The Wind That Shakes The Barley
“Strange creatures we are, even to ourselves”
La historia jamás podrá reproducir el pasado tal cual este sucedió.
El trabajo de los historiadores, es por tanto, interpretar los vestigios que tenemos del pasado, y producir conocimiento en base a éstos.
Esta forma de conocimiento, es lo más cercano al pasado per sé que se podrá estar.
Por años, el conocimiento histórico ha sido producido en forma de artículos, ensayos y libros, que son enseñados en colegios y universidades; y como todo conocimiento de la educación superior, la historia ha adquirido un aura de “verdad absoluta”
Por esto, quienes consumen historia, creen que ésta sólo puede ser correctamente narrada en un libro, o a través de una reflexión oficial como la de un museo.
¿Pero se debería confiar más en una investigación histórica en forma de libro, que en una investigación histórica en forma de película, o un museo más que un documental?
En cine, tanto de ficción como documental, interpreta el pasado desde las imágenes, en lugar de hacerlo desde lo escrito.
Esta interpretación, en general, es considerada menos rigurosa que la de un texto.
Tales desmerecimientos tienen sus fundamentos en varias razones; los filmes de temas históricos, tienden a seguir un patrón que suele contradecir lo que el mundo académico reconoce como la historia.
En segundo lugar, los filmes históricos se toman libertades creativas y artísticas al traducir el pasado a imágenes.
¿Será así siempre?
La Independencia de Irlanda del Norte, es una guerra librada desde hace mucho tiempo, desde la invasión de los Anglo-normandos en 1169, por Waxford, el conflicto no ha tenido fin, si bien, períodos de relativa tranquilidad.
Católicos y Protestantes, han peleado por lo que ellos consideraban sus derechos, unos, los católicos, para autogobernarse e independizarse de quién en su día los colonizó; y otros, los protestantes, para poder vivir dependientes, y ser parte del Imperio Británico.
En 1916, durante La Gran Guerra, tiene lugar en Dublín, el llamado Alzamiento de Pascua, en el que grupos republicanos como La Hermandad Republicana Irlandesa, Los Voluntarios Irlandeses y El Ejército Ciudadano Irlandés, inician un levantamiento armado contra la autoridad de Reino Unido.
La rebelión fue suprimida tras menos de una semana de enfrentamientos, pero se considera un momento clave del proceso de Independencia Irlandesa.
En las elecciones generales de 1918, El Sinn Fein, Partido Republicano Izquierdista, consigue una clara mayoría en todo el país, a excepción del noreste, donde Los Unionistas mantienen su influencia.
Establece la primera Dáil Éireann, o “Asamblea de Irlanda”, y anuncia La Independencia Irlandesa, rechazada por El Gobierno Británico, y sin reconocimiento internacional.
La Dáil Éireann, es declarada ilegal, y Los Voluntarios Irlandeses se transforman en El Ejército Republicano Irlandés (IRA)
Comienza así, La Guerra Anglo-irlandesa.
El IRA, está compuesto en su mayor parte por hombres entre los 18 y los 30 años, aprendices, granjeros, trabajadores agrícolas, o del ferrocarril...
Algunos tienen experiencia militar, esencial para el éxito de la organización.
Atacan a La Real Policía Irlandesa (RIC) y al Ejército Británico.
Como refuerzo, los británicos reciben La División Auxiliar, compuesta por ex-oficiales del ejército, y los famosos “black and tans”, que toman represalias contra todo sospechoso de apoyar al IRA.
La Guerra de La Independencia se vuelve cada vez más violenta…
Sin embargo, El Tratado Anglo-Irlandés, firmado en diciembre de 1921, entre El Gobierno Británico y La República Irlandesa, pone fin a la guerra, y establece El Estado Libre Irlandés como miembro de La Mancomunidad Británica de Naciones.
El Tratado divide Irlanda, con 6 condados formando parte de Reino Unido, ahora llamado Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Además, los británicos mantienen el control de los principales puertos, y El Nuevo Parlamento elegido en El Estado Libre Irlandés, debe jurar fidelidad a La Corona Británica, todavía representada por un Gobernador General.
Aunque El Tratado se ratificó, produjo una escisión interna en El Sinn Fein y El IRA.
Los partidarios del acuerdo, señalaban que era lo mejor que podrían conseguir en esa etapa del conflicto, y la única alternativa a la guerra contra Reino Unido; los opositores, que el documento no se ajustaba a las exigencias por las que habían luchado.
Pese a las negociaciones para lograr la reunificación del movimiento, las 2 posturas resultaron irreconciliables, y estalló La Guerra Civil Irlandesa, en la que se acabó imponiendo el bando a favor del Tratado.
El problema del IRA, es que con los años se radicalizó, y causo auténticas masacres injustificables, pero eso no quita que hayan tenido un origen legítimo.
Por otra parte, El Nacionalismo siempre es como una especie de viento, que cuando sopla, ya podemos prepararnos:
Antes o después, requerirá de la sangre humana.
“It's easy to know what you are against, but quite another to know what you are for”
The Wind That Shakes The Barley es un drama bélico, del año 2006, dirigido por Ken Loach.
Protagonizado por Cillian Murphy, Pádraic Delaney, Orla Fitzgerald, Liam Cunningham, William Ruane, Gerard Kearney, entre otros.
El guión es de Paul Laverty, cuya historia gira en torno a 2 hermanos en la época de La Guerra de Independencia Irlandesa, entre 1919 y 1921; nombre de la campaña montada contra El Gobierno Británico y sus fuerzas en Irlanda, por El Ejército Republicano Irlandés, también conocido por su sigla en inglés, IRA, generalmente datada entre enero de 1919 y julio de 1921; y la posterior Guerra Civil Irlandesa, entre 1922 y 1923, a causa de la división que provocó en El Sinn Féin, la aceptación del Tratado Anglo-Irlandés, firmado en Londres, el 6 de diciembre de 1921, por medio del cual, se había establecido lo que sería El Estado Libre de Irlanda.
