Jarhead

“A story:
A man fires a rifle for many years, and he goes to war.
And afterward he turns the rifle in at the armory, and he believes he's finished with the rifle.
But no matter what else he might do with his hands, love a woman, build a house, change his son's diaper; his hands remember the rifle”

La Guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 - 28 de febrero de 1991), o simplemente “Guerra del Golfo”, fue una guerra librada por una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait.
Esta guerra también fue llamada, por el líder iraquí Sadam Husein, como “La Madre de Todas Las Batallas”, y comúnmente conocida como “Operación Tormenta del Desierto” por el nombre operacional estadounidense de la respuesta militar, también recibió el nombre de “Segunda Guerra del Golfo” para diferenciarla de la Guerra Irán-Irak, “Primera Guerra del Golfo” para diferenciarla de la “Invasión de Irak” de 2003, o “Guerra de Irak” antes de que este término pasara a ser identificado con la “Guerra de Irak de 2003-2010”
El inicio de la guerra comenzó con la invasión iraquí de Kuwait el 2 de agosto de 1990.
Irak fue inmediatamente sancionado económicamente por las Naciones Unidas.
Las hostilidades comenzaron en enero de 1991, dando como resultado la victoria de las fuerzas de la coalición.
Las tropas iraquíes abandonaron Kuwait dejando un saldo muy alto de víctimas humanas.
Las principales batallas fueron combates aéreos y terrestres dentro de Irak, Kuwait, y en la frontera entre Kuwait y Arabia Saudita.
La guerra no se expandió fuera de la zona de Iraq-Kuwait-Arabia, aunque algunos misiles iraquíes llegaron a ciudades israelíes.
“La Operación Escudo del Desierto”, fue la fase inicial de la respuesta total, con la cual se pretendía proteger a Arabia Saudita de una posible ofensiva iraquí.
Para ello se enviaron inicialmente fuerzas del USMC pobremente equipadas en cuanto a blindados se refiere, sólo contaban con los carros Sheridan.
“La Operación Tormenta del Desierto” fue el nombre que se dio a la ofensiva aliada.
Las causas de la guerra, e incluso el nombre de ella, son aún temas de controversia.
“Fuck politics.
We're here.
All the rest is bullshit”
La Guerra del Golfo está llena de paradojas.
A pesar de tratarse de una de las contiendas más televisadas de la historia, sus imágenes estuvieron sometidas a censura desde el principio.
Los asesores de imagen norteamericanos no querían repetir los errores de Vietnam.
Con un Internet todavía inexistente, esta guerra fue la edad de oro de la censura militar.
Además, supuso una guerra altamente tecnificada, donde la precisión de los bombardeos aéreos fue decisiva.
Las tropas terrestres solo tenían que ocupar, sin apenas luchar, los terrenos previamente atacados desde el aire, encontrando una espantosa estela de destrucción, en la que no faltaban muchísimas víctimas inocentes.
El liderazgo de la operación recayó en el presidente estadounidense de aquel momento:
George Herbert Walker Bush.
Haciendo gala de una prudencia que se antojó excesiva a muchos analistas, se conformó con liberar Kuwait sin penetrar en Irak.
Doce años después, su hijo, el presidente George Walker Bush se encargó de completar el “trabajo” invadiendo Irak con ambiguos argumentos, que resultaron ser inciertos, y sin el aval de Naciones Unidas.
La ocupación del país ha resultado un desastre, entre continuos atentados y conatos de guerra civil.
A día de hoy, Irak sigue siendo un país inestable y peligroso.
“Welcome to The Suck”
Jarhead es una película estadounidense estrenada en 2005 dirigida por Sam Mendes y protagonizada por Jake Gyllenhaal, Jamie Foxx, Peter Sarsgaard, Chris Cooper, Lucas Black, Brian Geraghty, Jacob Vargas, Laz Alonso, Evan Jones, Dennis Haysbert, Brianne Davis, entre otros.
El título “Jarhead” hace referencia a la forma coloquial con la que se denomina a los marines, “cabezabotes”, debido a la apariencia otorgada por el corte de pelo militar típica de los marines.
El guion de Jarhead es una adaptación de William Broyles Jr., del libro homónimo de Anthony Swofford, publicado a principios de 2003, donde relata sus experiencias como marine en “La Operación Tormenta del Desierto” para liberar a Kuwait de la invasión de las tropas iraquíes de Sadam Hussein en 1991.
Anthony Swofford escribía con la urgencia, la inmediatez, la honradez y el humor que sólo puede tener la persona que haya vivido la experiencia en carne propia.
