Man On The Moon

“You're insane... but you might also be brilliant”

Andy Kaufman, es uno de los humoristas más incomprendidos de la historia, considerado una especie de humorista conceptual, “duende nihilista”, “guerrillero zen”, “cómico dadaísta”, “primer verdadero artista del performance”…
Su vida, fue un mito, su historia es un mito, su fallecimiento... una incógnita.
Hay algo inquietante, y un tanto cansador, cuando se vive en cualquier otro país, en la pulsión estadounidense para mitificar universalmente cualquier cosa “Made in USA”
En ese lugar, donde todo el mundo es una estrella en potencia, la figura de Andy Kaufman cumple con creces, con el perfil necesario para la fama instantánea, la debacle inmediata, y la inmortalidad “post-mortem”
Actor 24 horas, ni los más cercanos sabían nunca, cuando estaba en serio, y cuando estaba interpretando a un personaje… Geoffrey Andrew “Andy” Kaufman fue un comediante estadounidense, que prefería denominarse a sí mismo “artista de variedades”, asegurando que “nunca ha contado un chiste en su vida”
Andy es uno de los exponentes del movimiento de anti-humor; pero que también fue compositor; y estudió artes televisivas en la universidad, lo que influyó en su trabajo posterior.
Andy Kaufman, ha sido colocado en la contracultura estadounidense, por su extraña capacidad de ir contra toda regla establecida, usando y abusando de los medios de comunicación, y haciéndose repudiar por amplios sectores de la sociedad.
Esa sería irónicamente, la manera en que su humor negro y caprichoso, le haría trascender entre sus contemporáneos.
Kaufman se hizo conocido, gracias a su personaje “Hombre Extranjero”, que interpretó a comienzos de la década de 1970.
Este “extranjero”, decía ser de “Caspiar”, una isla ficticia del Mar Caspio, y realizaba malas imitaciones de personajes populares.
El público, enfadado por la mala calidad del acto, descubría más tarde, que habían sido engañados, y que sólo se trataba de la firma del comediante, que era capaz de interpretar a continuación, imitaciones como la de Elvis Presley, que el propio Rey del Rock and roll llegó a reconocer, como su favorita imitación.
Este personaje tímido, que le traería fama, tenía poco que ver con el verdadero Kaufman, quien en la vida real, gustaba de acompañarse de prostitutas.
Su inicio comenzó por crearse un nombre, como invitado en el programa Saturday Night Live, de la NBC, a partir de 1975.
Allí realizaría su legendaria actuación “Mighty Mouse”, en la que simulaba cantar la canción de la serie “Súper Ratón”
El “Hombre Extranjero” fue transformado en “Latka Gravas” para la serie de 1978, “Taxi”
Kaufman detestaba las comedias televisivas, por lo que no le agradaba aparecer en una.
Para dar rienda suelta al talento del artista, los guionistas dieron a su personaje, un desorden de personalidad múltiple.
Y Latka adquirió tal relevancia social, que en más de una ocasión, Andy Kaufman tuvo que interpretarlo, a petición del público, en sus actuaciones en vivo.
El otro gran personaje de Kaufman, fue el cantante Tony Clifton, una creación para clubs de comedia, que terminaría realizando giras por los Estados Unidos.
En dichas actuaciones, el personaje de Clifton, podía ser interpretado, adicionalmente, por su hermano Michael, o su amigo, Bob Zmuda.
Se llegó a dudar, si Clifton existía realmente o no.
En más de una ocasión, fue incluso entrevistado como telonero del propio Kaufman, contra el que decía sentir una profunda aversión, ya que le estaba usando a él, para enriquecerse...
Debido a la insistencia del propio Kaufman, Clifton tuvo un papel de estrella invitada en “Taxi”, pero tuvo que salir de allí, escoltado por la policía, tras una gran rabieta en el plató de la ABC.
Años después se supo, que Andy escribió un libreto, donde contaba la vida de Tony, e irónicamente, el protagonista fallecía de cáncer de pulmón en el mismo hospital, donde falleció Kaufman, lo que incrementó los rumores de su muerte.
