One Million Years B.C.
“This is a story of long, long ago; when the world was just beginning”
La evolución humana u “hominización”, es el proceso de evolución biológica de la especie humana, desde sus ancestros, hasta el estado actual.
El estudio de dicho proceso, requiere un análisis interdisciplinar, en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología, y la lingüística.
El término “humano”, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género “Homo”
Sin embargo, los estudios de la evolución humana, incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc.
Los científicos, han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos, y de los chimpancés, se separaron hace 5 a 7 millones de años.
A partir de esta separación, la estirpe humana, siguió ramificándose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente, a excepción del “Homo sapiens”
En el Pleistoceno, que una división de la escala temporal geológica, es una época geológica, que comienza hace 2,59 millones de años, y finaliza aproximadamente 1,000 años a.C., precedida por El Plioceno, y seguida por El Holoceno; siendo esta, la 6ª época de La Era Cenozoica, y la más antigua de las 2 que componen El Período Cuaternario, o La Tercera del Período Neógeno si este, como había propuesto La Comisión Internacional de Estratigrafía, se extendiera hasta el presente.
El Pleistoceno, por tanto, se corresponde con El Paleolítico arqueológico.
El Paleolítico significa, etimológicamente, “piedra antigua”, término creado por el arqueólogo John Lubbock, en 1865, en contraposición al de Neolítico, o Edad Moderna de La Piedra; y es el período más largo de la existencia del ser humano, de hecho, abarca un 99% de la misma, y se extiende desde hace unos 2,85 millones de años en África, hasta hace unos 12,000 años.
Constituye, junto con El Mesolítico/Epipaleolítico, fases de transición, y El Neolítico, la llamada “Edad de Piedra”, denominada así, porque la elaboración de utensilios líticos, ha servido a los arqueólogos para caracterizarla, en oposición a la posterior “Edad de Los Metales”
Aunque esta etapa se identifica con el uso de útiles de piedra tallada, también se utilizaron otras materias primas orgánicas, para construir diversos artefactos:
Hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc.
Durante la mayor parte del Paleolítico Inferior, las herramientas líticas, eran gruesas, pesadas, toscas, y difíciles de manejar, pero a lo largo del tiempo, fueron haciéndose cada vez más ligeras, pequeñas, y eficientes.
El hombre del Paleolítico, era nómada, es decir, su vida estaba caracterizada por un desplazamiento continuo, o periódico estacional.
El predominio de los mamíferos, se consolidó, y algunos de sus representantes más destacados son:
Glyptodon y Smilodon.
El género “Mammuthus”, se mantuvo durante gran parte de este período.
Los animales típicos de esta era, fueron:
El mamut, el reno, el oso polar, el rinoceronte lanudo, etc.
La vegetación predominante, era parecida a la de tundra, o desiertos fríos de hoy, que se encuentran cubiertos de musgos y líquenes.
En las etapas interglaciares cálidas, aparecieron los rinocerontes, y los caballos esteparios, los hipopótamos, y tigres de grandes colmillos.
También, existía una fauna indiferente al clima, como:
Alces, zorros, gato montés, bisontes, etc.
Muchos mamíferos fósiles del Pleistoceno, son considerados típicos de las edades del hielo, que afectaron a grandes áreas del mundo:
El mamut, el rinoceronte lanudo, el ciervo gigante irlandés, el uro o el oso de las cavernas.
Todos ellos, desaparecieron en épocas relativamente recientes, y actualmente, existe un interés considerable, en tratar de establecer las causas de dicha desaparición.
“Discover a savage world whose only law was lust!”
One Million Years B.C. es una película británica, de aventuras y fantasía, del año 1966, dirigida por Don Chaffey.
Protagonizada por Raquel Welch, John Richardson, Percy Herbert, Robert Brown, Martine Beswick, Jean Wladon, Lisa Thomas, Malya Nappi, William Lyon Brown, entre otros.
El guión es de Michael Carreras; y es la primera de “la saga de la prehistoria” de la productora británica Hammer, mítica por su fascinante combinación de terror, ciencia ficción, erotismo, y cartón piedra.
One Million Years B.C. fue producida y distribuida por Hammer Film Productions, y contó con los efectos especiales de Ray Harryhausen; pero es un refrito de la película de Hollywood de 1940, de título similar, dirigida por Hal Roach y Hal Roach Jr., y con Victor Mature, Carole Landis, y Lon Chaney Jr., en los papeles principales, llamada “One Million B.C.”
Los exteriores de One Million Years B.C., se rodaron a mediados del invierno, en Las Islas Canarias, en concreto, en Lanzarote, en Gran Canaria, y en Tenerife.
En Lanzarote, se rodó en lo que hoy es El Parque Nacional de Timanfaya, y en La Cueva de Los Verdes; en Tenerife, en lo que hoy es El Parque Nacional del Teide.
Intentando repetir el éxito obtenido con la cinta de aventuras “She” (1965), la Hammer quería reunir a los artistas de la productora Seven Arts:
Ursula Andress y John Richardson.
Esta, sería la primera de una serie de epopeyas, de corte prehistórico, que “la casa del martillo” realizaría durante la segunda mitad de los 60, y principios de los 70.
Con el fin de superar los efectos especiales realizados en la cinta de Roach, por Roy Seawright y Elmer Reguse, la Hammer solicitaría los servicios del maestro del “stop-motion”, Ray Harryhausen.
Por otro lado, la dirección general, recaería en la persona de Don Chaffey, quien ya había trabajado con Harryhausen, en la magnífica “Jason and The Argonauts” (1963)
Pero cuando Ursula Andress abandonó el proyecto, para participar en “Casino Royale” (1966), los ejecutivos de 20th Century Fox, quienes estaban a cargo de la distribución, propusieron como su reemplazo, a Raquel Welch, quien recientemente había participado en el film de Richard Fleischer, “Fantastic Voyage” (1966)
Sin demasiado entusiasmo, Welch aceptó el rol, pensando que la cinta sería olvidada rápidamente.