La novela se mantuvo durante 9 semanas seguidas en la lista de best sellers de The New York Times y fue aclamada como:
“Un auténtico clásico, un libro de memorias llenas de vida de La Guerra del Golfo de 1991 que será recordado como uno de los mejores acerca de la vida militar.
Una época salvaje conocida por millones de hombres jóvenes de la que no suele hablarse en detalle”
Esa historia sin pulir, contada por un chico de 20 años, tenía poco que ver con lo que ofrecían los periódicos o la televisión.
Describía una guerra vista desde el suelo con las imágenes de pozos de petróleo ardiendo en la noche, cual cometas caídos desde el cielo; hablaba de reclutas ruidosos, cachondos, polvorientos, llenos de entusiasmo y, al mismo tiempo, atemorizados ante la idea de que la batalla podía sorprenderles detrás de la siguiente colina; de chicos jóvenes a los que habían dejado caer en un terreno inhóspito que mataban el tiempo jugando al fútbol con las máscaras antigás puestas, mientras esperaban paquetes de casa, cartas y revistas porno, apostando en combates de escorpiones y emborrachándose para celebrar la Navidad.
Sin embargo, en esta situación infernal nacieron amistades improbables, lealtades eternas, una camaradería que nada podría romper, la hermandad de los “jarheads” que se habían jurado fidelidad eterna.
A la hora de abordar el espinoso tema de la Guerra del Golfo, el prestigioso director Sam Mendes contaba con la perspectiva de los dos conflictos, pues Jarhead se rodó un año después de la invasión de George Walker Bush.
Mendes opta en todo momento por un discurso crítico, que no deja en buen lugar al estamento militar estadounidense.
No se detiene a debatir las razones de la guerra o su justicia, pues adopta el enfoque de un simple soldado que es destinado al Golfo Pérsico sin saber muy bien lo que va a encontrar allí.
Jarhead se adentra en algunos pormenores irrelevantes de la vida de un soldado, y en realidad no llega a contar demasiado ni tampoco hay que esperar que se muestre mucho de despliegue bélico.
Jarhead muestra la vida misma de jóvenes soldados que tienen todas las ilusiones de luchar por su país, y que dejan sus respectivas vidas para entregarse por completo a la riesgosa tarea.
Entonces vemos lo cotidiano, el diario devenir propio de las situaciones que acarrea una guerra, sólo que Mendes no se centra en detalles relevantes ni en mensajes profundos, sino que da rienda suelta a todo el ímpetu y el entusiasmo inconsciente de los “jarheads” por entrar en una batalla que ni siquiera llegan a comprenderla en su plenitud.
LCpl/PFC Anthony Swofford a.k.a. Swoff, de Sacramento, California, es un soldado de 20 años de edad enviado al desierto de Arabia Saudita, en La Guerra del Golfo, para estar preparado a combatir en Kuwait tras su ocupación por Irak.
Él vivió una guerra muy diferente a la que se describió en los periódicos y en los canales de la época.
Jarhead muestra la espera de los soldados que no han entrado directamente en el conflicto armado, y como lidian éstos con el aburrimiento, describiendo a unos soldados aterrorizados por estar en guerra pero también emocionados por matar a su primera víctima; muestra también a unos jóvenes como cualquier otros ávidos de sexo, con continuas trifulcas debido a la convivencia, bromas pesadas, y con los problemas derivados de su situación, como el encontrarse lejos de sus familias, o las relaciones a distancia con sus parejas.
Los “jarheads” que dan nombre a la obra son en su gran mayoría catetos, mediocres, fracasados, pringados a los que les quedaba el ejército como única opción para destacar en la sociedad más competitiva del mundo.
Si el ejército les falla, sus vidas se hunden.
“A flashlight was a moonbeam.
A pen was an ink stick.
My mouth was a cum receptacle.
A bed was a rack.
A wall was a bulkhead.
A shirt was a blouse.
A tie was still a tie, and a belt a belt.
But many other things would never be the same”
Jarhead puede dividirse en 3 partes:
El entrenamiento de los marines y sus influencias cinematográficas:
El primer tramo de Jarhead funciona como un homenaje a “Full Metal Jacket” (1987), de Stanley Kubrick, narrando el entrenamiento de Swofford (Gyllenhaal) a su llegada al cuerpo de marines.
El SSgt. Sikes (Foxx) tiene muchas similitudes con el Hartman de aquella cinta.
Los reclutas van y vienen, pero los sargentos instructores permanecen.
En este sentido, es interesante constatar el análisis que Mendes realiza acerca de la influencia que el cine ejerce sobre los reclutas.
