Cloud Atlas

“Everything is connected”

¿Cómo mostrar que, en todas las épocas, hay motivos para una revolución y revolucionarios dispuestos a cambiar el mundo?
Quizás sean las mismas revoluciones, los mismos revolucionarios, y sus karmas...
La definición de “Atlas” según La Real Academia Española nos dice:
1. Colección de mapas geográficos, históricos, etc., en un volumen.
2. Colección de láminas, la mayor parte de las veces aneja a una obra.
“Cloud Atlas” es una novela de 2004, del escritor británico David Mitchell, la cual consiste en 6 historias entrelazadas, que llevan al lector desde el siglo XIX en El Pacifico, a un distante y post-apocalíptico futuro.
Cada relato se revela como una obra que impresiona al protagonista en la siguiente historia…
Las primeras 5 historias, se interrumpen en un punto clave; luego de la 6ª historia, las otras 5 vuelven para ser cerradas, donde cada final enlaza al protagonista con la historia anterior, hasta el principio de la historia en el siglo XIX.
El relato se abre en 1850, con el regreso del notario estadounidense, Adam Ewing, desde Las Islas Chatham, a su California natal.
Durante el viaje, Ewing traba amistad con un médico, el doctor Henry Goose, que comienza a tratarle de una extraña enfermedad, causada por un parásito cerebral…
Repentinamente, la acción se traslada a 1931, en Bélgica; donde Robert Frobisher, un compositor bisexual que ha sido desheredado, se introduce en el hogar de un artista enfermizo, su seductora esposa, y su núbil hija…
De ahí, saltamos a La Costa Oeste, en la década de los 70; cuando Luisa Rey destapa una red de avaricia y crimen, que pone en peligro su vida…
Y, del mismo modo, con idéntica maestría, viajamos a la ignominiosa Inglaterra de nuestros días, a un súper estado coreano del futuro próximo, regido por un capitalismo desbocado; y finalmente a Hawaii, a una Edad de Hierro, post-apocalíptica, que corresponde a los últimos días de la historia.
Sin embargo, la historia tampoco termina ahí…
La narrativa vuelve, como si de un bumerán se tratara, en el tiempo y en el espacio, hasta el punto de partida, recorriendo en sentido inverso, la trayectoria trazada.
Durante la travesía, Mitchell va revelando los lazos que unen a personajes tan distintos, el modo en que se entrecruzan sus destinos, y la forma en la que sus almas se desplazan a través del tiempo, como las nubes por el horizonte.
El título del libro, se debe a la música, pues “El Atlas de Las Nubes” en sí, es el sexteto que pretende componer en su historia, uno de los protagonistas.
“Death, Life, Birth...”
Cloud Atlas es una película de ciencia ficción, escrita y dirigida por Tom Tykwer, junto a los hermanos Andy y Lana Wachowski, en el año 2012.
Protagonizada por Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Hugo Weaving, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Whishaw, James D'Arcy, Xun Zhou, Keith David, David Gyasi, Susan Sarandon, Hugh Grant, Robert Fyfe, Martin Wuttke, Robin Morrissey, Brody Lee, Amanda Walker, Ralph Riach, Andrew Havill, Alistair Petrie, entre otros.
Cloud Atlas está basada en la novela homónima de 2004, escrita por David Mitchell; la cual es un compendio de 6 historias cortas, cada una ambientada en una época distinta, empleando un lenguaje propio, y con otras tantas formas de expresión narrativa, aunque entrelazadas por un mismo concepto, y mensaje final; relacionando las historias entre sí, gracias a que cada una es leída o vista por el protagonista de la que sucede a continuación.
A diferencia de la novela original, Cloud Atlas se estructura, de acuerdo con el novelista David Mitchell, “como una especie de mosaico puntillista:
Nos mantenemos en cada uno de los 6 mundos, sólo el tiempo suficiente para que el gancho se hunda, y de ahí, que los dardos de un mundo a otro, vayan a la velocidad de un plato giratorio, revisando cada narrativa durante el tiempo suficiente para impulsarlo hacia adelante”
El rodaje de Cloud Atlas comenzó en el Studio Babelsberg en Potsdam-Babelsberg, Alemania.
