Apollo 18

“The greater our knowledge increases, the greater our ignorance unfolds”

John Fitzgerald Kennedy prometió en 1961, que al finalizar la década el hombre llegaría a La Luna.
8 años y 11 cohetes más tarde, cumplió su promesa.
El programa Apollo de la NASA terminaría en 1972, con el Apollo 17.
Recordemos que la única realidad, conocida e histórica, es que el último proyecto Apollo dirigido a La Luna fue el del “Apollo 17”, la 6ª y última misión de alunizaje, y la 1ª que despegó de noche.
El Apollo 17 fue enviado al espacio el 7 de diciembre de 1972 por un cohete Saturno V, desde las instalaciones de Cabo Kennedy, en Florida, EEUU.
La tripulación estaba compuesta por el veterano comandante Eugene A. Cernan, el piloto del módulo lunar y geólogo Harrison H. Schmitt, y el piloto del módulo de mando Ronald E. Evans.
El comandante Cernan fue el último ser humano que pisó la superficie de La Luna en los Montes Taurus, junto al Cráter Littrow, en la frontera entre el Mare Tranquillitatis y el Mare Serenitatis; y fue en esta misión donde se tomó la fotografía “The Blue Marble” o “La Canica Azul”, tomada el 7 de diciembre de 1972, a una distancia de unos 45.000 kilómetros.
La imagen es una de las pocas que muestran La Tierra completamente iluminada, ya que los astronautas tenían el Sol detrás de ellos cuando tomaron la imagen.
Para los astronautas La Tierra tenía la apariencia de una canica de vidrio, de ahí el nombre.
Durante su permanencia en suelo lunar, recogieron 110 kg de muestras de rocas lunares y dejaron instalado un ALSEP con los siguientes instrumentos:
Un gravímetro de superficie para analizar la atracción que el Sol y la Tierra ejercen sobre nuestro satélite.
Un aparato medidor de masa, velocidad y frecuencia de caída de meteoritos, y erosión del material eyectado por el impacto.
Un aparato para determinar el perfil sísmico a base de cargas explosivas, así como un medidor de la composición atmosférica lunar próxima a la superficie.
También se instaló un aparato para investigar la existencia de capas de agua bajo la superficie lunar.
Un gravímetro móvil instalado sobre el LRV y un aparato de sondeo de neutrones para medir el ritmo de captura de neutrones secundarios de baja energía de rayos cósmicos en relación con la profundidad del suelo lunar.
Por su parte, Ronald B. Evans permaneció en órbita lunar en el módulo de mando “America” durante un período de 147 horas y 48 minutos hasta que regresaron sus compañeros en el módulo de ascenso.
Esta misión batió varios récords:
Permanencia más prolongada en La Luna con un total de casi 75 horas.
Período más largo en la superficie lunar sin interrupción: 7 horas y 37 minutos.
Y máximo tiempo de exploración con 22 horas y 5 minutos.
Finalmente, amerizaron con éxito en el Océano Pacífico el 19 de diciembre de 1972, tras un vuelo de 301 horas, 51 minutos y 59 segundos; y coincidiendo su regreso con el 69º aniversario del primer vuelo de los hermanos Wright en un aeroplano con motor.
Cabe señalar que el Proyecto Apollo fue uno de los triunfos más importantes de la tecnología moderna.
Seis misiones lograron posarse sobre la superficie lunar:
Apollo 11, 12, 14, 15, 16 y 17, con un solo fallo:
La misión Apollo 13 no pudo concretar su meta por la explosión del tanque de oxígeno líquido del módulo de servicio, pero la tripulación regresó a salvo.
Previamente a las misiones con descenso proyectado a la superficie de La Luna, se probaron los sistemas de vuelo en varios lanzamientos automáticos:
Apollo 2, 3, 4, 5 y 6
Hubo 2 pruebas tripuladas en órbita terrestre:
Apollo 7 y 9
Y 2 misiones sólo orbitales, sin alunizaje a La Luna:
Apollo 8 y 10.
En 1973, una vez finalizado el programa lunar, 3 naves Apollo fueron usadas para enviar tripulaciones a la estación espacial Skylab:
Misiones SL-2, SL-3 y SL-4; y en julio de 1975 fue lanzada la última nave Apollo, para la misión “Apollo-Soyuz”
La misión Apollo-Soyuz logró el primer acoplamiento entre dos naciones en el espacio.
