Segunda Piel

“Follamos poco”

Al enamorarnos, apostamos…
Y es un juego demasiado íntimo, para asimilar con facilidad el fracaso; pues no estamos preparados para el dolor.
En el último siglo, los estudiosos comenzaron a analizar, la atracción dual hacia hombres y mujeres, por medio de investigaciones científicas.
En la década de los 20, Sigmund Freud habló de la bisexualidad, como un rasgo innato de los humanos.
Varias décadas después, el investigador de sexo, Alfred Kinsey, creó una escala de 6 puntos, para determinar si una persona era heterosexual, homosexual, o estaba en un punto intermedio.
El espectro mostraba grados variantes, de homosexualidad y heterosexualidad.
Algunos sociólogos dicen, que la bisexualidad se ha vuelto más tolerable en el mundo de la corriente dominante, sobre todo, en generaciones jóvenes.
La palabra “flexible”, suele ser usada para describir sentimientos encontrados, hacia ambos géneros.
Más del 50% de los estadounidenses, aceptan la idea de una relación homosexual, y apoyan a las parejas del mismo sexo, según un sondeo de Gallup, realizado en mayo de 2010; pero este estudio, no habló de la bisexualidad, que suele definirse como la atracción romántica hacia hombres y mujeres.
Se trata de una orientación sexual, que algunos defensores e investigadores consideran un reto, porque ni la comunidad gay, ni la heterosexual, apoyan a hombres y mujeres, que se sienten atraídos a ambos sexos.
Cerca del 1.8% de hombres y mujeres, de entre 15 y 44 años de edad, se consideran bisexuales, según un sondeo realizado en 2005, por Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, en Estados Unidos.
Los investigadores creen, que las cifras son imprecisas, porque varios bisexuales, no se identifican como tales.
“Hoy hay una mayor exploración de la sexualidad, que antes”, dijo Shane Windmeyer, Director de Campus Pride, la organización nacional, líder de estudiantes universitarios LGTB.
Sin lugar a dudas, la dictadura que sufrió España, durante 40 años, afectó a todos los sectores de la sociedad, y el cine, no fue una excepción.
El cine no fue excepción.
Temas como la homosexualidad, exceptuando las películas de Almodóvar, han tenido un tratamiento limitado, y cuando se ha tocado el tema, ha sido mayoritariamente, para hacer humor grueso a su costa.
“He estado mintiendo desde que era un niño”
Segunda Piel es un drama español, del año 1999, dirigido por Gerardo Vera.
Protagonizado por Javier Bardem, Jordi Mollà, Ariadna Gil, Cecilia Roth, Javier Albalá, Mercedes Sampietro, Pilar Castro, entre otros.
El guion es del propio Vera, y Ángeles González Sinde.
Segunda Piel, contiene escenas de alto contenido erótico; mimetizado en un maravilloso guión, con espléndida música, estupenda fotografía, magistralmente realizada; todo un clásico del cine español.
Segunda Piel nos muestra, que no estamos preparados para que las relaciones sentimentales, no funcionen.
Efectivamente, también es un drama homosexual, pero se trata con tanta naturalidad; ya que es una opción como cualquier otra, y por eso es que no necesita ninguna discriminación, ni positiva, ni negativa.
Segunda Piel narra la historia de Alberto (Jordi Mollà), quien está casado con Elena (Ariadna Gil)
Ambos, están juntos desde el instituto, y tienen un hijo, pero su relación no pasa por sus mejores momentos.
A la vez, Alberto mantiene una relación con Diego (Javier Bardem), un médico homosexual, y desenfadado.
Elena, descubre que Alberto le engaña, pero en principio no sabe, que esa infidelidad, es con otro hombre, hecho que después lo descubrirá, y le causará profunda depresión, y sobresalto; e intentará recuperar a su marido.
Éste, a su vez, no sabe qué hacer:
Quiere a su mujer, pero es incapaz de controlar sus sentimientos por Diego, vive ese estereotipado conflicto del casado, con fuertes inclinaciones homoeróticas.
