The Bridges Of Madison County

“The old dreams were good dreams; they didn't work out, but glad I had them”

Se dice que hay dos tragedias en la vida:
Una es no conseguir lo que se desea.
La otra es conseguirlo.
Aquello a lo que nos aferramos no dura para siempre, y rara vez dura lo suficiente como para que podamos desprendernos con facilidad.
Cuando el amor duele es que es amor de verdad.
El alma se encoje, algo sucede muy dentro de mí, me doy cuenta de lo que pasa...
Me doy cuenta que también estoy sufriendo.
La infidelidad, relación extramatrimonial, aventura, ligue, rollo, “one night stand”, o lío.
El lenguaje cotidiano tiene palabras que implican connotaciones muy diferentes para describir situaciones que tienen una serie de ingredientes en común:
Una persona, con una relación de pareja estable y en la mayoría de las veces legalmente confirmada, está implicada en un contacto intenso de duración variable con una persona, en la mayoría del sexo opuesto, que no es su pareja habitual.
Este contacto puede, pero no tiene por qué, implicar relaciones sexuales.
Las razones más frecuentemente expuestas para iniciar y mantener una relación de estas características son matrimonios que se viven como penosos y/o vacíos, y un nivel de enfado considerable hacia el cónyuge por falta de una respuesta positiva a demandas sexuales y/o emocionales.
Es curioso observar la necesidad perentoria de declarar las relaciones extramatrimoniales como “buenas” o “malas” en el ámbito de comentarios populares.
Grandes obras del Séptimo Arte están inspiradas por el tema.
En ellas la relación extramatrimonial se presenta como destructora del matrimonio, como salvadora de la relación matrimonial, o como alternativo “amor verdadero”
También nos encontramos con versiones humorísticas cuyo reflejo son innumerables, chistosas y películas de más o menos acierto.
Todo ello refuerza la idea de una tensión entre miedo y deseo, que existe en cualquier fantasía sobre el tema, y desde luego en las situaciones reales.
A mi entender, la polarización sencilla de “bueno o malo” es fruto de un pensamiento linear y no refleja las interdependencias funcionales de la relación extramatrimonial como síntoma o comportamiento.
Las relaciones extramatrimoniales constituyen un mecanismo de comportamiento que altera un complejo sistema de distancias en la pareja de los cónyuges, de los hijos, y de sus respectivas familias de origen.
Las relaciones extramatrimoniales implican muchas diferentes sensaciones y sentimientos posibles:
Excitación, esperanza, deseo, pero también miedo, culpa, decepción y engaño.
Por definición, una relación extramatrimonial crea un déficit en el nivel de intimidad que resulta malsano y tiende a tener un efecto profundo y negativo sobre los individuos, el matrimonio y los niños de la familia.
La fidelidad en la pareja entonces, puede implicar diferentes formas de lealtad:
Lealtad a una idea o empresa común, al compromiso de cuidar y proteger, a la exclusividad sexual.
La exclusividad sexual es aquí la metáfora más perfecta del placer de ser único para otro.
Una relación extramatrimonial es indicadora de que la pareja como conjunto necesita “algo más” o “algo diferente” en su interacción, y en su vida en general; este “algo más” difiere según el tipo de relación extramatrimonial.
La relación extramatrimonial es una manera problemática de intentar suplir una necesidad a nivel de pareja.
En este sentido comenzar una relación extramatrimonial constituye un comportamiento sintomático, un indicador de que algo va mal y necesita cambiar.
Las relaciones extramatrimoniales son soluciones emocionales a problemas emocionales, no justificadas, lamentablemente.
“When I think of why I make pictures, the reason that I can come up with just seems that I've been making my way here.
It seems right now that all I've ever done in my life is making my way here to you”
The Bridges Of Madison County es una película dramática estadounidense de 1995 dirigida por Clint Eastwood.
Protagonizada por Meryl Streep, Clint Eastwood, Annie Corley, Jim Haynie y Victor Slezak.
