Unbroken

“Don't look at me!”

Es increíble, que el hombre sea capaz de ser tan cruel con otro ser humano, y también es increíble, la capacidad del ser humano para sufrir, para soportar daño físico, humillación, y tortura.
El desgaste y el sobreuso de La Segunda Guerra Mundial, como tema a explorar en la gran pantalla es, desde hace años, un hecho.
Aquellos que no vivimos la trágica década de los 40, hemos parecido destinados a conocerla gracias a proyectos inmersivos, y casi invasivos en historias concretas, donde, por lo general, el holocausto y el nazismo, son los protagonistas.
¿Pero qué hay más allá de esos 2 hechos concretos?
¿Acaso hoy, no podemos conocer el lado eclipsado de la historia?
¿Sumergirnos en otros acontecimientos importantes, como Los Tratados de Paz, el desarrollo y puesta a punto del Plan Marshall, o Los Juegos Olímpicos de 1936?
¿No podemos ampliar lo, para nosotros, desconocido?
Nacido en New York en 1917, Louie Zamperini era un adolescente pendenciero, hasta que el atletismo se cruzó en su camino.
Participó en los 5,000 metros lisos de Los Juegos Olímpicos de Berlín y, aunque solo pudo ser 8º, realizó una vuelta final para la historia.
Su última vuelta fue tan rápida, que llamó la atención del mismísimo Adolf Hitler, que quiso saludar al atleta .
Según Zamperini, el Führer le tendió la mano, y le dijo:
“¡Ah, tú eres el chico del final rápido!”
Su poderoso “sprint final” hizo que empezase a ser conocido con el apodo de:
“El Tornado de Torrance”; y 5 años después, se alistó en el ejército del aire, y luchó contra los japoneses, a bordo de un B-24, antes de ser derribado, y sobrevivir a una deriva de mes y medio, en El Océano Pacífico.
Todo empezó en mayo de 1943, cuando su escuadrón recibió la orden de participar en una operación de búsqueda de un avión perdido en el mar.
Durante el vuelo, el B-24 sufrió una avería mecánica, y se estrelló en medio del océano, unas 850 millas al oeste de Oahu; 8 de los 11 tripulantes murieron en el accidente.
Solo sobrevivieron el piloto Teniente Russel Allen “Phil” Phillips, el artillero de cola, Sargento Francis “Mac” McNamara, y Louis Zamperini.
Los 3 hombres quedaron a la deriva flotando, en mitad de la nada, entre tiburones, y a merced del hambre, la sed, y la desesperación.
Lamentablemente, El Sargento Mac falleció, tras 33 días, a causa de las heridas sufridas, mientras que Louie y Phil, aguantaron 47 días de infierno, antes de pasar a otro tipo de “infierno”
Los náufragos, no tardaron mucho en ser capturados, y conducidos a la base de Kawjalein.
El trato que recibieron allí fue tan brutal, que los 2 prisioneros llegaron a añorar su vida en la balsa.
Después de pasar 6 semanas encerrados en celdas minúsculas y hediondas, maltratados, débiles, y enfermos, Zamperini y Phillips, fueron embarcados para su traslado a Japón.
Su siguiente destino, iba a ser el campo de prisioneros de Ofuna, en Honshu; donde Zamperini fue el blanco de las iras de un sádico comandante nipón, llamado Mutsuhiro Watanabe, un hombre terrible y despiadado, al que amigos y enemigos conocían como “El Pájaro”
Ofuna, era una antigua escuela situada en Kamakura, en las afueras de Yokohama.
A diferencia de la mayor parte de los campos de prisioneros de Japón, controlados por el Ejército, el campo de Ofuna dependía de La Marina Imperial.
Las instalaciones eran secretas, desconocidas incluso para los civiles que vivían en los alrededores.
Nunca se informó de su existencia a La Cruz Roja, ni a ningún otro organismo internacional.
Los prisioneros recluidos allí, tampoco existían oficialmente.
Casi todos ellos, habían sido dados por muertos, o desaparecidos en combate.
