Dying Young

“She's giving him something nobody else could.
A reason to live”

La leucemia, es el cáncer más frecuente en la infancia, con 3 a 5 casos cada año, por cada 100,000 niños menores de 15 años.
En el año 2000, unos 256,000 niños y adultos, desarrollaron algún tipo de leucemia.
La leucemia, es un grupo de enfermedades malignas de la médula ósea, llamado “cáncer hematológico”, que provoca un aumento descontrolado de leucocitos en la misma.
Sin embargo, en algunos tipos de leucemias, también pueden afectarse cualquiera de los precursores de las diferentes líneas celulares de la médula ósea, como los precursores mieloides, monocíticos, eritroides, o megacariocíticos.
Es una enfermedad maligna que, aunque muchas veces se la denomina “cáncer de la sangre”, pues realmente afecta a los tejidos encargados de fabricarla, es decir, a la médula ósea, el bazo, y los ganglios linfáticos.
La alteración de estos tejidos, provoca una fabricación excesiva de glóbulos blancos, que da a la sangre un tono más blanquecino.
Los blastos, son estos glóbulos blancos en exceso, y provocan 2 problemas:
Un mal funcionamiento de las defensas,  y al no servir como defensa, lo único que hacen es interferir en la producción normal de glóbulos rojos, y plaquetas. Plaquetas necesarias para la cogulación de la sangre, y glóbulos rojos básicos para el transporte del oxígeno.
Debido a que la leucemia impide que el sistema inmunitario funcione con normalidad, algunos pacientes experimentan infecciones frecuentes, que van desde las amígdalas infectadas, llagas en la boca, diarrea, neumonía, o infecciones oportunistas.
Por último, la deficiencia de glóbulos rojos, produce anemia, que puede causar disnea, y palidez.
Sobre todo se nota en el decaimiento, falta de fuerzas, mareos, náuseas, vómitos, inapetencia, disminución de peso importante; fiebre que dura varios días sin una causa aparente, sudoración nocturna, escalofríos; dolor o sensibilidad ósea, dolores articulares, y de extremidades…
Si bien, algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa.
Ya que no existe ningún síntoma, que por sí solo y de manera específica, permita diagnosticar esta enfermedad, siempre debe descartarse la presencia de leucemia, en presencia de manifestaciones clínicas sugerentes, tales como:
Un hemograma alterado.
El método más seguro para confirmar, o descartar el diagnóstico, es mediante la realización de un mielograma y, solo en casos seleccionados, puede ser necesario realizar una biopsia de la médula ósea.
La quimioterapia, por su parte, es el tratamiento del cáncer con un medicamento antineoplásico, o una combinación de dichas drogas, en un régimen de tratamiento estándar.
El tratamiento quimioterápico, puede deteriorar físicamente a los pacientes con cáncer.
Los agentes quimioterápicos, destruyen también las células normales, sobre todo las que se dividen más rápidamente, por lo que los efectos secundarios, están relacionados con estas células que se destruyen.
Los efectos secundarios, dependen del agente quimioterápico, y los más importantes son:
Mielosupresión, o disminución de la producción de células sanguíneas, por lo tanto inmunosupresión; mucositis o inflamación del revestimiento del tracto digestivo, y alopecia o pérdida de cabello...
Pero también presenta:
Náuseas y vómitos; diarrea o estreñimiento; anemia, debido a la destrucción de la médula ósea, que disminuye el número de glóbulos rojos, al igual que la inmunodepresión, y hemorragia.
A veces hay que recurrir a la transfusión de sangre, o a la administración de eritropoyetina para mitigar la anemia.
Y esterilidad, algunas drogas quimioterapéuticas, destruyen las células productoras de hormonas sexuales y gametos, discapacitando a la persona para procrear…
Por tanto, la quimioterapia es la utilización de diversos fármacos, que tiene la propiedad de interferir con el ciclo celular, ocasionando la destrucción de células.
Recientes medicamentos contra el cáncer, actúan directamente contra las proteínas anormales en las células cancerígenas; a esto se denomina terapia dirigida.
“I told Estelle you have a terminal disease”
Dying Young es un drama de 1991, dirigido por Joel Schumacher.
Protagonizada por Julia Roberts, Campbell Scott, Ellen Burstyn, Vincent D'Onofrio, David Selby, George Martin, Dion Anderson, Colleen Dewhurst, entre otros.
El guión es de Richard Freidenberg, basado en la novela con el mismo título, escrita en 1990, por Marti Leimbach.
Dying Young inicia después que Hilary O'Neil (Julia Roberts), descubre que su novio la engañó, por lo que busca un nuevo comienzo, y un nuevo trabajo.
Por tanto, lo encuentra como enfermera privada, para un hombre joven, llamado Victor Geddes (Campbell Scott) que sufre de leucemia, “cáncer de sangre”
Lentamente, ambos se enamoran, pero saben que su amor no puede durar, porque él está destinado a morir...
