El Regreso

“Llegando y 3 horas… 3 horas de estar aquí, y ya está puteado con su familia entera”

Tu país ahora, es tu propia casa... y afuera, es tu nueva oportunidad de experimentar, y aprender cosas nuevas.
En general, no nos paramos a pensar, sobre la sensación de tener un “hogar”
No hablo de un espacio físico como es una casa, o un piso, sino de la ciudad en la que vivimos.
El lugar donde al volver de vacaciones, aunque haya sido por poco tiempo, sentimos una sensación de familiaridad, seguridad, y calma.
Es importante para el desarrollo de la identidad personal, tener un hogar, un lugar del que sentir que se forma parte.
Pero a veces, por circunstancias de la vida, hay que marcharse de ese lugar, y empezar una nueva vida en otro, entonces:
¿Qué pasa con nuestro hogar?
¿Sigue siendo el mismo?
En estos casos, suele aparecer lo que se llama, “Síndrome del Viajero Eterno”
En psicología, también es conocido como “Choque cultural”
Llamado también “Síndrome del Expatriado” es aquella sensación que se produce al volver al hogar:
Al regresar, descubres que ese lugar al que pertenecías, ya no es el mismo, y nada está como lo recordabas.
Es entonces, cuando te das cuenta que ese lugar idealizado en tu memoria, ha seguido evolucionando sin ti, y que ya no tienes esa familiaridad que recordabas.
El efecto es más fuerte, cuanto más distintas sean las culturas entre sí, y cuanto más tiempo haya pasado.
Así pues, volver a casa tras vivir fuera, es esa sensación de querer volver todo el rato, pero cuando vuelve en realidad, estás deseando irte de nuevo…
Es el impacto psicológico que tiene una persona cuando regresa a su país o ciudad de origen, después de haber vivido en un lugar distinto, durante un periodo largo de tiempo.
Deben enfrentarse a una readaptación, ya que la sensación que tienen, es que no son de ninguna parte, no se sienten parte del lugar actual, pero al volver, tampoco sienten que éste es su hogar, perciben que es distinto a lo que recordaban, y ya no se sienten identificados con él.
Deben aprender nuevos procesos, ya que muchas de las reglas sociales y de comportamiento, han cambiado en su ausencia.
Todo esto provoca una tensión emocional y mental, que les provoca miedo, ansiedad, nostalgia… e incluso, puede traducirse en sintomatología física, como:
Dolores de cabeza, insomnio, aburrimiento, apatía, agresividad, pérdida de apetito; o bien al contrario:
Comer, beber, o limpiar compulsivamente, ataques de llanto injustificados…
A pesar de las dificultades, de trabajar y vivir en otro país, puede ser una de las experiencias más estimulantes y enriquecedoras que pueda uno tener.
Nunca volverán a ser los mismos, ni volverán a ver las cosas de la misma manera; pues conocer otras culturas, te cambia para siempre.
El choque cultural reverso, es un proceso:
Llegará el momento en el que te sentirás de nuevo en casa, en tu país de origen, y los vestigios, poco a poco desaparecerán.
Pero, eso sí, nunca olvidarás la gratificante experiencia de vivir en otro país, la gente que conociste, los métodos nuevos, las ciudades, su filosofía, y sobre todo, las formas de ver diferente, hechos que te permitirán afrontar nuevos retos en tu vida.
El que no ha viajado más que de vacaciones, no lo va a entender de fondo lo que se siente.
Hay un viejo dicho que afirma, que a “las amistades las eliges, pero la familia es la que te toca”
No es tan fácil dar un portazo, y olvidarte de todo el mundo si las cosas se ponen feas, porque la sangre tira; pero:
¿Cómo es estar en un lugar que no se quiere, no se acepta, y no se entiende?
Siempre hemos conocido de costarricense “expatriados” que se van en el “ride” nostálgico, añorando la salsa Lizano, los helados de sorbetera, y los chistes de borrachos/nicas/playos, pero nadie nos cuenta sobre el choque emocional, de volver a un país que está hecho mierda.
“Yo no toco en cualquier chinchorro”
El Regreso es una comedia con tintes dramáticos, escrita y dirigida por Hernán Jiménez, en el año 2011.
