Life Itself

“The only thing Roger loved more than movies”

El oficio de opinar…
¿Qué sería de la crítica cinematográfica, sin las viejas y queridas polémicas?
Por más que todos gustamos de vanagloriarnos de nuestra formación, sea teórica, técnica, práctica, o de “copy/paste”, enarbolando la bandera explícita o implícita de una subjetividad, con pretensiones de ecuanimidad, en realidad, el único baluarte que interviene al momento de juzgar un film, es el capricho liso y llano de quien escribe.
A pesar de que aquel elitismo, vinculado a los todopoderosos medios del pasado, fue progresivamente reemplazado por esta suerte de democratización limitada vía Internet, la multiplicación de voces, conservó los criterios para definir a la actividad, a rasgos generales, y según los diferentes puntos de vista superpuestos.
Servicio público, comentarios adicionales, mecanismo de legitimación artística, engranaje descriptivo superfluo, análisis o ensayo polirubro, información “coloreada”, etc.
Cada categoría, examina un plano del oficio de opinar, sobre el trabajo de terceros, el cual a su vez, puede ser homologado a la dimensión gerencial de cualquier esfera, o sustrato laboral.
Hay un puñado de personas a las que les debo mi amor al cine, y sin dudarlo, Roger Ebert es una de ellas.
Roger Joseph Ebert, nacido en Urbana Illinois, Estados Unidos, el 18 de junio de 1942; fue uno de los críticos cinematográficos, más reconocidos a nivel mundial; siendo un personaje del periodismo de Chicago, esa vieja escuela de reporteros noctámbulos y alcohólicos, que por fuerza de las circunstancias, capacidad de trabajo, y mucha inteligencia, logró convertirse en una reconocida voz crítica, en los años 70 y 80.
A diferencia de personalidades más famosas, en el ámbito específico de la crítica, como Pauline Kael, y Andrew Sarris, los 2 grandes rivales que marcaron a fuego esos años, Ebert siempre se definió como un “populista”
Crítico de medio masivo, con un lenguaje cotidiano y amable, se destacó gracias a la fuerte empatía que sus textos generaban con los lectores.
Fue, según quienes lo conocieron, un gran divulgador, alguien que logró que en millones de hogares se interesaran por películas, y autores novedosos.
De su escritura, sabremos que era claro y preciso, contundente, pero a la vez simple, capaz de escribir en un lenguaje entendido por todos, pero a la vez, conceptualmente muy profundo.
Sus textos no tendrán la brillantez de los de Kael, u otros contemporáneos, pero supo hacer uso de su fama y su lugar, para convertir a esos cineastas, en grandes figuras.
Una de sus primeras críticas de cine, apareció publicada en 1961, y fue sobre la cinta dirigida por Federico Fellini “La Dolce Vita”; siendo su película favorita:
“Citizen Kane” (1941)
Desde 1967, sus comentarios semanales, fueron publicados por el Chicago Sun-Times, y gracias a que su columna estaba sindicada, podía ser leída en más de 200 periódicos estadounidenses.
En 1975, a los 32 años, Roger Ebert se convirtió en el primer crítico de cine, en ganar El Premio Pulitzer, otorgado por La Universidad de Columbia.
En 1976, Ebert se unió a Eugene Kal “Gene” Siskel, quien escribía para el Chicago Tribune, y comenzaron la que sería una larga sociedad, animando un segmento de crítica cinematográfica, que se llamó:
“Siskel & Ebert at The Movies”, en donde daban “pulgares en alto” para las cintas que debían ser vistas; y “pulgares para abajo” para las que era mejor olvidar.
Pero la asociación nació un año antes, en 1975, cuando Siskel se juntó con Roger Ebert, para presentar un programa en el canal local WTTW llamado:
“Sneak Previews”
Su sistema de “pulgar arriba, pulgar abajo” se convirtió pronto, en una famosa característica suya.
