Modern Times

“El cine hablado no es lo que nos asusta, sino el deplorable uso que nuestros industriales van a hacer de él”

La Modernidad es un concepto filosófico, historiográfico y sociológico, que propone un mundo de metas.
En el mundo moderno cada ciudadano propone sus metas según su propia voluntad.
Se alcanza la meta de una manera lógica y racional, es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida.
Por cuestiones de manejo político y de poder, se trata de imponer la lógica y la razón, negándose en la práctica los valores propuestos.
En términos sociales e históricos, no se llega a la modernidad con el final de la Edad Media en el siglo XV, sino tras la transformación de la sociedad preindustrial, rural, tradicional, en la sociedad industrial y urbana moderna que se produce con la Revolución Industrial y el triunfo del Capitalismo.
La superación de la sociedad industrial por la sociedad postindustrial se ha dado en llamar “postmodernidad”
La crisis de la modernidad comenzó hacia el final de la Primera Guerra Mundial cambiando la mentalidad y las conciencias así como otros profundos cambios sociales que derivaron en cambios políticos.
También se ha introducido el término “transmodernidad” para el mundo caracterizado por la globalización.
En el cine, los hechos ocurridos al inicio de 1920 pueden definirse como un documento de una época, La Gran Depresión por ejemplo, o por el retrato que se hace de la sociedad del momento.
Así, presenciamos no sólo un espejo de la vida de los años 30, sino también la ideología de autores comprometidos con el mundo que les rodeaba.
Esta década, la que prosiguió al llamado “Jueves Negro”, fue llamada “La Gran Depresión Norteamericana, y Mundial”, por extensión, debido a la terrible crisis que provocó el “crack” a todos los niveles:
Económico, social, político...
En 1932, el 25% de la sociedad activa estaba en paro y quebraron numerosas empresas.
En general hubo una crisis fortísima que afectó sobre todo a las capas más bajas de la sociedad:
Campesinos, obreros y empleados.
Las condiciones de vida eran lamentables.
De ciertas condiciones y derechos que habían conseguido los trabajadores en la década anterior, “Los Felices Años 20”, se perdieron de golpe muchas atribuciones.
Y estos sucesos desencadenaron una grave crisis social, porque la población perdió la esperanza, las calles estaban llenas de desolación.
No había trabajo, y el que tenía la suerte de tenerlo era en condiciones infrahumanas, con grandes sobrecargas y exceso de responsabilidad, sin prevención de riesgos laborales, con jornadas de hasta 16 horas diarias...
Un poco como los momentos que vivimos en la actualidad…
Por tanto, en aquellos momentos tan delicados, los estudios de cine optaron por fomentar lo que se ha venido llamando “La Política de Géneros”, que consistió en fortalecer y promocionar un cine escapista, que despertara un poco de optimismo en el ya decadentismo y negativismo generalizado.
Esta pérdida de valores será reflejada también por la literatura, por escritores comprometidos con la realidad social que se vivía en aquellos momentos, y no la que los films pretendían mostrar; existió además una corriente paralela de cine realista y crítico, y decidieron expresarla en sus novelas.
Así, a través de esta iniciativa y contando con el apoyo de la política del “New Deal” de Roosvelt, muchos cineastas optaron por captar la realidad política en sus films e huir del cine evasivo.
Pero todo adelanto en la libertad de expresión tiene su contrapartida en un retroceso, provocado por el incansable trabajo de ciertas mentes manipuladoras y retrógradas que controlan a políticos y empresarios a su antojo.
Esta vez, llamado “Código Hays”
Esta censura se implantó en 1934, y alcanzó a cortar escenas y a veces, incluso cintas enteras, en pos de la “moral” sexual, social, política.
Tenía como objetivo la implantación de una moral conservadora, racista, machista, que evitase cualquier atisbo de pensamiento libre.
Se prohibía la más nimia crítica de la sociedad americana, “The American Way Of Life”, porque se proponían seguir vendiendo a los demás países el mito de “La Sociedad de La Prosperidad”
Y, por supuesto, estos cambios afectaron a Europa:
En Alemania, retornaron muchos de los que antaño emigraron a USA, con nuevas técnicas que elevaron el cine alemán a la categoría de los grandes cines del momento, pero por muy poco tiempo, ya que la subida de Hitler al poder provocará un nuevo exilio de sus grandes maestros:
Lang, Pabst, Reinhardt, Ophüls, Lorre, Wilder, Zinnemann..., que debilitará nuevamente el cine alemán.
