas.
Sin embargo, como los prejuicios contra los homosexuales disminuyeron, así como también, se revisaron las clasificaciones, y las calificaciones para las películas.
Cuando Victim fue lanzado en VHS en EEUU en 1986, se le dio la clasificación “PG-13”
Del mismo modo, cuando Victim fue re-lanzada en El Reino Unido, fue reclasificada “PG/12” una puntuación mucho más suave…
Así las cosas, Victim es una película muy importante para comprender la historia del Cine de Temática Gay, y ver cómo han evolucionado las sub-temáticas, y los nuevos enfoques, pasándose de ver la homosexualidad como algo delictivo, a los nuevos enfoques, donde se le ve como algo “normal”, aunque ni tanto, de ahí mis comillas.
Hoy en día, y según la legislación del Reino Unido, la práctica de la homosexualidad es legal, y establece que la edad de consentimiento sexual, es de 16 años para todas las orientaciones sexuales, permitiendo las uniones civiles para parejas homosexuales, y estableciendo leyes anti-discriminación, y homofobia.
Además, permite a los transexuales, cambiar su sexo legal.

“Well it used to be witches.
At least they don't burn you”



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