Las películas favoritas de todos los tiempos de Siskel, eran:
“Dr. Strangelove or How I Learn to Stop Worrying and Love The Bomb” (1964) y “Saturday Night Fever” (1977)
Siskel, solo salió de la sala de cine antes de tiempo, en 3 ocasiones, durante su carrera profesional:
Durante la comedia de 1971, “The Million Dollar Duck”; la película de terror de 1980, “Maniac”; y la película de 1996, “Black Sheep”
Durante su larga asociación con Ebert, Siskel solo cambió su voto de una película, en una ocasión:
La película era “Broken Arrow” (1996), que había recibido inicialmente un “pulgar arriba” de Siskel, pero tras escuchar la crítica de Ebert; Siskel cambió de opinión, y le dio un “pulgar abajo”
Los programas de Ebert y Siskel, contenían escenas en las que se les ve discutiendo, atacándose uno al otro, y sin ponerse de acuerdo al calificar una película; así como también divirtiéndose.
A la vida, obra, y legado de Ebert, no podemos más que darle “dos pulgares hacia arriba”
Esta sociedad, se mantuvo desde 1986, hasta el fallecimiento de Siskel, en 1999.
Desde 1998, Siskel se sometió a cirugía por un tumor cerebral; y anunció el 3 de febrero de 1999, que se tomaría un descanso, pero que volvería en otoño, y declaró:
“Tengo prisa por recuperarme, porque no quiero que Roger pase más tiempo delante de la pantalla que yo”
El 20 de febrero de 1999, Siskel murió de complicaciones de otra cirugía, a la edad de 53 años.
En La Ceremonia de Los Premios Oscar de 1999, tras el montaje “In Memoriam” de cineastas fallecidos, que no incluía a Siskel, ya que no era miembro de La Academia; la presentadora Whoopi Goldberg, hizo un breve y espontáneo tributo a Siskel, en el que dijo:
“Gene, cariño, dondequiera que estés, esto es para ti”
Y realizó el gesto de “pulgar arriba” ante el aplauso del público.
A falta de Siskel, en septiembre de 2000, luego de haber trabajado con varios coanimadores invitados, Ebert se unió a su compañero columnista en el Chicago Sun-Times, Richard Roeper, para presentar:
“At The Movies with Ebert & Roeper”, en el que participó hasta el 2006.
Tras descubrir Ebert, en 2002, que padecía cáncer tiroideo de las glándulas salivares, y de mandíbula, y tras diversas operaciones que le dejaron muy debilitado físicamente, perdió la posibilidad de hablar…
Desde 2010, permaneció bajo el cuidado intensivo de una enfermera que vivía con él.
Pero aun habiendo perdido la capacidad de hablar, y de comer, continuaba escribiendo reseñas y libros sobre películas.
Tras 11 años de lucha contra el cáncer, el crítico Roger Ebert falleció a los 70 años de edad, el 4 de abril de 2013.
“Look at a movie that a lot of people love and you'll find something profound no matter how silly the film may seem”
Life Itself es un documental del año 2014, escrito y dirigido por Steve James.
Protagonizado por Roger Ebert, Martin Scorsese, Werner Herzog, Errol Morris, Ava DuVernay, Chaz Ebert, Ramin Bahrani, Gene Siskel, Stephen Stanton, entre otros.
Life Itself se basa en las memorias de Roger Ebert, publicadas en el año 2011, del mismo nombre; siendo Life Itself, una de las pocas películas de la historia, dedicada a un crítico de cine.
El 7 de septiembre de 2012, la adaptación cinematográfica de sus memorias, fue anunciada por primera vez por el mismo Ebert en Twitter:
“Whoa mis memorias han sido escogidas para un documental por Steve James, con Martin Scorsese y Steven Zaillian, como productores ejecutivos”
Life Itself es sobre la vida de Ebert, uno de los críticos de cine, más influyentes de Estados Unidos de todos los tiempos, fallecido en el año 2012.
El 18 de enero de 2013, CNN Films, anunció que había adquirido los derechos de “Life Itself” para ser transmitidos por televisión; la cual fue presentada en CNN, el 4 de enero de 2015.
El 4 de abril de 2013, tras la muerte de Ebert, los realizadores de Life Itself, expresaron sus condolencias, y se comprometieron a terminar la película.
El 20 de noviembre de 2013, una campaña de Indiegogo, se puso en marcha para recaudar dinero para la película.
Más de $150,000 fueron recaudados.
