Laura

“The story of a love that became the most fearful thing that ever happened to a woman!”

El cine de misterio es un género cinematográfico que trata de temas realistas, pero de una forma especial para crear en el espectador la sensación de que se le está por revelar un secreto, una verdad que, supuestamente, hasta ese momento sólo unos pocos elegidos conocían.
Este tipo de películas siguen todas las reglas de la ciencia ficción; sin embargo, hablan de cuestiones comprobadas o que el espectador tendría que saber desde el principio.
También puede describirnos temas propios del género de terror, con otros parámetros.
El “film noir” o “cine negro” es un género que conoció su mejor época en las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado, pero cuya influencia perdura hasta nuestros días.
Lo primero que destaca en el cine noir es la iluminación:
Los directores utilizan juegos muy contrastantes de luces y sombras para provocar efectos de tensión y dramatismo en las escenas.
Aunque el cine a color existía desde fines de los 30, el noir siguió prefiriendo el blanco y negro.
Pero no solamente las sombras le dan a las películas noir su atmósfera característica; también la música contribuye a dar ritmo y dramatismo:
La banda sonora puede ser orquestal en algunas escenas y no faltan las bandas de jazz dentro de la película, en fiestas o clubes nocturnos que frecuentan los personajes.
Un dato curioso y ¿significativo?:
La gran cantidad de películas cuyo título es solo un nombre de mujer, así, sin más especificaciones; sin ser personajes históricos, mujeres de ficción que, de alguna manera, alteran el universo masculino con su mera presencia.
Sin tener que esforzarme mucho, me vienen a la memoria:
“Jezabel” (1938), “Ninotchka” (1939), “Rebeca” (1940), “Gilda” (1946), “Sabrina” (1954), “Viridiana” (1961), “Lolita” (1962), “Tess” (1979), “Gloria” (1980), “Alice” (1988), “Kika” (1993), “Malena” (2000), “Amélie” (2001), “Juno” (2007)...
Y es que la mirada del cine fue y sigue siendo masculina, y las mujeres en el cine se ocultan tras el tópico del objeto de deseo, el supremo y ancestral trofeo para el hombre:
La hermosa, la “femme fatale”, la Eva bíblica...
Se nos presentan como semidiosas, seres extraordinarios, con mágicos ascendentes sobre los hombres, a los que privan del libre albedrio; si caemos en sus redes no será porque no han puesto empeño en avisarnos a lo largo de nuestra vida.
Cualquier cosa antes que percibirlas como reales y, por tanto, iguales a los hombres, porque en ello radica la cuestión.
“Love is eternal. It has been the strongest motivation for human actions throughout history.
Love is stronger than life.
It reaches beyond the dark shadow of death”
Laura es una película dramática, de suspense y noir dirigida por Otto Preminger en 1944.
Protagonizada por Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb, Judith Anderson, Vincent Price y Dorothy Adams.
El guión está a cargo de Jay Dratler, Samuel Hoffenstein y Betty Reinhardt adaptada de la obra teatral y novela de la escritora Vera Caspary llamada “Ring Twice For Laura”
Laura estuvo nominada a 5 premios Oscar, ganando el de Mejor Fotografía en Blanco y Negro; y 4 nominaciones más como actor secundario para Clifton Webb, dirección de arte en blanco y negro, mejor director y mejor guión.
Laura se ha convertido en un clásico del género de suspense; probablemente el mejor título del director vienés Otto Preminger y una de las historias más fascinantes del cine negro de los años 40.
Iniciada por Rouben Mamoulian, Laura centra el misterio en torno al personaje femenino que da título al film, una mujer que obsesiona a todos los hombres que se acercan a su personalidad y figura, desde el sentimiento necrófilo del policía encargado de la investigación, hasta el sincero entusiasmo amoroso de un seductor gigoló de refinado porte, pasando por la ofuscación paranoica de un maduro y celoso escritor, lleno de agudeza y cultura que se verá arrastrado por una malsana perturbación pasional.
