Love Is Strange

“I believe the world is a better place if people aren't lying”

A veces, basta una mirada, un gesto, o simplemente una manera de contestarse, de comportarse, para intuir la complicidad construida entre 2 personas.
El amor, es uno de los temas más recurrentes en el cine:
Amores pasionales, amores letales, amores sinceros…
Cada cierto tiempo, aparece en el horizonte cinéfilo, una película de temática LGTB, que se aleja de los tópicos habituales, que por lo general son mostrados, como jóvenes descubriendo su sexualidad, tragedias, o comedias ligeras para pasar el domingo en la tarde.
La lista es larga.
Que 2 personas enamoradas lleven 39 años de vida conjunta, es un hecho irrelevante, por natural, que quizá en un mundo como el actual, se ha convertido en relevante, por poco habitual.
Que esas 2 personas, puedan casarse tras esa pila de tiempo de convivencia, gracias a una nueva ley que permite el matrimonio homosexual, es un hecho relevante, en lo social, que parte de un hecho irrelevante, por habitual:
El amor, sea de la condición que sea.
Que esa firma, que ese contrato legal, lleve a uno de ellos al paro, a causa del componente homosexual, y con ello, a la crisis económica, y a una serie de problemáticas cotidianas, ancladas en lo hogareño, lo sentimental, y lo amistoso, es un hecho enormemente relevante.
¿Crees que un amor de 40 años, podrá superar estos problemas?
¿Qué queda del amor, en una relación de tantos años?
¿Cómo seguir adelante, cuando todo parece confabularse en contra, y queremos conservar lo construido en esas décadas en común, pero el dinero es más escaso y laborioso, que la necesidad de estar juntos?
¿A quién recurrir, cuando surgen los problemas, y cómo afrontar los obstáculos y contrariedades que parecen querernos anular?
Cimentar, erigir, y nutrir una relación, no es tarea sencilla, y la solidaridad familiar tiene límites que no conviene sobrepasar.
Y los amigos, pueden ser los mejores imaginables, pero su apoyo no siempre soluciona problemas, ni tan siquiera los alivia.
¡Ay el amor, ese etéreo bien parvo y difuso que todos anhelamos, y pocos tenemos la dicha de experimentar, en plenitud alborozada!
“My glasses.
I can't find my glasses”
Love Is Strange es un drama del año 2014, dirigido por Ira Sachs.
Protagonizado por John Lithgow, Alfred Molina, Marisa Tomei, Darren Burrows, Charlie Tahan, Cheyenne Jackson, Tatyana Zbirovskaya, Olya Zueva, Jason Stuart, Darren E. Burrows, Harriet Sansom Harris, Manny Perez, Christina Kirk, John Cullum, Eric Tabach, Tank Burt, Daphne Gaines, Christopher King, Maryann Urbano, David Bell, entre otros.
El director y guionista, nos presentan una historia multi generacional, que explora las diversas maneras, en que cada uno experimentamos el amor en diversos momentos de nuestra vida.
A través de una hermosa historia de amor, el relato afectivamente aborda el profundo sentimiento que une a 2 personas, en la medida que el vínculo está construido sobre firmes cimientos de lealtad, comprensión, y mutuo respeto.
Estamos tan poco habituados a ver el amor verdadero, retratado con semejante honestidad en la gran pantalla, que hasta se nos hace raro, o mejor dicho, conmovedoramente extraño.
Love Is Strange es una buena producción sobre las parejas, las sorpresas de la vida, y cómo todo puede cambiar en un instante, incluso con “mucho amor” alrededor.
Cuando en 2011, se legaliza en New York el matrimonio homosexual, Ben (John Lithgow) y George (Alfred Molina), que llevan 39 años juntos, deciden casarse.
Pero George está lejos de sospechar, que ese acto de amor, conduce a que sea despedido de su trabajo como profesor de música, en una escuela católica, donde enseñaba música, por lo que pierden su apartamento en Chelsea.
