Shrek

“The greatest fairy tale never told”

El cine es un medio de comunicación, un contador de historias dominado por la distancia, un transmisor de valores, un portador de arte y de conocimientos, forma parte de la existencia social, por lo que constituye un agente constructor de imaginarios. 
En el cine, además, se dan muchas, y muy características, formas de contar las historias.
La mayoría de ellas tienen que ver tanto con el argumento como con la manera de situar los planos, de mover la cámara y de utilizar el sonido.
Analizar la actuación de los protagonistas y muchos otros factores, que no solamente indican cuál es el mensaje de la película, o de cada secuencia, nos enseñan a ver y leer cine.
Esta tarea, hoy en día, debería ser parte de la formación docente, porque cuando se ve/lee una película con elementos de juicio se le encuentra mayor sentido.
Es importante ver cómo transmite significados y cómo estos pueden ser ejecutados en el mundo real de los alumnos/espectadores, aún más, hasta dónde el cine hizo posible que los consumidores nos apropiáramos de partes de su discurso.
Esto hace necesario que, cuando miremos un film, pongamos la mirada en la noción de identidad, porque lo que sustenta esta noción es la imagen.
La imagen ha llevado a la creación de un lenguaje cinematográfico, de un estilo, de un género, de estereotipos, y además ha ayudado a fijar determinados roles que cada cual debería de interpretar, tanto en la pantalla como en la vida misma.
En la circulación de los discursos importa necesariamente una participación decodificadora e interpretativa del sujeto receptor.
El discurso se articula y cobra significado por la acción conjunta de los intervinientes en el proceso comunicativo.
Por eso creo que a algunas películas para comprenderlas, no basta con “verlas una vez”, hay que verlas varias veces y leerlas para analizarlas críticamente con el fin de sacarle todo el partido posible.
En este sentido y para tratar de volver a mirar bien la cuestión de la identidad y los valores, críticamente, desde algo más artístico.
“ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOAAAAAAAAAARRRRRRRGH!!!”
Shrek es una película de animación digital de 2001, dirigida por Andrew Adamson y Vicky Jenson.
Protagonizada por Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz, John Lithgow, entre otros.
Shrek tiene un guión de Ted Elliott, Terry Rossio, Joe Stillman y Roger S.H. Schulman basados en el libro infantil ilustrado “Shrek!” de William Steig de 1990, cuyo argumento podría resumirse de la siguiente manera:
El mundo al revés de los cuentos infantiles clásicos.
Shrek ganó el Oscar a la Mejor Película de Animación y estuvo nominada como mejor guion adaptado.
Shrek es la primera película de animación digital protagonizada por humanos.
Curiosamente, Mike Myers, Cameron Diaz y Eddie Murphy, nunca se juntaron; ya que cada uno grabó su sección por separado y luego fueron editados.
El título “Shrek” parece que proviene de la palabra “schreck”, que significa “miedo” en alemán, al igual que en yiddish, lengua judía internacional, “Shrek” significa “horrible”, “terrible”, aunque también se rumorea que podría hacer referencia al apellido del actor que interpretó “Nosferatu, Eine Symphonie Des Grauens” (1922), Max Schreck.
Recomiendo que Shrek sea vista en el idioma original y/o con subtítulos ya que no es igual en los horribles doblajes, y menos en el doblaje castellano.
No obstante, Shrek es, por derecho propio, una de las películas más importantes en el cambio de concepción de los dibujos animados.
La idea es filmar largometrajes con los que puedan disfrutar tanto los niños como los padres quienes, en definitiva, son los que llevan a los primeros al cine.
Mientras los pequeños disfrutan con la espectacular factura visual repleta de colorido, la pegadiza banda sonora, los hilarantes personajes y ciertas bromas escatológicas, los adultos lo pasarán en grande con los inteligentes e irreverentes diálogos de esta desvergonzada sátira que, además de ironizar con Disney, una de las principales rivales de Dreamworks, destroza, de una manera fresca y divertida, todos los tópicos de los cuentos con los que la mayoría hemos crecido, lógicamente sacados de la casa del ratón.
Por cierto:
¿Cómo Disney habrá permitido esto?
Detrás se esconden valiosos conceptos que hacen de Shrek una hermosa película infantil con moralejas muy bonitas.
El tema de los prejuicios, de las apariencias, del amor superficial por interés, sin tener en cuenta lo primordial, son ideas fuertes que marcan a fuego la narración de Shrek; y quizás sirva más para el mundo de los adultos donde se ven con mayor frecuencia escenas de la no inclusión, de la discriminación de cualquier índole, de falsos sentimientos, de interesados objetivos que poco tienen que ver con los valores que hablan de una sociedad justa y equitativa.
