The Sheik

“A photoplay of tempestuous love between a madcap English beauty and a bronzed Arab chief!”

La fascinación del mundo árabe, siempre ejerció una poderosa influencia en Occidente, lo cual inspiró desde los primeros días del cine, a muchos directores para diseñar decorados exóticos... y a la vez eróticos... en donde ocurrían historias casi quiméricas, en ambientes en los que el desierto parecía ser el principal protagonista.
“Sheik”, en árabe, “شيخ” es un título de origen árabe, aplicado a líderes religiosos o políticos a nivel local, etimológicamente comparable al arquetipo de “viejo sabio”
En efecto, El Diccionario de La RAE dice que un Sheik es, “entre los musulmanes y otros pueblos orientales, superior o régulo que gobierna y manda un territorio o provincia, ya sea como soberano, ya como feudatario”
Popularmente, suele asociarse la palabra Sheik, a la imagen de los jefes beduinos o los potentados de La Península Arábiga.
En la zona del Golfo Pérsico, se usa el tratamiento para referirse a personas prominentes, generalmente, altos cargos políticos u hombres de negocios, en estos casos, se suele usar en castellano la palabra “Jeque”
Edith Maude Hull, también conocida como E.M. Hull, fue una novelista británica, conocida sobre todo por la novela romántica “The Sheik” (1919), que se convirtió en un superventas internacional en 1921.
A esta novela, se le atribuye empezar el género muy popular del “romance desértico”; y pertenece a una tradición de romances orientalistas de escritores británicos, que incluye el poema de 1813 de Lord Byron “The Giaour”, y la versión de Sir Richard Francis Burton de “One Thousand and One Nights” de 1885, titulada “The Book Of The Thousand Nights and A Night”
También se adhiere a la convención principal de la novela romántica:
La redención de un hombre “perdido” por el poder del amor de una mujer.
El romance del desierto, como género, había sido pionero por los escritores como Robert Smythe Hichens, y Kathlyn Rhodes, pero “The Sheik” fijó un renacimiento principal, e influyente de la forma.
La prosa de Hull, hace uso intensivo del vocabulario sentimental y enfoque cercano en los estados emocionales, que está asociado con el género de la novela romántica.
Hull, era hábil en crear descripciones vívidas, pero éstas a menudo se socavan por su dependencia de estereotipos orientalistas.
“The Sheik” fue el primer fruto de su esfuerzo, y se publicó por vez primera en Inglaterra en 1919, y rápidamente se convirtió en un éxito de ventas internacional, colocándola entre los 10 mejores superventas de Publishers Weekly, tanto en el año 1921, como en 1922.
El libro de Hull, rápidamente vendió más de 1,2 millón de copias por todo el mundo.
Se incrementaron las ventas aún más, cuando Paramount Pictures hizo la versión para el cine:
The Sheik, en 1921, que lanzó a Rudolph Valentino a la inmortalidad cinematográfica, como el mayor de los “amantes” en el cine mudo.
Pero fue el libro, el que atrajo algo de controversia, debido a su representación de una mujer fuerte, autosuficiente, siendo domada y subyugada por un hombre que la viola repetidamente…
Esto resulta exacerbado por el hecho de que ella se enamora de su violador.
A través de su historia, “The Sheik” ha atraído la controversia, aunque esto ha cambiado en forma con los años.
Cuando se publicó, se consideró una novela erótica, y varias veces se describió en la prensa como “chocante” y “venenosa”
En las últimas décadas, la novela ha sido fuertemente criticada por su elemento central de la trama:
La idea de que la violación lleva al amor.
Otras críticas se han dirigido a ideas estrechamente relacionadas con la trama central de la violación:
Que para las mujeres, la sumisión sexual es una condición necesaria y natural; y que la violación es excusada por el matrimonio.
Hubo muchas críticas de varios elementos orientalistas y colonialistas, como el hecho de que el amor interracial entre una inglesa y un “nativo”, es evitado; la violación en última instancia está justificada, por tener el violador, ascendencia europea, en lugar de árabe.
La trama, se ha comparado a “The Taming Of The Shrew” (1590 – 1592) de William Shakespeare.
Sin embargo, por otros escritores, observando que las mujeres escritoras del período de Hull, utilizaron el ya bien establecido género de la “fantasía orientalista” para comenzar a poner las ideas feministas ante sus lectores, primordialmente femeninos; las mujeres aparecen como protagonistas en los romances del desierto, por ejemplo, y en “The Sheik” específicamente, el lector se compromete con Diana, como una mujer independiente, y con desafío para la mayor parte de la novela, antes de que Hull concluya su historia de manera convencional.