Laura cuenta con todos los elementos clásicos del cine negro y los aprovecha al máximo.
Ante todo, y nada menos que da el título al film se encuentra esa mujer que en su condición de “femme fatale” se ha eternizado en la historia del cine como esa fuente natural de tragedia, que trae consigo la perdición a la que arrastra a cualquier hombre que se cruce en su camino.
Sumado a este infaltable elemento, tras toda la trama policíaca de misterio, traición, amor prohibido y asesinato, esconde detrás de sí un gran secreto.
Con el relato centrado en primera persona desde la perspectiva del personaje del detective Mark McPherson (Dana Andrews), nosotros como espectadores iremos descubriendo una complicada y confusa red de envidias y juegos pasionales que nos harán enfrentar con el magnetismo de esta misteriosa mujer que da título al film, cuyo retrato envuelve mentiras y verdades.
Laura (Gene Tierney) es la oscura debilidad, el objeto prohibido del deseo de aspecto inocente pero irresistible que arrastra a cualquier hombre que se le cruce en su camino a la perdición.
Así, con un suspenso punzante que se agiliza con un guión inmejorable, Laura es un paradigma tradicional del género y el bautismo triunfal de Preminger.
Con rubros técnicos perfectos al servicio, una fotografía que sobresalta las sombras y los claro oscuros creando inmejorables climas va construyendo el trágico mundo de Laura, la cual combina géneros diversos:
Cine negro, intriga, misterio, thriller, drama psicológico, melodrama, romance, etc., en un conjunto de armonías y contrastes singulares.
El relato incluye ambigüedades, leves indicaciones, sugerencias esbozadas, sobreentendidos y fueras de campo elípticos.
Además, Laura suma elementos extraños, poco verosímiles e insólitos, como:
El enamoramiento que el policía siente por la difunta Laura, el intento de aproximación a ella que el policía ensaya a través de visitas a su apartamento, la contemplación de su retrato, la oloración de su perfume, la copa de su brandy; el hecho que el policía acepta ser acompañado en sus pesquisas por uno de los principales sospechosos, el afecto dominante, manipulador, absorbente y obsesivo, que Waldo Lydecker (Clifton Webb) siente por Laura y otros.
Preminger cuida el nivel de tensión, que se eleva a medida que el espectador advierte que un criminal, sanguinario y desequilibrado, anda cerca y puede volver a matar.
¿Pero quién hubiera querido matar a una mujer de la que, aparentemente, se enamoraron todos los hombres que conoció?
O
¿Acaso no estaba muerta?
La acción, en Laura, tiene lugar en New York City a lo largo de 4 o 5 días, de viernes a martes, del caluroso agosto de 1943 o 1944.
El escenario está compuesto por apartamentos de lujo, viviendas suntuosas, restaurantes exclusivos, y por una sociedad acomodada y rica.
Laura Hunt de 22 años, trabaja desde hace tiempo como diseñadora y promotora de una empresa de publicidad de Manhattan.
Guapa, sencilla y atractiva, enamora a los hombres que la rodean hasta que muere por el disparo de una escopeta de perdigones que le destroza la cara.
El teniente de policía Mark McPherson, es un inspector de policía, conocido por su arrojo y eficacia, se encarga del caso del asesinato de la muchacha identificada como Laura Hunt.
Él interroga a las personas que mejor la conocieron:
Waldo Lydecker, un sarcástico socialité, crítico cultural, conductor de radio de más de 50 años, siendo realidad que tenía 55 durante el rodaje, es soltero, refinado, culto y solitario.
Ann Treadwall (Judith Anderson) es la tía de Laura, insatisfecha y solitaria, compra los servicios sexuales de Shelby Carpenter y le paga sus caprichos.
Shelby Carpenter (Vincent Price) es un mitómano gigoló, un joven apuesto, alto, fuerte, poco refinado y vividor.
