El Sexo de Los Ángeles

“El amor no va de poner límites”

La libertad de tabúes y reglas, es bienvenida:
Una de las más lamentables carencias de información, que han padecido los hombres y las mujeres de todas las épocas, se relaciona con el sexo de los ángeles…
El dato, nunca confirmado, de que los ángeles no hacen el amor, quizá signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales…
Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil, sugiere que si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos, por la mera razón de que carecen de los mismos; lo celebran en cambio con palabras, vale decir, con las adecuadas.
Esta pregunta muestra muy bien, la tendencia antropomórfica de los humanos, a concebir los seres espirituales:
Dios, Ángeles, etc., a su imagen.
Los católicos intransigentes, dicen que todos son varones, porque siempre se les menciona en La Biblia, unas 291 veces, como “ángeles masculinos”, nunca femeninos.
Independientemente que eso se deba más bien por el machismo, que ha imperado durante toda la historia bíblica y religiosa, cualquier lógica argumentaría con toda razón, que no es un argumento suficiente.
Es curioso notar que a Dios, en el libro “La Respuesta del Ángel”, los ángeles lo llaman “Ö”, que en húngaro, la lengua original en que se escribió, no es ni masculino, ni femenino, y acuérdense que tanto el humano, como el ángel “fuimos creados a imagen de Dios”
Y Dios es amor…
“Tengo una novia alucinante”
El Sexo de Los Ángeles es una comedia española, del año 2011, dirigida por Xavier Villaverde.
Protagonizada por Àstrid Bergès-Frisbey, Álvaro Cervantes, Llorenç González, Sonia Méndez, Lluïsa Castell, Julieta Marocco, Marc Pociello, Marc García Coté, Richard Farré, David Verdaguer, entre otros.
El guión es de Ana Maroto, sobre una idea de José Antonio Vitoria, y Xavier Villaverde.
El realizador gallego, Xavier Villaverde, se adentra en el lado oscuro del sexo, la pasión, y el desenfreno que viven 3 jóvenes con El Sexo de Los Ángeles, una arriesgada propuesta; la cual hace plantearse a la juventud, y en cierto modo a los adultos en general, que la relación de pareja, puede ser distinta a lo que nos han mostrado.
Rodada en localizaciones de Barcelona, El Sexo de Los Ángeles tiene escenas habladas en lengua catalana, dado que se desarrolla en Cataluña.
La trama sigue a Carla (Àstrid Bergès-Frisbey) y Bruno (Llorenç González), quienes creen tener respuestas para todo, hasta que en su vida aparece Rai (Álvaro Cervantes), un joven atractivo y misterioso, que vive al margen de las normas.
La pareja, se verá seducida, primero él y luego ella, por Rai, quien no es sino un magnético joven, con una personalidad enorme, alguien que va por la vida, disfrutando sus momentos, y alejado de los estereotipos sociales.
Amante de los bailes “skaters” con sus amigos, Rai se gana la vida como profesor de kárate.
La forma de pensar de Rai, hace que los 2 jóvenes universitarios reflexionen sobre dónde empiezan, y dónde terminan los límites en una relación de pareja, y sobre todo, que:
“Si no arriesgas, ya estás muerto” sic.
Así, Carla, Bruno, y Rai; iniciarán una relación amorosa a 3 bandas, que pondrá a prueba la resistencia de los personajes, en cuestiones como:
Los celos, el deseo, o la infidelidad.
En esta historia sobre el amor y la amistad, las fronteras se disuelven a ritmo de “breakdance” y “funky” para ofrecernos una visión provocadora, excitante, y profundamente conmovedora, de las relaciones sentimentales.
Carla y Bruno, guiándose por sus emociones, aprenderán a vivir su propia vida con toda la fuerza e intensidad de su juventud, devorando cada momento.
“Me gusta Carla, es una tía de puta madre”
El tema de los tríos sexuales en el mundo del cine, no es nuevo; y El Sexo de Los Ángeles tiene a su favor, que desarrolla la temática de la bisexualidad, no muy corriente en el cine.
La historia de amor, en El Sexo de Los Ángeles, está expuesta a todos.
Está en boca de todos; y aquí su director no esconde a sus protagonistas, sino que los expone a las críticas y comentarios del mundo que les rodea.
Y es que es muy difícil hablar de la bisexualidad, en un momento existencial en la que uno tiene que decantarse:
Estas en un lado, o estas en el otro; o eres homosexual o heterosexual; y jugar a 2 bandos, todavía sigue siendo difícil de asimilar.
La parte del guión, dedicada a la relación homosexual, resulta cálida, emocionante; con diálogos que transmiten, e interpretaciones bien conducidas.
El resto, se resuelve de forma convencional, en ocasiones poco creíble, incluso desmadejada.
Posiblemente, el mayor problema que acusa El Sexo de Los Ángeles, es que se prolonga en exceso su II acto, para conducirnos a un clímax previsible, de hecho, estamos esperando que suceda desde que empieza la trama; y que tal vez, hubiera funcionado mejor, si se hubiera colocado antes, para desarrollar después el conflicto posterior, con mayor criterio y rigurosidad; sin embargo, se opta por la superficialidad del planteamiento, sin bucear en las profundidades de las emociones, lo que hubiera dotado al producto, de un mayor interés.