La animación en sí es excelente, con una fluidez notoria en la parte visual, gráficos CGI deslumbrantes que están muy bien acompañados a la hora de la música.
Con temas pegadizos, picantes y divertidos combinados con una banda sonora instrumental maravillosa.
Cada momento emocional de Shrek tiene su buen acompañamiento musical y eso es valorable a la hora de evaluar globalmente el producto en sí.
La trama gira en torno a Shrek ((Mike Myers), un ogro solitario, que se sorprende cuando varias criaturas de cuentos de hadas son enviadas a vivir a su pantano por el malvado Lord Farquaad (John Lithgow)
Shrek se hace amigo de “Donkey” un burro parlante (Eddie Murphy), y ambos viajan a encontrarse con el mencionado Farquaad para reclamar el pantano que le pertenece al ogro.
Mientras tanto, Farquaad quiere a la Princesa Fiona (Cameron Diaz) para casarse con ella y así convertirse en rey.
Cuando Shrek y Donkey lo visitan, Farquaad los obliga a buscar a Fiona de su aprisionamiento en una torre custodiada por un dragón.
Una vez que llegan a la torre, el dragón resulta ser hembra, y se enamora de Donkey.
Una vez que Shrek y Donkey rescatan a Fiona, regresan con Farquaad.
Sin embargo, en la travesía de vuelta, Shrek se enamora de Fiona, que se revela como una princesa con una maldición que la convierte en ogro cuando anochece.
La única manera de romper el hechizo es por medio del primer beso de su verdadero amor.
Cuando llegan con Farquaad, Fiona se prepara para casarse con él.
Cuando ambos están a punto de contraer matrimonio, Shrek interrumpe la ceremonia, y le dice a Fiona que la ama.
Donkey y el dragón entran repentinamente en escena, y esta última devora a Farquaad.
Al final, Shrek y Fiona se besan, y ésta se convierte de forma permanente en un ogro.
De vuelta en el pantano de Shrek, se casan y todos celebran la boda de los ogros, incluyendo las criaturas de los cuentos de hadas del principio.
Hay que añadir multitud de detalles referenciales, tanto a los cuentos de toda la vida, como al cine en general.
Así disfrutaremos con parodias sobre “La Cenicienta”, “Blancanieves”, “Pinocho”, “Dumbo”, “La Bella Durmiente” o “Robin Hood”, entre otros, a la vez que sonreiremos al descubrir peleas tipo “Matrix”, viajes en dragón o algún que otro chiste a lo “Austin Powers”, no en vano su protagonista, Mike Myers, es quien pone la voz a Shrek.
Shrek relata una historia planteada formalmente desde los esquemas de los cuentos clásicos-tradicionales infantiles.
El protagonista, Shrek, debe rescatar a la princesa de un dragón que la tiene presa, vencer al tirano que oprime al pueblo, casarse finalmente con ella y, por lo tanto, conseguir el trono.
Sin embargo desde el comienzo de Shrek se observa que su desarrollo va a ser diferente.
Esto queda planteado cuando el protagonista desgarra la página del libro que está leyendo en un sanitario, de la misma manera que la película lo hará con la interpretación tradicional:
La arrancará y le dará un nuevo sentido/uso.
En todo momento se presentan variaciones, como el distanciamiento irónico y la introducción de algunas cuestiones de la actualidad, que trasladan el plano del significado “original” a una dimensión distinta.
De esta manera, si bien la forma de Shrek se construye bajo el esquema del cuento clásico, partiendo de un argumento tradicional, tan conocido por la mente de cualquier espectador, logra, mediante recursos de narración y códigos del lenguaje audiovisual, relativizar la importancia de la apariencia y traslada los valores “tradicionales”, representados en los distintos roles de los personajes, a una nueva perspectiva posmoderna, que lleva al espectador a realizar un ejercicio de reflexión.
Así, Shrek ofrece una visión crítica de algunos comportamientos humanos tradicionalmente aceptados pero que son, cada vez más, objeto de debate.
La abundancia de elementos susceptibles de análisis e interpretación, hace que podamos sumergirnos en el tratamiento y desarrollo de toda una serie de conceptos, y valores, que actualmente están cuestionándose.
Los personajes:
Shrek, el protagonista, es el héroe que rescata a la princesa, pero no es el sujeto varonil y musculoso de las películas tradicionales, no es el príncipe azul, ojo con los colores, sino un ogro verde, de aspecto y modales desagradables que vive en un lugar nauseabundo.