Por otra parte, parece que la pareja significa “vivir en el desierto”, una ruptura en la parte de Hull con el final de la novela romántica típica, que ve a la heroína con seguridad instalada en las casas urbanas y fincas de la aristocracia británica.
También, se ponen fuertes contrastes entre la relativa libertad de las mujeres europeas, y la servidumbre de sus homólogos de Oriente Medio:
Que las mujeres pudieran someterse a la intimidad degradante y la existencia encadenada de la vida matrimonial, llenaron a Diana de asombro despreciativo.
Estar sujetas irrevocablemente, a la voluntad y al placer de un hombre, que tendría el derecho de exigir obediencia en todo lo que constituía el matrimonio, y la fuerza para hacer valer esas afirmaciones, la revolvió.
Para una mujer Occidental, ya era bastante malo; pero para las mujeres de Oriente, simples esclavas de las pasiones de los hombres que las poseían, desconsideradas, despreciadas, reducidas al nivel de los animales, la idea desnuda la hizo temblar.
Aunque este pasaje aparece temprano en la novela, y es en gran medida, negado por la posterior presentación de Diana a Ahmed, las preguntas que plantea sobre los derechos de las mujeres, hacen eco de algunos de los temas principales de los sufragistas contemporáneos.
Hoy, el legado de “The Sheik” sigue siendo objeto de acalorados debates.
Algunos la ven, como parte de una creciente ola de emancipación de la mujer, mientras que otros lo consideran como terriblemente reaccionario.
Pero:
¿A qué se debe todo esta revolución de las novelas eróticas?
Algunos especialistas apelan a la fórmula de mezcla perfecta entre el “marketing” y la sensación de volver a los instintos, y de que muchas mujeres tienen como fantasía, el que un hombre exitoso, millonario, inteligente y trabajador, se enamore de una joven estudiante “común”
Es decir, que El Príncipe Azul se fije en una plebeya.
“Lie still, you little fool!”
The Sheik es un drama del año 1921, dirigido por George Melford.
Protagonizado por Rudolph Valentino, Agnes Ayres, Ruth Miller, George Waggner, Frank Butler, Charles Brinley, Lucien Littlefield, Adolphe Menjou, Walter Long, Sally Blane, entre otros.
El guión es de Monte M. Katterjohn, basado en la novela homónima de Edith Maude Hull, sobre un Sheik que se enamora de una dama británica, y decide secuestrarla.
Harto de Metro Pictures, Rudolph Valentino, sin cualquier consulta de sus amigos o abogados, firmó un contrato con Famous Players-Lasky.
Jesse Lasky, se jactó de lo barato que había conseguido a Valentino para The Sheik:
Valentino recibió un sueldo de $500 por semana, mucho menos que muchas estrellas del tiempo cuando se cobraban el doble a esa cifra.
A pesar del sueldo ínfimo, Lasky había buscado personalmente un vehículo para el debut de la productora con Valentino; y en el consejo de su secretario, escogió a The Sheik, que tras su estreno, arrasó en las taquillas, llegando a conseguir aproximadamente, unos $125 millones de espectadores.
El cóctel del filme, que mezcla romanticismo y exotismo, era una combinación irresistible para el espectador medio de aquellos momentos.
Debido al incuestionable éxito, The Sheik sufrió un “remake” apenas 5 años más tarde, que contaba con el mismo Rudolph Valentino, pero dirigida por otro director, George Fitzmaure:
“The Son Of The Sheik” (1926)
Este segundo filme, sin embargo, apenas aportó nada original a la historia.
The Sheik tiene un argumento bastante simple:
La acción transcurre principalmente en 2 lugares de Argelia.
Uno de ellos, es el profundo desierto donde nos encontramos con un Sheik importante, Ahmed Ben Hassan (Rudolph Valentino)
Cuando este viaja a la ciudad de Biskra, se encuentra con una mujer británica:
Lady Diana Mayo (Agnes Ayres), y de la cual quedará prendido.
Por este motivo, la raptará, y la llevará al desierto con su tribu.
Gran parte del metraje, se centrará en la historia de amor y odio, que se establece entre los 2 personajes, hasta llegar al tramo final, donde entrará de pleno la acción, con una secuencia de batalla que parece sacada de un filme colonialista.
