Los Secretos de Isolina

“La primera película auténticamente costarricense”

El cine costumbrista, es un género cinematográfico, que consiste en relatar los hábitos de la sociedad; en este tipo de cine, el argumento y los personajes, pasan a un segundo plano; y se centra la historia, en lo que es capaz de captar la cámara.
La función del guión es, limitarse a poner orden a la historia que se refleja en la pantalla, pues van apareciendo actores secundarios, que le van quitando protagonismo al principal.
El costumbrismo, es una tendencia o movimiento artístico, que aspira y propone que la obra de arte sea una exposición de los usos y costumbres de una sociedad en particular.
El costumbrismo, a diferencia del realismo, con el que se halla estrechamente relacionado, no realiza un análisis de esos usos y costumbres que relata, y por tanto, se queda en un mero retrato, o reflejo sin opinión de dichas costumbres, motivo por el que a menudo se habla de cuadro de costumbres, o de género, para referirse a cualquiera de estas manifestaciones, no sólo a las pictóricas.
Este movimiento, estará vigente en Costa Rica, desde mediados del siglo XIX, y se prolongará hasta varias décadas del XX, manifestándose principalmente en la literatura.
Inicialmente, los escritores de aquella época, harán una narrativa descriptiva y jocosa sobre sus vecinos, y la vida agrícola; esto debido a que la región central donde está ubicada la capital San José, no es un centro urbano e industrial, sino una serie de pequeños barrios, rodeados de solares y plantaciones de café.
Luego, el costumbrismo mostrará más madurez, con obras como:
“La Propia” de Manuel González Zeledón “Magón”; y “El Moto” de Joaquín García Monge.
Esta última logra amalgamar el realismo con el costumbrismo, la elegancia del lenguaje literario, con el lenguaje local de los campesinos.
Sin embargo, el costumbrismo posee una consideración transversal, a lo largo de la historia del arte; por lo que se presenta en cualquier momento de ésta, pese a lo cual, se tiende a hablar sobre todo de costumbrismo, cuando se habla de autores a partir del siglo XIX, cuando la burguesía, tras el estallido romántico, o incluso dentro de él; siente la melancolía de sus perdidos orígenes campesinos, y ve que con la instauración del capitalismo, y con el éxodo del campo a las ciudades, ciertas costumbres y valores tradicionales, empiezan a perderse o transformarse, pero también, para diferenciarse y distinguirse claramente de ellas.
En el costumbrismo, la evocación nostálgica de las viejas tradiciones y costumbres patriarcales, es contrarrestada y equilibrada por la presencia del humor y la ironía.
Se da un equilibrio entre la idealización y la sátira.
Su burla no es ofensiva ni desdeñosa, sino más bien, una actitud patriarcal hacia sus personales populares, pero no se identifica, ni intelectual ni socialmente con ellos;  no forma ni se siente parte del pueblo.
Según la crítica, el enfoque costumbrista de la vida popular, solo recoge el lado alegre o nostálgico, lo pintoresco y divertido, la evocación idealizada de los hechos; no se preocupa por develar el sufrimiento, la crueldad, la injusticia, que esconde esa misma realidad.
“Una historia sencilla, como el ser costarricense”
Los Secretos de Isolina es una comedia del año 1986, escrita y dirigida por Miguel Salguero.
Protagonizada por Max Goldemberg, Ivannia Villalobos, Lorenzo “Lencho” Salazar, Maria Mayela Padilla, Carlos Guzmán, Gilbert “El Brujo” Castro, Janet Cordero, Ronald Cambronero, Joaquín Murillo, Juan Canales, Isolina Pasos, Karla Montero, Ligia Zúñiga Clachar, Jorge Zúñiga, Juan Ramón Gutiérrez, Marielos de Castro, Rafael Ángel Chavarría, Juan Emeterio Sandoval, entre otros.
Miguel Zúñiga Díaz, conocido artísticamente como Miguel Salguero, es un escritor, locutor, actor, compositor, periodista, productor de televisión, cronista, político, cineasta, y fotógrafo costarricense, que también ha sido heladero, policía, pulpero comerciante, y agricultor, que a partir de los 14 años, participó en La Guerra Civil que cambió al país.