Ben, se muda con su sobrino Elliot (Darren Burrows), esposo de Kate (Marisa Tomei), y padre de un hijo adolescente, Joey (Charlie Tahan), que refunfuña porque el tío duerme en su alcoba, y no tiene otros espacios propios en la casa, para cuando invita a su amigo Vlad (Eric Tabach) a estudiar, o quiere tener privacidad…
Enfrentándose con la realidad de que vivir con la familia, no es lo mismo que tratarla ciertos fines de semana...
Mientras que George, se muda con una pareja gay, conformada por Ted (Cheyenne Jackson) y Roberto (Manny Perez) que vive en el apartamento de al lado, y que aprovechan todas las noches para hacer fiesta, para invitar amigos, jugar y tomar, lo que termina en la invasión de la nueva cama del protagonista:
El sofá en la sala de la casa, chocándose con las diferencias entre la juventud y la vejez.
Y es que después de tantos años, viven lejos, sin poder dormir junto al otro, bajo las reglas de casa de otras personas, y sin ninguna nueva pista frente a su situación.
De aquí en más, el relato se abre en 2 direcciones, que de ninguna manera des-armonizan.
Por un lado, expone los inconvenientes que pueden surgir, cuando se vive temporalmente con familiares y/o amigos; eso se manifiesta fundamentalmente con Ben, al tener que compartir la habitación con Joey, y al perturbar involuntariamente la rutina de Kate, que como novelista, no puede concentrarse en lo que hace por la presencia de un “extraño” en su casa.
La otra faceta del relato, es el modo en que George y Ben afrontan el estar separados, aunque sea transitoriamente.
El verse obligados a vivir en casa ajena, el esfuerzo por ser amables, más la preocupación por un futuro incierto, son motivos de estrés para todos.
Love Is Strange se centra en la ciudad de New York, que también toma un papel protagónico, su complejidad para habitar allí, y el encanto inmortal de esta capital.
Ella se convierte en un obstáculo para este amor, además de los sacerdotes que le quitan el trabajo a George, pero también, es la testigo de este amor de décadas, que mantiene a este par de hombres juntos, a pesar de todo.
Es el perfecto escenario doble, que llena a la pareja, y que logra separarla.
A pesar de la cantidad de personas alrededor de ellos, en Love Is Strange, la pareja es el centro del argumento; y la incomodidad con su situación.
Mientras vemos cómo estos 2 hombres intentan salir del problema en que se encuentran, de cómo día a día luchan por mejorar, para volver a lo que tenían, de cómo su amor se vive, a pesar de las dificultades.
Son pocas las veces que se nos da la oportunidad de presenciar en la pantalla, un amor tan genuino y real, como el de esta pareja, ese tipo de amor que causa hasta un poco de envidia, por su pureza y fortaleza.
Love Is Strange, nos extiende la invitación a explorarnos, sólo hay que mirar un poco más allá de la imagen; que expone magníficamente, el sentimiento de amor de una pareja, más allá de su orientación sexual.
Un mensaje que es de esperanza, de seguir hacia delante, pese a las trabas que continuamente se imponen desde diversos sectores.
Sachs, toma la homosexualidad como referente vehicular, pero como resultará obvio para todo el que comprenda, sus propósitos son perfectamente aplicables a cualquiera que haya sentido amor, o incluso amistad, en su vida.
Love Is Strange es tan auténtica, que cuesta creer que únicamente es una película.
“I have missed having your body next to mine too much to have it denied to me for reasons of bad engineering”
Love Is Strange vuelve a hablarnos de la resistencia del amor devoto, es una mirada que coquetea con la comedia romántica, sintiéndose divertida, sensible, entrañable, y ante todo, extremadamente humana.
Atesora todas las virtudes que hacen de esto llamado “cine” un espectáculo fascinante.
John Lithgow y Alfred Molina, actores que hemos admirado, y visto en infinidad de proyectos, aparecen ante nuestros ojos, como unos desconocidos muy familiares.
Podrían ser nuestros vecinos, nuestros padres, o nuestros compañeros de trabajo.
Ambos defienden una adorable pareja de ancianos, con 4 décadas de convivencia, conocimiento, y amor mutuo, y en sus gestos serenos, y en sus miradas cómplices, detectamos el sustrato de todo lo vivido.
