Das Leben der Anderen

“Der Dichter ist der Ingenieur der Seele”
(El poeta es el ingeniero del alma)

Cuando un régimen político, consigue anular la personalidad y la voluntad de las personas, entonces su identidad cultural, ha desaparecido.
Las grandes ideas que originaron el socialismo, y las buenas intenciones que impulsaron a Lenin o a Trotski, a iniciar La Revolución de 1917, por desgracia, no fueron suficientes, para impedir que ese sistema, teóricamente casi perfecto, se convirtiera en la práctica, en algo abyecto, sobre todo, al estar regido con puño de hierro, o de acero, como diría Winston Churchill, por déspotas y gobiernos dictatoriales, sistemas implacables, inflexibles, e injustos.
¿Acaso no es el paradigma del absurdo, que La Alemania Comunista, se denominara a sí misma “Democrática”?
La República Democrática Alemana (RDA), fue fundada oficialmente, el 7 de octubre de 1949, en el territorio alemán ocupado por la URSS, tras el final de La Segunda Guerra Mundial.
Das Ministerium für Staatssicherheit o El Ministerio para La Seguridad del Estado, más conocido por su abreviatura Stasi, era el órgano de inteligencia de La RDA.
Fundada el 8 de febrero de 1950, la Stasi se inspiró siguiendo como modelo, al Comité para La Seguridad del Estado de La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, del cual tomó el nombre.
Los soviéticos, la terminaron considerando, como uno de sus socios más leales y efectivos, y centraba sus operaciones en la capital, Berlín Oriental, donde tenía un extenso complejo en Lichtenberg, y otros menores dispersos por la ciudad.
La Stasi, fue reconocida en general, como uno de Los Servicios de Inteligencia, más efectivos del mundo.
Para ellos, solo existía un lema:
“El Estado está en todas partes”
Para tal empresa, se contaba con casi 100,000 funcionarios, y unos 200,000 confidentes, o colaboradores extraoficiales, a finales de La RDA; eran ciudadanos comunes, que cumplían así, “su compromiso con la patria”
Pero no todos ellos lo hacían voluntariamente…
Este sistema de vigilancia política totalitaria, llevó a cabo un verdadero proceso de erosión de la vida privada de las personas.
La cooperación de los ciudadanos, se compraba con intimidación, chantajes, y regalos.
Durante esos casi 40 años, creó un ambiente de opresión y terror, entre la población del país, gracias a una compleja red de informadores infiltrados en la sociedad, y a un sistema brutalmente represivo, que no dudaba en ejecutar a cualquier disidente.
No existe un Estado de Derecho, la libertad de asociación, reunión, y expresión, es ilegal, y las elecciones democráticas, son una utopía.
Por tanto, la eliminación de la disidencia, y de cualquier manifestación política, ideológica, o cultural, no afín al régimen, es una necesidad, y una obligación de Estado.
Lo que pretendía El Estado con los artistas, era encorsetar la cultura y el pensamiento de miles y miles de personas.
Así, la obediencia y la fidelidad al Estado, sería total.
La Stasi, era capaz de controlar todas las comunicaciones que se producían en La Alemania Oriental, ya fuera dentro del país, o con el extranjero, y sus miembros, podían llegar a interceptar hasta 20,000 llamadas telefónicas a la vez, o leer 2,300 telegramas al día.
El control que ejercía sobre la sociedad, era tan grande, que fue capaz de sofocar cualquier conato de disidencia en La RDA, sin que trascendiera a la opinión pública.
Hasta mediados de los años 80, una red de informadores civiles, Inoffizielle Mitarbeiter (IMs); en español, Colaborador Extraoficial, creció tanto en La RDA, como en Alemania Occidental.
En el momento de la desaparición de La RDA en 1989, se estima que la Stasi, tenía 91,000 empleados a tiempo completo, y 180,000 informadores.
