羅生門 (Rashōmon)

“彼は彼が1つを伝えるために起こっている言われていた後、誰も嘘を伝えていない”
(Nadie dice una mentira, después de que él cuente lo que va a decir)

Japón, era un país que venía de perder La Segunda Guerra Mundial, y cuya sociedad estaba inmersa en una especie de pesimismo, por otra parte, lógico.
Pero hubo un cambio substancial en el cúmulo de ideas, que los directores experimentaron, y es que por primera vez, la censura ya no era tan rígida como antes de la guerra.
Si los creativos nipones sufrieron una fuerte presión por parte de las autoridades locales, para “conducir” la dirección de sus películas en época de guerra, con la nueva censura estadounidense, las cosas cambiaron.
Estos cambios incluyeron al propio Akira Kurosawa, al que antes se le presentaban innumerables problemas, porque según la censura nacional japonesa, sus películas eran “demasiado occidentales”, teniendo este que reconstruir, cambiar el enfoque, o directamente, desestimar proyectos, para centrarse en películas comerciales, y que exaltaran los valores patrios japoneses.
Ahora, esto era todo lo contrario con los estadounidenses.
Sin duda, seguían siendo censura pero, dentro de lo que cabe, los creadores tenían bastante más libertad para expresar sus ideas.
En otro orden de ideas, la mentira y la verdad, son relativos al observador.
Mentir no es contar algo que no ocurrió, sino contar algo que no ocurrió, a sabiendas de que no fue así.
Y este a sabiendas, tiene su truco.
La información se pierde.
La información se transforma.
El proceso de asimilación de vivencias, aunque aparentemente instantáneo, es susceptible a interferencias.
Vemos lo que queremos ver, y contamos lo que vemos.
Mi verdad es su mentira y viceversa, no hay contradicción.
El universo a veces, es así de hermoso.
“我々は、すべてが何かを忘れたいので、私たちは物語を伝える。それはそのように簡単です”
(Todos queremos olvidar algo, por lo que contamos historias.
Es más fácil de esa manera)
羅生門 (Rashōmon) es un drama japonés, del año 1950, dirigida por Akira Kurosawa.
Protagonizada por Toshirō Mifune, Machiko Kyō, Masayuki Mori, Takashi Shimura, Minoru Chiaki, Kichijirô Ueda, Noriko Honma y Daisuke Katô.
El guión es de Akira Kurosawa y Shinobu Hashimoto; basados en 2 cuentos escritos por Ryūnosuke Akutagawa, ambientados en el siglo XXII.
El título de la película, y el templo donde se desarrolla la acción, “El Templo de Rashōmon” fueron adaptados del relato “羅生門”(Rashōmon - 1917), de la que se toma tanto la puerta, y su atmósfera, como la discusión moral.
La segunda historia se titula “藪の中”Yabu no Naka o “En El Bosque” (1922), de la que toma la historia de la mujer violada, y el marido asesinado; y a grandes rasgos, la estructura en que se narra, conjugando versiones del suceso.
En primer lugar:
¿Qué es Rashōmon?
Rashōmon o Rajōmon, hace referencia a las puertas principales de una ciudad.
Específicamente, existen 2 puertas en Japón, que llevan el nombre de “Rashōmon”
La que nos interesa, es la que se encuentra en la ciudad de Kyoto, ya que es la que le da su nombre a la película.
Partiendo que de Rajōmon (羅城門) o “La Puerta del Castillo”, fue la más grande de las 2 puertas de la ciudad japonesa de Kioto durante La Era Heian; estaba localizada en la parte sur de la Avenida Suzaku.
El nombre, fue cambiado en Rashōmon (羅生門), en el título de una obra de teatro Noh del siglo XV.
Durante el siglo XII, comenzó a deteriorarse, y se convirtió en un lugar desagradable, como guarida de ladrones y personas de mal vivir.
Las personas tiraban cadáveres olvidados, y bebés abandonados en la puerta...
Allí, en esa puerta derruida, se refugian de una tormenta:
Un trabajador, un leñador, y un sacerdote.
En ella debaten temas sobre la verdad, el hombre, el bien, el orgullo, etc., a través de un suceso relatado por el leñador:
Un ladrón es prendado por la belleza de una mujer, mientras ésta paseaba con su marido samurai, el ladrón apresará al samurai, y violará a su mujer.
Vale contar que 羅生門 (Rashōmon) tuvo muchos problemas para salir a la luz.
El director mostró el guión a varios estudios, los cuales se negaron a financiar un proyecto tan “raro”
Y es que, al igual que la mayoría de las personas, no entendían de qué se trataba羅生門 (Rashōmon), y les parecía un proyecto extravagante, que no podría tener éxito en pantalla.
