Habana Blues

“Vivir es elegir”

Con la llegada de La Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, Fidel Castro continuaría con políticas de censura, ampliándolas a las nuevas tecnologías existentes.
El 24 de febrero de 2008, La Asamblea Nacional del Poder Popular, eligió a Raúl Castro como Presidente de Cuba, quién eliminó varias restricciones a los cubanos, como la contratación de líneas de telefonía móvil, la posibilidad de hospedarse en hoteles, y alquilar automóviles.
Sin embargo, en la música, influencias de origen foráneo, tales como el rock, o el hip-hop, han enriquecido el panorama musical de la isla, durante años.
En este sentido, la primera década del siglo XXI, propició el surgimiento de toda una diversidad de estilos dentro de la música en Cuba, fundamentalmente en la música popular, y donde pueden apreciarse a menudo, elementos del hip-hop, y su discurso rapero.
En 2002, luego del festival de hip-hop que había tenido lugar en La Habana en agosto, La Casa de La Cultura recibió la orden, por parte del Ministerio de Interior (MinInt), de revisar las letras de las canciones de rap, antes del comienzo de cualquier concierto.
Los rappers cubanos, respondieron cambiando, o alterando el estilo, o ritmo de su música y/o de sus letras.
Por tanto, las notas estridentes que provenían de los barrios y caseríos, que tanto preocupaban a las autoridades estatales cuando se escuchaban por primera vez, comenzaron a ser “ablandadas”, implicando cierto nivel de autocensura.
De ahí que el término “disidencia cubana” se refiera, habitualmente, a la oposición de ciertos sectores de la población de Cuba, al régimen establecido en 1959, tras La Revolución Cubana.
Habitualmente, han existido figuras individuales, que mantenían una postura disidente, pero no ha sido hasta los años 90, cuando estos ciudadanos se conformaron en grupos de oposición política, al gobierno del país.
Estos piden cambios en Cuba, generalmente de manera pacífica.
Varios de sus dirigentes, y miembros, han sido encarcelados, acusados del delito de peligrosidad social, y han manifestado haber sido hostigados.
Según este colectivo, y diversas asociaciones, muchos de ellos, fueron procesados por el hecho de ejercer su derecho a la libertad de expresión.
Otros han optado por la opción de partir al exilio...
Desde la época de las expropiaciones y nacionalizaciones, se estima que más de un millón de cubanos, han emigrado de su país; la gran mayoría de ellos, se han establecido en Miami y en New Jersey, en Estados Unidos; mientras otros prefirieron España y Venezuela.
También, existen pequeñas comunidades en muchas otras partes del mundo.
Después de La Revolución Cubana, muchos futuros compositores cubanos, emigraron a una temprana edad, y desarrollaron la mayor parte de sus carreras, fuera del país.
“¡El artista puro aún vive!”
Habana Blues es un drama musical, hispano-cubano, del año 2005, dirigido por Benito Zambrano.
Protagonizado por Alberto Yoel García, Roberto Sanmartín, Yailene Sierra, Zenia Marabal, Tomás Cao, Roger Pera, Marta Calvó, entre otros.
El guión es de Benito Zambrano & Ernesto Chao.
Con Habana Blues, el director sevillano, intenta estar a la altura de las elevadas expectativas creadas por su ópera prima, “Solas”, estrenada 5 años atrás.
Este 2º largometraje, es sobre Cuba, ese país caribeño, que se destaca sobre todo por su música pero, también, Habana Blues es sobre sentimientos.
Y es que las relaciones humanas, siempre han sido fundamentales en las historias que rueda Benito Zambrano.
Así, Cuba sólo es el escenario, el pretexto, para hablar de experiencias universales como la amistad, el amor, la familia, los miedos, el deseo de triunfar... “Sentimientos que son iguales en todas partes”, dice el director.
La idea original de Habana Blues, la tuvo el director 10 años antes, cuando él se encontraba estudiando en La Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, en La Habana.