Lydecker conoció a Laura cuando ella le pidió su colaboración para la promoción de una pluma estilográfica.
Aunque inicialmente se niega a ayudarla, posteriormente se convierte en el ángel tutelar de la joven, llevándola con su ayuda a las más altas cotas en su profesión de agente publicitario.
Ann Treadwell, la tía de Laura, por medio de la cual conocerá a Shelby Carpenter, un joven y atractivo conquistador por el que Ann se siente atraída.
Laura se compromete con Shelby, pero acaba cuestionándose su enlace con él cuando se entera que tiene un affaire con una joven modelo.
Es entonces cuando Laura decide marcharse un fin de semana al campo para despejar sus dudas, viaje que se ve frustrado por su muerte.
O eso al menos es lo que piensan todos.
Laura ha sido asesinada y el detective McPherson está tratando de averiguar quién la mató.
Los sospechosos principales son dos “pretendientes” de Laura:
Lydecker: cuya obsesión con Laura es más estética que sexual, ya que se da a entender que él es homosexual, y Carpenter.
Ambos tienen un motivo para cometer el asesinato, el primero por celos, y el segundo, por razones económicas, pero es evidente que sólo uno de ellos tiene la sangre fría para hacerlo.
Laura regresa de su viaje al campo decidida a no casarse, y se encuentra en su casa con McPherson, quien, tras la sorpresa, la pone al corriente de lo sucedido.
La autopsia de la joven muerta certifica que el cadáver corresponde a la joven modelo relacionada con Shelby.
Todos, Shelby, Ann e incluso Laura son sospechosos del asesinato, pero al final McPherson descubre que Waldo Lydecker es el asesino:
Éste, enamorado de Laura como “Pigmalión” de su creación escultural, viendo que no puede ser suya, decide que no sea de nadie; fue entonces cuando llegó a su casa para matarla, Laura ya se había marchado al campo, es a la modelo, a quien Shelby ha llevado allí, a quien mata por error.
Preminger narra de manera brillante un rompecabezas que pondrá el cuello de cada uno de los sospechosos en la guillotina a medida que va pasando la obra, desconcertando por completo las posibles apuestas que podamos hacer sobre la culpabilidad de cada uno de los interrogados por McPherson.
Sin mencionar la gran vuelta de tuerca que posee Laura promediando su segunda parte, donde la desorientación se convierte en moneda corriente para aclarar todo en un final épico e impresionante.
“I'm not kind, I'm vicious.
It's the secret of my charm”
Preminger dirige Laura con soltura y elegancia, refinamiento en la puesta en escena y tensión en la construcción del suspense.
Un magnífico guión con ingeniosos diálogos y la espléndida fotografía del gran Joseph LaShelle, que consiguió su único Oscar con este título, dotan al relato de un tono enigmático que alcanza su máxima expresión con la aparición cuasi fantasmal de la bella Gene Tierney junto al cuadro que preside el salón en donde transcurre casi toda la acción.
Laura me recuerda mucho en su trama a la famosa “Rebecca” (1940) de Alfred Hitchcock, pasando por “Gilda” (1946) de Charles Vidor, y algo de la serie de TV “Twin Peaks” (1990-1991) creada por David Lynch y Mark Frost.
Además de enmarcarse dentro del thriller clásico, con las características de ambientación urbana y relente como definición de la psique de unos personajes ambiguos y una perturbada trama, atmósfera taciturna, intervención de la “femme fatale” como motor del asunto o utilización narrativa del flashback, Laura es una intensa película romántica, con los celos y la obsesión como principal mecanismo temático.
Temas tabú a más o poder entonces como la necrofilia o la homosexualidad se dejan entrever bastante bien, lo que otorgan además cierta condición de transgresor o adelantado a su época.
En lo primero tenemos la fascinación obsesiva del protagonista masculino, un buen Dana Andrews por la mujer presuntamente muerta a través de un retrato colgado de la misma en el salón.