En su mayor parte, eran oficiales y tripulaciones de bombarderos, o submarinos, considerados por los japoneses, criminales de guerra, sin derechos de ningún tipo.
En teoría, Ofuna era un centro de detención temporal, donde los oficiales enemigos, eran interrogados antes de ser transferidos a otros campos, pero no era nada raro, que la estancia de los prisioneros, se prolongase durante meses…
Los prisioneros, no recibían ropas ni mantas.
Tenían prohibido hablar, incluso en sueños.
Cuando hacía buen tiempo, se les permitía salir al exterior, y sentarse con la mirada al frente, siempre en silencio.
Las comidas consistían en un poco de arroz, o sopa.
La menor infracción, era castigada a golpes.
A menudo, las palizas se propinaban al azar, y sin ninguna causa que las justificase.
En Ofuna, Zamperini fue especialmente atormentado por uno de los guardias del campo, El Sargento Mutsuhiro Watanabe, apodado “El Pájaro” por los estadounidenses, un auténtico sádico, al que años más tarde, no le importaría reconocer que sentía placer maltratando a los prisioneros.
No obstante, debido a sus hazañas deportivas, Zamperini era una especie de celebridad entre los internos.
Y Watanabe veía en el liderazgo del ex-atleta, como un desafío a su autoridad, y trataba de impedirlo, sometiéndole a castigos y humillaciones continuas.
Así vivió su reclusorio, hasta que Zamperini fue liberado, y volvió a Estados Unidos, convertido en un héroe.
Pero su regreso a casa no fue nada fácil:
Como dato curioso, Louie Zamperini, que logró sobrevivir a las sevicias y castigos impuestos por un oficial japonés, en los campos de prisioneros en que estuvo; fue dado por muerto, en 1944.
Su muerte “por error” se había anunciado previamente, cuando el gobierno de Estados Unidos, lo había clasificado como “Killed In Action” (KIA) durante La Segunda Guerra Mundial, después de su B-24 se estrellara, pues no se encontraron sobrevivientes, por lo que El Presidente Franklin D. Roosevelt lo declaró fallecido, incluso, envió a los padres de Zamperini, una nota de condolencias formal, en 1944.
Años después, en 1950, Louie volvió a Japón, para visitar la prisión de Sugamo, y reencontrarse con quienes fueros sus captores, y torturadores.
En ese lugar fueron encarcelados muchos criminales de guerra, en la que Zamperini abrazó a los que dio un paso adelante, al reconocer a quienes lo identificaron, y expresaron el perdón para ellos.
Zamperini dijo a Christian Broadcasting Network (CBN), que algunos se convirtieron al cristianismo en respuesta.
Sin embargo, víctima de depresiones y pesadillas, Zamperini se sumió en el alcoholismo, del que le sacó un predicador.
Se casó y tuvo una hija; organizó campamentos de atletismo para chicos con problemas, y recorrió Estados Unidos, dando charlas sobre motivación y vida.
Zamperini, fue portador de La Antorcha en Los Juegos de Verano de 1984, en Los Angeles, y volvió a Japón, para hacer un relevo con La Antorcha Olímpica de Los Juegos de Nagano 98; para entonces, tenía 81 años.
En su recorrido, volvió a pasar por Naoetsu, en la actualidad llamada Joetsu, la localidad en la que se encontraba el campo de prisioneros, en el que pasó la mayor parte de su tiempo en cautividad.
Por otra parte, al finalizar la guerra, Mutsuhiro Watanabe, fue clasificado por las autoridades de ocupación, como criminal de guerra de clase A, la más alta.
Mutsuhiro “The Bird” Watanabe (渡邊睦裕), fue un Sargento del Ejército Imperial de Japón, en La Segunda Guerra Mundial, que sirvió en campos de prisioneros de Omori, Naoetsu, actual Jōetsu, Niigata; y Mitsushima, actual Hiraoka.
Se cuenta que Watanabe “quebrada” a los prisioneros de guerra todos los días, fracturando sus tráqueas, rompiendo los tímpanos, rompiendo sus dientes, desgarrando el oído medio, dejándolos inconscientes.