Como vemos, The Sheik domina todo tipo de espectros, desde la rama romántica hasta las secuencias de acción.
Seguramente esto explica parte de su éxito.
Tremendamente erótica en segundas lecturas, simbolizó la consolidación definitiva de Valentino.
Aun hoy, The Sheik despierta controversias, respecto a su tema de fondo:
Mujer independiente… violada… y finalmente:
¿Enamorada?
“Mon Dieu, are you not woman enough to know?”
El director, George Melford, apeló a las clásicas historias arabescas, y decidió llevar a la pantalla grande, la novela de Edith Maude, en la que una mujer occidental, rebelde, desesperanzada frente a la vida matrimonial, y que ha optado por llevar una vida frívola en la perdida ciudad argelina de Biskra, en El África Occidental Francesa; pronto descubrirá que el Sheik Ahmed Ben Hasan, quien es otro personaje algo sórdido, y que considera que toda mujer sobre la que pone el ojo, le pertenece… se ha fijado en ella, y que utilizará una treta para capturarla y llevarla a vivir consigo, casi como si fuera su esclava.
Sin embargo, pronto la semilla del amor crecerá entre ambos, y tendrá como vibrante remate, un emocionante rescate de la raptada Diana, de las garras del bandido.
Del reparto, Rudolph Valentino encarna de manera magistral, el papel que lo hizo más famoso.
En los años 20, solo él despertaba emociones desgarradoras e incontrolables sobre las damas de la época.
Claro que, John Barrymore o Ramón Novarro, sus rivales cinematográficos de la época, causaban también alborotos; pero con Rudy, la histeria era multitudinaria, y las damas se arremolinaban para robarle un mechón de pelo, un girón de su ropa, o solamente una mirada, situaciones nunca antes vistas anteriormente.
Notable la escena en la que irrumpe en su habitación, dispuesto a seducir violentamente a su cautiva, pero al verla arrodillada, y enjuagándose las lágrimas en el lecho, repentinamente se enternece, y desiste de estar con ella, retirándose sin llamar su atención, para proceder a ordenar que sea bien atendida en todas sus necesidades desde aquel momento…
Los cambios expresivos del actor, son inmejorables, y una vez más, el “latin lover” encantador y atractivo, se convierte en el joven embelesado, que se rinde ante el amor por una sola mujer.
Igualmente notable la actuación de Adolphe Menjou, que nuevamente lo vemos personificando a un hombre apacible y centrado, en el personaje de Raoul de Saint Hubert, que aconseja sabiamente a los 2 amantes, a pesar que él ya ha comenzado a amar a Diana…
Mientras esta última, Agnes Ayres está correcta, mostrando ser una mujer independiente, aguerrida, que nada ni nadie la detiene, pero es una mujer también, muy enamorada…
The Sheik, nos adentra en un argumento que parece sacado de una novela romántica, pero no romántica tal y como la conocemos hoy en día, sino con el romanticismo de inicios del Siglo XIX; y se recrea en el exotismo de la ambientación, que transcurre en Oriente, de manera evidente.
Por este motivo, y para impresionar al espectador, nos encontramos con multitud de detalles que tienen la intención de describir el alucinante mundo en el que nos encontramos.
Desde la arquitectura de Biskra, pasando por la tienda de campaña, y hasta los más nimios objetos de orfebrería, todo está realizado con el propósito de dejar boquiabierto al espectador, y trasladarlo al desierto.
Las escenas de exteriores, que fueron rodadas en California, reproducen fielmente El Desierto del Sahara, no así las costumbres del mundo árabe.
Melford exhibe una Argelia en la que se olvida que ya existía una importante presencia turca, y las costumbres de la vida en tiendas del Sheik, asemeja más a La Península Arábiga, que al Norte de África; y hace recaer todo el peso del filme, en una relación que únicamente se sustenta por las diferencias y contrastes, europeo contra árabe, entre los 2 personajes.
The Sheik configuró también, parte del pensamiento que se tiene sobre el mundo oriental:
Los tópicos sobre los hombres del desierto, aparecen en todo su esplendor.
Un aspecto para nada positivo, es que los árabes son expuestos con caracteres negativos, casi primitivos, como si se tratara de una historia que ocurre a fines del primer milenio, y no en los albores del siglo XX.