Protagonizada por Hernán Jiménez, Bárbara Jiménez, Andre Boxwill, Luis Fernando Gómez, Monserrat Montero, Daniel Ross, Rodolfo González, Fernando Chironi, entre otros.
El Regreso es una historia que mezcla el humor, con aspectos de la cotidianidad de un país, que en pocos años se transformó en una nación con problemas, por la inoperancia del sistema institucional y político, la inseguridad, y otros factores, que amenazan con cambiar radicalmente el rumbo nacional.
El Regreso, fue realizado bajo el sello de la productora “Miel y Palo Films”, y para asegurar su financiamiento, los productores tuvieron que dirigirse a 2,000 “padrinos”
Por medio de su página en Internet kickstarter.com, el grupo pudo recolectar $60, 000 de donaciones, los que ayudaron a cubrir los gastos de postproducción, y edición, de costo muy elevado, que realizaron en California, EEUU; con el apoyo del San Francisco Art Institute.
Kickstarter es una plataforma para recaudar donaciones de $1 en adelante, realizadas utilizando tarjetas de crédito.
Después de que más de 1,700 personas apoyaran El Regreso, el cineasta nacional se declara conmovido, a un nivel que aún no puede comprender.
En una entrevista, Jiménez comentó, cómo surgió la idea de acudir a la gente:
Tanto en inglés como en español, Hernán solicitó abiertamente, la colaboración a través de videos, donde mostraba escenas de El Regreso, y explicaba su propuesta:
Que la película dejara de ser suya, y se convirtiera en un proyecto colectivo.
Esta fue una apuesta atrevida, pues si no alcanzaba el monto propuesto de $40 mil, no recibirían nada.
Y la respuesta del público, lo dejó boquiabierto; ya que en 5 días, se cumplió la meta:
“Nuestro límite inicial, era mucho más bajo de lo que realmente necesitaba para concluir El Regreso.
Pero es que jamás me imaginé, que la propuesta tuviera el éxito que tuvo.
Fue una cosa inolvidable, increíble, alucinante”, confesó el cineasta.
Y es que Kickstarter, es la plataforma más grande del mundo, para que los proyectos creativos busquen patrocinios, y otros tipos de colaboraciones para su realización.
A cambio, los productores ofrecen productos, o experiencias diseñadas para cada proyecto específico.
En el caso de El Regreso, a los contribuyentes se les ofreció una copia en videodisco digital (DVD) de la película, afiches, entradas especiales, e invitaciones a las actividades paralelas al filme.
De igual manera, sin importar el monto de su contribución, los nombres aparecerán en los créditos, como parte de los productores asociados, “como una manera más de retribuir a los miles que apoyaron el largometraje en su fase de postproducción”, dijo la vocera de la compañía.
Con un costo de El Regreso fue $140,000; y para la escritura del guión, cuenta el director:
“Duré en total, 5 meses; el guión principal estuvo listo a finales de enero, el resto fueron reescrituras.
“Metió mano” sobre todo, una persona que se llama Jay Boekelheide, que era mi profesor en la Universidad de San Francisco, el cual es editor.
Él fue la persona que me dio más guía, porque leyó todas las versiones del guión”
Y vaya que tuvo frutos:
El Regreso fue La Mejor Película del Festival de Cine “Paz con La Tierra”, y repitió el mismo honor en El Festival Ícaro Centroamericano, donde también fue designada como La Mejor Producción; y Mejor Actor Principal, en ambos festivales.
“El Regreso ha sido muy generosa conmigo, y con todo el equipo, pues luego de mucho tiempo de haberse estrenado, nos sigue dejando réditos, y eso es alentador para lo que sigue”, dijo Jiménez, luego de conocer los resultados del Ícaro.
En El Festival Internacional de Cine Latinoamericano en New York, El Regreso ganó el primer lugar, por el “uso inteligente y agudo de herramientas narrativas, para construir una historia ingeniosa, y cautivadora”
Así las cosas, El Regreso nos hacen reflexionar, sobre el verdadero valor de la familia, en el contexto sociocultural costarricense; pues cuenta la historia de Antonio (Hernán Jiménez), un joven que vuelve a Costa Rica, luego de una década de vivir en el extranjero.
