Fences

“Answer me when I talk to you!”

A estas alturas de la historia del Séptimo Arte, se antoja trivial decir que el teatro tuvo un papel relevante en su nacimiento como medio; pero más correcto sería afirmar, que el teatro marcó de manera trascendental, la primera evolución del cine.
Aún imaginando una absurda y quimérica coyuntura de quiebre entre nuestro presente y su pasado más inmediato, donde no hubiera indicios que determinaran el posible origen de las formas de expresión y de representación modernas, sería muy fácil deducir la relación paterno-filial entre teatro y cine, por su evidente afinidad formal y narrativa.
Tras los primeros experimentos de los hermanos Lumière con el cinematógrafo, que registraban escenas de la vida cotidiana, y antes de la eclosión del modelo de representación de la ficción, a partir de la creación del lenguaje fílmico por parte de D.W. Griffith, el cine no era más que teatro filmado.
Incluso, existió una célebre tendencia que promovía la adaptación a la gran pantalla de los grandes dramas clásicos.
Hoy en día, como si de una regresión a sus primitivas raíces se tratara, de vez en cuando aparecen propuestas que, ya sean adaptadas, ya no deriven claramente de la dramaturgia, presentan características visuales y narrativas válidas y culminantes para el medio cinematográfico, que las vinculan con la tradición teatral.
Nacido con el nombre de Frederick August Kittel, Jr., August Wilson, fue un dramaturgo estadounidense; que declaró como sus mayores influencias, a “las 4 B”:
La música Blues; el escritor y poeta argentino Jorge Luis Borges; el dramaturgo Amiri Baraka; y el pintor Romare Bearden.
Más tarde añadió a los escritores Ed Bullins y James Baldwin a su lista; y dijo:
“De Borges, esas maravillosas historias de gauchos, de las que aprendí que se puede ser específico con respecto a un tiempo, espacio y cultura, y aun así, lograr que la obra trate sobre los temas universales, como el amor, el honor, el deber, la traición, etcétera.
De Amiri Baraka, aprendí que todo el arte es política, aunque no escribo obras políticas.
De Romare Bearden aprendí, que la plenitud y la riqueza de la vida cotidiana, puede lograrse sin compromiso o sentimentalismos”
Y valoraba a Bullins y a Baldwin, “por sus representaciones honestas de la vida cotidiana”
Su obra más célebre, “Fences” (1983), le valió 2 Premios Pulitzer, en 1987 y 1990.
Pero en cada obra suya, se sitúa en una década distinta, y describe los aspectos cómicos y trágicos de la comunidad afroamericana en el siglo XX; además de “aumentar la conciencia hacia el teatro”, y evocar “la poesía en el lenguaje cotidiano de la población negra en los Estados Unidos”
Y es que Wilson estaba fascinado por el poder del teatro como un medio, donde una comunidad entera, podía reunirse para presenciar eventos ficticios.
A veces denominada “Century Cycle”, “The Pittsburgh Cycle” consiste en una serie de 10 obras; 9 de las cuales están ambientadas en el Hill District de Pittsburgh, un barrio afroamericano que adquiere un significado mítico literario como el Wessex de Thomas Hardy, el Yoknapatawpha County de William Faulkner, o el Ballybeg del dramaturgo irlandés, Brian Friel.
Aunque las obras del “Cycle” no están estrictamente conectadas al grado de una historia en serie, algunos personajes aparecen en más de una de las obras, con diferentes edades.
Por ejemplo, los hijos de los personajes de las primeras obras, aparecen en las últimas…
Las obras, además, incluyen un personaje profético “aparentemente” afectado mentalmente, diferente en cada obra; por ejemplo:
Hedley Sr. en “Seven Guitars”, Gabriel en “Fences”, o Hambone en “Two Trains Running”
Las obras correspondientes a cada década del “Cycle” son:
1. Década de 1900 – “Gem Of The Ocean”
2. Década de 1910 – “Joe Turner's Come and Gone”
3. Década de 1920 – “Ma Rainey's Black Bottom”
4. Década de 1930 – “The Piano Lesson”
5. Década de 1940 – “Seven Guitars”
6. Década de 1950 – “Fences”
7. Década de 1960 – “Two Trains Running”
8. Década de 1970 – “Jitney”
9. Década de 1980 – “King Hedley II”
10. Década de 1990 – “Radio Golf”
A Wilson se le informó, que se le había diagnosticado cáncer de hígado, en junio de 2005, y que los médicos le habían pronosticado entre 3 y 5 meses de vida…
Falleció el 2 de octubre de 2005, en el Swedish Medical Center de Seattle, y fue sepultado en el Cementerio Greenwood, de Pittsburgh, el 8 de octubre de 2005.