El tiempo terminaría demostrando, lo equivocada que estaba.
One Million Years B.C. se desarrolla en un Paleolítico fantástico, la época del “hombre de las cavernas”, y comienza con aires de solemnidad, de trascendencia, de proyecto mayor, y de voluntad antropológica, pero enseguida se advierte, que sólo se trata de una ilusión…
En tiempos prehistóricos, los hombres se guían por sus instintos de supervivencia, compitiendo contra los grandes depredadores, y las tribus rivales.
En una de ellas, Tumak (John Richardson) es expulsado de su clan, “El Pueblo de Las Piedras”, por haberse peleado con Akhoba (Robert James Brown), su padre, como con su hermano Sakana (Percy Herbert), quien desea quedarse con la mujer de Tumak, Nupondi “The Wild One” (Martine Beswick)
Tras vagar durante días, es salvado por el pacífico “Pueblo de Las Conchas”, y allá, Tumak se enamora de Loana “The Fair One” (Raquel Welch), una de sus miembros.
La cultura de esta tribu, es más avanzada, sus miembros hacen pinturas rupestres, música, y joyas de concha, y parte de su comunicación, se lleva a cabo mediante el empleo de un lenguaje oral rudimentario; por lo que Tumak, no parece tener conocimiento previo de estas artes.
Una vez recuperado, Tumak regresara a su lugar de origen, para recuperar el puesto de cabecilla de la tribu, el cual, ahora pertenece al violento y ambicioso Sakana.
Durante el transcurso de su travesía, Tumak deberá enfrentarse a un sinnúmero de criaturas prehistóricas, que van desde Tiranosaurios hasta Pterodáctilos.
En medio de la batalla, un volcán entra en erupción, se produce un terremoto, y la tierra se abre y se traga a miembros de una tribu, y de otra.
Después, Tumak, Loana, y el resto de supervivientes de ambos grupos, parten juntos, en busca de nuevo territorio.
“Travel back through time and space to the edge of man's beginnings”
Una de las ocasiones, en que el cine ha demostrado su condición de Arte Grande y Sorprendente es One Million Years B.C., pues se trataba de uno más de los proyectos de la Hammer en los 60, del que siempre se ha destacado su ingenuidad, y que no era sino un supuesto film menor de entretenimiento, que actualmente emerge como una obra maestra total y absoluta, conseguidísima a todos los niveles, de una fascinación arrebatadora, que lo confieren con un carácter maravilloso, y entrañable.
Se trata de la traslación al mundo prehistórico, de una suerte de “Romeo y Julieta”, resultando una plasmación genial del carácter instintivo del hombre primitivo, y configurando magistralmente, a través de 2 encarnizadas y antitéticas tribus, la semilla de la sociedad actual, pues desde lo primitivo de estos clanes, se conceptualizan espléndidamente, todos los elementos fusionables a la personalidad humana:
El amor, la solidaridad, la ambición, la traición, y la supervivencia.
Sin embargo, One Million Years B.C. ofrece otras virtudes:
Brinda, en efecto, un guión sencillo, como sencillos son sus personajes, más no por ello debe ser desechada sin más.
Es una sencillez primitiva, elemental, que muestra a los personajes, las situaciones, en su absoluta desnudez, enfrentados a sentimientos y reacciones, acaso vírgenes para el ser humano hasta entonces:
La risa, el miedo, la furia, el deseo...
Lo elemental de caracterizar a la morena tribu de las rocas, como primitiva y salvaje; y a la rubia tribu de las conchas, como civilizada y sensible, no es tanto un recurso dramático, como una metáfora para representar el acceso a la evolución paulatina de la especie humana, determinada por un tercer representante, como son los pre homínidos de la cueva, que los protagonistas se encuentran a mitad de camino, y que incluso, a Tumak le dan miedo.
Otro elemento que representa esa “elementalidad” de los personajes, es el interesante recurso de ofrecer a los salvajes, hablar una lengua inventada de escaso vocabulario, apenas unos pocos términos.
El hecho de la que carezca de diálogos, y que no presente una trama bien definida, por momentos dificulta el seguimiento de una historia que parece estar guiada, únicamente por el instinto de sus protagonistas, como seres “elementales” cuyo vocabulario es más que limitado, curiosamente, este recurso fue ampliamente reprochado por la crítica de la época, y es intencional para crear más realismo.
De hecho, el mismo Harryhausen, trabajaría mano a mano con los actores, ayudándolos a ejecutar sus coreografías.
Todo el proceso de creación de los dinosaurios, y sus respectivas animaciones, le tomaron alrededor de 9 meses, tiempo que la compañía Bowie Films, aprovechó para crear una secuencia especial, en la cual se intentaba recrear la creación de La Tierra, la que finalmente sería insertada en el prólogo.
Dicha secuencia, no dejaría satisfechos a los ejecutivos de la Hammer, por lo que eventualmente, sería reemplazada por algunas imágenes de archivo de erupciones volcánicas, para lograr el efecto deseado.
Aunque la secuencia de créditos inicial, va acompañada de una “narración en off”, que intenta darle un toque documental, One Million Years B.C., difícilmente podría ser vista como un estudio serio, acerca de la evolución humana, o “La Edad de Piedra”
Como ocurre con la versión original, y con otras muchas películas ambientadas en épocas pasadas, One Million Years B.C., carece de rigor histórico; también como son el caso de la original, y el de “When Dinosaurs Ruled The Earth” (1970), carece además de rigor científico:
Se presenta a la humanidad primitiva, como contemporánea de los dinosaurios...
En un comentario hecho para la edición en DVD, de la película de 1933, “King Kong”, Ray Harryhausen, responsable mediante la técnica del “stop motion” de la animación de las figuras que representan a las bestias en aquella película, y en ésta, señalaba que no se había hecho “King Kong” para los “profesores”, que tal vez no acudieran a ver películas de ese tipo.
