The Kid

“A comedy with a smile and perhaps a tear”

Actor, director, guionista, músico y productor de sus propias películas, Charles Chaplin fue un cómico inigualable de la gran pantalla que marcó y que seguirá marcando a generaciones enteras en la piel de su inolvidable “Charlot”, que siempre con su bombín y su bastón, con sus ropas grandes y rotas, antes esplendorosas, y con su ridículo bigotillo, fue un trasunto de su propia forma de ser y de sus ideas políticas y vitales.
“Quijotesco Don Juan” enamoradizo e ingenuo, eterno vagabundo de gran calidad humana que es utilizado sin cesar por una sociedad egoísta, “Charlot” fue una sarcástica, y a la vez, tierna parodia del burgués caído en desgracia, del judío errante, del mendigo buscavidas, del trabajador mediocre alienado por la sociedad moderna, o del hombre pobre pero soñador y emprendedor.
Charles Chaplin pasó su infancia en un orfanato en Londres y emigró a los Estados Unidos para trabajar como cómico, en donde fue descubierto en 1913, en Hollywood, por la Keystone, tras lo que empezó a rodar sus propias cintas cinematográficas, cortometrajes en sus inicios, que le lanzaron al estrellato como uno de los definitivos creadores del género burlesco, junto a otros grandes colegas suyos como Buster Keaton o Harold Lloyd.
En sus obras, historias sencillas llenas de humanidad, se fundían la comicidad con la ternura, el lirismo con el realismo más crudo y patético, y la fantasía con la crítica social y política más ácida, irónica e inmisericorde.
Gran parte, o la mayor, de la filmografía de Chaplin es de corte humanista, reivindicativo y comprometido con la turbulenta realidad del momento en el que vivió.
En un principio opuesto de forma radical al cine sonoro, se acabó abriendo a él y no perdió en esta nueva época su personalidad ni su buen hacer.
Tras sus desternillantes y exitosos cortometrajes cómicos, Chaplin comenzó a dirigir excelentes largometrajes, casi todos grandes obras maestras.
El arte cumple aquí una función espiritual de reflexión, critica, que es a mi parecer una de las finalidades del arte, tal como explica Bertol Brecht, Eisenstein Mayakausky y Andre Bretón, como muchísimos artistas más.
Un arte revolucionario, un arte que sirve a los fines más nobles del mundo.
“Please love and care for this orphan child”
The Kid es una película muda de Charlie Chaplin estrenada en 1921.
Protagonizada por Charles Chaplin, Jackie Coogan, Edna Purviance, Carl Miller, Tom Wilson, Henry Bergman, Lita Grey, entre otros.
Entre ellos, se destacó un pequeño Jackie Coogan como coprotagonista y estrella infantil.
Este actor fue de las primeras estrellas de la pantalla grande que uso su propia imagen en productos que salieron a la venta, artículos como:
Cremas, muñecos, mercancía de papelería y entre otros.
Con forme el actor fue creciendo, después de demandar a sus padres, su popularidad fue decayendo.
Varias décadas después sería “Uncle Fester” en la serie de TV “The Addams Family” (1964-1966)
El guión en The Kid, del propio Chaplin, combina ficción y elementos de carácter autobiográfico, que hacen de éste, el que muchos consideran su trabajo más personal.
The Kid se rueda, entre el 30 julio de 1919 y agosto de 1920, en escenarios reales de Los Angeles en Olvera Street y Pasadena en Colorado Street Bridge; y en los platós de Chaplin Studios en Hollywood, L.A.
The Kid está producido por Charles Chaplin para Chaplin Productions y First Internacional, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 21 de enero de 1921 en New York City.
Filmada solo a 25 años desde que los hermanos Lumière comenzaran a sorprender al mundo con el cinematógrafo, The Kid es uno de los clásicos que perdurará por siempre.
Han pasado casi 100 años desde que fuera filmada y sigue denunciando desde la simpleza más pura la mayor de las paradojas humanas:
La pobreza de las mayorías frente a un mundo de tanta producción y riqueza.
El estigma de los desposeídos, los abandonados, de los huérfanos humanos.