Como consecuencia, el cine alemán se quedó con los “zánganos” impulsores de la política nazi, que anularía toda creatividad en el cine germánico durante toda la década.
En Francia también se sintió la depresión norteamericana, ya que las productoras estadounidenses habían comprado la industria francesa, pero a pesar de la “ocupación”, el espíritu francés intelectual, inconformista e irreverente siguió en lucha.
En Gran Bretaña, donde perdura, y perdurará, el cine adscrito a la realidad social, recoge y aflora el cine documental.
Volviendo a los EEUU, siempre hubo, y habrá, grandes figuras que huyen del llamado cine comercial-escapista, y que se resisten a engañar al espectador.
Entre estos está, por supuesto, el británico Charles Chaplin.
Chaplin dijo en una ocasión:
“Los talkies habían asesinado al arte más antiguo del mundo, al arte de la pantomima”
El cine sonoro fue un acontecimiento muy importante dentro del Séptimo Arte, pero no todo el mundo lo recibía de igual agrado.
Esto fue debido a los problemas técnicos que suponía la incorporación de sonido a la imagen y al menosprecio añadido del cine mudo, del que se sentían tan orgullosos sus artistas.
En Rusia se elaboró un manifiesto encabezado por Eisenstein, Pudovkin en el que deploraban el cine sonoro por el peligro que intuían sobre la libertad creativa del montaje, que estaría sujeta ahora al sonido y no al servicio de la historia.
“Je la tu le ti la twaaaaa”
Modern Times es un largometraje de 1936 dirigido, escrito, protagonizado y musicalizado por el célebre Chales Chaplin.
Protagonizado por Charles Chaplin, Paulette Goddard, Henry Bergman, Chester Conklin, Stanley Stanford, Hank Mann, Louis Natheaux, Allan Garcia, entre otros.
Modern Times es una crítica sarcástica al capitalismo, a la explotación del obrero y su despersonalización, a la mecanización del trabajo y sus nefastas consecuencias, a la revolución industrial, a la pobreza y la desocupación, a la alienación del hombre, debido al sistema que subyuga y castiga a todo aquel que no cumple su función de engranaje, para que la maquinaria funcione a la perfección.
Chaplin nos cuenta una historia de amor utópica dentro de la época de depresión, nos invita a un paseo por los ideales del ser humano en su lucha por escapar del mecanicismo, de la desocupación, y en su afán de ser útil dentro del sistema social, donde la búsqueda del empleo fuera del sistema revaloriza la condición humana y brinda fuertes cimientos para forjar una familia.
Modern Times muestra escenas de corte futurista de la factoría en la que trabaja Charlot que podrían haber sido influenciadas por el film “Metropolis” (1927) de Fritz Lang.
Brillante interpretación de este baluarte del cine, muy expresivo y contundente en cada gesto, en cada ademán, en cada movimiento; donde sus pantomimas conllevan a reflexiones, a la risa, al entretenimiento profundo y crítico de un momento fundamental de la historia.
Chaplin incorporó una partitura musical, compuesta por él mismo con la supervisión de Alfred Newman, y una canción de Léo Daniderff, “Je cherche après Titine”, pero con una letra sin sentido, cuyos sonidos tratan de asemejarse a una mezcla de francés e italiano, con alguna palabra reconocible en inglés, en realidad, se trataba de una burla al cine sonoro.
Modern Times fue un filme a caballo entre el cine mudo y sonoro, a veces considerado como la última película muda de la historia.
Se incluyeron algunos efectos sonoros en Modern Times, como música, cantantes y voces, provenientes de radios y altavoces, así como la sonorización de la actividad de las máquinas.
No obstante, la voz de los personajes de Chaplin y Goddard aun se mantiene “en silencio”
Pero “en silencio” no estaba la opinión de Chaplin respecto al cine sonoro, por eso, Modern Times es considerada como una metáfora de esa visión, pues en medio de la novedad de los filmes con sonido, se incrusta la última aparición de Charlot y su voz al fin puede ser escuchada, pero poco importan sus palabras.
