Inherent Vice

“If it's a quiet night out at the beach and your ex-old lady suddenly out of nowhere shows up with a story about her current billionaire developer boyfriend, and his wife, and her boyfriend, and a plot to kidnap the billionaire and throw him in a loony bin...”

Thomas Ruggles Pynchon, Jr., es uno de los novelistas estadounidenses, más celebrados de la actualidad.
Se destaca tanto por su narrativa compleja y laberíntica, como por su aversión a los medios, pues sólo se conoce media docena de fotos suyas de estudiante, y recluta en La Marina.
Su obra está compuesta de 8 novelas, y se le considera actualmente, como una de las voces más importantes del posmodernismo maximalista.
A la prosa de Pynchon, la han catalogado de diversas maneras:
Paranoica, histérica, densa; aunque no le han negado la trascendental importancia que tiene en la literatura de fin de Siglo XX.
Escritor postmoderno, que como tal mezcla cultura selecta y de masas, ha publicado sus extensas novelas, en 43 años.
El rasgo más distintivo de las mismas, es su extrema dificultad, y complejidad estilística y estructural, como “Inherent Vice” (2009)
Todo inició en octubre de 2008, cuando surgieron nuevos rumores, sobre una nueva novela de Pynchon.
Estos fueron confirmados, y en agosto de 2009, apareció “Inherent Vice”
Para su promoción, se emitió un vídeo actualmente disponible en Youtube, con una narración del autor.
Cabe señalar que “Inherent Vice”, rompe con estilo abigarrado de las novelas anteriores, y ofrece una narrativa más breve y lineal de lo acostumbrado en Pynchon.
El título de la novela “Inherent Vice”, se refiere al término legal, conforme al cual se designa al “vicio oculto” que adolece una cosa, de tal modo que provoca su deterioro, y que en español se conoce como:
“Vicio Redhibitorio”
La novela, se centra en la vida de “Doc” Sportello, un detective privado un tanto peculiar en la colorida Ciudad de Los Angeles de finales de los años 60.
La historia comienza cuando su ex, Shasta, seductora “femme fatale”, recurre a sus servicios profesionales, dado que ha desaparecido su nuevo amante, un magnate inmobiliario, que había visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad, todo lo que había expoliado.
Sportello entonces, se ve enredado en una intriga, en la que los escrúpulos chispean por su ausencia, y cuya trama es casi la de una novela negra clásica.
A partir de ahí, Thomas Pynchon pergeña un retrato desbocado de una California poblada por surfistas, embriagados de la mitología de las olas gigantes, combatientes de Vietnam, o agentes del FBI, reconvertidos en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charlie Manson y sus acólitos, una brutal organización secreta de dentistas, policías corruptos, una proto-internet, o bellas masajistas de sexualidad ambigua…
A destacar los temas habituales del escritor:
La entropía, la paranoia, el signo apocalíptico y decadente de la historia reciente, la desintegración del lenguaje, la ruptura de los sistemas en que vive encerrado el individuo, el sentido de la ciencia, el militarismo, y el poder de los Estados, el control de las libertades, la manipulación de la tecnología, la ausencia de significado que preside nuestras vidas, inmersas en el caos.
“I need your help, Doc!”
Inherent Vice es una comedia de 2014, escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson.
Protagonizada por Joaquin Phoenix, Josh Brolin, Katherine Waterston, Owen Wilson, Benicio del Toro, Reese Witherspoon, Peter McRobbie, Martin Short, Michael K. Williams, Jena Malone, Maya Rudolph, Jordan Christian Hearn, Timothy Simons, Sasha Pieterse, Eric Roberts, Kevin J. O'Connor, Jeannie Berlin, Hong Chau, Yvette Yates, Brandy Futch, Raiden Integra, entre otros.
Inherent Vice está basada en la novela del mismo nombre de Thomas Pynchon; siendo la primera película adaptada de una obra del autor, editada en 2009.
Por su parte, Anderson lo describió como “una película de “Cheech & Chong” el dúo humorístico conformado por Richard “Cheech” Marin, y Tommy Chong.
Se informó, por primera vez en diciembre de 2010, que Anderson quería adaptar “Inherente Vice”, y en el momento que había estado escribiendo, y comenzó en un guión después de “The Master” (2012), había sido dejado de lado indefinidamente un mes anterior.
Anderson, originalmente adaptó toda la novela de 384 páginas, “frase por frase”, que hizo más fácil para él, reducir el guión de la novela.
En Inherent Vice veremos como la sordidez, la corrupción, y el “colocón”, forman el tono de patetismo cómico, cuyo mérito, según el director, está en el trabajo de sus actores, y en el libro homónimo de Pynchon.
Inherent Vice obtuvo 2 nominaciones al Premio Oscar:
Mejor guión adaptado y vestuario.
La filmación tuvo lugar en San Fernando del Valle, Slauson Boulevard, Canoga Park, Malibu y Pasadena.
Inherent Vice sigue al investigador privado, Larry “Doc” Sportello (Joaquin Phoenix), un detective privado, un tanto peculiar, en el colorista Los Angeles de finales de los años 60.
Hacía ya tiempo, que “Doc” no veía a su ex, Shasta Fay Hepworth (Katherine Waterston), una seductora “femme fatale”; cuando ésta recurre a sus servicios, porque ha desaparecido su nuevo amante:
Mickey Wolfmann (Eric Roberts), un magnate inmobiliario, que había visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad, todo lo que había expoliado.
Sportello, se ve enredado entonces, en una intriga en la que los escrúpulos chispean por su ausencia, y cuya trama es casi la de una novela negra clásica.