El 16 de octubre de 2005, 14 días después del fallecimiento de Wilson, El Teatro Virginia de Broadway, en la ciudad de New York, fue renombrado como “Teatro August Wilson”, siendo el primer Teatro de Broadway, que lleva el nombre de un afroamericano.
“Some people build fences to keep people out, and other people build fences to keep people in”
Fences es un drama del año 2016, dirigido por Denzel Washington.
Protagonizado por Denzel Washington, Viola Davis, Mykelti Williamson, Russell Hornsby, Saniyya Sidney, Stephen Henderson, Jovan Adepo, Toussaint Raphael Abessolo, Mark Falvo, Christopher Mele, Phil Nardozzi, Dontez James, Terri Middleton, Malik Abdul Khaaliq, Chris McCail, entre otros.
El guión es de Tony Kushner, siendo el primer guión del dramaturgo August Wilson, basado en una de sus propias obras aclamadas.
Aunque August Wilson había trabajado durante mucho tiempo en la adaptación del guión de Fences, el guión todavía estaba incompleto cuando Wilson murió en 2005.
En enero de 2016, Deadline Hollywood informó, que el productor Scott Rudin había contratado al ganador del Tony y el Pulitzer, Tony Kushner, para terminar el guión de Wilson.
Y en diciembre de 2016, el New York Times informó, que aunque Kushner no recibió un crédito como guionista, obtuvo “una mención prominente como coproductor”
Fences, fue originalmente una obra de teatro, estrenada en el año de 1983, por el dramaturgo estadounidense, August Wilson.
Establecido en la década de 1950, es la 6ª entrega del “Pittsburgh Cycle”, que como todas las obras del “Cycle”, Fences explora la evolución de la experiencia afroamericana, y examina las relaciones raciales, entre otros temas; y probablemente es el trabajo más célebre del autor dentro de su “Ciclo de Pittsburgh”, un trabajo eléctrico, lleno de energía, veneno, y con un fuerte componente racial.
Todo ello la hace una adaptación muy digna, que consigue mantener la esencia de la obra original.
La obra teatral, ganó El Premio Pulitzer de 1987, al Mejor Drama, y El Premio Tony de Mejor Producción de 1987.
Aunque Wilson era un escritor dedicado al teatro, un estudio de Hollywood, propuso filmar su obra “Fences”
Pero Wilson insistió, con que contrataran a un director afroamericano para dirigir la película, diciendo:
“Me niego a que la dirija un director blanco, no por asuntos de raza, sino por asuntos de cultura.
Los directores blancos, no están cualificados para este trabajo.
El puesto requiere alguien que comparta la cultura de los afroamericanos”
Cuando los estudios de Paramount adquirieron originalmente los derechos de la obra, en 1987, contaban con la participación de Eddie Murphy, la cual se debió en gran parte, a que Murphy quería asumir un papel más “serio”:
El de Cory, de 17 años.
Sin embargo, para 1987, Murphy ya era una década mayor que el carácter de Cory, y los muchos retrasos de la grabación, significaron que Murphy, rápidamente envejeciera para ser elegible para el papel.
Por tanto, la película nunca se realizó, hasta ahora.
El rodaje de Fences empezó a finales de abril del 2016, en Pittsburgh, EEUU; como un drama de un hombre afroamericano, que lucha contra sí mismo y los eventos propios de la época.
Situada en Pittsburgh de 1950, Troy Maxson (Denzel Washington), está casado por 18 años con Rose (Viola Davis)
Troy tiene 2 hijos:
Lyons (Russell Hornsby) de una relación anterior, y Cory (Jovan Adepo) hijo de Rose.
Pero Troy, era un ex jugador de béisbol de “La Liga Negro”, que ahora trabaja como recolector de residuos, que lucha por mantener unida a su familia, al tiempo para llegar a un acuerdo con los acontecimientos de su vida.
