Z

“Vous voulez leur dire la vérité?
Ils vont vivre la vérité plus tard”
(¿Quieren que les diga la verdad?
Ellos van a vivir la verdad más tarde)

La dictadura que tuvo lugar en Grecia, entre 1967 y 1974, está considerada internacionalmente, como un episodio más de La Guerra Fría.
Los esfuerzos de la URSS, y de los Estados Unidos, por extender su respectiva área de influencia, no sólo en Europa, sino en todos los continentes, dieron lugar a una serie de conflictos localizados.
La Dictadura de Los Coroneles, o Junta de Los Coroneles, hace referencia a un periodo dictatorial, que comenzó en Grecia, el 21 de abril de 1967, con el golpe de Estado de Los Coroneles, dirigido por Georgios Papadopoulos, y que concluyó el 24 de julio de 1974, con la proclamación de La Tercera República Helénica.
En Grecia, los soldados se alzaron para hacer frente a lo que ellos llamaban “el peligro comunista”, instaurando una dictadura militar, y suprimiendo las libertades políticas.
En muchas ocasiones, estas acciones contaban con la complicidad silenciosa, o incluso, el apoyo abierto de Occidente, principalmente de los estadunidenses.
Los gobiernos de Alexandros Papagos y Constantinos Karamanlís, utilizaron a Las Fuerzas Armadas, para practicar el terrorismo de Estado, ilegalizaron el Partido Comunista de Grecia (KKE), e hicieron una fuerte campaña de propaganda anticomunista, provocando el exilio masivo de miles de personas, en lo que fue el último episodio de la diáspora griega.
Dentro del Ejército, existía una organización militar permanente, llamada IDEA que planeaba dar un golpe de Estado…
Grigoris Lambrakis, fue un médico, atleta, y político griego, asesinado por la organización parapolicial del estado.
En las elecciones de octubre de 1961, se presentó como diputado por el Pireo, en las listas de “Unión Democrática de Izquierda”, fue miembro fundador, y vicepresidente de “La Comisión Griega para El Entendimiento Internacional y La Paz”
El 21 de abril de 1963, saltándose la prohibición realizada por la policía, llevó a cabo la primera Marcha Maratoniana por la Paz, que comenzaba en la Ciudad de Maratón, y concluía en Atenas.
Anduvo la primera parte del recorrido, él solo, entre amenazas, y antes de finalizarla, fue detenido y retenido durante varias horas.
Inmediatamente después, se fue a Londres para representar a los griegos e ingleses, que pedían la liberación de los presos políticos de Grecia, entre los cuales se encontraba el más tarde diputado del Partido Comunista de Grecia, Abadielos.
Casi un mes después, el día 22 de mayo, mientras volvían de una concentración por la paz, y el desarme nuclear en Salónica, tuvo lugar el ataque que causó su muerte, y que fue efectuado por miembros de una organización parapolicial del estado; sufriendo graves lesiones, que le causaron la muerte unos días más tarde.
Se cuenta que policías uniformados, aunque presentes en gran número, no tomaban ninguna medida para que se retiraran las fuerzas parapoliciales, a pesar de las protestas de los organizadores, y del propio Lambrakis, que era miembro de hecho, del parlamento griego.
Uno de los allí presentes, logró golpear a Lambrakis en la cabeza, con una porra, mientras la manifestación salía del aula, causándole una herida leve.
Por otra parte, el otro diputado de izquierda presente, Yorgos Sarujás, fue seriamente lesionado por manifestantes no identificados.
Cuando la manifestación terminó, Lambrakis, abandonó el aula, con la intención de dirigirse a un hotel cercano donde había pasado la noche.
Le seguían sólo 2 compañeros suyos, inmediatamente, la policía bloqueó al público de la manifestación en el interior del aula, prohibiéndole provisionalmente, la salida.
En aquel preciso instante, y aprovechando que la policía había cortado las calles, un motocarro apareció de la nada, se aproximó a Lambrakis a una gran velocidad, y lo tiró al suelo.
Ningún policía se movió, para parar al motocarro antes del golpe, para detener al conductor posteriormente, ni siquiera, para ayudar al ensangrentado Lambrakis.
Como fue demostrado posteriormente, la víctima recibió un fuerte golpe en la cabeza, con un objeto metálico.
Lo más probable, es que los autores del ataque, hubieran huido tranquilamente, si un tesalonicense, el vendedor, Manolis Jachiapostolu, apodado “el tigre”, no hubiera saltado dentro de la cesta del motocarro.