Life Itself es un documental absorbente, y lleno de corazón, sobre un escritor que siguió escribiendo hasta casi el final de su vida; siendo rodado en el Alfred Caldwell Lily Pool, The Old Town Ale House, The Chateau Marmont, y en El Hotel Splendid, en EEUU.
Life Itself, hace uso de material de archivo, y entrevistas con Roger Ebert, durante los últimos meses de su vida, intercaladas con entrevistas a sus amigos, colegas, y familiares, incluyendo:
Chaz Ebert, Martin Scorsese, Werner Herzog, Errol Morris, y Ava DuVernay, entre otros.
Además cuenta con clips inéditos del popular programa de televisión con Gene Siskel, incluyendo muchas apariciones en programas como:
The Tonight Show con Johnny Carson, y Late Night con David Letterman.
Life Itself, también explora la relación entre Siskel y Ebert, la amistad de Roger con Russ Meyer, y su colaboración en la película “Beyond The Valley Of The Dolls” (1970), así como la forma que Roger finalmente llegó a trascender la crítica cinematográfica, para convertirse en una voz cultural, y un político influyente; sin olvidar las coberturas del Festival Internacional de Cine de Cannes, su casamiento con Charlie Hammelsmith, y finalmente, su cáncer de tiroides, el que terminó desencadenando la remoción total de su mandíbula en 2006, y un cúmulo de inconvenientes para la pareja.
Con todo, Life Itself está llena de testimonios de cineastas, a los que una crítica o un gesto de Ebert, les cambió la vida, o le ayudó a superar situaciones dificultosas, dejando en claro que se trataba de un personaje que, gracias a su fama televisiva, lograba hacer que películas ocultas, llegaran a los cines, y que cineastas en decadencia, recuperaran su autoestima.
Es probable que también haya sucedido lo opuesto, pero Life Itself no explora demasiado ese terreno, más que para decir que Ebert sabía manejarse generalmente muy bien, en esa delgada línea que separa la crítica de cine de la amistad que, en el caso de Ebert, fue desarrollando con muchos cineastas.
Basta escuchar las palabras de personas como:
Martin Scorsese, A.O. Scott, o Werner Herzog, para nos damos cuenta de la forma en que sus respectivas vidas fueron tocadas por este crítico.
La pasión por el cine y la escritura, es una de las temáticas sobre las que gira el documental, pero el más grande homenaje de Life Itself, es a la vida en sí misma, y a cómo ésta resulta a menudo, la más asombrosa, absurda, y apasionante de las historias.
En la primera página de su libro de memorias “Life Itself”, que da título al filme, se lee:
“Nací dentro de la película de mi vida.
No recuerdo cómo entré en ella, pero aún me sigue entreteniendo”
Life Itself, es una lúcida reflexión sobre la vida y la muerte, y sobre la transición de la una a la otra.
Ebert, jamás vería el documental terminado, aunque me atrevo a especular, que Life Itself hubiera conseguido un aprobado de aquellos, marca de la casa, con el “pulgar hacia arriba”
La imagen del periodista se desvanece en la pantalla, y las luces de la sala se encienden, pero el eco de su voz permanece unos segundos más, como si no quisiera irse:
“Nos vemos en las películas”, parece decirnos…
Todo en ello, el cine, las borracheras, los grandes artículos, y las trifulcas de amor-odio, pasan a un segundo plano; pues uno se da cuenta, que la única intención del director, es rendirle a su buen amigo, en el homenaje que se merece.
“There are no strangers in family:
I loved and am loved”
No puedo imaginar el terror inicial, con el que un director Steve James enfrenta el documental biográfico, sobre uno de los críticos de cine, más influyentes de la historia, poseedor del Premio Pulitzer, y de una estrella en El Paseo de La Fama de Hollywood.
Además, el propio Ebert fue uno de los críticos que había recomendado el documental “Hoop Dreams” (1994) de James, cuando se estrenó, lo que ayudó a la cinta, a llamar la atención del público.
Así, el rodaje de este documental, sobre el crítico, parecía una forma de agradecer el apoyo que recibió 20 años atrás.