La idea de este “apretón de manos” espacial se inició 3 años antes con el acuerdo firmado por el presidente estadounidense Richard Nixon y el presidente soviético Alekséi Kosygin.
Del lado de Estados Unidos, los astronautas de esta misión fueron:
Thomas Sttaford, un veterano de tres vuelos (Gemini 6A, Gemini 9A y Apollo 10), Vance Brand, quien nunca había volado al espacio, y el astronauta del Proyecto Mercury Deke Slayton, el único astronauta original del Grupo de los Siete que nunca había podido volar debido a un problema del corazón.
Los astronautas estadounidenses llegaron a órbita a través de la cápsula Apollo, mientras La Unión Soviética utilizó la cápsula Soyuz con capacidad para dos personas.
Los cosmonautas eran Alexei Leonov, quien era una leyenda por haber sido el primer hombre en realizar un paseo espacial en 1965, y el novato Valeri Kubasov.
Además de la importancia política, la misión Apollo-Soyuz produjo grandes avances técnicos, incluyendo un sistema de acoplamiento común, que tuvo que ser especialmente diseñado así ambas naves podrían acoplarse en órbita.
La misión también permitió que ambas naciones conocieran el programa espacial de la otra.
Durante la preparación para el vuelo, los cosmonautas soviéticos y sus compañeros de reemplazo visitaron y se entrenaron en el Centro Espacial Johnson, mientras que los astronautas estadounidenses visitaron Moscú.
Los controladores de vuelo de ambas naciones también realizaron simulaciones conjuntas.
Aunque la misión Apollo-Soyuz fue un evento único en el tiempo, sirvió para crear un sentimiento de buena voluntad entre ambos países.
La Soyuz y el Apollo fueron lanzados con 7 horas de diferencia el 15 de julio de 1975.
El acoplamiento se llevó a cabo el día 17 de julio.
Tres horas más tarde, Thomas Sttaford y Alexei Leonov intercambiaron el primer apretón de manos internacional a través de la escotilla de la Soyuz.
Las dos naves estuvieron acopladas por 44 horas, tiempo suficiente para que los astronautas y cosmonautas intercambiaran banderas y regalos, incluyendo tres semillas que fueron plantadas en los dos países, conversaron en ambos idiomas y comieron juntos.
También la misión tuvo maniobras de acoplamiento y desacoplamiento durante las cuales la Soyuz pasó a ser la nave activa.
Los soviéticos permanecieron en órbita por 5 días, mientras que los estadounidenses por 9.
Durante su estancia en el espacio, los soviéticos también realizaron experimentos de observación de la Tierra.
Como curiosidad científica, es de relevancia que el sistema de computadores de la URSS basado en las computadoras BESM-6 y AS-6, finalizaron el procesamiento de los datos de la misión media hora antes que sus colegas de NASA.
Regresando al tema de la última misión del Apollo 17, hacia el final de la misión, concretamente el 13 de diciembre de 1972, Eugene Cernan y Harrison Schmitt, los últimos 2 hombres en pisar La Luna, recogieron una roca.
Cernan anunció:
“Queremos compartir un trozo de esta piedra con todas las naciones del mundo”
Y su deseo de cumplió.
El presidente Richard Nixon ordenó que la roca, del tamaño de un ladrillo, fuera fragmentada y enviada a los cabezas de estado de 135 países, y a los 50 estados de la unión norteamericana.
Cada “roca de la buena voluntad lunar” fue encapsulada en una bola de cristal y montada en una placa de madera con la bandera de la nación a la que iba dirigida.
Las piedras lunares recogidas durante la misión del Apollo 11 en 1969 también fueron enviadas de la misma manera y a los mismos destinatarios.
En total, unas 370 piezas lunares fueron recogidas entre ambas misiones.
Unas 270 fueron repartidas entre los distintos países y 100 en los estados de EEUU; pero de todas estas, 184 están perdidas:
160 en el mundo y 24 en los Estados Unidos.
Las rocas fueron entregadas a países como Afganistán o Trinidad y Tobago.