Frente a tanta cruz, a tanto “pecado”, a tanto destino, el humilde “tramp” eterno nos regala su amor, su valentía y nos enamora con figura de padre de la vida.
The Kid es una de las pocas películas del cine mudo que han mantenido su popularidad hasta nuestros días.
En 1971, Chaplin decide hacer un nuevo montaje del film, al que añade una banda sonora de nueva creación y autoría propia.
Suprime varias escenas, con lo que reduce el protagonismo de la madre, pero mejora la solidez del conjunto, evita digresiones innecesarias y eleva la dignidad de la figura materna.
Las escenas suprimidas son:
El encuentro de la madre con una pareja de recién casados, el encuentro casual con un antiguo amante y la escena rodada en Colorado Street Bridge.
The Kid guarda relación con el realismo de Dickens en su “David Copperfield” y su afición por la infancia.
Cabe resaltar que The Kid fue la segunda mejor película del año 1921, detrás de “The Four Horsemen Of The Apocalypse” protagonizada por el divo Rudolph Valentino.
Chaplin se inspiró en la crudeza de su infancia y en la reciente muerte de su bebé Norman Spencer, quien había nacido prematuro de apenas 3 días con malformaciones genéticas.
The Kid fue una película excepcional, en la que plasmó mucho de sí mismo.
En una época donde la fatiga tanto física como creativa lo está absorbiendo, surge el impulso de transmutar su dolor personal en algo más que ofrecer a su audiencia, algo nuevo que agitara sus corazones.
Los cuidados que le da el vagabundo al pequeño no son exagerados, y en cada escena se ve como este personaje le demuestra al niño que él es lo único que tiene un verdadero valor en su vida, como si se tratase de su hijo primogénito que pudo haber florecido, Charles abraza y besa al pequeño.
Se incluyeron muchos efectos especiales novedosos para la época.
Otro dato interesante, pero a la vez desilusionante, es el alcoholismo de la protagonista Edna Purviance.
Solía llegar tan ebria a las grabaciones, que en muchas oportunidades, Chaplin pensó en reemplazarla por otra actriz.
Lita Grey, quien en la escena del sueño del vagabundo interpreta al “Angel de La Tentación” que fue posteriormente esposa de Chaplin, había quedado embarazada de éste con sólo 16 años de edad, pero se divorciaron al poco tiempo por problemas personales dejando con si un hijo.
La dirección de fotografía de Roland Totheroh muestra un mayor profesionalismo que en trabajos anteriores de Chaplin, dando más movilidad y usando ángulos correctos según la ocasión.
La idea de Chaplin era dotar a The Kid de una escenografía común que reflejase al mundo capitalista del siglo XX, parecido al actual, o idéntico, con sus fábricas, guetos, pocilgas, de una historia bella, contrastante, con la misma realidad, que explica cierta esperanza a pesar de todo.
El montaje y la escenografía se adaptan perfectamente al tiempo de la Inglaterra y los EEUU de los fines del siglo XIX y comienzos del XX.
The Kid demuestra la genial capacidad de Charles Chaplin para poner en pantalla propuestas que combinan en forma equilibrada situaciones jocosas con otras más sensibles que provocan inclusive la lágrima del espectador.
El guión evita el pintoresquismo de la pobreza y de sus manifestaciones, para buscar la veracidad, la sinceridad y la transparencia.
Deseos de libertad, honestidad, independencia, justicia y cambio, animan el trabajo del realizador.
Al amparo de estos deseos, denuncia las diferencias sociales, el contraste entre quienes lo tienen todo, y los que tienen poco o no tienen nada, los dormitorios sociales de alquiler, para los sin techo, la mendicidad, la escasez y la mala calidad de los servicios sociales y de los servicios públicos de sanidad, limpieza y otros en los barrios pobres, el rigorismo y la ausencia de sentido humanitario de las instituciones asistenciales, como el Hospital de Caridad para enfermos y parteras sin recursos, concebido como un centro cerrado con vallas y rejas, a la manera de prisión.