Modern Times es una sentimental obra que nos remite a las emociones más básicas del ser humano:
La alegría y la tristeza al mismo tiempo, y ello no es fácil de lograr, claro que no hay muchos Charles Chaplin en la historia del cine.
Con una cuidada música del mismo actor y director, y un guión muy perspicaz, nos damos una zambullida a la sátira más inteligente, mordaz e incisiva.
Modern Times está plagado de indirectas en contra del avance despersonalizado de la sociedad mecanizada.
Asimismo, Modern Times fue de las películas que menos tiempo le llevó filmar a Chaplin, respecto a lo tardado con sus anteriores largometrajes, pues para esta ocasión duró menos de un año en terminar el proyecto.
Ahora bien, se dice que Chaplin estuvo cerca de hacer Modern Times completamente sonora, pero al final no le gustó la idea, y optó por esa mezcla entre sonoridad con tendencia a lo silente, lo cual se refleja no solo en la utilización de los “intertítulos”, sino en la conservación de los 16 o 18 cuadros por segundo correspondientes al cine mudo, en lugar de los 24, usados en el cine sonoro.
La reducción de cuadros es un recurso de Chaplin para lograr un efecto de rapidez en ciertas escenas de carreras, portazos, etc.
Sin duda alguna, Modern Times marca un antes y después en la filmografía de Charles Chaplin:
Logra conjugar las técnicas del cine mudo con la novedad del cine sonoro en una obra con una fuerte crítica a la sociedad sin perder de vista su humor tan característico; de tal modo que si él mismo llegó a afirmar la muerte de Charlot el día que hablase, de tan gran cineasta, no se podía esperar una despedida menos digna para su querido personaje.
Considerado como un ejemplo de filme de crítica social, el mismo Chaplin negó la relevancia que muchos han querido darle a su trabajo en Modern Times.
Mientras la gran mayoría de las películas militantes tienen como moraleja la “insurrección”, la “revolución”, la “lucha”, Modern Times culmina con una cierta adaptación a este medio hostil.
Modern Times es un filme que mezcla la realidad para tomarla con un poco de humor.
En cuanto a la película en sí, debido a los constantes cambios que usualmente hacía Chaplin a sus obras, para el final, se rodó uno triste y sentimental donde la joven huérfana se convertía en monja, mientras Charlot estaba convaleciente en el hospital, con lo cual ambos personajes no se volvían a ver.
Pese a esto, se optó por el final positivo donde ambos permanecen juntos y que Chaplin cierra con la frase:
“Saldremos adelante”
Por último, y mención aparte, merece la relación entre Chaplin y Paulette Goddard, debido a que fue esta actriz la única con la cual Chaplin decidió trabajar en dos largometrajes seguidos:
Primero Modern Times y en segundo lugar “The Great Dictator” en 1940.
Ambos se conocieron en 1932, cuando él contaba con 40 años y ella 23.
Se cuenta que su boda ocurrió durante el rodaje de Modern Times, no obstante, mantuvieron la relación en secreto, y cuando el público se enteró, ya ellos se estaban divorciando.
Como anécdota adicional, Chaplin recomendó a Goddard cambiar el tono rubio de su cabello para lograr destacar como actriz.
La acción de Modern Times tiene lugar en Los Angeles en 1935, con el plano de un reloj enorme, lo que nos quiere mostrar importancia del tiempo.
Esto se aprecia durante Modern Times, pero sobretodo en la primera parte cuando Chaplin está trabajando en la fábrica, en la que cada segundo cuenta.
Justo en la siguiente escena, se ve un rebaño de ovejas avanzando todas en grupo, y en medio de ese grupo, una oveja negra la cual se supone que representa al propio Chaplin, como alguien que no encaja entre sus semejantes.
Y en el siguiente plano presenta a los trabajadores yendo a trabajar, utilizando la metáfora anterior del rebaño de ovejas, como un grupo en el que todo el mundo se deja guiar, sin personalidad alguna, simplemente yendo a trabajar.
Era la mentalidad de la época, La Gran Depresión, en la que la clase obrera tenía que soportar unas condiciones laborales.
Extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, este obrero manual (Chaplin) de una cadena de montaje de la Electric Steel Corp. pierde el juicio a causa del trabajo automatizado e inhumano que ha de realizar.
Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad.
En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad.
Un día conoce casualmente a una muchacha huérfana (Goddard) y se enamoran, y reemprende la lucha por la supervivencia.