Dying Young, es una película romántica, de sentimientos, pero afortunadamente, no es otra de tantas.
“So how much is he paying you?”
Como podemos comprobar, una vez más, la leucemia hace aparición de forma muy significativa en el cine, probablemente, por el impacto que produce ver afectados por esta enfermedad, a niños y jóvenes, que apenas han despegado en su ciclo vital.
En Dying Young, como también sucede en otras, se observan los estragos de la quimioterapia, en unos tiempos en los que apenas había medicamentos eficaces contra el vómito...
Al hacer vista atrás, y mirar el presente, somos conscientes de lo mucho que se ha mejorado en el tratamiento de soporte de la quimioterapia, y este efecto secundario, se ha minimizado de una forma relevante.
También, en Dying Young, se ven los dolores que el protagonista padece, y combate con mórficos, así como la típica sudoración nocturna, signo de actividad de la enfermedad hematológica.
El argumento de Dying Young, plantea el dilema de Victor, un enfermo grave de leucemia, entre vivir el amor abandonando el tratamiento, y así morir; o seguir el tratamiento, y así no poder disfrutar el amor…
Tensando la relación entre amor y vida, el argumento busca establecer el dramatismo:
Así, el protagonista elige el amor, aunque suponga la muerte.
Pero el dilema personal, toma otra dimensión con la perspectiva del otro.
Hilary, la cuidadora y amada, ha sido engañada, ya que desconocía que había abandonado el tratamiento.
Ella no admite un amor que suponga la muerte del otro, por falta de lucha, y dice:
“No puedo quedarme mirando mientras te mueres”
El final, busca la conciliación del dilema:
Amar supone luchar por la vida, disfrutar del amor, será luchar juntos contra la enfermedad.
Desde esta clave del límite melodramático, se plantea el amor al otro, como sentido de la vida, y motivo para seguir luchando en el sufrimiento.
El amor hará más soportable la lucha, y será una esperanza en el sufrimiento.
Curiosamente, en Dying Young no hay ninguna explícita alusión a Dios, aunque busca mostrar hasta qué punto, el amor romántico desea trascender a la muerte.
Aunque implícitamente hay una alusión lejana a Dios, en la presencia del icono-cuadro de “Adán y Eva” (1917-1918) de Gustav Klimt; este motivo ha sido resaltado por las explicaciones de Victor.
Para este historiador del arte, el icono tiene un sobre valor en esta dirección:
Fue uno de los últimos cuadros de Klimt, que además quedo inacabado.
Un cuadro que muestra la preeminencia de Eva, uno de los motivos centrales del pintor.
Y del amor, como sentido de la vida, en clave neoplatónica.
Este elemento implícito, que forma parte de la iconografía popular, además explicada en Dying Young, tiende a dar apoyo al deseo de perennidad del amor.
Resulta significativo además, que muchas de las pinturas presentes en Dying Young, son una clara alusión al personaje de Julia Roberts, todas las mujeres son pelirrojas…
Otro dato interesante, es que habitualmente, se atribuye al rol masculino, valores como:
La fuerza, la independencia, la dureza, o el afán protector; mientras que el de la mujer, se relaciona con lo opuesto; es decir:
Debilidad, fragilidad, o dependencia.
Sin embargo, viendo Dying Young, uno se percata de lo erradas que son estas teorías, sobre lo que es ser un hombre, o ser una mujer...
Victor Geddes, enfermo, pálido, sin músculos, necesitado de cuidados, y lleno de delicadeza, no encajaría, a priori, en lo que se espera del prototipo de hombre, pero:
¿Acaso no es todo un ejemplo de masculinidad que enamora?
Y es que lo seductor, lo “alfa”, llamémoslo como queramos, no es ese agresivo cliché impuesto, sino que se asienta en una esencia real, mucho más profunda que parece olvidada.
Victor Geddes, proyecta desde el principio, un altísimo valor:
Primero, por ser de clase de alta y, segundo, por su vasta cultura e inteligencia, lo que unido, transmite una enorme sensación de verdadero poder.
Victor, además, es educado, amable, y con buen gusto, es decir, El Príncipe Azul de nuestros sueños, a lo que se añade algo de misterio, otro poco de elegante tristeza que nos empuja hacia él, y una voluntad firme.
Si encima tiene los ojos verdes, y el masculino rostro de Campbell Scott, el galán está completo, y no le hace falta cabello para que cualquier chica, y más esta Hilary O’Neil, que está acostumbrada a los impresentables, y a los galanes, se enamore de él para siempre.
No es raro, que la misma Dying Young como obra, esté remarcada como una fábula, un cuento pero a la inversa.
¿Visión feminista, acaso?
Es curioso, y me ha llamado la atención, cómo fuman de forma natural, y en lugares públicos, los protagonistas en la gran pantalla.
En eso también la sociedad de EEUU, y europea, han cambiado muchísimo.