Otros lugares de rodaje comprenden:
Escocia, particularmente las ciudades de Glasgow y Edimburgo; y la isla de Mallorca, España.
Tykwer y los hermanos Wachowski, llevaron a cabo las tareas de dirección de forma paralela, con 2 equipos distintos.
Cloud Atlas explora, cómo las acciones y consecuencias de las vidas individuales, tienen repercusiones entre sí, a través del pasado, el presente, y el futuro.
Acción, misterio, y romance, se entretejen dramáticamente a través de la historia, mientras un alma pasa de ser un asesino a un héroe, y un simple acto de piedad, se propaga a través de los siglos, para inspirar una revolución en el futuro lejano.
Cada miembro del reparto, aparece en múltiples papeles, a medida que la historia se desarrolla a lo largo del tiempo; y cómo un acto de bondad, ondea a través de los siglos, para inspirar una revolución.
La acción va y viene del Pacífico Sur en 1849, a la Escocia de 1936.
Del San Francisco de 1973, a la Inglaterra de 2012; al Nuevo Seúl de 2144 y; finalmente, a un lugar indeterminado, tras una aparente guerra en 2321, y a Hawaii, en 2346.
Los capítulos de Cloud Atlas, que no se muestran en la película como “títulos” son:
1. The Pacific Journal Of Adam Ewing.
2. Letters From Zedelghem.
3. Half-Lives: The First Luisa Rey Mystery.
4. The Ghastly Ordeal Of Timothy Cavendish.
5. An Orison Of Sonmi-451.
6. Sloosha's Crossin' An' Ev'rythin' After.
Sobre la dirección de Cloud Atlas:
Andy y Lana Wachowski, dirigen los segmentos entre 1849, 2144, y 2321.
Tom Tykwer dirige los segmentos 1936, 1973, y 2012; más la realización de la banda sonora.
En Cloud Atlas hay romances, homo y heterosexual, escenas cruentas, algún toque erótico, y una poderosa e indiscutida concepción visual.
La estructura narrativa de Cloud Atlas, es muy demandante, exige del espectador, cambiar con agilidad el foco de atención, de una historia a la otra, constantemente.
Así pues, son 6 historias, con personajes que se repiten, quienes por medio de maquillajes, actúan como personajes diversos, que cambian incluso de etnia.
Tom Hanks, Halle Berry, Hugo Weaving, Jim Sturgess, y Hugh Grant, interpretan a alguien, en cada historia.
Cada uno de ellos, maneja una situación emocional diferente, y solo existe algo en común:
Una marca de nacimiento.
Sin embargo, esto termina sólo por confundir al público, que debe adivinar quién es quién, y qué papel está cumpliendo todo el tiempo en escena; y ese detalle hace de Cloud Atlas, difícil de valorar, de analizar, de describir, de realizar, montar, escribir su guión; incluso, difícil de ver.
Y es que la premisa de Cloud Atlas las llevan las decisiones que toman los protagonistas a modo de “Efecto Mariposa”
Cloud Atlas dejar muy claro, que es muy importante tomar buenas decisiones, ya que de eso depende nuestro futuro, una decisión bien tomada, puede marcar nuestro presente, y cambiar nuestro futuro para bien.
Lo que nosotros decidamos hoy, no solo cambiara nuestra condición, si no la de nuestra descendencia, y eso influye tanto para bien, como para mal; por ello Cloud Atlas demuestra, que cualquier acto que hagas en tu vida, puede crear un punto y aparte, en la vida de otra persona.
“Future, Present, Past...”
Cloud Atlas, ha sido descrita como una experiencia cinematográfica, que radica en lo teológico y en lo brutal de una revelación, del motivo de que estemos vivos.