Durante aproximadamente un kilómetro, el motocarro circuló por las calles de Salónica, sin que la policía u otro vehículo lo detuviera.
Jachiapostolu neutralizó después de una pelea, al único ocupante de la cesta, Manolis Emmanuilidis, quién había dado el golpe mortal a Lambrakis; y a continuación, ordenó al conductor, Spiros Gkotchamanis, que parase.
Se produjo otra nueva pelea, esta vez, entre Jachiapostolu y Gkotchamanis, hasta que apareció un policía de paisano, que conociendo lo que había sucedido, detuvo a Gkotchamanis, con ayuda de los transeúntes.
Por otra parte, Lambrakis llegó al hospital en estado de coma, del cual jamás salió.
Murió 4 días más tarde.
Entre los instigadores estaban:
Fon Yiosmás, presidente de la organización de activistas, de la cual era miembro Gkotchamanis; El Teniente de La Gendarmería, Emmanuil Kapelonis; y El Comandante del Departamento de Policía, Tubas.
El golpe causado a Lambrakis, desencadenó una crisis política sin precedentes, los partidos de derecha, el conjunto de los del centro, y la prensa de izquierdas, hablaban desde el primer momento, de un asesinato organizado.
Por el contrario, la versión de la policía, que fue la que apoyó en principio el gobierno del país, era que se trataba de un accidente de coche.
La tensión se notaba en el ambiente...
Pasados los hechos, entra en acción, Christos Antoniou Sartzetakis, un jurista y estadista griego, que actuó como fiscal en el caso del asesinato del miembro de izquierda del parlamento, Grigoris Lambrakis, conocido como “El Doctor de Los Pobres”, que fue cometido el 22 de mayo de 1963, en Tesalónica, por miembros de extrema derecha.
A pesar del intento de sabotaje de sus superiores, Sartzetakis prosiguió la investigación, y tuvo éxito en la resolución del complejo caso, concluyendo que miembros de la policía, tenían relación con el asesinato.
En las investigaciones, jugaron también un papel fundamental, las investigaciones militantes, y los artículos de investigación de 3 periodistas, que habían ido a Salónica, para cubrir el tema:
Yeoryios Romeos de To vima, más tarde, Secretario del PASOK; Yianis Bultepsis de I afguí; y Dimitris Bertsos de Eleftheria, de los Atenienses.
Luego del caso Lambrakis, Sartzetakis fue a París, con apoyo estatal para realizar un posgrado de derecho comparado, en La Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de París.
Inmediatamente después del Golpe De Estado, dado por Georgios Papadopoulos, el 21 de abril de 1967, Sartzetakis es llamado a regresar a Atenas por La Junta Militar.
El 29 de mayo de 1968, al igual que otros 29 magistrados, es depuesto de sus funciones legales, por un “Acto Constitucional” del Régimen de Facto.
Fue arrestado 2 veces, y puesto en prisión, por más de 1 año, siendo salvajemente torturado por la policía militar.
Finalmente, Sartzetakis es liberado el 19 de noviembre de 1971, debido a la gran presión internacional, especialmente de Francia, siendo que La Junta Militar, nunca se atrevió a procesarlo en una corte.
En 1974, después del derrumbe de la dictadura, y de la restauración democrática en Grecia, fue rehabilitado.
En los años subsiguientes, fue presidente de La Corte de Apelaciones, y finalmente de La Suprema Corte de Justicia, en 1982.
Publicó estudios sobre derecho y política, siendo reconocido con honores, en varios países.
El tiempo dio la razón a aquellos que se movilizaron a raíz de este escándalo, quienes pudieron ver cómo, el 9 de marzo de 1985, siendo integrante del PASOK, Christos Antoniou Sartzetakis fue electo por El Parlamento, Presidente de Grecia, por un período de 5 años.
Cesó en sus funciones, el 4 de mayo de 1990.
Todo film representa, en definitiva, un discurso ideológico en torno a algún aspecto de la sociedad, y ningún cineasta, es capaz de sustraerse a tal evidencia, aunque mantenga lo contrario.
“Dreyfus était coupable!”
(¡Dreyfus era culpable!)
Z es una película dramática, franco-argelina, del año 1969, dirigida por Constantin Costa-Gavras.