Vaya, aquello que nunca ha existido, pero que nosotros percibimos como un hecho incuestionable.
Si soplaran vientos de tragedia en el cine actual, Ben y George estarían condenados de antemano por el destino, pero no es así, el arte cinematográfico, está generalmente instalado en la confortabilidad del deseo satisfecho, o al menos, fácilmente satisfacible, como no podía ser de otra manera, en tanto que reflejo de nuestra sociedad actual, abierta, y expansiva aunque, no lo olvidemos, con el techo, y el suelo de cristal.
Aquí no hay pluma, momentos de cama sudorosos, ni SIDA, aunque sí homofobia de parte de una iglesia pederasta, donde la tragedia viene de quienes deberían dar el ejemplo.
Sachs utiliza en Love Is Strange, un recurso bastante habitual, que sirve como desencadenante de la acción posterior:
Una acción injusta, o que dé la sensación de no ser merecida.
En este caso, tenemos el despido de George, un aspecto que salvo aquellos que por algún motivo rechacen el matrimonio homosexual, todos los espectadores entenderán tal decisión, como manifiestamente indigna.
Desde ese momento, uno queda atrapado en el argumento, ante la villanía eclesial, pese a que no se nos ofrezca, por fortuna, un contexto apropiado mediante, por ejemplo, escenas que sitúen al susodicho, en el ejercicio de su profesión, que de algún motivo en la falta de sus funciones...
En ninguna otra ocasión, se volverá a debatir esa cuestión, ni existe intención por hacerlo ya que, como decimos, es sólo una excusa para dar rienda suelta al verdadero argumento de la obra.
Aunque suena jugoso:
Se expone la desigual batalla que libra el trabajo bien hecho, frente a la inquina de un mal gestor, la indefensión de un profesor, pese a la satisfacción de su alumnado, ante la erótica, y la retórica del poder…
Pero se prefiere indagar en el choque de personalidades, a los que sus protagonistas deben enfrentarse a su nueva situación familiar, y es ahí donde se centra Love Is Strange.
Ya que no cuestiona la identidad de los personajes, no repara en su condición sexual, ni pierde tiempo en contextualizarnos la trama, ni en el pasado de la pareja, vinculado a la vanguardia urbana, y al activismo “queer”; ni su presente, resultado de la legalización del matrimonio homosexual en el estado de New York; ni su futuro, injustamente incierto y precario, pero perfectamente identificable con el canibalismo social de nuestros tiempos.
Tampoco, Love Is Strange evidencia su espíritu militante, ni extrema la encrucijada vital de los personajes en favor del “big drama”
Hay, nada más y nada menos, el discurrir del día a día, la filmación de las horas que pasan.
Algo muy pueril, pero que en el cine es muy difícil de conseguir; Love Is Strange lo logra.
Como trama secundaria, los profesionales en la cuarentena, absorbidos por la exigencia y la competitividad profesional.
Seres que no abandonan móvil, ni ordenador ni para cenar; o la pareja gay liberada, que continúa viviendo en su inacabable jolgorio...
Love Is Strange, no sólo pone de manifiesto la cuestión de la homosexualidad, sino que trata un tema tan delicado como es, el de cómo la familia y amigos de los protagonistas, les dan la espalda, en los momentos que más lo necesitan. Cuando Ben y George se quedan sin casa, todos intentan ayudarles, pero una vez que tienen que convivir con ellos en sus casas, los tratan como si de unas zapatillas viejas se tratasen.
Resultan “molestos”
¿Cómo puede resultarte molesto, alguien de tu familia al que se supone que quieres?
Eso es lo que quieren plasmar, tratamos a nuestros mayores, como si fuesen inservibles, y una carga para la sociedad, una carga para sus propios congéneres, ellos que han dado tanto por los suyos, y ahora que son mayores, reciben tan poco.
En lo técnico, Ira Sachs construye un relato cinematográfico, luminoso y doloroso, tierno y muy hermoso, que narra la historia de un seísmo inesperado, con un empleo elegante de la elipsis, y el fuera de campo.