Y llegamos al final de Modern Times, marcado por un tremendo humanismo:
Por una carretera se ven marchando juntos, Charlot y la huérfana, en busca de un futuro mejor.
Ella, en un momento de debilidad, entra en desesperación, pero él la anima a continuar con esperanza...
La vida ya no será tan difícil si se tienen el uno al otro para superar las gibas que se les vayan presentando.
Chaplin dijo una vez:
“El diálogo es el único responsable de la lentitud de la acción”
Pero si analizamos Modern Times a fondo, observaremos que los ingredientes reinantes son los mismos de los tantos cortos que Chaplin realizó:
El vagabundo sigue siendo el mismo, con su carácter tragicómico en extremo, y su compañía también, una pobre huérfana de la calle que se aferra a él contra viento y marea.
Y el entorno que los rodea se repite:
Las frías calles, el sórdido submundillo de la pobreza, y las fuerzas incomprensivas de la ley, siempre dispuestas a terminar de un manotazo las ilusiones alcanzadas por los desvalidos protagonistas.
Modern Times aporta una interesante descripción de la situación social durante La Gran Depresión.
El paro, la miseria, la desesperanza, el consumo de drogas, la delincuencia, las desigualdades, se ven incrementados por la crisis económica de EEUU, y sus repercusiones en el mundo entero.
Añade referencias a las tensiones sociales del momento, huelgas, manifestaciones, la intolerancia política y la presión de la policía.
Modern Times también nos deja un cierto gusto optimista, no sabemos si fue porque se autocensuró el autor, o si realmente, nos presenta su propia opinión, proveniente de la desaparición de uno de los problemas de la época:
La soledad.
Charlot ya no está sólo en la lucha por la supervivencia, sino que tiene una compañera, y esta parece ser la única esperanza que nos propone.
Pero si analizamos más este final, también podemos percatarnos de una cierta melancolía en el género humano, porque sabiendo lo difícil que es cambiar las condiciones políticas, ya que necesitamos la unión de todos los desfavorecidos, no nos queda otro refugio que cambiar nuestra vida privada; y esta es una conclusión verdaderamente triste y conservadora.
En Modern Times, Chaplin manifiesta mucho más que antes una crítica social, produciendo el primer trabajo impecable, que a mi gusto hizo en su carrera.
Charlot se encuentra trabajando en una fábrica, donde se mostrarán algunas de sus siempre clásicas torpezas, que provocan que sea despedido y después encarcelado.
Un día conocerá a una huérfana que parece ser su alma gemela.
Entre ambos ven un futuro de prosperidad económica en base de la búsqueda de un trabajo de parte de nuestro amigo vagabundo.
Chaplin siempre se distinguió por abogar por una sociedad mejor, la cual estaba dominada por la desigualdad, y en Modern Times logra plasmarla de una manera más que completa que sus filmes anteriores, donde además de ello, su estilo narrativo, ideológico y visual mejoran bastante, en la muestra de una sociedad americana resentida por una fuerte crisis económica, donde el futuro propuesto por el capitalismo parece ser la mayor ilusión de esa sociedad, pero que no rinde efecto en la mayoría de la población, cansada de vivir en estados de pobreza y planteada con los, siempre excelentes, gags de “slapstick” realizados por aquel vagabundo.
Así vemos que Charlot es una víctima de la sociedad, y, en otro de los momentos más dramáticos en el que se declina por delinquir porque en la cárcel al menos no pasa hambre, es de una desolación tal, que demuestra la crítica acérrima de Chaplin ante la pobreza absoluta.
También en otra escena en la que se ve enfrascado en una manifestación y es confundido con el que la lidera, tras ser sorprendido sacudiendo un pañuelo rojo...
Como metáfora de que realizaba algo con muchos simbolismos, muchos de los cuales eran casi “subliminales” a su vida personal, como cuando se le acusó de comunista, etc.
En su última actuación como el vagabundo Charlot, Chaplin nos regala momentos imborrables llenos de humor, pero a la vez de crítica.
Paulette Goddard realiza muy bien su papel, y desarrolla la mejor química que haya tenido alguna mujer con Chaplin, en su personaje de Charlot, y el resto del “cast” lo hacen bien.