Hizo que un oficial prisionero, hiciera abdominales en la intemperie, vistiendo sólo con ropa interior “fundoshi”, durante 4 días en el invierno.
Ató un prisionero de guerra de 65 años de edad, a un árbol, y lo dejó allí durante días.
Ordenó a un hombre, para que golpee en la cara a un prisionero todas las noches, durante 3 semanas.
De hecho, Watanabe practicó judo, en un paciente con apendicectomía.
En 1945, El General Douglas MacArthur, había incluido a Watanabe, como el #23 en su lista de Los 40 Criminales de Guerra Más Buscados en Japón.
Pasada la guerra, Watanabe pasó a la clandestinidad durante 7 años, y nunca fue procesado.
Él volvió a surgir en la sociedad, sólo después que fueron detenidos los altos mandos por crímenes de guerra, y los enjuiciamientos de los EEUU.
La ocupación de Japón estaba terminando…
Durante su tiempo en la clandestinidad, Watanabe trabajó en una granja, y en una pequeña tienda de comestibles.
También visitó a su madre, en un restaurante cada pocos años, para hacerle saber que estaba vivo.
En 1956, la revista literaria japonesa Bungeishunjū, publicó una entrevista con Watanabe titulado:
“ア メ リ カ に 裁 か れ る の は 厭 だ!”
(No quiero ser juzgado por los Estados Unidos)
Tras la ocupación, Watanabe se convirtió en un vendedor de seguros de vida, y era según se informa:
Rico, dueño de un apartamento de $1.5 millones en Tokio, y un condominio de vacaciones en la Costa Dorada de Australia.
Antes de Los Juegos Olímpicos de Invierno de 1998, en Nagano, el programa de CBS News “60 Minutes” entrevistó a Watanabe en El Hotel Okura en Tokio, como parte de un reportaje sobre Zamperini, el ex preso de tiempos de guerra, que regresaba de llevar La Antorcha de La Llama Olímpica por Naoetsu, en ruta a Nagano.
Watanabe no se disculpó en la entrevista, pero reconoció haber golpeado y pateado prisioneros:
“No se me dio órdenes militares.
Debido a mis propios sentimientos personales, traté a los prisioneros, estrictamente como enemigos de Japón”
Mutsuhiro Watanabe, quien torturó, abusó, y maltrató constantemente, a Louis Zamperini, durante su estancia en el campo de concentración, al finalizar la guerra escapó, y años más tarde, Louis Zamperini quiso reconciliarse con él, pero Watanabe se negó; muriendo éste, en abril de 2003.
En una entrevista televisada en la Christian Broadcasting Network (CBN) en 2003, Zamperini relató, que después de la guerra, tenía pesadillas con estrangular sus antiguos captores, y comenzó a beber mucho, tratando de olvidar sus experiencias como prisionero de guerra.
Su esposa Cynthia, lo invitó a una de las cruzadas evangélicas, dirigidas por Billy Graham en Los Angeles, e hizo que se convirtiera en un cristiano renacido.
Recordado por la predicación de Graham de sus oraciones, durante su tiempo en la balsa salvavidas, y en el encarcelamiento, Zamperini se comprometió, nuevamente, su vida a Cristo.
Después de esto, perdonó a sus captores, y sus pesadillas cesaron.
Más tarde, Graham ayudó Zamperini, a lanzarle una nueva carrera, como orador inspirador cristiano.
Uno de sus temas recurrentes fue “el perdón”, y visitó muchos de los guardias de sus días de prisioneros de guerra, para que sepan que él los había perdonado.
Así pues, el orador inspirador cristiano, y corredor de distancia olímpica, fue objeto de 2 autobiografías:
“Devil at My Heels” (1956) de Helen Itria; y “A World War II Hero's Epic Saga of Torment, Survival, and Forgiveness” de David Rensin.
Un libro titulado “Unbroken: A World War II Story of Survival, Resilience, and Redemption” (2010) por Laura Hillenbrand; y el 2014, la película basada en ese libro, llamada “Unbroken”
También, en su honor, el aeropuerto de Torrance, en su ciudad natal de California, fue rebautizado “Campo Zamperini”, en el 5º aniversario del ataque a Pearl Harbor.
