La Marche de L'Empereur

“In the harshest place on Earth, love finds a way”

Uno de los géneros cinematográficos que más gusta, es el de los documentales, por aquello de que sirven para conocer historias o mundos ajenos a nuestra cotidianeidad.
Ciertamente, este género ha cambiado mucho en los últimos años, hasta el punto de que los documentalistas se han convertido en protagonistas y estrellas de sus films, ver por ejemplo a Michael Moore…
Sin embargo, me parece que siguen siendo una opción interesante para ver algo diferente.
En la latitud más extrema del planeta, en torno a los 90º de latitud sur, o también conocido como “punto de latitud cero”, dependiendo del punto de vista; la luz solar es un débil esbozo.
El Sol, que nunca se separa en exceso de la línea del horizonte antártico, es un regalo de tibieza concedido durante breves intervalos, antes de desaparecer completamente durante el prolongado y extremadamente crudo invierno.
Y sin embargo, incluso en dichas latitudes tan inhóspitas, florece la vida.
Y no hay en esos territorios, mayor luchador que El Pingüino Emperador.
El Aptenodytes forsteri, es una especie de ave esfenisciforme de la familia Spheniscidae; esta especie, es endémica de La Antártida, y es la de mayor tamaño y peso de todos los pingüinos.
El macho y la hembra, son similares en plumaje y tamaño, pueden superar los 120cm de altura, y pesan entre 20 y 55kg.
La espalda, las alas y la cabeza, son de color negro, la parte anterior es blanca, desde las patas hasta el vientre, con el pecho de un tono amarillo pálido, y 2 auriculares a la altura de los oídos, de un llamativo amarillo brillante.
El pico es robusto, de unos 8cm de longitud, y ligeramente curvado hacia abajo.
Caminan erguidos, las patas están situadas muy atrás en el cuerpo, dificultando el desplazamiento en tierra, pero actuando como timones bajo el agua; los tarsos son cortos así, como los pies, que están inclinados hacia arriba, y su cola es corta y firme, con plumas robustas.
Como todos los pingüinos, no puede volar, pero tiene unas alas rígidas y planas, y un cuerpo hidrodinámico particularmente adaptado para un hábitat marino.
Su dieta está compuesta principalmente de peces, pero también puede incluir crustáceos como el kril y cefalópodos como el calamar.
La lengua está equipada con púas orientadas hacia atrás, para evitar que las presas se escapen cuando son capturadas.
Mientras caza, puede permanecer sumergido hasta 18 minutos, buceando a una profundidad de más de 500 metros.
Ha desarrollado diversas adaptaciones para facilitar esta tarea, como una hemoglobina con una estructura que le permite trabajar eficazmente con un bajo nivel de oxígeno, unos huesos sólidos para reducir el barotraumatismo, y la capacidad de retardar su metabolismo, y pausar las funciones de órganos no esenciales.
El peso también varía según la temporada, porque tanto machos como hembras, almacenan importantes reservas de grasa, especialmente antes del período de muda y del de ayuno, y pierden mucho peso mientras incuban los huevos y crían a sus polluelos.
Un macho, debe soportar las bajas temperaturas antárticas durante más de 2 meses, para proteger a su huevo del frío extremo, y durante todo este tiempo, no se alimenta, por lo que pierde mucho peso mientras incuba, a la espera de que su cría salga del cascarón.
El peso promedio de los machos, al comienzo de la temporada de reproducción, es de 38kg, y el de las hembras es de 29kg; mientras que después de la temporada de reproducción, éste se reduce a 23kg para ambos sexos.
El Pingüino Emperador, es conocido principalmente por el singular ciclo reproductivo de los adultos, que repiten cada año, un largo viaje para aparearse y para alimentar a sus crías.
Es la única especie de pingüino que se reproduce durante el crudo invierno antártico, realizando caminatas de entre 50 y 120km sobre el hielo, hasta las colonias de cría que pueden incluir a miles de individuos.
Existe una marcada desigualdad en la proporción de individuos de cada sexo, pues en una colonia, hay un 39,5% de machos, frente a un 60,5% de hembras.
Esta desigual proporción sexual, hace que se produzca una intensa competición entre las hembras para conseguir a un macho.
Comienzan el cortejo en marzo o abril, con temperaturas que pueden estar en torno a los -40 °C.
Un macho sin pareja, realiza una demostración extática, permaneciendo en un lugar, y colocando la cabeza en el pecho, antes de inhalar y realizar una llamada de cortejo durante unos segundos, caracterizada por sílabas repetidas separadas por períodos silenciosos, y que repite también la hembra.