“El gobierno de Gadaffi recibió 2, y ambas están perdidas.
Rumania también perdió su roca de la buena voluntad, recogida por el Apollo 17”, cuenta Joseph Gutheinz Jr., abogado y ex agente de la NASA, conocido ya como “El Cazador de Rocas Lunares”, cuya búsqueda de rocas lunares comenzó en 1998.
Ahora, la pregunta no es si el Hombre llegó a La Luna, sino:
¿Por qué no ha vuelto?
Sí, ya sé que existen razones comerciales poderosas para no volver, y que geoestratégicamente no es necesario teniendo satélites que cumplen perfectamente con esa misión; no se puede negar que la pregunta da para muchas especulaciones.
“We choose to go to the moon.
We choose to go to the moon in this decade and do the other things, not because they are easy, but because they are hard, because that goal will serve to organize and measure the best of our energies and skills, because that challenge is one that we are willing to accept, one we are unwilling to postpone, and one which we intend to win, and the others, too”
Apollo 18 es una película en formato de falso documental, estrenada en el año 2011 y dirigida por Gonzalo López-Gallego y producida por Timur Bekmambetov.
Protagonizada por Warren Christie, Lloyd Owen, Ryan Robbins, Michael Kopsa, Andrew Airlie, Kurt Max Runte, Jan Bos, Ali Liebert y Erica Carroll.
Con un guión de Brian Miller y Cory Goodman.
Apollo 18 está realizado con los mismos ingredientes que viéramos en otros falsos documentales, sólo que lo novedoso aquí pasa por trasladar todo al contexto del espacio exterior, específicamente a La Luna.
Apollo 18 se presenta en perspectiva de primera persona, restos de una expedición fallida en la que 3 astronautas se filman entre sí, ansiosos por documentarlo todo; los actores, con sus intensas miradas en primer plano y su recitar dramático, no parecen los “hombres cualquiera” que deberían ser.
Apollo 18 falsea una estética de crudeza inédita, a través de la cual busca crear un sentimiento prevalente de peligro e inmediatez.
Después de que la NASA diera por terminado de manera oficial el programa Apollo en 1974, se habría realizado una última misión hacia La Luna.
Apollo 18 relata, basándose en filmaciones recuperadas de la tripulación, el alunizaje del Apollo 18 y los motivos del encubrimiento de la misma.
Los astronautas Benjamin “Ben” Anderson (Warren Christie), Nathan “Nate” Walker (Lloyd Owen) y John Grey (Ryan Robbins) son los tripulantes de una misión espacial que al parecer no salió del todo bien y se llevó a cabo de espaldas al resto del mundo.
Ahora, el material que grabaron sale a la luz…
Ellos son los elegidos para llevarla a cabo secretamente.
Sin embargo, las causas que los llevan a fracasar, y que son captadas en la cinta que es recuperada, jamás se dieron a conocer a la opinión pública por parte del gobierno estadounidense, puesto que en ella se evidenciaba por primera vez el contacto con seres extraterrestres, de cuya existencia el Departamento de Defensa de Estados Unidos, así como el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, tienen conocimiento con anterioridad.
Apollo 18 revela entonces el secreto mejor guardado de la agencia espacial estadounidense, y con ello explicaría el hecho del por qué nunca jamás se volvió a mandar una nave tripulada a La Luna.
También se muestra que los astronautas encontraron los restos de una misión soviética a La Luna que tuvo un destino similar al que ellos tendrían.
Algunas de las cosas que podemos encontrar y que pueden autentificar la veracidad de estos hechos son:
Que se puede observar en el tráiler un Modulo LK soviético y el cadáver semienterrado parecería ser de un cosmonauta soviético utilizando un traje Krechet; se dice que en realidad los soviéticos llegaron primero a La Luna unos 5 días antes que el Apollo 11, pero nunca volvieron, alegando fallas en el modulo de despegue del LK.
Las imágenes provienen de archivos reales de la NASA, estas no han sido remasterizadas o mejoradas de forma alguna para realizar este film.
Y los directores juran y replican que es material real y original de esta misión a La Luna.
Por último tenemos el comunicado de la Nasa sobre este film donde desmienten el Apollo 18 indicando que todo es un producto ficticio y que ellos apenas han estado involucrados en el proyecto.