El estadio del Torrance High School, se llama “Zamperini Stadium”, y la plaza de la entrada en pista, y campo del estadio de la USC, fue nombrada “Louis Zamperini Plaza” en 2004.
Posteriormente, recibió numerosos honores, y premios adicionales.
“Who is the Olympic Athlete?”
Unbroken es una película dramática-bélica del 2014, producida y dirigida por Angelina Jolie.
Protagonizada por Jack O'Connell, Domnhall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Takamasa Ishihara “Miyavi”, Alex Russell, C.J. Valleroy, John D'Leo, Luke Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaro, entre otros.
El guión es de Ethan & Joel Coen, y Richard LaGravenese, basados en el libro de 2010:
“Unbroken: A World War II Story of Survival, Resilience, and Redemption” de Laura Hillenbrand, el cual se tardó, nada más y nada menos, que 8 años en escribir; y otro tanto en ser publicado; en el cual, la escritora narra la vida del atleta olímpico, Louis Zamperini.
Y es que pocos personajes, tan cinematográficos en el bando aliado, como Louie Zamperini, quintaesencia de superviviente heroico a las dentelladas de los perros de la guerra; e invicto en pie, después de toda clase de tormentos, ilustra como nadie, el triunfo del espíritu humano, en las tinieblas de La Segunda Guerra Mundial.
De inicio, Universal Pictures adquirió los derechos del libro, en enero de 2011.
Los primeros borradores para Unbroken, fueron escritos por William Nicholson y Richard LaGravenese, mientras que Francis Lawrence, estaba programado para dirigirla.
Por tanto, Joel & Ethan Coen, fueron luego, aprovechado para reescribir el guión, después de que Jolie fuera nombrada como directora.
“Ella me llamó para decirme que iba a hacer Unbroken, solo la conocía por las noticias, porque hace mucho que no voy al cine.
Pero sabía que decían la mujer más guapa del mundo”, afirmó Zamperini, que no tardó en abrirle, de par en par, las puertas de su casa.
Desde aquel momento, las visitas de Jolie a la residencia de Zamperini, se convirtieron en una constante.
La directora quería armar su película, conociendo a su protagonista de primera mano:
“Luego vino a casa, y era un cielo.
Enseguida me di cuenta, de que además de bella, era inteligente.
Es muy considerada, y tiene un gran corazón.
¿Qué más necesitaba yo?”, dice el héroe.
Durante aquellas semanas, se forjó una gran amistad, un vínculo íntimo y duradero, que hizo que Unbroken, se convirtiera en mucho más que una película:
La última hazaña de Zamperini, y un reto personal para Jolie.
“Es una gran responsabilidad hacerlo bien, porque quiero mucho a este hombre, y me ha ayudado mucho en mi vida”, dice la actriz, cuya gran obsesión es plasmar en la gran pantalla, el legado de Zamperini, una asombrosa lección de valentía, superación, y bondad.
“Creo que Louie ha dejado muy claro, cuál es su mensaje, y está en el libro.
Y quiero poder decirle a mis hijos, y a todo el mundo, que la vida puede parecer oscura y desesperada, pero que la resistencia y la fuerza del espíritu humano, es algo extraordinario”, sentencia Jolie.
El rodaje de Unbroken se llevó a cabo en New South Wales y Queensland; Fox Studios Australia, y Village Roadshow Studios.
Obtuvo 3 nominaciones al Oscar:
Mejor cinematografía, sonido y mezcla de sonido.
Unbroken sigue a Louis/Louie Silvie “The Torrance Tornado” Zamperini (C.J. Valleroy/Jack O'Connell), niño problemático, atleta olímpico, aviador en La Segunda Guerra Mundial, náufrago en El Pacífico Sur, prisionero de los japoneses… un superviviente.
Hijo de inmigrantes italianos en Estados Unidos de la década de 1920.
En ese momento, pocos apostaban porque Louie sobreviviera a sus años de estudiante...