Según ha confesado, el primer argumento versaba sobre un cantautor, pero la eclosión del hip hop, y otros estilos musicales contestatarios, hizo que cuando retomó el guión unos 4 años después, cambiaría la guitarra al hombro, por el rock, reggae, y el metal.
Aunque Habana Blues no es estrictamente un musical, abundan en el metraje, las escenas de actuaciones en terrazas, patios, o teatros desvencijados, bien integradas en el conjunto del desarrollo argumental.
Contrariamente a lo que se podría pensar en principio, Habana Blues no toma partido claramente, sobre la situación actual del Régimen Castrista.
Por lo que Habana Blues, es una película llena de energía, de sentimientos, de música, de coraje, y de humanidad, sobre todo, esto último.
Benito Zambrano, utiliza este entorno, en parte con humor, en parte con música, o imágenes “mudas”, para hablar de temas más profundos:
Las relaciones humanas, las dificultades de las familias, los compromisos, las ilusiones rotas, las decisiones difíciles, etc.; por ello es imprescindible para los melómanos, los amantes de Cuba, y los que se hayan dejado el corazón en La Habana.
También nos habla sobre el arte contra el comercio, el nacionalismo contra el globalismo, y el comunismo contra el capitalismo; no obstante lo hace a través de mucha música cubana contemporánea, y en algunos casos desconocida hasta el momento, a cargo de:
José Luis Garrido, Dayan Abada, Kiki Ferrer, y X Alfonso.
Habana Blues fue rodada íntegramente en La Habana, y puntualmente en Cienfuegos, Cuba.
Los interiores del teatro, corresponden al Teatro Terry, una joya, situado en La Plaza de Armas, de Cienfuegos.
Habana Blues está ambientada en una Cuba bloqueada, y con un montón de trabas que el mismo sistema se impone.
Cuenta la historia de 2 jóvenes músicos muy diferentes en pensamiento, pero igual en pasión:
Ruy (Alberto Yoel García) y Tito (Roberto Sanmartín), cuya música es una mezcla de la música tradicional cubana, del Rock and Roll, y el Blues, que consiguen posibilidad de salto internacional, gracias a Marta (Marta Calvó) y Lorenzo (Roger Pera), que representan a una empresa española de grabación, con ciertas condiciones que ponen en entredicho su moral y principios, con un fin comercial.
Sus partituras, se han convertido en la banda sonora que alumbra las estrechas y apasionadas relaciones del maravilloso grupo de colegas que ambos comparten.
Ruy considera el contrato, una traición a la música, en su pureza, y opina que aunque viva en una situación solo mejorable, no es suficiente para servir de “marioneta”, y a eso se le suma el miedo que supone dejar su isla, y enfrentarse a un mundo oscilante.
En cambio, Tito entiende la fuerza comercial que hay detrás del plan:
La empresa española, invierte dinero para conseguir una vuelta a cambio de su inversión.
Ruy comienza a usar estilos más tradicionales, como una forma de demostrar su ansiedad de dejar el país que le gusta tanto.
Tito vive con su abuela, una gran dama de la música, tan elegante como única.
Ruy, en cambio, vive con la madre de sus 2 hijos, Caridad, una joven luchadora que sostiene a la familia, gracias a la elaboración de artesanías.
La pareja combate el crepúsculo de su relación, con el luminoso apoyo del mismo grupo de amigos.
Para Ruy, la música es lo más importante; la ve como una filosofía de vida.
El músico, ha de ser honesto con sus composiciones, con su público, y consigo mismo.
Esto le llevará a rechazar el contrato de los promotores, astillar su amistad con Tito, y hasta perder en cierta manera, a lo que el más quiere:
Su mujer y sus hijos.
Habana Blues en sí, desarrolla la evolución que sufren los 2 personajes, y sus allegados.
De pronto, los 2 músicos se verán inmersos en un serio dilema:
¿Estarán dispuestos a dejar sus profundas relaciones atrás, para abrazar su sueño?
Hay 2 opciones posibles:
Quedarse, y seguir luchando por sus sueños, a pesar de todos los pesares:
La falta de oportunidades, la arbitrariedad de la burocracia, las diferencias con el turista, etc.; o bien marchar, a Miami, o a España, con miedo por los nuevos peligros, y la preocupación por tener que aguantar la prepotencia, y el abuso de los nuevos empresarios.