Dicen que sólo una vez, alguien logró romper la dualidad:
Tony Clifton - Andy Kaufman.
Un conocido en un restaurante, se hartó del comportamiento de Clifton, y lo golpeó hasta que este dijo:
“Tranquilo, tranquilo, soy Andy”
Para Andy Kaufman, los actores de lucha libre, fueron siempre personajes a admirar.
Durante un breve período, en sus actuaciones, introdujo simulacros de lucha libre, en los que se enfrentaba a mujeres…
Como parte de la broma, se declaró:
“Campeón mundial de lucha libre mixta”
Ofreció una recompensa de $1.000, a cualquier mujer que pudiese batirle.
Más adelante, retado por el luchador Jerry Lawler, se introdujo en el ring de Memphis, Tennessee, frente al citado.
Aunque luego se demostró, que todo estaba guionizado, Kaufman fingió haberse fracturado las cervicales, como consecuencia de dicho enfrentamiento…
Tanto que se llegó a simular una pelea en directo, en el programa Late Night with David Letterman.
En 1981, Kaufman realizó un par de actuaciones estelares, en el programa de variedades “Friday’s”, de la ABC.
En su primera aparición, la más memorable, se saltó el guion, e hizo de sí mismo, en vez del personaje que debía interpretar.
Ante dicha situación, sus compañeros se enfadaron y, en respuesta, el cómico, Michael Richards, abandonó la escena, para volver con una pila de tarjetas de señalización, y arrojarlas a la mesa.
Kaufman, a cambio, le arrojó un vaso de agua a la cara…
Justo antes de que la cadena cortase para publicidad, se vio a un director de escena, entrar como un rayo en el escenario.
El incidente, era una broma preparada por el propio Andy, aunque nunca se ha llegado a saber, cuántos de los presentes lo esperaban, si es que alguno lo sabía…
A la semana siguiente, Kaufman apareció en una grabación, pidiendo disculpas a los televidentes.
Ese mismo año, volvería a “Friday’s”
Durante su actuación, invitó a escena a la cantante Kathie Sullivan, que cantó varias canciones espirituales, antes de que el cómico anunciase, que se iban a casar, y que se había reencontrado con Jesucristo.
Por supuesto, todo era mentira.
A lo largo de toda su carrera, Andy Kaufman siguió trabajando, sirviendo mesas en el restaurante Jerry's Famous Deli; muy a pesar de su fama.
Kaufman realizó 10 apariciones en los diferentes programas de David Letterman, incluyendo una en la que mendigó entre el público, y otra en la que aseguraba, haber adoptado a 3 adultos afroamericanos, y otra vez, en la que apareció con un turbante, y algo que parecía ser solo un pañal, para después deleitar al público con la canción “Rose Marie”
También, fueron legendarias sus apariciones en el programa de la NBC, Saturday Night Live, hasta que el público terminó harto de su “lucha libre mixta”
El público votó para que echasen al cómico, aunque no quedó claro, si eso era o no, parte de una broma.
En 1979, Andy actuó en el Carnegie Hall.
Ya enfermo de cáncer, en un momento dado, invitó a todo el público a salir a tomar leche con galletas, para conseguir la vibra positiva, que él creía le hacía falta.
En efecto, había 35 autobuses aparcados, afuera del auditorio.
Al comienzo de dicha actuación, Kaufman invitó a su abuela, a ver el espectáculo sentada en una silla, en el mismo escenario.
Al finalizar el acto, la supuesta anciana se retiró la máscara, descubriéndose que era Robin Williams...
Dustin Hoffman, alguna vez declaró sobre el comediante:
“Durante los primeros 10 minutos de su número, la mitad del público se fue.
Pobre tipo, pensé.
Y entonces, de golpe, cambió de imbécil a genio.
Nunca había visto, ni volví a ver algo así.
Era como ser testigo de un ataque de nervios en cámara lenta”
En lo personal, Kaufman nunca se casó.