Y de lo segundo se ocupa, exclusivamente, el meritorio rol de Clifton Webb, periodista de mil y un folletines “jetseteros y amarillistas”, y mejor amigo de la desaparecida a la sazón y para la ocasión.
Curiosamente, hay 3 objetos clave en la historia de Laura a los que Preminger presta especial atención:
El cuadro, el reloj y la escopeta:
El cuadro como presencia absoluta de la protagonista.
Funciona como herramienta narrativa.
El reloj, que narrativamente abre y cierra la historia, relaciona a los personajes de Laura y su Pigmalión, Waldo, el reloj como nexo de unión eterna.
La escopeta, arma del asesinato, escondida, regalo de Waldo a Laura como símbolo de esta unión.
Con la estilización visual mencionada y un lenguaje metafórico y elíptico, el autor inunda a Laura de ese aire de escepticismo, pesimismo y ambigüedad moral que rodeaba al genero noir, un fiel reflejo de una sociedad corrompida que en su reverso mostraba el lado oscuro del sueño americano, la perdida de la inocencia, el derrumbe del paraíso perdido, el fin de una época de ilusión donde el crimen merecía ser justamente castigado.
Todo un lenguaje narrativo que expresaba la ideología de una época violenta y profana.
Un elemento importante en Laura es el retrato de la misma Laura que, constantemente, aparece a lo largo del metraje, dicho cuadro no es más que una fotografía sobre la cual se ha pintado al óleo.
Nuevamente, como dato más que curioso, dicho cuadro no se conformó en salir solo en su propia película (Laura) si no que también hizo aparición en los filmes “On The Riviera” (1951) y en “Woman's World” (1954)
Y por último daremos un dato curioso sobre los protagonistas de Laura:
Gene Tierney, Dana Andrews, Judith Anderson y Vincent Price, todos ellos murieron entre 1991 y 1993.
Son escenas destacadas de Laura:
El extraño, homosexual, recibimiento exhibicionista que Lydecker dispensa a McPherson en el cuarto/sala de baño, el interrogatorio bajo un potente foco de luz de Laura en la comisaría, la inesperada aparición de ésta en su casa mientras McPherson duerme en el sofá ante su retrato.
De hecho, hay quien sostiene que, a partir de esa escena, todo lo que acontece en Laura es un sueño del propio detective.
No lo creo, pero poco importa.
Lo esencial es la textura onírica y el increíble magnetismo que se desprende de la “aparición”
Curioso para la época la figura de Waldo, un homosexual, con deseos reprimidos de travestismo, desea realizarse como mujer a través de Laura, a la que domina, manipula y aconseja, con el objeto de que se vista como le gustaría vestir él, que se peine como le gustaría peinarse él, que se perfume como le gustaría perfumarse él.
“I suspect no one, and I suspect everyone”
Adentrarnos en el personaje de Laura, la mujer central del film, implica notar, no solo la excelente actuación de Gene Tierney, sino también la belleza que posee esta actriz.
Si bien en un comienzo su persona destila ternura, más avanzado el film también nos propondrá que pensemos sobre ella como otro personaje extremadamente sospechoso.
Incluso la asistenta de hogar de Laura, Bessie (Dorothy Adams) es sospechosa de los oscuros acontecimientos de que somos testigos.
Gene Tierney, que nunca estuvo más guapa que aquí, se hizo famosa con su misteriosa y sensual Laura.
Su carrera subsiguiente sería para siempre identificada con este papel, a lo que ella decía, en broma:
"Es mejor eso, a no ser identificada para nada”
Sin embargo, Laura no es el prototipo de “femme fatale” del cine negro.
Su personalidad es menos dura, implacable y peligrosa que las heroínas del género, su personaje desprende cierto misterio aunque es más cercana, vulnerable e inofensiva; su presencia, potenciada por la música como un sutil aroma que flota en el ambiente, estará siempre presente para el espectador.