Con todo, Habana Blues constituye un homenaje al pueblo cubano, y a La Habana; a las relaciones personales como:
Amistad, amor, colaboración, distanciamiento, y ruptura, constituyen uno de los ejes de la narración.
La descripción de sentimientos, como ternura por los hijos, afición a la música, apego a la tierra, ambición de triunfar, constituye el otro eje.
Habana Blues es clara, luminosa, alegre, bulliciosa, y traspira franqueza, sinceridad y autenticidad.
La descripción realista de la sociedad, pone de manifiesto sentimientos de desazón, disconformidad, y rebeldía, contra la pobreza, las dificultades para encontrar empleo, y la necesidad de emigrar.
También, muestra cómo en la juventud, anida el coraje, la capacidad de resistencia, la alegría vital, la generosidad, la salud moral, el buen humor, y unas ganas incontenibles de vivir y cantar.
“¡¡¡Haz que te la mame bien!!! / No quiere abrir las piernas cuando yo se lo digo / que dice que es muy malo sin preservativo”
Habana Blues, es una historia que trata sobre cumplir sueños.
Para algunos, es salir de la isla; para otros, es seguir creyendo en la revolución; pero sobre todo, es triunfar en el mundo de la música.
En un primero momento, Benito Zambrano nos plantea las dificultades propias que tiene la isla:
Incomunicación con resto del mundo capitalista, ausencia de esperanza de progreso, una sociedad desfavorecida por un régimen que pretende igualdad a todos los niveles, etc.
Estas son las más básicas, y más visibles, problemas que a pocos se pueden escapar, si están tan sólo un poco atentos a las noticias diarias.
Sin embargo, la profundidad de estos problemas, son tratados casi de refilón.
Toda la acción, se desarrolla en esta magnífica ciudad, y la música no compone únicamente la banda sonora, sino que se convierte en el “leitmotiv” de la historia.
“En un trasfondo, donde la risa y los sentimientos, conviven con naturalidad, el problema del desarraigo cultural y emocional, se manifiesta a través de los protagonistas que buscan su propio camino, en una bella metáfora de la dignidad”, explica Benito Zambrano.
“A pesar de ser nuestra película, un drama con todos sus ingredientes, nuestros personajes sabrán sacarle carcajadas a los espectadores.
No es sin embargo, una comedia ligera, es una comedia de sentimientos.
Cuba, sobre todo, y a pesar de todo, es un país de sentimientos:
Alegre, dinámico, que sabe encontrar el lado divertido de las cosas, y musical...
¿Hay otro rincón del mundo, que sea más musical que Cuba?
Sería imposible imaginar a Cuba en silencio, sin un acorde, sin un instrumento” dijo el realizador.
Ambas cosas, son las que condicionan a los personajes, para bien o para mal, viéndose obligados a prescindir dolosamente de ellos, o luchar con todo para conservarlos.
Pero Habana Blues no deja de mostrar esta falta de recursos en la que vive la población cubana, y cómo, al mismo tiempo, el acceso al turista, en sus diversas formas, puede suponer una importante fuente de ingresos.
Esta relación con el extranjero, es a menudo vivida como una especie de prostitución, no necesariamente de un modo sexual.
En diversos momentos, Ruy y Tito tienen la percepción de estar viviendo esta situación.
Desgraciadamente, esta sensación es compartida, por no poca gente en Cuba, hasta el punto que hay quienes rechazan el contacto al extranjero, por temor a ser vistos en tales términos.
Pero no todo son fiestas y conciertos, que los hay, también se nos muestra la realidad social de un pueblo que ha sufrido embargos, y que no olvidemos, vive bajo una dictadura.
La vida en Cuba es difícil, y se nos muestra en toda su magnitud, desde lo que se ven obligados a hacer algunos para salir de la isla, al día a día para poder comer, los familiares en el extranjero que les mandan dinero, o como hay quienes se aprovechan de la situación.