Estas películas, son de entretenimiento y, si bien tienen un valor educativo, no hay que esperar realismo, en cuanto a la descripción de las circunstancias en las que se desarrollan las aventuras narradas, ni en cuanto a la contemporaneidad en la vida real de los distintos elementos, concurrentes en la ficción.
El error grave de One Million Years B.C., es argumental; pues el hombre nunca convivió con los dinosaurios; pero esto hace más atractivo al film.
One Million Years B.C. retrata a los dinosaurios y los seres humanos, que viven juntos, mientras que, de acuerdo con la escala de tiempo geológico, los últimos dinosaurios, se extinguieron aproximadamente, 65 millones años, antes de Cristo, y no existían “Homo sapiens” o el hombre moderno, hasta unos 200,000 años antes de Cristo.
Pero vamos, es la Hammer, la que revivió monstruos como Drácula, Frankenstein… es pura fantasía.
Obviamente, One Million Years B.C., no pretende ser una película realista, sino sólo ser una fantasía, ambientada en un mundo muy antiguo, donde personas, animales, y el propio ambiente, reaccionaban a principios elementales, siempre velando por su subsistencia, aunque sin dejar de lado, el aspecto estético de sus ropas.
El montaje, presta especial atención a las imágenes del tajinaste rojo, Echium wildpretii, planta que es endémica de Las Cañadas del Teide, pero que en One Million Years B.C., aparece en secuencias rodadas en playas de Lanzarote.
En realidad, la planta florece en mayo y en junio, y, además de ser exclusiva de las laderas del Teide, sólo se halla en estado silvestre, por encima de los 1,600 metros de altitud.
Al no haber volcanes activos en Canarias, en la época en que se rodó One Million Years B.C., se construyó un modelo de un par de metros de altura, en el estudio de la Associated British Picture Corporation (ABPC), cuyo nombre original, había sido, British International Pictures (BIP)
Los detalles como la erupción y los ríos de lava, fueron simulados mediante la mezcla de cola de celulosa para papel pintado, copos de avena, hielo seco, y tinte rojo.
Artesanía en estado puro.
Por cierto, las imágenes en color sepia, al final, representan que el volcán ha dejado como una niebla, o capa de ceniza, y por ello no se distinguen los colores, salvo los del cielo.
One Million Years B.C., fue una de las últimas películas de animación por fotograma, que hizo Ray Harryhausen, quien, como tenía por costumbre, rodó el movimiento de las figuras, en su estudio particular de Londres.
De hecho, la interacción de hombres y monstruos prehistóricos, es notable, pues la técnica usada, fue en pantalla azul, en sobre posición de figuras, en las que las flechas eran sobrepuestas, para que impactaran a las criaturas de manera natural, es decir, los actores solo pretendían tenerlas.
Un dato interesante, es cuando son atacados por la tortuga gigante, las mujeres de La Tribu de La Concha, se refieren a ella como “Archelon”, que es el nombre científico del animal.
En ese sentido, el maestro señaló en una ocasión:
“Creo que hice un buen trabajo en One Million Years B.C., procurando que la anatomía de los dinosaurios, fuera básicamente correcta, según las teorías de los principales paleontólogos”
Eventualmente, los dinosaurios de Harryhausen, llegan a convertirse en los verdaderos protagonistas de un film, que sacrificó toda coherencia científica, en función del espectáculo.
Pero se emplearon algunos animales e insectos de verdad:
Una iguana verde, y una tarántula, más un grillo que puede verse al lado de ésta.
Preguntado por el uso de estos animales, Harryhausen decía que su empleo, podía ayudar a dar al público, la sensación de realidad.
Probablemente, las escenas de dinosaurios más memorables, sean la batalla de Tumak contra un Tiranosaurio Rex, que recuerda a la secuencia en el baño de T-Rex en “Jurassic Park” (1993); aquella en la que 2 imponentes dinosaurios luchan a muerte; y aquella en la que tras secuestrar a Loana, un Pterodáctilo lucha a muerte con un Ramphorynco, mientras el primero intenta utilizar a la hermosa mujer, como alimento para sus crías…
En lo que respecto a los actores:
Se dice que para el papel de Akhoba, Robert Brown llevaba un maquillaje similar al de Lon Chaney Jr., que había representado el mismo papel en la película original de 1940.
Que Raquel Welch, en One Million Years B.C., llevaba “el primer bikini de la humanidad”, del que a su vez se decía, que era “la imagen definitiva de los años 60”, y por la cual, la actriz fue llamada “El Cuerpo”
Hubo también quien dijo de Raquel Welch, que “aunque sólo tenía 3 líneas de diálogo en la película, su deliciosa figura en bikini de piel, la convirtió en una estrella, y en la chica de los sueños de millones de espectadores jóvenes”
Para entonces, la Welch ya era madre de 2 niños:
Damon, y la futura actriz, Tahnee Welch.
Raquel Welch, ha mantenido en su madurez, una llamativa belleza, y espléndida forma física, lo cual le ha permitido retener durante décadas, la leyenda de “símbolo erótico”, a pesar de haber reducido su actividad en el mundo del cine.
Cabe mencionar, que la famosa fotografía en bikini, sus encantos naturales, y una escena que recuerda bastante a la escena que hizo famosa a Ursula Andress, en “Dr. No” (1962), terminaron por convertir a Welch, en un verdadero ícono popular.
En lo promocional, el cartel publicitario que mostraba a Raquel Welch, cobró mayor fama aún, que la propia película:
Se vendieron de la foto, muchísimos ejemplares, y se convirtió en un fenómeno cultural, hasta el punto de que puede ser reconocido por muchas personas que no han visto One Million Years B.C., y aun por muchas que no han oído hablar de ella.
Los fotógrafos que habían ido a Tenerife, para ocuparse de las fotos de promoción componían un nutrido grupo, pero este icono es obra del fotógrafo de rodaje, que no cobró por él, montante adicional, sino que sólo percibió su paga semanal.