The Wind That Shakes The Barley, está fuertemente influenciada por la novela de Walter Macken, “The Scorching Wind” (1964)
El título de la película, se corresponde con el de una balada irlandesa del siglo XIX, escrita por el poeta Robert Dwyer Joyce, que dice:
“But blood for blood without remorse, I've taken at Oulart Hollow, And laid my true love's clay-cold corpse, Where I full soon may follow, As 'round her grave I wander drear, Noon, night and morning early, With breaking heart when e'er I hear, The wind that shakes the barley”
El poema, se trata de un joven que se une a la rebelión de 1798, después de que su verdadero amor es asesinado; y la letra hace referencia a La Rebelión Irlandesa de 1798, en irlandés, Éirí Amach, también conocida como La Rebelión de Los Irlandeses Unidos, en irlandés:
Éirí Amach na nÉireannach Aontaithe, que fue un levantamiento nacionalista irlandés, contra el dominio británico en Irlanda.
Los Irlandeses Unidos, un grupo revolucionario irlandés de orientación republicana, e influenciado por las ideas de las revoluciones de EEUU y Francia, fueron los principales artífices de la revuelta.
La balada The Wind That Shakes The Barley, puede escucharse en una de las escenas del filme.
Según el director, Ken Loach, la película intenta explorar, hasta qué punto La Revolución Irlandesa fue una revolución social en oposición a una Revolución Nacionalista.
Loach comentó en 2007:
“Cada vez que una colonia quiere independencia, las preguntas en la agenda son:
¿Cómo sacas a los imperialistas; y qué tipo de sociedad construyes?
Por lo general, los nacionalistas burgueses dicen:
“Cambiemos la bandera, y mantengamos todo como estaba”
Luego están los revolucionarios que dicen:
“Cambiemos las leyes de la propiedad”
Siempre es un momento crítico”, dijo.
Según Rebecca O'Brien, productora y colaboradora de Loach durante mucho tiempo:
“Se trata de La Guerra Civil en el microcosmos...
No es una historia como “Michael Collins” (1996)
No está buscando esa clase de exactitud biográfica, sino más bien, expresará los temas de la época.
Este es el núcleo de los problemas posteriores, por lo que es tan fascinante de hacer”
The Wind That Shakes The Barley se estrenó el 18 de mayo de 2006 en El Festival Internacional de Cine de Cannes, donde se alzaría con La Palme d’Or.
Wong Kar-wai, que presidía El Jurado, declaró que la decisión de éste, había sido unánime, y que su equipo había buscado películas que reflejaran “compasión, esperanza, lazos afectivos, y solidaridad”
Rodada en diversas localizaciones del Condado de Cork, en Irlanda, y la mayoría de sus actores y extras, son también irlandeses; la acción toma lugar en Irlanda, en 1920.
Los campesinos se unen en guerrillas para luchar contra las tropas inglesas que se encargan de sofocar las ideas independentistas irlandesas.
Continuas escaramuzas, atentados y demás tropelías, es su medio para intentar repeler los abusos de los soldados británicos, a los que denominan caquis por el color de sus uniformes, que día tras día apalean, asesinan y humillan a todos los irlandeses.
Allí, 2 hermanos se alistan en la guerrilla para combatir contra las tropas británicas que intentan impedir La Independencia de Irlanda.
El amor por su país, hace que Damien O’Donovan (Cillian Murphy) abandone su prometedora carrera de médico, y se una a su hermano Teddy (Liam Cunningham) en la lucha por la libertad.
Tras sufrir varias derrotas, y un escalofriante número de bajas, El Gobierno Británico decide pactar con los rebeldes; pero el acuerdo alcanzado provoca divisiones dentro del IRA, y desemboca en un nuevo y fratricida conflicto armado.
The Wind That Shakes The Barley es una representación más de lo que ocurrió en esos tiempos con la ocupación inglesa, que no es muy diferente de la que actualmente existe en otros países, casi un siglo después.
Viendo algunas de las tropelías que se muestran al inicio, se podrá entender por qué el odio que existe en muchas ocasiones a las fuerzas militares, que por definición usan siempre la fuerza bruta para su beneficio.
También, se puede ver cómo combatir la fuerza con la fuerza, lleva a poco, pero para los que están debajo, es la única salida en muchas ocasiones.
Podríamos decir, que Ken Loach pone frente a la cámara, todo el realismo posible, y aunque la historia puede resultar previsible, así son las películas históricas, casi siempre sabemos lo que va a pasar; no en casos en que se cuenta la historia de un personaje concreto, ambientada en un momento histórico determinado, pero lo importante es la forma en que se cuenta la historia, y ese es su fuerte.
Te muestra lo que El Imperialismo, el colonialismo, la opresión de clase, y la forma en que obran los deshumanizados lacayos de los poderosos.
Muestra el paisaje y la cultura irlandesa tradicional, de forma que no se había hecho hasta ahora.
Pero sobre todo, muestra como el tacticismo y el oportunismo son los peores enemigos de La Revolución, convirtiendo en verdugos y opresores, a los que una vez fueron auténticos revolucionarios.
La acomodación, el aburguesamiento, y un mal entendido realismo despreciador de la utopía, acabaron incluso con revoluciones que triunfaron plenamente, pero eso es otra historia.
“The Treaty does not express the will of the people, but the fear of the people”
El director Ken Loach, y su guionista Paul Laverty, han regresado a una crónica de guerra; y ahora se han acercado a un problema aún vivo y más cercano para ellos:
El proceso de Independencia de Irlanda, o más exactamente, la guerra de principios de los años 20, aparentemente concluida con el tratado que convirtió Irlanda en un Estado libre... aunque aún dependiente.
Muchos guerrilleros irlandeses, consideraron insuficiente el acuerdo.
Por tanto, su objetivo final no se había alcanzado, aunque El Ejército y la policía fueran ya irlandeses.
El director, Neil Jordan, contó parte de la vida de Michael Collins, en el filme homónimo de 1996, como aquel líder artífice de la famosa negociación anglo-irlandesa, sus dudas y contradicciones.
Pero a Ken Loach no le interesa el problema desde la biografía de personajes históricos, sino desde la gente real o ficticia.
Así cuenta la historia de 2 hermanos unidos en la peligrosa aventura de la guerrilla, pero contrarios entre sí, al decidir si la guerra debía continuar o no, ahora contra El Ejército propio.
