Tower
“Stay away from the University area.
There is a sniper on the University Tower firing at will”
Se llama “asesino relámpago”, también conocido como “asesino itinerante” o “asesino excursionista”, en inglés “spree killer”, a quien se dedica a cometer múltiples asesinatos en un corto período de tiempo, y en distintos lugares.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos, define un “spree killing” como:
“Asesinatos en 2 o más lugares, sin un gran intervalo de tiempo entre ellos”
Un asesino en serie, se diferencia en que éste, sí deja pasar un período en el que se mantiene alejado de su actividad criminal; mientras que un asesino masivo, normalmente actúa sólo en un mismo lugar.
Charles Joseph Whitman, de 25 años, fue un estudiante en la Universidad de Texas en Austin, y ex-marine; que mató a 15 personas e hirió a otras 32, en el campus de dicha universidad, el 1 de agosto de 1966.
Tras haber asesinado a Kathy Leissner, su esposa; y a Margaret Whitman, su madre, en la víspera; Whitman mató a 3 de sus víctimas, el día de la masacre, dentro de la torre de la universidad, y a 12 más, disparando indiscriminadamente desde el mirador de la torre; 2 de las personas heridas, fallecieron en los 30 días siguientes, por lo que en total causó 19 víctimas mortales.
En el propio Whitman, fue abatido después por los policías:
Houston McCoy y Ramiro Martínez.
Pero varios meses antes del tiroteo, a Charles Whitman lo llamaron a Lake Worth, Florida para recoger a su madre, quien había presentado una demanda de divorcio de su padre.
El estrés causado por la ruptura de la familia, se convirtió en el tema de conversación predominante entre Whitman y un psiquiatra del Centro de Salud de la Universidad de Texas, el 29 de marzo de 1966.
La autopsia de Whitman reveló un tumor cerebral del tipo glioblastoma multiforme, que es un tumor cerebral muy agresivo.
Expertos de La Comisión Connally investigadora de la matanza, concluyeron que eso, quizás tuvo un papel en sus acciones…
El documento decía, que esta lesión “posiblemente podría haber contribuido a su incapacidad para controlar sus emociones y acciones”
La autopsia fue requerida expresamente por el mismo Whitman en sus cartas, y fue autorizada por su padre.
Whitman dijo que “algo no funcionaba bien dentro de él”
¿Acaso fue víctima del MK-ULTRA de La CÍA para desarrollar técnicas de control mental?
Como fuere el caso, la nota continuaba diciendo que había decidido asesinar a su madre y esposa, pero no mencionaba nada de lo que acabaría pasando en la universidad…
Decía que no sabía bien, por qué iba a matarlas, aunque sí anotó que quería aliviarlas del sufrimiento de este mundo.
Justo después de la medianoche, Whitman asesinó a su madre, Margaret.
No se sabe bien cómo lo hizo, pero parece que la había dejado inconsciente antes de apuñalarla en el corazón.
Dejó una nota escrita a mano al lado de su cuerpo, que dice parcialmente:
“A quien corresponda:
He quitado la vida a mi madre.
Me subleva el haberlo hecho.
Sin embargo, siento que si hay un cielo, ella definitivamente está allí ahora...
Realmente lo siento...
No duden de que quería a esta mujer con todo mi corazón”
Charles Whitman regresó a su casa de la calle 906 Jewell Street, y apuñaló a su esposa Kathy, 3 veces en el corazón mientras dormía, regresando a la nota escrita a máquina que había comenzado antes, terminándola a mano, y diciendo:
“Me imagino que parece que asesiné brutalmente a mis seres queridos.
Sólo quise hacerlo rápido, y bien...
Si mi póliza de seguro de vida es válida, por favor, que paguen mis deudas...
Donen el resto anónimamente a una fundación de salud mental.
Quizás la investigación pueda prevenir futuras tragedias de este tipo”
También se determinó que pudo afectarle una Corte Marcial como Marine de Los Estados Unidos, y su fracaso académico en la Universidad de Texas.
En el proceso del tiroteo, Whitman había alquilado una carretilla de la Austin Rental Company, y cobró $250 de cheques sin fondo en el banco, antes de ir a la ferretería Davis' Hardware, y comprar una carabina M1, explicando que quería cazar jabalíes.
También fue a Sears, y compró una escopeta semiautomática, y un maletín de fusil.
Después de serruchar el cañón de la escopeta, mientras charlaba con el cartero Carter Arrington, Whitman recogió todo, junto con un fusil Remington 700, una carabina M1, un fusil de corredera Remington M 141 calibre.35, y varios otros artículos que tenía guardados en un baúl de madera, y en su armario personal de Marine.
También llevó un revólver Smith & Wesson M19 calibre .357 Magnum, una pistola Luger de 9 mm, y otra pistola pequeña, que fue identificada como una Galesi-Brescia calibre 6,35mm.
Whitman, también metió en la maleta, víveres suficientes para aguantar el asedio.
Aun así, la mayoría de las cosas que empaquetó, eran más aptas para la supervivencia en el campo, que en lo alto de una torre.
Aparte de las armas:
Las escopetas, 3 rifles, 3 pistolas, 3 cuchillos de montaña y mil cartuchos; llevaba 12 latas de comida, 6 paquetes de pasas, 1 termo de café, cinta adhesiva, aceite especial para encender fuego, cerillas, un martillo, una llave inglesa, y un destornillador, una radio, tapones para los oídos, un compás, 11 litros de agua y 11 de gasolina, 1 linterna, 1 reloj, papel higiénico, pinzas de colgar la ropa, unas gafas de sol, y lo más extraño de todo:
Desodorante en spray, y un antídoto para mordeduras de serpiente.
Antes de ir a la torre, se puso un mono de color caqui, sobre su camisa y pantalones vaqueros.
Una vez en la torre, se puso una vincha/cintillo color blanca.
Hacía 98° F a la sombra, cuando Charles Whitman llegó a la entrada de la torre, y le dijo al portero, que era un obrero de mantenimiento.
Empujó su carrito de 3 ruedas hasta los ascensores, y apretó el botón del piso #27.
Mientras subía, desenvolvió 2 de los rifles.
Desde dicho piso, 4 tramos de escaleras conducían hasta el mirador, que normalmente estaba abierto, y se podía visitar.
Edna Townsley, de 51 años de edad, aguardaba sentada en la mesa de la recepción; y le faltaba poco tiempo para que la sustituyese su compañera del turno de tarde.
Whitman le sacudió un golpe con la culata, y la escondió tras un sofá; ella moriría más tarde en El Hospital Seton, a consecuencia de este golpe.
Momentos después, Cheryl Botts y Don Walden, una pareja joven, que había estado observando recreacionalmente desde la plataforma de la torre, regresó al área de la recepción, y se encontró con Whitman, con un fusil en cada mano.
Bott declaró luego, que ella creía que la gran mancha roja en el piso, era barniz, y que Whitman estaba allí, para disparar a las palomas…
Whitman y la pareja joven, se saludaron; y la pareja se fue por el ascensor.
Cuando se fueron, Whitman bloqueó la escalera.
Poco después, 2 familias, Los Gabour y Los Lamport, iban de camino a las escaleras, y se las encontraron bloqueadas.
Michael Gabour, estaba tratando de ver más allá de la barricada, cuando Whitman le disparó con la escopeta recortada.
Le dio en el lado izquierdo del cuello, y la región del hombro, enviándolo por encima de la barandilla de la escalera, sobre los miembros de la familia.
Mark Gabour, y su tía Marguerite Lamport, murieron instantáneamente; Michael quedó parcialmente incapacitado, y su madre, permanentemente; mientras 2 de los hombres rescataron a sus familiares, ocultándose en una oficina.
Whitman atrancó la puerta con muebles, y le pegó un tiro en la cabeza a Edna Townsley; y después salió al mirador.
Y es que Charles Whitman, había sido entrenado como francotirador en El Ejército, y su puntería era excelente; y empezó a disparar de forma despiadada sobre la gente que paseaba por el campus, y continuó haciéndolo sin misericordia; porque se valió de los conocimientos adquiridos en El Ejército, escogiendo una posición ventajosa en lo alto de la torre.
Esto le proporcionó un amplio campo de tiro, desde arriba.
Asimismo, le valía de parapeto defensivo.
Incluso, los helicópteros correrían peligro si se acercaban.
Los primeros disparos desde la terraza, se produjeron aproximadamente a las 11:48am.
La primera bala atravesó la pierna de Alec Hemández, de 17 años, un ciclista que en ese momento repartía periódicos por el campus, y 3 estudiantes cayeron al suelo, sin que nadie supiera lo que estaba ocurriendo.
Charles disparaba contra los valientes, los que se atrevían a asomar la cabeza para ver, qué demonios estaba pasando.
A las 12:52am, la policía recibió la primera de una serie de llamadas de ciudadanos histéricos y aterrorizados.
Un profesor de historia, fue el primero en llamar al Departamento de Policía de Austin, después de ver a varios estudiantes heridos en la zona comercial del sur del campus.
Al principio, no se tomó conciencia de que estaban disparando, hasta que finalmente se extendieron, tanto la noticia como el pánico.
Algunos testigos, no se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, incluso cuando oyeron disparos y vieron a las víctimas caer al suelo.
Algunos confundieron el sonido del rifle de Whitman, con el sonido de las pistolas de clavos, y la caída de la madera en un sitio de construcción cercano.
Algunos pensaron, que las víctimas heridas eran parte de un grupo de teatro, o una protesta contra la guerra.
La sobreviviente, Claire Wilson, recordó que mientras ella yacía sangrando en el pavimento, un transeúnte la reprendió, y le dijo que “se levantara”
El estudiante de primer año, David Bayless, recordó que trató de advertir a un grupo de estudiantes que salían de Batts Hall sobre el francotirador, pero no le creyeron.
Cuando se dieron los primeros avisos, un patrullero, Billy Speed, de 22 años, circulaba cerca de la Universidad; cambió de dirección, y se unió a sus compañeros.
Por un momento, se resguardó tras una balaustrada, pero Whitman le alcanzó de lleno, y murió en el acto.
A unos 90 metros del agente tiroteado, un electricista se bajó de su camioneta para ver qué estaba ocurriendo.
La policía le gritó que volviera a la cabina, pero no le dio tiempo:
Whitman le colocó un tiro en el pecho.
Paul Sonntag, de 18 años, era socorrista, acababa de cobrar su paga semanal, y estaba paseando con su novia, Claudia Rutt.
De pronto, Claudia se desplomó llevándose las manos al pecho:
“¡Ayúdame!
¡Que alguien me ayude!”
El sorprendido muchacho, se inclinó sobre la chica para ver qué tenía, cuando le alcanzó otro disparo.
Ambos murieron sobre el césped.
Hary Walchuk, un licenciado de 38 años, estaba ojeando periódicos en un quiosco, cuando Charles le apuntó a la garganta.
Se desmoronó sobre un montón de revistas.
El francotirador, no permanecía en un sitio fijo, sino que iba de acá para allá, disparando en todas direcciones.
Algunas veces, se contentaba con un disparo; en otras, lanzaba ráfagas.
Alcanzó a la mayoría de los transeúntes, en los primeros 15 minutos, con una puntería mortal.
Casi todas las víctimas, presentaban impactos alrededor del corazón.
También disparó a 2 embarazadas; en uno de los casos, en el Claire, mató al feto en el vientre.