Le sobreviven su padre y su hija, Maria Bellu-Colonna, que nació en el año 1969, fuera del matrimonio con una novia de secundaria de Kaufman, pero más tarde puesto en adopción.
Bellu-Colonna se enteró en 1992, que ella era la hija de Andy Kaufman, cuando trazó sus raíces biológicas, al ganar una petición del estado de New York, por el apellido de su madre biológica.
Pronto, tuvo una reunión con su madre, abuelo, tío, y tía; y se casó en New York, con el vendedor de seguros, Joe Colonna.
El 5 de diciembre de 1969, mientras estaba en la universidad, Kaufman aprendió la meditación trascendental.
De acuerdo con un artículo de la BBC, Kaufman utiliza la meditación trascendental “para generar confianza, y tener su acto de clubes de comedia, durante el resto de su vida”
Kaufman meditó, y realizó yoga 3 horas al día.
Se formó como profesor de Meditación Trascendental en Mallorca, España, de febrero a junio, de 1971.
No obstante, debido a su enfermedad terminal, pasó sus últimos días en el hospital; hasta que falleció en Los Ángeles, el 16 de mayo de 1984, a la edad de 35 años, víctima de un cáncer de pulmón.
Se dice que el día de su muerte, la enfermera que se encontraba en la habitación, intentó cerrarle los ojos, pero los abrió nuevamente, como si se tratara de una última broma…
Fue enterrado en el cementerio, Beth David de Elmont, New York, Long Island.
Fue diagnosticado en 1983, pero se mantuvo en secreto, casi hasta el día de su muerte, debido en parte, a que las personas más cercanas a él, parecían no creerle, y también debido a que sus creencias dictaban, que debía rodearse solo de vibraciones positivas, algo casi imposible, por la imagen que él mismo se había creado.
Muchos han dudado de la veracidad del fallecimiento, preguntándose si no se trataría en realidad, del último chiste de Andy Kaufman.
Sus familiares y amigos aseguran, que el cómico nunca bebió, ni fumó, y que seguía una dieta vegetariana.
Se culpa de la dolencia a sus años de trabajo en clubs, en los que mantenía contactos prolongados con fumadores…
También, corre el rumor de que Kaufman simuló su muerte, para volver 20 años después, aunque en 2004, no hubo noticias de tal Leyenda Urbana.
Algunos de sus amigos, los suficientes como para que algo aparentemente absurdo, adquiera la textura de lo mítico, aseguran que Andy Kaufman no está muerto, que no tenía cáncer, que a menudo amenazaba con hacerse pasar por muerto, y desaparecer, y que está escondido en alguna parte...
Igual que Elvis; existieron a lo largo de la historia, varias desapariciones misteriosas.
Por citar la leyenda más difundida, siempre se dijo que Jim Morrison no murió en París, en julio de 1971, sino que en realidad, fingió su propia muerte, para alejarse de la atención pública, y vivir en una isla, alejado del mundo.
“Todos mienten” decía Nietzsche, todo es una ilusión, desde la risa, que demuestra que no somos nosotros mismos, hasta las luchas libre que tanto hiciera batallar a Kaufman, en una guerra de sexos que nunca existió.
“I'm not a comedian.
I don't wanna go for cheap laughs”
Man On The Moon es una comedia de 1999, dirigida por Miloš Forman.
Protagonizada por Jim Carrey, Danny DeVito, Courtney Love, Paul Giamatti, Tony Clifton, Marilu Henner, Judd Hirsch, Christopher Lloyd, Norm MacDonald, Vincent Schiavelli, Brent Briscoe, Christina Cabot, Chuck Zito, entre otros.
El guión es de Scott Alexander y Larry Karaszewski, inspirados en la vida del comediante Andy Kaufman.
El título de la película, se debe a la canción “Man On The Moon”, que R.E.M. compuso en 1992, en honor a Kaufman, y mucho antes de realizarse la película, pero que Miloš Forman la incluyó en la banda sonora.
Man On The Moon narra la vida de Andy Kaufman (Jim Carrey), famoso cómico estadounidense de finales de la década de 1970, y comienzo de la década de 1980, que falleció en 1984, debido al cáncer de pulmón.