Por otro lado, Zanuck, propietario de la Century Fox, estaba en contra de contratar a Clifton Webb por su reconocida homosexualidad, pero al final participó en Laura.
El personaje de Waldo Lydecker estaba, en realidad, basado en Alexander Wolcott, crítico del “New Yorker”, columnista y locutor.
Waldo vive en una suntuosa mansión, recibe al detective en un señorial baño, mientras teclea en su máquina de escribir, y tiene el para nada “discreto encanto de la arrogancia”, es un misántropo con un excelente sentido de humor, negro y cínico.
Él es una figura que aporta una personalidad despreciable que inquieta al espectador.
Un escritor que no repara en destruir, mediante sus líneas, a quien sea que lo perturbe.
Sus actitudes, obviamente como la de los otros sujetos en Laura, es por demás de intrigante, nos preguntamos constantemente sobre sus motivaciones personales y su forma de interactuar con los demás mediante una forma de dialogar muy sofisticada.
Webb, que debuta en el cine sonoro con Laura, a los 55 años, logra un retrato acertado y sus diálogos pueden ser como veneno o manantiales de agua en medio del desierto, siempre con ese acento inglés tan... “inglés”
No sorprende en Laura la actuación de Vincent Price.
Simplemente un maestro a la hora de personificar sujetos extremadamente misteriosos y creadores de duda de manera automática.
Shelby Carpenter es el nombre de este personaje quien, de manera similar a los demás, se encargará de intentar ahogarnos en esta laguna de misterio que el director Otto Preminger se encargó de ponernos en frente a nosotros.
En el plano de lo estrictamente sonoro, en Laura encontramos tanto música incidental como banda sonora que acompaña la acción.
En algunos momentos encontramos a los personajes encendiendo ellos mismos la música que los sigue a la acción.
En otras situaciones, oímos como la música se acrecienta en volumen e intensidad conforme Laura nos dirige a planos de mayor suspenso.
La música principal compuesta para la misma, cuya inmortal pieza homónima al título mecimiento de David Raksin ha pasado a la historia y ha inspirado en innumerables ocasiones de forma posterior al género.
El tema principal, Laura, es una canción que seguro todos hemos oído alguna vez, la canción fue escrita por David Raksin y, en un principio, se llama "Judy", en honor a Judy Garland.
El tema musical “Laura” fue compuesto en poco más de un fin de semana, directamente para la película, a diferencia de otras películas, que por la misma época, adoptaban su título de un tema.
La repetición sistemática del tema desde los títulos iniciales hasta el final cumple su misión, que es la de grabarse en la memoria del espectador y dar marco ideal al “whodunit”, una contracción de “who done it”, es decir “¿quién lo hizo?”, “¿quién la mató?”, término con el que se designan a estas historias de intriga con grupo de sospechosos y un culpable.
Lamentablemente, David Raksin no fue nominado a los Oscar por su maravillosa partitura.
Irónicamente, hoy en día su tema “Laura” ocupa el 7° puesto en la lista de las 100 Mejores Bandas Sonoras del American Film Institute en su entrega “AFI's 100 Years Of Film Scores”
Allí radica parte de lo mucho por lo cual se valora hoy a Laura:
Sentó bases en una época donde el género delineaba su forma gracias a films tan paradigmáticos como este en cuestión.
Laura es una historia oscura con un crimen de por medio, donde 3 hombres muy diferentes caen atrapados, cada uno a su manera, en el embrujo de una mujer de rompe y rasga, desembocando en consecuencias trágicas en torno a las cuales planea el amor sin esperanzas, celos enfermizos, amor interesado, gratitud, pasión alimentada por la evocación y por recuerdos atisbados en objetos personales, en un cuadro, en cartas, obras de arte, adornos, perfumes…
Hay veces en que basta el aura de una persona para que otros caigan rendidos ante ella.
Todos caímos.

“Goodbye, Laura”



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