El cartel, constituiría mucho después, una pieza central para la narración de una película, como sucedió con Rita Hayworth en “The Shawshank Redemption” (1994)
La otra actriz que sorprendió mucho, fue la jamaiquina Martin Beswick, otra maravilla de la naturaleza, verdaderamente, es todo un lujo tener a estas 2 actrices, en una misma película.
El tándem, Welch-Beswick, será recordado, de aquí a un millón de años...
No obstante, para el estreno de One Million Years B.C., se habían suprimido algunas imágenes de la secuencia del ataque del alosaurio, que serían incorporadas décadas después.
En el montaje destinado a los Estados Unidos, se eliminaron además, unos 9 minutos, durante los que se hubieran visto, entre otras cosas:
Un baile erótico de Martine Beswick, y la horrenda muerte de uno de los hombres-mono decapitado, pero que fueron restauradas, décadas más tarde.
También hubo polémica; que los buenos fueran todos rubios, y los malos todos morenos, muchos vieron que había alguna connotación social o racista, incluso nazi...
Otros por su parte, la defendieron argumentando que era una clara referencia a la convivencia entre hombres de Neanderthal, y hombres de Cromañón, éstos últimos, más evolucionados, que luchan por sobrevivir en un mundo poblado de dinosaurios.
Y es que hay mucha diferencia entre las tribus, más allá del color del cabello, por ejemplo:
Mientras que la tribu del protagonista, está dominada por la violencia y la ley del más fuerte; la tribu del personaje de Welch, es más “civilizada”, ya que sólo recurren a la violencia, al momento de obtener alimento, e incluso, existe una preocupación por educar a los más pequeños; el grupo conoce el arte rupestre, la pesca, el cultivo de alimentos, e incluso, el enterramiento de los seres queridos; en contraposición a la salvaje gruta primitiva del expulsado, como en la escena en que pierden a uno de sus miembros, y un ave carroñera acecha a la espera de su presa, es bastante significativa.
Como dato, algunas imágenes de archivo, del corrimiento de tierra que se da durante la erupción del volcán, se emplearían en la secuencia del sueño de Alex DeLarge, con música de La Novena Sinfonía de Beethoven, en la película de Stanley Kubrick, “A Clockwork Orange” (1971), para mostrar las atrocidades en las que piensa Alex, cuando entra en estado catatónico.
Como curiosidad, todos los modelos de dinosaurios, utilizados para One Million Years B.C., existen todavía:
El Ceratosaurus y el Triceratops, sin embargo, fueron remodelados para la película, “The Valley Of Gwangi” (1969)
“See Raquel Welch In Mankind's First Bikini!”
En el siglo XVII, un arzobispo irlandés, calculó que el universo fue creado por Dios, el 22 de octubre del 4004 a.C., por la tarde.
La humanidad, el viernes 28; los animales un día antes; y El Arca de Noé tocó tierra, el miércoles 5 de mayo del 1491 a.C., con todas las especies animales.
En el siglo XXI, en numerosas comunidades religiosas de EEUU, y aunque menos, en otros países, todavía se acepta esta cronología como verdadera.
En el parque del creacionismo, en Petersburg, Kentucky; todo se explica a través del Génesis, y aunque, obviamente La Biblia no menciona a los dinosaurios, creen en la coincidencia temporal, humano-dinosaurio.
En los museos, y libros de ciencias, se manejan otras cifras aproximadas:
El universo surgió hace 13.700,000.000 años.
La vida, hace 4.000,000.000 años.
Hace 248,000.000 años, surgen los primeros dinosaurios.
Hace 65,000.000 años, se extinguen.
El género “Homo”, aparece hace 2,000.000 años; y hace apenas 200.000 años, el “Homo sapiens”, especie a la que pertenecemos todos los seres humanos, incluida Raquel Welch, hizo aparición.
Hablábamos de realismo, y es que evidentemente, One Million Years B.C., no pretende ser una película realista, el propio título ya supone un anacronismo, sino sólo ser una fantasía, ambientada en un mundo antiguo, muy antiguo, donde personas, animales, y el propio ambiente, reaccionaban a principios elementales, donde lo primero era subsistir, aunque luego se vistieran unas ropas dignas de las modelos que vivían esos tiempos terribles.
Por tanto, One Million Years B.C., es una joya más cercana al onirismo, que al cine pre/histórico.
Por otra parte, se han hipotetizado diferentes posibilidades, respecto a la evolución futura del ser humano, entre ellos destacan:
Una línea del pensamiento, que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar, de la misma forma que el resto de los seres vivos.
La razón que plantea, es que los avances en la ciencia, ahora permiten sobrevivir a personas, que de otra forma habrían muerto, como la eliminación, o alteración del proceso de la presión selectiva, o “selección natural”; como también la existencia de una movilidad a nivel global, diluyéndose así, cualquier novedad genética, en una población tan grande, como la eliminación de la deriva genética; que es una fuerza evolutiva, que actúa junto con la selección natural, cambiando las frecuencias alélicas de las especies en el tiempo.
Es un efecto estocástico, que es consecuencia del muestreo aleatorio en la reproducción, y de la pérdida de unos alelos por azar, y no por selección natural.
Se trata de un cambio aleatorio en la frecuencia de alelos, de una generación a otra.
Alelo, es una de las formas alternativas, que puede tener un mismo gen, que se diferencian en su secuencia, y que se puede manifestar en modificaciones concretas, de la función de ese gen.
Sin embargo, existen también otras posturas, que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos, los que impulsan actualmente la evolución humana.
Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual, favorece la reproducción de las personas inteligentes, independientemente de su fuerza física, o su estado de salud.
Además, es posible que la ingeniería genética humana, permita seleccionar las características genéticas de la descendencia.
Por otra parte, también se ha propuesto que en el futuro, la tecnología posibilite a las personas vivir como “cyborg”, o incluso como “seres digitales” dentro de cuerpos, o estructuras completamente artificiales.