Una vez que se tomó conciencia de la situación, se ordenó que todos los policías de servicio de Austin, fueran al campus.
Otros policías fuera de servicio, los asistentes del Sheriff del Condado de Travis y El Departamento de Seguridad Pública de Texas, también se congregaron en la zona para ayudar.
Unos 20 minutos más tarde, una vez que Whitman empezó a hacer frente a los disparos de las autoridades y civiles armados, en su mayoría estudiantes que traían sus propias armas de fuego para ayudar a la policía; éste utilizó los desaguaderos en cada lado de la torre como troneras, permitiéndole continuar disparando a salvo de los disparos efectuados desde abajo, aunque limitando en gran medida su abanico de blancos.
Ramiro Martínez, un policía que tuvo un papel destacado en el tiroteo, dijo que había que agradecer a los civiles que dispararon contra Whitman, ya que no le permitieron apuntar con tranquilidad.
El Teniente de policía, Marion Lee, informó desde un pequeño avión, que había un único francotirador disparando desde la plataforma de observación.
El avión dio la vuelta a la torre, mientras Lee intentaba disparar a Whitman, pero la turbulencia le dificultaba apuntar.
El avión, pilotado por Jim Boutwell, fue alcanzado por los disparos del fusil de Whitman, pero continuó dando la vuelta a la torre, desde una distancia segura, hasta el final de la tragedia.
La elección de víctimas de Whitman, fue indiscriminada; la mayoría de ellos estaban en la calle Guadalupe, una calle comercial muy concurrida al oeste del campus.
A socorrer a los heridos, contribuyeron un camión blindado y ambulancias de las funerarias locales.
El conductor de ambulancia, Morris Hohmann, estaba asistiendo a las víctimas en la calle West 23, cuando le dispararon en la pierna, seccionándole una arteria.
Otro conductor de una ambulancia, rápidamente asistió a Hohmann, quien fue llevado al Hospital Brackenridge, que tenía la única sala de emergencias de la ciudad.
El Director del Hospital Brackenridge, declaró una emergencia, y el personal médico fue hacia allí, para reforzar los turnos de guardia.
Hubo voluntarios que donaron sangre en los bancos de sangre de Brackenridge, y del Condado de Travis para ayudar a las víctimas.
Mientras los policías del Departamento de Policía de Austin, Ramiro Martínez, Houston McCoy, y Jerry Day; además del civil, Allen Crum, fueron los primeros en llegar a la terraza de la torre, a la 1:24pm, y se situaron en el exterior de la puerta sur.
Martínez, con McCoy detrás, formaron pareja; y fueron hacia el norte, rodeando la plataforma de observación por el este.
Allen Crum, era un artillero retirado de La Fuerza Aérea, de 40 años de edad, que trabajaba en la Co-Op de La Librería de la Universidad cuando comenzó el tiroteo.
Después de ayudar a un muchacho lesionado, y desviar el tráfico, se dirigió a la torre, donde acompañó a Ramiro Martínez a la plataforma de observación.
Day, seguido de Crum, formaron una segunda pareja, y fueron hacia el oeste por el sur.
El plan era, que las parejas llegasen a donde estaba Whitman por lados opuestos.
Unos metros antes de llegar a la esquina suroeste, a Crum se le disparó el fusil prestado.
Martínez aprovechó para salvar la esquina noreste de un salto, y vació los 6 tiros de su revólver.38 sobre Whitman.
Mientras Martínez estaba disparando, McCoy saltó a su derecha, y disparó 2 tiros mortales en la cabeza, cuello y el lado izquierdo de Whitman, quien estaba sentado, dando la espalda a la pared norte, en la esquina noroeste, a unos 15 metros.
Whitman, que parecía no haberse dado cuenta de la presencia de Martínez y McCoy, estaba protegido en parte, por las luces de la cubierta de la torre, y en una posición para defender ataques desde cualquiera de las 2 esquinas.
El agente Martínez, que nunca había empleado su arma, impulsado por la furia, pero esta vez vació el cargador de su revólver.
Después Martínez lo tiró al suelo, cogió la escopeta de McCoy, corrió hacia el cuerpo tendido de Whitman, y disparó a quemarropa sobre su antebrazo izquierdo.
Luego tiró el arma al suelo, y rápidamente abandonó la escena gritando:
“¡Le he dado!”
Después de atender a los heridos en el hueco de la escalera, los policías Milton Shoquist, Harold Moe, y George Shepard, subieron al piso #28, y llegaron cuando Martínez, McCoy, Day y Crum, estaban afuera en la plataforma de observación.
Moe, que llevaba una radio de la policía, escuchó a Martínez decir, “¡Le he dado!”, y comunicó sus palabras al operador de la radio del Departamento de Policía de Austin.
El asesino, fue identificado enseguida, y su nombre fue divulgado por la radio.
El padre de Whitman, llamó a Austin, y pidió que la policía echase un vistazo en su casa; y en el apartamento de su ex mujer.
Allí encontraron los cadáveres, y una serie de notas.
Las pertenencias que Whitman se llevó a la torre, permanecieron bajo custodia policial, hasta 1972, año en el que fueron subastadas para ayudar a las víctimas de sus crímenes.
Un vendedor de armas de Kansas, pagó $1.500 por el lote de rifles.
Entre las notas dejadas por Whitman, había una que decía:
“Por favor, revelen el carrete que hay en la cámara.
Gracias”
Las fotos en blanco y negro, le mostraban en varias poses caseras; por ejemplo, durmiendo con su perro; pero no explicaba la extraña petición…
El Oficial, Ray Martínez, fue el primer oficial acreditado con disparar el tiro que mató a Whitman, tanto él como Houston McCoy, recibieron La Medalla de Valor de la ciudad de Austin, por su papel en detener el ataque.
Muchas de las víctimas sobrevivientes, quedaron marcadas o inválidas para el resto de sus vidas.
Posteriormente, tras una serie de 4 suicidios, acompañada por el espectro indeleble de La Masacre de Whitman; condujo en 1975, a las autoridades, a clausurar indefinidamente el observador de la torre escolar.
Pese a todo, la administración de la universidad, mantiene una relación de amor-odio con la torre y su simbolismo.
Y las opiniones se dividen, en torno al icono arquitectónico.
Por ejemplo, uno de los ex Presidentes de la universidad, Peter T. Flawn, ha descrito a la torre, como un “símbolo irresistible para los perturbados mentales”, mientras que el doctor William Livingston, Vicepresidente de la universidad, ha declarado que representa un “fastidio seductor”
En noviembre de 1998, 32 años después de la tragedia, las autoridades universitarias, votaron en favor de reabrir el observador de la torre, en respuesta a una propuesta del nuevo Presidente de la universidad, Larry Faulkner.
El plan de Faulkner, que incluía la instalación de detectores de metal y la construcción de una “jaula de acero” para disuadir a los suicidas, fue aplicado en 1999.
Cada año, los ciudadanos de la capital texana, ven hacia las alturas, hasta el observador de la torre universitaria, para intentar explicarse:
¿Cómo y por qué sucedió tal horripilante masacre?
Mientras que esos disparos, hoy son comunes, el tiroteo de la Universidad de Texas, fue quizás, el primer asesinato en masa, en ser cubierto por los medios de comunicación, en tiempo real.
“What're you doing?
Get up from there”
Tower es un documental animado, del año 2016, dirigido por Keith Maitland.
Protagonizado por Violett Beane, Louie Arnette, Blair Jackson, Monty Muir, Chris Doubek, Reece Everett Ryan, Josephine McAdam, Aldo Ordoñez, Vicky Illk, John Fitch, Karen Davidson, Jeremy Brown, entre otros.
El guión es de Keith Maitland y Sarah Wilson, basándose en un artículo mensual, aparecido en el Texas Monthly de 2006, publicado por Pamela Colloff, llamado “96 Minutes”
Maitland, originaria de New Jersey, estudió en la Universidad de Texas, en Austin; cuando leyó el artículo en 2006, le pidió a Colloff que almorzara con él.
Sugirió hacer una película sobre el incidente durante la reunión; y Colloff se convirtió en uno de los productores ejecutivos de Tower.
Más de 100 personas fueron entrevistadas, incluyendo a los miembros de los medios de comunicación, la policía, los estudiantes, y la facultad, que habían sido testigos de los acontecimientos, pero solo algunas entrevistas se utilizaron.
Varios estudiantes de la Universidad de Texas, trabajaron en la película como internos; y para financiarla, los creadores abrieron un Indiegogo, generando casi $70.000, donados por más de 330 personas en 6 semanas.
En los últimos días, los antiguos alumnos de la UT, ofrecieron una subvención equivalente.
Tower se hizo para conmemorar el 50° aniversario de uno de los primeros y de los peores tiroteos en masa de una escuela, en la historia de Estados Unidos.
Otra razón mencionada, fue el hecho de que nadie en UT, realmente habla de ello…
Todavía, hay mucha gente en Austin, que recuerda ese día.
Así pues, Tower es un documental animado, sobre el tiroteo en El Campus de La Universidad de Texas, en Austin, el 1 de agosto de 1966.
El tiroteo, se cuenta desde la perspectiva de una serie de testigos clave, incluyendo un reportero de televisión que conduce en su coche de noticias, la presentación de informes de los acontecimientos a medida que transpiran.
También, seguimos a 2 agentes de policía y a un civil, mientras suben valientemente por la torre, y eventualmente acaban con el pistolero, que Maitland apenas menciona, sabiamente.
Y de primera mano, Claire Wilson relata como víctima y sobreviviente de los hechos.
Cuando los disparos fueron finalmente silenciados, una nación agitada, fue tratando de entender lo que había sucedido.
Las imágenes de archivo, se combinan con la animación rotoscópica de una manera dinámica, nunca antes vista, para ilustrar las historias de los testigos, héroes, y supervivientes, llenas de acción, suspenso y terror.
De manera que son 82 minutos de horror, los mismos que dura el metraje, que no permite darle un respiro al espectador, pues la acción es real para reconstruir el primer tiroteo masivo en un centro educacional en EEUU.
Eso es otra parte de lo que hace que Tower sea tan única; además que vuelve a traer a la palestra, la imperiosa necesidad de socorrer a todos aquellos que están en peligro.
Con Tower, el director también ha querido hacer énfasis en aquellas personas que decidieron dejar atrás la cobardía, y se convirtieron en héroes, arriesgando sus vidas, sin pedir nada a cambio.
Pequeños gestos que se vuelven grandes y fundamentales y que, en este caso, salvaron vidas; pero también decisiones aparentemente inocuas, que acabaron en tragedia.
“Todo el mundo entró en pánico, aquello era un caos”, cuenta una de las testigos, que no se atrevió a salir del edificio en el que se resguardaba para ayudar, queriendo ayudar, y lo vio todo a través de una ventana.
Tower es una película difícil de ver, pero debe ser vista y analizada, porque la historia sigue siendo completamente relevante hoy en día.
Fue un día que sacudió a EEUU, causó terror, confusión y pánico... pero también actos de heroísmo.
“That was the moment that separated the brave people from the scared people.
I realized I was a coward”
En un momento en que los tiroteos en masa se han convertido en una nota estándar en las ediciones de noticias, los hechos del 1 de agosto de 1966, fueron un nuevo tipo de crimen; por lo que parece apropiado que Tower utilice una nueva forma de arte para contarlo; siendo realmente un logro extraordinario, tanto en el género de la animación, como en el género documental.