Y es que él no regresó por su propia voluntad…
Su padre (Luis Fernando Gómez) que está enfermo, le pidió que vuelva para que lo atienda en su enfermedad, y reconciliarse antes de su muerte.
Pero al llegar a casa, y encontrarse con su padre, discuten de nuevo, y decide marcharse; pues los viejos resentimientos, son demasiado fuertes…
Pero al salir a tomar un respiro, es asaltado, y pierde su pasaporte…
Desde la escena inicial, con Antonio, en el taxi que viene del aeropuerto, está marcado por la incertidumbre, el asombro, la bulla, el ruido, la incomprensión, y la desidia de un San José, que no quiere saber nada de ciertas cosas, que realmente incomodan, y molestan mucho.
El viaje de regreso al país, es un encuentro frontal con el subdesarrollo, la delincuencia, calles que no recuerda, amigos que no reconoce, y una familia en crisis.
A través de duras e inesperadas lecciones, Antonio deberá enfrentar un oscuro pasado, para abrirle las puertas a todo lo que el presente le ofrece.
Todo esto hace que El Regreso sea una denuncia a los problemas que aquejan a la sociedad costarricense, como:
La delincuencia, la inseguridad, y disgregación familiar.
“A veces, la vida es un aterrizaje forzoso”, parece ser la premisa de El Regreso.
“Qué raro huele este carro”
El Regreso es una película fresca, que nos muestra todas las caras de San José, la capital de Costa Rica, específicamente, lo bueno y lo malo; es un visión desde afuera de alguien propio del país, a como lo explica el director:
“El retrato que se hace, es evidentemente esculpido desde mis ojos, es el retrato de una Costa Rica tremendamente deteriorada, de un San José hostil, visualmente caótico.
No es una Costa Rica que se añora, que se recuerda con nostalgia.
Es un país donde hay un montón de personajes, tratando de salir adelante, día con día; pero es una Costa Rica que oprime; lo que pasa es que unos se dan cuenta, y otros no”
En El Regreso, todos los elementos se alinean para crear una obra maravillosa:
Está muy bien dirigida, con actores a quienes se les trata con cariño, que no llegan al ridículo siendo una comedia; y no se llega a la lágrima fácil, en las partes dramáticas; todo esto la hace impresionantemente real:
Las situaciones, el lenguaje, el ambiente, las reacciones, y la actuación de los artistas, todo en El Regreso es cierto y auténtico, por lo que los espectadores reaccionan con sus comentarios animados, y fuertes carcajadas; seguramente porque algo de lo visto en pantalla, les ha ocurrido en la realidad costarricense.
Técnicamente, con un buen guión, grandes actores, dirección prístina, iluminación y fotografía de buen nivel, edición, etc., hacen que El Regreso sea entretenida, reconfortante, fácil de ver, y estimulante.
Real, pues es una gran visión de la vida en San José, y el camino del “Tico”, pero aun así, se trata de muchos temas regionales, como universales.
El Regreso, es particularmente intrigante, ya que el personaje principal, se dedica durante casi todo el transcurso de la trama, a quejarse de la situación económica y social de Costa Rica, que tan solo llegar, se encuentra con una capital sucia, llena de delincuencia, con cables eléctricos tendidos, embotellamiento, ruido…
Ese detalle, establece una ruptura con el imaginario de la nación costarricense como “La Suiza Centroamericana”, y se incorpora como señaló la crítica en una corriente cinematográfica de denuncia social, al incorporar un San José degradado, inseguro, por ejemplo:
El asalto que sufre el protagonista, las casas encerradas con verjas, el sistema estatal sumido en una profunda burocracia, así como las carreteras en mal estado...
Asimismo, el protagonista regresa a su pasado, del cual está ligado identitariamente, a pesar de haber estado en el extranjero tanto tiempo.
Sin embargo, el protagonista experimenta una reacción de extrañeza, y de querer no identificarse con Costa Rica.