Aunque la parte discursiva del filme, explicando los datos del enfrentamiento político, rompe el ritmo de la acción, lo que quizás sea inevitable, Loach remonta el vuelo para llegar con brío a la tragedia final, en la que tanta lucha acaba enfrentando hasta la muerte a 2 hermanos.
Buscando la mayor objetividad posible, Loach se empeña en que los personajes centrales no luzcan idealizados, y entonces los muestra con contradicciones, obstinaciones, tomando decisiones no siempre acertadas… e incluso, queriendo jugar a la ley del ojo por ojo, igualándose casi con sus enemigos.
Loach, sitúa la acción de la historia en un momento decisivo:
El incremento de las tensiones sociales y nacionales en 1920 y 1921, que desemboca en la firma del Tratado de partición de Irlanda, y la creación del, así llamado “Estado Libre Irlandés”, en el sur de la isla.
Con pulso firme, un estudio concienzudo y comprometido del tema, y mimando al mismo tiempo, el crecimiento dramático de los personajes, su verdad y vida propia; Loach construye un relato imprescindible, para conocer de dónde viene, y deducir hacia dónde va, a pesar de toda la propaganda imperialista, este conflicto creado por El Imperialismo Británico, y que ha ocasionado decenas de miles de muertos, durante las últimas décadas.
The Wind That Shakes The Barley se estructura en 2 partes, cuyo punto de inflexión, es la referida tregua de 1921, y el ulterior Tratado, del que Loach nos informa, también a los propios personajes, en una magnífica secuencia que tiene lugar en el interior de una sala de cine, y que sirve de homenaje, tanto al cinematógrafo en general, como a los viejos noticiarios en particular.
Durante la primera de ellas, la más conseguida en mi opinión, asistimos a la formación, entrenamiento y primeras actividades violentas llevadas a cabo por un grupo de irlandeses, frente a los opresores ingleses.
Al mismo tiempo, sirve de presentación de los 3 personajes principales de la historia:
Los hermanos Damien y Teddy O’Donovan, de caracteres diferentes, y la joven Sinead (Orla Fitzgerald), enamorada del primero.
Resulta muy interesante la evolución del personaje de Damien, el gran protagonista, que si en un principio parece mantenerse al margen del conflicto que asola a su país, pues planea marcharse a Londres para ejercer su profesión de médico; termina por adoptar una postura ideológica mucho más extrema que la de su hermano, lo que implicará un trágico enfrentamiento entre ambos.
Esa confrontación, entre uno y otro, entre los irlandeses que se conforman con las condiciones del Tratado de Paz, y los que no, es la que preside la segunda parte de la obra, resuelta de manera algo precipitada por el autor.
Por lo demás, sobresale por su sobriedad narrativa y visual, manteniéndose como una obra bella, con los planos generales de la campiña irlandesa son impresionantes, pese a los crudos acontecimientos históricos que retrata.
Ken Loach es cruel, nos hace ver más de lo que debe, para que seamos partícipes de lo que él quiere que creamos, y la manera más fácil de conseguirlo, es mostrando lo que muestra, ojo que algunos acusan de violencia gratuita, la fuerza de cierta escena de tortura; sinceramente, me parece mucho más fuerte la ejecución que tiene lugar a un traidor, al que le piden sus cartas para entregar a la familia, y éste responde mientras se desvanece emocionalmente, que no sabe qué escribir, y que su madre no sabe leer; o la escena final, brutal y sobrecogedora, que te deja ese punto de amargura.
Loach, no engaña a la historia, pero tampoco admite redenciones.
Ofrece su punto de vista, desde su alma irlandesa que le empuja a retribuir cierto homenaje a esos irlandeses que lucharon por la ansiada independencia.
Y es que el director, es especialista en mostrar la lucha de las más bajas capas sociales británicas, ya sean guerrilleros o simples trabajadores.
Es difícil que una película de este director defraude, pues en todas, se compromete y se pone de lado del más débil, aunque en este caso, es difícil saber quiénes son los buenos, y quiénes los malos; porque tanto unos como otros, hacen cosas reprobables.
Aun así, Loach denuncia sin concesiones de ningún tipo, la brutal represión del Imperialismo Británico, muestra las contradicciones de clase, así como en cuanto a los métodos y perspectivas que existían, y siguen existiendo en El Movimiento de Liberación Irlandés, y deja que la cámara capte con absoluto realismo, en el mejor sentido de la palabra, y sin ninguna concesión a la galería, ni mucho menos al pensamiento único dominante, el desarrollo de esas contradicciones.
Pero lo más importante, es que ese enfrentamiento interno, hermanos contra hermanos, vecinos contra vecinos, que Loach nos cuenta, no está construido arbitrariamente, sino que brota como una necesidad de la evolución dramática de cada personaje.
Porque hechos históricos aparte, The Wind That Shakes The Barley intenta desgranar los sentimientos de aquellos que participaron en el conflicto y que, muy a su pesar, tuvieron que matar incluso a aquellos que eran sus vecinos, o que se habían criado con ellos.
Todo muy actual… ¿no?
En cuanto a su mensaje político y social:
Por un lado, Loach tiene razón en hacer ver la pobreza que sufrían los campesinos irlandeses, y en que había que luchar contra esa hambruna.
Por otro lado, también es necesario dar a conocer al público este tipo de conflictos que, fuera del país donde se producen, suelen ser desconocidos o, al menos, se ignoran sus detalles.
El espectador, tiene que comprender cómo nació El IRA, y cómo la diversidad de puntos de vista, que ya había entre sus componentes desde el comienzo, se exacerbó con El Tratado firmado por Michael Collins, y cómo estas diferencias llevaron, a tremendas aberraciones entre gente del mismo bando.
Es imposible dejar de sentir asco por las acciones de ambos bandos, y por sus consecuencias, y puedes comprender que una persona, al ver que se asesina y se maltrata a sus seres queridos, toma una postura de fuerza, y se alista en una organización que lucha contra esos enemigos; pero llega un punto, y aquí está la maestría del director, en el que la escalada de atrocidades por parte de ambos bandos, lleva un punto en el que es tremendamente difícil, casi imposible volverse atrás.
