The Whales Of August

“Memories fade with time”

“The First Lady Of American Cinema”, Lillian Gish, fue una de las grandes estrellas femeninas, con más poder de La Época Silente de Hollywood.
En 1899, con apenas 16 años, Lillian empezó a actuar en el teatro, y estaría sobre el escenario, siempre junto a su hermana, hasta 1912.
Fue en esa fecha, cuando la joven Lillian conoció a David Wark Griffith, gracias a la relación de las hermanas con la estrella en ciernes, Mary Pickford.
Pronto, Lillian fue catalogada, como una de las grandes heroínas de la pantalla, y en 1920, hizo su debut como directora en “Remodeling Her Husband”, en la que su hermana Dorothy, era protagonista.
Cuando en 1926, firmó un contrato con la MGM, consiguió ser una de las pocas actrices con poder sobre las cámaras, y sobre el mismo director.
La capacidad interpretativa de Gish, fue de tal factura, que era capaz de hacer llorar a los espectadores, como ocurrió con su personaje de Mimí, en “La Bohème” (1926) de King Vidor, en la escena final de su muerte, del mismo modo que hizo años después, la enigmática Greta Garbo con “Camille” (1936)
Por algo, en las enciclopedias dedicadas al cine, al pie de sus fotografías, se lee:
“Lillian Gish: Inventó la actuación en la pantalla”
Sin embargo, años después, ella misma declararía:
“El cine teme a los ancianos”
Cuando las actrices se convierten en madres o abuelas, y deben estirarse la piel con infinidad de operaciones, las relega al desván y al olvido de las enciclopedias.
Y Hollywood hizo de Lillian, una reliquia viviente:
La jubiló a la fuerza, pero ella se resistió a morir en 1970, cuando le dieron un Oscar Honorífico, por su venerable carrera.
Lillian Gish sobrevivió y renació muchas veces; superó el sonido, el color, los actores sin talento ni escrúpulos, y a una industria cinematográfica que ella misma fundó, y que la exhibió como una reliquia viviente.
Lillian nunca se casó, ni tuvo hijos, y murió en 1993, pocos meses antes de cumplir 100 años.
Por su parte, Bette Davis fue una de las más grandes estrellas del cine universal, fue además, una excelente actriz, 2 cualidades que no siempre coinciden, y una mujer de temperamento volcánico, lo que le valió sonados conflictos con el estudio donde ejerció buena parte de su carrera:
Warner Brothers, de los años 30 y 40.
El repaso de su vida, es entonces también una mirada a la propia historia de Hollywood en sus Años Dorados, cuando las estrellas eran propiedad del estudio, gracias a largos contratos que les significaban bienestar económico, pero a su vez, un trabajo a menudo agotador e insatisfactorio para quienes creían que la profesión de actor, era algo más que la gloria efímera y el brillo superficial de ver su nombre en las marquesinas, y en frívolas revistas que hurgaban en su vida privada.
Los años, no fueron generosos con Bette Davis, pero su público la veneraba como a un ídolo.
Sus viejas películas, eran y son objetos de culto, y ella misma se admiraba a sí misma como nadie.
Tanto, que luego de un derrame cerebral, que la dejó parcialmente paralizada, se atrevió a aparecer en una película, junto a otra gloria del cine Lillian Gish, 9 años mayor que ella; siendo su última película antes de fallecer de cáncer en el pecho, el 6 de octubre de 1989, no sin antes recibir montañas de homenajes en vida, dignos de una estrella de Hollywood, que representó como nadie, los claroscuros de la industria, y que supo luchar por la dignidad de su profesión, sin bajar nunca la guardia.
Porque La Davis creía sinceramente, ser la mejor y muchos, muchísimos, opinan lo mismo.
“That has not been my experience!”
The Whales Of August es un drama del año 1987, dirigido por Lindsay Anderson.
Protagonizado por Bette Davis, Lillian Gish, Vincent Price, Ann Sothern, Harry Carey Jr., Mary Steenburgen, Frank Grimes, Margaret Ladd, Tisha Sterling, y Frank Pitkin.
El guión es de David Berry, basado en su propia obra de Teatro homónima de 1980, que trata de 2 hermanas ya mayores, que viven a la orilla del mar, recordando tiempos idos, y a las ballenas que solían aparecer en agosto, y que últimamente han desaparecido...