Y es podría haber sido, como muchos otros documentales, donde las cabezas que hablan son interconectadas con secuencias de archivo... utilizando la animación, Tower es capaz de crear imágenes que juegan con la memoria y la experiencia afectiva de una manera que no se podría hacer sin animación; siendo capaz de ser un documental, sin dejar de contar una narrativa coherente y lineal, con muchos personajes principales, y diferentes perspectivas en su núcleo.
Esto merece ser ampliamente aclamado, su logro, no sólo en cuanto al impacto emocional que tiene, sino también en diversos aspectos de la cinematografía, son suficientes para recomendarlo como cine de calidad.
Los hechos se relatan apenas pasado el mediodía del sofocante lunes, 1 de agosto de 1966, cuando el francotirador, Charles Whitman, ascendió al observador de la torre de la Universidad de Texas, e inició una masacre que acabó con la vida de 13 personas, y dejó, en la hora y media que duró la pesadilla, decenas de heridos.
Ubicado a casi 300 metros de altura, el reloj de la torre de la Universidad de Texas, que ese año celebraba su 30° aniversario, era un símbolo de la magnificencia, tanto de la universidad como del estado de “La Estrella Solitaria”, léase con ironía.
Sin embargo, la hora y media de terror, impuestos por Charles Whitman, convirtieron el que se adivinaba un feliz cumpleaños, en la hora más oscura de la capital del estado de Texas y, con la lluvia de fuego, el simbolismo del edificio cambió inmediatamente, convirtiéndose en un emblema de horror.
Los estudiantes, caminaban por el campus en busca de algún lugar donde charlar, tomar un refresco o estudiar; muchos de ellos quedaron entrampados, o fueron alcanzados por los proyectiles.
Algunos fueron asesinados, sin saber siquiera de dónde había llegado el objeto que acabó con su vida.
Antes de las autoridades, fue la sociedad civil la que reaccionó.
Muchos ciudadanos, en cuanto escucharon por radio la noticia de la agresión, acudieron con sus rifles para intentar mantener ocupado, o matar, al francotirador.
Después, la policía también intentó hacer lo suyo, enviando incluso un aeroplano, para que disparara sobre el agresor en la torre.
No fue sino hasta que los oficiales de Austin, Ramiro Martínez y Houston McCoy, así como el ciudadano Allan Crum, alcanzaron el observador de la torre, que pudieron ver, era un hombre con uniforme de Marine, moviéndose de un lado a otro; 2 de ellos, distrajeron al francotirador, al tiempo que Martínez disparó su pistola para acabar en caliente con la vida y la angustia de Charles Whitman.
Tower es un impresionante trabajo cinematográfico, que recurre a imágenes reales, combinadas con animación, mostradas de una forma nunca antes vista, para narrar los aterradores hechos.
El director, se luce en la narrativa, jugando con las perspectivas, sin perder el tiempo real de los hechos que se acontecen en el mismo momento, pasando de un género a otro con una facilidad y una perfección asombrosa; así como mostrando el relato a través de los supervivientes, y otros acontecimientos que giran alrededor del hecho principal.
La decisión de Tower, por recrear estilísticamente las acciones de los héroes y heroínas que tuvieron lugar durante el 1 de agosto de 1966, es la mejor elección de diseño que se ha visto en un documental; y aunque sigue siendo una historia verdaderamente convincente, perdería mucha tensión, y deshumanizaría a muchas de sus víctimas, sin las secciones animadas.
El cineasta, hizo la brillante elección de combinar la cobertura de noticias original, con la animación, para recrear los trágicos eventos, casi perfectamente, sin tener que rodar realmente a la gente disparando en el campus de UT-Austin.
Por lo que utilizan la voz del actor para recrear los eventos que se basan en entrevistas, con muchos de los participantes originales, víctimas, policía, y testigos; por lo que se dice muy poco sobre el pistolero.
Inicialmente, el director Keith Maitland, se dio cuenta de que él y su equipo probablemente no sería capaces de filmar la recreación en el campus de la Universidad, por lo que decidieron optar por una estética animada “para mostrar la geografía del campus”
En un “Q&A”, el director reveló, que filmó ubicaciones en la Universidad de Texas con un iPhone, con el fin de obtener las imágenes utilizadas para los fondos rotoscopiados, mientras que la mayoría de los actores que figuran en las recreaciones, fueron filmados en el patio trasero de su casa, delante de una pantalla verde; y luego fue animado por la compañía de producción, Minnow Mountain, quien fue ayudado por las fotos que Maitland había filmado alrededor del campus.
La rotoscopia, es una técnica de animación que consiste en redibujar o calcar un fotograma, teniendo otro como referencia; pero la animación, que es genial con unos planos imposibles, y un ritmo apasionante, no es el único elemento a destacar, aunque Maitland utiliza una gama de colores espectaculares, y juega como nadie, con un sinfín de imágenes impactantes que te trasladan inevitablemente a los años 60.
La animación, se va intercalando con imágenes reales, cada vez siendo más importantes estas últimas, hasta que en los momentos finales del documental, van apareciendo las personas reales, con su aspecto 50 años más que en la animación.
Muchos de los participantes del tiroteo, todavía vivos, fueron retratados en la película; centrándose principalmente en Clare Wilson, la mujer que estaba embarazada de 8 meses, y que perdió a su bebé y su novio ese día.
Pero también, Tower utiliza una combinación de fotos fijas, imágenes granuladas de 8mm del incidente en sí, y animación rotoscópica, en el comienzo y a la mitad del metraje, junto a noticas radiales durante el incidente, demorando los hechos, sólo brevemente, para establecer el estado de ánimo.
A medio camino, de repente, un actor que retrata a Claire Wilson, aparece como la mujer de edad real, y continua relatando su historia, sin un momento de vacilación.
Esta mujer, que ahora tiene alrededor de 60 años, es una de las sobrevivientes:
La mujer que perdió a su hijo por nacer, en manos del pistolero.
Es una revelación impactante, de la animación con lo real, la creación de un momento que es aún más emocionante, mediante la reducción de ese vacío histórico y visual.
Ahora entendemos, que estos actores no están leyendo un guión...
Ellos están contando las palabras reales de aquellos que sobrevivieron.
Luego, cambia a Claire, hablando justo antes de que las cosas comenzaran a suceder.
La actriz que interpreta a Claire, fue rotoscopiada, que es una técnica de animación que parece real y animada al mismo tiempo, porque es como el rastreo sobre las imágenes reales.
Es una buena técnica para este tipo de documentales, porque a la vez, te distancia del actor, pero te acerca más a la persona que el actor está retratando, y de la edad que eran, cuando los hechos tuvieron lugar.
De esta manera, los actores explican las cosas, usando las palabras de la persona real, que estaba siendo entrevistada, y también aparecen como personajes en la recreación de los eventos.
Debido a que es una rotoscopia, las emociones de los actores se transmiten, y son capaces de relacionarse con sus sentimientos.
La rotoscopia, también permite al director, colocar a la gente en el centro de la acción, sin que ellos realmente estén allí, por lo que no hay necesidad de limpiar el sitio, o pedir permiso para filmar.
Claire Wilson, es el ancla de la historia, después de haber recibido el disparo, y también por haber estado embarazada de 8 meses en ese momento.
Ella se tendió en el concreto del centro del lugar, frente a la torre, durante más de 1 hora, en el calor de agosto, mientras tenía su novio muerto a su lado, siendo ayudada sólo por Rita Starpattern, que salió corriendo para socorrerla, a pesar de los disparos eran continuos, y había mucha gente resguardada a su alrededor.
Otros relatos principales, son los 2 policías que mataron al francotirador, un ciudadano que los ayudó, otro policía que fue a ayudar en la parte superior de la torre, un estudiante de primer año, con su propia historia de heroísmo; un jornalero que fue baleado, el locutor de radio que narró y advirtió de los acontecimientos, y otro que leyó que su nieto había sido muerto… momento absolutamente desgarrador, y una mujer joven que sólo miró todo desde una ventana.
Rita Starpattern, aparece sólo a través de la narración de Claire, porque murió de cáncer, antes de que alguien la entrevistara.
Algunos de los otros, habían sido entrevistados antes de morir, y algunos más, incluyendo a Claire, fueron entrevistados para la realización de Tower.
La última parte de la película, son cortes de las entrevistas de la gente real, cuyos avatares han estado narrando la acción.
Entre otros aspectos cinematográficos, el sonido de la película es evocador, con música de la época, anuncios en la radio, las cigarras del verano, y por supuesto, los incesantes disparos.
El director dijo, que el francotirador Charles Whitman, que no aparece en la película, hizo una llamada de medianoche a su profesor de música, diciendo que estaba muy molesto, y necesitaba hablar…
Whitman se sentó al piano, y tocó “Claire de Lune” de Claude Debussy, y luego dijo que era lo que necesitaba, y se fue…
Keith Maitland, explicó que al usar la pieza clásica musical, justo antes de la muerte de Whitman, era su manera de reconocer la humanidad del tirador. “Cuando su vida terminó, finalmente estaba en paz”, dijo.
Claire Wilson, que también perdió a su hijo por nacer, dijo al final de la película, que había perdonado a Whitman.
La única representación del tirador en toda la película, es una fotografía de él, que Wilson muestra de la revista LIFE, como un niño con 2 rifles, en la playa, junto a su perro, a la edad de 3 años.
Claire Wilson, se convirtió en maestra de escuela, madre adoptiva y activista de por vida.
Muy en el fondo, Tower parece culpar a la sociedad moderna en su conjunto, por las acciones de un solo enfermo mental, a quien no se le dio ningún tratamiento.
Y es extraño pensar en algo que sucedió en la propia vida, como pieza de época, pero los espectadores más jóvenes comprenderán más de lo que era la vida antes de la omnipresente comunicación global.
Después del tiroteo, todos los involucrados perdieron contacto el uno con el otro, algo inimaginable hoy.
Un locutor de radio local, fue el único contacto para las noticias, y también sirvió para advertir a la gente sobre lo que estaba pasando.
Al menos, había teléfonos, radio, televisión y cámaras de 8mm, así que supongo que no era tan primitivo.
En Tower hay momentos hermosos que están más allá de las palabras, como:
Cuando Rita Starpattern corrió a ayudar a Claire, a pesar de que se mantuvo completamente vulnerable al tirador.
Ellas comienzan una conversación para mantener sus mentes fuera del terror y la carnicería.
Otro momento, en que un par de estudiantes actúan heroicamente para salvar a las víctimas de la lenta muerte que les esperaba.
Una vez seguros del peligro, llevan a las víctimas a la seguridad.
También aprendimos muchos detalles acerca de cómo la policía respondió, cómo los vigilantes ciudadanos saltaron para ayudar con sus rifles de ciervos, es Texas, después de todo… y cómo algunos actuaron tan valientemente ante el horror; mientras que otros, comprensiblemente, se agacharon para cubrirse.
Y al final, la gran masa oculta, llena la plaza, como prueba de que todo, finalmente terminó.
Keith Maitland, con Tower, apuntó los dardos a lo que él llamó “la interrupción del espacio público, y cómo se conducen a varias respuestas de la gente común... algunas bastante heroicas y desinteresadas”
Este fue un tiempo que separó a los héroes entre nosotros, y hubo personas increíblemente valientes, y otras que estuvieron atrapadas en medio de todo.
Tower es grande, no porque se ocupa de la misma pregunta:
¿Por qué?
Sino que añade a ella:
¿Por qué no podemos detener que esto se repita?