La Stasi, supervisaba la actividad política de los ciudadanos de La RDA, a fin de detectar comportamientos subversivos, o contrarrevolucionarios.
Tras La Caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, las estructuras de poder de La RDA, se fueron diluyendo, mientras el 95% de la militancia del Partido Socialista Unificado (SED), abandonaba el partido.
Así las cosas, La Stasi fue disuelta en 1989; y se formó un gobierno no socialista, cuya única tarea fue, conseguir la integración en La República Federal Alemana, en octubre de 1990, y por tanto, la disolución de La RDA.
El 29 de diciembre de 1991, entró en vigor la ley sobre los archivos de la Stasi, Stasi-Unterlagen-Gesetz (StuG), que el Bundestag alemán, había aprobado por una mayoría abrumadora.
El propósito central de esta ley, es la apertura completa de los archivos del Servicio de Seguridad del Estado, en particular, el acceso de los interesados a la información que El Servicio de Seguridad del Estado conserva.
Así, y por primera vez, los ciudadanos tuvieron la oportunidad de inspeccionar los documentos, que la agencia de inteligencia había recopilado sobre ellos.
El elevado volumen de información que manejaba este siniestro organismo, era tan elevado, que a nadie le sorprendió que, tras la reunificación alemana, se encontraran miles de expedientes en los archivos de La Stasi.
Entre esos ficheros, se encontró parte de los archivos que contenían la información de los colaboradores, e informadores que trabajaban para La Stasi.
De ellos, más de 10,000 individuos, eran menores de 18 años.
Sin embargo, el hallazgo que dejó con la boca abierta, a quienes investigaban el funcionamiento de aquel enorme aparato de espionaje y represión, fue una colección de frascos de vidrio, cerrados herméticamente, e identificados con pegatinas con el nombre, edad, domicilio, y demás datos personales de los propietarios del contenido de los mismos.
Ese contenido, no era otra cosa que ropa interior, y pedazos de otros tejidos.
El objetivo de este siniestro “registro de olores”, era poder mantener bajo control, a todos los sospechosos de disidencia.
Para ello, La Stasi se infiltró en sus domicilios, y robó ropa interior usada de estas personas.
En otras ocasiones, al interrogar a los posibles disidentes, los hacían sentarse en una silla, sobre la que habían colocado una toalla, o retal de tela similar.
El sudor provocado por la tensión del momento, impregnaba esos tejidos, que también eran almacenados de la misma forma.
En caso de que algún disidente se escabullera de la vigilancia, a la que era sometido, bastaba con dejar que los perros entrenados para ello, olieran algunas de estas prendas, y rastrearan su paradero.
Esto, fue encargado a La Oficina creada especialmente por el Bundesbeauftragten für die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes der ehemaligen Deutschen Demokratischen Republik, o Comisionado Federal para La Documentación del Servicio de Seguridad del Estado de La Antigua República Democrática Alemana, dirigida por Joachim Gauck, y Jahn Birthler.
Realmente cuesta hacerse a la idea, de que hace escasamente 20 años, pudiera haber existido, en plena Europa de finales del siglo XX, una sociedad como la retratada, en la que la paranoia por detectar al “disidente”, constituía el síntoma más evidente de una sociedad profundamente corrupta y dominada por el miedo; una sociedad en la que cualquier ciudadano, un vecino, incluso un familiar, constituía una posible fuente de desconfianza, o de amenaza.
La vida en La Alemania Comunista, siempre estuvo rodeada de una Leyenda Negra, que despertaba una gran curiosidad, en el lado occidental del Muro.
Historias como esta, no hacen más que demostrar que, la realidad siempre será capaz de superar a la ficción.
“Vergessen Sie nicht, dass, wenn jemand in Frage, die Sie Abfragen eines Staatsfeind werden!”
(¡No olviden que cuando interrogan a alguien, están interrogando a un enemigo del Estado!)
Das Leben der Anderen es un drama de suspense alemán, del año 2006, escrita y dirigida por Florian Henckel von Donnersmarck.