Fue unos años después, cuando finalmente se decidieron a producir el film.
Sin duda, no es una película de muchos recursos económicos, siendo más bien, un claro ejemplo de economía cinematográfica, como todo el cine de Kurosawa.
En la planificación inicial, iba a rodarse completamente en exteriores, pero tuvieron bastantes problemas para encontrar una puerta, lo suficientemente majestuosa.
Buscaron por todo el país, pero ninguna se asemejaba a la real, “La Puerta de Rasho”, que había sido destruida hacía tiempo.
Ante esta circunstancia, y debido a la crónica meticulosidad de Kurosawa, que a veces rayaba lo enfermizo, tuvieron que construir un decorado para esa parte.
Un decorado que merece una mención especial, por su realismo y grandeza.
Sin duda, Kurosawa volvía a demostrar, que tenía razón, pues sería inimaginable el desarrollo de la historia, sin ese escenario en concreto.
En 1951, 羅生門 (Rashōmon) recibió El Oscar Honorífico a La Mejor Película Extranjera, recordar que El Premio de La Academia a La Mejor Película Extranjera, no se introdujo hasta 1956; siendo羅生門 (Rashōmon), una de las primeras películas que salió de Japón hacia occidente.
El impacto de su cultura, y el aprecio de su cine, empezó a causar una gran expectación en América y Europa.
羅生門 (Rashōmon) lanzaría a la fama mundial al cineasta japonés, Akira Kurosawa, la que según cuenta la leyenda, fue la razón para que se creara el premio al “Mejor Filme Extranjero” en los Oscar; premio que por supuesto se llevaría esta cinta, una de las obras más grandes, y de mayor trascendencia que ha concebido El Séptimo Arte.
Y es que 羅生門 (Rashōmon) está considerada, una de las obras maestras de Kurosawa, con Toshirō Mifune como protagonista.
羅生門 (Rashōmon) fue rehecha, tanto oficialmente, como de manera espuria, en numerosas ocasiones, digamos que con 羅生門 (Rashōmon), se inicia la narración discontinua y caleidoscópica, que tanto se utiliza a día de hoy.
La acción se sitúa en el Japón de siglo XII.
En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashōmon, se guarecen de la torrencial lluvia, un leñador, un sacerdote budista, y un peregrino, que comentan los acontecimientos surgidos tras la violación de una mujer, y el asesinato de un hombre en un bosque.
Los hechos girarán en torno a las declaraciones efectuadas en la comisaría de policía, por los diversos testigos, inculpados, e incluso, la propia víctima del homicidio…
Las versiones de los testigos son contradictorias.
Todo apunta a que alguno de los implicados, o tal vez todos estén mintiendo.
¿Qué es lo que ha ocurrido exactamente en el bosque?
¿Quién de ellos miente?
¿Es que acaso nadie dice la verdad?
Un testigo, 木樵り Kikori (Takashi Shimura), participa 2 veces, al inicio describiendo el contexto, y al final, dándole un sorprendente desenlace.
El asaltante, 多襄丸Tajōmaru (Toshirō Mifune), es quien describe su versión, mostrando su lucha con el asesinado, y la entrega voluntaria de la esposa.
La esposa (Machiko Kyō) indica su versión del crimen, y la violación.
El esposo asesinado (Masayuki Mori), a través de una médium 巫女 Miko (Noriko Honma) describe la lucha, la traición, y su muerte.
De esta manera, hay un total de 7 declaraciones:
El leñador, el sacerdote 旅法師 Tabi Hōshi (Minoru Chiaki), el policía, el ladrón, la mujer, el samurai muerto, a través de una médium; y una 2ª declaración del leñador, cuyo primer relato inició la redacción.
El espectador, será también testigo ocular del asesinato, y gracias a la cámara de Kurosawa, presenciará el mismo hecho visto y alterado por la visión, e intereses específicos de esas 4 personas.
De las 7 declaraciones, las 6 primeras ocurren durante el trascurso del juicio, en el que los testigos e implicados con este hecho, deben dar su versión frente a una cámara, que hace a la vez de juez.
Sólo hay 2 hechos en la que todos coinciden:
El samurai ha muerto, y la mujer ha sido violada.
No obstante, todos los personajes mienten, conscientemente para engañar a quienes deben enjuiciarles:
El bandido quiere recibir una condena menos severa.
La mujer no quiere inculparse.
El marido muerto tiene un honor que defender.
Y el leñador está encubriendo un posible robo de una espada.
En consecuencia, los narradores juegan con la verdad, con el fin de proteger y reforzar su propia imagen.