De joven, Troy era un prometedor y ambicioso jugador de béisbol, que soñaba con vivir del deporte, pero que era demasiado mayor, cuando la primera división del béisbol, empezó a admitir jugadores negros.
Por tanto, Troy se esfuerza por ser un buen marido y padre, pero su sueño truncado de gloria, le corroe, y le lleva a adoptar una decisión que amenaza con destrozar a su familia.
Ahora, Troy se tiene que conformar con una vida más trivial, en la que tiene que soportar diariamente la discriminación por su color de piel.
La valla que da nombre al título, es la que Troy logra construir durante varios años, y sólo se muestra como completa, cerca del final.
Fue conceptualizada por Troy, como “una forma simbólica de mantener al “Grim Reaper”, la muerte, fuera”, pero es representativa de las barreras emocionales que él construyó entre él y sus hijos, y también evidencia de los esfuerzos de Rose, para mantener, y proteger aquellos que ella quiere.
Todo ello bajo el lente que nos permite ver, qué es lo que hay al otro lado de la verja:
Amor familiar, nostalgia, redención, amistad, infidelidades, perdón, muerte, la vida misma...
Con nominaciones aseguradas para el Oscar, como actores para Washington y Davis, y por qué no, Mejor Director, es una película teatral, o teatro filmado, muy bien lograda, película de actores, con actores de primera categoría.
“How come you ain't never liked me?”
“Fences” se estrenó en Broadway en 1987, ganando los Premios Tony por Mejor Interpretación para:
Mejor Actor para James Earl Jones, y Mejor Actriz Destacada para Mary Alice.
Un renacimiento de la obra, abrió sus puertas en 2010, ganando nuevamente los Premios Tony por:
Mejor Renacimiento de una Obra, Mejor Actor para Denzel Washington, y Mejor Actriz para Viola Davis.
Tanto Washington como Davis, retoman sus papeles en esta adaptación cinematográfica, en la cual, August Wilson insistió, en que una adaptación cinematográfica de la obra, fuera dirigida por un afroamericano.
Dicho y hecho.
Tras haber dirigido “The Great Debaters” en 2007, y su debut, “Antwone Fisher” en 2002; Fences es la 3ª película dirigida por el 2 veces ganador del Oscar, como Mejor Actor de Reparto y Mejor Actor, que lleva a la pantalla grande, una obra de teatro en la que participó, demostrando muy bien, lo mucho que se puede hacer con tan pocos medios, sin esos efectos especiales que abundan en la cartelera; pero con una gran potencia dramática.
Denzel Washington, se sintió cómodo con el material fuente, ya que había participado con 114 actuaciones de la obra homónima en Broadway.
Y ha dicho que después de haber interpretado la obra, 114 veces en el Cort Theatre de Nueva York en 2010, dirigir la adaptación cinematográfica, se convirtió en “un simple reajuste”
El director/actor, tan solo usa 3 escenarios, si acaso, para desarrollar un drama intimista, de cosas que le pueden suceder a cualquiera, más allá del tema racial, que trasciende, y para ser de larga duración, cerca de las 2 horas y 30 minutos, no se hace pesada.
Como dato, el actor/director Denzel Washington, tiene un trato con HBO, para adaptar a la gran pantalla, algunas obras de August Wilson, aquellas conocidas como el “Pittsburgh Cycle”, que se desarrollan en un periodo distinto de la historia de los negros.
Sin embargo, Fences, aunque era la 6ª película de este ciclo, quedó excluida del pacto.
“Al comienzo de Fences, había presión.
Era como “todo eso funcionó, todo salió bien…
¡No lo eches a perder!
Mi preocupación era primero, August Wilson; y después mis actores.
Y El Sindicato de Actores dijo “reconocemos eso”, así que me dio mucho gusto.
Me he relajado un poco; y no hay nada que se pueda hacer al respecto de todas formas.
La película le pertenece a la gente ahora”, dijo Washington.
La pocas críticas que se han hecho, sobre Troy Maxson, su esposa Rose, y su familia, se han centrado en esa vieja idea de que, cuando se lleva una obra de teatro a la gran pantalla, el director debe “abrirla”, y disfrazar su esencia teatral.