El país de La Segunda Enmienda, se despertó de golpe, aterrorizado por la facilidad y la impunidad con la que el francotirador había actuado desde su torre, durante más de hora y media, sin que las autoridades, en medio del caos y la desorganización, supieran siquiera, cómo acercarse al origen del fuego para detener la masacre.
Y en Tower, Maitland apunta de nuevo al debate, acusando a una sociedad nutrida por la violencia de los programas de televisión y el entretenimiento, como responsable de la masacre, y por ende, de este tipo de masacres, planteando más soslayadamente, la discusión sobre la facilidad con la que un ciudadano común puede portar armas en muchos estados.
En la cultura popular, como en el cine y en la música, Whitman ha sido descrito como un “villano monstruoso”, pero también como un héroe.
Los años 70, fueron testigos de las mayores referencias culturales en torno a él, tanto que el escritor de novelas de horror, Stephen King, y el asesino llamado “Unabomber”, Ted Kaczynski, declararon que la masacre de Austin, orquestada por Charles Whitman, influenció su trabajo.
“One of the truths I learned... is that there are monsters that walk among us.
There are people out there that think unthinkable thoughts and then do unthinkable things”
Si la masacre protagonizada por Charles Whitman, se aferra a su vigencia, es precisamente porque él fue, de alguna manera, su “padre fundador”, el pionero del asesinato masivo, y de las masacres escolares que cada año, mediáticas, como si se tratara de un ritual de primavera, que ocurren en el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos.
A raíz de la masacre, Los Departamentos de Policía de Estados Unidos, decidieron crear Los Equipos de Tácticas y Armas Especiales (SWAT)
El gobernador texano, John Connally, ya estaba familiarizado con los francotiradores, pues él acompañó 3 años antes, a John F. Kennedy, al momento en que éste fue asesinado por uno o varios francotiradores en Dallas; comisionó un panel para estudiar exactamente, por qué había ocurrido la tragedia.
Mientras El Presidente estadunidense, Lyndon B. Johnson, comenzó inmediatamente una investigación tendiente a crear una legislación de control de armas.
La Comisión Connally recomendó, que la universidad y el estado, ayudasen a los heridos, y a los afectados por los hechos.
La ayuda a sobrevivientes y heridos, incluiría préstamos, con la Universidad de Texas, y las agencias del Estado de Texas, para ayudar temporalmente a aquellos con problemas médicos y mentales, y apoyar la rehabilitación.
Estas recomendaciones, sin embargo, no fueron implementadas por ningún organismo de la Universidad, o el Estado de Texas.
Una semana después de la masacre, el equipo forense del condado de Travis, que realizó la autopsia de Charles Whitman, descubrió un tumor en el cerebro del asesino.
A partir de entonces, las teorías acerca de los motivos del lobo, reaccionaron en cadena.
Se ha especulado, que “la flor maligna que albergaba la bóveda craneal de Whitman, impidió al individuo discernir entre el bien y el mal”
Otros estudiosos del caso, se han inclinado por la hipótesis de la “psicosis de las anfetaminas”, es decir, apoyan la idea de que el Marine era un consumidor regular de dexedrina.
También, se ha hablado acerca del factor militar de Whitman, quien fue entrenado como Marine para la guerra, o sea, para matar.
No se pueden dejar de lado las conjeturas que apuntan a que la decisión del soldado, fue impulsada porque era un hombre en la ruina económica y moral, aquejado por las deudas, y por un entorno familiar descompuesto, con su matrimonio a punto de naufragar, tal y como había sucedido con el de sus padres.
Las teorías de la causa y el efecto en El Caso Whitman, explica Gary Lavergne en su artículo “The Legacy Of The Texas Tower Sniper - The Chronicle Of Higher Education” en abril de 2007; pueden discernirse de la manera siguiente:
“La orgánica/el tumor cerebral; la química/la psicosis de las anfetaminas; y la psicológica/el entrenamiento militar y el abuso infantil”
Sin embargo, independientemente de la que se elija, cualquiera de las hipótesis es insuficiente para explicar la causa primordial para que Whitman quitara el seguro de su atribulada existencia, y decidiera convertirse en una bomba ambulante.
Porque lo cierto es que nunca perdió la noción de lo que sucedía a su alrededor, y menos aún, el orden que regía sus movimientos, ya que planificó detalladamente cada uno de ellos, eligió el arsenal que lo acompañaría en su guerra contra el mundo, dispuso un botiquín, que incluso contaba con antídoto contra mordeduras de serpiente… escogió el lugar que le garantizaba asesinar a placer sin que fuera visto, y sobre todo interrumpido, además que, de acuerdo con la carta póstuma que dejó en su casa, estaba listo para morir, ya sea mediante el suicidio o de manera espectacular, como finalmente sucedió.
El horror, había terminado, pero la carnicería de Whitman, había petrificado a La Unión Americana, la cual aún no se recobraba del brutal asesinato de 8 enfermeras en Chicago, a manos del también Marine, Richard Speck, apenas una semana antes.
Pero el inventario de muertos de Whitman, fue más grande que el de Speck, al que fue necesario añadir la madre y la esposa del francotirador, asesinadas la noche anterior de la balacera, un acto que Whitman perpetró para “evitarles la pena del baño de sangre que tenía planeado”
Los eventos del 1 de agosto de 1966, significaron para la Universidad de Austin, un legado trágico.
Pero hay tiroteos escolares notables en todo el mundo, y en los Estados Unidos es donde se encuentra el índice más alto de ataques intraescolares con armas de fuego.
Los tiroteos en las escuelas, reciben extensa cobertura por los medios de comunicación, y es frecuente en EEUU, aunque en ocasiones se hayan propiciado en todo el mundo cambios de las políticas de las escuelas, concerniendo a la disciplina y la seguridad.
Algunos expertos han descrito el tema sobre tiroteos escolares, como del tipo “pánico moral”, en que estos incidentes, pueden también haber influido internacionalmente en la discusión sobre la venta de armas; y los famosos asesinos itinerantes.
Recordar a Eric Harris y Dylan Klebold, que asesinaron a 13 personas e hirieron a 24 con armas semiautomáticas, en la que se conoce como La Masacre del Instituto Columbine, en 1999.
A Seung-Hui Cho, que asesinó a 32 personas, y se suicidó usando 2 pistolas.
Se conoce como La Masacre de Virginia Tech, en 2007.
Michael McLendon, que asesinó a 10 personas, y se suicidó usando una pistola k38 y un rifle.
Este hecho es conocido como La Masacre de Alabama, en 2009.
Adam Lanza, que asesinó a 27 personas, la mayoría niños, en una escuela de Connecticut, el 14 de diciembre de 2012.
Fuera de EEUU, Anders Breivik, que asesinó a 77 personas en el atentado de coche bomba en Oslo, y la sucesiva masacre en la isla de Utoya, el 22 de julio de 2011; terror que se conoció como Los Atentados de Noruega.
Posterior al evento de Austin, hubo un funeral para Whitman y su madre, oficiado por Tom Anglim, en la parroquia de La Familia del Sagrado Corazón, en Lake Worth; siendo enterrado al lado de su madre y de su hermano John.
Por ser veterano de los Marines, el ataúd de Whitman se cubrió con una bandera de los Estados Unidos...
Las víctimas mortales de los disparos fueron:
Margaret Whitman (43 años), madre, asesinada en su apartamento; Kathy Whitman (23 años), esposa, asesinada mientras dormía; Edna Townsley (47), recepcionista de la torre; Marguerite Lamport (45), asesinada por un disparo en la escalera de la torre; Mark Gabour (16), asesinado por un disparo en la escalera de la torre; Thomas Eckman (19), herido en el hombro; Robert Boyer (33), herido en la espalda, al visitar a su profesor de física; Thomas Ashton (22), herido en el pecho; Thomas Karr (24), herido en la columna; Billy Speed (22), policía, la bala le entró por el hombro, y se alojó en el pecho; Harry Walchuk (39), estudiante y padre de 6 hijos; Paul Sonntag (18), disparado en la boca, mientras se escondía en una barricada; Claudia Rutt (18), asesinada al ayudar a su prometido, Sonntag; Roy Schmidt (29), disparado en su camión en La Fuente Littlefield; Karen Griffith (17), herida en el pecho, murió después de 1 semana; David Gunby (58), murió en 2001, cuando decidió interrumpir los 30 años de diálisis, a que le condenó el disparo de Charles Whitman.
El bebé no nacido de Claire Wilson, llamado “Wilson”, herido mortalmente junto con su madre, cuando a ella le dispararon en la cadera.
En ningún momento, enseña el director la cara del francotirador, Charles Whitman, y no es hasta el final, cuando revela su identidad, apoyando así su tesis sobre la culpabilidad colectiva.
Sin embargo, esconde cualquier información en torno a la salud mental de Whitman, quien al acabar con su mujer y su madre, había dejado, aparentemente, una carta de despedida, en la que admitía haber sido “víctima de muchos pensamientos irracionales”, y confesaba los asesinatos; donde pedía que “Dios entendiese estas acciones” y le juzgase “acordemente”
Quizás lo peor fue decirles a las víctimas:
“Miren, su victimario en realidad era un tipo enfermo, y no tenía la culpa de nada”
El 1 de agosto de 2016, durante el 50° aniversario del ataque, “La Ley Campus Carry” entró en vigor en la Universidad de Austin, en otros colegios y universidades de Texas, permitiendo que las personas con licencias de armas de fuego, oculten y lleven sus armas a los centros educativos.
Los partidarios de “La Ley Campus Carry”, dicen que la presencia de “Good Guys with Guns”, ayudará a aumentar la seguridad pública, y disuadir del crimen violento.
Los críticos de dicha Ley, dicen que la posible presencia de pistolas ocultas, no disuadirá a la mayoría de los tiradores masivos.
¿Hace falta decir más?
La sobreviviente Claire Wilson, dijo en el documental Tower:
“Alguien me dijo,
¿Por qué querría volver a revisar lo sucedido?
¿Por qué querría desenterrarlo?
Sé que será doloroso... fue devastador.
Sabes, todavía recuerdo esa pérdida… pero lo que es más doloroso, es simplemente no encontrarle sentido; y no tener a otras personas que sabían sobre ello, y que podrían hablar de lo que sucedió ese día.
Eso es lo que era doloroso, y esto ha sido muy curativo.
Sabes, solo las pequeñas cosas hacen una gran diferencia en una gran cosa como esta”
Ese mismo día, 1 de agosto de 2016, un monumento de piedra inscrito con los nombres de las víctimas, fue instalado en el campus universitario de Austin.
La ceremonia de entrega del monumento, incluía lecturas de poesía y música.
El reloj de la torre, se detuvo a las 11:48am, y permaneció en así durante 24 horas.
La superviviente, Claire Wilson, asistió a la ceremonia.
En 2006, la ciudad de Austin designó el 1° de agosto, “Día de Ramiro Martínez”
“The horror of these, the sick among us, must be found in the horror of our hyper civilization.
A strange pandering to violence, a disrespect for life fostered in part by governments which, in pursuit of the doctrine of self-defense, teach their youth to kill and to maim.
A society in which the most popular newspaper cartoon strips, television programs, and movies are those that can invent new means of perpetrating bodily harm.
A people who somehow can remain silent while their own civilization seems to crumble under the force of the caveman's philosophy that might makes right.
It seems likely that Charles Joseph Whitman's crime was society's crime.
This is Walter Cronkite.