Después se mueve en torno a la colonia, y repite la llamada.
Entonces, un macho y una hembra se colocan de pie, cara a cara, y uno eleva la cabeza y el cuello, y el otro lo imita; ambos mantienen esta postura durante varios minutos.
Una vez emparejados, ambos se desplazan juntos, caminando con un bamboneo a lo largo de la colonia, con la hembra por lo general tras el macho.
Antes de la cópula, una de las aves hace una profunda inclinación ante su pareja, sitúa su pico cerca del suelo, y su compañero hace lo mismo.
Aunque se cite a menudo a Los Emperadores como animales monógamos, y la monogamia es habitual en otras especies de aves longevas, la relación entre las parejas de Pingüino Emperador, se define más bien como monogamia seriada; es decir, tienen sólo un compañero cada año, y durante esa temporada permanecen fieles a ese compañero, sin embargo la fidelidad entre temporadas, es sólo de aproximadamente el 15%.
La motivación, podría ser una adaptación a un largo ciclo reproductivo, y a un medio ambiente muy exigente, y así, la carencia de un lugar fijo para anidar, o la imposibilidad de formar un nido propiamente dicho, o la estrecha franja de oportunidades disponibles para el acoplamiento, hacen que prevalezca una prioridad de aparearse y reproducirse, que a menudo impide esperar a que aparezca el compañero del año anterior.
La hembra pone un único huevo, que es incubado inicialmente por el macho, mientras que ella regresa al mar para alimentarse; posteriormente, los padres se turnan para alimentarse en el mar, y el cuidado de sus polluelos en la colonia.
Su esperanza de vida, suele ser de unos 20 años en su hábitat natural, aunque hay datos que indican que algunos ejemplares pueden vivir hasta 50 años de edad.
La transferencia del huevo, como del polluelo de madre a padre, puede resultar difícil, por lo que algunas parejas pueden dejar caer el huevo en el proceso; cuando esto sucede, el huevo por lo general se malogra, dado que no puede resistir las glaciales temperaturas de la tierra helada.
El macho pasa el invierno incubando el huevo en una especie de bolsa de anidamiento, un repliegue de piel cubierta de plumas, apoyado sobre la parte superior de sus patas, para impedir que toque el suelo, y protegiéndolo con su plumaje ventral inferior, durante 64 o 67 días consecutivos, hasta la eclosión, el período de incubación consecutiva más prolongado de todas las aves.
El Pingüino Emperador, es la única especie de pingüino, en la que se ha observado este comportamiento; pues en otras especies, ambos padres se encargan de la incubación.
En el momento de la eclosión del huevo, el macho habrá ayunado durante aproximadamente 115 días, desde su llegada a la colonia de cría.
Para sobrevivir al frío y a vientos de hasta 200 km/h, los machos se acurrucan juntos, turnándose para ocupar el centro del grupo.
El polluelo recién nacido, pasa un período denominado “fase de guardia”, y transcurre su tiempo entre las patas de sus padres, apoyadas sobre la parte superior de sus patas, y protegidas por su plumaje ventral inferior.
Los polluelos del Pingüino Emperador, están normalmente cubiertos de un plumón de color gris plateado, y tienen la cabeza negra y la cara blanca.
Los polluelos pesan alrededor de 315g tras la eclosión, y dejan el área de cría cuando alcanzan en torno al 50% de su peso de adulto.
Su plumaje oscuro se torna marrón desde noviembre hasta febrero, antes de la muda anual que se produce en enero y febrero.
En esta especie, la muda es rápida en comparación con otras aves, y dura sólo aproximadamente 34 días.
Las plumas del Pingüino Emperador, surgen de su piel cuando han alcanzado 1/3 de su tamaño total, y antes de que pierdan las viejas, para así reducir la pérdida de calor; después, las nuevas plumas hacen caer las antiguas, antes de terminar su crecimiento.
Este sistema de renovación del plumaje, mejora su impermeabilidad y su protección contra el frío.
Normalmente, Los Emperadores no nadan durante la muda.
Una investigación realizada en Tierra Adélie, mostró que la “adopción” en El Pingüino Emperador era relativamente común.
Las adopciones prolongadas eran escasas, 2-3%, y la mayoría no superaba los 10 días.