Pues el director debió modificar algunos aspectos, aclarando que en realidad, Ahmed era hijo de un inglés y una española, quizás porque habría resultado escandaloso, que una dama europea contrajera nupcias con un árabe; con unas costumbres tradicionales que a los ojos de los occidentales, resultan totalmente arcaicas, como la compra de esclavos o el matrimonio casi utilizando el mismo método de la compra y venta, una frase que suena en el filme resulta bastante significativa:
“Cuando un hombre del desierto quiere a una mujer, la coge”
Mientras los occidentales aparecen como víctimas discriminadas en las ciudades norteafricanas, mientras que las mujeres se encuentran muy por debajo en la escala social, lo cual no siempre era cierto en el amplio mundo musulmán.
Asimismo, la energía de galanteo que se le atribuye a Ahmed, distaba mucho de la realidad, con referencia a los auténticos Sheiks árabes, quienes prácticamente no tenían un contacto más que sexual con las mujeres que les eran ofrecidas.
Lo más interesante de todo, es que The Sheik es una película moralmente dudosa.
Todo se debe a la concepción que realiza el filme sobre la masculinidad del personaje protagonista, que interpreta Rudolph Valentino, y la manera como trata a la protagonista femenina.
No sólo es el hecho de que el personaje rapte, algo que meramente va con el desarrollo argumental de la película, sino la perspectiva heroica con la que es definido el personaje.
Es decir, The Sheik magnifica el personaje, en contraposición del enemigo final, porque a diferencia de este, el personaje de Valentino, no es tan malo como pudiera aparentar en un principio.
Por si fuera poco, la mujer acaba llorando sobre el aparente cadáver del personaje…
Lo cierto, es que el personaje del Sheik, es en realidad un consumado maltratador, que no tiene ningún reparo en convencer con el uso de la fuerza para que sea amado.
The Sheik, define como atractivo, la figura masculinizada, que constantemente nos muestra:
Valentino, tanto gestualmente como con sus acciones, es descrito con los tópicos sobre el hombre robusto, fuerte, valiente, etc.
Una visión fantasiosa, que la audiencia femenina norteamericana y europea se tomó muy en serio, al punto que los viajes a los países del Medio Oriente se incrementaron, con las ansias de encontrar un Sheik o Príncipe agraciado.
De todas formas, debe tomarse en cuenta, que el objetivo de la película no es tanto la autenticidad, sino más bien el estímulo de la fantasía sexual, aunque claro está, moderada por los cánones de la época, pues las escenas de violación, naturalmente no fueron filmadas.
En el film, por primera vez, una mujer era raptada, y casi violada por un hombre ante su entera complacencia, tema antes nunca presenciado por la inocente y a la vez, tradicionalista sociedad de ese entonces.
Su imagen legendaria, llena de exotismo y sensualidad, rivalizaba ante las casi ridículas caracterizaciones de las estrellas de cine anglosajonas, que siempre eran sometidas por el sexo débil, una situación generalmente típica del cine la época.
En la novela, por ejemplo, el enamoramiento de Diana con el Sheik, fue porque la violó, y se ablanda con ella, porque le quebrantó el carácter, finalmente.
¡Qué fuerte suena esto!
En la película, el Sheik insinúa a Diana, por qué le trajo allí; y el auditorio más tarde le ve besarla enérgicamente, aunque no se muestra ninguna violación.
Todo es sutil.
Una vez que el Sheik vuelve a la tienda de campaña, ve a Diana gritar, y envía a su criado para consolarla...
Estas escenas, eran bastante vivas para hacer una moralidad aceptable.
A este tipo de fantasía, se suma la del “cuento de hadas”, cuando vemos aquellas caravanas que surcan el inmenso desierto, y todos esos ajuares dentro de la tienda del Sheik; incluso los intertítulos tienen como fondo, dibujos que uno podrían jurar que habían sido extraídos de una edición ilustrada de “Las Mil y Una Noches”
Otro objetivo de la obra, podrían considerarse el hecho de mostrar la victoria del género masculino, pues al final, es Ahmed quien ve cumplido su más profundo sueño de seducción, sin importar el haber quedado realmente prendado de Diana.
Como dato, en el momento del estreno, las leyes del antimestizaje, lo hicieron ilegal por presentar que 2 razas diferentes se casaban…
De hecho, un beso entre una mujer blanca y un hombre de color, no se permitiría en la película.
La única manera de “hacerle el amor” a Diana “aceptable”, era retratarle como un europeo, hacia el final de la película.
Este detalle, también estaba en la novela original.