Me atrevo también a adivinar, que el mayor reto para James, en Life Itself, no era retratar con justicia, los detalles más o menos gloriosos de la biografía de Ebert, sino enfrentarse a un ser humano, al que se le estaba escapando la vida.
La estructura que le brinda a esta historia, es algo brillante, saltando en la línea de tiempo, y haciendo una crónica de los 3 grandes amores de Ebert:
Su esposa Chaz, su gran "bromance" con Siskel, y el cine mismo.
Life Itself, comienza mostrándonos a Ebert en la habitación del hospital de Chicago, donde ha pasado los últimos meses sometiendo a radioterapia, su cáncer de tiroides:
Su cara está desfigurada, ha perdido el habla, y come a través de una pajita que la enfermera le introduce por un orificio en la garganta.
Cabe señalar que el escritor, fue diagnosticado con cáncer a la tiroides, y debido a una serie de complicaciones, los médicos decidieron extraer su mandíbula, privándolo de poder comer, beber, y hablar con normalidad.
La imagen en cuestión, no es placentera de ver, pero su crudeza permite que nos acerquemos a la situación que debió pasar Ebert, durante sus últimos años.
Sirve además, para aclarar a la audiencia, que el documental no omitirá los detalles incómodos que rodean al crítico.
La simple apariencia de Ebert, era de por sí impactante, con su labio y barbilla como pedazos de piel colgantes, apenas sosteniéndose en su cara, pero a su vez, siempre inseparable de su computadora, y de su esposa Chaz.
“Cinema Verité del más crudo”, Ebert abre enseguida su ordenador para comunicarse con nosotros:
La voz robótica que sale del aparato, es lúcida y divertida, porque Ebert puede ser un hombre enfermo, pero ni por asomo, es un hombre derrotado.
Hasta sus últimos momentos, el popular crítico, e icono de la televisión de EEUU, tuvo sed de ver cine, y de escribir sobre él, y así queda retratado en Life Itself, ultimando detalles de su página web, y compartiendo opiniones sobre arte, y sobre los avatares de la vida con sus seguidores en las redes sociales.
El relato, va saltando entre imágenes de archivo, e imágenes filmadas por James, durante los meses que acompañó a Ebert.
Vemos sus inicios como un precoz joven maravillado por el periodismo, su ascendente carrera como crítico de cine, y detalles sobre su vida personal, como los problemas que tuvo con el alcoholismo, o la vida en familia interracial que creó, pero a la inversa, como era la costumbre, que experimentó tras su matrimonio.
Esta mirada nostálgica hacia el pasado, es contrastada con la situación del Roger Ebert que se encuentra internado en el hospital, sometido a dolorosos tratamientos médicos, y a ejercicios de rehabilitación tras una fractura de cadera.
El director entiende, que estas facetas no pueden ser separadas, ya que forman parte de la historia del mismo hombre.
Su faceta de periodista y crítico de cine, es conocida por todos, sin embargo Roger Ebert también escribió guiones para películas, además de varios libros referentes al mundo del espectáculo hollywoodense.
“Beyond The Valley Of Dolls” fue su primer guión para largometraje, el cual fue dirigido por Russ Meyer; que estrenada en 1970, obtuvo la clasificación “X”, la cual fue revocada en 1990, y se le otorgó la “NC-17”
Roger Ebert, describió en vida a esa película, como:
“Una sátira a las convenciones de Hollywood, sus géneros, situaciones, diálogos, personajes, y fórmulas de éxito.
Fuertemente superpuesto con violencia chocante, que algunos críticos no sabían si la película “sabía” que era una comedia”
Ebert colaboró en la escritura de 2 películas más, del mismo corte cómico/erótico, junto a Russ Meyer, en la década de 1970, y fueron:
“Up!” (1976), y “Beneath The Valley Of The Ultra-Vixens” (1979)
Como crítico de cine, Ebert siempre poseyó lo que tienen los buenos escritores:
Un punto de vista propio sobre la realidad.
Con esa mirada genuina, enfrentó y escribió sobre el alcoholismo y la rehabilitación, el desamor y el amor, la frustración y el éxito.