Para evitar que se metiera en problemas, y madurara, su hermano Pete (Alex Russell), lo apuntó al equipo de atletismo del colegio.
Y en 1936, ya formaba parte del equipo olímpico, y muchos aseguraban que rompería grandes récords, pero dejó el deporte, para alistarse como bombardero, en La Fuerza Aérea de EEUU, durante La Segunda Guerra Mundial.
Pero, tras ser derribado el avión por fuego nipón, se ve empujado a sobrevivir, durante 47 días, a la deriva, en una balsa junto a sus compañeros:
Russell “Phil” Phillips (Domnhall Gleeson) y Francis “Mac” McNamara (Finn Wittrock)
Y posteriormente, hallados y capturados por El Ejército Japonés, pasarán el resto de la guerra, en un campo de concentración, bajo condiciones infrahumanas, durante 2 años, en donde sus captores, trataron de romper su espíritu fuerte y optimista, a base de terribles abusos.
Unbroken es un drama, que trata temas tan importantes como:
La supervivencia, el coraje, la persecución de los sueños y, sobre todo, el saber perdonar.
Sin duda alguna, Angelina Jolie ha plasmado todo eso en Unbroken, y ha dejado claro, una vez más, que la sociedad no puede luchar contra el destino.
“A Moment of Pain is Worth a Lifetime of Glory”
Unbroken aborda, una de las grandes tragedias cinematográficas del año, una de las historias más rigurosamente épicas y sobrecogedoras, de la cosecha de cine del curso.
Pocas actrices, han pasado de “sex symbols” a elogiadas directoras.
Angelina Jolie, lo intenta con su segundo film, escrito por los hermanos Coen, sobre la vida de Louis Zamperini, atleta olímpico, y piloto apresado por Japón, en La Segunda Guerra Mundial.
La historia es brutal, y ya iba siendo hora de ver otro enfoque de la contienda; pero una vez más, los japoneses son los crueles y despiadados, pero se agradece ver, cómo vivieron ellos la guerra, con imágenes de áreas de Japón destruidas, y la manera que tenían los soldados japoneses, de afrontar cada situación, y de “adiestrar” a sus enemigos, cuando éstos llegaban al campo de concentración.
Eso ya es un punto a favor, y le da una brisa de aire fresco al cine que conocemos.
Por supuesto, el gran tema, es el afán de superación del ser humano, y lo que éste puede soportar, con la única intención de sobrevivir.
Primero, el héroe pasa por la sorpresa de, no ser lo que espera.
Lego por la pesadez de la primera prueba de supervivencia, para a posteriori, introducirnos en la agonía, martirio, asfixia, tortura de su siguiente destino, que se prolonga y prolonga, hasta donde no puedas imaginar, hasta que tus súplicas espontáneas, quejas instintivas, pesadumbre manifestada sin previo aviso, más un acorde de sonidos de estupefacción, pena, y congoja, manos inquietas, ojos que no quieren ver, oídos que no soportan el latigazo, el corte del golpeo y retumba, la sequedad del acierto, el zumbido de su eco, se apoderan de tu incómodo cuerpo, que no puede permanecer quieto ni tranquilo, y cuya devastada alma se pregunta, de forma incesante:
¿Hasta dónde se puede aguantar?
¿Cuánto se puede resistir?
¿Es posible tanto obsesión, malicia, humillación, y empeño en acabar con alguien?
Todo ello finaliza en colisión sublime, de emoción atronadora que, cuando ya puedes respirar de alivio, ante la buenaventura anunciada, aún guarda un as en la manga, sobre la continuación y actitud de este gran hombre, magnífico atleta, corredor incansable y valiente para la posteridad, que supo encontrar el perdón, y olvidar la venganza.
La grandeza de la producción, concebida a escala épica, está ahí:
El espectáculo visual cobra sentido, escena tras escena, ante nuestros ojos, la banda sonora nos sumerge en un clímax “in crescendo”, y el elenco está en estado de gracia.