“This is the way it was”
La evolución humana u “hominización”, es el proceso de evolución biológica de la especie humana, desde sus ancestros, hasta el estado actual.
El estudio de dicho proceso, requiere un análisis interdisciplinar, en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología, y la lingüística.
El término “humano”, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género “Homo”
Sin embargo, los estudios de la evolución humana, incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc.
Los científicos, han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos, y de los chimpancés, se separaron hace 5 a 7 millones de años.
A partir de esta separación, la estirpe humana, siguió ramificándose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente, a excepción del “Homo sapiens”
En el Pleistoceno, que una división de la escala temporal geológica, es una época geológica, que comienza hace 2,59 millones de años, y finaliza aproximadamente 1,000 años a.C., precedida por El Plioceno, y seguida por El Holoceno; siendo esta, la 6ª época de La Era Cenozoica, y la más antigua de las 2 que componen El Período Cuaternario, o La Tercera del Período Neógeno si este, como había propuesto La Comisión Internacional de Estratigrafía, se extendiera hasta el presente.
El Pleistoceno, por tanto, se corresponde con El Paleolítico arqueológico.
El Paleolítico significa, etimológicamente, “piedra antigua”, término creado por el arqueólogo John Lubbock, en 1865, en contraposición al de Neolítico, o Edad Moderna de La Piedra; y es el período más largo de la existencia del ser humano, de hecho, abarca un 99% de la misma, y se extiende desde hace unos 2,85 millones de años en África, hasta hace unos 12,000 años.
Constituye, junto con El Mesolítico/Epipaleolítico, fases de transición, y El Neolítico, la llamada “Edad de Piedra”, denominada así, porque la elaboración de utensilios líticos, ha servido a los arqueólogos para caracterizarla, en oposición a la posterior “Edad de Los Metales”
Aunque esta etapa se identifica con el uso de útiles de piedra tallada, también se utilizaron otras materias primas orgánicas, para construir diversos artefactos:
Hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc.
Durante la mayor parte del Paleolítico Inferior, las herramientas líticas, eran gruesas, pesadas, toscas, y difíciles de manejar, pero a lo largo del tiempo, fueron haciéndose cada vez más ligeras, pequeñas, y eficientes.
El hombre del Paleolítico, era nómada, es decir, su vida estaba caracterizada por un desplazamiento continuo, o periódico estacional.
El predominio de los mamíferos, se consolidó, y algunos de sus representantes más destacados son:
Glyptodon y Smilodon.
El género “Mammuthus”, se mantuvo durante gran parte de este período.
Los animales típicos de esta era, fueron:
El mamut, el reno, el oso polar, el rinoceronte lanudo, etc.
La vegetación predominante, era parecida a la de tundra, o desiertos fríos de hoy, que se encuentran cubiertos de musgos y líquenes.
En las etapas interglaciares cálidas, aparecieron los rinocerontes, y los caballos esteparios, los hipopótamos, y tigres de grandes colmillos.
También, existía una fauna indiferente al clima, como:
Alces, zorros, gato montés, bisontes, etc.
Muchos mamíferos fósiles del Pleistoceno, son considerados típicos de las edades del hielo, que afectaron a grandes áreas del mundo:
El mamut, el rinoceronte lanudo, el ciervo gigante irlandés, el uro o el oso de las cavernas.
Todos ellos, desaparecieron en épocas relativamente recientes, y actualmente, existe un interés considerable, en tratar de establecer las causas de dicha desaparición.
“Discover a savage world whose only law was lust!”
One Million Years B.C. es una película británica, de aventuras y fantasía, del año 1966, dirigida por Don Chaffey.
Protagonizada por Raquel Welch, John Richardson, Percy Herbert, Robert Brown, Martine Beswick, Jean Wladon, Lisa Thomas, Malya Nappi, William Lyon Brown, entre otros.
El guión es de Michael Carreras; y es la primera de “la saga de la prehistoria” de la productora británica Hammer, mítica por su fascinante combinación de terror, ciencia ficción, erotismo, y cartón piedra.
One Million Years B.C. fue producida y distribuida por Hammer Film Productions, y contó con los efectos especiales de Ray Harryhausen; pero es un refrito de la película de Hollywood de 1940, de título similar, dirigida por Hal Roach y Hal Roach Jr., y con Victor Mature, Carole Landis, y Lon Chaney Jr., en los papeles principales, llamada “One Million B.C.”
Los exteriores de One Million Years B.C., se rodaron a mediados del invierno, en Las Islas Canarias, en concreto, en Lanzarote, en Gran Canaria, y en Tenerife.
En Lanzarote, se rodó en lo que hoy es El Parque Nacional de Timanfaya, y en La Cueva de Los Verdes; en Tenerife, en lo que hoy es El Parque Nacional del Teide.
Intentando repetir el éxito obtenido con la cinta de aventuras “She” (1965), la Hammer quería reunir a los artistas de la productora Seven Arts:
Ursula Andress y John Richardson.
Esta, sería la primera de una serie de epopeyas, de corte prehistórico, que “la casa del martillo” realizaría durante la segunda mitad de los 60, y principios de los 70.
Con el fin de superar los efectos especiales realizados en la cinta de Roach, por Roy Seawright y Elmer Reguse, la Hammer solicitaría los servicios del maestro del “stop-motion”, Ray Harryhausen.
Por otro lado, la dirección general, recaería en la persona de Don Chaffey, quien ya había trabajado con Harryhausen, en la magnífica “Jason and The Argonauts” (1963)
Pero cuando Ursula Andress abandonó el proyecto, para participar en “Casino Royale” (1966), los ejecutivos de 20th Century Fox, quienes estaban a cargo de la distribución, propusieron como su reemplazo, a Raquel Welch, quien recientemente había participado en el film de Richard Fleischer, “Fantastic Voyage” (1966)
Sin demasiado entusiasmo, Welch aceptó el rol, pensando que la cinta sería olvidada rápidamente.