Los polluelos adoptados, tenían entre 1 y 2 meses de edad, y los padres adoptivos eran reproductores fallidos, o adultos no criadores en la colonia durante el ciclo reproductor, generalmente hembras.
La adopción, se daba mayoritariamente tras el secuestro del polluelo, más del 50% de los casos; o al encontrarlo vagando solo por la colonia.
Los Emperadores, utilizan un complejo juego de llamadas para su identificación y localización entre cientos o miles de individuos, a menudo en unas condiciones climatológicas extremas; ello hace posible la reunión de las parejas y los polluelos.
Como defensa contra el frío, Los Emperadores forman grupos compactos, compuestos generalmente de 5 a 10 individuos, pero que pueden llegar a varios cientos de aves, donde cada uno avanza pegado a su vecino.
Los individuos situados en el exterior, cara al viento, andan arrastrando los pies despacio, alrededor del borde de la formación, y se pasan a su borde de sotavento, produciendo una acción de giro lento, que permite a los componentes del grupo, estar en el interior y en el exterior de la formación, y así exponerse al frío viento, y alternativamente protegerse en el interior del grupo, o en el extremo protegido del viento.
Entre los predadores del Pingüino Emperador, se encuentran diversas aves y mamíferos marinos.
El petrel gigante antártico, Macronectes giganteus, es su principal predador aviar, responsable de hasta un 34% de muertes de polluelos en algunas colonias.
El págalo polar, Stercorarius maccormicki, busca sobre todo crías muertas cuando los juveniles vivos son demasiado grandes para ser atacados, cuando se desarrolla su llegada anual a la colonia.
Los principales predadores acuáticos, son ambos mamíferos:
La foca leopardo, Hydrurga leptonyx, que captura a algunas aves adultas, así como jóvenes inexpertos, poco después de que entran en el agua; y la orca, Orcinus orca, que caza a pingüinos adultos.
Existen discrepancias entre distintos investigadores, sobre la incidencia de la depredación de las orcas en las poblaciones de Pingüino Emperador.
Si uno de los miembros de una pareja criadora muere, o lo matan durante la temporada de cría, el padre que sobrevive, debe abandonar su huevo o a la cría, y volver al mar para alimentarse...
Aunque se han realizado grandes avances en el estudio de estas aves, que han revelado en gran medida las adaptaciones del Emperador para sobrevivir en un clima tan extremo, todavía existen muchas preguntas, sobre:
¿Por qué deciden criar a sus jóvenes durante el crudo invierno antártico?
Probablemente una de las razones sea la estabilidad del hielo marino, pues crían a sus jóvenes en el hielo que se derretirá cuando llegue el verano.
Por otra parte, si criase en verano, que dura sólo 4 meses en El Antártico, no completaría su ciclo de cría antes del comienzo del invierno.
Incluso, cuando los polluelos adquieren su plumaje, a finales de la primavera, sólo tienen el 60% del peso adulto, y diciembre es el principio del verano antártico, cuando la comida está más disponible, facilitando la tarea de alimentar a sus crías.
En la cultura popular, en la película de animación en 3D, “Happy Feet” (2006), Los Emperadores son los personajes principales, y trata sobre uno en particular que ama el baile; aunque es una obra de cine familiar, orientada al público infantil, y en tono de comedia, también representa su ciclo de vida, y promueve un serio mensaje ambiental subyacente sobre las amenazas del Calentamiento Global, y sobre la reducción de fuentes de alimento debida a la sobrepesca.
En la realidad:
¿Existe heroicidad en algo que se ha hecho desde el principio de los tiempos?
¿En el simple acto de sobrevivir?
¿En los dictados del instinto grabado a fuego en los genes, que guía los pasos a seguir durante miles de generaciones?
“For twenty days and twenty nights The Emperor Penguin will march to a place so extreme it supports no other life.
In the harshest place on Earth loves finds a way.
This is the incredible true story of a family's journey to bring life into the world”
La Marche de L'Empereur es un documental francés, del año 2005, dirigido por Luc Jacquet.
Protagonizado por Charles Berling, Romane Bohringer, Jules Sitruk, y Morgan Freeman.
El guión es de Luc Jacquet y Michel Fessler; narrado en inglés por Morgan Freeman; y para los niños se ha ficcionalizado lo observado, prestándoles a los pingüinos, la voz y el modo de pensar humanos; por tanto, en la versión original, en francés, Charles Berling es el narrador/pingüino padre; Romane Bohringer es la narradora/pingüino madre; y Jules Sitruk es el narrador/pingüino bebé.