La verdad es que ya estamos acostumbrados a cuestionarnos esto nosotros mismos… pero que lo haga una película, se siente algo diferente, aunque sea otra vez…
El tema es que Cloud Atlas lo hace de manera de indirecta; por medio del retrato de varias vidas, conectadas por un destino, que deberíamos entender como nuestro rol en vida, y como estamos conectados a esas vidas pasadas, se reflejan en la condición humana:
La libertad, se critica el capitalismo en un futuro “orwelliano”, la plutocracia empresarial... abarca gran cantidad de reflexiones sobre el destino de la humanidad, resultando una monumental, y compleja alegoría de la alienación del hombre con su entorno, a través del tiempo, y su lucha por liberarse.
Uno de los elementos que construye la originalidad de Cloud Atlas, de ambos, del libro y la película; es que la historia, está narrada desde una perspectiva consistente con la creencia en la reencarnación:
Un alma puede encarnar una y otra vez, a lo largo de los siglos, en múltiples cuerpos; y la creencia en las leyes del karma, que establece que los actos buenos y malos que realizamos en una vida, tiene consecuencias en vidas futuras, de modo que nuestras reencarnaciones, están vinculadas causalmente, unas con otras.
Al introducir la posibilidad de la reencarnación en la lógica narrativa, es posible explorar temas como la identidad desde una nueva perspectiva.
Al suponer que los personajes son almas eternas, cuyos actos están entrelazados causalmente a lo largo de los siglos, aun si cambian de nombre, sexo, o profesión, se le hace necesario al realizador, configurar 2 clases de identidades:
Por un lado, debe ser capaz de crear una identidad inmanente o trascendente, la que permitiría reconocer a un alma de otra, y estaría caracterizada por un conjunto de rasgos sutiles, elusivos, complejos, difíciles de analizar.
Por el otro, deberá construir la identidad de sus personajes, en el sentido convencional, la cual estará definida por un conjunto de rasgos físicos, y atributos de personalidad, moldeados por las circunstancias espacio-temporales.
La creencia en la reencarnación, da origen entonces a una proliferación de identidades, que enriquece y hace más compleja la trama narrativa.
En Cloud Atlas, la que llamamos “identidad inmanente” o “propia del alma”, es el actor, a quien reconocemos debajo de los cambios que crean las encarnaciones, las cuales alteran los nombres, los oficios, e intereses; las costumbres y maneras de comportarse.
Gracias a un trabajo excepcional, y laborioso de maquillaje y peluquería, se hacen verosímiles las metamorfosis que produce la migración del alma, de un cuerpo al otro.
Y con más o menos facilidad, reconocemos a un Tom Hanks, o a una Halle Berry, o a Hugh Grant, debajo de las múltiples caras, y personalidades que éstos y otros actores toman, a lo largo de las múltiples encarnaciones, y reencarnaciones…
Ese conjunto de rasgos que definen el rostro de cada actor, y que nos permiten reconocerlos, se configuran como los rasgos inmanentes e invariantes.
Como si en el rostro residieran aquellos rasgos propios del alma, y no del cuerpo.
Lo más notable, es entonces, el compromiso de los actores:
Cada uno de ellos, interpreta a 5 o 6 personajes, algunos sorprendentes, por lo atípico, y por el grado de su entrega física, como ocurre con Tom Hanks y Hugh Grant.
El empleo de los mismos actores, en diferentes papeles sugiere, entre otras cosas, la creencia de los realizadores, en ideas como la reencarnación…
De modo que el buen observador, podría identificar elementos constantes que se repiten en el entorno, y en las vidas de cada alma.
Por ejemplo:
Las almas están destinadas a encontrar gente afín a ellas, a las que reconocen por algún rasgo mínimo, aunque conspicuo, como cuando Rufus Sixmith (James D’Arcy) se da cuenta de que Luisa Rey (Halle Berry), con quien conversa durante los minutos que se ha quedado atrapado con ella en el ascensor; tiene una marca de nacimiento, idéntica a la que tenía su amante, el músico Robert Frobisher (Ben Whishaw):
Un lunar con la forma de un cometa.