The Kid es por ende una comedia dramática y sentimental que aborda temas tales como el abandono de un niño por desesperación económica, el arrepentimiento, el sentimiento de culpa, la adopción, el amor incondicional y la pícara complicidad entre un niño y un vagabundo que le ama como si fuera su verdadero padre, la pobreza, la grandeza de corazón, la caridad, el desencuentro, la protección a quien se ama, etc.
The Kid es una bella película con una historia muy simple, el cuento de dos niños huérfanos que juegan a ser padre e hijo.
Es una historia de amor, de las más entrañables en historia del cine.
The Kid en su mayor parte desarrolla situaciones cómicas, donde la gracia y la gestualidad de Chaplin copan la pantalla.
También hay alternativas duras y dramáticas que surgen cuando el entorno intenta desestabilizar la relación entre el vagabundo y el desprotegido niño.
La acción dramática tiene lugar en Londres en dos momentos:
1915 y 1919/20.
Una joven señorita, Edna (Edna Purviance), acaba de dar a luz a un hijo no deseado.
Con el dolor de su alma, decide dejar a su bebé dentro del elegante automóvil Rolls Royce, modelo Silver Ghost, de cierta familia adinerada, junto a una nota en que brevemente pedía que se hicieran cargo de su hijo.
Pero unos delincuentes que se roban el auto, dejan al bebé abandonado en la esquina de un barrio marginal.
Es allí donde lo encuentra un alegre, despreocupado e inocente vagabundo, de unos 25 años, de buen corazón, soñador, melancólico, pillo y tramposo y que tiene problemas constantes con la policía, pero sobrevive gracias a los trabajos marginales que le proporciona su condición de pícaro, y es llamado Charlot (Charlie Chaplin), un “pobre hombre pobre” quien si bien en varias ocasiones intenta deshacerse de semejante responsabilidad (el niño), se compadece de él y decide adoptarlo y asumir su crianza.
El bebé crece y se convierte en John, un muchacho de 5 años (Jackie Coogan) es vivaracho, desenvuelto, listo y cariñoso.
Junto a su padre adoptivo sobreviven en base a divertidas pillerías, viviendo pobremente en un suburbio pero a la vez tranquilos y felices; y con el que trabaja mano a mano:
Él es vidriero ambulante y su hijo adoptivo es rompe cristales profesional en los barrios bajos de la gran ciudad capitalista, presa de la actividad febril de la Revolución Industrial, a la que Chaplin criticaría sin piedad en obras posteriores y cuyos efectos ya aparecen aquí retratados:
Pobreza, miseria y hacinamiento de la clase trabajadora, que es pisoteada o marginada por la burguesía dueña de los medios de producción.
Charlot y su hijo viven en la calle como buenamente pueden y, a pesar de las muchísimas necesidades que pasan, la felicidad no se marcha nunca de sus vidas simples y humildes.
Sus existencias sólo se sumergen en lo trágico cuando la madre que abandonó al niño vuelve para buscarlo convertida en una rica y famosa cantante.
Ella intenta mitigar en parte el constante dolor de haber perdido a un hijo, y suele “descender” a los suburbios a repartir juguetes entre los niños pobres; entre ellos está John.
Cuando Edna ve la nota que Chaplin había guardado por tanto tiempo como único antecedente de los orígenes del John, se da cuenta que se trataba del mismo hijo que había perdido.
Finalmente Edna y John se reencuentran como madre e hijo, y Chaplin es invitado a vivir con ellos en su lujosa casa; curiosamente, la misma casa en que años antes había dejado a su hijo dentro del automóvil.
Charlot, una vez más y por vez primera en todas sus consecuencias, hasta entonces el personaje se había librado de la tragedia más dura, que era sustituida por la comedia desenfrenada de sus cortometrajes, se encuentra perdido en el clásico mundo egoísta y capitalista que nunca le da nada, mientras él siempre lo entrega todo a los que le rodean aún a riesgo de sacrificarse por completo.
Corta y concisa y cargada de ritmo y de gags memorables, y hasta peligroso), The Kid es una de las películas más emotivas de Charles Chaplin, su primer y definitivo gran largometraje.
The Kid inicia en el Hospital de Beneficencia, vaya comienzo, en una institución más que en la película, como las demás fundaciones, tiene una connotación negativa.