Como dato, Roger Ebert comienza como periodista en el Chicago Sun-Times, donde a los 33 años, recibe El Premio Pulitzer, el primero otorgado a un crítico de cine; por lo que Ebert celebraba entonces sus éxitos en el bar de siempre de Chicago, uno con olor a serrín y a hogar, borracho, rodeado de amigos, y de mujeres no muy recomendables.
En esa época heroica, el whisky desbocaba su legendario talento para contar historias.
Después llegaría la rehabilitación en Alcohólicos Anónimos.
Por aquellos años, forma pareja con el crítico del Chicago Tribune, Gene Siskel en “Siskel & Ebert”, el programa que popularizó la crítica cinematográfica, y convirtió a Ebert, en un icono de la televisión de EEUU.
Uno de los segmentos más tiernos, e hilarantes de Life Itself, se refiere precisamente, a la tensa relación entre los 2 presentadores, y a cómo sus grandes egos colisionaban con frecuencia, generando brillantes “fuegos artificiales”
Pero la lucha de Roger Ebert con el cáncer, no solo lo enfrentó a la posibilidad de una muerte próxima, sino también, a la pérdida de una de sus herramientas más utilizadas:
La palabra hablada.
Su popularidad como crítico de cine, fue alcanzada gracias a su programa de televisión, donde discutía con su amigo Siskel, o donde recomendaba alguna cinta que lo había fascinado.
La mejor imagen de este crítico, surge precisamente, cuando es privado de la capacidad de hablar, ya que en vez de caer en el pesimismo, se adentró en una de sus etapas más prolíficas como escritor.
Su blog se convirtió en uno de los medios, a través del cual, se comunicaba con el mundo, escribiendo sobre temas muy variados, incluido su estado de salud.
La necesidad de Ebert de comunicarse, fue más fuerte que la enfermedad que lo aquejó, y lo que es más importante, utilizó esto para permitir que otras personas tuvieran la posibilidad de dar a conocer lo que sentían.
Su sitio web, se transformó en una plataforma para que escritores de todas partes del mundo, pudieran ser leídos.
Y como toda gran película que se precie, Life Itself incluye una historia de amor épica, en este caso, con el nombre de Chaz Hammelsmith Ebert, la fuerte e inteligente mujer afroamericana, de la que Roger se enamoró perdidamente a los 50 años.
De ella diría en una de sus columnas del Chicago Sun-Times:
“Llena mi horizonte, es el gran hecho de mi vida, tiene mi amor, me salvó de pasar la vida solo, que es a lo que pensaba estaba condenado”
A través de Chaz, el espectador sufre la parte más dura de la muerte:
La que le toca al que se queda…
Y es que lo que empieza siendo un documental biográfico, de una persona que alcanzó muchas importantes metas a nivel profesional, termina por ser más bien, el retrato de una singular historia de amor, que comenzó tarde en la vida de ambos, pero que no por eso dejó de ser especial, cuantos años pudieron compartir juntos…
Ella, una mujer fuerte, inigualable, Chaz se planta frente a la cámara, y habla de su esposo con cariño y serenidad, de vez en cuando, dejando aflorar esa angustia y coraje que siente hacia una enfermedad que no tiene compasión.
Esto se experimenta al ver el apoyo que tuvo Ebert de su esposa Chaz, quien afrontó su enfermedad con una fuerza envidiable, o con las transcripciones de los correos electrónicos que el crítico intercambió con el director, los que aparecen de vez en cuando en la pantalla.
Ver un documental sobre la enfermedad, y posterior muerte de una persona, es muy triste, pero Life Itself también nos entrega una sensación de felicidad, gracias a la nostalgia que llena los testimonios de los entrevistados.
Es ella también, quien nos regala una de las secuencias de mayor emotividad, cuando narra el fallecimiento de Ebert, y “el viento de paz” que barre la habitación del hospital, en el que se ha congregado toda la gente a la que quiso, mientras suena una banda sonora de jazz...
De todas las historias contadas en Life Itself, la que comparte con Siskel es la mejor.
Terriblemente emocionante, graciosa, y emotiva.
Y bueno, es la sección que nos transporta a una época de la crítica cinematográfica que ya no existe; y que se extraña.
“Your movie sucks!”