Y el espectador acaba sintiendo repugnancia, porque eso es lo que acaban sintiendo los personajes, superados por unas circunstancias terribles, y por unos “ideales” que les han arrastrado a un infierno de muerte, traición, y desesperanza.
Por eso creo que no cabe hacer una crítica tan politizada.
El autor es sincero desde el principio, y se posiciona en uno de los bandos para poner sobre la mesa las consecuencias, que en The Wind That Shakes The Barley casi parecen inevitables, de tomar el camino de la dominación y la violencia.
Loach siempre da pie a la reflexión, al debate, a poder comentar hasta qué punto es creíble o no lo que se nos cuenta.
El interés comercial expresado en El Reino Unido, por el filme, era inicialmente mucho más bajo que en otros países europeos, y solamente 30 copias de la película, fueron distribuidos en el Reino Unido, comparado con 300 en Francia.
Sin embargo, después de La Palme d’Or, The Wind That Shakes The Barley apareció en 105 pantallas en El Reino Unido, más de 3 veces en un estreno, para cualesquiera de las películas anteriores de Ken Loach.
Sin embargo, la prensa británica más conservadora, no fue tan cálida en su acogida a la obra de Ken Loach, que recibió un aluvión de críticas negativas en las que, entre otras cosas, se calificaba al director como “antibritánico”, y a su película como un ataque al honor inglés.
Ruth Dudley Edwards, a través del periódico Daily Mail, acusó a Loach de odiar su país, de sesgar la historia, y de retratar a los británicos como sádicos, en contraste con los románticos e idealistas irlandeses de la resistencia, que solo recurren a las armas, porque no les queda otro remedio.
En el mismo periódico, Chris Tookey describe la película en general, como un ejercicio de propaganda desvergonzada a favor del IRA.
En The Sun, proclamaron que era la película más pro-IRA jamás filmada, y Tim Luckhurts en The Times, definió la cinta como “venenosa perversión antibritánica de la historia de la guerra de independencia irlandesa”, y comparó a Ken Loach, con la cineasta oficial de La Alemania Nazi, Leni Riefenstahl.
Por su parte, Ken Loach describió esta reacción como “despreciable, aunque no inesperada”, y añadió que “el hecho de que The Sun diga que es una “película que no hay que ver”, debería animar a todo el mundo a verla”
Atribuyó las críticas, principalmente a 2 aspectos mostrados en el largometraje:
Las escenas de extrema violencia protagonizadas por británicos, y la manifestación de que los problemas de Irlanda, se derivan de la colonización británica, sobre los cuales afirmó:
“Parece que si dices esas 2 cosas, muchos se molestan.
Pude haber incluido escenas aún peores…
La brutalidad de los “Black and Tans” es legendaria.
Nadie puede cuestionar este aspecto”, sentenció el realizador.
Si hay algo que define a Ken Loach, es su lucha, que ha hecho posible que siga siendo una de las voces más airadas y eficaces del cine británico.
“A largo plazo, creo que soy optimista, porque la gente siempre se defiende”, declaró.
“La razón para hacer películas, consiste justamente en dejar que la gente exprese eso, en compartir esa suerte de resiliencia, porque eso es lo que te hace sonreír.
Es lo que hace que te levantes por la mañana”, dijo enfáticamente.
Y le doy la razón.
Nunca es tarde para ver la realidad de las cosas, si algo se puede evitar.
“I tried not to get into this war, and did, now I try to get out, and can't”
Volvemos al tema de las igualdades, pues no en vano, el hombre, independientemente de todo, ha luchado por sus ideales e equivalencias en el más estricto sentido geopolítico de nuestra vida moderna.
El cineasta, Ken Loach, habla de mucho más en The Wind That Shakes The Barley:
Por un lado nos enseña lo mejor de la naturaleza humana, ser fiel a los ideales de cada uno, no quedarse de brazos cruzados, de “mojarse” para mejorar esa situación que nos asfixia, pero sobre todo de actuar para crear los cambios.
La Guerra en Irlanda, “terminó” con una tregua en 1921, la cual llevó a la negociación del Tratado Anglo-Irlandés de 1921, y a la creación del Estado Libre Irlandés, en 1922; pero una minoría de aquellos involucrados en La Guerra de Independencia, rehusó aceptar El Tratado, por lo que estalló La Guerra Civil Irlandesa, la cual duró hasta mediados de 1923, y costó las vidas de algunos líderes del movimiento de independencia, en especial, Michael Collins y Rory O'Connor.
Con motivo del 50 Aniversario del Alzamiento de Pascua, en 1966, se erigió en Dublín, un monumento conmemorativo llamado “El Jardín del Recuerdo”
Pero en julio de 2012, los grupos disidentes más importantes del IRA, contrarios a la paz, al no haber alcanzado el objetivo principal, que Irlanda del Norte se incorpore a La República de Irlanda, y que toda la isla sea un único Estado ajeno al Reino Unido; anunciaron que se unían en un solo grupo, con el objetivo de volver a hacer diversas acciones, con el objetivo de que la causa del IRA, no se olvide.
El “Nuevo IRA”, está integrado por El IRA Auténtico, una escisión del IRA Provisional (PIRA); Acción Republicana Contra Las Drogas (RAAD), formada por ex-combatientes del IRA Provisional, que iniciaron una batalla contra el narcotráfico, sobre todo en la ciudad de Derry; y por Las Facciones Republicanas Independientes, una amalgama de distintos grupos de combatientes republicanos y nacionalistas.
En definitiva, siempre lucirá justa la lucha por la independencia de cualquier país invadido, pues por bien que lo hagan los colonizadores para elevar el nivel de vida de los nativos, apreciable, en los mejores casos históricos, en capacidad adquisitiva; la tendencia es a privilegiar a los suyos, queriendo aprovecharse, siempre y abusivamente, de la inferioridad de poder de los colonizados.
La historia lo ha demostrado:
Los invasores, jamás son gente digna.
Cada día, en el televisor, veremos emotivos dramas personales como este de Ken Loach, porque da igual si uno es de Irlanda o de Palestina.
En la historia, siempre hubo y habrá un pueblo opresor y otro oprimido, víctimas y verdugos, y personas que griten:
¡Basta ya!
“Micheail was killed because he wouldn't say his name in English.