Zambrano, en el muestrario social de Cuba, isla a la que retrata con realismo y cariño en un trasfondo musical muy variado, con sonidos rock, hardcore, metal, fusión, o blues, expone la ligazón del estado socioeconómico, en el que sus habitantes perviven entre el acomodo vital quejoso, ante las carencias y la frustración de unos jóvenes que cuentan con miras de expansión, más allá de conducir Chevrolets o Buicks pasados de moda, en calles llenas de ritmo y jineteras.
Aunque sobre toda la temática, la que más destaca, es la de la amistad entre los 2 protagonistas, que a pesar todo, se mantiene pase lo que pase, aunque tenga que remontar los baches provocados por la necesidad, que lo sobrevuela todo.
¿Qué hace uno con su vida, cuando en el propio país siente que no puede desarrollarse, y necesita hacer algo para cambiar esta situación?
Estas distintas opciones, marcharse o quedarse, a menudo se relacionan de modo contradictorio con la dignidad.
Sobre esto, Benito Zambrano ha comentado:
“La dignidad es un tema que yo creo que, depende en qué lugar te tocó vivir, y en qué circunstancias, tiene un valor, o tiene otro.
Hasta qué punto, para triunfar, o para salir de Cuba, o para conseguir algo, un simple contrato de mierda; hasta qué punto, tú estás dispuesto a transigir.
Cada uno toma un camino diferente, todos son válidos, todos son respetables, y yo te diría que, incluso, ninguno es más digno que otro, simplemente que a veces, la necesidad te lleva a tomar caminos diferentes, y a elegir en la vida”
Lo que pretende mostrar Benito Zambrano, es esa encrucijada en la que se encuentra mucha gente en Cuba, desde el respeto a las decisiones de cada quien, entendiendo que la dignidad, no está en una u otra decisión, sino en la coherencia de cada uno, ante sus propias circunstancias.
Aprovechando el mundillo de la música como telón de fondo, se plasman otras ideas:
El compromiso, la amistad, la familia, la necesidad de huir, y otras muchas.
También, se habla del dicho anglosajón, “business is business”, que en lo referente a la música, parece ser la tendencia más clara hoy en día.
¿Y dónde queda entonces, el artista?
La gente se vende al capitalismo, buscan la fama fácil, y lo que llega a costar.
Un pequeño matiz, ayuda a ver ese “distanciamiento” de Zambrano.
Aparte de demostrar todas las miserias, también muestra a los poderes extranjeros, en este caso, la discográfica, como azuzadores del conflicto Cuba/EEUU.
Lo podemos ver en el contrato que han de firmar los jóvenes músicos:
“Ser músicos desconocidos, no haber hecho conciertos, discos, o giras en Cuba, ni fuera de Cuba.
3 años de contrato, con exclusividad absoluta de la compañía.
Recibir el 50% de los derechos de edición, el otro 50% se lo queda la compañía.
Un disco al año, por cada grupo, con opciones de sacar alguno más, dependiendo del rendimiento de cada uno.
Los 6 primeros meses en Madrid, todo a cargo de la compañía, reciben un pequeño sueldo, alojamiento, y dietas; después la compañía les paga un 25% de los beneficios de los conciertos”
Habana Blues no es una película moralista, tampoco de corte político; sólo enseña la Cuba que es, sin juicios, con sus alegrías, y sus miserias.
Sí que se critica las pocas oportunidades reales que tiene la población cubana, pero tampoco sataniza al gobierno, como se suele hacer en otras películas.
Se podría decir, que los comentarios políticos sirven para asentar más la acción, y no son el único motor.
Evidentemente, que se hace patente la asfixia a la cual están sometidos los cubanos, y en especial los jóvenes; prueba de ello, es la necesidad que tiene Tito de salir de allí, para “poder respirar”, pero a la vez, para otros, es una situación tolerable, ya que Ruy prefiere quedarse, y vivir bien con ello, y su música, a irse de su tierra.