Sin embargo Apollo 18 presenta grandes interrogantes:
Si al final de Apollo 18 el módulo lunar se estrella contra la nave en medio del espacio:
¿Cómo es que recuperan las grabaciones, especialmente la de la cámara portátil que cargaba el Capitán Benjamin Anderson?
Por otro lado, la “forma de vida” tiene una forma de gestación/reproducción o alimentación del tipo parasitario... siendo una única forma de vida en el satélite:
¿De qué se alimenta?
¿A qué parasita originalmente?
¿Cómo unos insectos del tamaño de una pelota de fútbol como mucho son capaces de tumbar un jeep lunar y de golpear el módulo lunar hasta hacer caer un casco de su interior?
A menos que haya otro bicho más grande que no nos enseñen, no tiene ningún sentido.
El tipo de oxígeno y presión que utilizaban era diferente, además de tener que realizar un adaptador para poder acoplar ambas escotillas:
¿Qué posibilidades hay de que ambas sean compatibles cuando se utiliza la máxima tecnología posible en plena Guerra Fría, con total secreto?
¿Pueden hacer despegar una nave rusa a la que le falta absolutamente todo adentro?
¿Quién está filmando en la misma durante el despegue?
No se entiende que un par de astronautas vayan a un lugar en donde hay muchas sombras duras, como lo es La Luna, y su equipamiento no incluya una simple linterna, y deban usar flashes para iluminarse...
Además, según todo lo que he leído, la descompresión en el espacio haría que un cuerpo literalmente estallara, de manera que el cadáver ruso se supone que debería estar de otra forma, no tan “entero”...
Curiosamente, al acabar Apollo 18 nos cuentan que para ocultar las muertes de los astronautas se dijo que habían muerto en otros accidentes.
En verdad el astronauta Clifton Williams murió en un accidente de avión cerca de Tallahassee mientras entrenaba con un jet de combate; pero esto sucedió en 1967 y no en 1974 como nos dicen.
En fin, Apollo 18 me resultó monótona, aburrida, lenta, pesada, fallida desde el mismo momento en que no consigue involucrar al espectador en la historia, sin lograr que nos importe alguno de sus justitos protagonistas, a lo que no ayuda cierta confusión que produce el montaje, hay escenas donde uno no sabe quien lleva la cámara… y la presencia de unos de los alienígenas más ridículos en tiempo.
Todo ello echa por tierra la buena labor de ambientación, el único punto positivo del film de López-Gallego, al que solo se le puede agradecer la brevedad de su propuesta, ni 80 minutos.
“Because it is there”
¿Qué hacemos aquí realmente?
Si ya de por sí, en Apollo 18, la base visual que presenta es lo suficientemente fascinante para los incondicionales de la ciencia ficción clásica, todo viaje al lado oscuro de nuestro satélite tiene un halo de misterio irreprimiblemente atractivo, el trabajo del realizador para mantener en vilo al espectador a lo largo de la escasa hora y media de metraje es notorio.
Apollo 18 es por ende una cinta ciclotímica a la hora de generar nerviosismo y tensión, pues cansa, y resulta un tanto reiterativa mostrando escenas muy repetidas donde nos hartamos de sonidos chirriantes, cámaras e intercomunicadores afectados por interferencias, instalaciones dañadas, cosmonautas desorientados y una amenaza sobrenatural que no termina de meter tanto miedo como se pretende.
Lo que sí está conseguido y por ende puedo rescatar de Apollo 18 es:
La recreación de época, al principio, la realista ambientación y la escenografía que da vida al espacio exterior, tanto fuera como dentro del módulo lunar, y ciertos pasajes de trepidante ritmo narrativo.
Los actores también está correctos, a pesar de que los 2 protagonistas, siempre han sido secundarios, logran al menos hacer creíble y convincente el relato en cuanto a lo que interpretaciones se refiere.
El tratamiento de la imagen y la fotografía es genial, consiguiendo en todo momento el efecto “vintage” que Apollo 18 necesita.