En una visión conjunta de “Apocalypse Now” (1979), la obra maestra de Francis Ford Coppola, los soldados acceden a un estado cercano al éxtasis con la contemplación de la famosa escena de “Die Walküre, WWV 86b” de Richard Wagner, el ataque de los helicópteros al poblado vietnamita.
Lo que el director pretende mostrar como un episodio horrible de muertes sin sentido se transforma, a los ojos extasiados de los reclutas, en una hazaña protagonizada por sus hermanos, los marines que combatieron en Vietnam.
El entrenamiento, que pretende convertirlos en insensibles máquinas de matar, ha calado hondo en ellos.
“La Operación Escudo del Desierto”, la larga espera:
La misión que se les encarga a los marines que llegan a Arabia Saudí es contraria a su espíritu combativo:
Esperar acontecimientos.
Los soldados han de otear el horizonte esperando un ataque del enemigo que nunca llega.
Mientras tanto, los mandos se dedican a fomentar el odio al adversario y a atemorizar a las tropas con la posibilidad de un ataque químico.
En realidad, el mayor peligro para los marines en toda la guerra va a ser, como después se sabrá, la medicación preventiva que les obligan a tomar y que para muchos de ellos va a derivar años después en la enfermedad conocida como:
“El Síndrome del Golfo”
Como es lógico, los meses de inactividad en aquella tierra de nadie son desesperantes para los soldados americanos, que acentuarán más, si caben sus comportamientos tribales y los ritos de iniciación de los nuevos reclutas.
Entrar en el ejército supone hacerlo en un mundo aparte.
En el frente de batalla las relaciones familiares y amorosas se difuminan hasta convertirse en casi un mito en la mente del soldado.
En este contexto, una simple ruptura amorosa se convierte en un drama que deja al combatiente en una posición de desamparo.
En estas escenas de Jarhead, el espectador solo echa en falta una mayor profundización en los personajes, que aparecen como demasiado elementales y planos, aunque en todo caso hacen honor al título: son unos “cabezabotes”
“La Operación Tormenta del Desierto”, la entrada en Kuwait:
Finalmente, llega el día de la batalla.
Las tropas ven llegado el momento de saciar su sed de sangre y se lanzan ansiosas a la lucha, solo para encontrar que su trabajo ya ha sido realizado desde al aire.
La infantería se limita a tomar territorios asaltados por un previo apocalipsis venido del cielo.
Los soldados se deprimen:
Van a la guerra y no tienen la oportunidad de matar a nadie.
La contienda solo les sirve para contemplar el incendio de los pozos petrolíferos kuwaitíes:
Una imagen llena de terrible belleza.
Jarhead resume muy bien lo que significó La Guerra del Golfo para los soldados de infantería que lucharon en ella:
Una espera llena de tensión y un posterior paseo militar que frustra a los reclutas por la ausencia de combates.
Ya se encargaría posteriormente Bush Jr. de dar ocasiones de combatir a los marines.
La guerra es el telón de fondo en el que los protagonistas se aburren mientras ven a los aviones pasar.
Las consecuencias de la guerra, así como cualquier posible reflexión sobre ella, quedan soslayadas, y el foco de atención se fija en unos soldados que se ven obligados a pasar los lunes al sol.
Jarhead expone la mediocre cotidianeidad de una guerra cualquiera, la cotidianeidad de esos soldados que apenas llegan a pisar el campo de batalla y que por ello se sienten decepcionados, no olviden que provienen de la sociedad norteamericana, muy enfermita con todo esto de la patriotería y las guerras.
Un grupo de personajes mediocres se alista en el ejército para llegar a ser grandes marines.
Todos guardan en su interior cascadas de violencia contenida que han de salir de alguna manera.
Todos están obsesionados con “El Sueño Americano” de servir a la patria matando enemigos.
Todos quieren disparar sus gatillos.
Todos quieren sentir correr la sangre.
Pero no hay nada en el desierto:
Esto no es una Guerra Mundial, no es Corea ni es Vietnam.
Es el Golfo, y todo ha cambiado mucho desde entonces.
La guerra se desarrolla de otra manera, y a los sufridos patriotas no les da tiempo ni de cargar el arma por segunda vez.
Todo pasa deprisa y sin novedades, entre instrucciones, guardias y fiestas y deportes improvisados, y los jóvenes se frustran:
Nunca matarán a nadie, nunca saldrán de la mediocridad, nunca regresarán a los USA siendo unos ganadores.
Sí, se ha librado de tener que matar a un hombre, se ha librado de ensuciarse las manos y de arriesgar su vida...