Ahora nos resulta chocante y políticamente incorrecto ver, a un protagonista de película, fumando compulsivamente…
Y sobre todo, acá es una mujer, si bien ese detalle sucedió en La Era Dorada de Hollywood, es decir, no es nuevo, queda más claro aún, la intencionalidad de reversar el cuento de Dying Young, al dotar a una mujer independiente, liberada, pues se va a vivir con su empleador, digámoslo todo, y que fuma como camionero…
No mal entiendan, pues la imagen no está mal, pero el contexto, o fondo del asunto, ahí está.
Al igual que las diferencias sociales de ambos protagonistas, que también se muestran muy patentes, pero afortunadamente, el director logra encontrar un equilibrio que hace crecer a los 2, y que ese detalle no sea parte del culebrón, pues el padre de Victor, Richard (David Selby), aunque sí a la madre de Hilary (Ellen Burstyn) de modo más sutil.
Y el final, aunque lacrimógeno, está abierto a la imaginación del espectador...
Abierto pues no sabemos, qué más va a suceder, tanto en el dolor como en el amor de los personajes, y con la reconciliación, es decir, con poner las cartas sobre la mesa, de manera honesta, los personajes despiden la película, al estilo “Happy End”, aunque sabemos que Victor, eventualmente, morirá…
Dying Young, tiene el acierto de no matar a su protagonista masculino, y con ello dejar en el aire el futuro de la pareja, además de paso, evita llevar su tono sensiblero a otro nivel, y ello es de agradecer.
Respecto al apartado actoral:
Vemos una gran interpretación de Campbell Scott, que de hecho es el hijo del gran George C. Scott, y de la actriz, que también aparece en Dying Young, Colleen Dewhurst, como el personaje de Estelle Whittier.
La mirada de Victor, es penetrante, llamativa, vital, y con ganas de comerse el mundo…
Dato curioso, es ver a Julia Roberts joven, en uno de sus primeros trabajos, fumando como loca...
Luego, en el resto del reparto, ninguno hace el papel de su vida, pero cumplen su función, y el padre de él, anima a la historia durante el desenlace, al mostrar esa personalidad de padre con fe, ante el mal de la enfermedad de por medio, una nota bonita que une a la familia en la enfermedad.
Por último, la música fue compuesta por James Newton-Howard, en un trabajo destacable más.
“My mother said:
“You don't have to like everything, but you have to try everything”
Existen muchísimas películas que abordan el tema del cáncer, y/o la leucemia.
Sensibilizar sobre su existencia, no es sólo cuestión de divulgar información médica.
Existen historias de vida, que nos llegan al corazón, y por qué no, pueden ser ficción…
Médicamente, el tratamiento de la leucemia, sea cual sea, busca la eliminación del máximo número de blastos que sea posible, hasta que sea suficientemente bajo, como para considerar que la enfermedad se ha detenido, no curado, que no es lo mismo.
A esta situación, se la llama “remisión”
Normalmente, para contrarrestarlo, se usa la quimioterapia.
Al tratarse de drogas químicas, siempre pueden producir efectos secundarios, que en determinados enfermos y situaciones, pueden llegar a ser muy graves…
Debemos tener en cuenta, que la quimioterapia no distingue blastos, de células sanas, y elimina ambas por igual...
Por ello, se hacen análisis de sangre regulares, para controlar la calidad de la sangre, es decir, que el número de glóbulos blancos, rojos, y plaquetas, es suficiente.
En caso de no serlo, se administran desde el exterior, con transfusiones de sangre y plaquetas.
A veces se refuerza este tratamiento, con la radioterapia, aplicada a grandes zonas de médula ósea afectada, para reducir drásticamente el número de blastos…
En muchos casos, al conseguir la remisión total de la enfermedad, para asegurar su erradicación, se administra una quimioterapia final, que intenta limpiar totalmente la médula, y posteriormente, se realiza un trasplante de médula.
Las drogas mediacamentales, en enfermos de leucemias refractarias, llegan a ser tan tóxicas, que en muchas ocasiones provocan la muerte del enfermo, directamente, o a mediante la eliminación de su sistema inmunitario, lo cual permite el ataque de infecciones externas.
Más allá, la leucemia puede asociarse a otras enfermedades, sea el cáncer, los tumores cerebrales, etc.
Una luz en el túnel, sucedió en 2014, cuando investigadores de Minnesota, en los Estados Unidos, consiguieron acabar con el cáncer de sangre, de una mujer de 50 años, inyectándole una dosis masiva de una cepa genéticamente modificada del virus del sarampión de tipo MV-NIS.

“Because I love you.
And if you come back with me to the hospital and fight for us.
Fight for us, I will never leave you Victor.
But you have to fight.
And if you get well, when you get well, I'll be there with you.
And if you die, I will hold your hand.
I'll hold your hand and the last thing you will ever see will be me because I love you”



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