No hay cortes abruptos, puntos álgidos, ni caídas en los infiernos, que podrían haber dado algún giro por las vidas de los personajes.
Sólo temas sin tabúes, abiertos a todos los vientos, incluso a los vientos del destino.
Y éste se manifiesta con la ley de vida básica, la de la ascensión, y caída de las edades del hombre.
Tan importante es lo que se muestra, como lo que se intuye, lo que no se mira…
Cuenta el director:
“Creo que el amor es único, cuando surge entre 2 individuos.
Alfred Molina piensa, que “extraño” es un buen término, muy atribuible al sentimiento del amor.
Es mágico, prácticamente shakespeariano.
No se puede definir.
También es tan diferente, según en qué vertiente, y opino que Love Is Strange reflexiona sobre el amor, en sus diferentes formas:
El romántico, el familiar, entre individuos, en una comunidad... es un tema muy grande, y mi esperanza es que a través de ella, por muy pequeña que sea, alcance temas grandes y universales”
El tono crepuscular, no se permite demasiadas oscuridades, dado que el soporte emocional, viene simbolizado por el piano de Chopin, en su vertiente más “new age” y “cool”
Así, todo el metraje tiene un marcado carácter elíptico, como un bucle que debe permanecer abierto en la mente del espectador.
Y es que la emoción contenida, las palabras no dichas, los sentimientos no derramados, pero sí intuidos, envuelven la obra de personalidad propia, pero empapada de unos ecos que construyen la historia personal de Ben y George.
En un entorno de comodidad y bienestar del primer mundo, la ansiada seguridad flaquea, hace aguas, y deja en dique seco, esa promesa de felicidad de 2 vidas engarzadas.
Las de Ben y George, encomiable, laudatoria pareja homosexual, matrimonio reciente, para mayor regodeo en la cuestión, y confortablemente instalados en la clase media neoyorquina.
Esta historia de amor, nos narra con mucha brevedad, y en primer lugar, la línea base, potencial, de la vida de Ben y George y, a partir de ahí, su decadencia y separación.
Drama, melodramático por momentos, casi nunca cae en la facilidad del dejarse llevar por la emoción bien construida.
Poco a poco, a lo largo del transcurso del metraje, se van incorporando otras tramas, centradas en la familia del sobrino de Ben:
Elliot, su mujer Kate, y su hijo Joey.
Ben será catalizador de algunas historias, en las que se ven involucrados sus 3 parientes.
Love Is Strange, es uno de esos dramas, en donde no hay grandes momentos de acción, si no que nos lleva a la profundidad de sus personajes, para verlos encontrarse a sí mismos, y cambiar.
Partiendo como desencadenante de la trama, de un episodio de homofobia, cauta y sobriamente expuesto, el recorrido vital es claramente descendente, a defecto de rebufos, y sostenes en la juventud del adolescente Joey, y su amigo Vlad.
Y es ahí en donde está la magia.
Terminamos con una visión distinta de los personajes, para darnos cuenta a la vez, que en realidad son las pequeñas cosas en la vida, esos detallitos a simple vista insignificantes, los que pueden terminar transformándonos.
Se trata de una comedia especial, que te encoge el corazón en muchas ocasiones, y que te arranca una carcajada tímida en otras.
Es simple:
Es el amor por encima de quien, y como seas.
Aborda lo complicado que es separarse de una persona, con la que llevas compartiendo varias décadas.
Pero la convivencia con alguien ajeno no es fácil, y como dice Ben en un momento concreto:
“Cuando vives con alguien, acabas conociéndole demasiado”
Love Is Strange es una de las películas que me han logrado conquistar.
Sin duda, uno de sus puntos fuertes, es la sensibilidad con la que está desarrollada, y por otro lado, lo sutil de muchas de sus escenas.
Con gran afecto hacia sus personajes, Sachs brinda una historia en donde 2 seres que se quieren, están sujetos a lidiar frente a circunstancias imprevistas, pero que al hacerlo, refuerzan el sólido lazo que los une.
Cuenta el director:
“Escribí el guión, pensando en Alfred Molina y John Lithgow, pero también en gente que ha sido importante en mi vida.