Luc Jacquet, es un director francés de cine y televisión, conocido sobre todo por sus películas documentales; e hizo varios para la televisión, sobre la vida de los animales, uno de los cuales fue “Sous le signe du serpent” o “Bajo el signo de la serpiente” (2004), antes de hacerse famoso entre el gran público, por haber realizado La Marche de L'Empereur; que cuando fue estrenado, se convirtió en el segundo mayor documental teatral, después de “Fahrenheit 9/11” (2004); ganando el Premio Oscar al Mejor Documental; y como dato curioso, se notó que, en el momento de los premios de La Academia, La Marche de L'Empereur había recaudado el costo del filme nominado a 5 Premios Oscar “Brokeback Mountain”, es decir:
$77 millones contra los $75 millones de la película de Ang Lee.
El rodaje fue realizado en los alrededores de la base científica francesa de Dumont d'Urville, en Tierra Adélie, y duró 1 año.
Terre Adélie, es un sector estrecho de La Antártida Oriental, delimitado por los meridianos 136°E, cerca de la punta Pourquoi Pas; y 142°E, cerca de la punta Alden; cubriendo una superficie de unos 432,000 km²
Su costa corresponde aproximadamente al paralelo 67°S; y corresponde a la reclamación territorial de Francia en La Antártida, reivindicación que se encuentra restringida por los términos del Tratado Antártico.
Este territorio, es incluido por Francia, como uno de los 5 distritos de Las Tierras Australes y Antárticas Francesas, en francés, Terres Australes et Antarctiques Françaises.
Por su parte, La Base Antarctique Dumont d'Urville, es una estación científica permanente de Francia en La Antártida, situada en la isla de Los Petreles, en el archipiélago de Pointe Géologie, de La Tierra Adélie.
Recibió su nombre, en homenaje al explorador, Jules Dumont D'Urville.
La Marche de L'Empereur es una coproducción de varias compañías francesas y estadounidenses, incluidas Buena Vista Internacional, Canal +, y National Geographic, siendo un verdadero placer para los sentidos.
No importa que el paisaje sea fundamentalmente blanco como el hielo, con las variantes que presenta el cielo; esta es una historia de amor, una muy distinta.
El Pingüino Emperador, Aptenodytes forsteri, es el más alto y pesado de todos los pingüinos vivos, y el único que se reproduce durante el invierno en La Antártida.
El documental nos muestra su emigración:
Cada año allí, da comienzo un emocionante y hermoso viaje.
Cientos de miles de Pingüinos Emperador, abandonan la seguridad del océano, para adentrarse en la desértica tierra helada.
Una región tan dura y extrema, que ningún otro ser vivo se atreve a habitar.
Toda la comunidad de pingüinos, marchan a través de este difícil paisaje de hielo.
Con resolución y valentía, conducidos por su necesidad de reproducirse con el fin de la supervivencia de la especie; esta es la historia de una familia de pingüinos.
De cómo tras decenas de kilómetros, y tras poner un único huevo, la madre regresa al mar a comer, mientras el padre se queda para incubar el huevo, a la espera de que la madre regrese.
Los padres, permanecen meses incubando, y sin alimentarse.
Cuando los pequeños nacen, las madres tan sólo tienen 48 horas para regresar, o ellos morirán.
Tantos unos como otros, estarán sujetos a condiciones extremas de supervivencia, con temperaturas de más de 40° bajo cero, todo ello con el fin de prolongar la especie.
No es fácil ser un Pingüino Emperador.
Año tras año, esta impresionante criatura de los hielos eternos, ejecutará su danza vital.
Nada le garantizará que su inmenso esfuerzo sea recompensado.
Intentará resistir al frío mordiente y abrasador, caminará cientos y cientos de kilómetros, entregará casi toda su energía, para iniciar una nueva vida que le suceda.
Tendrá que arrostrar terribles tormentas de nieve y, por si eso no fuera suficiente, la amenaza de otros depredadores.
Pero siempre hay que seguir adelante...
Seguir adelante, o morir.
La selección natural, marca drásticamente la diferencia entre fuertes y débiles, afortunados y desafortunados.
Muchos no llegarán a ver el final del ciclo…
Muchos ni siquiera, verán el principio.
Pero seguirán resistiendo; luchando encarnizadamente por ganarle otra partida más a la muerte que acecha en el viento, y agazapada en los lugares más expuestos.
¿Hay heroicidad en el pingüino emperador?