¿Quiere el autor, que pensemos que Luisa Rey es la encarnación de Frobisher, quien intenta decirle algo importante, a quien fuera su amante en otra vida, aunque ninguno de ambos sepa eso?
¿O se trata solo de que, almas que viajan juntas a lo largo de los siglos, y las múltiples vidas, se reconocen sin saberlo, gracias a indicios tales como la presencia de rasgos físicos específicos?
El acucioso espectador, seguro encontrará muchos otros elementos aparte del lunar, con forma de cometa…
Es como si los autores de Cloud Atlas, texto y película, nos repitieran que los eventos de “sincronicidad junguiana” son la consecuencia de relaciones de afinidad muy fuerte, como la simpatía entre las almas…
Saliendo de la psicología, y regresando a la metafísica, pudiera ser, como sostienen algunos maestros místicos, o religiosos, que todos los seres humanos, seamos parte de un único ser que, en algún instante de su vida eterna, porque se sentía solo, y deseaba conocer la fuerza del amor, engendró la multiplicidad, disgregó su ser en miles de millones de fragmentos, sin desconectarlos del todo, y  permitió que cada fragmento olvidara su origen, y se diferenciara de otros, adquiriendo características propias.
Si ése es el caso, nuestra identidad sería prescindible e ilusoria, porque la verdad sería que, debajo de decenas de pieles, o restos de pieles dejados por el paso de eones, poseemos sólo la identidad del “Ser Supremo”
Es probable entonces, que la identidad sea como un “traje” o un “role”, con el que podemos jugar por un rato, a ser alguien:
Un policía, un emperador, un soldado, o un gurú...
Pero luego, seguro nos daremos cuenta, al final de nuestra vida, o luego de pasar por muchas vidas, cuando hayamos logrado escapar del “Samsara” o “Rueda de Las Reencarnaciones”, que esa identidad, y otras que hayamos podido tener, no eran más que metáforas de la escalera a la que se refiere el filósofo Ludwig Wittgenstein, hacia el final del “Tractatus”, un instrumento para lograr un fin que hay que arrojar a un lado, para continuar el camino de retorno hacia algún lugar, allá arriba, para formar una sola cosa, con aquello que la engendró.
Todas las historias de Cloud Atlas, buscan un mismo denominador común:
La búsqueda humana de la libertad.
Es un alegato contra la esclavitud, en su amplio sentido de la palabra, ya que cada época, va asociada a un tipo de esclavitud en concreto:
1. Año 1849: Esclavitud pura y dura, entendida como el sometimiento de una raza a otra.
2. Año 1936: Esclavitud a una relación, amorosa, y profesional.
3. Año 1973: Esclavitud a los intereses de las grandes corporaciones sobre la sociedad.
4. Año 2012: Esclavitud a las apariencias, y al dinero.
5. Año 2170: Esclavitud al trabajo, y a las condiciones laborales.
6. Año 2300: Esclavitud religiosa.
Aunque ésta es la temática principal, se tocan otros aspectos existenciales como:
La amistad, el miedo, la familia, las expectativas sobre la vida, el amor, la aventura, y la dignidad.
En otros terrenos, resulta que la revista Time, elaboró la lista  con los 10 peores títulos del 2012, y el dudoso honor, está encabezado por Cloud Atlas…
Para Time Magazine, el problema de Cloud Atlas, es que “no hay gancho emocional en esta fantasía de efectos especiales y maquillaje”, donde los directores prefieren “centrarse en la sangre y la violencia, más que en conocer a los personajes”
Y es que Cloud Atlas costó $102 millones, y fue financiada por fuentes externas al negocio del cine.
Por eso, es considerada como la película independiente, más cara de la historia.
¿Algo más?
Sí, ha recuperado solo $65 millones de la taquilla, la convierte en un fracaso caro; por lo que me traje a la memoria el dicho:
“A veces menos es más”
Así de simple.