Pero nunca será nadie.
El verdadero infierno en Jarhead no es la guerra en sí, sino su ausencia; la rutina del campamento y la instrucción aumenta la ansiedad de unas tropas entrenadas para el combate, pero no para esperar viendo cómo se pasan los días en un infernal desierto, magníficamente plasmado en la excelente fotografía.
El verdadero enemigo es la desesperación y el exceso de tiempo para pensar en lo que han dejado atrás por estar allí, es lo que alimenta las neuronas y las comeduras de coco de los "jarheads":
Por muy vacías que estén, sus cabezas se llenan de pensamientos pesimistas que la mayoría de las veces se hacen realidad, como sucede con la alargada sombra de la infidelidad.
“Yea, though I walk through the valley of the shadow of death, I will fear no evil, for I am the baddest mother fucker in the valley”
Jarhead centra su punto de vista en su personaje, encarnado por Jake Gyllenhaal, un muchacho hijo de un veterano del Vietnam, y su compañero, Cpl. Alan Troy (Sarsgaard), otro joven más taciturno que esconde un pasado que se resiste a revelar bajo ningún concepto.
En todo caso, son las apreciaciones en off de Swofford las que marcan el mayor grado de reflexión e ironía, en un personaje caracterizado por su escepticismo existencial, al inicio, y en un detalle algo chirriante, la cámara nos lo muestra leyendo en el retrete: “El Extranjero” de Albert Camus, y cuyas actitudes y miradas van encaminadas a ello, dentro de su alternancia con una relativa aceptación de su destino personal.
Troy y Swofford serán esencialmente los miembros más activos de comando y, por ello, sus personajes adquieren una mayor humanidad.
Algo en lo que aporta un considerable grado de credibilidad e intensidad las espléndidas interpretaciones ofrecidas por Gyllenhaal y, sobre todo, su cuñado Sarsgaard, que día a día se está consolidando como uno de los grandes actores norteamericanos de su generación.
Todos los actores tienen que interpretar exactamente el mismo rol de almacén de testosterona y receptáculo de espermas.
Pero seguro que todos los galones los recibe Jamie Foxx por su interpretación del “Sargento de Hierro”, que para eso está de moda.
Porque Jarhead habla de almas desérticas, seres humanos buscando un oasis existencial a la desesperada, aunque sea a costa de la vida de otros seres humanos, genial la escena en la que los soldados suplican a un superior para que les permita pegarle un tiro a un enemigo que va a ser bombardeado.
Curioso de ver, el de no juzgar los bandos enfrentados en la guerra, es un punto destacable de Jarhead.
Porque, claramente, es una decisión ex-profeso del director, y en mi opinión comete un fallo en tanto que los films bélicos requieren de ese ojo objetivo.
Sí, seguramente de haberse posicionado se le hubiese criticado igual… pero el Séptimo Arte, los espectadores, al menos necesitan de “buenos” y “malos”
Porque de lo contrario, lo que queda es una desazón interior.
Como el que contempla el cuadro de un paisaje y no sabe qué debe buscar en él.
Quizás no haya que buscar nada.
Pero siempre queda esa desazón.
Majestuosa la comparativa de inutilidades en la secuencia del veterano de Vietnam, y muchos otros puntos realmente memorables, como también podría ser la escena del cabreo por no poder disparar, muestra del triunfo de la burocracia sobre lo intrínsecamente militar.
En Jarhead cabe una aclaración, con los trajes completos de NBQ (nuclear, biológico, químico), se hace la pista americana entre otras cosas.
En Jarhead sólo llevan la máscara, y ni siquiera llevan filtro y no parece tampoco que esté sellada correctamente.
Pueden jugar al fútbol americano y a lo que quieran.
Eso sí, primero siempre se pone la máscara no el mono…
Que hagas eso después de la instrucción es para matarte.
Hay más errores sin mucha importancia como que una sección la manda un teniente no un sargento, que además es muy raro si es de instrucción que acabe en el Golfo también como mando operativo.
Pero Jamie Foxx lo hace tan bien que el resto importa poco.
También se echa de menos alguna mención a la coalición internacional, pero los americanos son así.
Otras escenas logradas son:
La de la actitud psíquica de los reclutas visionando un film violento sobre Vietnam.
La muerte accidental de un recluta, mostrado como una ligera anécdota.
La fina presentación de los antecedentes familiares del protagonista y las brevísimas secuencias de colofón final, sobre la vida civil de los licenciados.
Jarhead cuenta con una banda sonora que fomenta el desorden y la anarquía con una onda new age, y con un interesante acompañamiento musical, dándole un toque de informalidad que le viene justo al tenor temático del filme.