En este ritual de sacrificio, que a veces lleva a la tragedia, hay un instinto por encima de cualquier otro:
El amor de los progenitores.
Y como en todo documental dramatizado, aquí nos cuentan las experiencias de una pareja de pingüinos, su romance, el huevo, cómo el padre debe empollarlo mientras la madre viaja de nuevo al mar para alimentarse después de 2 meses de ayuno, y traer comida para el polluelo.
Después, si la madre regresa, será el padre quien irá a alimentarse, pues para estas fechas, él ya lleva como meses de ayuno.
Y es en esos ir y venir, que les pueden suceder millón y medio de cosas, dentro y fuera de la comunidad; pues fuera, los padres están expuestos a predadores, y dentro, las crías también; y además, a madres sin hijos que en ocasiones roban los polluelos ajenos, para no regresar solas, y enfrentar el qué dirán...
El francés, Luc Jacquet, sorprende gratamente con este documental, en el cual, con investigación y pasión, nos presenta el rito vital de una especie aislada en la helada Antártida.
Se trata del Pingüino Emperador, el más terco habitante del continente del sur, y al cual conoceremos en detalle, a partir de su tradicional lucha por la supervivencia, cristalizada en una peregrinación hacia las tierras más resistentes al poderoso invierno.
Lo interesante del asunto, es la forma en que el realizador se acerca a este fenómeno anual.
Nos encontramos con un retrato humanizado de esta tribu, que logra el detallismo, pero además supera el distanciamiento del ojo científico de los programas que, como este film, tienen el apoyo de National Geographic.
Mérito de su realizador, que nos entrega un retrato cinematográfico espectacular, y a la vez lírico.
¿Acaso sea la prueba de que La Marche de L'Empereur es una expresión más personal que didáctica, esencia misma del arte?
De ser posible, La Marche de L'Empereur debería disfrutarse sin endosar al punto de vista de los animales, una lectura de fábula ética, propia de lo humano.
Detenerse a valorar sus momentos de alta poesía, como la escena del apareamiento, provista de una sensualidad y una estética infrecuentes en la pantalla grande, es digna de ver.
“There are few places hard to get to in this world.
But there aren't any where it's harder to live”
La Marche de L'Empereur fue llamada “The Emperor's Journey” en Gran Bretaña, y “March Of The Penguins” en la distribución más comercial, es un documental sobre el largo viaje que hacen los pingüinos de la especie Emperador en La Antártida.
El tema es tratado con una sobriedad y una dulzura que hacen disfrutar cada uno de los 80 minutos que dura.
La información, no abruma con datos, siendo su fuerte, algunas escenas, desde todos los ángulos y encuadres posibles, de las que se hace un uso extremadamente bello.
La solidez del documental, reside en la dirección y el montaje que construye el modo de narrar, de una forma no convencional para el género, y se potencia con una banda sonora esencialmente contemporánea, con una huella tecnológica, pero también sentimental.
El director, Luc Jacquet, muy curiosamente comparte con el otro director, Jacques Tati, además de la nacionalidad, el gusto por la observación de conductas y el rigor, la minuciosidad de cuanto observa:
Sólo la filmación de La Marche de L'Empereur, le ocupó más de 1 año.
Toda la filmografía de Tati, podría contemplarse como un gran documental sobre la especie humana; y ahí sí se diferencian los 2 cineastas, pues Jacquet nos brinda un documental sobre el reino animal, concretamente sobre el Pingüino Emperador y su vida nómada, homérica.
Y es que los pingüinos, tienen algo de cómicos, más con ese caminar “chaplineano”, y ahí volvemos a Tati:
Sus andares, sus resbalones sobre el hielo, sus zambullidas en el agua, o su despegue desde ellas, son puros gags visuales.
Pero La Marche de L'Empereur es también una película cruel, porque la naturaleza, a la par que sabia, es sádica, y la muerte de los pingüinos bebés, de frío o de hambre, cuando no víctimas de las aves depredadores, arroja escenas muy tristes, aunque en ningún momento el director se deleita en ellas, ni son explícitas.
El filme de Luc Jacquet, casi una película de ciencia ficción, bien podría ser un planeta blanco habitado por extrañas criaturas blanquinegras; es por supuesto instructivo, y poco menos que necesario:
Aunque La Antártida nos pille lejos, su verdad natural nos atañe, en tanto que habitantes del mismo planeta, tanto o más que otras chorradas del llamado “progreso”, como una que, como el pingüino, no vuela, pero la llaman ave…
Entiéndase, “ser humano”
La cámara, bien acompañada por el narrador, en este caso vi la versión en inglés a cargo de Morgan Freeman, el cual grabó su narración en un día; la fotografía, es la primera y casi única razón para elogiarla.