That what you call a martyr, is it, Teddy?”
La historia jamás podrá reproducir el pasado tal cual este sucedió.
El trabajo de los historiadores, es por tanto, interpretar los vestigios que tenemos del pasado, y producir conocimiento en base a éstos.
Esta forma de conocimiento, es lo más cercano al pasado per sé que se podrá estar.
Por años, el conocimiento histórico ha sido producido en forma de artículos, ensayos y libros, que son enseñados en colegios y universidades; y como todo conocimiento de la educación superior, la historia ha adquirido un aura de “verdad absoluta”
Por esto, quienes consumen historia, creen que ésta sólo puede ser correctamente narrada en un libro, o a través de una reflexión oficial como la de un museo.
¿Pero se debería confiar más en una investigación histórica en forma de libro, que en una investigación histórica en forma de película, o un museo más que un documental?
En cine, tanto de ficción como documental, interpreta el pasado desde las imágenes, en lugar de hacerlo desde lo escrito.
Esta interpretación, en general, es considerada menos rigurosa que la de un texto.
Tales desmerecimientos tienen sus fundamentos en varias razones; los filmes de temas históricos, tienden a seguir un patrón que suele contradecir lo que el mundo académico reconoce como la historia.
En segundo lugar, los filmes históricos se toman libertades creativas y artísticas al traducir el pasado a imágenes.
¿Será así siempre?
La Independencia de Irlanda del Norte, es una guerra librada desde hace mucho tiempo, desde la invasión de los Anglo-normandos en 1169, por Waxford, el conflicto no ha tenido fin, si bien, períodos de relativa tranquilidad.
Católicos y Protestantes, han peleado por lo que ellos consideraban sus derechos, unos, los católicos, para autogobernarse e independizarse de quién en su día los colonizó; y otros, los protestantes, para poder vivir dependientes, y ser parte del Imperio Británico.
En 1916, durante La Gran Guerra, tiene lugar en Dublín, el llamado Alzamiento de Pascua, en el que grupos republicanos como La Hermandad Republicana Irlandesa, Los Voluntarios Irlandeses y El Ejército Ciudadano Irlandés, inician un levantamiento armado contra la autoridad de Reino Unido.
La rebelión fue suprimida tras menos de una semana de enfrentamientos, pero se considera un momento clave del proceso de Independencia Irlandesa.
En las elecciones generales de 1918, El Sinn Fein, Partido Republicano Izquierdista, consigue una clara mayoría en todo el país, a excepción del noreste, donde Los Unionistas mantienen su influencia.
Establece la primera Dáil Éireann, o “Asamblea de Irlanda”, y anuncia La Independencia Irlandesa, rechazada por El Gobierno Británico, y sin reconocimiento internacional.
La Dáil Éireann, es declarada ilegal, y Los Voluntarios Irlandeses se transforman en El Ejército Republicano Irlandés (IRA)
Comienza así, La Guerra Anglo-irlandesa.
El IRA, está compuesto en su mayor parte por hombres entre los 18 y los 30 años, aprendices, granjeros, trabajadores agrícolas, o del ferrocarril...
Algunos tienen experiencia militar, esencial para el éxito de la organización.
Atacan a La Real Policía Irlandesa (RIC) y al Ejército Británico.
Como refuerzo, los británicos reciben La División Auxiliar, compuesta por ex-oficiales del ejército, y los famosos “black and tans”, que toman represalias contra todo sospechoso de apoyar al IRA.
La Guerra de La Independencia se vuelve cada vez más violenta…
Sin embargo, El Tratado Anglo-Irlandés, firmado en diciembre de 1921, entre El Gobierno Británico y La República Irlandesa, pone fin a la guerra, y establece El Estado Libre Irlandés como miembro de La Mancomunidad Británica de Naciones.
El Tratado divide Irlanda, con 6 condados formando parte de Reino Unido, ahora llamado Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Además, los británicos mantienen el control de los principales puertos, y El Nuevo Parlamento elegido en El Estado Libre Irlandés, debe jurar fidelidad a La Corona Británica, todavía representada por un Gobernador General.
Aunque El Tratado se ratificó, produjo una escisión interna en El Sinn Fein y El IRA.
Los partidarios del acuerdo, señalaban que era lo mejor que podrían conseguir en esa etapa del conflicto, y la única alternativa a la guerra contra Reino Unido; los opositores, que el documento no se ajustaba a las exigencias por las que habían luchado.
Pese a las negociaciones para lograr la reunificación del movimiento, las 2 posturas resultaron irreconciliables, y estalló La Guerra Civil Irlandesa, en la que se acabó imponiendo el bando a favor del Tratado.
El problema del IRA, es que con los años se radicalizó, y causo auténticas masacres injustificables, pero eso no quita que hayan tenido un origen legítimo.
Por otra parte, El Nacionalismo siempre es como una especie de viento, que cuando sopla, ya podemos prepararnos:
Antes o después, requerirá de la sangre humana.
“It's easy to know what you are against, but quite another to know what you are for”
The Wind That Shakes The Barley es un drama bélico, del año 2006, dirigido por Ken Loach.
Protagonizado por Cillian Murphy, Pádraic Delaney, Orla Fitzgerald, Liam Cunningham, William Ruane, Gerard Kearney, entre otros.
El guión es de Paul Laverty, cuya historia gira en torno a 2 hermanos en la época de La Guerra de Independencia Irlandesa, entre 1919 y 1921; nombre de la campaña montada contra El Gobierno Británico y sus fuerzas en Irlanda, por El Ejército Republicano Irlandés, también conocido por su sigla en inglés, IRA, generalmente datada entre enero de 1919 y julio de 1921; y la posterior Guerra Civil Irlandesa, entre 1922 y 1923, a causa de la división que provocó en El Sinn Féin, la aceptación del Tratado Anglo-Irlandés, firmado en Londres, el 6 de diciembre de 1921, por medio del cual, se había establecido lo que sería El Estado Libre de Irlanda.