El problema reside en un guion muy convencional y ya muy visto en este tipo de cintas, siendo muy previsible y con grandes problemas de tempo, dejando un mal sabor de boca en el espectador, el cual puede pensar que la idea es buena pero que no ha acabado de ser bien planteada, o que le faltaba una vuelta de tuerca.
No obstante, y aquí lo más curioso del trasfondo del film Apollo 18, es que el astronauta Edgar Mitchell, que fue parte de la tripulación que viajó a La Luna en la misión Apollo 14 en 1971, asegura que el Gobierno de Estados Unidos mantiene en secreto la existencia de vida extraterrestre desde hace más de 60 años y oculta naves no identificadas, y que supuestamente siguen el patrón arquetípico de ser “pequeños y con ojos y cabeza grandes”
También afirma que nuestra tecnología ni siquiera se acerca a la suya, y que de haber sido hostiles, ya habríamos desaparecido, según publica el Daily Telegraph.
Mitchell, de 78 años, afirmó en una intervención en la Conferencia X, dedicada a la vida extraterrestre:
“No estamos solos.
Nuestro destino, en mi opinión, es terminar formando parte de una comunidad planetaria...
Tenemos que estar dispuestos a ir más allá de nuestro planeta, y más allá de nuestro sistema solar para averiguar qué es lo que está ocurriendo realmente allí fuera”
El ex astronauta afirmó durante su intervención, que intentó investigar el “Incidente Roswell”, un supuesto choque de una nave extraterrestre en la localidad estadounidense del mismo nombre en Nuevo México, en julio de 1947, pero que sus averiguaciones habían sido “frustradas por las autoridades militares”
En este sentido, indicó que él mismo llevó el asunto ante el Pentágono, pero que cuando parecía que le iban a dejar acceder a los informes, “toda la investigación se vino abajo”
Además, sostuvo que las autoridades militares silenciaron a los vecinos de la zona.
No es la primera vez que Mitchell, que creció en Roswell, apunta que el citado incidente estuvo relacionado con extraterrestres.
Por ejemplo, Mitchell sostenía esta tesis en una entrevista radiofónica recogida por el periódico Daily Mail, en la que dijo que “los alienígenas han entrado en contacto con los humanos muchas veces” pero que los gobiernos han “ocultado la verdad” desde hace 60 años.
Además afirmaba ser consciente de “muchas visitas de OVNIS a la Tierra” que habían sido “encubiertas”
Un portavoz de la NASA no ha tardado en desmentir estas consideraciones al señalar, en declaraciones a la CNN, que ellos no realizan “ningún seguimiento” de OVNIS.
“La NASA no está envuelta en ningún tipo de encubrimiento de la vida alienígena en este planeta o en cualquier otro”, sentenció.
Curiosamente, cumpliendo con las actividades programas, y luego de que el modulo lunar conectara con el modulo de mando, Edgar Dean Mitchell vivió una claridad mas allá de lo mental, cuántica.
En la que experimento un sentimiento de conexión con todas las personas de todos los tiempos, como si estuvieran conectados por una trama invisible.
Sus investigaciones en Medicina Cuántica, reunieron información de diversas fuentes científicas tradicionales y no tradicionales, que hoy abren las puertas en el desarrollo de esta nueva medicina.
Otro detalle reside cuando el 16 de agosto de año 2006, la NASA anunció oficialmente la búsqueda de las cintas perdidas según reportó The Sydney Morning Herald:
“Las cintas originales podrían estar en el Centro de Vuelo Espacial de Goddard, o en algún otro sistema de archivo de la NASA, los ingenieros de la NASA están esperanzados en que cuando las cintas sean halladas se pueda usar la tecnología digital para proporcionar una versión digital de la caminata sobre La Luna de una calidad mucho mejor que la que tenemos hoy en día”
La noticia de las cintas perdidas salió a la luz pública después de que en mayo, el científico John Sarkissian, del CSIRO Parkes Observatory, publicara un trabajo titulado “The Search For The Apollo 11 SSTV Tapes”
“Hemos comenzado una búsqueda exhaustiva”, dijo Dolly Perkins, directora técnica del centro espacial Goddard en Greenbelt, Maryland, que ha sido nombrada por el director de Goddard, Edward Weiler, para liderar el equipo de búsqueda de las cintas.