Las planicies antárticas y los pingüinos, están filmados por todo lo alto.
O casi, de no ser porque el director insistió en abandonar un registro más naturalista, para optar por usar algunos planos con lentes especiales que crean reverberaciones en el aire de la atmósfera, o intensifican el brillo del mar, todo lo cual, quizás quede muy artístico, pero desde luego que deslava el resultado final.
Aun así, sigue siendo un buen ejercicio de fotografía.
O sea, no hay corazón tan pétreo y ajeno al amor por la naturaleza, que no sea capaz de conmoverse con la primera imagen del pingüino bebé saliendo del cascarón, y mirándote fijamente a la cámara, asomando su cabecita entre las patas de papá, sí, como dije, de papá, y no de mamá.
Estamos en presencia de un lujoso y paciente trabajo, en el cual, el director se revela como un más que atento observador del comportamiento animal.
Pero rápidamente, nos encontramos más allá de ello...
Estamos ante una mirada muy personal, en la que Jacquet se convierte en cronista entusiasmado por la maravilla, ahí donde el ojo común, o más bien desatento, no contempla sino las faenas cotidianas de la reproducción y alimentación.
Los sentidos del director, están completamente abiertos a lo que la naturaleza le comunica, y resulta más extraordinario de lo que parecía.
Así vemos el inicio del viaje invernal hacia “hielo firme”, del protagonista masivo que son uno y miles al mismo tiempo.
Desde el inicio del peregrinaje, estamos inmersos en un estudio y relato de un símil de nuestros propios intereses, cooperación y necesidades.
La cámara es contagiada por este entusiasmado retrato, y no se pierde ni un solo detalle de la conducta plural o individual de los personajes.
Se trata hasta cierto punto, de una comunión de extraña alquimia, entre la ficción y la verdad, o al menos, como se han establecido los códigos de ambos supragéneros, no tan fáciles de separar uno del otro, como ha parecido desde siempre.
En un trabajo como este, quedan paradójicamente reveladas las dimensiones más complejas que definen con las justas, un lado del espejo del que se encuentra más allá.
Jacquet, está convencido de la magia de ese pedazo de realidad que presenta ahí escondida, en el lugar más remoto, y nos la presenta reprocesada con todas las ventajas a las que puede acceder un realizador de nuestro tiempo.
Así es que sentimos a cada cambio, o paso del ritual, un testimonio auténtico de vida, y todo lo que contiene, como si fuera una versión paralela de la historia de la humanidad.
Es un resumen de tradiciones y modos de interactuar, transmitidos con el paso de los siglos.
Idea común de tantos especiales sobre la vida animal, pero superada de todo el simple didactismo y acercamiento de rutina.
Y aunque no lo crean, su historia es realmente fascinante y cautivadora, no solo por la belleza, y tristeza natural de los helados paisajes del Polo Sur, sino por la curiosa apariencia física de estas aves, que no vuelan, y de lo sacrificada y difícil que es su vida.
La Marche de L'Empereur, narra la migración de los pingüinos desde las regiones costeras donde viven, hacia el lugar de su tradicional apareamiento anual.
Miles y miles de pingüinos de distintas “tribus”, marchan incansablemente y con una sincronización impresionante, que les hace alcanzar la meta casi al mismo tiempo, para repetir la misma rutina amorosa que han venido haciendo por cientos de años, todo con la finalidad última de darle continuación a su presencia en nuestro planeta.
Pero esa jornada no es para nada fácil:
Cada paso que dan, tiene algún tipo de riesgo, ya sea para los más viejos o enfermos, que se quedan en el camino, abandonados, para los que fallecen a causa del frío, para los que mueren de hambre, o para los que son devorados por algún depredador...
Y este sacrificio no garantiza en todos los casos, que sus crías nazcan o sobrevivan el feroz invierno, o la jornada de regreso a las más cálidas regiones costeras.
La Marche de L'Empereur me pareció bastante triste, cosa completamente inesperada, ya que los pingüinos son unos animales sumamente graciosos y particulares, de los que uno no suele asociar con dificultades y tragedias.
Y sin embargo, el mensaje de sacrificio y responsabilidad familiar que le deja al espectador, el comportamiento de estas aves, es simplemente admirable.