El productor, Mike Kaplan, vio la obra de teatro, realizada por el Trinity Repertory Company, cuando visitaba Rhode Island.
Kaplan, que había conocido a Lillian Gish muchos años antes, cuando él era un publicista implicado en “The Comedians” (1967), decidió inmediatamente, que el papel de Sarah Webber, era un papel que introduciría nuevas generaciones de espectadores, para el gran talento de “La Primera Dama del Cine de Hollywood”, que había comenzado su carrera en el cine, en 1912.
A diferencia de la producción teatral original, The Whales Of August hizo posible mostrar estrellas que eran de la edad real de los personajes.
Por lo que se estableció contacto con los actores y actrices de cierta edad y estatura, para ver si estaban interesados, y si eran físicamente capaces de interpretar los roles.
Muchas grandes estrellas se acercaron para un papel, pero objetaron sufrir varias enfermedades, por ejemplo:
Shirley Booth, Barbara Stanwyck, Fred Astaire, y Paul Henreid.
Otros grandes artistas, rechazaron propuestas de los productores por otras razones, por ejemplo:
Joel McCrea, Frances Dee, Katharine Hepburn, y John Gielgud.
Incluso Bette Davis y Lillian Gish, rechazaron las partes más de una vez, antes de ser persuadidas para protagonizar The Whales Of August.
Con la aceptación posterior, la obra cinematográfica, supuso entonces, el último trabajo importante para las legendarias Bette Davis y Lilian Gish, quienes contaban para esa época, con 79 y 94 años, respectivamente.
Cuando La Davis rodó The Whales Of August, llevaba alejada del cine, nada menos que 7 años, y ya nadie apostaba porque las pantallas volviesen a acoger un nuevo film, de la que ya era considerada como La Mejor Actriz del Hollywood Clásico.
Pero lo que resultaba inimaginable, es que la diva del cine mudo, una de las primeras estrellas del cine, Lillian Gish, 15 años mayor que La Davis, protagonizase entonces una película.
El director, Lindsay Anderson, obró al milagro, al juntar no sólo a estas 2 leyendas, sino al legendario villano Vincent Price, y a la querida Ann Sothern.
La nostalgia estaba asegurada, y The Whales Of August además, cosechó un merecido prestigio; al ser nominada al Oscar como mejor actriz de reparto, para Ann Sothern.
Así las cosas, Berry, Lindsay Anderson, el director de fotografía, un explorador de locaciones, y Kaplan, viajaban en bote por varias islas en una bahía de Maine, en busca de un lugar que ofrezca el ambiente, y las vistas necesarias para The Whales Of August.
Al final, se rodó en un acantilado, a pocos kilómetros de la bahía, desde el sitio de la casa de la familia de Berry, en Peaks Island, desde donde, de hecho, los personajes y la historia se elaboraron.
Cabe decir que la casa sigue en pie, y es un tema popular de los artistas de la isla.
El paso del tiempo, ha consolidado una sincera amistad entre las ancianas Sarah Webber (Lillian Gish) y Libby Strong (Bette Davis), por encima de su condición de hermanas.
Una isla de Maine, es el lugar donde se han reunido cada verano, durante más de 60 años.
Ambas son viudas, pero no olvidan los días en que eran jóvenes, y corrían por la playa, para ver surgir del mar, a las grandes ballenas que las visitaban.
Entonces, estaban llenas de ilusiones…
Ya ancianas, han permanecido unidas por una doble y mutua dependencia.
Sin embargo, la ceguera que padece Libby, la hace cada vez más antipática e irascible.
Sarah, en cambio, conserva una imperturbable serenidad.
Por su parte, el señor Maranov (Vincent Price), es un caballero de origen ruso, y el obrero, Joshua Brackett (Harry Carey Jr.), constituyen el contrapunto masculino, a un mundo de recuerdos, y evocaciones de juventud.
Maranov, es un pescador que ofrece un interés romántico de Sarah, y le ayuda a recordar la alegría de su juventud; a la vez que le recordaba el matrimonio, y el marido que ha perdido.
Tisha Doughty (Ann Sothern) es una amiga de toda la vida, vivaz, que ofrece el sentido común, la diversión, y la risa, y es el catalizador de algunas de las conversaciones, y las revelaciones de las hermanas…
The Whales Of August, es toda una gran y sorprendente reflexión, sobre la última parte de la vida, que es la vejez, que ambas hermanas logran llegar lucidas a esta etapa, y la afrontan de distinta manera.