Protagonizada por Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Irene Papas, Jacques Perrin, François Périer, Pierre Dux, Charles Denner, Marcel Bozzuffi, entre otros.
El guion es de Jorge Semprún, y está basado en la novela homónima del escritor Vassilis Vassilikos, publicada en 1966, que abordaba el asesinato del líder pacifista, Grigoris Lambrakis, como causa inmediata de la dictadura de Los Coroneles Griegos.
Z presenta de una forma ficticia, los hechos que rodearon el asesinato del político demócrata griego, en 1963; con su visión satírica de la política griega, su oscuro sentido del humor, y su escalofriante final, es un grito contra la dictadura militar que dominaba Grecia en aquellos años.
Z es una de las obras maestras de la filmografía de Costa-Gavras, que lo catapultó a la fama dentro del género con el que más se identifica, el cine de denuncia política, pues trata cuestiones que, tanto en el momento de su estreno, como hoy en día, están de rigurosa actualidad:
El asesinato político, el poder, la corrupción, y la manipulación, enfrentados a la justicia, la dignidad personal, y la democracia; así como el autoritarismo en pugna con la libertad de prensa.
Z es la única película, en la que se advierte de que “cualquier parecido con la realidad, no es fruto del azar”, y en su breve pero devastador epílogo, se muestra la sinrazón, y catadura moral de las dictaduras.
La repercusión de Z fue tan grande, que a pesar de la precariedad de medios con que fue rodada, se alzó con 5 nominaciones a los Oscar de Hollywood de 1969:
Mejor película, director, guión adaptado, edición, y Película Extranjera.
Convirtiéndose en el primer film nominado simultáneamente, en las categorías de Mejor Película, y Mejor Película Extranjera; con 2 premios del Festival Internacional de Cine de Cannes al Mejor Actor (Jean-Louis Trintignant), y El Premio del Jurado al Mejor Director; así como El Premio Globo de Oro, al Mejor Filme en Lengua Extranjera (Argelia), siendo la 10ª película más vista en Estados Unidos en 1969, y sin duda, fue clave para que la sociedad de ese país, tomara conciencia de qué clase de régimen estaba apoyando su gobierno.
La localización de Z, nunca se explica, pero hay algunas pistas que indican, que la acción se sitúa en Grecia, en los primeros años de la década de 1960.
Z es una coproducción de Argelia y Francia, con actores franceses y griegos principalmente.
Obviamente, el rodaje era imposible en Grecia, y tuvo que trasladarse a Argelia, país que aportó parte del presupuesto con el que se subsanaron los problemas financieros.
En ese sentido, la ayuda del actor Jacques Perrin, que interpreta a un fotógrafo, fue la más decisiva para que el proyecto pudiera salir adelante, ya que fue quien asumió la producción desde un primer momento; así como el resto de los actores, rebajaron sus honorarios, con tal de que se llevara a cabo la producción.
En los créditos de apertura, existe una cláusula de descargo de responsabilidad que dice así, traducida del francés:
“Cualquier parecido con hechos reales, y personas vivas o muertas, no es accidental.
Es INTENCIONADO”
Todo un manifiesto de intenciones, de compromiso ante la verdad, ofenda a quien ofenda.
La historia comienza con la explicación que realiza el jefe de la policía de seguridad de un gobierno militar de ultraderecha, del programa de gobierno para combatir a la izquierda.
La siguiente escena, son los preparativos para la llegada del diputado, Grigoris Lambrakis (Yves Montand), que pronunciará un discurso en un mitin de oposición al gobierno, en difíciles condiciones, debido al sabotaje preparado por los militares.
Después del discurso, el diputado, al cruzar la calle, es golpeado en la cabeza por un matón de una banda paramilitar, llamado Vago (Marcel Bozzuffi), montado en un vehículo de reparto, conducido por Yago (Renato Salvatori)
El golpe resulta fatal, y en la posterior investigación policial, aparecen testigos manipulados por la policía, que llevan a concluir, que el diputado había sido atropellado, es decir, su muerte es presentada por la policía, como un falso accidente de tránsito, causado por un conductor ebrio.
Pero el juez de instrucción encargado del caso, Christos Sartzetakis (Jean-Louis Trintignant), acompañado de un periodista gráfico (Jacques Perrin), investigan en el hospital donde había fallecido el diputado, y descubren suficiente información, que involucra no solo a los 2 matones, miembros de la ultraderechista banda paramilitar, Combatientes Realistas del Occidente Cristiano (CROC), sino también, a 4 oficiales de alto rango de la policía.