Si hubiera que escoger a los mejores críticos de cine de Estados Unidos, las elecciones de los especialistas irían por nombres como:
Pauline Kael, Andrew Sarris, o Jonathan Rosenbaum.
Otros como Roger Ebert, quedarían en un segundo plano, ya que a diferencia de los recién mencionados, sus escritos no estaban tan ligados al ámbito académico, sino que a lo popular.
Es esta cercanía que tenía Ebert a las masas, lo que generó anticuerpos con algunos de sus colegas.
Pero es precisamente su facilidad para transmitir sus ideas, lo que lo convierte en un gran crítico, ya que era capaz de explicar de forma simple, lo que funcionaba o no, con una película, y de acercar ciertos elementos complejos a la mayoría de las personas.
Su popularidad fue tal, que durante mucho tiempo fue la encarnación de aquella imagen arquetípica que se tiene del crítico de cine, siendo invitado a programas de televisión, para hablar sobre El Séptimo Arte.
Las recomendaciones que hacía junto a Siskel, en su programa de televisión, eran muchas veces, citadas por los distribuidores de las películas, e incluidas en los afiches, ya que eran conscientes de la autoridad que los 2 tenían en la materia.
Su fallecimiento en abril del 2013, fue lamentado por otros críticos de cine, por directores, y por amantes de las películas en general, todos quienes reconocieron su aporte al desarrollo de este arte.
Y más allá del valor social, cultural, y periodístico de la vida de Roger Ebert, es que pocos trabajos capturan de forma tan sensible, el proceso de una muerte como en Life Itself.
Esta película narra, visualmente y de primera mano, el desgaste físico y emocional de Roger, en la etapa final de su vida, muestra sin tapujos, su condición, y la de su esposa Chaz, sin caer en lo sensacionalista.
Es un “approach” fino, sin más.
En segundo término, a la forma clásica de montar un documental, con imágenes, fotografías, entrevistas, y pietaje de distintas etapas de la vida personal y profesional de Ebert, el director, Steve James, suma voz “en off” del mismo Roger, cuando ya no podía hablar, y usaba un sintetizador de palabras; citas escritas en la pantalla, e incluso, recursos gráficos para ilustrar la serie de correos electrónicos que intercambiaron él y Roger, con ideas y preguntas sobre, y para el desarrollo del documental.
Un dinamismo y contemporaneidad, que se agradece.
Y por último, la selección de entrevistados, que es magnífica:
Partiendo del mismo Ebert, que con su ligereza hace parecer que la muerte, y la vida, es un juego, y el contraste con Chaz, quien vive el duelo, incluso antes de que él fallezca.
Entre esta polaridad, hay humor, tristeza, recuerdos, y anécdotas que hacen un recuento variado con diferentes visiones, y versiones de las cosas:
Desde la esposa de Siskel, hasta Martin Scorsese, que fungió como productor ejecutivo de Life Itself.
Posterior a su muerte, el afamado crítico de cine, defensor de la industria, y del derecho de contar historias en la pantalla grande, fue honrado con un sentido homenaje por su viuda, Chaz Ebert.
“Roger Ebert: A Celebration of Life. With Love From Chaz”, fue el nombre que se le dio al tributo, realizado el 11 de abril, en el Chicago Theatre.
En la recepción del lugar, se expusieron objetos personales de Ebert:
Su primera máquina de escribir, las gafas que usó en sus últimos momentos de vida, una playera de los Chicago White Sox con su nombre.
Recuentos, y recuerdos.
Y es que con sus críticas de cine, con un toque personal y humano, animaron a muchos a acudir a las salas de cine.
Con su trabajo, Ebert puso a Chicago en el mapa; siendo uno de los hijos predilectos de la ciudad, una de sus voces más reconocidas y alabadas; por lo que los residentes de Chicago, llenaron el teatro en el tributo.
Era una forma de rendirle respeto, de reconocerle.
También lo hicieron aquellos para quienes Ebert, de una u otra manera, logró tener un impacto en sus vidas; de manera personal, profesional y, muchas veces, ambas.
Los invitados contaron anécdotas personales del crítico, que permitieron conocer un poco más del legado que deja.
