Monsters, Inc.

“GGRRROOOOOOOOOAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRR!!!!!!”

¿Quién no ha temido alguna vez a los monstruos de las habitaciones oscuras o que se esconden debajo de la cama?
A partir de los dos años, la imaginación de los niños está a todo vapor, de ahí que al jugar le atribuyan características especiales a los objetos:
Una olla es un casco, una caja un avión y el palo de la escoba, un maravilloso corcel.
Esta gran capacidad imaginativa puede dar vida a los famosos amigos imaginarios, pero también, a los monstruos, brujas y espantos.
El temor a los monstruos y demás personajes tenebrosos es una combinación de su amplia imaginación, su instinto de supervivencia, su incapacidad para distinguir la realidad de la fantasía y la necesidad de sentirse seguro y protegido.
El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento, habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.
Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, por ejemplo el ser humano.
La máxima expresión del miedo es el terror.
Además el miedo está relacionado con la ansiedad.
En los niños el miedo son las representaciones en imagen de las crisis y los sufrimientos que están en su interior.
La imagen de un padre que pega con el cinturón, la mano o el grito, puede estructurarse en una sombra, un fantasma o en el miedo a la oscuridad.
Los monstruos son las representaciones simbólicas del miedo a la separación, al divorcio de los padres, al colegio, a la muerte y a tantos otros…
Es frecuente en los niños el miedo a la oscuridad, y aparece alrededor de los 2 años y desaparece alrededor de los 9.
Uno de cada tres niños suele padecerlo.
Los miedos forman parte del aprendizaje del niño, son algo transitorio que le ayuda a madurar.
A veces se manifiestan de forma intermitente:
Aparecen y desaparecen, para volver a resurgir después.
No hay que considerar esto como un fracaso, sino como algo normal que se superará con el tiempo.
Sin embargo, el miedo a los monstruos es una señal de que algo en la vida del niño no va bien del todo.
Puede que esté viviendo una situación traumática, como la muerte de un familiar o el divorcio de los padres.
Aunque también es posible que haya visto una película que le haya impresionado o que haya reñido con un amigo.
El caso es que una fuerte emoción ha abierto la puerta a imágenes mentales de monstruos, que aparecen por la noche porque ésta le hace sentirse más vulnerable.
Vale la pena reconocer que el temor no debe verse como una debilidad, sino como una respuesta normal de cualquier ser vivo ante un inminente peligro.
Al sentir miedo, el cerebro prepara a los órganos del cuerpo para el ataque o la huída y esta reacción instantánea puede incluso salvarle la vida.
“BOO!”
Monsters, Inc.es una película animada producida por Pixar y estrenada en cines por Walt Disney Pictures y Buena Vista Internacional en 2001.
Dirigida por Pete Docter, Lee Unkrich y David Silverman, con las voces originales de John Goodman, Billy Crystal, Mary Gibbs, Steve Buscemi, James Coburn, Jennifer Tilly, Bob Peterson, John Ratzenberger y Bonnie Hunt.
Con un guión a cargo de Andrew Stanton y Daniel Gerson, la idea original de Monsters, Inc., era que Sulley trabajara en el mantenimiento de la empresa ya que, debido a su profundo miedo a los niños, era incapaz de asustarles.
Hay que resaltar y reconocer el trabajo de los guionistas que logran una historia novedosa con altas dosis de ingenio, ocurrente que se basa en contradicciones tales como monstruos que se asustan de los humanos, que necesitan de ellos, realmente resulta interesante e innovador.
La idea de aquel que en principio resulta despreciable por prejuicios, y que a la vez por dentro posee mucho de admirable que destacar está tácito en la atmósfera de Monsters, Inc.
Monsters, Inc. obtuvo un Oscar a la Mejor Canción Original “If I Didn’t Have You” y 3 nominaciones:
Mejor película animada, banda sonora y sonido.
Monsters, Inc. fue la 4ª película que produjo esta compañía y nos mostró ya aquellos aspectos por los cuales Pixar es considerada una productora de joyas para el cine.
Esa mezcla de historia para niños con un trasfondo adulto, ha hecho que no solo el público infantil se muestre interesado por el cine animado, sino que ha extendido sus lazos hacía el público joven y adulto, quienes han hecho que varias de estas cintas sean taquilleras en el mundo entero y tengan el respaldo de crítica y público.
Y muchos ya no la encasillan solamente como “película animada”, sino que la consideran superior a las películas convencionales de personajes reales, que a veces no pueden transmitir ese factor emotivo que Pixar sí transmite en sus historias.
Así las cosas, Monsters, Inc. es la mayor empresa de miedo del mundo de los monstruos, y James P. "Sulley" Sullivan (John Goodman) es uno de sus mejores asustadores.
Sullivan es un imponente personaje recubierto de piel azul con lunares de color violeta que luce dos cuernos, y al que sus amigos llaman “Sulley”
Michael "Mike" Wazowski (Billy Crystal), es su ayudante asustador, además de su mejor amigo y compañero de habitación, es un monstruo verde, testarudo, tuerto y muy divertido.