Es bárbaro, ver a los pequeños polluelos convertirse en “adolescentes”, y darse cuenta de que, al menos para algunos, el sacrificio valió la pena...
Toda esta historia, está enmarcada en espectaculares, aunque desolados paisajes de hielo, que gracias a una excelente cinematografía, logran algunas de las escenas más hermosas que he visto en mucho tiempo.
Mucha gente piensa, que La Marche de L'Empereur contiene imágenes computarizadas de los pingüinos, ya que no se imaginan a nadie haciendo filmaciones en condiciones tan extremas.
La verdad es que no hay imágenes computarizadas, y este es una de los mayores méritos de esta realización.
A medida que se van rodando los créditos de cierre, por ejemplo, se muestran imágenes de los fotógrafos, que arrastran sus equipos a través del hielo, montando sus cámaras, y filmando cómo los pingüinos caminan alrededor de ellos.
Ellos mismos parece otra clase de pingüinos, inclusive.
“Y aunque el lugar de reunión de los pingüinos, es 1 de los 4 conocidos en La Antártida, el lugar donde se captaron las imágenes era conocido por ser cercano, pero el día en que esto ocurre, no es conocido, por lo que el equipo tenía que estar preparado todos los días.
Afortunadamente, la reunión de ese año era enorme, más de 1.200 pingüinos, en comparación con la norma de unos pocos cientos, en años anteriores.
El principal reto de hacer La Marche de L'Empereur, fue el clima con temperaturas entre -50 y -60 °C; -58 y -76 °F
Al amanecer, el equipo iba a gastar una media hora poniéndose las 6 capas de ropa, y algunos días, no podían pasan más de 3 horas fuera, porque se congelaban...
Ellos trabajaron con vientos de ráfagas de hasta 125 millas por hora, que en algunos aspectos, es peor que las temperaturas frías”, dijo el director.
Una última cosa, para quienes tienen hijos, sobre todos pequeños, en los cuales gran parte del tiempo de uno, se invierte en la crianza y formación de ellos; La Marche de L'Empereur resultará ser altamente solidaria.
Probablemente, a quien no ha pasado por esa etapa, le falte esta importante identificación con la situación, pero logrará conmoverse.
Y si una cosa me convenció, es que el amor no es más que la perfección del instinto de supervivencia.
Sin embargo, para achacarle algo, más allá del valor visual, la producción pierde cierta brillantez, aprovechando la eventual monogamia de esta especie, se enfoca la narración preferentemente, hacia un público familiar, con niños pequeños…
¿Interés comercial?
“Humanizando” de forma poco objetiva, las reacciones de los pingüinos; y se elimina así, mucha información útil, que otro tipo de narración más científica podría ofrecer al espectador adulto, y creo que aquí radica un poco el error fundamental del documental, que lo desvía de una obra mayor.
Pues intentan tratar de utilizar el comportamiento animal, como un ejemplo para el comportamiento humano, y eso es un error.
Algo tan fácil como argumentar que “marchan” cuando en realidad, “caminan”
El director, Luc Jacquet, ha condenado estas comparaciones de pingüinos y seres humanos.
A hacer comentarios sobre el uso del documental como “una metáfora de los valores familiares, como la dedicación a un compañero, la devoción a la descendencia, la monogamia, la abnegación”
Jaquet, Respondió:
“Condeno esta posición, lo encuentro intelectualmente deshonesto, imponer este punto de vista sobre algo que es parte de la naturaleza.
Es divertido, meta si se toma el argumento de la monogamia, de una estación a la siguiente, el divorcio si se quiere, es entre el 80 al 90%... la monogamia sólo dura 1 ciclo reproductivo; por tanto hay que dejar que sean pingüinos, los pingüinos; y humanos, los seres humanos”
El tema de humanizar a los pingüinos, conlleva entonces una ventaja obvia:
Nos resultan más cercanos, y todo parece más cálido, y rompe “el hielo”
Así como en lo general, su fotografía y producción, pero sobre todo el mensaje que estos pingüinos dejan con su comportamiento:
Compromiso, lealtad y amor, es un ejemplo para la humanidad.
Muchos humanos, no conocen de estos principios, y sería bueno que aprendieran de estos animalitos ejemplares.
Y en cierta medida, eso es lo que hace un documentalista convencido, incluso el más cerebral y distanciado.
Ofrecer su particular perspectiva, imposible de quedar afuera por más que lo nieguen las voces que reclaman el purismo en la especialidad.