El tiempo terminaría demostrando, lo equivocada que estaba.
One Million Years B.C. se desarrolla en un Paleolítico fantástico, la época del “hombre de las cavernas”, y comienza con aires de solemnidad, de trascendencia, de proyecto mayor, y de voluntad antropológica, pero enseguida se advierte, que sólo se trata de una ilusión…
En tiempos prehistóricos, los hombres se guían por sus instintos de supervivencia, compitiendo contra los grandes depredadores, y las tribus rivales.
En una de ellas, Tumak (John Richardson) es expulsado de su clan, “El Pueblo de Las Piedras”, por haberse peleado con Akhoba (Robert James Brown), su padre, como con su hermano Sakana (Percy Herbert), quien desea quedarse con la mujer de Tumak, Nupondi “The Wild One” (Martine Beswick)
Tras vagar durante días, es salvado por el pacífico “Pueblo de Las Conchas”, y allá, Tumak se enamora de Loana “The Fair One” (Raquel Welch), una de sus miembros.
La cultura de esta tribu, es más avanzada, sus miembros hacen pinturas rupestres, música, y joyas de concha, y parte de su comunicación, se lleva a cabo mediante el empleo de un lenguaje oral rudimentario; por lo que Tumak, no parece tener conocimiento previo de estas artes.
Una vez recuperado, Tumak regresara a su lugar de origen, para recuperar el puesto de cabecilla de la tribu, el cual, ahora pertenece al violento y ambicioso Sakana.
Durante el transcurso de su travesía, Tumak deberá enfrentarse a un sinnúmero de criaturas prehistóricas, que van desde Tiranosaurios hasta Pterodáctilos.
En medio de la batalla, un volcán entra en erupción, se produce un terremoto, y la tierra se abre y se traga a miembros de una tribu, y de otra.
Después, Tumak, Loana, y el resto de supervivientes de ambos grupos, parten juntos, en busca de nuevo territorio.
“Travel back through time and space to the edge of man's beginnings”
Una de las ocasiones, en que el cine ha demostrado su condición de Arte Grande y Sorprendente es One Million Years B.C., pues se trataba de uno más de los proyectos de la Hammer en los 60, del que siempre se ha destacado su ingenuidad, y que no era sino un supuesto film menor de entretenimiento, que actualmente emerge como una obra maestra total y absoluta, conseguidísima a todos los niveles, de una fascinación arrebatadora, que lo confieren con un carácter maravilloso, y entrañable.
Se trata de la traslación al mundo prehistórico, de una suerte de “Romeo y Julieta”, resultando una plasmación genial del carácter instintivo del hombre primitivo, y configurando magistralmente, a través de 2 encarnizadas y antitéticas tribus, la semilla de la sociedad actual, pues desde lo primitivo de estos clanes, se conceptualizan espléndidamente, todos los elementos fusionables a la personalidad humana:
El amor, la solidaridad, la ambición, la traición, y la supervivencia.
Sin embargo, One Million Years B.C. ofrece otras virtudes:
Brinda, en efecto, un guión sencillo, como sencillos son sus personajes, más no por ello debe ser desechada sin más.
Es una sencillez primitiva, elemental, que muestra a los personajes, las situaciones, en su absoluta desnudez, enfrentados a sentimientos y reacciones, acaso vírgenes para el ser humano hasta entonces:
La risa, el miedo, la furia, el deseo...
Lo elemental de caracterizar a la morena tribu de las rocas, como primitiva y salvaje; y a la rubia tribu de las conchas, como civilizada y sensible, no es tanto un recurso dramático, como una metáfora para representar el acceso a la evolución paulatina de la especie humana, determinada por un tercer representante, como son los pre homínidos de la cueva, que los protagonistas se encuentran a mitad de camino, y que incluso, a Tumak le dan miedo.
Otro elemento que representa esa “elementalidad” de los personajes, es el interesante recurso de ofrecer a los salvajes, hablar una lengua inventada de escaso vocabulario, apenas unos pocos términos.
El hecho de la que carezca de diálogos, y que no presente una trama bien definida, por momentos dificulta el seguimiento de una historia que parece estar guiada, únicamente por el instinto de sus protagonistas, como seres “elementales” cuyo vocabulario es más que limitado, curiosamente, este recurso fue ampliamente reprochado por la crítica de la época, y es intencional para crear más realismo.
De hecho, el mismo Harryhausen, trabajaría mano a mano con los actores, ayudándolos a ejecutar sus coreografías.
Todo el proceso de creación de los dinosaurios, y sus respectivas animaciones, le tomaron alrededor de 9 meses, tiempo que la compañía Bowie Films, aprovechó para crear una secuencia especial, en la cual se intentaba recrear la creación de La Tierra, la que finalmente sería insertada en el prólogo.
Dicha secuencia, no dejaría satisfechos a los ejecutivos de la Hammer, por lo que eventualmente, sería reemplazada por algunas imágenes de archivo de erupciones volcánicas, para lograr el efecto deseado.
Aunque la secuencia de créditos inicial, va acompañada de una “narración en off”, que intenta darle un toque documental, One Million Years B.C., difícilmente podría ser vista como un estudio serio, acerca de la evolución humana, o “La Edad de Piedra”
Como ocurre con la versión original, y con otras muchas películas ambientadas en épocas pasadas, One Million Years B.C., carece de rigor histórico; también como son el caso de la original, y el de “When Dinosaurs Ruled The Earth” (1970), carece además de rigor científico:
Se presenta a la humanidad primitiva, como contemporánea de los dinosaurios...
En un comentario hecho para la edición en DVD, de la película de 1933, “King Kong”, Ray Harryhausen, responsable mediante la técnica del “stop motion” de la animación de las figuras que representan a las bestias en aquella película, y en ésta, señalaba que no se había hecho “King Kong” para los “profesores”, que tal vez no acudieran a ver películas de ese tipo.