A pesar de todo, no olvida uno de los temas más terribles que sufre la sociedad cubana:
La huida de cubanos a tierras “más prósperas”
Queda muy patente en la situación de Caridad y sus hijos.
Ella sabe, que puede ser una oportunidad para sus hijos, escapar de la miseria en la que han vivido, pero también ve que es ponerlos en peligro.
La decisión que toma, no es a la ligera y, en buena parte, está influenciada por la actitud de Ruy, su despreocupación…
El final de Ruy, estará muy determinado por los cambios.
No es un final feliz, pese a que haya conseguido realizar el sueño, que tenían Tito y él, antes de la llegada de los “gallegos”:
Un concierto en su ciudad, y con los suyos.
Pese a ello, Ruy se queda solo, pero cambiado, en cierta manera, a gusto consigo mismo.
Todo su alrededor, se ha transformado, todo sigue su rumbo... la vida sigue.
Se muestran todas las tendencias, si bien la gente no hace alabanzas del régimen, pues sería a todas luces, dogmático.
Las personas que salen en Habana Blues, derrochan energía por los poros de su piel, y también alegría de vivir, incluso en esas condiciones muy distantes del bienestar social.
Para rodar Habana Blues, Benito Zambrano contrató a actores cubanos desconocidos, tras un “casting” que duró 3 meses, según explicó el director.
El “casting” se hizo, con la idea de buscar a nuevos actores:
“Necesitábamos actores desconocidos.
De hecho, la gran mayoría de los que aparecen en Habana Blues, lo son.
Fue duro, porque en Cuba no hay agencias, no hay bases de datos, ni archivos donde estén contenidos actores profesionales, o aspirantes a serlo”, recuerda el director.
Yoel García, es el que más experiencia tiene en el cine, ha participado en 9 películas, mientras que Pablo Sanmartín, hijo de actriz; y Yailene Sierra, habían desarrollado su carrera, hasta ahora, principalmente en el teatro.
El papel de Gorki Águila Carrasco, músico de punk cubano, disidente, vocalista de la banda “Porno para Ricardo”, conocida por sus críticas al gobierno de Fidel Castro; es el músico de las patillas, que se queja del contrato, en la reunión con los españoles, y que no pudo ser interpretado por el propio cantante, al estar en la cárcel durante el rodaje…
De hecho, la banda “Porno para Ricardo”, inspiro al director, en algunas ideas para Habana Blues.
Águila, fue detenido en 2003, hasta 2005, como parte de la estrategia del régimen, por silenciar su obra, y declaraciones, y soltado luego de una campaña internacional, y posteriormente, vuelto a detener, el 25 de agosto de 2008, por “peligrosidad social pre-delictiva”
Gorki Águila, es representado en Habana Blues, sobre la nueva música independiente y “underground” de Cuba.
La mayor parte del reparto, son actores cubanos desconocidos, pero todos ellos tienen una naturalidad, y un descaro a la hora de actuar, que hacen que se tenga un aire a semidocumental de libertad estupendo.
Además, el hecho de que la música esté siempre presente en los personajes, hace que se lleven mejor, las casi 2 horas de duración.
En el “casting” no sólo se eligieron actores, sino que también, se escogió a los músicos que en Habana Blues, integran la banda del mismo nombre, y que fueron formados especialmente para mejorar sus dotes interpretativas.
Al contrario, los 2 actores principales, tuvieron que aprender a cantar, y tocar el saxo, y la guitarra, para que el doblaje musical tuviera una mejor sincronización.
Explica Roberto Sanmartín:
“Habana Blues es una película muy humana, de personas, y no de personajes.
Y habla del amor, la amistad, la lucha para lograr cualquier cosa, por conquistar tus sueños.
Habla de todo lo que se tiene que ir dejando en el camino, para alcanzar lo que buscas.
Siempre hay que dejar algo atrás.
Me parece un gran drama, con algo de comedia”
Como curiosidad, decir que Alberto Yoel García, había sido músico cuando era más joven, lo que le ayudó a afinar mejor su papel, ya que para él también, la música casi era una obsesión.