Aquí se hace importante el papel de César (Daniel Ross), el mejor amigo de infancia, que le dice de manera tajante, que “poder elegir donde vivir, es un privilegio”, en este sentido, la identidad cultural se representa determinada por el espacio físico.
La crisis del protagonista, se entabla en torno a la no identificación con su familia, y el país, que sin embargo, forman parte de su identidad, es decir, son constituyentes, de los cuales está relacionado, por más que lo quiera negar, y funcionan como discursos que lo atraviesan como sujeto cultural.
Sobre el elenco, destacar que algunos de los actores, hacen sus primeras apariciones en cine:
Hernán Jiménez interpreta a Antonio, un exitoso escritor, que regresa a San José; Costa Rica, después de casi una década viviendo en New York, EEUU.
De principio es una persona aparentemente tímida, recelosa con su entorno, y llega al extremo de la paranoia ante situaciones que ha dejado de comprender o que le asombran por los cambios que sufrido su entorno.
Con su llegada, aparecen las viejas amistades:
Sofía (Monserrat Montero), una amiga de la infancia, un tanto entrometida, pero ingenua y algo inocente en sus aproximaciones, más no en sus motivaciones…
El frío papá, es un hombre enfermo, ensimismado, y egoísta, incapaz de entregarse, de sentir afectos verdaderos, y de decir a sus hijos cuanto los quiere de manera frontal.
La hermana neurótica, Amanda (Bárbara Jiménez), es una mujer sola, entregada como ama de casa, abandonada por su pareja, con un hijo pequeño, al cuidado y mantenimiento del hogar, y por ende se su padre.
El sobrinito de 6 años, el rebelde Inti (Andre Boxwill), es un niño creado sin la imagen del padre, educado con consentimiento por parte de la madre, que lo hacen un niño demasiado maduro para lo que ha tenido que vivir y experimentar en el hogar.
Y la autenticidad enmascarada del amigo César (Daniel Ross), el metalero, con su look entre “glam rock” y su forma de hablar, “a lo tico”, el cual aporta muchos momentos hilarantes, pero también, un momento dramático importante, donde “para en seco” y ubica al quejoso e insufrible Antonio, con una dosis de “reality check”
Y como gran protagonista omnipresente, San José, con su cultura costarricense en nuestra vida cotidiana.
Esas 2 semanas que Antonio estuvo en su patria forzosamente, tuvo tiempo para enamorarse de una vieja amiga de su infancia, que ya había olvidado…
Hacerse amigo de su pequeño sobrino, y pelear con su mejor amigo, el que no puede perdonarle a Antonio, su actitud desdeñosa hacia los problemas de su familia, y de su país, a modo de “Jiminy Cricket” del film “Pinocchio” (1940)
Los simbolismos de El Regreso, son muchos, algunos obvios como la mierda, la obstinación de regresar a un país que se cae con los años, en una alegoría que culmina con un “baño de mierda” literal, que resalta el hecho que se ha hablado de excrementos durante los primeros 10 minutos de metraje.
Las dualidades en los personajes como:
Antonio y su padre, un conflicto generacional; la vida moderna vs valores tradicionales; la visión de la mujer, entre Amanda y Sofía; y del hombre, entre el empresario amigo de Antonio y partido para Amanda, y el hombre que ella misma escoge por afinidad.
Aunque no se aprecie, San José y New York, que vive en la cabeza de Antonio, y que se hace sentir con lo que vemos en pantalla.
El diálogo es de una belleza inusual, con perlas para todas las bocas de los protagonistas; pero me quedo con ese:
“¡Te odio!” que dice Antonio llorando, aunque en realidad, lo que quiere decir es:
“¡Te amo!”
El odio va dirigido a la enfermedad que está matando a su padre, pues Antonio no lo quiere ver así.
O la escena en que Sofía y Antonio están en el carro, donde ella quiere salir después de haber discutido, y decide quedarse, porque ella sabe que tiene que ser ella, la persona fuera del entorno, que sea utilizada como medio para la catarsis de Antonio.
Impagable, por su simpleza, el diálogo entre padre e hijo:
“Padre:
-¿Y cómo encontraste San José?
Antonio:
-Hecho mierda.