Jolie aborda las penurias de Zamperini, con todo lujo de detalle, empeñada en enfatizar con fluorescente, la extraordinaria resistencia de un hombre, dispuesto a sobrevivir a cualquier hecatombe, a levantarse desde el polvo, una y otra vez, para desesperación de sus malvados enemigos.
Pero la acumulación de sufrimientos y penurias, acaba por resultar redundante…
No es que hubiera que suavizar las hazañas del héroe, en absoluto, pero la insistencia en volcarse con ese perfil heroico e irreductible del personaje, resta espesor a otras facetas vitales, para procesar la tragedia en 3 dimensiones.
Tienes la sensación, de que Jolie nunca llega al corazón de Zamperini…
Unbroken es más fría de lo que debiera, y eso sin privarse de secuencias de altísimo voltaje dramático y sentimental, con algún cliché yanquicéntrico de más.
De hecho, Unbroken puede ser demasiado clásica, demasiado convencional, demasiado trasparente, y bondadosa en su mensaje, para los tiempos complejos que vive el cine.
Habrá quien por eso le dé la espalda, sin posibilidades mínimas de disfrute.
En lo narrativo, hay cierta rapidez con la que se cuenta la historia, y el poco énfasis que se le da a algunos sucesos/hechos; algunos fallos de maquillaje, montaje, y continuidad, como lo es el paso del tiempo… y es inevitable acordarse de la muy reciente “Life Of Pi” (2012), por ejemplo.
Sin embargo, la historia nos sirve, a “grosso modo”, como un ejemplo encomiable de tenacidad y superación, que son, tengámoslo en cuenta, 2 de los pilares sobre los que se asienta el erotismo moral de occidente.
En este sentido, no es casual que, sin haber superado todavía los primeros 30 minutos de metraje, en un total de más de 2 horas, 15 minutos, se hayan repetido ya, casi hasta la saciedad, mantras tan saciados en sí mismos, como:
“Quien lucha sin descanso, triunfa”, o “Tienes que creer...”, o “Un momento de dolor, compensa una vida de gloria” ¿o era al revés?
El compendio de eslóganes de autoayuda, que podrían haberse encontrado perfectamente en cualquier posavasos, de cualquier bar de mala muerte, es al mismo tiempo, la mejor o peor, según como se mire, carta de presentación de Unbroken.
Es un hecho que Hollywood haga filmes sobre La Segunda Guerra Mundial, pues su país fue protagonista, pero este tipo de películas de guerra, donde los EEUU se enfrentan a otro país, siempre, siempre, tienen un mismo fin:
Transmitir que los EEUU son los mejores, “los buenos”; y los extranjeros, en este caso los japoneses, son unos hijos de puta.
Nunca olviden que EEUU, siempre hace lo mismo, con casi todo proyecto cinematográfico.
A estas películas, se le llaman “Americanadas”
Y en Unbroken pareciera que han exagerado casi todo momento:
Imposible que 2 personas pudieran sobrevivir durante más de 40 días en una balsa, con tan solo medio litro de agua, o que un hombre podía, durante 2 horas, levantar un tronco de 60 kg., después de trabajar sin parar, durante 6 horas...
Y es que los japoneses, suelen ser súper respetuosos con la guerra, con la violencia, para ellos es un arte, y la utilizan siempre de manera sofisticada, no como le han puesto a “The Bird”, como un cabrón.
Y qué curioso, que no hayan rodado el estallido de las bombas atómicas que pusieron los EEUU en Hiroshima y Nagasaki, y que mataron a cientos de miles de japoneses, cuando fue exacto en la época que se narra Unbroken…
Por tanto, culpo al guión, y no a la historia.
La razón es que conocemos a Zamperini de manera superficial, y a pesar de los milagros que rodean su odisea en El Pacífico, Unbroken nunca termina de calar hondo, de atravesar el umbral de la puerta, de arrastrarnos irremediablemente al infierno.
Queremos saber más de la vida de Louis Zamperini.
Precisamente por ello, no se muestra, qué ocurre en esa niñez y adolescencia, donde forja su espíritu luchador, que contemplamos en escasas escenas.
No se muestra ver crecer su trayectoria, su carrera deportiva, sus vivencias en los Juegos Olímpicos.