Pero también hubo controversia alrededor de la producción, pues el director, Benito Zambrano, ha negado que la historia de Habana Blues, esté inspirada en la vida del actor, y líder del grupo Orishas, Yotuel, y que le hubiera llegado a ofrecer el papel protagonista para, finalmente, prescindir de él, tal como afirmó el artista cubano.
El actor, había afirmado que “parte” de la historia de Habana Blues, está “narrada por mí, directamente al director”
“Es ridículo, y totalmente falso” dijo el realizador.
Zambrano, ha reconocido que se reunió con Yotuel, en la fase de actualización del guión, que realizó antes del comienzo del rodaje de Habana Blues, y que había coincidencias, entre la historia narrada, y la vida del cantante, pero que éstas fueron totalmente casuales.
El director ha explicado, que se encontró con varios músicos en Cuba, y también con artistas cubanos, que trabajaban en España, como Habana Abierta, o el mismo Yotuel, para actualizar la historia, cuyo primer borrador, fue escrito cuando estuvo estudiando en Cuba.
“En aquella reunión, Yotuel nos contó su historia.
Efectivamente, sí que había algunas coincidencias, entre lo que le había pasado a él, y lo que le ocurre al personaje protagonista de la película”, asegura Zambrano, quien aclara que, no es algo tan raro, ya que la historia que narra Habana Blues, son de músicos que quieren salir de la isla, y firmar un contrato discográfico, que es muy común en Cuba.
Zambrano ha explicado, que la mayor coincidencia se producía, por la aparición del personaje de una chica francesa, que ofrece al protagonista, que está casado, la posibilidad de salir de la isla, algo que tiene muchos puntos en común, con la forma en que el actor salió de Cuba.
“Pero el personaje de la fotógrafa francesa, ya estaba en el guión, antes de que habláramos con él”, afirma el director.
Por otro lado, los personajes lloran, ríen, viven la vida, al estilo incombustible de La Habana, esto es, cantando y bailando en cualquier momento que se aprecie.
Se proporciona una sensación de perpetua fiesta, de alegría innata, a pesar del desarraigo por el que pasan todos, y cada uno de ellos.
Los ejemplos que contrarrestan esta visión edulcorada, se muestran, pero son pocos, como es el momento en que Caridad huye del país, en una lancha con los hijos.
Otro ejemplo vendría a ser, cuando los productores españoles, exponen las condiciones abusivas del contrato, el cual les hace replantearse a Tito y a Ruy, si perder la dignidad, compensa con la promesa de un futuro mejor.
Para más regodeo, el aspecto visual, es más que espectacular.
La casa de Ruy, es un ático precioso, aunque decadente, con vistas de toda la Habana.
Tito es dueño de una joya del 52, un Chevrolet rojo, que bien podría estar en un museo.
Las playas paradisíacas, con mojito en mano, tampoco faltan; las calles de La Habana, parece que brillan con luz propia, con esos colores que inundan el ojo de los extranjeros, etc.
Cuba, se viste con sus mejores galas en Habana Blues, y parece una postal digna de ser enviada, a la vuelta de las vacaciones.
Pero no es oro, todo lo que reluce:
Bajo esa atmósfera maquillada, se esconde  una verdad que afecta a millones de cubanos, y que supone el drama de toda familia que se encuentre en esa situación:
Emigrar, salir del país, es la única vía posible, cuando las posibilidades de desarrollar una vida digna, están mermadas por el gobierno.
Tanto Ruy, como Tito y Caridad, presentan la emigración, desde puntos de vista diferentes:
Ruy no puede aceptar irse, siendo un esclavo de las condiciones de la discográfica.
Tito se vende en aras de un futuro mejor en España; y Caridad no tiene más opción que huir ilegalmente.
Se retrata de este modo, la ruptura total y terrible que supone salir de Cuba, pues una vez que se sale, es casi imposible regresar a ella.
Otro ejemplo de la complicada realidad cubana, es el abandono de Caridad, de su puesto como profesora universitaria.
Le sale más rentable, vender artesanías que tampoco suponen suficientes ingresos, para mantener la economía familiar.