Protagonizada por Ulrich Mühe, Martina Gedeck, Sebastian Koch, Ulrich Tukur, Thomas Thieme, Hans-Uwe Bauer, Volkmar Kleinert, Matthias Brenner, Charly Hübner, Herbert Knaup, entre otros.
Das Leben der Anderen es un brillantísimo thriller de espionaje que aborda temas como la falta de libertad, la violación de la intimidad, la soledad o la función del artista en un contexto de extrema constricción policial y política.
Das Leben der Anderen traducida al español como “La Vida de Los Otros”, supuso el debut como guionista y director, de Florian Henckel von Donnersmarck; y nos acerca a la realidad político-social, de los últimos años de La RDA, representada en la figura, por un lado, de un implacable agente de La Stasi, del Ministerio para La Seguridad del Estado; y por otro, la de una pareja de artistas, formada por un poeta y una actriz de teatro.
Los protagonistas, se verán superados por las imparables consecuencias del fanatismo, la conciencia, la injusticia, la humanidad, la tragedia, o la libertad, en un relato emotivo y desgarrador, sobre los caminos de la vida misma, en un lugar donde las ideas y los sueños alternativos, fueron perseguidos y castigados hasta el extremo.
Das Leben der Anderen transcurre en El Berlín de Este, durante los últimos años de existencia de La RDA, y muestra el control ejercido por La Policía Secreta, Stasi, sobre los círculos intelectuales.
Ganadora del Premio Oscar a La Mejor Película de Habla No Inglesa; casi todo el largometraje se rodó en Berlín, llevándose a cabo en 37 días, del 26 de octubre al 17 de diciembre de 2004.
Otras escenas fueron filmadas en la Frankfurter Tor, la Karl-Marx-Allee, y los teatros Volksbühne am Rosa-Luxemburg-Platz, la escena de baile entre Dreyman y Christa; Hebbel-Theater y Gerhart-Hauptmann-Theater Zittau.
La acción inicia en La República Democrática Alemana (RDA), en el año 1984.
El Capitán/Hauptmann, Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), también identificado por sus jefes, como HGW XX/7, es un hombre solitario, y un competente oficial del servicio de inteligencia y espionaje de La Stasi, la todopoderosa Policía Secreta del régimen comunista de La RDA.
Sin embargo, cuando le encomiendan que espíe a la pareja formada por un prestigioso escritor, Georg Dreyman (Sebastian Koch), sospechoso de quizás intentar cambiar la ideología de sus compatriotas, a través de sus obras, y una popular actriz, Christa-Maria Sieland (Martina Gedeck), no puede ni siquiera imaginar, hasta qué punto esa misión, va a influir en su concepción de la vida, y del mundo.
El director de teatro, comienza así a abrir los ojos, ante un régimen que está podrido, y que asfixia por sí solo, cualquier posibilidad de mejora, y comenzará a escribir artículos prohibidos, denunciado todo los déficits a los que los ciudadanos de La RDA se ven sometidos, publicándolos en revistas occidentales.
Por supuesto, la pareja vive ajena a que está siendo espiada, y por el giro que ha tomado la situación, El Capitán de La Stasi que los vigila enfermizamente, se halla en la dicotomía de denunciarlos religiosamente, y con severidad, como ha hecho hasta la fecha, o amparar su “delito”, y permitir que se desate el escándalo contra el régimen.
En esta decisión, influirá un enamoramiento de la actriz chantajeada, y el déspota de su amigo, un director de La Stasi, en el que se refleja a la perfección, todas las incoherencias del sistema.
Das Leben der Anderen, refleja la situación de los círculos de intelectuales en La Alemania del Este:
El control, la vigilancia, el veto, y los castigos, dando cuenta de la historia del país, y al mismo tiempo, del drama humano, de las necesidades emocionales básicas del hombre:
El reconocimiento, el afecto, la aceptación, y la compañía.
“Halt!
Schauen Sie sich!
