Confessions Of A Dangerous Mind

“When you are young, your potential is infinite.
You might do anything, really.
You might be Einstein.
You might be DiMaggio.
Then you get to an age where what you might be gives way to what you have been.
You weren't Einstein.
You weren't anything.
That's a bad moment”

He notado un curioso fenómeno en el cine moderno; mientras que en los 50 y 60 se realizaban cintas biográficas de famosos artistas clásicos, personajes bíblicos, y héroes patrios, en la actualidad, los sujetos de tales cintas son semi celebridades, cuyos logros pueden ir desde lo entretenido, hasta lo sórdido, pasando por lo excéntrico.
Charles Hirsch “Chuck” Barris era un productor de programas de televisión, particularmente de shows de juegos y entretenimiento, entre los que se cuentan:
“The Gong Show”, “The Newlywed Game” y “The Dating Game; incluso Barris llegó a crear, el primer concurso de Miss TV.
Según Barris, ese era su trabajo “de día”, porque “de noche” era un asesino a sueldo, trabajando para La CIA, llegando a matar a 33 personas durante su servicio…
“And then I would wonder if I was losing my mind”
Confessions Of A Dangerous Mind es una comedia dramática del año 2002, dirigida por George Clooney.
Protagonizada por Sam Rockwell, Drew Barrymore, George Clooney, Michelle Sweeney, Julia Roberts, Rutger Hauer, Fred Savage, Linda Tomassone, Brad Pitt, Matt Damon, Michael Cera, Maggie Gyllenhaal, Jennifer Hall, Ilona Elkin, Jerry Weintraub, Chelsea Ceci, entre otros.
El guión es de Charlie Kaufman, basado en el libro:
“Confessions Of A Dangerous Mind” (1984) del mismo Charles Hirsch “Chuck” Barris.
En la autobiografía, Barris afirmaba haber trabajado para La Agencia Central de Inteligencia (CIA), como un asesino en los años 1960 y 1970; y posteriormente, escribió una secuela llamada:
“Bad Grass Never Dies” (2004)
El que fuera uno de los personajes más populares de la televisión, con su “The Gong Show”, sirve de base para una película que, como el libro, descubre la doble vida de Barris, que perdía toda su vis cómica, para introducirse con ingenua inconsciencia, en el espionaje de La CIA en plena Guerra Fría.
Su vida, es la excusa que él mismo, y Kaufman en su adaptación, utilizan para lanzar dardos envenenados contra el sistema político bipolar, en ese ambiente de tensión política, su nacionalismo histérico, y su entramado sectario, a la vez que sirve de mirada satírica hacia mundo del espectáculo.
Confessions Of A Dangerous Mind es la ópera prima de Clooney como director; que como dato curioso, Kaufman no estuvo muy a gusto con el producto terminado, porque no estuvo de acuerdo con algunos cambios que Clooney le hizo a su guión... y porque no lo llamó directamente, para que fuera él mismo, quien hiciera una nueva versión.
Confessions Of A Dangerous Mind es una mezcla de película de espías, comedia negra y drama, que explota perfectamente bien, la dudosa veracidad del protagonista, y el natural absurdo entre su vida pública y privada; pero también trata temas como:
La culpa, la paranoia, y la locura.
Las repercusiones que nuestros actos acaban teniendo sobre nuestra salud mental, porque lo cierto es que el pobre Barris acaba más para allá, que para acá.
Confessions Of A Dangerous Mind cuenta la historia del famoso empresario del mundo del espectáculo, de doble vida, Chuck Barris (Sam Rockwell) productor de televisión de día, y asesino de La CIA por la noche.
En lo más alto de su carrera, Chuck Barris fue reclutado por la agencia gubernamental de EEUU, para convertirse en uno de sus agentes.
Y se muestra, en un inicio, como un hombre totalmente hundido y repudiado por la sociedad, lo es también por la misma cadena televisiva que le encumbró en su momento.
Barris rememora su vida, desde la habitación de un hotel en la que se ha encerrado, para abandonarse a la depresión, y al alcohol.
A través de estos saltos en el tiempo, Confessions Of A Dangerous Mind, muestra el ascenso y caída de Barris, desde sus inicios en los años 50, en los que comienza a trabajar en la ABC, hasta finales de los 70, cuando es despedido porque sus programas son rechazados y cuestionados por la misma audiencia que permitió su éxito.
Entre medio, se exponen los hechos más significativos de la doble vida que el “showman” televisivo llevaba como presentador y productor, y como agente secreto de La CIA.
Además de sus devaneos amorosos entre 2 mujeres:
Penny Pacino (Drew Barrymore), y Patricia Watson (Julia Roberts)
Estas 2 mujeres, simbolizan la dualidad en la vida, y la psicología del personaje:
Penny es la chica perfecta, la que lo ama incondicionalmente, la que simboliza la felicidad, y la estabilidad que todo ser humano aspira a conseguir.
Patricia en cambio, es una espía, una “femme fatale” de la que Barris se enamora, pero a la que odia a partes iguales.