“Estamos sacando todos los registros que tengan cualquier conexión con el manejo y el almacenamiento de la documentación del Apollo.
Incluso estamos utilizando antiguas libretas de teléfonos de la década de 1970 y 80, para poder contactar con la mayor cantidad de gente posible que trabajara en el departamento de registros, o en el programa espacial tripulado, para ver si pueden tener cualquier información que sea útil en nuestra búsqueda”, dijo Perkins.
“Hemos recibido cientos de llamadas e emails de gente que piensa que puede tener pistas importantes, y estamos siguiendo todos los indicios razonables”, añadió.
Perkins piensa, respecto a todas las noticias de la prensa sobre la búsqueda de las cintas de televisión del Apollo, que se ha pasado por alto algo importante:
“Toda la información relevante, técnica, biomédica y científica, de los alunizajes Apollo llegaba en tiempo real al control de la misión en Houston; fue grabada y está preservada.
Esos datos no se han perdido”, dijo Perkins.
“Lo único que no tenemos, porque sólo existe en estas cintas, es la señal original en formato Slow-Scan TV de los paseos lunares”
Las cintas perdidas del Apollo son las grabaciones de las transmisiones de televisión, sonido y telemetría, hechas durante las misiones del Apollo, incluyendo transmisiones desde La Luna, llamadas SSTV por las siglas en inglés de Slow-Scan TV.
Esta información se grabó en cintas magnéticas de 1” al mismo tiempo que eran convertidas para transmisión de televisión.
Hay aproximadamente 2.612 cajas que podrían contener las cintas y cuya ubicación se desconoce.
Se estima que es 13.000 el número de cintas magnéticas originales que están extraviadas.
Las cintas podrían estar almacenadas en el Centro de Vuelo Espacial de Goddard o en otro sistema de archivo de la NASA.
Los científicos creen que si las cintas son halladas, la tecnología moderna permitiría que estas grabaciones fueran convertidas en formato digital con imágenes de una calidad mucho mejor que las hasta ahora vistas por el público.
Aunque entre las cintas extraviadas hay imágenes de vídeo de otras misiones, éstas carecen de tanta importancia como las del Apollo 11, porque a partir del Apollo 12 los astronautas usaron cámaras estándar a color, y las diversas cintas que existen son iguales en calidad a las perdidas.
Los vídeos están digitalizados y pueden verse en la página del Apollo Lunar Surface Journal, que recopila toda la documentación gráfica del proyecto Apollo, e incluso están disponibles en DVD.
Perkins se muestra “esperanzada pero al mismo tiempo realista” sobre la búsqueda, debido a que cintas de este tipo pudieron haber sido reutilizadas o destruidas después de que cada misión terminase.
“Nuestra esperanza es que, en lugar de eso, alguien almacenara esas cintas de forma permanente”
Por último, cabe señalar que durante El Programa Espacial Apollo, entre 1969 y 1974, la NASA obtuvo aproximadamente 2.200 piedras lunares, muestras de suelo y otros materiales del satélite terrestre.
En los últimos años la NASA ha perdido centenares de muestras de rocas cósmicas, incluidas las famosas piedras lunares traídas por los primeros astronautas que llegaron al satélite terrestre.
Según informó la Agencia aeroespacial estadounidense en un reporte reciente basado en datos de marzo del 2011, la NASA prestó para investigaciones científicas más de 26.000 muestras del suelo lunar, meteoritos y polvo cósmico, de las que “desaparecieron” unas 500.
En el informe afirma que en la mayoría de los casos la culpa es de la propia NASA que no se ocupa de rastrear sus muestras, es decir, no tiene un mecanismo de control eficiente de sus materiales prestados.
Richard Nixon, el 37º presidente estadounidense (1969-1974), regaló además otras muestras de rocas lunares traídas por los astronautas del Apollo a cada una de las autoridades de todos los estados del país y a los gobiernos de otras 136 naciones.
Sin embargo según informes, tanto en EEUU como en muchos países, ya no poseen estas muestras.

“Well, space is there, and we're going to climb it, and the moon and the planets are there, and new hopes for knowledge and peace are there.
And, therefore, as we set sail we ask God's blessing on the most hazardous and dangerous and greatest adventure on which man has ever embarked”



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