Siehe, ihn als Herr Kapitän!
Die Hände an den Oberschenkeln mit den Handflächen nach unten!”
(¡Deténgase!
¡Mire hacia abajo!
¡Diríjase a él como Señor Capitán!
¡Las manos bajo los muslos con las palmas hacia abajo!)
Hacía tiempo, que una película sobre agentes secretos, escuchas, y secretismos, no nos cautivaba de una manera tan sorprendente y magistral, como Das Leben der Anderen; todo un logro artístico.
El tema, más allá de la cuestión material, se centra en la muy metafísica cuestión de la libertad del individuo, como concepto abstracto.
No importa en este nivel, que en una celda, haya bofetadas o no las haya.
Lo que importa es un sistema, que establece como derecho propio, el poder violar sistemáticamente, la privacidad de las personas, su libertad, o la plena expresión de su conciencia, sin que éstas hayan incurrido en ningún delito, democráticamente estipulado.
Es una historia que habla del ambiente, de las coordenadas ideológicas, de la decadencia instalada, en la que nada puede crecer.
Es una historia que asimismo nos habla, de que siempre hay gente “buena”, en un sentido pleno del término, en todas partes, por muy podrido que esté el sistema, y que como decía Orwell:
“Siempre conservarán el espíritu del hombre”, que es el que tiende a la libertad.
Uno de los temas, que se plantean, es el concepto de traición:
Traición a los propios ideales, pero también a nuestros amigos, familiares, amantes...
Porque a veces, es más fácil encontrar refugio en las comodidades que proporciona el gregarismo, bajo la coartada, muchas veces, de sobrevivir a un poder coercitivo, que escuchar la voz interior que nos insta a la rebelión, y a la justicia.
Das Leben der Anderen, está ambientada en La República Democrática Alemana, a mediados de los 80.
Como dictadura que era, Los Servicios Secretos, en concreto en esta Alemania, era La Stasi, se encargaba de “velar” por el bien del régimen, y controlar que no hubiera individuos subversivos, que pudieran alborotar el orden público, y para ello, usaban todos los medios a su alcance, tanto preventivos, como escuchas con la más moderna tecnología; como correctivos, mediante interrogatorios y torturas, perfectamente estudiados, para servir a sus propósitos.
Dentro de los principales objetivos de las dictaduras, ha estado siempre los intelectuales:
Desde el escritor, que es objetivo de un bárbaro espionaje, hasta los altos cargos, y sus motivos para hacerlo, pasando por una parte muy importante, el “funcionario” encargado de hacerlo.
Das Leben der Anderen se inicia con el personaje del Capitán Wiesler, interrogando a un sospechoso de traición al régimen.
Como se verá enseguida, en realidad se trata de una grabación sonora, que Wiesler reproduce ante un grupo de alumnos, que se preparan para convertirse en miembros de La Stasi.
El objetivo de éste, es mostrarles, cómo se debe realizar un buen interrogatorio.
El del realizador, por su parte, es otro bien distinto:
Exponer algunos rasgos de la personalidad del protagonista:
Un tipo frío, calculador, huraño, y sin escrúpulos.
Donnersmarck, alterna las escenas del aula, con las de la sala de interrogatorios, anticipando el que va a ser su principal recurso para estructurar el relato:
El montaje paralelo.
Más adelante, alternará lo que ocurre en el domicilio de Georg Dreyman, el escritor; con las reacciones de Wiesler, ante esos hechos que escucha mediante la colocación de micrófonos, a lo largo y ancho del apartamento.
Hechos, situaciones, y emociones, que terminarán desmoronando progresivamente la concepción del mundo que tiene El Capitán, sus ideales políticos y vitales, viéndose influido de manera decisiva, por esa “vida de los otros” de la que toma detallada, anota en sus informes.
Y Wiesler, empieza a darse cuenta de la realidad que le rodea.