El personaje de Davis, es la hermana antipática, la vejez la ha dejado ciega, y ya no espera nada, ya se ha abandonado a la muerte en vida.
En cambio, su hermana, la que la cuida, es una mujer agradable, le gusta vivir, sigue entusiasmándose con lo cotidiano, haciendo cosas, e incluso, celebrando el aniversario de boda, recordando a su difundo marido.
Sin embargo, las 2 ancianas tratan de adaptarse, la una a la otra, vivir lo mejor posible entre los recuerdos de una vida que les regalo, como cuando eran niñas, y pasaban el verano en la isla, y cada mes de agosto, se asomaban a ver las ballenas que se acercaban a la costa... pero ya no vienen las ballenas...
“l will not eat those fish!”
Ambientada en la isla de Clift, en Maine, Estados Unidos, las 2 ancianas tratan de adaptarse a vivir lo mejor posible, ente recuerdos de una vida que les engañó en numerosas ocasiones:
Los amores perdidos, olvidados, con parejas que las abandonaron, o fallecieron.
The Whales Of August es una película bella, con paisajes bucólicos, con personajes que viven aferrados a la vida, como ese fontanero que se resiste a la jubilación, y la vida vacía, que se mantiene vivo, gracias al trabajo.
Gente que saben apreciar una puesta de sol, cenar bajo la luz de la luna, y modales corteses, actualmente en desuso.
The Whales Of August es sobre el crepúsculo, afrontado con dignidad, serenidad, y valentía.
Un buen título, que revivió viejas glorias de la pantalla, a las que pudimos ver por última vez, y se les dio la oportunidad de despedirse del cine, y de la vida, con total dignidad.
Sobre un pasado irrecuperable, que ya no va a volver, y donde los recuerdos parecen desvanecerse.
Es un festín para los sentidos, con los paisajes, la fotografía, la ambientación estupendos, y para los sentimientos, sin caer en ningún momento en la lágrima, ni en la nostalgia mal entendida.
The Whales Of August, muestra un par de días de las ancianas, la relación entre ellas, y con unos allegados, la amistad que llevan, las diferencias que corroen por el cambio de actitud en Libby, recuerdan su niñez, y donde Sarah rememora a sus muertos.
Es una película que se mueve a paso lento, al paso de los ancianos; por lo que no es una película, en la que la trama avance a trompicones, ni haya inesperados giros de tuerca, sin embargo, tiene el interés de lo cotidiano, sustentado en unas presencias cinematográficas, fuera de toda cuestión.
Hay mucha sutileza, poesía en esas imágenes, y en esa lenta espera a unas ballenas, como metáfora ineludible de la muerte.
The Whales Of August es ciertamente un trabajo sencillo, pero muy honesto y sensible, que llega mucho ver, cómo se van desenvolviendo los ancianos protagonistas, en un trabajo actoral preciso, y muy natural.
Bette Davis, pone un broche de oro, a toda una vida dedicada al cine, con una interpretación donde a ratos se asoman muchos de sus personajes cinematográficos.
Es sobrecogedor observar los esfuerzos de una mujer como ella, por seguir sujetando el cetro de gran actriz de la pantalla, con gran efectividad; que se convirtió en la última película de Bette, ya que la siguiente, no llegó a terminarla.
Contaba ya con 79 años, y arrastraba una mala salud:
Había sufrido una mastectomía, y apoplejías que le desfiguraban la cara, que le impedían hablar correctamente, y que había reducido su cuerpo, hasta parecer un esqueleto.
Por su parte, Lillian Gish, pone el contrapunto amable de este duelo, donde ella es bálsamo para los ladridos de su “hermana”, contrapunto que debió ampliar fuera de rodaje, si hemos de hacer caso a las historias que se recogen en las biografías de Bette Davis, como cuando durante el rodaje, alguien elogió la técnica de Lillian Gish, en la toma de un primer plano, y Bette Davis ladró:
“¿Cómo no va a dominar el primer plano?
¡Ella estaba allí cuando se inventó!”
En clara alusión a la etapa de actriz de cine mudo, de su compañera de reparto.