Según su distribuidor europeo, el fracaso de Cloud Atlas, fue que era “demasiado lista” para el público estadounidense… ahjajaja…
Y si al cabo de media hora, uno acepta el planteamiento de los responsables del filme, entonces podrá disfrutar de un buen número de sus pasajes.
Si, por el contrario, semejante rompecabezas nos provoca indiferencia, entonces sólo nos generará un molesto tedio, algo a lo que contribuye su desmedida duración.
Y es que el punto más controvertido de la producción, es un guión que, para algunos, parece moverse entre la pedantería, y el más absoluto caos.
Se ha dejado más papel a la espectacularidad, que a la claridad de un mensaje válido y valiente, por pretencioso que pueda parecer.
Para mayor confusión, existe una mezcla de estos temas cruciales, con una visión relativista e interconectada de la realidad que no es, evidentemente, para todos los paladares, y gustos.
La realidad física, de que el tiempo y el espacio son relativos, y están íntimamente unidos, se traslada a los valores, los personajes, y los paisajes; ofreciendo un tapiz complejo, y no demasiado fácil de seguir; por lo que también la convierte en un refrito de películas, ya visto antes.
Y sus 3 horas, se excede en el planteamiento, aunque la culpa la tenga la historia de 6 historias… y mucho metraje innecesario, para contar algo ya visto, en mejores producciones, de bajo costo y con menor minutaje.
¿Por qué han de ser, casi todos los personajes, tan rematadamente antiestéticos?
Y no digo “feos” por razones obvias… son incomodos de ver, de una manera injustificada:
La enfermera, los revolucionarios futuristas, los barbudos del siglo XIX, el agente malo de la central nuclear...
“¡Los Coreanos!” con un exceso de maquillaje, que hace que uno pierde la concentración, tratando de averiguar quién es quién en la próxima historia…
Y eso me vuelve a recordar otro dicho:
“Quien mucho abarca, poco aprieta”
“Love, Hope, Courage...”
Vivimos un bucle, parece que mejoramos, pero todas las historias van sobre lo mismo, una y otra vez.
De cómo “el pez chico quiere sobrevivir al grande”, aunque no sea lo “normal”:
Tus palabras, tus acciones, y tus creencias, siempre se harán por amor, o por ira; es por esas palabras, que todos mantienen sus propios sentimientos, y no solo eres tú, el que lee esto, sino es todo el mundo que tiene esos sentimientos, emociones, y esperanza en sus corazones.
Todos siguen el rumbo de la vida y la muerte, es por eso que todo el mundo está conectado:
El presente, pasado, y futuro, tienen simplemente una solo relación, una relación que no puede ser cambiada, y aunque algunos no entiendan, es simplemente una línea de tiempo, que a medida que ocurran los hechos, cosas seguirán pasando, siempre de una manera diferente, y siempre permanecerá, hasta que sean olvidados todo aquello que uno haga.
Porque a través de los tiempos; pasado, presente, y futuro; siempre habrá alguien que luche por alcanzar esa libertad, y también siempre habrá alguien que se empeñe en quitárnosla, en ejercer desde su pedestal de poder, toda la crueldad implícita que conlleva arrebatarle la libertad a los demás, a los que están en el ámbito de su mando.
Y lo normal es que ellos, los malvados, los que sienten que solo ejerciendo el poder, pueden vivir en su propia libertad, sean los que ganen.
Invariablemente.
El resto de los mortales, solo podemos infligir pequeñas derrotas, con el único consuelo de que esas derrotas, por muy insignificantes que sean, les duelen mucho más a ellos que a nosotros, la aniquilación de nuestros derechos.
Así es como nacen los mitos, las leyendas, las verdaderas intenciones, los fracasos triunfales, las victorias de un espíritu que ha perdurado a través de las eras, de los mares, de la edades modernas, de los holocaustos, de la música escrita en las partituras, del mapa del cielo que, ignorantes, no sabemos descifrar.

“Everything is connected”



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