Cuando Andy Kaufman era un niño, ya le gustaba organizar espectáculos de variedades, aunque no tuviera público.
De adulto, empieza a destacar como humorista, y es descubierto por el cazatalentos, George Shapiro (Danny DeVito), que le consigue un papel en “Taxi”, una famosa serie de televisión, en la que, gracias a sus dotes cómicas, alcanza una gran popularidad.
A pesar de ello, se plantea nuevos retos:
Con su colega, Bob Zmuda (Paul Giamatti), crea el personaje de Tony Clifton, su “alter ego”; además, organiza espectáculos de lucha libre con mujeres, que le ocasionan numerosos problemas; hasta que Kaufman empieza a vivir en sus propias carnes, la conocida historia de “Pedro y El Lobo”
Sus familiares y amigos, no saben distinguir entre la verdad y la mentira, entre lo que es real o una broma, y Kaufman pronto descubrirá, que todo lo que le rodea, también es un engaño, como lo son los suyos...
Eso sí, su humor era todo menos convencional, la provocación, el enfrentamiento con el público, y con los magnates de la industria del entretenimiento, se convirtieron en una constante a lo largo de toda una vida, prematuramente cercenada por el cáncer.
No dejó, sin embargo, la originalidad en la muerte, manteniendo un halo de misterio, y porque no decirlo, cachondeo, alrededor de su propio ocaso.
Por tanto, Forman consigue emocionar una vez más, con un film plagado de momentos brillantes, y de una sensibilidad fuera de lo común.
Por supuesto, el director logra que el espectador, se identifique con el protagonista, y sienta lástima y pena por él.
“Andy, you have to look inside and ask this question:
Who are you trying to entertain, the audience or yourself?”
El checo Miloš Forman, es uno de esos cineastas, que se desenvuelven con soltura y oficio, en cualquier tipo de género; y aquí compone una biografía cinematográfica, del humorista norteamericano, Andy Kaufman, hombre polémico por sus métodos de provocar la carcajada, siempre de la mano de la impresión en el espectador, y del descontrol de formas y contenidos.
Forman, ha encontrado el balance perfecto de historia, espectáculo, y análisis, para lograr elevar la biografía convencional, al nivel de competente narrativa.
Miloš se cuidó de ser sumamente respetuoso, y mostro su versión imparcial, de un hombre complicadísimo, de muchas caras, de gustos extravagantes, y una anarquía para muchos, casi insoportable.
El guión capta muy bien las peripecias humanas y profesionales, de este curioso artista, sus shows, y el podrido manejo del mundo de la televisión, al que la pesada cadena de dólares, no deja mucha libertad de movimientos.
Aquí, Forman nos presenta a uno de los personajes más extraños que ha dado el mundo televisivo yanqui, lo que ya es mucho decir; y lo hace captando perfectamente, la esencia de sus gags, y haciéndonos cómplices de la forma de ver el mundo que tenía el gran Kaufman.
Además, Man On The Moon se adentra, en lo que pasaba detrás de los escenarios, y nos deja claro, sobre todo al final, que Kaufman era un ser humano como cualquier otro, y que no vivía en su mundo a tiempo completo, aunque se esforzara para que la gente pensara eso.
Forman se basa, en un diseño de decorados y de vestuario soberbio, para ofrecernos escenas realistas, al 100%, y además, cuando tiene que hacer escenas, en lo que lo importante son los actores, mueve las cámaras, para hacer más visibles las excelentes interpretaciones.
Los personajes que navegan alrededor de este personaje, simplemente se dejan llevar por el vendaval de pasión que desborda, y eso lo capta a la perfección el director, dejando el absoluto protagonismo, al lucimiento de Jim Carrey, en el mejor papel de su carrera, junto a “The Truman Show” (1998)
Mucho se ha dicho, acerca de cómo Jim Carrey se pierde en su papel, y toda hipérbole aparte, es verdad.
Luego de 5 minutos, olvidamos al actor, y nos concentramos en el personaje mismo.