El trabajo de seguimiento a Dreyman, no es para proteger al Estado, como juró al ingresar en La Stasi:
Ser escudo y espada del Partido, sino para eliminar a un rival intelectual y amoroso del Ministro Bruno Hempf (Thomas Thieme)
El desengaño sigue aumentando, tras comprobar, no sin cierto humor, que incluso su amigo y superior, El Oberstleutnant Anton Grubitz (Ulrich Tukur), se mofa abiertamente de la figura de Erich Honecker, pues ya en 1984, la imagen del Secretario General, estaba ya muy devaluada, por la enorme crisis que sacudía a La RDA, en especial, la alta deuda externa, el fracaso del crecimiento económico extensivo, la creciente división interna del Partido, y una cada vez mayor, oposición social al régimen.
De esta manera, El Capitán Wiesler, en un proceso lento, pero irreversible, acepta decepcionado, la falacia de un sistema podrido por la corrupción y el clientelismo político, un sistema al que se había entregado ciegamente, durante toda su vida, y que ahora es traicionado, incluso por sus máximos representantes.
Así su vida, empieza a resquebrajarse.
Para sentir todo aquello que su servicio al Partido le ha negado, requiere la compañía de prostitutas, algo común en las solitarias vidas de los oficiales de La Stasi.
Cabe destacar en Das Leben der Anderen, los silencios de Wiesler, que son muy reveladores de sus emociones.
Tras conocer la muerte de Jerska, Dreyman acaricia el último regalo de su amigo:
La partitura de la “Appassionata” de Beethoven, llamada “Sonate vom Guten Menschen” o “Sonata para un Buen Hombre” y le brotan de su boca, el recuerdo de las palabras que compartiera Lenin con su camarada Gorki:
“Si sigo escuchándola, no acabaré La Revolución…”
Al mismo tiempo, el primer plano que el director nos ofrece del actor, Ulrich Mühe, llorando bajo las poderosas notas de la “Appassionata”, la emoción ante tal belleza y armonía, es indescriptible.
Dreyman sentencia:
“¿Puede un hombre, escuchar esta música, escucharla de verdad, y ser una mala persona?”
Con eso, el estático universo de Wiesler, está a punto de desmoronarse...
Por otra parte:
¿Hasta qué punto, las preguntas de un niño son capaces de iluminar la conciencia de un hombre?
En un ascensor, un niño pregunta a Wiesler, si éste pertenece a La Stasi.
La ingenuidad y la honestidad del niño, hablan por sí mismas:
“Mi padre dice que son hombres malos, que meten en la cárcel a la gente”
Los primeros atisbos de humanidad, aparecen en el inflexible Capitán, y le impiden tomar nota del nombre del padre…
Simplemente con eso, bastaría para haber destruido a esa familia para siempre, pero hay algo que se retuerce en la conciencia de Wiesler.
Es marzo de 1985, “La Operación Lazlo” ha terminado…
Pero un nuevo acontecimiento, removerá a toda La Europa del Socialismo Real.
Mikhail Gorbachov, es nombrado Secretario General del Partido Comunista de La Unión Soviética, e inicia un programa de cambios estructurales, que afectarán a todo El Bloque Comunista:
La Perestroika y La Glasnost.
Erich Honecker, reacio a los nuevos cambios, sería superado por la nueva realidad política, impuesta desde Moscú, y por la presión de los países occidentales.
Así pues, tras La Caída del Muro, y La Reunificación Alemana, El Ministro Hempf, afirma ante Dreyman:
“¿De qué se puede escribir en la nueva Alemania?
No hay nada en lo que creer, nada contra lo que rebelarse”
Esta es la perspectiva, y opinión de un burócrata corrupto, que no hizo nada por sus conciudadanos.
Por lo que lleva a Dreyman, visitar los archivos desclasificados de La Stasi, donde rememora aquellos momentos tan duros de su vida pasada, y entonces toma conciencia de lo que una persona anónima hizo por él, cuando aun sabiendo todo lo que se proponía, decidió protegerlo, y salvarlo del turbio destino que lo aguardaba.