Chaplin también emprende la “tragicomedia” con una curiosa imagen de Jesucristo, llevando la cruz por el clavario, que parece muy sospechosa en una comedia y también en un drama.
Tal vez se refiera a todas las adversidades del mundo, que se deben superar paso a paso, con un sacrifico incansable, el Cristo ahora es transportado a la modernidad, es el vagabundo de Chaplin y la madre del Chico, y en general, todos nosotros los que vemos la obra cargando con su lucha diaria por la supervivencia.
Los objetos metafóricos aparecen en buena medida en el inicio de The Kid, las flores que son aplastadas por el hombre que acaba de contraer matrimonio, la fotografía que se quema en la hoguera de el padre del John, la carta, el eleméntelo cohesionador, cargado de un significado de destino en la obra, todos estos dispositivos metafóricos aparecen al principio de The Kid, como introducción, permitiendo omitir la palabra, como el lenguaje escrito, para explicar el mensaje, recurriendo entonces a gestos, acciones y metáforas, recursos centrales en las obras del cine mudo, que sin embargo, son muy importante aun en la actualidad, y no se sitúan por debajo del lenguaje articulado o del mensaje escrito.
The Kid logra un muy buen ritmo sin aburrir y donde se hace también un muy buen uso de los recursos técnicos, hasta tiene buenos efectos visuales.
Las actuaciones son de primera calidad:
El personaje central de la obra es John, es un protagonista a la postre, que en su drama y por su condición humana, es perfecto para cargar de un significado particular la huerfanidad, pues el niño puede representar primero que todo la inocencia, la pureza, la verdad, la ternura, la esperanza y el futuro, y de hecho, es ese futuro que va a llegar a la vida del vagabundo Charlot, que ahora es impulsado a luchar por una nueva causa, la del amor por su hijo.
Jack Coogan a su corta edad logra una creíble interpretación donde nos muestra claramente cómo sería un hijo de Charlot.
En cambio, para la madre resulta ser una tragedia, una pérdida de destino, cuando abandona a su hijo a un mejor futuro, que será truncado por la coincidencia, al lado de la miseria del vagabundo.
Podemos ver aquí una dialéctica, y varias contradicciones.
La temática reflexiva en torno al destino y la esperanza en el caso de Charlot, y por otro, al de las coincidencias y la desgracia, como el de la madre.
Que al final son conciliadas en el rencuentro de los tres, consiguiendo la armonía entre las causas, los efectos y los destinos fortuitos de la vida, entre la miseria con esperanza y la riqueza sin sentido.
Chaplin como siempre nos regala una sonrisa con su interpretación, en esta ocasión tal vez una que otra lágrima pero siempre su caracterización es increíble.
En el caso del padre, tenemos una crítica a su condición, pues es mostrado como un “pintor” como muchos de los intelectuales de su período, escondidos bajo el manto de sus libros, caballetes, cámaras, y demás, huyendo ya no a su responsabilidad social, sino hasta a sus responsabilidades personales.
Es una flecha al corazón de los sin corazón de la clase de intelectuales.
El atuendo de Charlot, el vagabundo, no es fortuito “para ese entonces”, es toda una elaboración escenográfica, que ya había bastado una serie de de películas.
Según algunos comentarios este traje era tomado de ideas de sus amigos, Mark Twain, Charles Avery, Ford Sterling, etc.
En The Kid, este vagabundo pasa otra vez con el mismo traje de anteriores producciones, y ya es un arquetipo de su época, como del Star Sistem.
En cuanto a John, y demás personajes, se caracterizan con los trajes estereotipados del momento, para de ese modo denotar a los protagonistas haciendo énfasis en su extracto de clase social.
Así, John tiene el traje de un pequeño proletario de este periodo, y el policía tiene una “pinta” de burdo, pero a la vez de inocente, personaje autoritario, no pasa de ser una coincidencia su parecido con Stalin, que para la época era desconocido en la arena de la política autoritaria mundial.
La continuidad de la historia plantea diferentes problemáticas que abordan diferente críticas, como también relaciones y preguntas, por ejemplo, en un parte aparece un recuadro que dice lo siguiente:
“Caridad: Para unos un oficio, para otros una alegría”, donde hay una implícita critica a la caridad de los que mendigan sonrisas, a los que sólo dan peniques, monedas, pero ni una gran acción verdadera.