Se pudo ampliar la historia, y no sumergirnos meramente en lo que ya conocemos, en un dolor reiterativo.
La historia que Jolie muestra, continuamente acaricia, pero no toca.
Porque con los elementos que vemos en pantalla, y los que conocemos que están tras las cámaras, sabemos que se pudo obtener.
Pero reconozco, que Angelina no ha conseguido plasmar la vida de los Zamperini en su totalidad, pero lo ha hecho lo mejor que ha podido, y también ha sido la única que se ha atrevido a “tirar hacia adelante” con Unbroken, ya que si no hubiese estado otros 50 años guardada en un cajón.
Del reparto, el joven actor británico, Jack O´Connell, tiene la ardua labor de interpretar al espíritu libre Louis Zamperini, el atleta de EEUU que conoció a Hitler, y vivió recluido parte de La Segunda Guerra Mundial, en un campo de concentración, con su consiguiente estrés postraumático.
El apuestísimo Jack O'Connell, y su mirada de un azul intenso, ponen rostro a un muchacho que luchó por escapar de un destino desdichado.
Enfrentándose a sus demonios, y después de conseguir alcanzar lo más alto, la vida lo somete a todo tipo de situaciones, torturas, y crueldades que, si bien sufre agónicamente, tan sólo consigue hacerlo más fuerte.
Más “invencible”
Le secundan actores del calibre primaveral:
Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Luke Treadaway, Finn Wittrock, y Alex Russell.
Punto aparte merece el andrógino rockero japonés, Takamasa Ishihara, conocido como “Miyavi”, quien encarna a Mutsuhiro “The Bird” Watanabe ((渡邊睦裕)
Para ser el primer proyecto cinematográfico de este gran músico nipón, debo decir que me ha sorprendido gratamente.
No obstante, pienso que le han restado bastante protagonismo a su personaje, el cual podría haber ofrecido muchísimo más.
Eso sí, puede que la respuesta a esta incertidumbre, venga dada porque el propio Miyavi ha confesado más de una vez, que este papel podría perjudicar su carrera musical, tampoco quería dejar mal a su país, Japón, debido al problema tan grave que trata, y de ahí que posiblemente veamos a un Sargento Watanabe, más flojo de lo que cabría esperar, si lo comparamos, por ejemplo, con el gran Sessue Hayakawa como Colonel Saito de “The Bridge On The River Kwai” (1957)
A Miyavi, o mejor dicho al guión, le faltó mostrarle motivación, más allá del coctel de envidia/admiración que su personaje tuvo con el héroe estadounidense.
Eso sí, las miradas entre los 2, está llena de tensión, y provoca odio en el espectador hacia el japonés, cosa que seguramente era la intención de la directora, aunque quede un poco falso.
Así como el hecho de que llega un momento, que en ese campo parece que sólo lo pasó mal el protagonista...
Hay secuencias y planos maravillosos, como la inicial, en el bombardero, cuando el protagonista comienza su andanza olímpica, la parte del naufragio, la imagen de los prisioneros cubiertos de carbón en el río…
Impagable ese:
“No me mires a los ojos”, “Mírame a los ojos”, “No me mires a los ojos”, “¿Por qué no me miras a los ojos?
Desde este punto de vista, Unbroken es una película muy apropiada para el público juvenil-adolescente, que es bombardeado constantemente con mensajes insolidarios, que colocan al dinero como el dios de todo lo que hay en este mundo.
Por último, la banda sonora, otra obra maestra por parte del gran Alexandre Desplat, quien este año ha hecho verdaderas genialidades como la banda sonora de “The Imitation Game” o “The Grand Budapest Hotel”
Unbroken posee una banda sonora única y poderosa, la cual viene acompañada de la nueva canción de Coldplay, llamada “Miracles”, que ha sido compuesta a propósito, para este proyecto de Angelina Jolie.
“HIT ME!”
Como dato, Unbroken no se ha estrenado en Japón, pero ya causa indignación en un país que continúa luchando con el fantasma de sus guerras del pasado.