A Washington le choca esto como crítica a su adaptación, y se altera al hablar de ello.
Pero Washington eligió representar el material de Wilson de una manera más sutil para formar la historia, y lo que denomina como “la música del rápido fuego del diálogo”
En algunos casos, lo lleva más allá del patio trasero donde se desarrolla la obra.
Pero todas esas sugerencias, dice, “estaban ahí en el guión, escrito por Wilson antes de morir en 2005.
¿Podemos usar el bar?
Veámoslo sacando la basura...
Veamos el transcurso de tiempo, desde que anuncia una noticia”, dijo Washington.
“Una película es como una casa con diferentes cuartos; pero si exageras un cuarto demasiado, no es agradable”, acotó.
Una de las decisiones más difíciles que tomó durante la filmación y la edición, fue escoger a qué actores filmar, y cuándo.
Es algo que no se necesita decidir en una obra de teatro, donde todos pueden ver todo lo que pasa.
En algunos casos, Washington amplió las escenas; en otras, corta, para presentar otra persona en la cocina escuchando algo, o se detiene en Davis por un momento, en vez de cerrar la escena inmediatamente.
A veces va en sentido contrario, y aumenta el dinamismo del momento.
Para imaginar las cosas mejor, Washington, recordó el consejo de Sidney Lumet, y preparó un ensayo de 2 semanas:
Rentó una iglesia grande en Pittsburgh, marcó la escenografía usando cinta adhesiva en el piso, y contrató actores suplentes para seguir el guión al pie de la letra.
Esto le permitiría a él y a su directora de fotografía, Charlotte Bruus Christensen, caminar, ver las acciones, y descubrir cómo hacer las tomas.
Durante la filmación, no tendrían tiempo para hacer eso…
En cuanto a las actuaciones, sabía que no tenía nada de qué preocuparse:
“Nada supera la confianza de haberlo hecho, y de haber sido reconocido por ello.
A Viola Davis, no se le va a olvidar de repente su actuación entre 2010, y ahora.
Así que, cuando la banda se reunió de nuevo, y comenzamos a leer el guión, era como:
¡Oh sí!, todavía podemos actuar”
Para las decisiones realmente difíciles, Washington dijo que consultaba el espíritu de Wilson mientras dormía...
“La intención de Wilson, era siempre lo más importante”, subrayó.
Y es que Denzel Washington tuvo oportunidad de conocer al dramaturgo una vez, hace unos 13 años.
Era un día lluvioso en Seattle; y Washington lo visitó en su casa.
Su agente le dijo, que Wilson podía estar pensando en escribir algo para él...
“Charló sobre su proceso, y cómo escribe; y básicamente decía “no escribo para nadie; los personajes me dictan”
Fue deslumbrante.
Le pregunté:
“¿Qué haces?”
Y dijo:
“Cierro mi casa y escucho a la gente, y ellos me dicen qué decir, y yo lo escribo”, recordó Washington.
“Era un hombre encantador, nos sentamos en su porche, no sabía que esa era la última vez que lo iba a ver.
¿Quién lo iba a saber?”, dijo el actor/director.
En cuanto a Fences, aunque llevar la obra al cine, definitivamente permitirá que tenga un público mayor, además de que existen posibilidades de que los maestros de teatro les pidan a sus alumnos que vayan a verla, Washington no cree que esto sea lo último que se sabrá de ella.
“Como Shakespeare, está abierta a la interpretación.
Esperen unos 25 años, y alguien querrá hacer un musical”, sentenció.
Del reparto, un lujo:
Washington, Henderson, Davis y Hornsby, son increíblemente buenos, cada uno a su manera, y los 4 profundizan en la dinámica que juntos han creado durante su tiempo en el set de rodaje.
Denzel Washington y Viola Davis, trabajan para convertir los Tony en Oscar; porque Fences está concebida como un escaparate para sus intérpretes, y en ese sentido, es impecable.
Es una película de actores, donde Washington la sostiene con aplomo y lucimiento; se evidencia el gran actor que es, con líneas de diálogos interminables, al tiempo que se desata con arrebato; secundado por una gran Viola Davis, que ya es hora de ser reconocida, y un sorprendente Mykelti Williamson, en un papel para aplaudir, como Gabe, el hermano con retraso de Troy; inclusive Hornsby como el hijo mayor, Adepo como el menor, y Stephen McKinley Henderson como el gran Jim Bono.