Patricia es la otra cara de la moneda, la representación perfecta de ese otro mundo, en el que la falta de escrúpulos, es el requisito perfecto, en el que los principios morales, brillan por su ausencia.
Sin embargo, en Confessions Of A Dangerous Mind apenas hay acción, ni disparos ni asesinatos, sino el camino de un hombre, que está dispuesto a pagar cualquier precio para llegar al éxito, y que en ese camino termina descubriendo su propia naturaleza.
La autobiografía de Barris, y esta película, exponen la supuesta verdad tras el taimado productor, que en realidad, además de sus labores televisivas, también era un operativo de La CIA, que asesinó a muchos agentes enemigos, en remotas partes del planeta, para contribuir a la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Con todo, es una aceptable propuesta crítica del sistema perverso televisivo, y que desnuda la pobreza de contenidos, válidos en una sociedad escandalosa y corrupta.
“Some things are better left top secret”
Deberían crear un género especial para clasificar las películas hechas con guiones de Charlie Kaufman…
Decir que son extrañas, o fuera de lo común, es quedarse corto, porque esos adjetivos, dan la impresión de que son cosas inentendibles, comedias idiotas, o films experimentales, y aunque tienen algo de esto último, no tienen nada de los 2 primeros.
Kaufman no abandona nunca, la extraña ficción que maneja; ficción que le sirve para desplegar la característica introspectiva, y la confusión que tienen siempre sus protagonistas sobre sí mismos.
En Confessions Of A Dangerous Mind, este papel recae sobre un productor de tontas teleseries, que comete además, extraños crímenes para un supuesta red gubernamental.
Como el guion evidentemente es muy Kaufman, el protagonista cree por ejemplo, que su vida se decide en estúpidos momentos; como cuando trato de convencer en la infancia, a una amiguita de su hermana, para que le hiciera una mamada con el argumento de que esta le sabía a fresa… y además, se recrimina constantemente, lo que con su vida ha hecho.
En sus manos, el personaje de Barris se convierte en un vivales, obsesionado por el sexo y las mujeres, y siempre en busca del éxito, que aunque finalmente consigue con sus programas de concurso, no es suficiente para satisfacerlo.
Pero, más importante, su casi inexistente ética, lo hacen candidato ideal para asesino gubernamental... o mentiroso patológico.
En este trabajo, y pese a ser una adaptación, la historia de por sí ya tiene miga:
Un productor de telebasura de gran éxito, que a la vez podría haber trabajado como asesino a sueldo para La CIA; hay mucho de su mundo siniestro y surreal, y su sentido del humor negro y retorcido, de sus personajes siempre bordeando los límites del reverso tenebroso de la mente, de su forma de estructurar las historias, como si el tiempo se doblara sobre sí mismo…
Confessions Of A Dangerous Mind, plantea la equiparación entre la ausencia de moralidad, y el vacío existencial que sufre Barris, en su faceta como sicario a las órdenes de La CIA, y la misma ausencia de valores, que caracteriza la falsa moral de la sociedad que posibilita su éxito, y posterior hundimiento profesional en el medio televisivo.
Barris es el promotor de una serie de shows para la pequeña pantalla, en los que se utiliza como gancho, la parte más vulgar y lamentable de los concursantes, las miserias de su vida privada.
Así, concursos como:
“The Newlywed Game”, “The Dating Game” o “The Gong Show”, que por cierto, son los ancestros de los programas que han constituido parte de lo más discutible de nuestra reciente programación televisiva, son productos televisivos encumbrados en sus inicios por la audiencia, e irónicamente rechazados por la misma, cuando su espíritu novedoso queda agotado.
Es la misma sociedad hipócrita, que recibía con agrado esta distracción, la que considera finalmente, que estos shows no son moralmente adecuados, y la que defiende a capa y espada, que la ausencia de valores éticos y morales, no debe permitirse en un medio tan poderoso como el televisivo, cuando en el fondo, lo que les pasa es que las fórmulas se agotan, y que ya se aburren con lo que les parece de hecho, poco morboso.
Esta crítica al medio televisivo, y a la sociedad, que permite y tolera sus bajos contenidos, es presentada en Confessions Of A Dangerous Mind, de manera casi subliminal, y sin entrar de lleno en ella, dejando que el espectador inteligente, extraiga sus propias conclusiones sobre lo visto, una de las elecciones más acertadas a mi entender, en todo el metraje.
A lo largo de la trama, vemos testimonios de las personas reales, que conocieron a Barris, pero nunca queda claro, si alguien cree realmente que trabajaba para La CIA.
Y finalmente, eso es irrelevante…
El punto es que Barris afirmaba que así fue, y Confessions Of A Dangerous Mind logra mantener un perfecto balance, entre sátira y seriedad, mostrando a la persona, detrás de las historias, que pueden ser verdaderas o falsas, pero que de cualquier modo, dibujan elocuentemente, una personalidad explosiva... y peligrosa.