Y Life Itself, es un recuento de un ser humano, que amó el cine más que a sí mismo, un amor que llega por compromiso, más que por vocación.
Podrán ver que se habla mucho de cine, pero también de un ser humano que conocía su misión en este mundo, ponía sus reglas, y las hacia cumplir, y con más altas que bajas, pero que dentro de esas mal llamadas “bajas”, reluce lo mejor de él, irónicamente.
Cuando Ebert falleció, tras años de lucha contra un cáncer de la tiroides, grandes personalidades, directores, y políticos, manifestaron su respeto, como Spike Lee, o Michael Moore.
Hasta El Presidente de EEUU, Barack Obama, se manifestó por la muerte de Ebert:
“Roger era la cinematografía.
Si una cinta no le gustaba, era honesto; si le gustaba, era profuso, capturaba el poder único de las películas que nos transporta a algún lugar mágico.
Incluso en medio de su batalla personal contra el cáncer, Roger era igual de productivo, como resistente al dolor, continuaba compartiendo su pasión y perspectiva con el mundo.
Las películas no serán lo mismo sin Roger; nuestros pensamientos y oraciones, están con Chaz, y el resto de la familia Ebert”
Y agregó:
“Cuando no le gustaba una película, era honesto, cuando le gustaba, los hacía saber con elogios; era como un emisario del poder que tiene el cine, de invitarnos a viajar”
“Roger Ebert, fue uno de los grandes paladines de la libertad de la expresión artística.
Cuando la fuerza de la cinematografía independiente, era todavía desconocida, y pocos la apoyaban, Roger estuvo ahí, a favor de nuestros artistas.
Su pasión personal por el cine, no tenía límite, y con seguridad, ése será su legado para las futuras generaciones”, ese fue el comentario de Robert Redford, actor y fundador del Sundance Institute, en un comunicado.
Incluso, la viuda del crítico, Chaz Ebert, también decidió compartir públicamente su dolor, a través de un comunicado difundido en el blog de su esposo:
“Estoy devastada por la pérdida de mi amor, Roger, mi esposo, amigo, y confidente, y socio brillantísimo, durante más de 20 años.
Libró una lucha valiente.
Yo he perdido al amor de mi vida, y el mundo ha perdido un visionario, así como un espíritu creativo y generoso, que impresionó a muchas personas en todo el orbe.
Tuvimos una vida encantadora juntos, más épica y hermosa que una película.
Tuvo sus altibajos, pero la vivimos con buen humor, armonía, y un profundo amor comprometido mutuamente” dijo.
Y es que la historia de amor de Chaz y Roger, es una de esas que sólo se da de vez en cuando.
“Tengo una capacidad de amar que es muy profunda”, reconoció Chaz durante su discurso.
Amó a Ebert cuando comenzó su noviazgo; cuando se casaron hace 20 años y, sobre todo, en los momentos difíciles.
Estuvo a su lado cuando se le diagnosticó cáncer en 2002, cuando perdió la mandíbula, y la capacidad de hablar.
Se negó a dejarlo morir, cuando él sentía que no podía más...
Pero cuando el cáncer volvió, Ebert no quiso luchar más.
“Esta vez dijo:
“Estoy cansado”
Tienes que dejar que me vaya.
Pensé que tenía 2 años más para vivir.
No pensé que llegaría tan rápido”, reconoció Chaz, sobre la muerte de su pareja.
“Cuando él estaba desfigurado, cuando lo miraba, veía belleza”, reconoció Chaz.
Fue el amor lo que los unió; y será ese amor, el que hará que Chaz mantenga vivo el legado de Ebert.
Chaz Ebert, hoy continúa reivindicando su labor como cabeza editorial de The Ebert Com¬pany, y Ebert Productions.
Mujer fuerte, de carácter invencible, dijo emocionada que:
“Roger creía, que las películas sirven para conectar a la gente, para entender las esperanzas, y los miedos de cada uno, y que existe una universalidad compuesta por los sentimientos de quienes habitamos el planeta”

“In the past 25 years I have probably seen 10,000 movies and reviewed 6,000 of them.
I have forgotten most of them, I hope, but I remember those worth remembering, and they are all on the same shelf in my mind”



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