Se lo ve haciendo las acciones cotidianas de limpieza y alimentación con cierto tipo de materiales, que según la convención tradicional, son asquerosos y degradados:
Barro, gusanos, lombrices, babosas, cera de oídos, etc.
Con este personaje se apunta a la revisión del estereotipo que poseemos de héroe, tanto en su contenido, un valor:
El heroísmo, como así también en la presentación de una imagen, una apariencia externa concreta, resultado del devenir tradicional, que termina convirtiéndose en condición imprescindible para desempeñar el papel de héroe.
Pero en Shrek el héroe que debe ser valiente en el nivel de la significación, y hermoso en el nivel de la representación, se desliga de esto último para volver a representar únicamente su contenido.
Se vuelve al sentido fundamental del valor.
En Shrek podemos apreciar que el héroe es feliz dentro de su figura amorfa, en su ciénaga y su casucha.
Se acepta a sí mismo.
Tiene plena conciencia de su identidad estereotipada y de lo que piensan los otros de él, haciendo una parodia sobre ello.
En este caso el orgullo de lograr una identidad firme podría significar una emancipación interior con respecto a una identidad grupal dominante.
Sabemos que la identidad es el resultado de una evolución relacional, cuyo valor es producto de jerarquías definidas simbólicamente por el espacio social en su conjunto.
En Shrek esto podemos visualizarlo desde el comienzo, cuando se desarrolla un episodio en el que se le ofrece al pueblo una recompensa por la entrega de seres fantásticos.
Entonces, algunos pueblerinos van a buscar a Shrek, el cual mediante su actitud y su discurso, reafirma la idea de que los “unos”, “los normales”, poseen de monstruo:
Un ser feo, peligroso, que da miedo.
Además, esta escena resalta la manera en que debe manifestar la peligrosidad, un ogro, y la forma en que debe reaccionar la gente para demostrar su miedo:
Gritando fuerte.
Por último, Shrek plantea una de las formas histórico-tradicionales de exterminio de los diferentes-peligrosos:
El fuego.
Aquí podemos observar que el vínculo con la alteralidad se pone de manifiesto a través del miedo al otro, y de la percepción de ese miedo por parte del otro, sobre todo un miedo por la apariencia exterior que inhibe el conocimiento de la persona.
La Princesa Fiona es una dama perteneciente a la nobleza a la que hay que rescatar.
Su imagen presenta un estereotipo de mujer bella:
No existen las princesas feas ni poco delicadas, pero, en Shrek, estos valores se ven cuestionados.
Por un lado, irónicamente, en cuanto a la manifestación de su conducta, ya que eructa y se pelea como un hombre con un terrible salteador de caminos, y por otro al re-significar el contenido del rol, ya que, aunque acaba siendo finalmente un ogro, mantiene las mismas cualidades que la han caracterizado desde el principio:
Posee belleza interior y sigue siendo un miembro de la realeza, aunque sea físicamente fea, desligando al rol de la banalidad de la apariencia.
La decisión de seguir siendo “ogro” para poder corresponder al amor de Shrek, supone una ruptura con los valores tradicionales de los cuentos de hadas.
Este personaje reconstruye uno de los mitos tradicionales de los cuentos de hadas, que es el que propicia que la belleza triunfe siempre al final sobre la fealdad.
Este mito clásico ha persistido hasta la actualidad adoptando diferentes formas, ya sea a través de numerosos relatos como “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, donde a fealdad se penaliza y se “demoniza”, hasta el discurso actual difundido por la publicidad sobre el culto al “cuerpo perfecto”, y a “la belleza”
Además, si ahondamos un poco más en el comportamiento de La Princesa Fiona, podemos encontrar un claro ejemplo del estereotipo femenino de “mujer-cocinera”
Hay un momento en Shrek en el cual La Princesa Fiona madruga y prepara un desayuno que ofrece al ogro y al asno.
Pero este hecho también podría asociarse a un valor positivo, en cuanto al revisionismo y desestructuración de roles, ya que habitualmente una princesa no madruga ni sabe cocinar, una princesa debe ser servida y no servir.
Donkey es un burro charlatán, y no un corcel vigoroso sobre el que puede cabalgar el héroe o los enamorados.
En Shrek es el encargado de representar la amistad, el amor y el respeto entre “lo diferente”, eje central de Shrek, y de poner, permanentemente, en contraste, valores y contravalores.
Donkey y Shrek comparten la categoría de “diferentes”, con respecto a los “humanos” de Shrek, ya que son seres de la fantasía, pero a su vez se saben “diferentes entre sí”
Esto lleva a que inicialmente la amistad entre ambos presente dificultades, ya que el ogro se muestra reacio a aceptarla.