No sólo no conocemos cuál fue el veredicto del juicio, o quién fue condenado, sino por el último, poco de información que recibimos posteriormente, cuando retomamos con nuestros 3 personajes que se guarnecen de la lluvia bajo Rashōmon…
¿Cuál es?
Que el leñador había ocultado información importante, puesto que él había sido testigo presencial de todo lo que había pasado, y no sólo había encontrado el cuerpo del samurai, como había comunicado en el juicio, sino que tenía una 4ª versión de la historia, que contradecía las otras 3, y que no quiso contar en el juicio, por miedo a involucrarse demasiado en la situación.
Por tanto, 羅生門 (Rashōmon) no proporciona la clave de interpretación, para saber quién dice la verdad, ya que la ambigüedad es persistente.
El peregrino (Kichijirô Ueda), es la cara cínica, y más realista en la trama:
“Bueno, los hombres son sólo hombres.
Por eso sé que mienten.
No pueden decir la verdad, ni siquiera a ellos mismo”, dice en su momento.
El sacerdote, más trascendente, explica:
“Los hombres son débiles, y por eso mienten, incluso a sí mismos”
Por tanto, 羅生門 (Rashōmon) apunta a esa inevitable capacidad del hombre para mentir, algo que va unido a su propia naturaleza, y que trae como consecuencia, una sociedad en la que todos desconfían de todos.
En cierto modo, el monje termina siendo un juez moral, podríamos decir, de lo que realmente ocurre, pasando a un plano de menor importancia, si alguna de las 4 versiones sobre los hechos, era real.
El leñador se lleva al bebé encontrado en las puertas, a medida que pasa la lluvia, y sale el sol, clara señal de que después de la tormenta, viene la calma.
Así pues, la historia transcurre durante una tormenta, en las semi destruidas puertas de Rasho, donde un monje, un peregrino, y un leñador, testigo del crimen, discuten casi filosóficamente las acciones, tratando de entender la naturaleza humana.
Tras escuchar los relatos, logran un final lleno de humanidad.
羅生門 (Rashōmon) es caracterizada por su utilización de los “flashbacks”, y por una pesimista visión de la condición humana, creadora de un mundo de desconfianza y egoísmo, en búsqueda constante de redención.
“夫、妻...または山賊”
(¿El marido, la esposa... o el bandido?)
Orquestada con mano maestra por el director nipón, quien nos adentra en una intrincado caso criminal, consumado en los bosques del Japón feudal, con una magistral narración, y montaje en “flashback”, dando espacio a varios puntos de vista, sobre un único hecho en común, una técnica similar a la de los dramas judiciales, que incluso ha sido plagiada por thrillers modernos, 羅生門 (Rashōmon) es una especie de explosión de originalidad que, tras tanto tiempo encerrada, abre La Caja de Pandora de la industria cinematográfica japonesa.
No sólo es una película revolucionaria para el cine japonés, también lo es para el cine occidental, el cual se ha visto mucho más influenciado a lo largo de los años, por la obra de Kurosawa.
La inteligencia de Kurosawa, en la creación de los referidos “flashbacks” exhibe su genialidad como narrador.
La historia, maneja una penetrante intriga, contada con un sugerente contraste de serenidad y viveza, tensión y tranquilidad.
El guión usa 3 presentes, cuyo intercalado, da profundidad y relieve a la historia:
El presente narrativo bajo la puerta, el de la instrucción del caso, realizada poco antes; y el de los hechos, 3 días antes.
La lluvia, se emplea para diferenciar el presente narrativo, del pasado.
La atmósfera que envuelve el relato, es sombría, desolada, y opresiva, como la que imperaba en Kyoto, en la época de las sangrientas guerras civiles, que llevaron la destrucción a Kyoto, y la muerte a sus gentes.
Una de las cuestiones más interesantes de羅生門 (Rashōmon) y que llamó desde el principio, la atención de la crítica especializada, es cómo estaba contada la historia.
En concreto, la experimentación del tiempo cinematográfico, y de la perspectiva.
En la década de los 50, 羅生門 (Rashōmon) se asoció principalmente, con la más arriesgada de las vanguardias, por el uso revolucionario de una narración, basada en múltiples enfoques.
Estaba contada a través de varios “flashbacks” que ponían en evidencia, cómo las particulares miradas de los personajes, sobre un mismo hecho, no contenían la verdad de lo ocurrido.
Es decir, se ponía en tela de juicio lo mostrado visualmente por la cámara, ya que los relatos contados, estaban manipulados por los intereses de sus emisores.