“Suggested techniques for the marine to use in the avoidance of boredom and loneliness:
Masturbation.
Rereading of letters from unfaithful wives and girlfriends.
Cleaning your rifle.
Further masturbation.
Rewiring Walkman.
Arguing about religion and meaning of life.
Discussing in detail, every woman the marine has ever fucked.
Debating differences, such as Cuban vs. Mexican, Harleys vs. Hondas, left- vs. right-handed masturbation.
Further cleaning of rifle.
Studying of phillipino mail order bride catalogue.
Further masturbation.
Planning of marine's first meal on return home.
Imagining what a marine's girlfriend and her man Jody are doing in the hey, or in the alley, or in a hotel bed”
Jarhead no es abiertamente antibélica, a mi parecer, la única manera consecuente de abordar hoy en día el género, aunque cualquier espectador inteligente sacará sus propias conclusiones sobre el abotargamiento mental de los protagonistas.
¿Trata de denunciar la manipulación sufrida por la parte menos favorecida de la juventud de su país, embarcada en la protección de incomprensibles intereses económicos, engañados y apaleados por los hombres de caqui con la aquiescencia de Washington?
Entonces…
¿Por qué acompaña cada escena “cumbre” de ritmos musicales excitantes, de fanfarrias que hacen más atractivo aquello que se ve?
¿Por qué la gente se ríe de las barbaridades que sueltan los soldados, de los tacos encadenados, de tanta “pene parado” y “ensoñaciones vaginales”, con el habitual espectáculo homófobo, homoerótico y misógino incluido?
Jarhead habla, qué duda cabe, con conocimiento de causa; no en vano adapta el libro escrito por alguien que estuvo allí enfangado, hasta el cuello de mierda y petróleo.
Alguien que no guarda precisamente un buen recuerdo de su experiencia, sólo faltaría.
Pero, francamente... ¿y a mí qué?
Si la guerra es tan mala y el ejército una sinrazón…
¿Por qué da la sensación de que esos chicos han encontrado por fin una verdadera familia, que quizás no tienen otro sitio donde ir?
¿A qué viene que Jake Gyllenhaal sepa hablar árabe, resolviendo así una situación harto comprometida?
¿Por qué no vemos morir realmente a ningún iraquí y en cambio sí a soldados americanos?
Queda muy lindo que el diseño de producción nos regale paisajes alucinantes, con humeantes pozos de petróleo al fondo y cuerpos carbonizados, pero por eso mismo anónimos, sin nacionalidad.
Volvemos a los hechos:
Durante La Operación Tormenta del Desierto murieron 148 soldados norteamericanos en combate y casi 100.000 integrantes de la Guardia Republicana.
¿Qué me importa a mí lo mucho que se aburrían y se masturbaban los soldados americanos antes de arrasar a sus rivales?
No, esto no es un discurso antiamericano.
Los europeos, como siempre, dijeron que sí con la boca pequeña, y formaron parte activa de la coalición, británicos y franceses sufrieron también bajas, 47 y 2 respectivamente, quedando esa “integridad” a salvo, porque los trastos de matar se les cede siempre a los expeditivos yanquis, para luego poderles gritar:
“¡Malos, más que malos!”
En definitiva, que uno ya está harto de lo de siempre:
Que las novias de los soldados movilizados sean tratadas como zorras en potencia, que la masculinidad desbocada resulte tan vomitiva y homoerotica, que me tengan que importar las vidas de unos anormales, y que la basura y la deshumanización se conviertan en espectáculo.
Si a usted, como diría uno de los muchos “filósofos” de Jarhead, todo esto “se la pone dura”, no lo dude:
¡Esta es su guerra! 
Jarhead puede interpretarse de diversas formas, para mí es sin duda una sátira, una fuerte crítica a lo que sucede dentro de los cuarteles del ejército estadounidense.
Uno llega a preguntarse si de verdad son tan idiotas como aparecen en Jarhead o si son víctimas de un sistema enajenante y opresor.
Definitivamente, Jarhead hace que uno deteste lo poco que no detestaba de ese extremo nacionalismo de la sociedad norteamericana.
El hombre sigue haciendo la guerra… pero quizás la guerra ya no necesita al hombre.

“A story.
A man fires a rifle for many years.
And he goes to war.
And afterwards he comes home, and he sees that whatever else he may do with his life:
Build a house, love a woman, change his son's diaper…
He will always remain a jarhead.
And all the jarheads killing and dying, they will always be me.
We are still in the desert”



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