The Wind That Shakes The Barley, está fuertemente influenciada por la novela de Walter Macken, “The Scorching Wind” (1964)
El título de la película, se corresponde con el de una balada irlandesa del siglo XIX, escrita por el poeta Robert Dwyer Joyce, que dice:
“But blood for blood without remorse, I've taken at Oulart Hollow, And laid my true love's clay-cold corpse, Where I full soon may follow, As 'round her grave I wander drear, Noon, night and morning early, With breaking heart when e'er I hear, The wind that shakes the barley”
El poema, se trata de un joven que se une a la rebelión de 1798, después de que su verdadero amor es asesinado; y la letra hace referencia a La Rebelión Irlandesa de 1798, en irlandés, Éirí Amach, también conocida como La Rebelión de Los Irlandeses Unidos, en irlandés:
Éirí Amach na nÉireannach Aontaithe, que fue un levantamiento nacionalista irlandés, contra el dominio británico en Irlanda.
Los Irlandeses Unidos, un grupo revolucionario irlandés de orientación republicana, e influenciado por las ideas de las revoluciones de EEUU y Francia, fueron los principales artífices de la revuelta.
La balada The Wind That Shakes The Barley, puede escucharse en una de las escenas del filme.
Según el director, Ken Loach, la película intenta explorar, hasta qué punto La Revolución Irlandesa fue una revolución social en oposición a una Revolución Nacionalista.
Loach comentó en 2007:
“Cada vez que una colonia quiere independencia, las preguntas en la agenda son:
¿Cómo sacas a los imperialistas; y qué tipo de sociedad construyes?
Por lo general, los nacionalistas burgueses dicen:
“Cambiemos la bandera, y mantengamos todo como estaba”
Luego están los revolucionarios que dicen:
“Cambiemos las leyes de la propiedad”
Siempre es un momento crítico”, dijo.
Según Rebecca O'Brien, productora y colaboradora de Loach durante mucho tiempo:
“Se trata de La Guerra Civil en el microcosmos...
No es una historia como “Michael Collins” (1996)
No está buscando esa clase de exactitud biográfica, sino más bien, expresará los temas de la época.
Este es el núcleo de los problemas posteriores, por lo que es tan fascinante de hacer”
The Wind That Shakes The Barley se estrenó el 18 de mayo de 2006 en El Festival Internacional de Cine de Cannes, donde se alzaría con La Palme d’Or.
Wong Kar-wai, que presidía El Jurado, declaró que la decisión de éste, había sido unánime, y que su equipo había buscado películas que reflejaran “compasión, esperanza, lazos afectivos, y solidaridad”
Rodada en diversas localizaciones del Condado de Cork, en Irlanda, y la mayoría de sus actores y extras, son también irlandeses; la acción toma lugar en Irlanda, en 1920.
Los campesinos se unen en guerrillas para luchar contra las tropas inglesas que se encargan de sofocar las ideas independentistas irlandesas.
Continuas escaramuzas, atentados y demás tropelías, es su medio para intentar repeler los abusos de los soldados británicos, a los que denominan caquis por el color de sus uniformes, que día tras día apalean, asesinan y humillan a todos los irlandeses.
Allí, 2 hermanos se alistan en la guerrilla para combatir contra las tropas británicas que intentan impedir La Independencia de Irlanda.
El amor por su país, hace que Damien O’Donovan (Cillian Murphy) abandone su prometedora carrera de médico, y se una a su hermano Teddy (Liam Cunningham) en la lucha por la libertad.
Tras sufrir varias derrotas, y un escalofriante número de bajas, El Gobierno Británico decide pactar con los rebeldes; pero el acuerdo alcanzado provoca divisiones dentro del IRA, y desemboca en un nuevo y fratricida conflicto armado.
The Wind That Shakes The Barley es una representación más de lo que ocurrió en esos tiempos con la ocupación inglesa, que no es muy diferente de la que actualmente existe en otros países, casi un siglo después.
Viendo algunas de las tropelías que se muestran al inicio, se podrá entender por qué el odio que existe en muchas ocasiones a las fuerzas militares, que por definición usan siempre la fuerza bruta para su beneficio.
También, se puede ver cómo combatir la fuerza con la fuerza, lleva a poco, pero para los que están debajo, es la única salida en muchas ocasiones.
Podríamos decir, que Ken Loach pone frente a la cámara, todo el realismo posible, y aunque la historia puede resultar previsible, así son las películas históricas, casi siempre sabemos lo que va a pasar; no en casos en que se cuenta la historia de un personaje concreto, ambientada en un momento histórico determinado, pero lo importante es la forma en que se cuenta la historia, y ese es su fuerte.
Te muestra lo que El Imperialismo, el colonialismo, la opresión de clase, y la forma en que obran los deshumanizados lacayos de los poderosos.
Muestra el paisaje y la cultura irlandesa tradicional, de forma que no se había hecho hasta ahora.
Pero sobre todo, muestra como el tacticismo y el oportunismo son los peores enemigos de La Revolución, convirtiendo en verdugos y opresores, a los que una vez fueron auténticos revolucionarios.
La acomodación, el aburguesamiento, y un mal entendido realismo despreciador de la utopía, acabaron incluso con revoluciones que triunfaron plenamente, pero eso es otra historia.
“The Treaty does not express the will of the people, but the fear of the people”
El director Ken Loach, y su guionista Paul Laverty, han regresado a una crónica de guerra; y ahora se han acercado a un problema aún vivo y más cercano para ellos:
El proceso de Independencia de Irlanda, o más exactamente, la guerra de principios de los años 20, aparentemente concluida con el tratado que convirtió Irlanda en un Estado libre... aunque aún dependiente.
Muchos guerrilleros irlandeses, consideraron insuficiente el acuerdo.
Por tanto, su objetivo final no se había alcanzado, aunque El Ejército y la policía fueran ya irlandeses.
El director, Neil Jordan, contó parte de la vida de Michael Collins, en el filme homónimo de 1996, como aquel líder artífice de la famosa negociación anglo-irlandesa, sus dudas y contradicciones.
Pero a Ken Loach no le interesa el problema desde la biografía de personajes históricos, sino desde la gente real o ficticia.
Así cuenta la historia de 2 hermanos unidos en la peligrosa aventura de la guerrilla, pero contrarios entre sí, al decidir si la guerra debía continuar o no, ahora contra El Ejército propio.