El guion, escrito por Richard LaGravenese, es una adaptación de la novela homónima de Robert James Waller y explora la relación entre Francesca, un ama de casa, y Robert Kincaid, un fotógrafo.
Meryl Streep fue candidata al Oscar a la mejor actriz en la 68ª entrega de los premios, si bien fue Susan Sarandon quien obtuvo el galardón.
Si revisamos un poco la historia del cine nos encontramos ante películas en las que hay como punto de partida estas viejas construcciones:
Los puentes.
Brillantemente utilizado el puente como alegoría de cambio, ruptura con lo establecido y transición ante lo desconocido, y acá nos hallamos ante una de las indiscutibles joyas cinematográficas de los últimos tiempos.
The Bridges Of Madison County es una historia que habla sobre algo más que amor, tomar conciencia de lo primordial de la vida, la felicidad de cada uno, en una pareja, la felicidad de ambos juntos y por separado, preguntar siempre al otro: 
¿Cómo está y que le ocurre?
Entrar en la vida de las demás personas y no pensar sólo en uno mismo.
El mensaje en The Bridges Of Madison County es muy real y de real importancia.
Desde lo técnico The Bridges Of Madison County es correcta, gran fotografía y buena música.
La música tiene un importante papel, y, como un personaje más, es desde el refugio de Francesca, el idealista, escuchando las arias cantadas por Maria Callas al marco del baile entre ambos.
Magníficos ambientes naturales que otorgan el escenario propicio para que esta aventura se desarrolle con asombrosa naturalidad.
La fotografía genial, con una luz entre la ternura y la melancolía.
The Bridges Of Madison County es un film que sin tener acción, ni efectos especiales, ni trucos computarizados, atrapa de una manera sutil y aleccionadora.
Sin que los protagonistas digan nunca “te quiero”, el amor inunda nuestros sentidos.
Y el dolor.
A pesar de ser un drama y de que el nudo en la garganta siga después de los títulos de crédito, el mensaje es esperanzador, es un canto a la vida... al amor.
The Bridges Of Madison County va osadamente más allá de los parámetros culturales en la moral y en la ética, valores que son culturalmente discutibles ya que la moral es evolutiva, según la moral judío cristiana es amoral en su totalidad, con todo nos deja el mensaje que, el amor trasciende todos los conceptos morales, éticos y religiosos; deja espacio para la construcción de sofismas de diversas índoles.
Eastwood nos posiciona ante un dilema muy profundo, nadie puede negarle a esa mujer insatisfecha la posibilidad de rehacer su vida, no obstante tenemos detrás de todo ello una familia armada, que aparentemente funciona correctamente, un esposo fiel, trabajador y dedicado a sus hijos.
A medida que el metraje se va desarrollando, la intensidad del atolladero sentimental que se va generando va creciendo casi a puntos insoportables.
Lo que comienza como una inquietud, termina siendo una tangible alternativa de hacer borrón y cuenta nueva, escapando de su pasado y arriesgándose a nuevos caminos.
Los mismos no aseguran la felicidad, pero es un jugarse por salir de una monotonía que no llena ni satisface en plenitud sus necesidades afectivas.
The Bridges Of Madison County es una obra sencilla y profundamente humana, construida con sensibilidad y delicadeza.
A través de sus imágenes es posible captar la vulnerabilidad de los personajes y entender que tienen razones profundas para obrar como lo hacen.
The Bridges Of Madison County se sitúa en 1965.
Relata la historia de Francesca Johnson (Meryl Streep), una solitaria ama de casa italiana residente en Iowa, que se había casado con Richard Johnson (Jim Haynie) un soldado estadounidense y emigrado a Estados Unidos y tener a sus hijos: Carolyn (Annie Corley) y Michael (Victor Slezak)
La vida de Francesca es una oda a la rutina y el estereotipo de mujer en los años 60, fiel, abnegada a su casa y a su familia, con sueños e ilusiones perdidas que ve pasar sus días sin esperar cambio alguno.