En nuestra retina quedarán para siempre las memorables escenas de Modern Times que impactarán de modo definitivo nuestro subconsciente:
Charlot en la fábrica termina por convertirse en una especie de guiñapo y muñeco autómata, incapaz de dominar sus alocados tics.
Además sirve como cobaya para probar la máquina de alimentación de obreros, ahorrativa de costes para la empresa, ya que teóricamente eliminaría los tiempos muertos...
Paulette Goddard haciendo el papel de “golfilla” huérfana de madre, robando panes y plátanos para sustentar a sus 2 hermanas y su padre en paro, soñando con Charlot en formar una familia, y ensayando en una desvencijada cabaña de madera putrefacta.
Charlot, una y otra vez, llevado a comisaría en aquel “patrol”, debido a una serie de disparatadas, ingeniosas y divertidísimas escenas azarosas, como aquella de la cocaína, que finalmente le comportará el beneplácito de los funcionarios de prisión en forma de salvoconducto, para conseguir cualquier trabajo allí fuera.
Esa bandera roja caída al suelo y recogida por él, sin saber lo que lleva detrás, marca las efemérides de una imagen que sorprende por la manera tan sencilla de explicarlo.
No es su lucha.
Su trabajo como vigilante nocturno de unos grandes almacenes, y su posterior trabajo como camarero-cantante, que le hará declinar las únicas palabras en Modern Times, y en forma de canción mezcla de francés e italiano.
Especialmente me llama la atención la sincronización de los pasos en el momento de ser mesero, de todo lo que es el elemento humano, el ritmo, ya que todos terminan funcionando como las mismas máquinas que ponen en marcha.
Incluso cuando él trata de atravesar la pista de baile con la bandeja en alto, vuelve a convertirse de nuevo en un engranaje dentro de la máquina, que gira con sus innumerables ruedas dentadas.
Y finalmente aquella maravillosa, mítica y sugerente, escena final donde ambos, juntos de la mano, emprenden un camino hacia no se sabe bien dónde, pero imbuidos de una enérgica esperanza como así atestiguan sus últimas palabras:
“Saldremos adelante”
En Modern Times se plantea, de forma satírica, la forma como eran explotados los trabajadores en las industrias con la llegada de la revolución industrial, donde se pretendía convertir al obrero en humanos robotizaos que estuvieran a la par de las maquinas, trayendo como consecuencia diversas enfermedades ocupacionales, producto del estrés, y ritmo del trabajo.
Por otro lado, Modern Times muestra la forma como se buscaba reducir los pequeños recesos de los trabajadores para que de esa forma el tiempo laborar fuera más productivo.
Presenta además el inicio de los primeros movimientos sindicales, y su represión de forma violenta, es interesante ver cómo era la selección laboral industrial para el sector obrero, que se mantiene vigente en muchas casos.
Modern Times muestra también, la tenacidad, la esperanza y dedicación que poseían las personas para levantarse de sus tragedias, y la fuerza que se necesita para seguir adelante en una vida dura, con obstáculos y llena de vicisitudes que se contraía con la falta de trabajo.
Modern Times es una crítica muy puntual a la violación de los derechos humanos, que para 1900 no estaban definidos claramente en la sociedad trabajadora.
Tremenda y mordaz, pero a la vez optimista, Modern Times critica a las múltiples dificultades que muchas personas encuentran para seguir el ritmo loco de la era industrializada y tecnológica, y para optar a lo que todo el mundo tiene derecho:
La dignidad personal e individual, la autorrealización, el bienestar.
Aspectos tan básicos como el acceso a la vivienda, la difícil búsqueda de un trabajo que se acondicione mínimamente a las características personales, etc.
Es así como el hombre se transforma en un simple “apéndice de la máquina”, y su trabajo es una mercancía más en el proceso productivo, que se vende y se compra según la ley de la oferta y la demanda.
El trabajo pierde todo carácter humano.
No es el hombre el que impone el ritmo a su trabajo, sino todo lo contrario..., es el ritmo de la máquina lo que marca el compás al trabajador.
Éste es una pieza más de la maquinaria, del engranaje que se ha puesto en marcha y que nadie puede ni debe parar.
Cuando se gasta, se estropea o se muere, todavía hay un gran ejército de reserva que espera a las puertas de las ciudades, en busca de un pan que la tierra ya no les da.

“Buck up - never say die.
We'll get along!”



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