Aunque la parte discursiva del filme, explicando los datos del enfrentamiento político, rompe el ritmo de la acción, lo que quizás sea inevitable, Loach remonta el vuelo para llegar con brío a la tragedia final, en la que tanta lucha acaba enfrentando hasta la muerte a 2 hermanos.
Buscando la mayor objetividad posible, Loach se empeña en que los personajes centrales no luzcan idealizados, y entonces los muestra con contradicciones, obstinaciones, tomando decisiones no siempre acertadas… e incluso, queriendo jugar a la ley del ojo por ojo, igualándose casi con sus enemigos.
Loach, sitúa la acción de la historia en un momento decisivo:
El incremento de las tensiones sociales y nacionales en 1920 y 1921, que desemboca en la firma del Tratado de partición de Irlanda, y la creación del, así llamado “Estado Libre Irlandés”, en el sur de la isla.
Con pulso firme, un estudio concienzudo y comprometido del tema, y mimando al mismo tiempo, el crecimiento dramático de los personajes, su verdad y vida propia; Loach construye un relato imprescindible, para conocer de dónde viene, y deducir hacia dónde va, a pesar de toda la propaganda imperialista, este conflicto creado por El Imperialismo Británico, y que ha ocasionado decenas de miles de muertos, durante las últimas décadas.
The Wind That Shakes The Barley se estructura en 2 partes, cuyo punto de inflexión, es la referida tregua de 1921, y el ulterior Tratado, del que Loach nos informa, también a los propios personajes, en una magnífica secuencia que tiene lugar en el interior de una sala de cine, y que sirve de homenaje, tanto al cinematógrafo en general, como a los viejos noticiarios en particular.
Durante la primera de ellas, la más conseguida en mi opinión, asistimos a la formación, entrenamiento y primeras actividades violentas llevadas a cabo por un grupo de irlandeses, frente a los opresores ingleses.
Al mismo tiempo, sirve de presentación de los 3 personajes principales de la historia:
Los hermanos Damien y Teddy O’Donovan, de caracteres diferentes, y la joven Sinead (Orla Fitzgerald), enamorada del primero.
Resulta muy interesante la evolución del personaje de Damien, el gran protagonista, que si en un principio parece mantenerse al margen del conflicto que asola a su país, pues planea marcharse a Londres para ejercer su profesión de médico; termina por adoptar una postura ideológica mucho más extrema que la de su hermano, lo que implicará un trágico enfrentamiento entre ambos.
Esa confrontación, entre uno y otro, entre los irlandeses que se conforman con las condiciones del Tratado de Paz, y los que no, es la que preside la segunda parte de la obra, resuelta de manera algo precipitada por el autor.
Por lo demás, sobresale por su sobriedad narrativa y visual, manteniéndose como una obra bella, con los planos generales de la campiña irlandesa son impresionantes, pese a los crudos acontecimientos históricos que retrata.
Ken Loach es cruel, nos hace ver más de lo que debe, para que seamos partícipes de lo que él quiere que creamos, y la manera más fácil de conseguirlo, es mostrando lo que muestra, ojo que algunos acusan de violencia gratuita, la fuerza de cierta escena de tortura; sinceramente, me parece mucho más fuerte la ejecución que tiene lugar a un traidor, al que le piden sus cartas para entregar a la familia, y éste responde mientras se desvanece emocionalmente, que no sabe qué escribir, y que su madre no sabe leer; o la escena final, brutal y sobrecogedora, que te deja ese punto de amargura.
Loach, no engaña a la historia, pero tampoco admite redenciones.
Ofrece su punto de vista, desde su alma irlandesa que le empuja a retribuir cierto homenaje a esos irlandeses que lucharon por la ansiada independencia.
Y es que el director, es especialista en mostrar la lucha de las más bajas capas sociales británicas, ya sean guerrilleros o simples trabajadores.
Es difícil que una película de este director defraude, pues en todas, se compromete y se pone de lado del más débil, aunque en este caso, es difícil saber quiénes son los buenos, y quiénes los malos; porque tanto unos como otros, hacen cosas reprobables.
Aun así, Loach denuncia sin concesiones de ningún tipo, la brutal represión del Imperialismo Británico, muestra las contradicciones de clase, así como en cuanto a los métodos y perspectivas que existían, y siguen existiendo en El Movimiento de Liberación Irlandés, y deja que la cámara capte con absoluto realismo, en el mejor sentido de la palabra, y sin ninguna concesión a la galería, ni mucho menos al pensamiento único dominante, el desarrollo de esas contradicciones.
Pero lo más importante, es que ese enfrentamiento interno, hermanos contra hermanos, vecinos contra vecinos, que Loach nos cuenta, no está construido arbitrariamente, sino que brota como una necesidad de la evolución dramática de cada personaje.
Porque hechos históricos aparte, The Wind That Shakes The Barley intenta desgranar los sentimientos de aquellos que participaron en el conflicto y que, muy a su pesar, tuvieron que matar incluso a aquellos que eran sus vecinos, o que se habían criado con ellos.
Todo muy actual… ¿no?
En cuanto a su mensaje político y social:
Por un lado, Loach tiene razón en hacer ver la pobreza que sufrían los campesinos irlandeses, y en que había que luchar contra esa hambruna.
Por otro lado, también es necesario dar a conocer al público este tipo de conflictos que, fuera del país donde se producen, suelen ser desconocidos o, al menos, se ignoran sus detalles.
El espectador, tiene que comprender cómo nació El IRA, y cómo la diversidad de puntos de vista, que ya había entre sus componentes desde el comienzo, se exacerbó con El Tratado firmado por Michael Collins, y cómo estas diferencias llevaron, a tremendas aberraciones entre gente del mismo bando.
Es imposible dejar de sentir asco por las acciones de ambos bandos, y por sus consecuencias, y puedes comprender que una persona, al ver que se asesina y se maltrata a sus seres queridos, toma una postura de fuerza, y se alista en una organización que lucha contra esos enemigos; pero llega un punto, y aquí está la maestría del director, en el que la escalada de atrocidades por parte de ambos bandos, lleva un punto en el que es tremendamente difícil, casi imposible volverse atrás.
Y el espectador acaba sintiendo repugnancia, porque eso es lo que acaban sintiendo los personajes, superados por unas circunstancias terribles, y por unos “ideales” que les han arrastrado a un infierno de muerte, traición, y desesperanza.