Curioso el caso que desde el comienzo, así como viendo el cartel promocional, ya sabemos cómo va a terminar todo…
El Sexo de Los Ángeles es un título curioso, pero que desentona por completo con el film, y a mi parecer, tendría que haberse llamado solamente:
“El Sexo”, a secas, y no por su alto nivel y contenido sexual, ya que la mitad del metraje se la pasan en la cama, o con miradas de insinuación, sin mostrar nada… sino porque el argumento, que no es más que de eso:
Sexo.
Es que en El Sexo de Los Ángeles, es una historia de amoríos con tríos cambiantes, y sexo.
Solo se piensa en eso en todo el metraje, y no hay otra historia que esa.
¿Querer a uno, a otro, a los 2?
Sobre el elenco principal:
Álvaro Cervantes, Àstrid Bergès-Frisbey, y Llorenç González, hacen lo que pueden por dar credibilidad a una historia, que toma recovecos algo inesperados, pero nunca llega a enganchar a modo de “thriller”, ni erótico, ni de suspense.
Y conste que no está mal que se muestre carnaza sexual, como medio de atraer al espectador adolescente a la taquilla; sin embargo, para el resultado, no es suficiente si el hilo y los giros argumentales, no se cierran con soltura.
El final, es un bucle del giro del giro del giro… que parece nunca terminar:
Ahora triste, ahora feliz, ahora triste, ahora feliz…
Específicamente:
Àstrid Bergès-Frisbey es preciosa, hermosa, le vemos su cuerpo en diversas ocasiones, pero también es muy ñoña, y poco creíble, casi de risa.
Evidentemente, ella no tiene la culpa.
Llorenç González es el personaje más “difícil”, porque es el que pasa de ser heterosexual, a no saber lo que es finalmente…
Y Álvaro Cervantes, que destaca con diferencia en el reparto, demostrando ser algo más que una cara bonita, y unos ojazos azules.
Un personaje que a buen seguro, le permitirá repetir en otros papeles en cine.
De los 3, Bergès-Frisbey es quizás, la peor interpretación de una actriz joven, española, o francesa; pues ella es ambas cosas, de los últimos años:
Su lenguaje corporal, su expresión facial, y su extrañísima voz, parecen siempre desacompasadas, y rara vez, en sintonía con lo que debe sentir su personaje en la escena.
Además, las subtramas de los secundarios no se atan, se dejan en el aire, como:
La de la madre de Carla, o las de los compañeros de trabajo…
El Sexo de Los Ángeles en sí, tiene un planteo, o un final más cercano a lo reaccionario, o si se quiere no ser tan tácito, conservador, ya que si Carla aceptara una relación libre o abierta con Bruno, sería una cosa; pero compartir el amante con este; ya es absurdo.
Por cierto, cuando un hombre se levanta desnudo de la cama, no es necesario que arrastre la sábana consigo, como se hacía en tiempos de censura, a no ser que el director se autocensure; y a estas alturas, donde el tema central amerita el palmito… ¡joer!
Aun así, El Sexo de Los Ángeles tiene un envoltorio suficientemente atractivo para llamar nuestra atención, gracias a un cuidado trabajo de cámara en mano, y a un montaje ágil, que pretenden coreografiar las escenas musicalmente, a través de los encuadres, y la consecución de los distintos planos.
A destacar una correcta y pegajosa banda sonora.
“Creo que este juego se te está yendo de las manos”
Las dificultades de los tríos, radica en la aceptación por parte de los ambientes conservadores, que rechazan este tipo de relación, porque es una violación de la norma establecida, en la pareja homo/heterosexual monógama.
Curiosamente, desde hace un par de años, las leyes españolas permiten los matrimonios entre personas del mismo sexo, una aspiración que llevaba siglos pendiente, pero que debidos a numerosas presiones religiosas, civiles, o simples prejuicios, la homosexualidad ha estado prohibida, perseguida, e incluso, castigada con la muerte.
Parece ser que estamos ahora, en una nueva frontera, la de reivindicar el número de personas que deben formar, lo que denominamos “pareja” que hasta el presente, se ha compuesto por 2 personas.
La cultura machista, patriarcal, ya no interesa, y aparecen nuevos modelos...
Uno de ellos, es el trío.
Pero no todos los bisexuales son iguales, pero una de parte tiene esa aspiración, compartir la cama, y de ser posible la vida, con 2 personas a la vez, y así tener los 2 sexos juntos, para disfrutar de ambos sin complejos.
¿Por qué no formar una unión entre 3 personas, si las partes implicadas están de acuerdo?
¿Hasta dónde llegan los límites?
¿Qué pasa cuando la pasión, se enfrenta a la razón?
¿Cómo ser fiel, y no renunciar al deseo?
El Sexo de Los Ángeles no da respuestas, pero evidencia que hay gente que vive así, y es feliz, por tanto, no hay nada de qué hablar.

“Si quieres a alguien, no le prohíbes, ni le atas”



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