Good Night”
There is a sniper on the University Tower firing at will”
Se llama “asesino relámpago”, también conocido como “asesino itinerante” o “asesino excursionista”, en inglés “spree killer”, a quien se dedica a cometer múltiples asesinatos en un corto período de tiempo, y en distintos lugares.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos, define un “spree killing” como:
“Asesinatos en 2 o más lugares, sin un gran intervalo de tiempo entre ellos”
Un asesino en serie, se diferencia en que éste, sí deja pasar un período en el que se mantiene alejado de su actividad criminal; mientras que un asesino masivo, normalmente actúa sólo en un mismo lugar.
Charles Joseph Whitman, de 25 años, fue un estudiante en la Universidad de Texas en Austin, y ex-marine; que mató a 15 personas e hirió a otras 32, en el campus de dicha universidad, el 1 de agosto de 1966.
Tras haber asesinado a Kathy Leissner, su esposa; y a Margaret Whitman, su madre, en la víspera; Whitman mató a 3 de sus víctimas, el día de la masacre, dentro de la torre de la universidad, y a 12 más, disparando indiscriminadamente desde el mirador de la torre; 2 de las personas heridas, fallecieron en los 30 días siguientes, por lo que en total causó 19 víctimas mortales.
En el propio Whitman, fue abatido después por los policías:
Houston McCoy y Ramiro Martínez.
Pero varios meses antes del tiroteo, a Charles Whitman lo llamaron a Lake Worth, Florida para recoger a su madre, quien había presentado una demanda de divorcio de su padre.
El estrés causado por la ruptura de la familia, se convirtió en el tema de conversación predominante entre Whitman y un psiquiatra del Centro de Salud de la Universidad de Texas, el 29 de marzo de 1966.
La autopsia de Whitman reveló un tumor cerebral del tipo glioblastoma multiforme, que es un tumor cerebral muy agresivo.
Expertos de La Comisión Connally investigadora de la matanza, concluyeron que eso, quizás tuvo un papel en sus acciones…
El documento decía, que esta lesión “posiblemente podría haber contribuido a su incapacidad para controlar sus emociones y acciones”
La autopsia fue requerida expresamente por el mismo Whitman en sus cartas, y fue autorizada por su padre.
Whitman dijo que “algo no funcionaba bien dentro de él”
¿Acaso fue víctima del MK-ULTRA de La CÍA para desarrollar técnicas de control mental?
Como fuere el caso, la nota continuaba diciendo que había decidido asesinar a su madre y esposa, pero no mencionaba nada de lo que acabaría pasando en la universidad…
Decía que no sabía bien, por qué iba a matarlas, aunque sí anotó que quería aliviarlas del sufrimiento de este mundo.
Justo después de la medianoche, Whitman asesinó a su madre, Margaret.
No se sabe bien cómo lo hizo, pero parece que la había dejado inconsciente antes de apuñalarla en el corazón.
Dejó una nota escrita a mano al lado de su cuerpo, que dice parcialmente:
“A quien corresponda:
He quitado la vida a mi madre.
Me subleva el haberlo hecho.
Sin embargo, siento que si hay un cielo, ella definitivamente está allí ahora...
Realmente lo siento...
No duden de que quería a esta mujer con todo mi corazón”
Charles Whitman regresó a su casa de la calle 906 Jewell Street, y apuñaló a su esposa Kathy, 3 veces en el corazón mientras dormía, regresando a la nota escrita a máquina que había comenzado antes, terminándola a mano, y diciendo:
“Me imagino que parece que asesiné brutalmente a mis seres queridos.
Sólo quise hacerlo rápido, y bien...
Si mi póliza de seguro de vida es válida, por favor, que paguen mis deudas...
Donen el resto anónimamente a una fundación de salud mental.
Quizás la investigación pueda prevenir futuras tragedias de este tipo”
También se determinó que pudo afectarle una Corte Marcial como Marine de Los Estados Unidos, y su fracaso académico en la Universidad de Texas.
En el proceso del tiroteo, Whitman había alquilado una carretilla de la Austin Rental Company, y cobró $250 de cheques sin fondo en el banco, antes de ir a la ferretería Davis' Hardware, y comprar una carabina M1, explicando que quería cazar jabalíes.
También fue a Sears, y compró una escopeta semiautomática, y un maletín de fusil.
Después de serruchar el cañón de la escopeta, mientras charlaba con el cartero Carter Arrington, Whitman recogió todo, junto con un fusil Remington 700, una carabina M1, un fusil de corredera Remington M 141 calibre.35, y varios otros artículos que tenía guardados en un baúl de madera, y en su armario personal de Marine.
También llevó un revólver Smith & Wesson M19 calibre .357 Magnum, una pistola Luger de 9 mm, y otra pistola pequeña, que fue identificada como una Galesi-Brescia calibre 6,35mm.
Whitman, también metió en la maleta, víveres suficientes para aguantar el asedio.
Aun así, la mayoría de las cosas que empaquetó, eran más aptas para la supervivencia en el campo, que en lo alto de una torre.
Aparte de las armas:
Las escopetas, 3 rifles, 3 pistolas, 3 cuchillos de montaña y mil cartuchos; llevaba 12 latas de comida, 6 paquetes de pasas, 1 termo de café, cinta adhesiva, aceite especial para encender fuego, cerillas, un martillo, una llave inglesa, y un destornillador, una radio, tapones para los oídos, un compás, 11 litros de agua y 11 de gasolina, 1 linterna, 1 reloj, papel higiénico, pinzas de colgar la ropa, unas gafas de sol, y lo más extraño de todo:
Desodorante en spray, y un antídoto para mordeduras de serpiente.
Antes de ir a la torre, se puso un mono de color caqui, sobre su camisa y pantalones vaqueros.
Una vez en la torre, se puso una vincha/cintillo color blanca.
Hacía 98° F a la sombra, cuando Charles Whitman llegó a la entrada de la torre, y le dijo al portero, que era un obrero de mantenimiento.
Empujó su carrito de 3 ruedas hasta los ascensores, y apretó el botón del piso #27.
Mientras subía, desenvolvió 2 de los rifles.
Desde dicho piso, 4 tramos de escaleras conducían hasta el mirador, que normalmente estaba abierto, y se podía visitar.
Edna Townsley, de 51 años de edad, aguardaba sentada en la mesa de la recepción; y le faltaba poco tiempo para que la sustituyese su compañera del turno de tarde.
Whitman le sacudió un golpe con la culata, y la escondió tras un sofá; ella moriría más tarde en El Hospital Seton, a consecuencia de este golpe.
Momentos después, Cheryl Botts y Don Walden, una pareja joven, que había estado observando recreacionalmente desde la plataforma de la torre, regresó al área de la recepción, y se encontró con Whitman, con un fusil en cada mano.
Bott declaró luego, que ella creía que la gran mancha roja en el piso, era barniz, y que Whitman estaba allí, para disparar a las palomas…
Whitman y la pareja joven, se saludaron; y la pareja se fue por el ascensor.
Cuando se fueron, Whitman bloqueó la escalera.
Poco después, 2 familias, Los Gabour y Los Lamport, iban de camino a las escaleras, y se las encontraron bloqueadas.
Michael Gabour, estaba tratando de ver más allá de la barricada, cuando Whitman le disparó con la escopeta recortada.
Le dio en el lado izquierdo del cuello, y la región del hombro, enviándolo por encima de la barandilla de la escalera, sobre los miembros de la familia.
Mark Gabour, y su tía Marguerite Lamport, murieron instantáneamente; Michael quedó parcialmente incapacitado, y su madre, permanentemente; mientras 2 de los hombres rescataron a sus familiares, ocultándose en una oficina.
Whitman atrancó la puerta con muebles, y le pegó un tiro en la cabeza a Edna Townsley; y después salió al mirador.
Y es que Charles Whitman, había sido entrenado como francotirador en El Ejército, y su puntería era excelente; y empezó a disparar de forma despiadada sobre la gente que paseaba por el campus, y continuó haciéndolo sin misericordia; porque se valió de los conocimientos adquiridos en El Ejército, escogiendo una posición ventajosa en lo alto de la torre.
Esto le proporcionó un amplio campo de tiro, desde arriba.
Asimismo, le valía de parapeto defensivo.
Incluso, los helicópteros correrían peligro si se acercaban.
Los primeros disparos desde la terraza, se produjeron aproximadamente a las 11:48am.
La primera bala atravesó la pierna de Alec Hemández, de 17 años, un ciclista que en ese momento repartía periódicos por el campus, y 3 estudiantes cayeron al suelo, sin que nadie supiera lo que estaba ocurriendo.
Charles disparaba contra los valientes, los que se atrevían a asomar la cabeza para ver, qué demonios estaba pasando.
A las 12:52am, la policía recibió la primera de una serie de llamadas de ciudadanos histéricos y aterrorizados.
Un profesor de historia, fue el primero en llamar al Departamento de Policía de Austin, después de ver a varios estudiantes heridos en la zona comercial del sur del campus.
Al principio, no se tomó conciencia de que estaban disparando, hasta que finalmente se extendieron, tanto la noticia como el pánico.
Algunos testigos, no se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, incluso cuando oyeron disparos y vieron a las víctimas caer al suelo.
Algunos confundieron el sonido del rifle de Whitman, con el sonido de las pistolas de clavos, y la caída de la madera en un sitio de construcción cercano.
Algunos pensaron, que las víctimas heridas eran parte de un grupo de teatro, o una protesta contra la guerra.
La sobreviviente, Claire Wilson, recordó que mientras ella yacía sangrando en el pavimento, un transeúnte la reprendió, y le dijo que “se levantara”
El estudiante de primer año, David Bayless, recordó que trató de advertir a un grupo de estudiantes que salían de Batts Hall sobre el francotirador, pero no le creyeron.
Cuando se dieron los primeros avisos, un patrullero, Billy Speed, de 22 años, circulaba cerca de la Universidad; cambió de dirección, y se unió a sus compañeros.
Por un momento, se resguardó tras una balaustrada, pero Whitman le alcanzó de lleno, y murió en el acto.
A unos 90 metros del agente tiroteado, un electricista se bajó de su camioneta para ver qué estaba ocurriendo.
La policía le gritó que volviera a la cabina, pero no le dio tiempo:
Whitman le colocó un tiro en el pecho.
Paul Sonntag, de 18 años, era socorrista, acababa de cobrar su paga semanal, y estaba paseando con su novia, Claudia Rutt.
De pronto, Claudia se desplomó llevándose las manos al pecho:
“¡Ayúdame!
¡Que alguien me ayude!”
El sorprendido muchacho, se inclinó sobre la chica para ver qué tenía, cuando le alcanzó otro disparo.
Ambos murieron sobre el césped.
Hary Walchuk, un licenciado de 38 años, estaba ojeando periódicos en un quiosco, cuando Charles le apuntó a la garganta.
Se desmoronó sobre un montón de revistas.
El francotirador, no permanecía en un sitio fijo, sino que iba de acá para allá, disparando en todas direcciones.
Algunas veces, se contentaba con un disparo; en otras, lanzaba ráfagas.
Alcanzó a la mayoría de los transeúntes, en los primeros 15 minutos, con una puntería mortal.
Casi todas las víctimas, presentaban impactos alrededor del corazón.
También disparó a 2 embarazadas; en uno de los casos, en el Claire, mató al feto en el vientre.
Una vez que se tomó conciencia de la situación, se ordenó que todos los policías de servicio de Austin, fueran al campus.