Aunque la representación de árabes sea estereotípica; Valentino intentó su mejor esfuerzo para distanciar el carácter de una representación estereotípica de un hombre árabe.
Preguntado, si Diana se hubiera enamorado de un “salvaje” en la vida real, Valentino contestó:
“La gente no es salvaje porque tienen piel oscura.
La civilización árabe, es una de las más antiguas en el mundo... los árabes se dignifican, y tienen una mentalidad penetrante”
Pero los aficionados al cine, del sexo masculino, al instante aborrecieron a The Sheik, la mayor parte de rechazo, fueron por las escenas de amor.
Muchos hombres, harían huelga durante la película y/o se sintieron amenazados por el estilo de Valentino, en el trato sexual, y lo culparon personalmente de la escritura censurada, y el estilo de la interpretación en todas partes de la película.
Muchos le llamaron “afeminado” por usar los trajes sueltos y largos, que eran propios del carácter.
Un discurso enfático ampliado, fue conducido por Dick Dorgan, vía Photoplay, escribiendo varios artículos condenando a Valentino.
Dorgan, acusó a Valentino de parecerse exactamente a Theda Bara, actriz de gran poderío sexual, y demasiado bonito para ser un macho/varón/masculino.
Dorgan, hasta escribió una canción contra Valentino, llamándola:
“¡Una Canción de Odio!”
¿Faltaba más?
The Sheik, es un claro ejemplo de cine mudo, hecho de manera artesanal, hijo de su época.
Tiene sus secuencias de interés, así como un diseño de producción bastante cuidado y fantasioso.
Además de la controversia, que todavía atiza.
“When an Arab sees a woman he wants, he takes her”
The Sheik, la novela, pudo haber servido de inspiración a “Fifty Shades Of Grey” (2011)
Siendo escrita hace casi 100 años, tiene una trama muy similar a la del exitoso libro de E.L. James.
La historia es más que conocida:
Anastasia Steele, una joven “virgen”, recién graduada de la universidad, se enamora de Christian Grey, un magnate de negocios, sadomasoquista y obsesivo por controlar todo lo que tenga a su alcance.
Sin embargo, al parecer, la trama del libro que ha sido superventas en todo el mundo, y que ahora cuenta con una película, fue ideada hace casi 100 años por Edith Maude Hull, una dueña de casa británica común y corriente, de 39 años, que escribió la novela de ficción erótica:
“The Sheik”, sólo por gusto, y sin pensar que algún día se convertiría en un fenómeno mundial, y que quizás, sería la inspiración de E.L. James.
La historia trata sobre una aristocrática inglesa, que vive en cautiverio luego de que un Sheik la secuestra.
En 1921, el director, George Melford, junto al actor Rudolph Valentino, y la actriz Agnes Ayres, la adaptó en una de las películas más exitosas del cine mudo, y en blanco y negro.
Luego de más de 1,2 millones de copias vendidas, el libro se convirtió en “best seller”; y el film, por su parte, fue un éxito de taquilla, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Pero todo el éxito detrás de una historia de abuso y sadomasoquismo, estuvo desplazado por la crítica, ya que en esos años, la idea de que una mujer se enamorara de un abusador, fue catalogada como “venenosamente salaz” y “una glorificación de la lujuria y lascivia”
Pese a la reprobación de la obra, la autora no se desanimó, y escribió 2 secuelas igualmente eróticas:
“Shadow Of The East” (1921), y “Sons Of The Sheik” (1925)
El punto de comparación entre ambas novelas, con casi 100 años de distancia, es que la protagonista se enamora perdidamente de quien es catalogado socialmente como “malo”, ya que las somete a hacer cosas en contra de su voluntad, y aceptan la idea de que deben ser suyas para siempre.
La diferencia radica en que, el libro publicado durante el periodo entre guerras, no es abiertamente explícito, pero sin duda que las fuertes sugerencias de violencia, violación y sodomía, fueron suficientes para que la venta sea tan grande en un momento de crisis humanitaria.
Desde 2011, y según Amazon.com, “Fifty Shades Of Grey”, ha superado en ventas, a los 7 libros de “Harry Potter” en El Reino Unido.
En alguna oportunidad, Edith comentó, que había escrito la novela:
“Como medio de distracción en un momento en que me sentí muy sola”
Esto, debido a que su marido, Percy Winstanley Hull, fue a combatir en La Primera Guerra Mundial.
Al menos tenía un motivo.

“The darkness has passed and now the sunshine”



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