Wiesler, prefirió un buen acto que limpiara todo aquello que hizo mal, en nombre de su amado sistema.
Pero le costó todo lo que había conseguido durante su carrera, eso sí, le dignificó de por vida.
El homenaje del director, es representar el movimiento común de la gente, la hazaña colectiva, que significó La Revolución Pacífica, y La Caída del Muro.
Sin embargo, no hay constancia histórica, de que ningún oficial de La Stasi, ayudara de cualquier manera a un sospechoso, pero Das Leben der Anderen, está consagrada a todas las buenas personas, y a aquellas que son capaces de cambiar.
El ritmo pausado de la narración, oasis en medio de la apresurada histeria del cine contemporáneo, y el empleo riguroso del primer plano, frente a quienes lo malgastan, o aquellos que desconocen su existencia; son algunas de las ilusionantes virtudes, de un cineasta que pulsa en cada momento la tecla más adecuada, para que nos sintamos al lado de los personajes, sin dejarnos cegar por lágrimas fáciles.
Me han gustado sobre todo, las interpretaciones de los protagonistas.
La sensación de angustia de Christa-Maria; la soledad y los desengaños de Wiesler; la frustración de Albert Jerska (Volkmar Kleinert); el despertar de Dreyman; o la irascibilidad de Paul Hauser (Hans-Uwe Bauer)
Momentos como la muestra del olor de los presos; ver llorar al Capitán Wiesler, mientras escucha la “Appassionata”; la conversación entre la pareja, acerca de la “necesidad” del sistema, y lo absurdo de éste al mismo tiempo, son momentos que representan por sí mismos, el sentir de gran parte de una población que sufrió las iras, y caprichos de un Estado implacable.
Todos, se nos presentan en una excelente escena, de la que deberían aprender muchos cineastas.
En un teatro se hace la representación de un estreno:
Al autor, lo vemos como un chulo intelectual; a la actriz como una atractiva “Femme Fatale”; al jefe de La Stasi, como un vividor; y al Capitán, como un policía frío y calculador.
Realmente, todos los personajes tienen algo de eso, pero luego del desarrollo de la trama, va matizando esas personalidades, y vemos otros muchos aspectos que se sobreponen a esa primera impresión que nos han dado:
Sorprende la riqueza de la composición de los personajes, lo que unido a unas interpretaciones de altísimo nivel, y una ambientación en los mediados de los 80, muy lograda, hacen de Das Leben der Anderen, una gran película de actores.
Como dato, Ulrich Mühe, quien moriría tan sólo un año después del estreno, a consecuencia de un cáncer de estómago, acá transmite muchas emociones, tras su imperturbable mirada, de bellos ojos azules.
El Capitán, no solamente escucha a los sospechosos, sino que poco a poco, se va metiendo en la historia.
Su cuerpo mantiene la rigidez de la obediencia, pero sus ojos se permiten emocionarse, y es ahí, cuando más se encuentra con él mismo, se piensa, siente…
Una curiosidad de producción nos dice, que se hizo lo posible por filmar en lugares auténticos, y un gran esfuerzo para reconstruir la estética de la época.
La oficina de Grubitz, por ejemplo, está en La Antigua Central de La Stasi, en la Normannenstraße, un tétrico lugar, en tiempos de La RDA.
También, allí se rodaron las imágenes del enorme archivo de tarjetas mecanizado, que ya no existe, por una reestructuración y digitalización de los datos.
El exterior de la casa de Georg Dreyman, se rodó en una calle llamada Wedekindstraße.
Se retiraron los símbolos modernos, como carteles publicitarios, paradas de autobús, y señales.
Coches actuales, fueron reemplazados por otros de la época.
Especial dificultad supuso, el tapar con pintura, los numerosos grafitis que cubrían las paredes, pues por la mañana, aparecían otros nuevos...