También, The Whales Of August se convirtió en la última película de Lillian, que ya tenía 93 años, y que había sido la primera actriz en marcar las diferencias entre la interpretación teatral, y la cinematográfica.
Recordar que ella hizo su primera película en 1912...
Otra curiosidad dice que La Davis, se molestó porque Lillian se conservaba mejor que ella, a pesar de sacarle unos cuantos años.
De hecho, para tener la edad que tenía la Gish, estaba en muy buenas condiciones de salud, muy enérgica.
Ellas son 2 ancianas en su recta final:
Una es ciega, arisca, con el rostro de una Bette Davis en sus últimos años.
Otro es el de Lilian Gish, la frágil heroína de D.W. Griffith, reina del cine silente, que falleció centenaria, varios años después de este postrero rodaje.
Una mujer que vivió casi toda la evolución del cine, su nacimiento, no obstante rodó, “The Birth Of The Nation” (1915), en donde Griffith inventó la “gramática” cinematográfica, y su transformación en sonoro, color, Scope...
Gish llega a la vejez, como cabeza de cartel junto a Bette Davis, donde muy poca gente, es capaz de rodar una película de protagonista pasados los 90 años...
Impecable, como siempre, resultó el gallardo Vincent Price, llenando de dignidad perfectamente representada, en el papel de supuesto noble venido a menos.
Price, un actor que por desgracia se encasilló, muy a su pesar en el terror, fue una de las mejores voces de la historia del cine, que quedó encerrada en un género considerado menor; y The Whales Of August marca un reencuentro entre Bette Davis y Price, después de 48 años de haber aparecido en la pantalla juntos, en “The Private Lives Of Elizabeth and Essex” (1939)
En los flashbacks, las actrices Margaret Ladd, Mary Steenburgen, y Tisha Sterling, hija de la vida real de Ann Sothern, interpretan respectivamente a:
Libby, Sarah, y Tisha como jóvenes.
Curioso resulta, que durante los 90 minutos de visionado, no encontrará a ninguna ballena encabronada, sino a una isla donde la media de edad, es de 78 años, y ocurren muchas cosas “interesantes”:
La amiga chismosa oficial de la isla, que visita a las ancianas para tomar el té, para revelar información del tipo “quién se ha comprado un audífono” o “quién la ha palmado”, y el “viejillo” ruidoso que les quiere hacer un ventanal, o que hay que ponerse guapas, porque viene un hombre a cenar…
La escena que más me conmueve, es donde Sarah peina a Libby, y mientras la cepilla, hablan de sus familias, pasadas, y presentes...
Total, The Whales Of August es un film lindo, con paisajes hermosos, dirigido por un ya experimentado Lindsay Anderson, que claramente presenta una obra muy diferente a las de su juventud, muy bien musicalizado por parte de su acostumbrado compositor, Alan Price.
“Busy, Busy, busy, always busy”
Aunque para muchas personas, la vejez es un estorbo, puesto que encierran a sus familiares en unas prisiones llamadas “residencias”, tras quitarles todos sus bienes, y las dejan aparcadas, olvidadas hasta el resto de sus vidas…
The Whales Of August es una reflexión, sobre la última parte de la vida, que es la vejez.
Una última parte, para los privilegiados que llegan a ella, y la afrontan con lucidez.
Aunque mucha gente la considera un preludio de la muerte, en realidad, vivirla es un lujo, si se vive en condiciones, naturalmente.
No me refiero a esa vejez solitaria en residencias, o con enfermedades irreversibles…
Sino a una vejez saludable y enérgica, en la que se puede valer por sí mismo.
En realidad, muy poca gente llega a ella, pues la mayoría, se queda a medio camino…
Enfermedades, guerras, accidentes, provocan que la mayoría de los seres humanos, no consigan alcanzar esas edades, tan elevadas.
Es por ello que The Whales Of August, es un tributo, la despedida de una época del cine, que supuso todo un cantico a todo un pasado de diferentes periodos.
Todo ello hace de The Whales Of August, todo un testamento interpretativo, que dio la oportunidad de despedirse del cine, y de la vida con total dignidad, y fue una brillante interpretación, ver como dos ancianas actrices, son capaces de transmitir una serena, realista, y profunda reflexión sobre la vejez, la vida, y la muerte.

“You know, l believe we'll see the whales this weekend.
That would be surprising.
lt's time for them”



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