La Cuba de Zambrano, se divide entonces en 2:
Aquella que desea irse del país, malvendiéndose al cruel capitalismo; o aquella otra que prefiere quedarse, y vivir con ¿dignidad?, y ¿libremente?, al son de su música, o el arte, que también se persigue, caballero...
¿Me está diciendo Zambrano, que es mejor vivir con dignidad, en una dictadura, donde ni siquiera uno puede expresarse sin sometimientos, a marcharse a un país libre, y ser “esclavo” de una multinacional musical?
¿Acaso está comparando Zambrano, un régimen represivo y totalitario, que fusila a personas por pensar de manera distinta; con las poderosas multinacionales, esas que coartan la “libertad” del artista?
Pero es que lo peor, no es que defienda esta postura, y de todos modos, le recomendaría que se fuera a vivir a Cuba, para que hiciera cine libre, sino la manera en que lo hace, de forma maniquea, y partidista, tras las figuras de 2 amigos, que forman un grupo de música.
¿Alguien se ha fijado, cuantas secuencias dedica a cada postura?
¿O como dibuja esas maravillosas fiestas en las azoteas, con mulatas divinas de cuerpos esbeltos, ron y tabaco?
¿O cómo logra que el público empatice con ese “mulato” a lo “Lenny Kravitz”, en vez de construir de manera igualitaria a su falso amigo Tito, que desea convertirse en esclavo de la empresa española, con tal de abandonar el país?
La demagogia y la sensiblería, se cogen de la mano en un final, donde el bueno de Ruy, renuncia a firmar un contrato “explotador”, y decide realizar ese concierto, en una sala antaño derruida, con la presencia de su amigo, y de su mujer, e hijos.
Parece evidente, que ahondar en estos temas, más que retratar de lejos, una realidad tan compleja, sería obligatorio; sin embargo, Zambrano renunció a ello.
En más de una ocasión, declaró su amor por la isla, por esos 2 años que pasó en La Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños:
“Mi pretensión desde el principio, fue la de no hablar de buenos y malos, eso creo que les corresponde a los propios cineastas cubanos, que son los que tienen la obligación de hablar de su país.
Habana Blues puede ser vista como una mirada complaciente o ingenua, pero también tierna, cariñosa, y respetuosa con una realidad dura como la que se vive en La Habana.
Mi intención ha sido la de hablar de verdades humanas y de sentimientos, la de hablar desde un discurso emocional, pero no político”
Efectivamente, el discurso político cubano no aparece.
Nada se comenta de la crisis de credibilidad, y de identidad revolucionaria… Tampoco se dice nada sobre el verdadero drama de los cubanos exiliados en Estados Unidos, que exigen una apertura inmediata, o el derrotismo de la sociedad dentro de la isla, que no tienen capacidad de organización.
Además, el acceso a internet, es de un precio abusivo, y a esto se le suma la reciente incertidumbre sobre la salud de Fidel Castro, y el futuro del régimen.
Otro tema que se elude, es la prostitución, un verdadero problema, y a la vez, es una actividad que ayuda a subsistir a miles de jóvenes.
Cuba, es foco para turistas y empresarios, en busca del atractivo sexual, pues se la considera “La Tailandia de Latinoamérica”
De este modo, la práctica sexual, es un negocio que aquí alcanza cotas inimaginables, pues es una manera de conseguir dólares libres de impuestos, e incluso, un matrimonio que te permita salir de allí.
Es, sin duda, un homenaje fácil de ver, de un director a un país que le enamoró.
Benito Zambrano, canta a Cuba con lágrimas en los ojos, venera a sus protagonistas con el cariño de una abuela, y contempla el horizonte, con la sabiduría aprendida del buen viajero, aquel que siente su patria, en todos los rincones del mundo.
Es en los detalles, como:
El uso doméstico del teléfono, una cena entre amigos, una canción bien dirigida… donde se acaricia el esplendor de un director, de su estilo, y su futuro destino.