Estas películas, son de entretenimiento y, si bien tienen un valor educativo, no hay que esperar realismo, en cuanto a la descripción de las circunstancias en las que se desarrollan las aventuras narradas, ni en cuanto a la contemporaneidad en la vida real de los distintos elementos, concurrentes en la ficción.
El error grave de One Million Years B.C., es argumental; pues el hombre nunca convivió con los dinosaurios; pero esto hace más atractivo al film.
One Million Years B.C. retrata a los dinosaurios y los seres humanos, que viven juntos, mientras que, de acuerdo con la escala de tiempo geológico, los últimos dinosaurios, se extinguieron aproximadamente, 65 millones años, antes de Cristo, y no existían “Homo sapiens” o el hombre moderno, hasta unos 200,000 años antes de Cristo.
Pero vamos, es la Hammer, la que revivió monstruos como Drácula, Frankenstein… es pura fantasía.
Obviamente, One Million Years B.C., no pretende ser una película realista, sino sólo ser una fantasía, ambientada en un mundo muy antiguo, donde personas, animales, y el propio ambiente, reaccionaban a principios elementales, siempre velando por su subsistencia, aunque sin dejar de lado, el aspecto estético de sus ropas.
El montaje, presta especial atención a las imágenes del tajinaste rojo, Echium wildpretii, planta que es endémica de Las Cañadas del Teide, pero que en One Million Years B.C., aparece en secuencias rodadas en playas de Lanzarote.
En realidad, la planta florece en mayo y en junio, y, además de ser exclusiva de las laderas del Teide, sólo se halla en estado silvestre, por encima de los 1,600 metros de altitud.
Al no haber volcanes activos en Canarias, en la época en que se rodó One Million Years B.C., se construyó un modelo de un par de metros de altura, en el estudio de la Associated British Picture Corporation (ABPC), cuyo nombre original, había sido, British International Pictures (BIP)
Los detalles como la erupción y los ríos de lava, fueron simulados mediante la mezcla de cola de celulosa para papel pintado, copos de avena, hielo seco, y tinte rojo.
Artesanía en estado puro.
Por cierto, las imágenes en color sepia, al final, representan que el volcán ha dejado como una niebla, o capa de ceniza, y por ello no se distinguen los colores, salvo los del cielo.
One Million Years B.C., fue una de las últimas películas de animación por fotograma, que hizo Ray Harryhausen, quien, como tenía por costumbre, rodó el movimiento de las figuras, en su estudio particular de Londres.
De hecho, la interacción de hombres y monstruos prehistóricos, es notable, pues la técnica usada, fue en pantalla azul, en sobre posición de figuras, en las que las flechas eran sobrepuestas, para que impactaran a las criaturas de manera natural, es decir, los actores solo pretendían tenerlas.
Un dato interesante, es cuando son atacados por la tortuga gigante, las mujeres de La Tribu de La Concha, se refieren a ella como “Archelon”, que es el nombre científico del animal.
En ese sentido, el maestro señaló en una ocasión:
“Creo que hice un buen trabajo en One Million Years B.C., procurando que la anatomía de los dinosaurios, fuera básicamente correcta, según las teorías de los principales paleontólogos”
Eventualmente, los dinosaurios de Harryhausen, llegan a convertirse en los verdaderos protagonistas de un film, que sacrificó toda coherencia científica, en función del espectáculo.
Pero se emplearon algunos animales e insectos de verdad:
Una iguana verde, y una tarántula, más un grillo que puede verse al lado de ésta.
Preguntado por el uso de estos animales, Harryhausen decía que su empleo, podía ayudar a dar al público, la sensación de realidad.
Probablemente, las escenas de dinosaurios más memorables, sean la batalla de Tumak contra un Tiranosaurio Rex, que recuerda a la secuencia en el baño de T-Rex en “Jurassic Park” (1993); aquella en la que 2 imponentes dinosaurios luchan a muerte; y aquella en la que tras secuestrar a Loana, un Pterodáctilo lucha a muerte con un Ramphorynco, mientras el primero intenta utilizar a la hermosa mujer, como alimento para sus crías…
En lo que respecto a los actores:
Se dice que para el papel de Akhoba, Robert Brown llevaba un maquillaje similar al de Lon Chaney Jr., que había representado el mismo papel en la película original de 1940.
Que Raquel Welch, en One Million Years B.C., llevaba “el primer bikini de la humanidad”, del que a su vez se decía, que era “la imagen definitiva de los años 60”, y por la cual, la actriz fue llamada “El Cuerpo”
Hubo también quien dijo de Raquel Welch, que “aunque sólo tenía 3 líneas de diálogo en la película, su deliciosa figura en bikini de piel, la convirtió en una estrella, y en la chica de los sueños de millones de espectadores jóvenes”
Para entonces, la Welch ya era madre de 2 niños:
Damon, y la futura actriz, Tahnee Welch.
Raquel Welch, ha mantenido en su madurez, una llamativa belleza, y espléndida forma física, lo cual le ha permitido retener durante décadas, la leyenda de “símbolo erótico”, a pesar de haber reducido su actividad en el mundo del cine.
Cabe mencionar, que la famosa fotografía en bikini, sus encantos naturales, y una escena que recuerda bastante a la escena que hizo famosa a Ursula Andress, en “Dr. No” (1962), terminaron por convertir a Welch, en un verdadero ícono popular.
En lo promocional, el cartel publicitario que mostraba a Raquel Welch, cobró mayor fama aún, que la propia película:
Se vendieron de la foto, muchísimos ejemplares, y se convirtió en un fenómeno cultural, hasta el punto de que puede ser reconocido por muchas personas que no han visto One Million Years B.C., y aun por muchas que no han oído hablar de ella.
Los fotógrafos que habían ido a Tenerife, para ocuparse de las fotos de promoción componían un nutrido grupo, pero este icono es obra del fotógrafo de rodaje, que no cobró por él, montante adicional, sino que sólo percibió su paga semanal.