La información, es inmediatamente comunicada a la esposa del diputado muerto, Hélène (Irene Papas)
A pesar de todo lo que se descubre, y quizás por ello, el juez de instrucción es misteriosamente apartado del caso; los testigos claves son asesinados en circunstancias extrañas; los 2 paramilitares culpables del asesinato del diputado, son sentenciados a penas muy cortas; los oficiales de policía, sólo reciben castigos administrativos; los colaboradores del diputado, son asesinados o deportados; y el periodista gráfico, es enviado a prisión, acusado de revelar documentos oficiales.
En los créditos de cierre, en lugar de mostrar el reparto, y el equipo de rodaje, se muestran las cosas prohibidas por La Junta Militar.
Entre ellas están:
Los movimientos pacifistas, el derecho a huelga, los sindicatos, el pelo largo en los varones, cualquier otro tipo de música moderna como The Beatles, y popular como la de Mikis Theodorakis, Sófocles, León Tolstoy, Esquilo, escribir que Sócrates era homosexual, Eugène Ionesco, Jean-Paul Sartre, Antón Chéjov, Mark Twain, Samuel Beckett, la sociología, las enciclopedias, y la libertad de prensa.
También, prohibía la letra “Z”, que aparece garabateada en la última imagen de la película, como un recordatorio simbólico de que “el espíritu de la resistencia vive”
La primera hora de Z, nos muestra los hechos, y la segunda realiza constantes saltos temporales, de presente a pasado, para darnos a conocer las causas ocultas, y la existencia de un complot previo, que desmiente la idea del accidente que sostiene la policía.
Z es la película más esclarecedora, sobre cómo actúa una dictadura, engañando a la gente, la acción de las fuerzas represoras, paralelas al poder.
Vemos los caracteres propios del fascismo de estado en sus inicios, digamos en sus primeros pasos, es decir, un fascismo en el gobierno, que permite la existencia de oposición, pero que la reprime directa o indirectamente, a través de organizaciones paramilitares o políticas, a la sombra del poder.
Es por tanto, en ese sentido, una película también atemporal, puesto que lo que denuncia se sigue produciendo y, por desgracia, seguirá ocurriendo en muchas naciones del mundo.
Históricamente, Z ha jugado un papel decisivo en la evolución de un género tan importante en la década de los 70, como fue el cine político.
Es por eso que, aún hoy en día, cuando este género ha perdido gran parte de su popularidad, tanto entre la crítica como entre el público exigente, Z sigue ocupando un lugar de honor, entre las obras nacidas a la luz de esta corriente, ya sea tanto por su calidad artística, como por su carácter pionero.
Su minuciosa denuncia de los sórdidos mecanismos del terrorismo de estado, fue premonitoria de lo que ocurriría en El Tercer Mundo durante la siguiente década, años plagados de Golpes de Estado, y salvajes violaciones a los derechos humanos.
De ahí que la letra “Z”, es un recordatorio simbólico de que “el espíritu de la resistencia vive”
“Nom, prénom, profession...
Signez votre déposition...
Vous êtes officiellement inculpé pour homicide volontaire avec préméditation!
Votre mandat de depôt est prêt.
La loi accorde 24 heures aux officiers supérieurs avant de les incarcérer.
Si vous voulez éviter les journalistes, vous pouvez sortir par là”
(Nombre, profesión...
Firme su testimonio...
¡Se le acusa oficialmente de asesinato premeditado!
Su depósito a plazo está listo.
La ley prevé 24 horas antes de que los oficiales de alto rango entre en la cárcel.
Si usted quiere evitar a los periodistas, puede salir por allí)
Constantin Costa-Gavras, ha sido el máximo representante del cine político, corriente surgida a mediados de los años 60, y definida por su carácter marcadamente reivindicativo, e izquierdista.
Actualmente, este autor es conocido por una serie de obras, que ponen de manifiesto su ideología política, por medio de la aproximación a los diferentes conflictos que han atenazado al mundo durante el siglo XX.
No en vano, ha sido un director maldito para un determinado sector de público y crítica, poco adscrito a un cine político descarnado, sin concesiones al capitalismo duro.
Costa-Gavras muestra en Z, todo lo concerniente al “affaire” Lambrakis y, en un epílogo final, explica el advenimiento del régimen fascista, como reacción a la actitud de protesta liberadora del pueblo.