Otros policías fuera de servicio, los asistentes del Sheriff del Condado de Travis y El Departamento de Seguridad Pública de Texas, también se congregaron en la zona para ayudar.
Unos 20 minutos más tarde, una vez que Whitman empezó a hacer frente a los disparos de las autoridades y civiles armados, en su mayoría estudiantes que traían sus propias armas de fuego para ayudar a la policía; éste utilizó los desaguaderos en cada lado de la torre como troneras, permitiéndole continuar disparando a salvo de los disparos efectuados desde abajo, aunque limitando en gran medida su abanico de blancos.
Ramiro Martínez, un policía que tuvo un papel destacado en el tiroteo, dijo que había que agradecer a los civiles que dispararon contra Whitman, ya que no le permitieron apuntar con tranquilidad.
El Teniente de policía, Marion Lee, informó desde un pequeño avión, que había un único francotirador disparando desde la plataforma de observación.
El avión dio la vuelta a la torre, mientras Lee intentaba disparar a Whitman, pero la turbulencia le dificultaba apuntar.
El avión, pilotado por Jim Boutwell, fue alcanzado por los disparos del fusil de Whitman, pero continuó dando la vuelta a la torre, desde una distancia segura, hasta el final de la tragedia.
La elección de víctimas de Whitman, fue indiscriminada; la mayoría de ellos estaban en la calle Guadalupe, una calle comercial muy concurrida al oeste del campus.
A socorrer a los heridos, contribuyeron un camión blindado y ambulancias de las funerarias locales.
El conductor de ambulancia, Morris Hohmann, estaba asistiendo a las víctimas en la calle West 23, cuando le dispararon en la pierna, seccionándole una arteria.
Otro conductor de una ambulancia, rápidamente asistió a Hohmann, quien fue llevado al Hospital Brackenridge, que tenía la única sala de emergencias de la ciudad.
El Director del Hospital Brackenridge, declaró una emergencia, y el personal médico fue hacia allí, para reforzar los turnos de guardia.
Hubo voluntarios que donaron sangre en los bancos de sangre de Brackenridge, y del Condado de Travis para ayudar a las víctimas.
Mientras los policías del Departamento de Policía de Austin, Ramiro Martínez, Houston McCoy, y Jerry Day; además del civil, Allen Crum, fueron los primeros en llegar a la terraza de la torre, a la 1:24pm, y se situaron en el exterior de la puerta sur.
Martínez, con McCoy detrás, formaron pareja; y fueron hacia el norte, rodeando la plataforma de observación por el este.
Allen Crum, era un artillero retirado de La Fuerza Aérea, de 40 años de edad, que trabajaba en la Co-Op de La Librería de la Universidad cuando comenzó el tiroteo.
Después de ayudar a un muchacho lesionado, y desviar el tráfico, se dirigió a la torre, donde acompañó a Ramiro Martínez a la plataforma de observación.
Day, seguido de Crum, formaron una segunda pareja, y fueron hacia el oeste por el sur.
El plan era, que las parejas llegasen a donde estaba Whitman por lados opuestos.
Unos metros antes de llegar a la esquina suroeste, a Crum se le disparó el fusil prestado.
Martínez aprovechó para salvar la esquina noreste de un salto, y vació los 6 tiros de su revólver.38 sobre Whitman.
Mientras Martínez estaba disparando, McCoy saltó a su derecha, y disparó 2 tiros mortales en la cabeza, cuello y el lado izquierdo de Whitman, quien estaba sentado, dando la espalda a la pared norte, en la esquina noroeste, a unos 15 metros.
Whitman, que parecía no haberse dado cuenta de la presencia de Martínez y McCoy, estaba protegido en parte, por las luces de la cubierta de la torre, y en una posición para defender ataques desde cualquiera de las 2 esquinas.
El agente Martínez, que nunca había empleado su arma, impulsado por la furia, pero esta vez vació el cargador de su revólver.
Después Martínez lo tiró al suelo, cogió la escopeta de McCoy, corrió hacia el cuerpo tendido de Whitman, y disparó a quemarropa sobre su antebrazo izquierdo.
Luego tiró el arma al suelo, y rápidamente abandonó la escena gritando:
“¡Le he dado!”
Después de atender a los heridos en el hueco de la escalera, los policías Milton Shoquist, Harold Moe, y George Shepard, subieron al piso #28, y llegaron cuando Martínez, McCoy, Day y Crum, estaban afuera en la plataforma de observación.
Moe, que llevaba una radio de la policía, escuchó a Martínez decir, “¡Le he dado!”, y comunicó sus palabras al operador de la radio del Departamento de Policía de Austin.
El asesino, fue identificado enseguida, y su nombre fue divulgado por la radio.
El padre de Whitman, llamó a Austin, y pidió que la policía echase un vistazo en su casa; y en el apartamento de su ex mujer.
Allí encontraron los cadáveres, y una serie de notas.
Las pertenencias que Whitman se llevó a la torre, permanecieron bajo custodia policial, hasta 1972, año en el que fueron subastadas para ayudar a las víctimas de sus crímenes.
Un vendedor de armas de Kansas, pagó $1.500 por el lote de rifles.
Entre las notas dejadas por Whitman, había una que decía:
“Por favor, revelen el carrete que hay en la cámara.
Gracias”
Las fotos en blanco y negro, le mostraban en varias poses caseras; por ejemplo, durmiendo con su perro; pero no explicaba la extraña petición…
El Oficial, Ray Martínez, fue el primer oficial acreditado con disparar el tiro que mató a Whitman, tanto él como Houston McCoy, recibieron La Medalla de Valor de la ciudad de Austin, por su papel en detener el ataque.
Muchas de las víctimas sobrevivientes, quedaron marcadas o inválidas para el resto de sus vidas.
Posteriormente, tras una serie de 4 suicidios, acompañada por el espectro indeleble de La Masacre de Whitman; condujo en 1975, a las autoridades, a clausurar indefinidamente el observador de la torre escolar.
Pese a todo, la administración de la universidad, mantiene una relación de amor-odio con la torre y su simbolismo.
Y las opiniones se dividen, en torno al icono arquitectónico.
Por ejemplo, uno de los ex Presidentes de la universidad, Peter T. Flawn, ha descrito a la torre, como un “símbolo irresistible para los perturbados mentales”, mientras que el doctor William Livingston, Vicepresidente de la universidad, ha declarado que representa un “fastidio seductor”
En noviembre de 1998, 32 años después de la tragedia, las autoridades universitarias, votaron en favor de reabrir el observador de la torre, en respuesta a una propuesta del nuevo Presidente de la universidad, Larry Faulkner.
El plan de Faulkner, que incluía la instalación de detectores de metal y la construcción de una “jaula de acero” para disuadir a los suicidas, fue aplicado en 1999.
Cada año, los ciudadanos de la capital texana, ven hacia las alturas, hasta el observador de la torre universitaria, para intentar explicarse:
¿Cómo y por qué sucedió tal horripilante masacre?
Mientras que esos disparos, hoy son comunes, el tiroteo de la Universidad de Texas, fue quizás, el primer asesinato en masa, en ser cubierto por los medios de comunicación, en tiempo real.
“What're you doing?
Get up from there”
Tower es un documental animado, del año 2016, dirigido por Keith Maitland.
Protagonizado por Violett Beane, Louie Arnette, Blair Jackson, Monty Muir, Chris Doubek, Reece Everett Ryan, Josephine McAdam, Aldo Ordoñez, Vicky Illk, John Fitch, Karen Davidson, Jeremy Brown, entre otros.
El guión es de Keith Maitland y Sarah Wilson, basándose en un artículo mensual, aparecido en el Texas Monthly de 2006, publicado por Pamela Colloff, llamado “96 Minutes”
Maitland, originaria de New Jersey, estudió en la Universidad de Texas, en Austin; cuando leyó el artículo en 2006, le pidió a Colloff que almorzara con él.
Sugirió hacer una película sobre el incidente durante la reunión; y Colloff se convirtió en uno de los productores ejecutivos de Tower.
Más de 100 personas fueron entrevistadas, incluyendo a los miembros de los medios de comunicación, la policía, los estudiantes, y la facultad, que habían sido testigos de los acontecimientos, pero solo algunas entrevistas se utilizaron.
Varios estudiantes de la Universidad de Texas, trabajaron en la película como internos; y para financiarla, los creadores abrieron un Indiegogo, generando casi $70.000, donados por más de 330 personas en 6 semanas.
En los últimos días, los antiguos alumnos de la UT, ofrecieron una subvención equivalente.
Tower se hizo para conmemorar el 50° aniversario de uno de los primeros y de los peores tiroteos en masa de una escuela, en la historia de Estados Unidos.
Otra razón mencionada, fue el hecho de que nadie en UT, realmente habla de ello…
Todavía, hay mucha gente en Austin, que recuerda ese día.
Así pues, Tower es un documental animado, sobre el tiroteo en El Campus de La Universidad de Texas, en Austin, el 1 de agosto de 1966.
El tiroteo, se cuenta desde la perspectiva de una serie de testigos clave, incluyendo un reportero de televisión que conduce en su coche de noticias, la presentación de informes de los acontecimientos a medida que transpiran.
También, seguimos a 2 agentes de policía y a un civil, mientras suben valientemente por la torre, y eventualmente acaban con el pistolero, que Maitland apenas menciona, sabiamente.
Y de primera mano, Claire Wilson relata como víctima y sobreviviente de los hechos.
Cuando los disparos fueron finalmente silenciados, una nación agitada, fue tratando de entender lo que había sucedido.
Las imágenes de archivo, se combinan con la animación rotoscópica de una manera dinámica, nunca antes vista, para ilustrar las historias de los testigos, héroes, y supervivientes, llenas de acción, suspenso y terror.
De manera que son 82 minutos de horror, los mismos que dura el metraje, que no permite darle un respiro al espectador, pues la acción es real para reconstruir el primer tiroteo masivo en un centro educacional en EEUU.
Eso es otra parte de lo que hace que Tower sea tan única; además que vuelve a traer a la palestra, la imperiosa necesidad de socorrer a todos aquellos que están en peligro.
Con Tower, el director también ha querido hacer énfasis en aquellas personas que decidieron dejar atrás la cobardía, y se convirtieron en héroes, arriesgando sus vidas, sin pedir nada a cambio.
Pequeños gestos que se vuelven grandes y fundamentales y que, en este caso, salvaron vidas; pero también decisiones aparentemente inocuas, que acabaron en tragedia.
“Todo el mundo entró en pánico, aquello era un caos”, cuenta una de las testigos, que no se atrevió a salir del edificio en el que se resguardaba para ayudar, queriendo ayudar, y lo vio todo a través de una ventana.
Tower es una película difícil de ver, pero debe ser vista y analizada, porque la historia sigue siendo completamente relevante hoy en día.
Fue un día que sacudió a EEUU, causó terror, confusión y pánico... pero también actos de heroísmo.
“That was the moment that separated the brave people from the scared people.
I realized I was a coward”
En un momento en que los tiroteos en masa se han convertido en una nota estándar en las ediciones de noticias, los hechos del 1 de agosto de 1966, fueron un nuevo tipo de crimen; por lo que parece apropiado que Tower utilice una nueva forma de arte para contarlo; siendo realmente un logro extraordinario, tanto en el género de la animación, como en el género documental.