No puede entender que a burro no le importe peyorativamente su aspecto externo y que, al contrario, destaque sus dotes físicas como defensor de los más débiles.
Dicho comportamiento es funcional al rol estereotipado que posee Shrek de sí mismo:
Un ser amorfo que en algún momento debe ser rechazado, que genera miedo.
Pero, esta situación se resuelve gracias a la insistencia de Donkey y al contacto continuo que establecen entre ambos, la base de la posterior aceptación y respeto.
Se puede decir, entonces que el conocimiento mutuo, sobre todo a través del diálogo y la convivencia, aleja los prejuicios y los miedos iniciales a lo desconocido, a lo diferente.
La capacidad de hablar que posee Donkey también le lleva a salvar su vida, y las de sus compañeros de aventura durante el rescate de La Princesa Fiona, cuando se enfrentan al Dragón.
Lord Farquaad es absolutista y despótico, con una actitud arrogante, prepotente.
Sus aires de grandeza se ven contrariarse con su estatura, aparece como un modelo de gobernante, irónicamente, contrastado a partir del tamaño pequeño de su figura.
Lo único que le interesa para acrecentar su poder y prestigio.
Para seleccionar una candidata para matrimonio utiliza el simbolismo del espejo, que refleja imágenes que tienen que ver con un tipo de programación actual, los concursos de belleza.
La princesa que más le gusta a Lord Farquaad es elegida mediante un juego de competencia entre candidatas, desarrollado por el espejo mágico, que nos remite a un auténtico concurso de televisión donde el público, en este caso sus soldados, acompañan al soberano, lo ayuda por medio de aplausos y silbidos le ayudan a decidirse.
Farquaad aparece como una réplica de un emperador romano que, con un solo gesto, puede ordenar la muerte del ogro como capricho personal.
Al principio de Shrek, Lord Farquaad promulga la orden de buscar, capturar y entregar a todas aquellas criaturas que posean rasgos curiosos o exóticos.
Esta acción se recompensará económicamente.
De esta manera se produce una “caza de brujas”, una persecución alentada por “el estado” contra sus propios ciudadanos que lleva a que todas las criaturas diferentes emigren compulsivamente al interior del bosque, más precisamente al pantano, ya que de ser atrapadas, se convertirían en bufones destinados a ser exhibidos y a divertir a la corte, la cual simboliza a la sociedad etnocéntrica.
En los cuentos de hadas tradicionales el espacio del bosque-pantano representa el lugar oscuro y peligroso donde suceden hechos terribles o viven seres malignos.
Tiene un significado simbólico, en él acecha el lobo, el dragón, el ogro, la bruja, se pierden los niños, se cometen asesinatos, etc.
Por eso en Shrek se destierra a las criaturas “diferentes” al bosque-pantano, a la periferia de la “civilización” ya que es el lugar que deben ocupar “los que no pertenecen”, los que no tienen tierra propia, los extranjeros, con tintes xenófobos.
El bosque puede ser comparable a las villas miseria, favelas, chabolas, asentamientos, etc. propias de un gueto nazi.
“I live in a swamp!
I put up signs!
I'm a terrifying ogre!
What do I have to do to get a little privacy?!”
El éxito de Shrek se basa en una premisa idéntica a la de Don Quijote de La Mancha, pero aplicada a otro tipo de literatura.
Curiosamente, toda época de crisis engendra la parodia como obra de la saturación, cada época se encuentra al fin de su ruta con ilusiones por la muerte de la utopía que le dio origen.
En sus orígenes, los cuentos de hadas no estaban destinados al público infantil, sino que eran historias iniciáticas tribales, posteriormente, leyendas morales que procuraban orientar a los individuos de una sociedad.
La novela de caballería por su parte, surge en la Edad Media como idealización del caballero de las Cruzadas y exalta sus virtudes y heroísmo; en esta aventura, el caballero, como el príncipe del cuento folclórico, se enfrenta a un oponente representado por un ogro, un dragón, un mago malvado, entre otros.
Su premio al final de la historia es la dama virtuosa.
Por otra parte, el Quijote intenta ridiculizar la novela de caballería y retratar la épica de la vida real, el héroe moderno que se enfrenta a la difícil e imposible batalla de empatar la realidad con sus aspiraciones.
De hecho, Cervantes de burla del idealismo fantástico de las novelas de caballería.