Mientras su esposo e hijos se encuentran fuera, en la feria del Estado de Illinois, ella encuentra la posibilidad de encontrarse un poquito con ella misma y conoce a un fotógrafo, Robert Kincaid (Clint Eastwood), que ha llegado al condado de Madison en Iowa, para realizar una serie fotográfica sobre los puentes cubiertos de la zona para National Geographic de Washington, él es un apasionado por su trabajo, conocedor, encantador y lleno de anécdotas.
Así, la vida de Francesca se trastorna en favor del amor y las pasiones ocultas, en donde aparece el cambio, entre tanta rutina, y en donde se asoma el amor que en ese momento no recibía y se enamora de Kincaid.
Los 4 días que pasan juntos suponen para ella un giro fundamental en su vida por la relación extramatrimonial que mantiene con él.
The Bridges Of Madison County nos cuenta la historia desde la reivindicación del amor imposible, dejándonos a nuestro juicio las connotaciones morales de lo que está bien o mal en materia de sentimientos.
El adulterio sólo es una palabra y un freno social al imparable poder de las emociones; el corazón no responde a juicios de valor, religiosos o éticos cuando de lo que se trata es de haber encontrado lo que se había buscado desde siempre, aunque permaneciese oculto a nuestras percepciones, incluso a nuestros sueños.
Desde el principio, Eastwood nos ofrece su visión sincera y limpia ante ese universo desconocido para el resto de ciudadanos del orbe que es el mundo rural estadounidense.
Cuando Robert Kincaid y Francesca se encuentran, el primer contacto es el convencional entre dos extraños.
Ella avanza en su interés hacia él conforme va desvelándole su mundo interior, su actividad vital, el conocimiento que éste tiene del mundo, que ya ha recorrido en más de una ocasión, y su envidiable independencia.
Él es muy atento y afectuoso con ella.
Ella no espera más de la vida que lo que ésta le ha deparado:
Un marido trabajador e hijos sanos.
Él encuentra en esta mujer abnegada el encanto de una personalidad sin explorar, la sensualidad de sus gestos, de sus manos al ordenarse el pelo, la quietud y serenidad de sus segundos de reflexión, su equilibrio y capacidad de entusiasmarse…
En ningún lugar del mundo ni en ninguna otra película ha habido tanto silencio como el que creó este genial hombre de cine con un intermitente a la izquierda y con un semáforo en verde en The Bridges Of Madison County, momentos después de que Robert Kincaid se calara hasta los huesos con ese aguacero silencioso y amargo.
Lo que principalmente se plantea en The Bridges Of Madison County es una disyuntiva “moral” de un ama de casa rural que se encuentra en medio de un entresijo amoroso.
La encrucijada es la siguiente:
Una aventura pasional con una persona que viene a romper con los esquemas rutinarios establecidos en su matrimonio.
Ello acarrea la duda, la inseguridad, el replanteo del estilo de vida llevada hasta el momento, todo producto del embelesamiento que trae consigo su amante secreto.
Sin embargo, no quieren decir adiós.
Ninguno de ellos “tuvo tiempo para saber si eso era felicidad o estaba dejando de serlo”
Tanto Francesca como Robert descubren que el Amor, con mayúsculas, que ha permanecido ausente de sus vidas.
En vez de eso hay resignación.
Se es condescendiente con la existencia.
Francesca ha cumplido con sus obligaciones:
Es una mujer ejemplar.
Tiene una familia, ha criado a sus hijos con devoción y ha sido una esposa incondicional.
¿Qué hay después de todo eso?
Su fuerza vital parece haberse adormecido, sólo queda la perspectiva de una vejez tranquila al lado de Richard, el hombre que ha elegido como su marido.
Es un camino recto y aparentemente, sin sorpresas.
En medio de la vida “común y corriente” de Francesca aparece una oportunidad que ella jamás había imaginado.