El director, estudió hasta 4º grado de la escuela, y luego abandonó los estudios...
En 1961, empieza a escribir pequeñas columnas para el periódico La Nación, sobre el país y su gente.
Al año siguiente, comienza a publicar en el mismo diario, el suplemento “La vida en Tiquicia”
En 1964, en Teletica, empresa de televisión, abre su primer espacio llamado:
“Mi Galera”, que dedica al costumbrismo, su tendencia maestra.
El director, ha escrito numerosos libros, algunos de corte investigativo, pero sobre todo literarios, y principalmente de corte costumbrista.
Ya en 1976, comienza a editar su revista “Gente y Paisajes” y ese mismo año, empieza a presentar en canal 6, el exitoso espacio “El Fogón de Doña Chinda” donde trabajó con personajes tan queridos por los costarricenses, como:
Lencho Salazar, Emeterio Viales, y María Mayela Padilla; quienes se convirtieron en sus actores fetiche para sus producciones costumbristas.
Otro espacio televisivo costumbrista que dirigió, fue “La Familia Mena Mora”, también en canal 6.
Además, el director ha filmado numerosas películas y documentales, como el drama “Un Regalo de Navidad” y “La Apuesta”, la filmación de un viaje a Limón en la época en la que no había carretera, tarea que resultaba, sumamente trabajosa.
Entre sus logros, cabe decir que llegó a ser Director del Sistema Nacional de Radio y Televisión.
En lo personal, Miguel Salguero se ha casado 7 veces, y ha tenido 13 hijos…
Sus últimas 2 esposas, han sido:
María Mayela Padilla, y la cantante de música infantil, Vera Patricia.
Así pues, después de resaltar los estamentos del realizador:
Los Secretos de Isolina se convirtió en la película costumbrista de la historia de la cinematográfica costarricense, la cual fue es una producción de Palenque S.A.; filmada en 16mm, con actores no profesionales.
Los Secretos de Isolina cuenta las peripecias de una familia que se fue de San Ramón, ciudad de la meseta central del país; a probar suerte a la pampa.
La obra, se inscribe dentro de un discurso de identidad de la representación costumbrista nacional, y se presentó como:
“Un homenaje a la provincia del norte del país, Guanacaste, y a los personajes de Los Sabaneros; es tanto una historia de costumbres, como un relato de amor, con una pizca de magia”
Los Secretos de Isolina, está ambientada en la hacienda guanacasteca “El Jobo”, cerca de lo que hoy es el actual Parque Nacional Santa Rosa.
También, algunas escenas se filmaron en Playas del Coco, y La Ciudad de Liberia, la cual llaman “Ciudad Blanca” por el color blanco de sus caminos.
Los Secretos de Isolina, inicia con la emigración de una familia de San Ramón, que al regresar de Nicaragua, y por cuestiones del destino, logra residir en la hacienda “El Jobo”, propiedad de un terrateniente “cartago” que vive en “La Ciudad Blanca” de Liberia.
Es ahí, en esta hacienda, durante la estación seca de 1986, en que se desarrolla toda la trama:
Mostrando la realidad de los dueños de hacienda, así como de sus peones, entre ellos, los célebres sabaneros; quienes se catapultan como un clan de hombres luchadores, de bajos recursos, pero con una alegría y picardía “sui generis”
La picardía, por ejemplo, aparece en el momento en que la protagonista, Isolina (Ivannia Villalobos), le brinda una “cura” a todos los hombres de aquellos remotos parajes, cada quincena, luego de que éstos reciban su tan ansiada paga.
Uno a uno, hacen fila los sabaneros, para que Isolina los cure de ese amargo sentimiento de la soledad...
Pero un persona aparece en escena, el cantante Sebastián Montiel (Max Goldemberg), el trovador quien hace de las suyas por toda la pampa guanacasteca, y que intenta robarse el amor de Isolina, no sin antes encontrar una fuerte oposición del hijo del terrateniente, Rodolfo (Carlos Guzmán), quien desea a Isolina, con una intensidad que solo es superada por los designios del destino. ¿Podrá Isolina curar a todos estos hombres?
El mismo espectador, tendrá que descubrir el final de la trama.