Ésta es una de las mejores indicaciones, de que estamos frente a un auténtico actor, en pleno uso de las herramientas de su oficio, y no frente a una “estrella con suerte” salida de Saturday Night Live.
De hecho, tras el rodaje, Miloš Forman declaró:
“No he visto a Jim Carrey durante toda la realización de la película, solo he visto a Andy Kaufman”
La frase cobra toda su dimensión, cuando conocemos el hecho de que Kaufman está muerto, lo que nos da una idea, de la tremenda profesionalidad del actor Jim Carrey.
Muchos de los actores que aparecen en Man On The Moon, conocieron a Kaufman en la vida real, empezando por Danny de Vito, que trabajó en la serie “Taxi” con él.
Miloš Forman, conoció también a Kaufman, en una de sus famosas actuaciones, en las que se limitaba a leer los textos de “El Gran Gatsby”
Los verdaderos, George Shapiro y Bob Zmuda, tienen sus cameos en Man On The Moon:
Shapiro es el dueño del bar, que despide a Andy al principio; y Zmuda es el dueño del local, donde Andy Kaufman hace su imitación de Elvis.
Es el que le dice a Shapiro (De Vito):
“Creo que este tipo es de Lituania”
Lo malo de Man On The Moon, puede ser que el director deja escapar, la posibilidad de ahondar en la persona, mejor que explicar los personajes, Latka, Clifton, etc., y enseñar los porqués de un transgresor, un revolucionario del humor, un adelantado a su tiempo.
No ofrece ninguna visión del Kaufman que no conocemos, el hombre que se reía de todo el mundo, tomando el pelo a los espectadores.
Si Miloš hubiese enseñado el lado humano, intentado mostrar, dónde nace la genialidad de un ser incomprendido, donde nace la fantasía.
No obstante, lo más notable de Man On The Moon, son las reconstrucciones de las presentaciones en público de Kaufman; porque a través de ellas, se puede intuir una forma particular de entender la actuación, y la comicidad.
Las apariciones de Tony Clifton, “alter ego” de Kaufman, son desternillantes, de lo más brillante visto en pantalla.
La escena en la que Andy va a ver al curandero en Filipinas, es buenísima como desgarradora, al descubrir que es una farsa, y empieza a reírse a carcajadas, porque se da cuenta, de que es lo mismo que él lleva haciendo toda su vida.
Man On The Moon termina, prácticamente, con la actuación de Kaufman en el Carnegie Hall.
Y allí se muestra como una reconciliación con la gente.
Como un cambio de actitud de Kaufman, que regresa a la sensatez, que ya no se burla del público, ni busca crear episodios conflictivos…
Que ahora lo regala con El Coro del Tabernáculo Mormón, y “The Rockettes”
Que lo invita, a la salida del teatro, a tomar leche con galletas.
Y es falso ese final, porque la actuación en el Carnegie Hall, tuvo lugar en 1979, unos 5 años antes de su muerte.
Tal vez esa alteración de la cronología y de los hechos, haya sido una concesión de Miloš Forman hacia la familia Kaufman; no por ello resulta un momento muy emotivo, porque vemos a un Andy frágil, que recupera por un momento, la ilusión y la mirada de un niño.
Andy, nunca dejó de ser un niño, por eso, su mayor ilusión tras el espectáculo del Carnegie Hall, era invitar a todos, a leche con galletas, acaso un paraíso humilde, pero muy cercano:
El de la infancia.
Y Man On The Moon, todavía reserva otro momento emotivo y cómico, a un tiempo, que es el entierro.
Cuando Andy, a través de una grabación, hace que todos se abracen, y canten juntos, “This Friendly World”
Pero la sorpresa final, es la reaparición, un año después de su muerte, de Tony Clifton, que canta “I Will Survive”, en un guiño irónico magnífico.
Entre el público, vemos a Lynne Margulies (Courtney Love), y a Shapiro, y un poco después, a Zmuda, que era quien esperábamos que hiciese de Tony.