Basta un encuentro casual para modificar la visión de la propia vida, la forma como se asume tanto el pasado como el futuro.
De repente todas las certezas se pierden.
Ella había dejado su vida en manos del destino y un día, por azar, el destino le devuelve las riendas.
Descubre entonces que todavía hay cosas por decidir, descubre que “vivir” es jugarse la propia existencia todo el tiempo.
Las cosas de las que Francesca se había olvidado regresan para confrontarla.
Entonces ella se da cuenta del tiempo perdido, y de que con el tiempo se va también la fuerza que nos hace emprender rutas diferentes.
El tiempo nos hace más maduros o más cobardes, según se vea.
El adagio popular dice:
“Al que le van a dar, le guardan”
Pero a veces es demasiado tarde.
Eso no impide que uno se cuestione por el sentido de su existencia.
Demasiado fácil se dice:
“Nunca es tarde para empezar”
A un tiempo estos dos personajes han sufrido las dos desgracias de la vida.
Y sin embargo esta es la fuente de toda su felicidad futura.
“No hay amor desgraciado:
No se posee sino lo que no se posee.
No hay amor feliz:
Lo que se posee ya no se posee”
No sabemos qué habría pasado si las decisiones hubieran sido diferentes.
¿Han renunciado realmente a la felicidad?
¿Acaso el resultado hubiese sido, en resumidas cuentas, el mismo?
The Bridges Of Madison County es una obra melancólica, sutil parábola del amor maduro, pero jamás cayendo en lugares comunes ni obviedades, fluyendo natural como el río del puente de Madison, este bello y realmente admirable film nos reconcilia con el significado del cine romántico y nos enseña estos 4 días de puro amor, entre estas personas que se necesitaban y que al fin se encontraron en una granja en el medio del EEUU.
The Bridges Of Madison County avanza gradualmente y de forma muy contenida, sin cursiladas ni acaramelamientos excesivos como es propio de un amor maduro, dando prioridad a lo sensual frente a lo sexual.
Curiosamente, The Bridges Of Madison County no fue tenida en cuenta en los premios Oscar, sólo la merecida nominación a Meryl Streep quien fuera también justamente derrotada por Susan Sarandon en “Dead Man Walking”
Ahora bien, es tremendamente dudosa que la Academia no haya tenido en cuenta The Bridges Of Madison County, porque en realidad está hecha a la medida justa de lo que habitualmente se premia.
Sólo que hay un dejo de “amoralidad” en la infidelidad que hace del discurso del director un tanto osado, lo cual espero que no haya sido la causa por la cual fue ignorada casi por completo.
¿Quién hubiera abierto la puerta del coche?
Meryl Streep, digna del premio, no lo hizo.
Y es aquí Meryl quien se lleva todo el mérito, no sólo porque es la mejor intérprete mundial y una de las pocas que me hace llorar con sólo sus ojos, sino porque le confiere a su Francesca todos los matices y los sentimientos que requería, es una de las mejores interpretaciones de esta insoslayable artista que mantiene un film sin nunca exaltarse, ni sobreactuar, y con una gran capacidad histriónica.
El maestro Clint nos enseña, nuevamente, que es un actor lleno de sensibilidad y que puede ser tanto duro como conmovedor.
Quiero destacar la belleza y sutileza de las imágenes, la sencillez y naturalidad de las escenas, las notables actuaciones de Streep e Eastwood, la forma como maneja las emociones.
Personalmente yo no recuerdo otra pareja madura que alcance el nivel de intensidad.
En la pantalla afloran, unos tras otros, los sentimientos más profundos que se visualizan de manera inconmensurable en el rostro de esos dos protagonistas que ya nunca olvidaré.
Eastwood demuestra en cada escena una sensibilidad única y pocas veces vista en el cine.
Increíble para un actor que ha representado papeles de justiciero implacable.