Todo ello con un sol abrasador de California, en un verano de 1971, y al “look” descuidado de un investigador privado hippie, cuya capacidad de concentración, es inversamente proporcional a su habilidad para estar siempre en el lugar, y el momento adecuado.
“Chotto, Kenichiro, Dozo!
Motto panukeiku... motto panukeiku!
Motto Panukeiku!”
Una de las características del trabajo de Anderson, es su complejo y significativo uso de los elementos audiovisuales, y la novela homónima de Thomas Pynchon, “Inherent Vice” (2009), en la cual se ha basado, lejos de simplificarle el trabajo, parece invertir a la complejidad en contenido y en forma de la película.
Paul Thomas Anderson, tiene la interesante habilidad de enlazar y coordinar el ritmo de los actores, la luz, el espacio, la puesta en escena, y el movimiento de la cámara, para comunicar y hacer partícipe al espectador, de la situación contextual e interna en la que se desenvuelven los personajes.
En su novela negra, Pynchon incluye:
Drama, comedia, sátira, misterio, y crimen, sin dejar de evidenciar la profundidad de los conflictos del personaje principal, en una caótica historia, donde un investigador privado con problemas de adicción, y un tanto de paranoia, en medio de una psicodélica y corrupta California Hippie, se ve inmiscuido en un eslabonamiento de eventos desafortunados, detonados por las complicaciones de sus las relaciones interpersonales.
Aquí, es como toda película canónica que se preste de investigadores privados, “femme fatales”, y sucios empresarios “chupasangre” y debe siempre comenzar:
Con un despacho flotando en el humo de los cigarrillos, una insinuación erótica, y un trabajo sencillo, un complot tramado a 4 manos, alguien de peso que ha desaparecido…
Es el punto de partida de una red que conduce de forma imparable a la perdición, al “cul-de-sac” existencial.
Aquí, sin embargo, y aún empapado en el más auténtico clasicismo de vieja escuela, es todo nuevo:
Se subvierten los cánones del cine negro, con colores que ciegan, y una sátira que hiere, resurge una nueva definición de lo que es “la alta literatura de EEUU”, plasmada en imágenes y, ante nuestros ojos, un imposible desfile de luces de neón, tratos sucios, prostitutas pidiendo ayuda, yuppies pro-Nixon, hippies muy “groovies”, anarquistas cabreados, policías buenos, malos, y peores; jóvenes promesas de Los Angeles a la deriva, contracultura, anticultura, y patillas muy, muy anchas…
Esto es, sabor a “thriller” urbano de los 60 y 70 tan agrio y puro, como lo es el lamer el asfalto.
Todos los actores reconocieron, que la confusión fue el estado que, en términos narrativos, estuvo más patente en un rodaje en el que, por otro lado, también todos se abandonaron al talento más que confirmado del director.
Estéticamente, por un lado no se rinde a los referentes obvios de la época que tangencialmente retrata y, por el otro, retorna a las constantes de su creador, tan dado al indispensable componente narrativo de la cámara en mano, como lo es a la, a ratos, casi pictórica composición estática, apoyada aquí por un encomiable trabajo en la dirección de fotografía.
Sirvan como ejemplo al caso:
Uno, la primera muestra de amor fraternal, que en realidad no lo es entre “Doc” y El Teniente Detective Christian F. “Bigfoot” Bjornsen (Josh Brolin), la más compleja y rica relación de la obra, mostrada en forma de paliza a cámara lenta, ante la impasible mirada de un policía anónimo.
Y dos, la recreación bíblica con pizza, y Coy Harlingen (Owen Wilson), en el rol de Jesús.
Temáticamente, de nuevo la profunda angustia del estadounidense medio disfuncional, en el mundo de Anderson, representado casi siempre por un hombre alienado que, aunque acaba por encontrar el éxito, está, y se siente profundamente solo….
Inherent Vice, encierra una crítica también, sana y descarnada, del sistema social de EEUU en su conjunto.
Nos hace sentir nostalgia por un sueño que se desvaneció, el de California…
Una música límpida, subraya los momentos más emotivos, con temas llenos de nostalgia, y en los más oscuros, logra una notable complejidad estética, por medio de las disonancias invocadas por el compositor Jonny Greenwood de Radiohead, que logra así realzar los aspectos más elusivos de la historia.
Todo sazonado con diálogos y guiños hilarantes, al ritmo de una frenética banda sonora, que sirve de réquiem psicodélico, por una época que pudo ser, y no fue.
“Hi, I'm Jade welcome to Chick Planet Massage, please take a look at today's pussy eater's special which is good all day until closing time”
Paul Thomas Anderson, se ha hecho famoso por hacer películas con repartos corales, e historias entrelazadas de una elevada complejidad, como es el caso de “Boogie Nights” (1997), “Magnolia” (1999) e Inherent Vice.
Y forma parte de la primera generación de los “directores de video cassette”, como:
Quentin Tarantino, Richard Linklater, y Kevin Smith, que crecieron viendo cientos y cientos de películas en vídeo, y tienen un saber casi enciclopédico de la técnica, y las referencias culturales.
Temas como las relaciones familiares, el destino, la predestinación amorosa, y el papel de los medios de comunicación en la vida actual, también son recurrentes en su obra.
El director desarrolla aquí, las interconexiones entre los personajes de una forma imprevisible, a veces incluso caótica…
Uno de los sellos característicos de Anderson, es el utilizar poquísimos cortes, dependiendo, de esta manera, fuertemente de los “travellings”, como ocurre en el comienzo de “Boogie Nights” (1997), que dura aproximadamente 3 minutos, sin un solo corte; y a menudo, utilizando el sonido y la música de manera enfática.

“He's technically Jewish but wants to be a Nazi”



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