Hubertus Knaabe, director del memorial de la antigua prisión de La Stasi, en Berlín, afirma que no se conoce de ningún caso, de un oficial que haya protegido a quienes tenía que observar.
Por ello, Knaabe no permitió que fuese utilizada la prisión original para la filmación.
Otras fuentes afirman, que la negativa vino dada, por las normativas del memorial, que sólo permite filmaciones a trabajos documentales, y no de ficción.
Los escenarios, la música, el vestuario, e incluso la mentalidad que se logra recrear, nos transportan a 1984, época en la que la oposición al Régimen Comunista, empieza a ser algo más que un rumor.
El ambiente de Das Leben der Anderen, es oscuro y opresivo, sirviéndose de escenarios vacíos, deshumanizados, fríos, y grises, para representar el lado gubernamental; mientras que los escenarios de los autores, tienen poco color, y les falta luz, quizá por la falta de libertad, en un intento por identificar, luz con libertad.
El director, también hace un homenaje a la figura del autor, Bertolt Brecht, cuyas poesías en forma de “libro amarillo”, comparten de forma extraña, los protagonistas.
Brecht fue un director alemán, exiliado durante la etapa nazi.
Fue famoso por su novedosa concepción escénica, el teatro épico, y por una forma narrativa diferente, en la cual pretendía hacer pensar y reflexionar al espectador.
Liberado del teatro expresionista, experimentó con nuevas formas para demostrar que el cambio, era además de posible, necesario.
Marxista, en sus obras criticó al Capitalismo, y siempre estuvo muy preocupado por la justicia.
Está clara, de esta forma, la influencia de Brecht en los protagonistas, y en el deseo del cambio, que el director repite a lo largo del metraje.
Siendo este, su modo de hacer justicia, a un intelectual comprometido.
El director expresó, en repetidas ocasiones, que el original movimiento íntimo que culmina en Das Leben der Anderen, lo encontró en las líneas de un mítico diálogo, entre Lenin y Gorki, en los albores históricos de La Unión Soviética.
El líder revolucionario, habría confiado al escritor, lo siguiente:
“No conozco nada mejor que la “Appassionata”
Podría escucharla todos los días.
¡Qué música, asombrosa, sobrehumana!
La música, es mejor que cualquier ideología.
Me hace sentir orgulloso, tal vez ingenuamente, el pensar que hay personas capaces de crear tales milagros.
Pero no puedo escucharla con mucha frecuencia, afecta a mis nervios.
Estimula el deseo de decir cosas tontas y dulces, de acariciar la cabeza a quienes, viviendo en este sucio infierno, son capaces de crear semejante belleza.
Pero hoy, nadie puede dar palmaditas en la cabeza, te pudieran arrancar la mano de un mordisco.
Hay que golpearlos en la cabeza, golpearlos sin piedad, aunque, idealmente, estemos en contra de la violencia contra la gente.
¡Qué tarea tan terriblemente difícil!
Si sigo escuchándola, no acabaré La Revolución…”
Esta sentencia, es partera de la obra artística, que moraba en el interior del joven director alemán:
“Me dije que era un ejemplo absurdo, de alguien en guerra con su propia humanidad, y pensé:
¿Y si pudiera encontrar una situación, en la que obligar a Lenin, a escuchar “La Sonata para Piano Nº 23, en fa menor, Opus 57” de Ludwig van Beethoven, conocida como “Appassionata”, en el momento en que éste se dispone a aplastarle la cabeza a alguien?”
Florian Henckel von Donnersmarck, partió entonces hacia un monasterio alejado de la ciudad, y escribió allí, durante un mes, el brillante guión de Das Leben der Anderen.
Un final, donde las lágrimas pueden ser nuestra propia respuesta para esta Sonata… la íntima convicción de experimentar, merced a un ensanchamiento del corazón, la noble tarea de ser buenos.
Un verso final, para un poema sobre lo que significa la lealtad, en un universo de palabras gastadas, ideas manoseadas, y conceptos que matan como pistolas.