En cuanto a la factura técnica, Clooney lo hace con solvencia, proponiendo interesantes situaciones visuales, cambios de escenarios, etc.
Es interesante ver un poco de la historia televisiva de los Estados Unidos, particularmente las recreaciones que hacen de los shows, montados por Barris.
En cuanto al uso del color, este es muy acertado, utilizando colores fuertes y llamativos, sobre saturados para la vida con “showman”; y un ambiente denso y frío, para la parte como agente de La CIA.
Clooney juega con el montaje en paralelo, creando la ilusión de estar siguiendo una misma conversación, que de hecho está desarrollada en 2 lugares diferentes por el protagonista, y 2 interlocutores, también diferentes.
Allí, introduce en un mismo espacio, a través de un travelling, personajes que repiten su aparición, realizando diferentes acciones, para dar como resultado, un montaje elíptico, muy bien llevado a cabo, pues juega con el espacio visual simultaneando en él, la aparición de las 2 o más acciones que integran un montaje paralelo... en definitiva, en Confessions Of A Dangerous Mind, se aprecian muchos momentos destacables, a nivel formal y de puesta en escena, lo que deja muy buen sabor de boca, y da un voto de confianza, en las posibilidades de Clooney, como buen realizador fílmico.
Rodeado de un equipo técnico de suma profesionalidad, Clooney indaga en el documental, en el ambiente onírico, en la reconstrucción de distintas épocas, y en el propio género televisivo.
El buen plantel de actores, se encuentra acertadamente dirigido, y el desarrollo del personaje central, tiene total coherencia.
El director Steven Soderbergh, está en la producción; Charlie Kaufman en el guión, y actores colegas como Brad Pitt y Matt Damon, como cameos curiosos, en el programa “The Dating Game” como los solteros.
¿Quién es capaz de conseguir a Pitt, en un cameo de unos... 3 segundos?
Pues el “amigo de Hollywood”, el anfitrión perfecto, el mejor relacionista público:
George Clooney.
Su también amiga, Julia Roberts, está presente en Confessions Of A Dangerous Mind, con una escena que, para mí, es lo mejor:
El envenenamiento.
La actriz Mary Gyllenhaal, tiene un pequeñísimo papel como Debbie, y la limitada Drew Barrymore, se hace con el papel de la chica de turno, en su primer papel como verdadera actriz.
Y por último, un expresivo, camaleónico, y genial Sam Rockwell, que se mete en la piel de Chuck Barris, con una convicción pasmosa.
Su creación del personaje es tan matizada, que consigue transmitir a la perfección, la gran gama de sentimientos que la fama, el alcohol, la presión, y la locura le producen.
Su actuación como Barris es magistral, incluyendo muchos de los “tics” y “manierismos” de este personaje, pero además, sabiéndole dar realismo a la locura que representa esta historia, en la no es nada raro, estar en un estudio de televisión en un momento, y en la antigua Alemania Oriental, asesinando espías soviéticos, al siguiente.
Una pregunta subyace en la mente del espectador, por lo menos en la mía, y es desde el momento en que La CIA decide reclutar a Chuck Barris, cuándo éste es un treintañero obsesionado con la televisión, un “Don Nadie” que todavía no ha hecho nada en el medio:
¿Por qué lo escogen a él?
Partiendo de esta premisa, que George Clooney, el director, parapetándose en el secretismo de la organización, decide no aclarar en ningún momento, uno sigue la historia con las cejas levantadas de incredulidad.
Por su parte, La CIA niega que Barris haya trabajado para ellos.
Después del lanzamiento de Confessions Of A Dangerous Mind, el portavoz de La CIA, Paul Nowack dijo que “Barris no trabajaba para la agencia de espionaje” que “es ridículo, y es absolutamente falso”
Por lo demás, no me creo nada el envejecimiento del protagonista...
Se supone que en 1982, tiene 53 años, y parece que apenas llega a los 40...
“You're 32 years old, and you've achieved nothing.
Jesus Christ was dead and alive again by 33.
You better get crackin'”
Es interesante el mensaje subliminal que deja Confessions Of A Dangerous Mind, una reflexión sobre la moral, y los vacíos de los tiempos modernos.
La misma sociedad que después condena a Barris, fue la que lo hizo llegar a la cúspide, en base a programas vulgares, donde los concursantes eran utilizados como animales de circo, entrando en un ciclo decadente.
Una sociedad falsa, que encumbra paquetes de entretenimiento de poca monta, para luego recordar, súbitamente, que corrompen la moral.
Se trata de una crítica al medio, y a la audiencia.
A la idiotez que ofrecen, y a los borregos que la aplauden.
Sin embargo, este mensaje se deja ver entre líneas, sería la conclusión de un espectador abierto, a buscar significados.

“I came up with a new game-show idea recently.
It's called The Old Game.
You got three old guys with loaded guns onstage.
They look back at their lives, see who they were, what they accomplished, how close they came to realizing their dreams.
The winner is the one who doesn't blow his brains out.
He gets a refrigerator”



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