Asustar a los niños no es un trabajo tan fácil ya que los monstruos creen que son altamente tóxicos y no pueden entrar en contacto con ellos de ninguna manera.
El ecléctico reparto también incluye al presidente y consejero delegado de la empresa, un monstruo en forma de cangrejo llamado Henry J. Waternoose III (James Coburn), a la recepcionista Celia Mae (Jennifer Tilly), una adorable monstrua con cabeza de serpiente llamada Roz (Bob Peterson), y al sarcástico camaleón llamado Randall Boggs (Steve Buscemi), que quiere arrebatar el título de mejor asustador a Sulley.
Boo (Mary Gibbs), es una niña de 2 años, que penetra en un mundo donde ningún ser humano se había atrevido a entrar hasta ahora, y siembra el caos tras ella.
Cuando la niña se cuela por el sistemas de puertas de la compañía que comunica con el mundo de los humanos, y que lleva a las habitaciones de los niños, Mike habrá de entrar en pánico, pues tener contacto real con un humano supone ganarse una cuarentena.
Y miles serán los líos en los que habrán de meterse cuando la niña les pierda miedo y se dé cuenta que en el fondo los Monstruos no son lo que parecen, poniendo en riesgo el sistema en que se basa la compañía:
El miedo.
Hasta que al final descubren que hay algo mucho más poderoso que el miedo:
La risa.
Y es justo lo que emplean.
La empresa sigue igual, pero con muchos más beneficios, y sin dañar a nadie.
Al final, y correspondiendo con el tono más que amable de Monsters, Inc. se sustituyen los sustos por risas, de las cuales descubren que se obtiene más energía.
Monsters, Inc. tiene grandes momentos a destacar sobre todo la montaña rusa de puertas, la lucha con el monstruo invisible o cuando Boo entra en Monstruopolis.
Mención especial merecen la hilarante toma de “bloopers” en los créditos finales.
Como curiosidad, cuando Mike está invitando a cenar a Celia por su cumpleaños, dice haber hecho una reserva en Harryhausen's, se homenajea de esta manera a Ray Harryhausen, creador de efectos especiales artesanales para películas.
A destacar el impresionante y atractivo diseño de personajes, véase por ejemplo el efecto del protagonista, el cual es un enorme peluche de color turquesa y lila, y el contraste con su amigo Mike, redondo, verde y con un solo ojo, o de Randall, el malo de la función y su forma de reptil, atención a cuando va cambiando de color al ser golpeado.
Todo un derroche de color e imaginación.
Para finalizar, quiero referirme al aspecto discursivo de Monsters, Inc., a pesar de estar muy solapado detrás de una simple historia pueril, podemos toparnos con conceptos tales como la amistad incondicional, y ella viene propiamente de personajes que no gozan de buena fama como son los monstruos infantiles, que tanto horrorizan a niños y a los no tan pequeños.
Por eso es de rescatarse el hecho que la enseñanza de que a veces los que aparentan ser malos por fuera, poseen virtudes y valores muy preciados como es el cariño hacia el ser distinto, la comprensión, el jugarse por el desvalido porque se tiene sentimientos.
Así entonces, lo primero que debemos hacer para luchar contra el miedo es aceptar que existe.
Los monstruos no son reales, pero el miedo sí, por eso hay que escuchar al niño cuando está asustado.
El niño necesita de protección para sentirse seguro.
Aún no ha desarrollado la individualidad y no es capaz de soportar la soledad.
El momento de ir a dormir es propicio para que despierten sus miedos, ya que implica quedarse solo y con la luz apagada, o casi.
Si a esta situación “delicada” se añade el recuerdo de algo inquietante, el miedo entra en escena, trayendo consigo toda clase de seres atemorizantes.
Sugiero algunas estrategias para luchar contra ellos:
La prueba de realidad:
Consiste en demostrar al niño que no hay monstruos en su cuarto:
Mirar debajo de la cama, detrás de la puerta...
Todo esto debe hacerse con paciencia y buen humor.
Se trata de relajar al pequeño, no de ponerle más nervioso.
El poder de las palabras:
Explicarle que los monstruos no existen y que solo están en su imaginación.
Pedirle que te cuente qué le da miedo, al verbalizarlo sentirá menos temor, e intenta relativizarlo, pero nunca se burle de lo que te diga.
Los aliados de la noche:
Es importante que el niño se sienta respaldado por su entorno más cercano.
Si llama es porque tiene miedo, se debe acudir a su lado y, antes de irse, dejarle un muñeco para que se sienta protegido al abrazarlo.
Tener una foto favorita en la mesa de noche también reconfortará.
Incluso, ponerse un “traje protector invisible contra monstruos” puede funcionar.
Sumergirse en su imaginación y encontrar juntos la mejor manera de enfrentar sus miedos es la mejor lección que se les puede dar.
Lógicamente, es contraproducente asustarlos deliberadamente o amedrentarlos para obtener de ellos conductas deseadas.
Los preescolares aún son dependientes de la seguridad de su padres y qué mejor forma de fortalecer su autoestima que saber que cuentan con papás y mamás súper héroes que les protegen de todos los monstruos del universo.

“Kids these days.
They just don't get scared like they used to”



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