La realidad no se capta tal cual en su totalidad, pues siempre será alienada por la mirada particular de su creador, desde el momento mismo en el que su cámara, invención artificial, se planta y corre la cinta, que a su vez reproduce esta “realidad”, para crear su propia “verdad”
De ello se ha ocupado el cine de todo tipo y calidad, desde la aparición de aquel tren llegando a la estación, presentado por los hermanos Lumière.
El también francés, Jacquet, hace lo que su oficio e intereses le indican, y el resultado es en resumidas cuentas, una película interesante y emocionante, lo mejor que podemos pedirle al cine.
Sin duda, las emociones salen a flote, y logramos darnos cuenta, de que realmente el amor por el prójimo y por la familia, a veces es más fuerte en otros animales, más que en el propio ser humano.
Por último, la banda sonora corre a cargo de Emilie Simon, y es realmente hermosa, acompaña dignamente las bellas imágenes contenidas a lo largo del metraje, y sobresale “All is White”, una canción que proporciona el mejor reflejo del paraíso donde se desarrolla todo el documental.
“There is a mysterious ritual that dates back thousands of years.
No living creature has survived it except the penguin.
They have wings but cannot fly.
They're birds that think they're fish.
And every year, they embark on a nearly impossible journey to find a mate”
El Pingüino Emperador, es un ejemplo de las llamadas especies estandarte, “flagship species” o totémicas, especies que se eligen para representar una causa ambiental, como un ecosistema que necesita conservación, y que son escogidas por su vulnerabilidad, atractivo o peculiaridad, con el fin de generar apoyo y reconocimiento del público en general, y así, con el apoyo a estas especies, conseguir la conservación de un ecosistema completo, y de todos los animales que viven en él.
Esta especie, se mantiene en cautividad en pocos lugares del mundo.
El Emperador, se ha conseguido reproducir con éxito, fuera de La Antártida, en SeaWorld San Diego, California; donde más de 20 individuos han incubado desde 1980.
En el año 1999, se contabilizaron 55 ejemplares en cautividad en zoos y acuarios estadounidenses.
Clasificado como “especie bajo preocupación menor” en La Lista Roja de La Unión Internacional para La Conservación de La Naturaleza (UICN), desde el año 2004; en 2012, esta organización cambió su situación a “especie casi amenazada” al estimarse una decadencia demográfica moderadamente rápida, en las 3 próximas generaciones de estas aves, por efecto del Calentamiento Global, aunque hace notar que existen numerosas incertidumbres sobre estos cambios y sus efectos en la especie.
En el año 2007, El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, propuso la inclusión del Emperador, junto con otras 9 especies de pingüino, bajo la protección de La Ley de Especies en Peligro de los Estados Unidos, US Endangered Species Act; debido al decline en la disponibilidad de comida, motivado fundamentalmente por los efectos del Cambio Climático y la pesca industrial de las poblaciones de peces y crustáceos, así como las enfermedades y la destrucción de su hábitat.
Sin embargo, en diciembre de 2008, El Servicio finalmente sólo propuso la protección de 7 especies, entre las que no se encontraba El Pingüino Emperador.
Otra de las preocupaciones, respecto a la conservación de esta especie, es el posible impacto sobre sus poblaciones del ecoturismo.
Un estudio ha demostrado, que un alto porcentaje de polluelos del Pingüino Emperador, se veían perturbados, y experimentaban alteraciones ante la aproximación de un helicóptero a 1000m de distancia.
Un estudio de La Institución Oceanográfica de Woods Hole, presentado en enero de 2009, indica que El Emperador podría ser llevado al borde de extinción hacia el año 2100, debido al Cambio Climático global.
Aplicando modelos matemáticos para predecir cómo la disminución de la capa de hielo marino, provocada por El Calentamiento del Clima afectaría a una gran colonia de estos pingüinos en Tierra Adélie, pronosticaron una decadencia del 87% en la población de la colonia, hacia el final del siglo; que pasaría de las 3000 parejas reproductoras actualmente en la colonia, a 400 parejas, con algunos modelos que incluso elevaban este porcentaje hasta el 95%; esta decadencia puede ser reflejada en la población total de la especie, estimada en aproximadamente, 200.000 parejas reproductoras.
¿Acaso hay que esperar una alerta, para activar las medidas de conservación?

“And they will march just as they have done for centuries, ever since The Emperor Penguin decided to stay, to live and love in the harshest place on Earth”



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