Padre:
-¿Y cómo encontraste la casa?
Antonio:
-Hecha mierda.
Padre:
-¿Y cómo me encontrás a mí?”
Y ni hablar del Datsun, símbolo de un pasado, una época en la que muy probablemente, las cosas eran mejores, aunque Antonio diga que siempre, que el carro siempre estaba destartalado…
Resumiendo, que es gerundio, bajo mi criterio, El Regreso es La Mejor Película Costarricense, y me atrevo a declarar a “César, El Metalero” como el personaje icono del cine de este país.
Solo encontré una pega, y corresponde al formato televisivo, a modo de melodrama en ciertas partes; sin embargo se deja ver, y el espectador como yo, quedó con ganas de ver más.
Otro detalle que El Regreso deja escapar, y que hubiera servido para aclarar muchos puntos, es que no sabemos nada de Antonio:
¿Qué fue de su vida en Costa Rica, y de su vida en New York?
¿Sobre qué escribe?
¿Cuál es el conflicto con su padre?
¿Al final, en la escena del taxi, Antonio se regresa, o no se regresa?
Sin embargo, ese final ambiguo, me pareció excelente.
Por último, la banda sonora, exquisita, a cargo de Federico Miranda, y el aporte de canciones de 6 grupos nacionales costarricenses:
“Kiddy Plane” de The Great Wilderness; “The Ones” de Mr. Gone and The Invisibles; “Dar Amor” de Moldo; “Solo Conmigo” de Lucho Calavera y La Canalla; “Jugaste con mi destino” de Son de Tikizia; y “Muy Mío” de LePop.
Todo el “soundtrack” queda muy adecuado a la imagen que se nos presenta en los momentos para reforzar los sentimientos, sin ser manipuladora o excesiva.
“Deje de comer papaya, y vaya imprima mi pasaporte”
La producción cinematográfica costarricense, ya sea de capital estatal, o independiente, ha seguido ciertas tendencias temáticas, como por ejemplo:
La costumbrista, de denuncia social, o promotora de la cultura costarricense.
No obstante, al calor de la historia de cine en Costa Rica, factores como intereses políticos, o falta de presupuesto, han determinado la producción audiovisual de ficción.
Y es realmente refrescante, ver películas latinoamericanas, que no se centran en la extrema pobreza, la drogadicción, la corrupción, la homosexualidad, la delincuencia, etc., con el fin de ser artístico o “indie”
Con El Regreso, no vemos nada de eso, ya que es sólo una buena historia, muy simple, de un hombre que viene a los términos con su pasado, y redescubre la belleza de su familia, los viejos amigos, y su ciudad natal.
No es una visión romántica y edulcorada, sino descarnada y realista.
¿Es así la vida en Costa Rica?
Desde luego que sí.
El Regreso es una crítica de lo que no nos gusta a los “Suizos Centroamericanos”
El Regreso exhibe la Costa Rica que no venden las agencias de viajes, y que nosotros preferimos no narrar, cuando estamos “fuera”
También, El Regreso critica a los que solo critican, porque ofenden a los que no queremos, o podemos largarnos de aquí.
Es una bofetada al fraude existencial de unos y otros, de los que se quedan, y los que se van.
Una crítica ácida, en la que cada uno tendrá que sacar sus conclusiones, sobre la postura correcta frente a los problemas nacionales.
Es una visión valiosa y crítica, a nuestros propios defectos.
El mensaje de El Regreso según el director es:
“Me gustaría que El Regreso estimulara al espectador, a replantear su relación con esta ciudad, ya sea para bien o para mal, para mejorarla, no sé.
Quisiera que de algún modo incomodara, o replanteara la relación con este país, y todo lo que eso significa para nosotros como costarricenses, porque es de dónde venimos, donde crecimos, donde están nuestros amigos, nuestra familia, todo.
Para la mayoría de nosotros, todo está acá; entonces, que El Regreso logre replantear una relación así, para mí sería algo grandioso”
Uno no puede huir de sí mismo, esconderse de los problemas, y romper para siempre con sus raíces.
 
“Estamos todos atados con los lazos que nos amarran”



Comentarios

Entradas populares