Empezando por mis padres, también estuve muy cercano a un escultor que era amigo de muy tío abuelo, y empezó hacer su última escultura a los 98, murió a los 99, la dejó sin terminar, y esa idea de una escultura inacabada por un hombre mayor, me inspiró.
En el caso de John, teníamos un acuerdo por cumplir.
El de rodar juntos algo diferente, algo que no habíamos hecho hasta el momento.
Él está en ese momento, que no le importa en absoluto, arriesgarse creativamente, y está disfrutando de ello.
En el caso de Love Is Strange, John me prometió que trabajaría un tipo de registro que no había caracterizado hasta ahora.
Y de hecho, cumplió con una interpretación, completamente naturalista.
En efecto, un registro inédito en su carrera” dijo.
Las actuaciones de John Lithgow, Alfred Molina, y Marisa Tomei, son excelentes.
Lithgow y Molina, se sumergen totalmente en sus personajes, al punto de que no son ellos a quienes vemos en pantalla, si no a Ben y George.
No creo que hayan sido muchas las ocasiones, en que haya tenido la oportunidad de ver a Molina en la pantalla grande, y luego de Love Is Strange, creo que eso debe cambiar.
Alfred Molina tiene que ser uno de los actores más subestimados, dentro del cine hollywoodense, es un talento que debería utilizarse constantemente.
Hay una intención tan fuerte, para que solo nos interese la pareja, que lo que no tiene que ver con ellos 2, no importa.
Estos 2 actores, logran una química ideal de parejas de tantos años.
Expresan eso, que va más allá del amor, que involucra la compañía, el bienestar, el cuidado por el otro.
Pero también, la fuerza que implica esa persona al lado.
Son 2 profesionales que hacen un buen trabajo, para que el espectador simpatice con esta relación.
Entre los secundarios, la líder absoluta, es una magnífica Marisa Tomei, responsable de un personaje de peso que, sin embargo, tiene la sabiduría de acotar, para no mermar el protagonismo de Lithgow y Molina.
Ella, que interpreta a la mujer del sobrino de Ben, es una novelista de éxito, amante de su espacio, y del silencio, probablemente entrando a la menopausia, se ve obligada a dar cobijo a éste en su hogar, un lugar que se convierte en el escenario clave de toda la acción:
Son 4 paredes que son testigos de un declive familiar, auspiciado por las desconfianzas y el hastío, todo ello insinuado, nunca mostrado, reflejo de esa delicadeza que mencionábamos, que alcanza una sutileza apabullante.
En su hijo, encontramos la naturaleza del amor en la juventud, y cómo se descubren las realidades del amor, observando a los demás.
Joey, al que da vida un extraordinario joven actor, Charlie Tahan, mira a sus padres, mira a Ben y a George.
Es a través de él, que “El Amor es Extraño”
Dicen que “no se enseña a los hijos por lo que se dice, sino por lo que se hace”
En muchos aspectos, Love Is Strange es una historia de iniciación, la suya, al observar el aprendizaje de un adolescente, a punto de hacerse adulto, y lo que aprende a través de las relaciones que le rodean, para descubrir el amor.
Por ello, Love Is Strange trata de cómo vivimos, de lo que nos enseñan, y quién nos lo enseña.
¿Cómo nos enseña el amor la iglesia, cómo nos enseña música un profesor de música, cómo nos ayuda a ver un artista, cómo las películas, nos enseñan quienes somos, y a qué se parece el extraño y maravilloso amor?
Si tuviera que buscarle algún aspecto negativo, haría referencia a algún tópico demasiado recurrente sobre el mundo gay…
Sobre todo al principio.
Eso sí, que podría ser mejorable, pues estamos un poco cansados de ver siempre el mismo perfil de pareja homosexual…
Creo que Love Is Strange falla, en hacernos sentir cercanos a Joey, el sobrino rebelde, a quien no le interesa interactuar con su tío, que tiene celos de su amigo, cuando posa para uno de los retratos de su tío, y que tiene un amor inexplicable por Paris, por un viaje a Francia, y por La Revolución Francesa…
Pero su actitud de adolescente, se antepone a todo esto.