Y es podría haber sido, como muchos otros documentales, donde las cabezas que hablan son interconectadas con secuencias de archivo... utilizando la animación, Tower es capaz de crear imágenes que juegan con la memoria y la experiencia afectiva de una manera que no se podría hacer sin animación; siendo capaz de ser un documental, sin dejar de contar una narrativa coherente y lineal, con muchos personajes principales, y diferentes perspectivas en su núcleo.
Esto merece ser ampliamente aclamado, su logro, no sólo en cuanto al impacto emocional que tiene, sino también en diversos aspectos de la cinematografía, son suficientes para recomendarlo como cine de calidad.
Los hechos se relatan apenas pasado el mediodía del sofocante lunes, 1 de agosto de 1966, cuando el francotirador, Charles Whitman, ascendió al observador de la torre de la Universidad de Texas, e inició una masacre que acabó con la vida de 13 personas, y dejó, en la hora y media que duró la pesadilla, decenas de heridos.
Ubicado a casi 300 metros de altura, el reloj de la torre de la Universidad de Texas, que ese año celebraba su 30° aniversario, era un símbolo de la magnificencia, tanto de la universidad como del estado de “La Estrella Solitaria”, léase con ironía.
Sin embargo, la hora y media de terror, impuestos por Charles Whitman, convirtieron el que se adivinaba un feliz cumpleaños, en la hora más oscura de la capital del estado de Texas y, con la lluvia de fuego, el simbolismo del edificio cambió inmediatamente, convirtiéndose en un emblema de horror.
Los estudiantes, caminaban por el campus en busca de algún lugar donde charlar, tomar un refresco o estudiar; muchos de ellos quedaron entrampados, o fueron alcanzados por los proyectiles.
Algunos fueron asesinados, sin saber siquiera de dónde había llegado el objeto que acabó con su vida.
Antes de las autoridades, fue la sociedad civil la que reaccionó.
Muchos ciudadanos, en cuanto escucharon por radio la noticia de la agresión, acudieron con sus rifles para intentar mantener ocupado, o matar, al francotirador.
Después, la policía también intentó hacer lo suyo, enviando incluso un aeroplano, para que disparara sobre el agresor en la torre.
No fue sino hasta que los oficiales de Austin, Ramiro Martínez y Houston McCoy, así como el ciudadano Allan Crum, alcanzaron el observador de la torre, que pudieron ver, era un hombre con uniforme de Marine, moviéndose de un lado a otro; 2 de ellos, distrajeron al francotirador, al tiempo que Martínez disparó su pistola para acabar en caliente con la vida y la angustia de Charles Whitman.
Tower es un impresionante trabajo cinematográfico, que recurre a imágenes reales, combinadas con animación, mostradas de una forma nunca antes vista, para narrar los aterradores hechos.
El director, se luce en la narrativa, jugando con las perspectivas, sin perder el tiempo real de los hechos que se acontecen en el mismo momento, pasando de un género a otro con una facilidad y una perfección asombrosa; así como mostrando el relato a través de los supervivientes, y otros acontecimientos que giran alrededor del hecho principal.
La decisión de Tower, por recrear estilísticamente las acciones de los héroes y heroínas que tuvieron lugar durante el 1 de agosto de 1966, es la mejor elección de diseño que se ha visto en un documental; y aunque sigue siendo una historia verdaderamente convincente, perdería mucha tensión, y deshumanizaría a muchas de sus víctimas, sin las secciones animadas.
El cineasta, hizo la brillante elección de combinar la cobertura de noticias original, con la animación, para recrear los trágicos eventos, casi perfectamente, sin tener que rodar realmente a la gente disparando en el campus de UT-Austin.
Por lo que utilizan la voz del actor para recrear los eventos que se basan en entrevistas, con muchos de los participantes originales, víctimas, policía, y testigos; por lo que se dice muy poco sobre el pistolero.
Inicialmente, el director Keith Maitland, se dio cuenta de que él y su equipo probablemente no sería capaces de filmar la recreación en el campus de la Universidad, por lo que decidieron optar por una estética animada “para mostrar la geografía del campus”
En un “Q&A”, el director reveló, que filmó ubicaciones en la Universidad de Texas con un iPhone, con el fin de obtener las imágenes utilizadas para los fondos rotoscopiados, mientras que la mayoría de los actores que figuran en las recreaciones, fueron filmados en el patio trasero de su casa, delante de una pantalla verde; y luego fue animado por la compañía de producción, Minnow Mountain, quien fue ayudado por las fotos que Maitland había filmado alrededor del campus.
La rotoscopia, es una técnica de animación que consiste en redibujar o calcar un fotograma, teniendo otro como referencia; pero la animación, que es genial con unos planos imposibles, y un ritmo apasionante, no es el único elemento a destacar, aunque Maitland utiliza una gama de colores espectaculares, y juega como nadie, con un sinfín de imágenes impactantes que te trasladan inevitablemente a los años 60.
La animación, se va intercalando con imágenes reales, cada vez siendo más importantes estas últimas, hasta que en los momentos finales del documental, van apareciendo las personas reales, con su aspecto 50 años más que en la animación.
Muchos de los participantes del tiroteo, todavía vivos, fueron retratados en la película; centrándose principalmente en Clare Wilson, la mujer que estaba embarazada de 8 meses, y que perdió a su bebé y su novio ese día.
Pero también, Tower utiliza una combinación de fotos fijas, imágenes granuladas de 8mm del incidente en sí, y animación rotoscópica, en el comienzo y a la mitad del metraje, junto a noticas radiales durante el incidente, demorando los hechos, sólo brevemente, para establecer el estado de ánimo.
A medio camino, de repente, un actor que retrata a Claire Wilson, aparece como la mujer de edad real, y continua relatando su historia, sin un momento de vacilación.
Esta mujer, que ahora tiene alrededor de 60 años, es una de las sobrevivientes:
La mujer que perdió a su hijo por nacer, en manos del pistolero.
Es una revelación impactante, de la animación con lo real, la creación de un momento que es aún más emocionante, mediante la reducción de ese vacío histórico y visual.
Ahora entendemos, que estos actores no están leyendo un guión...
Ellos están contando las palabras reales de aquellos que sobrevivieron.
Luego, cambia a Claire, hablando justo antes de que las cosas comenzaran a suceder.
La actriz que interpreta a Claire, fue rotoscopiada, que es una técnica de animación que parece real y animada al mismo tiempo, porque es como el rastreo sobre las imágenes reales.
Es una buena técnica para este tipo de documentales, porque a la vez, te distancia del actor, pero te acerca más a la persona que el actor está retratando, y de la edad que eran, cuando los hechos tuvieron lugar.
De esta manera, los actores explican las cosas, usando las palabras de la persona real, que estaba siendo entrevistada, y también aparecen como personajes en la recreación de los eventos.
Debido a que es una rotoscopia, las emociones de los actores se transmiten, y son capaces de relacionarse con sus sentimientos.
La rotoscopia, también permite al director, colocar a la gente en el centro de la acción, sin que ellos realmente estén allí, por lo que no hay necesidad de limpiar el sitio, o pedir permiso para filmar.
Claire Wilson, es el ancla de la historia, después de haber recibido el disparo, y también por haber estado embarazada de 8 meses en ese momento.
Ella se tendió en el concreto del centro del lugar, frente a la torre, durante más de 1 hora, en el calor de agosto, mientras tenía su novio muerto a su lado, siendo ayudada sólo por Rita Starpattern, que salió corriendo para socorrerla, a pesar de los disparos eran continuos, y había mucha gente resguardada a su alrededor.
Otros relatos principales, son los 2 policías que mataron al francotirador, un ciudadano que los ayudó, otro policía que fue a ayudar en la parte superior de la torre, un estudiante de primer año, con su propia historia de heroísmo; un jornalero que fue baleado, el locutor de radio que narró y advirtió de los acontecimientos, y otro que leyó que su nieto había sido muerto… momento absolutamente desgarrador, y una mujer joven que sólo miró todo desde una ventana.
Rita Starpattern, aparece sólo a través de la narración de Claire, porque murió de cáncer, antes de que alguien la entrevistara.
Algunos de los otros, habían sido entrevistados antes de morir, y algunos más, incluyendo a Claire, fueron entrevistados para la realización de Tower.
La última parte de la película, son cortes de las entrevistas de la gente real, cuyos avatares han estado narrando la acción.
Entre otros aspectos cinematográficos, el sonido de la película es evocador, con música de la época, anuncios en la radio, las cigarras del verano, y por supuesto, los incesantes disparos.
El director dijo, que el francotirador Charles Whitman, que no aparece en la película, hizo una llamada de medianoche a su profesor de música, diciendo que estaba muy molesto, y necesitaba hablar…
Whitman se sentó al piano, y tocó “Claire de Lune” de Claude Debussy, y luego dijo que era lo que necesitaba, y se fue…
Keith Maitland, explicó que al usar la pieza clásica musical, justo antes de la muerte de Whitman, era su manera de reconocer la humanidad del tirador. “Cuando su vida terminó, finalmente estaba en paz”, dijo.
Claire Wilson, que también perdió a su hijo por nacer, dijo al final de la película, que había perdonado a Whitman.
La única representación del tirador en toda la película, es una fotografía de él, que Wilson muestra de la revista LIFE, como un niño con 2 rifles, en la playa, junto a su perro, a la edad de 3 años.
Claire Wilson, se convirtió en maestra de escuela, madre adoptiva y activista de por vida.
Muy en el fondo, Tower parece culpar a la sociedad moderna en su conjunto, por las acciones de un solo enfermo mental, a quien no se le dio ningún tratamiento.
Y es extraño pensar en algo que sucedió en la propia vida, como pieza de época, pero los espectadores más jóvenes comprenderán más de lo que era la vida antes de la omnipresente comunicación global.
Después del tiroteo, todos los involucrados perdieron contacto el uno con el otro, algo inimaginable hoy.
Un locutor de radio local, fue el único contacto para las noticias, y también sirvió para advertir a la gente sobre lo que estaba pasando.
Al menos, había teléfonos, radio, televisión y cámaras de 8mm, así que supongo que no era tan primitivo.
En Tower hay momentos hermosos que están más allá de las palabras, como:
Cuando Rita Starpattern corrió a ayudar a Claire, a pesar de que se mantuvo completamente vulnerable al tirador.
Ellas comienzan una conversación para mantener sus mentes fuera del terror y la carnicería.
Otro momento, en que un par de estudiantes actúan heroicamente para salvar a las víctimas de la lenta muerte que les esperaba.
Una vez seguros del peligro, llevan a las víctimas a la seguridad.
También aprendimos muchos detalles acerca de cómo la policía respondió, cómo los vigilantes ciudadanos saltaron para ayudar con sus rifles de ciervos, es Texas, después de todo… y cómo algunos actuaron tan valientemente ante el horror; mientras que otros, comprensiblemente, se agacharon para cubrirse.
Y al final, la gran masa oculta, llena la plaza, como prueba de que todo, finalmente terminó.
Keith Maitland, con Tower, apuntó los dardos a lo que él llamó “la interrupción del espacio público, y cómo se conducen a varias respuestas de la gente común... algunas bastante heroicas y desinteresadas”
Este fue un tiempo que separó a los héroes entre nosotros, y hubo personas increíblemente valientes, y otras que estuvieron atrapadas en medio de todo.
Tower es grande, no porque se ocupa de la misma pregunta:
¿Por qué?
Sino que añade a ella:
¿Por qué no podemos detener que esto se repita?