Shrek actúa de modo similar:
Se mofa de los cuentos infantiles, que no son otra cosa que leyendas de épocas que promueven un mundo idílico y perfecto, donde la mujer es una hermosa dama pasiva y el príncipe un gentil caballero.
Es probable pensar que el cuento tradicional se encuentre en crisis, puesto que los valores que estas narraciones intentaban transmitir son obsoletos en nuestra época.
El de Shrek obedece a la fábula tradicional:
Las acciones y personajes se estructuran respecto a los cuentos de hadas.
La trama se resume en un héroe que sale de su aldea a rescatar a una princesa de las garras de un dragón.
Hay un villano que se opone al compromiso del héroe y la princesa.
El personaje de burro actúa como ayudante/espejo del héroe.
El beso es el elemento mágico que rompe el hechizo al que la princesa está condenada, y la conclusión es idéntica al final tradicional:
La boda que representa un final feliz.
En El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, Alonso Quijano ha enloquecido por la lectura de las novelas de caballería, por lo que decide, a sus 50 años, dar vida a aquello que lee.
Desencantado, en un imperio agónico, decide ir por los caminos de la Mancha vestido como caballero, con la misión de “desfacer entuertos, salvar princesas, luchar contra dragones”, etcétera.
Sancho, además de fungir como su ayudante, es su contraparte.
La acción es simple:
El Quijote se involucra en eventos cotidianos que pasan a ser grandes aventuras gracias a la imaginación del protagonista.
Realmente no pasa nada, la realidad no se transforma:
La transformación se da en la psicología de los personajes y, me atrevo a decir, en el lector.
La temporalidad se ve alterada en ambas historias.
En El Quijote causa risa que la nostalgia por el pasado provoque que un viejo loco salga a la “modernidad” de entonces, con una armadura caducada, a luchar por los valores medievales.
En Shrek, la carcajada viene cuando en un mundo aparentemente medieval, se entromete la modernidad:
Vemos el Imperio Disney aparentando ser un castillo feudal, y muy de cerca un molino, ojo, a un hada madrina cuya labor se parece a la de un cirujano plástico y un Starbucks con caracteres medievales.
La realidad rebasa e invade la ficción idílica.
Tanto en Shrek como en el libro de Cervantes, los personajes se saben entes de ficción.
En El Quijote sucede cuando se encuentra con que su historia ha sido escrita por un tal Cide Hammete Benengueli, y ve que el libro se vende con éxito en una librería.
En otros momentos, el mismo se asume escrito por un tal Cervantes, e incluso entra a la imprenta donde el libro se produce.
Nuestro verde personaje, por su parte, mira a la cámara, habla con el espectador y son sus toscas manos, las que pasan las hojas del cuento que nos narra.
Los 2 personajes tienen una amada por quien luchar.
Ninguna de ellas cumple con el estereotipo de la princesa, y mucho menos del rol modelo femenino que se nos ha vendido desde la Edad Media.
Dulcinea es una porquera vulgar, tosca y malhumorada; Fiona, un ogro, gorda y fea.
Los personajes no son lo que debieran, porque intentan comunicarnos un mensaje muy importante:
La verdad, la belleza y la realidad, son relativas.
“Princess?...
You look...
Uh...
Different”
Shrek nos muestra como los humanos siempre discriminamos a los que son diferentes:
El ogro Shrek, el comercio de criaturas “especiales”
Lo maravilloso que es la amistad como entre Shrek y Donkey.
La belleza del amor verdadero.
Pero, sin embargo, todo el asunto relacionado con el secreto de Fiona es bastante forzado...
¿Qué más le da que se descubra que es ogro si es precisamente Shrek quien la ha ido a buscar?
Es normal que siendo ogro no la vaya a encontrar fea como tal.
Exactamente:
¿Cómo puede ser que su forma natural sea la de ogro?
¿El encantamiento ha sido hacerla más guapa?
Vaya, que bruja más cruel...
El hecho de que Fiona, al final, se convierta en ogro, en mi opinión, no está bien planteado.
Debería seguir siendo una bella princesa, para que así perfectamente sirva la moraleja de que la apariencia exterior no es importante:
¿Por qué no puede casarse un ogro con una chica bella?
¿Por qué no permitir que el ogro, verde y feo, se quede con la princesa guapa y atractiva?
No, para que.
Al final los feos se tienen que quedar con los feos.
Como mensaje final me hubiera parecido más atrevido el contrario, que el chico, grande y gordo, se quede con la belleza de turno, aunque solo fuera por ser Shrek.

“The Prince isn't charming.
The Princess isn't sleeping.
The sidekick isn't helping.
The ogre is the hero.
Fairy tales will never be the same again”



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