El cartel, constituiría mucho después, una pieza central para la narración de una película, como sucedió con Rita Hayworth en “The Shawshank Redemption” (1994)
La otra actriz que sorprendió mucho, fue la jamaiquina Martin Beswick, otra maravilla de la naturaleza, verdaderamente, es todo un lujo tener a estas 2 actrices, en una misma película.
El tándem, Welch-Beswick, será recordado, de aquí a un millón de años...
No obstante, para el estreno de One Million Years B.C., se habían suprimido algunas imágenes de la secuencia del ataque del alosaurio, que serían incorporadas décadas después.
En el montaje destinado a los Estados Unidos, se eliminaron además, unos 9 minutos, durante los que se hubieran visto, entre otras cosas:
Un baile erótico de Martine Beswick, y la horrenda muerte de uno de los hombres-mono decapitado, pero que fueron restauradas, décadas más tarde.
También hubo polémica; que los buenos fueran todos rubios, y los malos todos morenos, muchos vieron que había alguna connotación social o racista, incluso nazi...
Otros por su parte, la defendieron argumentando que era una clara referencia a la convivencia entre hombres de Neanderthal, y hombres de Cromañón, éstos últimos, más evolucionados, que luchan por sobrevivir en un mundo poblado de dinosaurios.
Y es que hay mucha diferencia entre las tribus, más allá del color del cabello, por ejemplo:
Mientras que la tribu del protagonista, está dominada por la violencia y la ley del más fuerte; la tribu del personaje de Welch, es más “civilizada”, ya que sólo recurren a la violencia, al momento de obtener alimento, e incluso, existe una preocupación por educar a los más pequeños; el grupo conoce el arte rupestre, la pesca, el cultivo de alimentos, e incluso, el enterramiento de los seres queridos; en contraposición a la salvaje gruta primitiva del expulsado, como en la escena en que pierden a uno de sus miembros, y un ave carroñera acecha a la espera de su presa, es bastante significativa.
Como dato, algunas imágenes de archivo, del corrimiento de tierra que se da durante la erupción del volcán, se emplearían en la secuencia del sueño de Alex DeLarge, con música de La Novena Sinfonía de Beethoven, en la película de Stanley Kubrick, “A Clockwork Orange” (1971), para mostrar las atrocidades en las que piensa Alex, cuando entra en estado catatónico.
Como curiosidad, todos los modelos de dinosaurios, utilizados para One Million Years B.C., existen todavía:
El Ceratosaurus y el Triceratops, sin embargo, fueron remodelados para la película, “The Valley Of Gwangi” (1969)
“See Raquel Welch In Mankind's First Bikini!”
En el siglo XVII, un arzobispo irlandés, calculó que el universo fue creado por Dios, el 22 de octubre del 4004 a.C., por la tarde.
La humanidad, el viernes 28; los animales un día antes; y El Arca de Noé tocó tierra, el miércoles 5 de mayo del 1491 a.C., con todas las especies animales.
En el siglo XXI, en numerosas comunidades religiosas de EEUU, y aunque menos, en otros países, todavía se acepta esta cronología como verdadera.
En el parque del creacionismo, en Petersburg, Kentucky; todo se explica a través del Génesis, y aunque, obviamente La Biblia no menciona a los dinosaurios, creen en la coincidencia temporal, humano-dinosaurio.
En los museos, y libros de ciencias, se manejan otras cifras aproximadas:
El universo surgió hace 13.700,000.000 años.
La vida, hace 4.000,000.000 años.
Hace 248,000.000 años, surgen los primeros dinosaurios.
Hace 65,000.000 años, se extinguen.
El género “Homo”, aparece hace 2,000.000 años; y hace apenas 200.000 años, el “Homo sapiens”, especie a la que pertenecemos todos los seres humanos, incluida Raquel Welch, hizo aparición.
Hablábamos de realismo, y es que evidentemente, One Million Years B.C., no pretende ser una película realista, el propio título ya supone un anacronismo, sino sólo ser una fantasía, ambientada en un mundo antiguo, muy antiguo, donde personas, animales, y el propio ambiente, reaccionaban a principios elementales, donde lo primero era subsistir, aunque luego se vistieran unas ropas dignas de las modelos que vivían esos tiempos terribles.
Por tanto, One Million Years B.C., es una joya más cercana al onirismo, que al cine pre/histórico.
Por otra parte, se han hipotetizado diferentes posibilidades, respecto a la evolución futura del ser humano, entre ellos destacan:
Una línea del pensamiento, que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar, de la misma forma que el resto de los seres vivos.
La razón que plantea, es que los avances en la ciencia, ahora permiten sobrevivir a personas, que de otra forma habrían muerto, como la eliminación, o alteración del proceso de la presión selectiva, o “selección natural”; como también la existencia de una movilidad a nivel global, diluyéndose así, cualquier novedad genética, en una población tan grande, como la eliminación de la deriva genética; que es una fuerza evolutiva, que actúa junto con la selección natural, cambiando las frecuencias alélicas de las especies en el tiempo.
Es un efecto estocástico, que es consecuencia del muestreo aleatorio en la reproducción, y de la pérdida de unos alelos por azar, y no por selección natural.
Se trata de un cambio aleatorio en la frecuencia de alelos, de una generación a otra.
Alelo, es una de las formas alternativas, que puede tener un mismo gen, que se diferencian en su secuencia, y que se puede manifestar en modificaciones concretas, de la función de ese gen.
Sin embargo, existen también otras posturas, que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos, los que impulsan actualmente la evolución humana.
Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual, favorece la reproducción de las personas inteligentes, independientemente de su fuerza física, o su estado de salud.
Además, es posible que la ingeniería genética humana, permita seleccionar las características genéticas de la descendencia.
Por otra parte, también se ha propuesto que en el futuro, la tecnología posibilite a las personas vivir como “cyborg”, o incluso como “seres digitales” dentro de cuerpos, o estructuras completamente artificiales.
“This is the way it was”
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