El crítico de cine, e historiador, Carrie Rickey, cree que Das Leben der Anderen, era una de las 2 películas, que influyeron en las acciones de Edward Snowden; el otro filme, es el Francis Ford Coppola, “The Conversation” (1974), siendo ambos sobre “espías de comunicaciones” o “wiretappers”, preocupados por la culpa.
“Ambas películas, son acerca de la moralidad de la vigilancia, y la dudosa fiabilidad de la información recolectada, y cómo los oyentes pueden ser engañados, y/o pueden malinterpretar los datos en bruto.
Yo recomendaría estas películas, a cualquier persona interesada en grandes películas, que tocan las cuestiones planteadas por “L'Affaire Snowden” dijo Rickey.
“Kann jemand, der diese Musik gehört hat... das wirklich gehört hat... weiterhin ein schlechter Mensch?”
(¿Puede alguien que haya escuchado esta música... que la haya escuchado de verdad... continuar siendo una mala persona?)
Los alemanes, sin duda, han sabido tomar sus eventos dolorosos, para llevarlos al cine, mostrándole al mundo, caras desconocidas, héroes anónimos, y sucesos escondidos, permaneciendo vigentes en la industria, no sólo por el resultado comercial, sino por la conexión emocional que causan estas producciones, evitando el olvido, y renovando las visiones de la historia alemana escrita.
Das Leben der Anderen, es una “Oda a La Libertad”
La libertad en su máxima expresión, y en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea:
Libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad de ser como queramos ser.
Cuando no se puede alzar la voz para opinar, juzgar, e incluso, criticar algo de lo que estamos en desacuerdo, cuando este momento llega, esa es la señal de que muchos de los valores que representan a una democracia, han sido indignamente traicionados.
Un Estado, un gobierno, cualquier grupo que tenga el deber, y la responsabilidad de representar a toda una comunidad, está obligado a garantizar y defender, unos derechos y principios básicos.
En 1995, El Gobierno Alemán contrató a un equipo, para reconstruir los documentos destruidos por la reunificación; 6 años después, 3 docenas de archivistas, sólo habían revisado 300 bolsas...
Luego se cambió la metodología de trabajo, usando métodos informatizados, para procesar las 16,000 bolsas restantes, con una cantidad de páginas estimada en 33 millones.
De acuerdo con una orden de publicación de Archivos Secretos, impuesta por el gobierno de La Alemania Reunificada, en 1992, se comenzaron a poner a disposición del público, Los Archivos de La Stasi, incluyendo fichas con datos personales.
Timothy Garton Ash, un historiador inglés, escribió “The File: A Personal History” o “El Archivo: Una Historia Personal” después de investigar, y analizar el archivo compilado sobre él mismo, que había sido creado, cuando visitó Berlín Oriental.
Los archivos que quedaron, están disponibles para todos aquellos ciudadanos que fueron investigados, revelando muchas veces, que amigos, colegas, maridos, esposas, y otros miembros de la familia, estaban espiándoles regularmente, y redactando informes sobre ellos.
Los Servicios de Inteligencia estadounidenses, capturaron en su momento, archivos con nombres de espías internacionales, de Alemania Oriental, los llamados “Archivos Rosenholz”
Años después de la desaparición de La RDA, se formó el llamado Insiderkomitee, organización más tarde rebautizada como, Sociedad de Apoyo a Los Derechos Civiles y La Dignidad del Hombre, que ejerce un activismo en favor de los ex-empleados de La Stasi, con libros, reclamos, y petitorios.
También, ellos exigen el cierre del museo-memorial, en que se ha reconvertido la antigua cárcel de la Stasi en Berlín.

“Was ist ein Regisseur, wenn er nicht richten?
Wie ein miller ohne Weizen.
Nichts”
(¿Qué es un director si no puede dirigir?
Igual que un molinero sin trigo.
No es nada)



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