Por eso creo que no cabe hacer una crítica tan politizada.
El autor es sincero desde el principio, y se posiciona en uno de los bandos para poner sobre la mesa las consecuencias, que en The Wind That Shakes The Barley casi parecen inevitables, de tomar el camino de la dominación y la violencia.
Loach siempre da pie a la reflexión, al debate, a poder comentar hasta qué punto es creíble o no lo que se nos cuenta.
El interés comercial expresado en El Reino Unido, por el filme, era inicialmente mucho más bajo que en otros países europeos, y solamente 30 copias de la película, fueron distribuidos en el Reino Unido, comparado con 300 en Francia.
Sin embargo, después de La Palme d’Or, The Wind That Shakes The Barley apareció en 105 pantallas en El Reino Unido, más de 3 veces en un estreno, para cualesquiera de las películas anteriores de Ken Loach.
Sin embargo, la prensa británica más conservadora, no fue tan cálida en su acogida a la obra de Ken Loach, que recibió un aluvión de críticas negativas en las que, entre otras cosas, se calificaba al director como “antibritánico”, y a su película como un ataque al honor inglés.
Ruth Dudley Edwards, a través del periódico Daily Mail, acusó a Loach de odiar su país, de sesgar la historia, y de retratar a los británicos como sádicos, en contraste con los románticos e idealistas irlandeses de la resistencia, que solo recurren a las armas, porque no les queda otro remedio.
En el mismo periódico, Chris Tookey describe la película en general, como un ejercicio de propaganda desvergonzada a favor del IRA.
En The Sun, proclamaron que era la película más pro-IRA jamás filmada, y Tim Luckhurts en The Times, definió la cinta como “venenosa perversión antibritánica de la historia de la guerra de independencia irlandesa”, y comparó a Ken Loach, con la cineasta oficial de La Alemania Nazi, Leni Riefenstahl.
Por su parte, Ken Loach describió esta reacción como “despreciable, aunque no inesperada”, y añadió que “el hecho de que The Sun diga que es una “película que no hay que ver”, debería animar a todo el mundo a verla”
Atribuyó las críticas, principalmente a 2 aspectos mostrados en el largometraje:
Las escenas de extrema violencia protagonizadas por británicos, y la manifestación de que los problemas de Irlanda, se derivan de la colonización británica, sobre los cuales afirmó:
“Parece que si dices esas 2 cosas, muchos se molestan.
Pude haber incluido escenas aún peores…
La brutalidad de los “Black and Tans” es legendaria.
Nadie puede cuestionar este aspecto”, sentenció el realizador.
Si hay algo que define a Ken Loach, es su lucha, que ha hecho posible que siga siendo una de las voces más airadas y eficaces del cine británico.
“A largo plazo, creo que soy optimista, porque la gente siempre se defiende”, declaró.
“La razón para hacer películas, consiste justamente en dejar que la gente exprese eso, en compartir esa suerte de resiliencia, porque eso es lo que te hace sonreír.
Es lo que hace que te levantes por la mañana”, dijo enfáticamente.
Y le doy la razón.
Nunca es tarde para ver la realidad de las cosas, si algo se puede evitar.
“I tried not to get into this war, and did, now I try to get out, and can't”
Volvemos al tema de las igualdades, pues no en vano, el hombre, independientemente de todo, ha luchado por sus ideales e equivalencias en el más estricto sentido geopolítico de nuestra vida moderna.
El cineasta, Ken Loach, habla de mucho más en The Wind That Shakes The Barley:
Por un lado nos enseña lo mejor de la naturaleza humana, ser fiel a los ideales de cada uno, no quedarse de brazos cruzados, de “mojarse” para mejorar esa situación que nos asfixia, pero sobre todo de actuar para crear los cambios.
La Guerra en Irlanda, “terminó” con una tregua en 1921, la cual llevó a la negociación del Tratado Anglo-Irlandés de 1921, y a la creación del Estado Libre Irlandés, en 1922; pero una minoría de aquellos involucrados en La Guerra de Independencia, rehusó aceptar El Tratado, por lo que estalló La Guerra Civil Irlandesa, la cual duró hasta mediados de 1923, y costó las vidas de algunos líderes del movimiento de independencia, en especial, Michael Collins y Rory O'Connor.
Con motivo del 50 Aniversario del Alzamiento de Pascua, en 1966, se erigió en Dublín, un monumento conmemorativo llamado “El Jardín del Recuerdo”
Pero en julio de 2012, los grupos disidentes más importantes del IRA, contrarios a la paz, al no haber alcanzado el objetivo principal, que Irlanda del Norte se incorpore a La República de Irlanda, y que toda la isla sea un único Estado ajeno al Reino Unido; anunciaron que se unían en un solo grupo, con el objetivo de volver a hacer diversas acciones, con el objetivo de que la causa del IRA, no se olvide.
El “Nuevo IRA”, está integrado por El IRA Auténtico, una escisión del IRA Provisional (PIRA); Acción Republicana Contra Las Drogas (RAAD), formada por ex-combatientes del IRA Provisional, que iniciaron una batalla contra el narcotráfico, sobre todo en la ciudad de Derry; y por Las Facciones Republicanas Independientes, una amalgama de distintos grupos de combatientes republicanos y nacionalistas.
En definitiva, siempre lucirá justa la lucha por la independencia de cualquier país invadido, pues por bien que lo hagan los colonizadores para elevar el nivel de vida de los nativos, apreciable, en los mejores casos históricos, en capacidad adquisitiva; la tendencia es a privilegiar a los suyos, queriendo aprovecharse, siempre y abusivamente, de la inferioridad de poder de los colonizados.
La historia lo ha demostrado:
Los invasores, jamás son gente digna.
Cada día, en el televisor, veremos emotivos dramas personales como este de Ken Loach, porque da igual si uno es de Irlanda o de Palestina.
En la historia, siempre hubo y habrá un pueblo opresor y otro oprimido, víctimas y verdugos, y personas que griten:
¡Basta ya!
“Micheail was killed because he wouldn't say his name in English.
That what you call a martyr, is it, Teddy?”
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