“Ella empezó a curar hombres”
Con 127 minutos de duración, Los Secretos de Isolina es una rica y natural muestra de la vida del campesino costarricense, que se ha partido el alma trabajando la tierra, para poder brindar el sustento diario a los suyos.
No obstante, es también la aventura de quien se marcha del campo a la ciudad que desconoce y que le cambia la vida.
Como dato, los llamados “machos” o “cartagos” del Valle Central del país, mantuvieron la costumbre de emigrar a diferentes partes del interior de La República, entre ellas, a la provincia de Guanacaste.
En cuanto a la identidad, se proyecta en Los Secretos de Isolina, el espacio del Valle Central, como núcleo de irradiación cultural identitario, asimismo, se experimenta un proceso de aceptación, y conocimiento de su realidad cultural.
Los Secretos de Isolina, se inscribe dentro de esa corriente costumbrista y reproductora del discurso oficial de la época, en donde la familia y el género, están definidos a partir de los presupuestos del sistema patriarcal.
Sin embargo, en relación con la identidad, se identifican una serie de voces, por ejemplo:
La indígena, o guanacasteca, que forman parte de la identidad costarricense, que se representa en el desarrollo ambiguo de la trama:
“El Secreto de Isolina”
Por su parte, la familia Morales, conformada por:
Lorenzo, el padre; Benigna, la madre; Eduviges (María Mayela Padilla) e Isolina, las hijas; y Isidro, el hijo menor; son oriundos de San Ramón, no obstante, al llegar a Guanacaste, ellos mismos se perciben con otra identidad, ya que enfatizan que son “cartagos”, debido a que así le llaman en Guanacaste, a quien es del Valle Central, como se señaló anteriormente.
Es importante recalcar, que son una familia de campo, al igual que las familias guanacastecas, que se encuentran como por ejemplo:
Don Pedro y Doña Adoración, que representan a 2 grandes sabaneros.
De esta forma, se da una diferenciación identitaria, entre los sabaneros y “vallecentraleños”, no sólo por las costumbres, y por la determinación geográfica, sino también, por las distintas variedades dialécticas del español que utilizan.
Otra distinción, se encuentra con la familia de David Rojas, el finquero hacendado, el cual vive en el centro “urbano” de Liberia, y que pertenecen a otro nivel social.
De acuerdo a lo anterior, se visualizan distintas voces, con diferentes lugares de enunciación, que se interrelacionan discursivamente, sin embargo, podría afirmarse que estas relaciones, no se dan se manera jerárquica, ya que se es posible que, por el carácter costumbrista, se quiere representar una Costa Rica imaginada, pacífica, y solidaria.
Un elemento que se constituye como transgresor del discurso oficial, de alguna manera, es la incorporación del elemento indígena, representado por “la cajita maravillosa” con la cual Isolina cura a los hombres...
Este elemento, es determinante en el desarrollo de la diégesis, ya que mediante el recurso de no presentar claramente el momento en que Isolina cura a los hombres, tiende a interpretarse que se prostituye, aumentando la ambigüedad del discurso, y el suspenso de la trama, es sino hasta el final de la película, que Lorenzo cede la cajita a Eduviges, y se revela el secreto de que “es el elixir del amor de las montañas, regalo de un “sukia”
En este sentido, el carácter fantástico ligado a lo indígena, funciona como la ruptura con el logo centrismo, al introducir las voces indígenas presentes en la cotidianidad del “tico”, en donde se evidencia la polifonía en la construcción de las identidades.
Es importante añadir, que dentro del núcleo familiar, en Los Secretos de Isolina, parte de que las relaciones cotidianas se establecen según el género, es decir:
El padre pasa el día con su hijo, en labores del campo, y así le enseña todo lo necesario para construirse como “hombre”
En el mismo sentido, las hermanas y la madre, permanecen juntas de día, en tareas del hogar...
En las 3 familias que aparecen:
Los Morales, Los Rojas, y la familia de Doña Adoración y Don Pedro; se destaca el hombre como jefe del hogar.
Asimismo, estas familias se representan como unidas, amorosas, y pacíficas, lo cual evidencia su adhesión al discurso oficial patriarcal.
Por otro lado, los roles de género, están determinados por el quehacer cotidiano:
Así, los trabajos que implican fuerza, como arreglar una cerca, manejar el ganado, establecer negocios, que a su vez implican el espacio público, son desempeñados por hombres.