El verdadero talento de este cineasta, se halla en la estructura dramática empleada para narrar los hechos.
Si bien conocemos las amenazas que se han difundido contra la persona del diputado, desde el mismísimo arranque del film, la revelación de todo el entramado político, y de la confabulación entre las autoridades policiales, y los sicarios del atentado, se va produciendo paulatinamente, por medio de una inteligente estructura de “flashbacks”
La sensación de caos e inseguridad, dentro de la Grecia del momento, está reflejada en Z, de un modo escalofriante, que impacta inicialmente en el espectador, para producirle, al término de la película, un sentimiento de solidaridad hacia las naciones oprimidas por regímenes dictatoriales.
Con un uso perfecto de las técnicas de edición, permite ver un mismo hecho, desde distintos ángulos, como el atentado; lo que lleva al espectador, a cuestionarse sobre la veracidad de los hechos, ya que todo depende desde que posición uno observe el hecho, para sacar sus conclusiones.
Uno de los grandes aciertos de este magnífico filme, es que a pesar de que se mueve en temática política, ha sido tratado como un thriller, convirtiéndolo casi en una película de género, con un ritmo absolutamente impecable.
Contiene una fuerza que, hoy día sigue viva, y es que son difíciles de aguantar, como algunas escenas por lo incómodas que resultan, como incómoda es toda la película, que tiene un clima “in crescendo” que te hace revolverte de angustia.
Gavras, por su parte, no reniega de su condición de “autor político”, por el contrario, repite una y otra vez, que para él, todo cine es político.
“Como género, ha existido siempre, y no fui yo quien lo inventó.
Lo que causó impacto, fue que Z tratara sobre el poder, los militares, la justicia, el gobierno, la guerra, y la paz, a través de un personaje como Lambrakis, que fue víctima de un crimen político” dijo el director.
El éxito de Z, fue inesperado, y se debió en gran parte, a la efervescencia del Mayo Francés, y del movimiento hippie, que apoyaron el mensaje reivindicativo y liberador que postulaba Costa-Gavras para su país.
En España, fue prohibida por la censura franquista, y no pudo estrenarse hasta 1977.
Otros países como México, Portugal, Marruecos, Brasil, y la India, tampoco tuvieron acceso a esta obra, por razones políticas.
Y, por supuesto, en Grecia, fue tajantemente prohibida.
Aún ahora, las metáforas de Z, tales como el fuerte corazón del diputado que se niega a morir, o el palurdismo del que hacen constancia los asesinos del diputado, Yago y Vago, uno de ellos homosexual, con tendencia a la pederastia, resultan chocantes.
O el fotógrafo mirón e irrespetuoso, que todo lo registra, vemos una crítica poco disimulada del periodismo sensacionalista, etc.
A pesar de su contenido pro-liberal, la narración no hace énfasis reiterativo en situaciones que pudieron haber rozado con la propaganda política, como las maquinaciones de los agitadores en la reunión, es uno de los puntos más altos.
Aun así, la sensación de sentirse perseguido, es palpable durante toda la obra.
Por último, la banda sonora de Z, fue realizada por el cantante y compositor griego, Mikis Theodorakis.
Como dato, Theodorakis fue un fuerte opositor a La Junta de Los Coroneles,  en 1974.
Todo inició, el 21 de abril de 1967, cuando una Junta Militar de extrema derecha, da un golpe militar, y se hace con el poder en Grecia.
Por lo que Theodorakis pasa a la clandestinidad, y funda una organización de resistencia contra la dictadura.
Los Coroneles, prohíben incluso, la audición de su música, y en agosto del mismo año, le capturan y encarcelan durante 5 meses.
Tras una larga huelga de hambre, es desterrado con su mujer Myrto, y sus 2 hijos, Margarita y Yorgos, al pueblo de Zatuna, en la Arcadia; y posteriormente, es recluido en el campo de concentración de Oropos.
Durante todo este período convulso en Grecia, Theodorakis compone sin descanso, canciones contra La Junta.
En el extranjero, algunos griegos exiliados, como Melina Mercouri y María Farandouri, reciben estas canciones, y las interpretan.
Su salud sufre las condiciones del arresto, y las huelgas de hambre; y se produce un movimiento de solidaridad, por parte de artistas e intelectuales de todo el mundo, como:
Arthur Miller, Laurence Olivier, Yves Montand, Dmitri Shostakóvich, Leonard Bernstein, o Harry Belafonte.