El país de La Segunda Enmienda, se despertó de golpe, aterrorizado por la facilidad y la impunidad con la que el francotirador había actuado desde su torre, durante más de hora y media, sin que las autoridades, en medio del caos y la desorganización, supieran siquiera, cómo acercarse al origen del fuego para detener la masacre.
Y en Tower, Maitland apunta de nuevo al debate, acusando a una sociedad nutrida por la violencia de los programas de televisión y el entretenimiento, como responsable de la masacre, y por ende, de este tipo de masacres, planteando más soslayadamente, la discusión sobre la facilidad con la que un ciudadano común puede portar armas en muchos estados.
En la cultura popular, como en el cine y en la música, Whitman ha sido descrito como un “villano monstruoso”, pero también como un héroe.
Los años 70, fueron testigos de las mayores referencias culturales en torno a él, tanto que el escritor de novelas de horror, Stephen King, y el asesino llamado “Unabomber”, Ted Kaczynski, declararon que la masacre de Austin, orquestada por Charles Whitman, influenció su trabajo.
“One of the truths I learned... is that there are monsters that walk among us.
There are people out there that think unthinkable thoughts and then do unthinkable things”
Si la masacre protagonizada por Charles Whitman, se aferra a su vigencia, es precisamente porque él fue, de alguna manera, su “padre fundador”, el pionero del asesinato masivo, y de las masacres escolares que cada año, mediáticas, como si se tratara de un ritual de primavera, que ocurren en el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos.
A raíz de la masacre, Los Departamentos de Policía de Estados Unidos, decidieron crear Los Equipos de Tácticas y Armas Especiales (SWAT)
El gobernador texano, John Connally, ya estaba familiarizado con los francotiradores, pues él acompañó 3 años antes, a John F. Kennedy, al momento en que éste fue asesinado por uno o varios francotiradores en Dallas; comisionó un panel para estudiar exactamente, por qué había ocurrido la tragedia.
Mientras El Presidente estadunidense, Lyndon B. Johnson, comenzó inmediatamente una investigación tendiente a crear una legislación de control de armas.
La Comisión Connally recomendó, que la universidad y el estado, ayudasen a los heridos, y a los afectados por los hechos.
La ayuda a sobrevivientes y heridos, incluiría préstamos, con la Universidad de Texas, y las agencias del Estado de Texas, para ayudar temporalmente a aquellos con problemas médicos y mentales, y apoyar la rehabilitación.
Estas recomendaciones, sin embargo, no fueron implementadas por ningún organismo de la Universidad, o el Estado de Texas.
Una semana después de la masacre, el equipo forense del condado de Travis, que realizó la autopsia de Charles Whitman, descubrió un tumor en el cerebro del asesino.
A partir de entonces, las teorías acerca de los motivos del lobo, reaccionaron en cadena.
Se ha especulado, que “la flor maligna que albergaba la bóveda craneal de Whitman, impidió al individuo discernir entre el bien y el mal”
Otros estudiosos del caso, se han inclinado por la hipótesis de la “psicosis de las anfetaminas”, es decir, apoyan la idea de que el Marine era un consumidor regular de dexedrina.
También, se ha hablado acerca del factor militar de Whitman, quien fue entrenado como Marine para la guerra, o sea, para matar.
No se pueden dejar de lado las conjeturas que apuntan a que la decisión del soldado, fue impulsada porque era un hombre en la ruina económica y moral, aquejado por las deudas, y por un entorno familiar descompuesto, con su matrimonio a punto de naufragar, tal y como había sucedido con el de sus padres.
Las teorías de la causa y el efecto en El Caso Whitman, explica Gary Lavergne en su artículo “The Legacy Of The Texas Tower Sniper - The Chronicle Of Higher Education” en abril de 2007; pueden discernirse de la manera siguiente:
“La orgánica/el tumor cerebral; la química/la psicosis de las anfetaminas; y la psicológica/el entrenamiento militar y el abuso infantil”
Sin embargo, independientemente de la que se elija, cualquiera de las hipótesis es insuficiente para explicar la causa primordial para que Whitman quitara el seguro de su atribulada existencia, y decidiera convertirse en una bomba ambulante.
Porque lo cierto es que nunca perdió la noción de lo que sucedía a su alrededor, y menos aún, el orden que regía sus movimientos, ya que planificó detalladamente cada uno de ellos, eligió el arsenal que lo acompañaría en su guerra contra el mundo, dispuso un botiquín, que incluso contaba con antídoto contra mordeduras de serpiente… escogió el lugar que le garantizaba asesinar a placer sin que fuera visto, y sobre todo interrumpido, además que, de acuerdo con la carta póstuma que dejó en su casa, estaba listo para morir, ya sea mediante el suicidio o de manera espectacular, como finalmente sucedió.
El horror, había terminado, pero la carnicería de Whitman, había petrificado a La Unión Americana, la cual aún no se recobraba del brutal asesinato de 8 enfermeras en Chicago, a manos del también Marine, Richard Speck, apenas una semana antes.
Pero el inventario de muertos de Whitman, fue más grande que el de Speck, al que fue necesario añadir la madre y la esposa del francotirador, asesinadas la noche anterior de la balacera, un acto que Whitman perpetró para “evitarles la pena del baño de sangre que tenía planeado”
Los eventos del 1 de agosto de 1966, significaron para la Universidad de Austin, un legado trágico.
Pero hay tiroteos escolares notables en todo el mundo, y en los Estados Unidos es donde se encuentra el índice más alto de ataques intraescolares con armas de fuego.
Los tiroteos en las escuelas, reciben extensa cobertura por los medios de comunicación, y es frecuente en EEUU, aunque en ocasiones se hayan propiciado en todo el mundo cambios de las políticas de las escuelas, concerniendo a la disciplina y la seguridad.
Algunos expertos han descrito el tema sobre tiroteos escolares, como del tipo “pánico moral”, en que estos incidentes, pueden también haber influido internacionalmente en la discusión sobre la venta de armas; y los famosos asesinos itinerantes.
Recordar a Eric Harris y Dylan Klebold, que asesinaron a 13 personas e hirieron a 24 con armas semiautomáticas, en la que se conoce como La Masacre del Instituto Columbine, en 1999.
A Seung-Hui Cho, que asesinó a 32 personas, y se suicidó usando 2 pistolas.
Se conoce como La Masacre de Virginia Tech, en 2007.
Michael McLendon, que asesinó a 10 personas, y se suicidó usando una pistola k38 y un rifle.
Este hecho es conocido como La Masacre de Alabama, en 2009.
Adam Lanza, que asesinó a 27 personas, la mayoría niños, en una escuela de Connecticut, el 14 de diciembre de 2012.
Fuera de EEUU, Anders Breivik, que asesinó a 77 personas en el atentado de coche bomba en Oslo, y la sucesiva masacre en la isla de Utoya, el 22 de julio de 2011; terror que se conoció como Los Atentados de Noruega.
Posterior al evento de Austin, hubo un funeral para Whitman y su madre, oficiado por Tom Anglim, en la parroquia de La Familia del Sagrado Corazón, en Lake Worth; siendo enterrado al lado de su madre y de su hermano John.
Por ser veterano de los Marines, el ataúd de Whitman se cubrió con una bandera de los Estados Unidos...
Las víctimas mortales de los disparos fueron:
Margaret Whitman (43 años), madre, asesinada en su apartamento; Kathy Whitman (23 años), esposa, asesinada mientras dormía; Edna Townsley (47), recepcionista de la torre; Marguerite Lamport (45), asesinada por un disparo en la escalera de la torre; Mark Gabour (16), asesinado por un disparo en la escalera de la torre; Thomas Eckman (19), herido en el hombro; Robert Boyer (33), herido en la espalda, al visitar a su profesor de física; Thomas Ashton (22), herido en el pecho; Thomas Karr (24), herido en la columna; Billy Speed (22), policía, la bala le entró por el hombro, y se alojó en el pecho; Harry Walchuk (39), estudiante y padre de 6 hijos; Paul Sonntag (18), disparado en la boca, mientras se escondía en una barricada; Claudia Rutt (18), asesinada al ayudar a su prometido, Sonntag; Roy Schmidt (29), disparado en su camión en La Fuente Littlefield; Karen Griffith (17), herida en el pecho, murió después de 1 semana; David Gunby (58), murió en 2001, cuando decidió interrumpir los 30 años de diálisis, a que le condenó el disparo de Charles Whitman.
El bebé no nacido de Claire Wilson, llamado “Wilson”, herido mortalmente junto con su madre, cuando a ella le dispararon en la cadera.
En ningún momento, enseña el director la cara del francotirador, Charles Whitman, y no es hasta el final, cuando revela su identidad, apoyando así su tesis sobre la culpabilidad colectiva.
Sin embargo, esconde cualquier información en torno a la salud mental de Whitman, quien al acabar con su mujer y su madre, había dejado, aparentemente, una carta de despedida, en la que admitía haber sido “víctima de muchos pensamientos irracionales”, y confesaba los asesinatos; donde pedía que “Dios entendiese estas acciones” y le juzgase “acordemente”
Quizás lo peor fue decirles a las víctimas:
“Miren, su victimario en realidad era un tipo enfermo, y no tenía la culpa de nada”
El 1 de agosto de 2016, durante el 50° aniversario del ataque, “La Ley Campus Carry” entró en vigor en la Universidad de Austin, en otros colegios y universidades de Texas, permitiendo que las personas con licencias de armas de fuego, oculten y lleven sus armas a los centros educativos.
Los partidarios de “La Ley Campus Carry”, dicen que la presencia de “Good Guys with Guns”, ayudará a aumentar la seguridad pública, y disuadir del crimen violento.
Los críticos de dicha Ley, dicen que la posible presencia de pistolas ocultas, no disuadirá a la mayoría de los tiradores masivos.
¿Hace falta decir más?
La sobreviviente Claire Wilson, dijo en el documental Tower:
“Alguien me dijo,
¿Por qué querría volver a revisar lo sucedido?
¿Por qué querría desenterrarlo?
Sé que será doloroso... fue devastador.
Sabes, todavía recuerdo esa pérdida… pero lo que es más doloroso, es simplemente no encontrarle sentido; y no tener a otras personas que sabían sobre ello, y que podrían hablar de lo que sucedió ese día.
Eso es lo que era doloroso, y esto ha sido muy curativo.
Sabes, solo las pequeñas cosas hacen una gran diferencia en una gran cosa como esta”
Ese mismo día, 1 de agosto de 2016, un monumento de piedra inscrito con los nombres de las víctimas, fue instalado en el campus universitario de Austin.
La ceremonia de entrega del monumento, incluía lecturas de poesía y música.
El reloj de la torre, se detuvo a las 11:48am, y permaneció en así durante 24 horas.
La superviviente, Claire Wilson, asistió a la ceremonia.
En 2006, la ciudad de Austin designó el 1° de agosto, “Día de Ramiro Martínez”
“The horror of these, the sick among us, must be found in the horror of our hyper civilization.
A strange pandering to violence, a disrespect for life fostered in part by governments which, in pursuit of the doctrine of self-defense, teach their youth to kill and to maim.
A society in which the most popular newspaper cartoon strips, television programs, and movies are those that can invent new means of perpetrating bodily harm.
A people who somehow can remain silent while their own civilization seems to crumble under the force of the caveman's philosophy that might makes right.
It seems likely that Charles Joseph Whitman's crime was society's crime.
This is Walter Cronkite.
Good Night”
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