Pero de todos ellos, Troy es tremendamente complicado de interpretar:
La muerte y la forma que tiene Troy de lidiar con ella, construyendo esa valla para mantenerla alejada de su casa; la responsabilidad de la familia; el puesto de conductor de camiones, como catalizador del racismo imperante en los EEUU de los años 50; el hastío ante una vida monótona, de semanas que pasan volando, y de constantes viernes de alcohol; la envidia de Troy a sus hijos, ambos jóvenes e intentando cumplir sus sueños; los horrores de la guerra encarnados en Gabe, el hermano de Troy...
Su infidelidad, como esposo; el paso del tiempo en general.
Todos ellos, temas relevantes, relacionados entre sí, y dispuestos para dotar de capas y capas a Troy Maxson, un hombre que tal vez no sea un buen padre ni un buen esposo, pero que en el fondo, está lejos de ser una mala persona; un personaje que puede ser tremendamente ocurrente y divertido, puede volverse un cabrón al minuto siguiente.
Y es que Fences es un escaparate para Premios, sobre todo actores.
Las secuelas de la controversia “OscarsSoWhite” de la pasada edición del Premio Oscar, juegan a su favor, en una cinta llena de grandes monólogos, que colocan tanto a Washington como a Davis a la cabeza de las predicciones en sus respectivas categorías actorales, tanto más teniendo en cuenta que ya han triunfado con estos papeles en el teatro, ganando ambos El Premio Tony.
Y siguiendo con esa costumbre de compensación por parte de Hollywood y/o La Academia, parece que en la próxima entrega del Oscar, habrá 2 blancos por cada 10 afroamericanos, y es que con esta otra apuntada candidata, ya suman 4 cintas de temática anti racial, o bien, centrada en las problemáticas sociales de la raza afroamericana; las otras 3 son:
“The Birth of a Nation”, “Loving” y “Moonlight”
¿O será que se las aplican de nuevo, y todas se ven eliminadas por otras fuertes promesas?
Habrá que esperar…
Por lo pronto, Fences es una película arrebatadoramente buena, en lo actoral, y vale la pena su visionado, para comprobar la existencia de grandes actores.
“Everything that boy do, he do for you”
Aunque hubo una época, en los albores del cinematógrafo, en que El Séptimo Arte se limitaba a poner una cámara frente a un escenario teatral y rodar la interpretación de los actores, lo cierto es que el cine se ha ido distanciando cada vez más de la dramaturgia clásica.
Pese a ello, han sido múltiples las obras y musicales, que han dado pie a excelentes adaptaciones cinematográficas.
El paso del teatro al cine, tuvo que soportar grandes adaptaciones, sobre todo en cuanto a la sociedad acostumbrada a un tipo de representación.
Para algunos autores, estas adaptaciones del teatro, para que se pudiera rodar, y se convirtiera en una película, influyó negativamente al teatro.
En cuanto a las interpretaciones de los actores, era diferente, los escenarios y los temas que trataban.
En general, se identifica al teatro, como una forma de denuncia; y al pasar al cine, esta denuncia social, se cambió por el dinero.
Lo importante para los productores, ya no era luchar para poder cambiar lo que encontraban mal en la sociedad, sino buscar ante todo, el beneficio económico.
El espacio, el escenario, es uno de los aspectos fundamentales, y más demostrativos de cómo ha evolucionado el mundo de la interpretación.
De tener sólo un escenario para la representación de una obra, a poder mostrar diferentes zonas según convenga la historia que se quiera representar con el cine, y más adelante, gracias a los avances tecnológicos, se puede crear virtualmente cualquier escena que se quiera.
La inversión para la investigación de nuevos avances tecnológicos para la adaptación del teatro al cine, ha dado su fruto, gracias a los grandes beneficios que se obtienen del cine, y que antes era inconcebible.
Además de ser uno de los elementos más representativos del cambio, el espacio y los avances tecnológicos, también nos lleva a reflexionar sobre la originalidad y la imaginación desarrollada por los dramaturgos escasea hoy en los cinematógrafos.
Del espectáculo popular, al espectáculo de masas.

“A man is supposed to take care of his family”



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