Alberto, vive a tope una bisexualidad, con todos los atributos necesarios:
Simpatía, ternura, eficacia en su capacidad de dar y recibir placer sexual, hasta que no tiene más remedio, que enredarse en mentiras, cada día más tenebrosas, retorcidas, huidizas... porque llega un momento, en que sus 2 amores, quieren algo más que esa deliciosa satisfacción.
El final de Segunda Piel es trágico, lamentablemente, pero también lleva un profundo mensaje de amor y tolerancia, cuando la traicionada esposa y el amante, se alejan juntos, y cercanos, luego del funeral de Alberto…
Así, los engaños, las escenas de dolor, y la desconfianza crecen, interponiéndose entre los 3 amantes; lo que la convierte en una historia de amor y desamor, entre 3 personajes débiles de carácter; un filme realizado con pulcritud, buen gusto, pundonor; donde las escenas de sexo están bien resueltas, pero también las relaciones humanas, que son aún más importantes.
“Te amo, Diego.
Te amaré por mucho tiempo”
Segunda Piel es una nueva historia de triángulo, no trío, en la que el tercero en discordia, que ignora la relación “oficial” de su amante, es del mismo sexo que el marido adúltero.
Es decir, un marido bisexual, incapaz de asumir su condición, 2 personas engañadas, que sufren porque no pueden monopolizar a la persona que aman, y crisis en ambas parejas.
Nada nuevo bajo el sol, pero Gerardo Vera, ha realizado un buen ejercicio de estilo.
Segunda Piel, es un relato íntimo, y a la vez introvertido, donde en otras historias, habría el morbo de una infidelidad homosexual, aquí aparece la exposición dura de 3 personajes que quieren, que quieren ser queridos, y que de alguna manera, no saben lo que quieren hacer con sus vidas.
Vera cuida al máximo su obra, evitando caer en lo escabroso en sus escenas de cama, y desechando el culebrón folletinesco, en los puntos culminantes del drama.
De hecho, el centro de todo, es Alberto, un estupendo Jordi Mollà, quien está dividido entre el cariño que siente por su mujer, y el amor apasionado que siente por Diego, brillantísimo Javier Bardem, sutilmente amanerado.
Al sentimiento de culpabilidad que tiene por engañar a su mujer, se le une el desgarro interno, la imposibilidad de ser feliz.
Mientras los otros vértices del triángulo, también sufren lo suyo:
Elena y Diego, en el fondo, son las 2 caras de una misma moneda.
Enamorados de la misma persona, pero al mismo tiempo, frustrados, porque ninguno de los 2 consigue su amor total, por lo que son 2 personajes que también sufren por la imposibilidad de llegar a Alberto.
No se trata de que Alberto tenga un problema sexual, tal y como lo plantea la película, sino de un drama de personalidad aguda, de egocentrismo feroz, tras la máscara de amabilidad perpetua.
Alberto es una encantadora máquina de amar:
Seductor a más no poder Jordi Mollà, con mil y un recursos para encandilar a su esposa, Ariadna Gil, cautivadora, fuerte, y vulnerable; y al amigo entregado en cuerpo y alma, el doctor que encarna magistralmente Javier Bardem, con un punto de ligerísimo amaneramiento...
Alberto es una encantadora máquina de amar, hasta que se convierte en todo lo contrario.
El tratamiento de la homosexualidad, no esconde el drama cotidiano de miles de hombres y mujeres, obligados por sí mismos, a mantener una mentira desde niños, como dice el personaje de Mollà.
Sin embargo, las interpretaciones resultan convincentes, y claras, y esto a pesar de que Mollà y Bardem, han de realizar escenas de sexo entre ellos, no siendo los actores gays.
Y es que Gerardo Vera, confió en Javier Bardem y Jordi Mollà, como “pareja gay” para Segunda Piel; siendo de las primeras películas, que mostraban al público comercialmente, imágenes de relaciones homosexuales, sin herir la sensibilidad de nadie, pues estaban muy cuidadas, y no dejaban ver más allá de lo que “no se podía mostrar” por aquel entonces…
También, se puede añadir como interés llamativo, el erotismo singular que recorre Segunda Piel, en la interpretación, ya que Jordi y Javier, fueron amigos muy jóvenes, cuando debutaron con Bigas Luna, en un mar de impetuosa sexualidad con mujeres.