Mientras que el espacio privado, la casa, y su manejo; le confiere a la mujer, así por ejemplo, se evidencia cuando, Doña Adoración, prepara el desayuno para toda la familia Morales; o cuando Isolina desempeña el papel de sirvienta en la casa de la familia Rojas.
Por último, en el desenlace de la historia de Isolina, se entrecruzan nuevamente, los discursos de género y de familia, pero en este caso, lo hacen de una manera transgresora por las siguientes razones:
Primero, se expone la transgresión por parte del sujeto femenino, de las normas y compromisos sociales, dado que en la boda de Isolina con el hijo del hacendado, esta huye con otro hombre, y no se lleva a cabo el matrimonio.
Segundo, se evidencia la aprobación de esta huida por Lorenzo, el padre de Isolina, que en este caso, representa el jefe de familia, y así, la figura del padre se caracteriza hasta cierto punto, como permisivo y comprensivo.
De esta manera, el filme de Salguero marca una ruptura con los estereotipos de la época.
Por otro lado, relacionado con la identidad costarricense, en Los Secretos de Isolina existen constantes referencias a la geografía de Costa Rica, lo cual funciona como elemento identificador, por ejemplo:
El río Tempisque; El Parque Nacional de Santa Rosa, en donde se recalca la flora y la fauna, los paisajes del campo, y El Volcán Rincón de La Vieja; en contraste con el “urbanita”, “La Ciudad Blanca” o el turístico como “Playas del Coco”
Cuenta la folclorista, actriz, escritora, y humorista, María Mayela Padilla, que:
“La idea cuando filmamos Los Secretos de Isolina, era darle ese sabor añejo a Costa Rica.
Los Secretos de Isolina significó algo hermoso para todos los que participamos en ella; fue una aventura genial.
Allí estuvimos durmiendo algunos, en la vieja casona que se ve en la película, y otros en tiendas de campaña, porque no había con qué pagar un hotel para todos.
El jefe de los sabaneros, era a la vez, el cocinero; el bandido cocinaba para todos.
Ah... el trovador es Max Goldemberg, muy conocido artista guanacasteco.
La canción que él le canta a Isolina, fue escrita por Carlos Guzmán, el de Gaviota.
Qué cosas, y en Los Secretos de Isolina eran rivales je, je...
Carlitos hizo esa preciosa canción, para que su rival se la cantara a Isolina...”
Por otra parte, Padilla recordó:
“A Lencho lo picó un alacrán, y el viento se le llevó la tienda de campaña, ja, ja, así son las películas…
Qué anécdotas”
Por su parte, según contó el director, Miguel Salguero, en un cine foro realizado en 2013; el niño que aparece en Los Secretos de Isolina, Joaquín Murillo, bajo el personaje de Isidro a quien llaman “Chilo”, lo conoció en una ocasión que asistió a unas fiestas de pueblo, donde pudo notar que, entre la gente que allí se encontraban, estaba un niño que era muy “despierto” y hablantín.
Desde el momento que Miguel Salguero se decidió a producir Los Secretos de Isolina, pensó sin titubear en aquel niño, Joaquín Murillo; fue así como se convirtió en el personaje gracioso, al lado de Emeterio.
Como dato histórico, La Casona donde se llevó a cabo la filmación, es una de las haciendas más antiguas que existen en toda Costa Rica, pues posee más de 300 años de antigüedad, y está situada justamente, en las cercanías del llamado “Camino de Los Héroes”, una ruta empleada por las tropas del ejército costarricense que ganó la guerra durante La Campaña Nacional de 1856-1857.
Dicho camino, también fue empleado por los revolucionarios de 1919, que lograron derrocar a la dictadura militar de los hermanos Tinoco.
Aquella revuelta, fue llamada “Revolución del Sapoa”
Es por tanto, la casona, y la hacienda “El Jobo”, un lugar que guarda una enorme riqueza histórica de Costa Rica; que a la postre, sigue permaneciendo en el olvido, como la mayor parte de los monumentos, sitios, y hechos históricos de Costa Rica.
En Los Secretos de Isolina, cabe recalcar, para los que vivimos en “La Ciudad Blanca”, diversos parajes como:
El monte mismo, esa selva tropical seca, típica de La Región Pacífico Norte.