Son destacables, escenas como:
La del Chevrolet del 52, “la máquina del tiempo”, según Marta; los trajines en bicicleta de Ruy con los hijos; el agujero en el techo del teatro, abierto a la luz de La Luna…
Contiene un número elevado de expresiones de acertada composición, que añaden belleza verbal a la obra.
Muy evocadora la imagen final, cuando al acabar la canción, en el concierto, se apagan los focos, y el protagonista sólo, es iluminado por la luz de La Luna, que se asoma, llena, y enigmática, a través del boquete que decora el destartalado teatro que acoge el concierto.
Así es Cuba:
Una nación desgastada, viejos problemas, agonizante, está que se cae; pero por otra parte, es un lugar único, mágico, donde precisamente, de esos agujeros o carencias, sale lo mejor de sus gentes, y lo mejor de una tierra que brilla por su vitalidad y singularidad; sin embargo, hubiera estado bien, que al final, durante los créditos, se nos diga que les pasa a los personajes…
Por último, la búsqueda de unos productores españoles de talento musical en Cuba, nos lleva a un recorrido por La Habana “underground”, mostrando lo mucho, y lo bueno que se destila a través de la música alternativa, y joven de esta ciudad, plasmado en variedad de estilos, que van del blues al rock, y al hardcore, pasando por el reggae, y el rap, o el punk.
Temas como el potente “Cansado”, el descarado “Felación”, el insurgente “Rebelión” o los deliciosos y emotivos “Habana Blues” y “Arenas De Soledad”, y un sonido impecable, hacen de esta banda sonora, un elemento fundamental, un disco con una autenticidad, que te hace mover las piernas, y también el corazón.
La mayoría de los temas, son las canciones de los mismos grupos que participan en Habana Blues, como resultado de la “búsqueda” de los empresarios.
Son canciones muy pegadizas, de muy diferentes estilos:
Música “joven”, viva.
Nos va acompañando durante todo el viaje; son temas variados:
Críticos, de nostalgia, de amor, de despedida, etc.
Aquí, sí que podría decir, que la música es un ente muy importante:
Los protagonistas viven de ella, la acción se mueve alrededor de ella, la oímos, la vemos...
La voz de Ruy, en las canciones, es la del cantante Equis Alfonso, uno de los principales compositores de la mayor parte de los temas de la banda sonora, junto a Dayan Abad, y José Luis Garrido.
El elenco musical, se completa con una serie de temas compuestos por grupos pop cubanos desconocidos, y poco promocionados en la isla.
“Habana Blues Band” es un grupo de funk/rock cubano; que se formó a partir de los músicos que componen la banda sonora de la esta obra de Benito Zambrano, con la intensión de acompañar al guión de la misma.
Dentro de ella, surge la colaboración de los productores:
Juan Antonio Leiva, cubano; y José Luis Garrido, español; y los músicos cubanos:
Alfonso X, Dayan Abad, Kiki Ferrer, y Kelvis Ochoa, creando una nueva fusión de Rock latino.
Con el éxito de Habana Blues, la discográfica, DRO Atlantic, decide editar la banda sonora, que lleva más de 40,000 copias vendidas.
A raíz de todo esto, los creadores de la banda sonora, decidieron formar el grupo, para presentar los conciertos en directo.
“Esta noche reivindicaremos nuestro derecho al delirio, y a la utopía”
Somos carne, hueso, y corazón, y son nuestras ideas, nuestros pensamientos, la forma de sentir, y manifestarnos, lo que nos hace humanos.
Y aquí, más allá de los logros alcanzados en Habana Blues, en la que Zambrano sale muy bien parado, reuniendo a un grupo de personas que quieren pelear, luchar, plantar cara al destino, éste vestido con uniforme militar, y largas barbas, y extrapolable a cualquier otra parte de este planeta, lo que plantea Habana Blues, son conceptos universales, que nos abren los ojos a otras realidades, que no debemos echar al saco del olvido.

“La isla no es solo ron y tabaco, putas, varadero, cayo largo / no solo es eso, hay gente que pasa to el día trabajando, de sol a sol / por un futuro mejor, así que vamos”



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