Con la última mirada objetiva, vamos perfilando como los “flashbacks” contradictorios, confeccionados desde las diferentes perspectivas de los protagonistas principales de los hechos acaecidos, están desarrollados bajo posiciones emocionales, como el odio y resentimiento, la fortaleza supuesta a una condición, y el sentimiento de culpa y/o sumisión.
La realización, como banda sonora de Fumio Hayasaka, y la fotografía en blanco y negro de Kazuo Miyagawason, son extraordinarias, y la creación de Toshirō Mifune, incorporando a un bandido de risa floja, resulta excepcional.
La forma en que está escrito el personaje de Mifune, y los toques que le agrega él mismo a la personalidad de su papel, la forma en que gesticula, su constante risa, la constante dualidad entre ser un personaje que, a lo largo de todos los relatos, se nos muestra moralmente ambiguo, y que tiene mucho de la figura de un niño en su forma de ser; si se pudiera comparar con algo, ciertamente destaca la figura y la importancia que el mono tiene en el folclore, y las leyendas japonesas, como un animal ingenioso, de moralidad cuestionable, de buen humor, y hasta cierto punto, querible.
El Tajōmaru de Mifune, posee todos estos elementos de la mitología japonesa, y le añade algunas características propias de este animal, al personaje, como su postura, o la forma constante en que Tajōmaru siempre está saltando...
Pero hay algo que está claro en 羅生門 (Rashōmon):
Ninguno de los personajes es inocente, como ninguno sale bien librado de la quema.
La escena en la que el muerto cobra voz, a través de la vidente, para mentirnos a su manera, es aterradora.
Las sedas al viento de la contactada, con la cara pintada revolcándose por el suelo, es realmente acongojante, algo que el cine de hoy, en color, a Dolby Surround o 3D, es incapaz de hacer, mientras que Kurosawa consigue petrificarte.
Todos los “flashbacks” son verdaderos, tratados de cómo realizar una historia con sentido fílmico, pero 2 de ellos, contienen una magia cinematográfica especial:
El narrado por la mujer del asesinado, que mantiene en un estado cuasi enloquecido, una intensidad fuera de lo común, cuando la esposa no puede soportar la mirada de su ultrajado marido; y el descrito por el propio fallecido, vía médium, de un magnetismo prodigioso.
Aparte de ser perfecta a nivel técnico, a nivel argumentativo posee una innegable y sobrecogedora fuerza, una intensad, y exacerbación en las acciones de cada personaje, cualidad que lleva una poderosa carga de culpa, redención, y pesimismo existencial.
羅生門 (Rashōmon) no es más que poesía hecha cine, pero:
¿Quién es el asesino?
Se ha especulado mucho, sobre quién es realmente el asesino de 羅生門 (Rashōmon), sin alcanzar respuesta.
Algunos lo llaman “El Gran Misterio del Asesinato de Rashōmon”
Gran misterio, porque no puede haber solución alguna…
Las declaraciones son incongruentes, todos los personajes, tienen motivos para mentir, y la película no da las claves para solucionarlo.
Es un auténtico misterio sin resolver.
Algunos estudiosos, han intentado resolver el misterio del asesinato, apuntado al leñador como el verdadero asesino del samurai, por tener un gran motivo para mentir.
Pero es algo que no parece importar a Kurosawa, ya que ni siquiera sabemos la resolución oficial del juicio que hemos estado presenciando.
羅生門 (Rashōmon) es sobre una violación y una muerte, pero sobre todo, de la manipulación de esos eventos, a través de las narraciones interesadas, más que de la verdad sobre lo ocurrido.
A Kurosawa le interesaba destacar una lectura moral, y lo ha explicado de la siguiente manera:
“Los seres humanos, son incapaces de ser honestos con ellos mismos.
No pueden hablar sobre ellos, sin enaltecerse.
Este guión refleja a estos personajes, que no pueden vivir sin mentir, para hacerse sentirse mejor personas de las que realmente son.
También enseña esa pecaminosa necesidad por adular la falsedad, más allá de la tumba, incluso el hombre que muere, no puede renunciar a sus mentiras, mientras habla a través del médium.
El egoísmo es un pecado, que el ser humano lleva consigo desde su nacimiento; es el más difícil de redimir”
Por tanto, el que no se puede resolver “El Gran Misterio del Asesinato de Rashōmon”, se debe a que el ser humano es débil, y no puede evitar mentir por su naturaleza, y egocentrismo.
La única solución posible en este cuadro de pasiones fatales, viene a través de la compasión, y de las acciones bondadosas.
A través de la rectificación de todos los errores que hemos presenciado en la pantalla, con esos personajes corruptos, y que conducen inevitablemente a realidades sin sentido, ilógicas, incomprensibles.