Manteniendo el espíritu, incluso después de su muerte, y quedando inmortalizado en las paredes de la fama de los clubs cómicos más importantes del mundo.
De nuevo, la magia del cine había hecho resucitar, aunque fuera solo por un momento, a Andy Kaufman, ese cómico irrepetible, que quizás en estos momentos, esté compartiendo una copa con Elvis, Lady Di, Maria Callas, y otros famosos, de cuya muerte no queremos convencernos.
Por último decir que, “Man On The Moon” es una de las más populares, y conocidas canciones del grupo estadounidense, R.E.M.
Es el segundo sencillo de su álbum “Automatic For The People”, publicado en 1992.
La canción, hace numerosas referencias al humorista estadounidense, Andy Kaufman, y sus burlas e imitaciones de Elvis Presley.
También, se habla de su trabajo, con los profesionales de la lucha libre:
Fred Blassie y Jerry Lawler.
Pero también, el título, la letra, y el vídeo, hacen referencia a la teoría de conspiración, del aterrizaje del hombre en La Luna.
Siguiendo Las Leyendas Urbanas, hay rumores que afirman, que Andy Kaufman falsificó su muerte, y en la canción, no se hace referencia directa a esto, pero sí, a que Kaufman debe ser visto, como alguien que tenía algo bajo la manga, citándose esto indirectamente en versos, como:
“Si crees que no hay nada bajo mi manga, entonces nada es divertido”
“Many loved him...
Many didn't”
Payasos, en el mejor sentido de la palabra, como a veces eran Buster Keaton y Charlie Chaplin, lograban que el público se riera de ellos, de lo que les pasaba.
Humoristas como Jerry Seinfeld, en sus monólogos, con sus observaciones agudas, logran que la gente se ría de sí misma.
Se puede decir que, uno de los rasgos más distintivos de Andy Kaufman, era que con sus trucos, lograba burlarse, él del público.
Es necesario imaginarse los espectáculos, y las series televisivas de los 70, donde Kaufman fue un irreverente, y que hoy, hasta cierto punto, es más común ver todo eso en televisión, pero en ese tiempo no, y esa es su trascendencia.
Los números de Kaufman, no estaban diseñados para lograr únicamente la risa del público; también se planteaba burlarse del público, jugarle bromas pesadas, provocar reacciones, reírse de él, entre otras cosas que jamás sabremos.
Andy Kaufman debía engañar, para poder consumar sus bromas.
Estar siempre un paso adelante de la gente, esto lo dice literal.
Algunas presentaciones de Kaufman, también hacían sentir que el cómico caminaba por el borde que separa la normalidad y la locura.
La locura de Kaufman, o el hecho de entregarse a ella, más o menos controladamente es, a mi juicio, lo que lo vuelve más auténtico; y por tanto más interesante.
Se podría decir que Kaufman, hace todo, con el único fin de divertirse, no le preocupa el “rating”, ni los patrocinadores, no le interesa la opinión pública, ni las consecuencias de sus espectáculos.
Él solo lo hace para divertirse, y a veces a costa de los demás; se queda parado en el escenario, sin pronunciar una sola palabra, porque un gurú de la meditación le dijo, que “la clave para hacer reír, era el silencio”; pone discos de acetato durante su presentación; lee “El Gran Gatsby” de Scott Fitzgerald, ante un público que aburrido, va abandonando el teatro; reta a luchadores profesionales a peleas, como no puede con hombres, crea las luchas mixtas, donde él vence a mujeres; finge estar enfermo de cáncer; y desenmascara a médicos charlatanes…
La lista es larga, aunque en su show, nada es al azar, todo está preparado, todo está planeado en un guión.
Cuesta pensar que, algún humorista, pueda hacer algo similar hoy en día…
La capacidad de Andy Kaufman para provocar a las audiencias, y liarla en cualquier rincón del mundo, eran una buena muestra de su capacidad, y talento.
Nadie con originalidad, ha conseguido algo similar desde entonces.

“Whatever he did...
Whatever he made us believe...
Was all just a part of the act”



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