Finalmente, se decide su exilio a Francia, donde llega en abril de 1970.
En el exilio, Theodorakis dedica todas sus fuerzas, a la lucha contra la dictadura.
Recorre diversos países, realizando conciertos, charlas, y manifestaciones.
Sus canciones, se convierten en un símbolo de la resistencia contra el fascismo, no sólo en Grecia, sino también en otros lugares como:
España, Portugal, Palestina, Kurdistán, o Irán.
Se encuentra con políticos e intelectuales, como:
Pablo Neruda, Salvador Allende, Gamal Abdel Nasser, Tito, François Mitterrand, y Olof Palme.
En 1972, durante una gira por Israel, Igal Alon, le solicita enviar un mensaje al entonces líder de la OLP, Yasser Arafat.
En esta época, compone algunas de sus obras más significativas, como son la música para “El Canto General” de Pablo Neruda, o las bandas sonoras de las películas “État de Siège” (1972) de Costa-Gavras, y “Serpico” (1973) de Sidney Lumet.
En los últimos años, Theodorakis ha venido realizando campañas a favor de diversas causas humanitarias, y por los derechos humanos, fundamentalmente a través de conciertos.
También ha expresado su oposición a la actuación de la OTAN en La Guerra de Kosovo, o la Invasión de Irak.
En 2000, Theodorakis fue propuesto para El Premio Nobel de la Paz.
“Toujours blâmer les États-Unis, même si vous avez tort!”
(¡Siempre culpa a los EEUU, incluso si te equivocas!)
Z, está más viva que nunca; el revuelo por el asesinato de Lambrakis, y las revelaciones sobre la participación directa de la policía, fue tan grande, que llevó a que Constantinos Karamanlís, dimitiera cuando habían pasado menos de 3 semanas del crimen, el 11 de julio de 1963.
Fue formado rápidamente, un nuevo gobierno por Unión Nacional Radical, por Panagiotis Pipinelis, que más tarde fue Ministro de Exterior de La Junta.
En Septiembre, el investigador Christos Sartzetakis, con el consentimiento del fiscal Delaporta, ordenó el enjuiciamiento de los oficiales superiores de la gendarmería, despejando toda duda en la opinión pública, sobre la participación del estado, y las fuerzas parapoliciales del estado, en el asesinato de Lambrakis.
En noviembre, Christos Sartzetakis ganó las elecciones generales Unión de Centro.
Ese mismo año, se formaron “Las Juventudes de Lambrakis” de las que fue elegido como Primer Presidente, Mikis Theodorakis.
El juicio de los individuos e instigadores, comenzó en 1966, con un clima político muy diferente.
El gobierno de Yeoryios Papandreu, había caído con La Apostasía de 1965, y la mayoría del parlamento, Unión Nacional Radical, y Unión de Centro, apoyaron el gobierno de Stefanos Stefanopulos.
A pesar de la acusación propuesta por el fiscal Pavlos Delaportas, el jurado encontró inocente por unanimidad, a la mayoría de los principales acusados, declarando solo culpables, a los 2 autores materiales, y a Fon Yiosmas.
En definitiva, Z es una magnífica película de combate, que cumple con su finalidad de denuncia de la injusticia, removiendo conciencias, despertando sensibilidades, y adhesiones, si bien, como hemos dicho, más bien emocionales que racionales, para la causa de la verdad y la justicia; lo cual no es poco, en los tiempos que padecemos.

“Parallèlement, l'armée a interdit les cheveux longs sur les hommes; mini-jupes; Sophocle; Tolstoï; Euripide; brisant les verres après avoir bu toasts; les grèves; Aristophane; Ionesco; Sartre; Albee; Pinter; la liberté de la presse; sociologie; Beckett; Dostoïevski; la musique moderne; la musique populaire; les nouvelles mathématiques; et la lettre “Z”, qui en grec signifie anciens “Il est vivant!”
(Al mismo tiempo, el ejército prohibió el pelo largo en los varones; minifaldas; Sófocles; Tolstoi; Eurípides; romper las copas después del brindis; huelgas laborales; Aristófanes; Ionesco; Sartre; Albee; Pinter; la libertad de prensa; sociología; Beckett; Dostoievski; música moderna; la música popular; las nuevas matemáticas; y la letra “Z”, que en griego antiguo significa “Él está vivo!”)



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