Los sabaneros, y la gente humilde de campo, que camina a pie, al lado del ganado, el caballo y la carreta.
Las haciendas, o casonas de adobe de la época en que eran rodeadas de muros de piedra, adornadas y defendidas por sembradíos de pitahayas.
El lenguaje y el deje de los miembros de la sociedad costarricense, la gente del campo y la gente de la ciudad, así como el lenguaje de los extranjeros del lugar.
El paraje natural de ríos, montañas, y cielos despejados.
El fogón, la cocina tradicional, cocina de leña.
Las corridas de toros, la canción popular, las leyendas, las creencias, las bombas, las retahílas, y el “güipipía”
Los personajes pintorescos como el interpretado por Emeterio y sus ocurrencias con los animales, con el propio “Chilo” o la comida de queque de bodas...
También “la costumbre” de utilizar muchachas de campo para el servicio doméstico… una realidad terrible, impostada por las clases altas; lo bueno es que se compensaba con el estudio y el progreso personal, en los mejores casos...
Ese contraste entre campo y ciudad es muy particular, y viene a simbolizar la segunda parte de la trama:
La preocupación de los vicios de las ciudades, y las ansias de sacar adelante a los hijos, a través de la educación, aquí, La Escuela de Comercio de Doña Brunilda.
La hija de los Morales, Evita (Karla Montero), dedicada al modelaje y al maquillaje, cosas más “cosmopolitas” que atender la cocina y las labores del hogar que se dan en el campo.
En “La Ciudad Blanca” se muestra, y se añora el “product replacement”, “cuña comercial”, posiblemente como patrocinadores:
Toyota/Purdy Motors y Land Rover, EME S.A., Banco Nacional de Costa Rica, Hotel El Sitio, Suma S.A., Tienda Langer, IFAM, y el camión de La Municipalidad de Liberia, que son usados para mostrar el paisaje citadino, con ese parque con plazoleta amplia, adornada con el otrora cuadriculado de colores patrios...
Ya en la ciudad, la familia Rojas, le advierte a la campesina de los peligros que les aquejan a las mujeres bonitas:
Los hombres que “ofrecen el oro y el moro con tal de conseguir lo que quieren”
Así después viene el regreso al campo, con la joven Isolina completamente cambiada, rebosada de modernidad.
Y por último, el escenario de Playas del Coco, para concluir en la hacienda, donde se decide el nudo dramático, de 2 hombres:
Uno de campo, y otro de ciudad, por el amor de una mujer.
Todo ello en un ambiente de ambigüedad y doble sentido ante la revelación del secreto de la muchacha:
“La Cajita Maravillosa” del “sukia” de las montañas de Chontales, “ese bálsamo con el elixir de las montañas que solo lo pueden usar las vírgenes, que cuando se aspira, quita los males; que quien lo recibe, el hombre, tiene que estar descubierto medio cuerpo.
Es una cura perfecta para la melancolía y la soledad.
Es el bálsamo del amor entre los seres humanos, entre nosotros y la naturaleza, que nos da sus mejores bienes”
A destacar a todo el elenco, que hacen bien cada uno sus papeles, el director los trata a todos con cariño; sobre todo el personaje de “Chilo” y Emeterio que son los más divertidos, y hacen que la trama no decaiga.
En lo particular, dar un saludo especial para Ligia Zúñiga Clachar, en el papel de Doña Eva Rojas, esposa del hacendado en Los Secretos de Isolina; y que es hoy una reconocida poetisa y escritora liberiana, a la que conozco, y le tengo especial cariño.
En general, lamento mucho la falta de interés por darle a Los Secretos de Isolina, una merecida restauración, pues el sonido de vez en cuando decae tanto, que es imposible entender los diálogos; la pobre iluminación y el color de la cinta, típica de la época, se le puede dar un mejor contraste, nitidez, y tratamiento.
Otro tanto reside en las visiones representadas en Los Secretos de Isolina, se anclan en un pasado idílico, rural, rico en costumbres, y tradiciones; pues es un film que propone una imagen estática de un país, como la de una tarjeta postal.