Y aquí, son amantes en escenas explícitas, que juegan con el desparpajo y el talento que les caracteriza.
También, es muy interesante la libertad con que trabajan sus cuerpos desnudos, Javier Albalá y Ariadna Gil, y Jordi y Ariadna:
Todos excelentes actores, capaces de conmovernos con la representación de una fiesta de los sentidos, y su correlativa dosis de soledad.
Como era de esperar, en esta sociedad hipócrita, Segunda Piel causó cierta polémica, por lo que fue proyectada en numerosos festivales, en su mayoría de temática gay, y se estrenó en países de Latinoamérica, Italia, y Bélgica, entre otros.
El reconocimiento mundial de sus intérpretes, permitió que se estrenara directamente en DVD, en los Estados Unidos, 3 años más tarde.
Desde la producción, los memorables títulos de crédito, son obra del diseñador argentino, afincado en España, Juan Gatti, ilustrador del grupo musical Fangoria, y colaborador entre otros, de Álex de la Iglesia, Fernando Trueba, y Gonzalo Suárez.
Segunda Piel, puede resultar mojigata y espesa, pero en realidad, se sustenta sobre 3 actores en estado de gracia, para trazar el dibujo de una generación coartada y frustrada, que sentó demasiado rápido la cabeza, dando la espalda a sus sentimientos, y sus deseos.
Que el argumento, en apariencia rimbombante, no nos impida apreciar la grandeza de la historia; a Vera no le interesa tanto el factor “infidelidad”, como explorar la psique de un personaje, que no sabe quién es, soberbio Mollà, y que con sus dudas y acciones, termina dañando y confundiendo a las otras partes del triángulo.
Por lo que creo que hay algún que otro giro argumental forzado, porque no es del todo creíble, que llegue Diego al final, y acompañe a Elena al colegio, para recoger a su hijo, cuando un minuto antes, no podía ni verlo.
Si quería mostrar que ambos se apoyan en su duelo, debería haber hecho una elipsis narrativa, donde se demuestre que los 2 personajes, reconcilian sus recelos, hacia otros sentimientos, y porque no, hasta llegar a un romance...
A destacar también, la excelente banda sonora, que envuelve Segunda Piel, en un tono dramático, aunque comedido, a cargo de Roque Baños.
“Creo que este fue el mejor momento que he tenido en toda mi vida”
Engañar, es muy malo, pero engañarse uno mismo, es lo peor.
Lo horrible del caso, es cuando ni uno mismo puede ayudarse, ni tampoco se deja ayudar...
De qué hablamos:
¿Homosexualidad o bisexualidad?
Yo creo que intenta tratar el tema de la homosexualidad, en esas personas que por presión de la sociedad lo esconden, intentando llevar esa vida clásica del matrimonio heterosexual, o eso es lo que da a entender, en ese monólogo final, el personaje de Jordi Mollà.
Creo lamentablemente, que Segunda Piel no aborda con profundidad el tema de la bisexualidad, un tema que la sociedad ha ignorado hasta hace pocos años.
Si gays y lesbianas, ya “salieron del armario”, el mundo bisexual, continúa siendo un enigma.
La homosexualidad es una cosa, muy legítima por cierto, y la bisexualidad otra.
Una tendencia poco comprendida, aún tanto por heterosexuales, como por homosexuales, masculinos y femeninos.
Aún falta maduración, para aceptarla tal como es.
Y es que siempre hay personas, que luchan para acabar con la dictadura invisible, que impide que las relaciones personales se desarrollen con “normalidad”
Cada cual tiene derecho a vivir como le resulte más cómodo, y las opiniones del prójimo, cada vez interesan menos.
Por eso, la visión que da Segunda Piel, es algo conservadora, en las actuales circunstancias.

“Lo importante son los sentimientos querida”



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