Sin alguien a quien contar la historia, los espectadores no conoceríamos la historia de 羅生門 (Rashōmon)
Por tanto, los relatos son necesarios para conocer la verdad.
La sinceridad de la narración, viene tras la adecuación honesta del relato, con la realidad conocida por el emisor.
De tal manera que:
El testigo directo de los hechos, tiene acceso a conocer la verdad de lo ocurrido, porque la verdad se puede aprehender.
También puede transmitir esa verdad, a través de un relato, ya que la verdad puede ser narrativamente transmitida.
El emisor, puede conocer la verdad, a través de la narración, si se restaura este orden.
Indispensable para que haya comunicación:
La sinceridad y honestidad del emisor.
Por tanto, la solución al problema de las “narraciones mentirosas” de 羅生門 (Rashōmon), se nos revela en un plano moral, a través del arrepentimiento de los propios errores, y la realización de acciones bondadosas, como la única manera de poder validar esas narraciones.
Desde que fue estrenada 羅生門 (Rashōmon), donde no tuvo buena crítica, y fue un fracaso en la taquilla, hasta la actualidad, donde aún es considerada como una de las más débiles películas de Kurosawa en su tierra natal.
Mucho se la ha tildado en Japón, de ser una película demasiado “occidental”, y que en su época, gustó por lo mismo, y porque las audiencias fuera de Japón, la vieron como una película “exótica”, más que considerarla por su valor.
Lo cierto es que quizás, la gracia de muchas de las película de Kurosawa, y por lo cual tiene aclamación universal, es justamente, la facilidad aparente con la que lograba unificar sensibilidades occidentales y orientales, para contar historias que tenían una clara raigambre japonesa, pero que podían apelar a todo el mundo, en una época difícil, como el Japón de la post-guerra, con una industria fílmica en recuperación y expansión, que ciertamente, se vio beneficiada con la exposición y los galardones que 羅生門 (Rashōmon) consiguió en todo el mundo.
Por último, destacar la banda sonora de Fumio Hayasaka, que es uno de los más respetados de compositores japoneses; que a petición del director, incluye una adaptación del “Bolero” de Maurice Ravel, especialmente durante la historia de la mujer.
“死人は嘘を言わない”
(Los hombres muertos, no dicen mentiras)
Tras el estreno de 羅生門 (Rashōmon), y hasta nuestros días, han sido muchas las películas que han utilizado esta narrativa no lineal, a través de la utilización de múltiples perspectivas, para contar sus relatos, lo que se ha denominado “Efecto Rashōmon”, curiosamente, también se utiliza este nombre en otros ámbitos, como es el psiquiátrico, para reflejar cuando, por ejemplo, diferentes testigos de un mismo hecho, dan interpretaciones subjetivas del mismo.
Como estamos acostumbrados a pensar en términos de “blanco o negro”, es normal que nos cuestionemos la veracidad de cada espectador, pero si pensamos en la realidad, como un continuum que vemos a través de un prisma individual, entonces no es extraño comprender, que un mismo suceso, puede ser narrado y vivido de maneras diversas.
El Efecto Rashōmon, es el efecto producido por la subjetividad y la percepción personal, a la hora de contar la misma historia o situación, por el que los individuos que cuentan éstas, lo hacen de forma diferente, pero de manera que cualquiera de las versiones es plausible, sin tener que ser por ello, ninguna de estas versiones, falsa; simplemente están influidas por la propia variabilidad y percepción individual.
En las ciencias sociales, se ha utilizado “El Efecto Rashōmon” para referirse a situaciones en las que, la importancia de un acontecimiento, un objetivo, o un valor definido en términos abstractos, no es objeto de disputa, pero hay distintas visiones, o valoraciones respecto al porqué, el cómo, el quién, y el para qué de ello.
Aunque “El Efecto Rashōmon” tiene importantes implicaciones epistemológicas, también puede ser un recurso heurístico, para aproximarse al análisis de las narrativas, y de las teleologías por las que se construye, se estructura, y se representa la realidad social.
Necesitamos recordar que la verdad, es una cuestión muy complicada, que depende de quién la vea, bajo qué circunstancias, y cuáles son las suyas propias.
Si los hombres son de buena voluntad, saben que hay otras verdades, además de las que ellos sostienen.

“男性はこの世界にある場合、どのような彼らは、次の中で正直に言うよあなたがそう確認します”
(Si los hombres mienten en este mundo.
¿Qué los hace estar tan seguros, de que van a ser honestos en la próxima vida?)



Comentarios

Entradas populares