Lo fácil es no darle un Oscar a un actor como él, ya le costó un mundo y varias obras maestras como The Bridges Of Madison County que se le reconociera como director.
Ahora resulta imprescindible, y lo difícil será negarle un lugar entre los mitos consagrados del Séptimo Arte.
Es curiosa, insisto, o al menos digna de mención, la ceguera de los “entendidos” hollywoodienses quienes se dejaron eclipsar por cerditos rosados; héroes galácticos en misiones septuagenarias, alcohol y muerte en Las Vegas; penas de muerte y gritos todos a una de libertarios encabezados por Wallace.
Como fuere…
El final de The Bridges Of Madison County es de los mejores de la historia del cine.
Clint llorando de amor bajo la lluvia, la escena del semáforo, el llanto de Francesca con el libro de fotos, cualquiera de esas tres escenas justifica por sí sola toda The Bridges Of Madison County.
La banda sonora… Inolvidable.
Resalto la despedida de los amantes bajo la lluvia.
Una de las mejores secuencias de la historia de del cine, gracias a la dramática y emotiva interpretación de Meryl Streep y a la sabiduría de Clint Eastwood a la hora de utilizar la portentosa fotografía, la hermosa banda sonora y sobre todo el montaje, que conjuga a la perfección los pensados planos; el dolorido rostro de Francesca, su mano sujetando la manija, Robert colocando la cruz en el retrovisor, el intermitente rojo parpadeando o la separación de las camionetas…
The Bridges Of Madison County es el amor prohibido que todos llevamos dentro y que recordamos de por vida.
Curiosamente, también hay una escena casi terminando el film, que me gustaría comentar, la cual es la siguiente:
Eso de encontrarse la familia completa en la sala de estar con el plato de comida, y enfrente de la televisión, me parece una de las mejores de The Bridges Of Madison County, ya que no se necesita más que silencio y el ruido de la TV encendida para mostrar con certeza y realismo de lo que es la rutina diaria.
“Lo malo no es tener una ilusión, lo malo es ilusionarse”, dicen por ahí…
The Bridges Of Madison County es la gran bifurcación, la gran disyuntiva, de la vida.
De repente el camino se divide.
¿Hacia dónde virar?
¿Derecha o izquierda?
¿Rutina o pasión?
The Bridges Of Madison County refleja la realidad de miles de mujeres en este mundo.
Mujeres que creen ser felices, y de un minuto a otro se dan cuenta que nunca lo fueron, y que nunca han conocido el amor verdadero hasta ese minuto, pero que las circunstancias que rodean su vida no les permite optar por ese amor y ser felices, que el sacrificio por los demás es más fuerte que su propia felicidad.
The Bridges Of Madison County es una película para meditar, difícil de aceptar como tu propia realidad al comienzo, si es tu caso.
The Bridges Of Madison County es una película de amor diferente, que deja una enseñanza de vida muy especial, como para preguntarse si vale la pena sacrificar tu felicidad por los demás.
The Bridges Of Madison County habla de decisiones, habla de 2 personas cuyos caminos se cruzan, cuyas vidas se alteran, pero cuyo destino debe continuar.
The Bridges Of Madison County habla de la fidelidad y de la felicidad insular, de la posibilidad de escape y de las pruebas de amor que se nos imponen y nos llevan a vivir los momentos de mayor euforia y de mayor amargura.
The Bridges Of Madison County habla del encuentro entre 2 personas que se han unido, no pueden permanecer juntos y sin embargo acabarán por reunirse.
The Bridges Of Madison County habla de la intimidad, de los espacios de regocijo solitario, y de aquellos que compartimos con quienes amamos.
Y ante todo, The Bridges Of Madison County habla de la vida, de su curso, del cauce por el que nos movemos y el mar al que llegamos.
The Bridges Of Madison County debe ser apreciada sobre todo por el respeto con el que aborda la dificultad de continuar, una vez ha ocurrido.

“This kind of certainty comes but once in a lifetime”



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