Los comentarios en las redes sociales sobre Unbroken, que muestra a un corredor olímpico estadounidense, sufriendo tortura como prisionero en un campo de guerra japonés, durante La Segunda Guerra Mundial, son decididamente negativos.
Algunos han pedido boicotear Unbroken, aunque aún no tiene fecha de estreno en Japón; un país que no siempre se ha opuesto a las películas de Hollywood, sobre La Segunda Guerra Mundial.
Otros, quieren que el veto se extienda a su directora, Jolie, algo inusual en una nación enamorada de Hollywood, especialmente de Jolie y su esposo Brad Pitt, ambos conocidos como “amantes de Japón”
Especialmente provocador, es un pasaje del libro que inspira Unbroken, que se refiere al canibalismo entre las tropas, lo que resulta demasiado para algunos.
“No hubo canibalismo en lo absoluto”, dijo Mutsuhiro Takeuchi, un educador con tendencias nacionalistas, y sacerdote del sintoísmo.
“Esa no es nuestra costumbre”
Takeuchi reconoció, que Jolie es libre de hacer la película que ella desee, afirmando que los sintoístas creen en el perdón, y el olvido.
Sin embargo, exhortó a la actriz y cineasta, a estudiar historia, al decir que los criminales de guerra ejecutados, fueron acusados de crímenes políticos, no de tortura.
“Hasta los japoneses no conocen bien su propia historia, así que surgen malentendidos”, dijo Takeuchi, quien encabeza una organización de investigación, La Asociación Japonesa de Inteligencia Cultural.
Y es que las películas de Hollywood que abordan temas delicados para los japoneses, han tenido un historial complicado en el país.
Jolie señaló recientemente, en una gira de promoción en Australia, que quería retratar una historia humana, que diera esperanza, mientras que señaló que la guerra “muestra los extremos”, de lo bueno y de lo malo en la gente.
El estreno de Unbroken, surgió en un momento en el que Japón trata de restarle importancia a la colonización que hizo en sus países vecinos, y los actos agresivos realizados por El Ejército Imperial, durante La Segunda Guerra Mundial.
Por otra parte, Louis Zamperini ha sido la gran inspiración motivadora de Angelina, y en propias palabras de la directora dijo:
“Louis Zamperini me cambió la vida, y nunca encontraré a nadie como él”
“Ser invitada, y proyectar Unbroken en El Vaticano, es un honor y un homenaje a la memoria de Louis, un hombre de fe, que representa la fuerza del espíritu humano”, comentó Jolie a los medios el día de hoy; pues la actriz y directora estadounidense, Angelina Jolie, acudió hoy al Vaticano, para presentar su último trabajo, Unbroken, tras lo cual, mantuvo un breve encuentro con El Papa Francisco.
Ya se conocía el interés de Angelina y Brad, en reunirse con El Papa, aunque ninguno profesa la religión católica “admiran” al Santo Padre, y les “gusta su mensaje”
El Pontífice, no pudo asistir a la proyección, por tener otros compromisos, pero sí que ha querido conocer a Jolie, a quien recibió “de un modo rapidísimo”, informó a Efe, una fuente de La Santa Sede.
La polifacética artista, viajó junto a sus hijas:
Zahara y Shiloh, pero debido a un cambio de última hora, no pudo acudir Brad Pitt, como estaba previsto.
Al término de la proyección, Jolie saludó al Pontífice durante unos instantes.
A la proyección, en La Casina Pío IV, un pabellón dentro de Los Jardines Vaticanos,  también asistió Luke Zamperini, hijo del protagonista real de Unbroken, cuya vida ya recogió en 2010, la escritora Laura Hillenbrand, en un libro de enorme éxito.
Louis/Louie Silvie “The Torrance Tornado” Zamperini, falleció de neumonía, el 2 de julio de 2014, a los 97 años, sin ver estrenada Unbroken, aunque sí pudo verla antes del montaje definitivo, en el ordenador de la directora, quien hablaba con él frecuentemente, y quien destacaba de Zamperini, su bonhomía, y excelente memoria, pese a su avanzada edad.

“If I can take it, I can make it”



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