Chaplin nos tiene reservadas escenas de sensaciones y sentimientos puramente contrastados.
Con escenas con un Charlot realizando todo tipo de acrobacias y malabarismos, junto con escenas tan conmovedoras como tristes, donde es inevitable derrochar alguna que otra lágrima.
Es de gran interés el análisis que establece de la relación entre el padre y el hijo.
Más allá del tratamiento humorístico, el padre trata al pequeño con afecto, amor, respeto y reconocimiento de su dignidad como igual, se reparten a partes iguales la comida.
El plano en que el niño llora abrazado al vagabundo tras ser salvado del orfanato está considerado uno de los momentos más emocionantes de la historia del cine.
Igualmente, podemos ver esto a la inversa en las escenas donde John sale en un encuadre ubicado dentro de un “camión” suplicando al cielo para que le devuelvan a su padre, y a la vez, el padre, desesperado, dentro de su casa es forzado por el funcionario público, el policía y el gendarme, a dejar a su hijo en sus pérfidas manos.
Estas escenas no sólo son brillantes para su época, sino también para la nuestra.
La música como es comúnmente compuesta por Chaplin, es favorecedora a que se logre una simbiosis entre lo dramático y lo cómico, una muy buena banda sonora.
Chaplin en ésta, una de sus obras maestras, no excluye, como siempre, su elemento de crítica social.
Él, un hombre que había vivido las injusticias de la sociedad capitalista, comprendía bien que el arte, en todas sus formas y contenidos, siempre podría denostar los abusos de las instituciones y de las clases poseedoras.
The Kid contiene una amplia crítica social, las instituciones, en este caso, la policía y el reformatorio, aparecen como un gendarme de la dura vida cotidiana de los personajes principales, y lo único que intentan estos es sobrevivir.
La condición de la dura vida, de la falta de decorados en The Kid hace ver más nítido este contraste, del cual se aprovecha Chaplin para hacer áspero el drama de su obra.
En The Kid, el primer largometraje dirigido por Charles Chaplin, este lograría realizar su primer Obra Maestra, pues en esta logra contar una gran historia escrita por él que mezcla perfectamente el drama y la comedia hasta un punto meramente enternecedor y donde se plantea además de la demanda clásica social de Chaplin, cómo debería ser el paternalismo:
Un amor incondicional con la búsqueda del bien mayor posible para los hijos y además, que el hijo sienta empatía por el padre.
En The Kid de nuevo podemos reflexionar sobre las causas de los abandonos, intentar comprender a muchas madres biológicas, sus dudas, sus razones, sus sentimientos.
Y cómo afectan las causas económicas.
Por otro lado, resulta interesante ver la adopción paternal en solitario:
Que lo maternal y las funciones de cuidado, no tienen que ser exclusivas de las mujeres.
The Kid de Charles Chaplin presenta, en el año 1921, un problema que es de actualidad absoluta hoy día.
Un niño abandonado a quien nadie quiere.
No tenemos más que leer los periódicos, y ver la televisión, para darnos cuenta de que no pasan muchos días sin enterarnos de que hay niños abandonados concedidos en adopción a quien no corresponde, decisiones judiciales muy cuestionables, en las que no se tiene en cuenta a los niños.
En The Kid, a partir del primer rótulo en el que se expresa que el film es para provocar una sonrisa, o tal vez una lágrima, la narración utiliza todos los registros para entender el abandono, el sentido social de la maternidad, el acogimiento, la educación, la caridad, la actitud de las instituciones y el cariño de los padres adoptivos.
Es curioso preguntarse, que habrá pensado la gente de esta época, respecto estas escenas, donde Chaplin cuida a un niño y curiosamente después de unos años, aparece su madre.
¿Acaso sería esto, para la época, una especie de burla grosera, un retrato de sensibilidad humana, una especie de machismo u otra de feminismo?
Dejamos la pregunta al que le interese respondérsela.

“The woman whose sin was motherhood”



Comentarios

Entradas populares