A manera de “controversia”, por llamarlo de una manera, en Los Secretos de Isolina, es evidente el carácter costumbrista que intentaba proyectar a Costa Rica como “La Suiza Centroamericana”, y profundamente pacífica.
Es decir, se plantea que la imagen del “tico”, que se construye genealógicamente a partir de la negación de la diversidad racial y lingüística, pues se considera únicamente “tico”, lo “vallecentraleño”, ya que se homogeniza toda la población, a unos rasgos diversos característicos de solo una parte de esta.
De esta manera, durante muchos años se redujo “lo guanacasteco”, y al limonense afrocaribeño, a sub-nivel humano.
Bajo esta homogenización ideológica, el “tico” se considera a sí mismo:
Más blanco, más pacífico, más culto, y más piadoso que el resto de Centroamérica…
La hermosa banda sonora, lo conforman canciones típicas, nacionales y populares como:
“Amor de Temporada” de Héctor Zúñiga, “Tempisqueñita” de Los Talolingas, “El Barroso” y “Llorar, Llorar” que son tradicionales, e “Isolina” de Carlos Guzmán, utilizada como “leitmotiv” y cantada por Max Goldemberg.
“Porque no lo pone a trabajar, como usted me pone a mi”
En Costa Rica, esta incipiente industria cinematográfica, adolece de males propios de su juventud:
Aun cuando se cuenta en el país con recursos humanos, técnicos, e incluso económicos para la producción fílmica, existen debilidades importantes como la falta de guiones adecuados, exceso de celo por parte de los realizadores, carencia de convicción de los empresarios para invertir en la nueva industria, y débil apoyo oficial para su fortalecimiento.
Aunque cada vez, en menor medida, la aventura de la producción de un filme nacional, resulta casi descabellada, sobre todo por la conciliación de múltiples factores, como la misma modernidad que afecta al costumbrismo, y la falta de una infraestructura logística, que haga más fluido el trabajo.
Son muchos los aspectos, en diversas ramas de la producción.
Además, la necesidad de rentabilidad del cine como inversión, obliga a transas y concesiones que atentan contra la calidad artística que se desearía.
Como dijo el recientemente fallecido Alberto Cañas Escalante:
“El problema del cine costarricense, es que no ha definido una ruta”
Hoy, el cine de Costa Rica se resume en industria y espectáculo.
Para el mismo director, Miguel Salguero, más que hablar de, si la obra tiene o no libreto, lo importante es hacer énfasis en que es una producción nacional, que retrata con humor vivencias costarricenses.
“Si no hay pasión, la cosa no funciona...” dijo el realizador en su momento.
La realidad está bien, pero hay que ir más lejos, porque el cine costumbrista está al borde del agotamiento.
Como decía Buñuel:
“Hay que inventar cosas nuevas, utilizar la imaginación”

“Una Costa Rica que ya no existe”



Comentarios

  1. La actriz Ligia Zúñiga comentó en Facebook:
    "Fue una muy interesante experiencia Alvaro, Miguel Salguero demostró al país que se podía realizar una obra de ese calibre, una película, sin capital extranjero, con recursos netamente costarricenses, durante mes y unos días de filmación no pasó una nube, un clima fílmico mejor que Hollywood... por eso siempre he dicho que Guanacaste es ideal para industria fílmica, que algún día se desarrollará, tal vez ya yo no lo vea, pero siempre lo he pensado, y Miguel lo demostró. No se si sabes que yo colaboré representando a la Mamá del novio de Isolina, la señora esposa y dueña de la hacienda. El novio era Carlos el dueño de Gaviota. Y el que se roba a Isolina es Max Goldember, fue muy divertido y satisfactoria esa experiencia y trabajo de reto. . ."

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  2. Ligia Zúñiga comenta en Facebook, tras saber del fallecimiento de Miguel Salguero:
    "Se fue un gran hombre, un visionario de la cultura, un Quijote que entregó su energía y tiempo a sus sueños. Su pasión a sus anhelos.. Gracias Miguel Salguero , has partido fïsicamente , pero en nuestros corazones y nuestra historia permanecerás siempre...
    Fue un honor y un privilegio haber compartido caminos en el quehacer cultural costarricense... Qué estaràs inventando en tu nueva dimensión???
    Mi sentimiento de solidaridad a María Mayela y toda la familia..."

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