¿Qué sentido tiene el personaje de Vlad, y por qué parece que insinúan que George se va a liar con él?
¿Por qué la subtrama de los libros en francés que roban Vlad y el sobrino?
¿Será que Joey y Vlad, tuvieron algo, al menos desde el punto de vista curioso de Joey?
¿Qué simboliza el cuadro de Vlad?
¿Por qué también parece insinuar, falsamente, que George se va a liar con Ian (Christian Coulson), quien es el que le consigue el piso?
¿Hace caso Joey al tío Ben, y habla a la chica, la que sea?
¿Llora por lo mal que se portó, por su dolorosa adolescencia, por su súbito conocimiento, por su “amor” perdido (Vlad), por su tío?
¿Vlad fue una prueba, una mala influencia, un merodeo, un escarceo por las fronteras, y la indefinición...?
¿Es finalmente Joey feliz, porque ha “comprendido”?
La escena más destacable, además de todo encuadre entre los 2 actores protagonistas, es esa soberbia elipsis fúnebre.
Con todo, Love Is Strange es de esas historias que consiguen calar hondo, sin apenas esfuerzo, de esas películas que consiguen transformar la pantalla, en un espejo, o en una máquina del tiempo, dependiendo de la edad; y hacernos ver la realidad de la que somos, o podemos ser víctimas, y de las que sin caer en la obviedad, hacen brotar en el espectador, esa sensibilidad que unos tienen a flor de piel, y otros habían relegado al fondo de su subconsciente.
El amor es lo que es, y no hay más.
Lo que más agradece uno, sin embargo, es que hable del amor homosexual sin dramatismos, ni etiquetas, sin tópicos, mostrando sólo la historia normal de 2 personas que se aman, y cuyo amor es tan extraño, como el de cualquiera.
Una propuesta inconscientemente osada, al parecer, y que en Estados Unidos ha obtenido la clasificación “R”, no recomendada para menores de 17 años, y que se otorga a películas donde se muestra sexo explícito, o lenguaje ofensivo.
Nada de eso hay en Love Is Strange; qué mal que estamos.
Por último, la música clásica, de la más exquisita, que incluye piezas de Chopin, Pitoni, Beethoven, y otros, es un complemento que apuntala la belleza de la historia a la perfección.
Ni hablar de la canción “(Baby) You’ve got what it takes”
“Now, we invited you all here today because, well, you're family”
Love Is Strange es un drama romántico que, entre sus mayores virtudes, logra recordar al espectador, que el amor no sólo se vive en la juventud, y en impresionantes aventuras.
También en la vejez, en el día a día, en un pequeño apartamento, en los sueños que no se consiguen, en la imperfección.
Vendría a ser una reflexión sobre las complicadas y necesarias relaciones familiares.
Nos queremos, y nos odiamos; o el amor maduro...
Y la homosexualidad, mutando en normalidad social, ya no con crisis y espanto, y sí como una forma diferente, o igual, en verdad, de pasar la vida, y el rato, dejando atrás el escándalo, aunque La Iglesia, que ya no es lo que era, siga atacando, con menos ferocidad, pero similar eficacia.
Y el deseo, y el tiempo robado; ese anhelo tartamudo, ese dolor feliz, esa turbiedad luminosa... esa cosa tan rara que llamamos “amor”
Estamos ante una hermosa crónica sobre las diferencias generacionales.
Una defensa de aquello que Virginia Woolf llamaba “una habitación privada”, entendido como un espacio, la casa; y como un concepto, el hogar.
Una demostración de cómo las injusticias sociales, no pueden destruir aquello que se ha construido con el material más férreo:
El aprecio a la persona más querida, a nuestros amigos, y familiares.
Creo que aquí definen “amor” como “extraño”, porque cada personaje lo entiende de una manera distinta, y muchas veces sin comprensión, pero lo importante que se posa tras ver Love Is Strange, es la manera tan normal que tienen los 2 protagonistas de quererse, por eso, ahora lo que más bien pregunto es:
¿El amor es extraño para usted?

“I had a wonderful time”



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