Blazing Saddles

“If you shoot him you'll just make him mad”

El Oeste americano, zona de indios y vaqueros, lugar sin ley, gobernado por la tiranía de los más fuertes; cuna de los forajidos más peligrosas; suelo rendido a la violencia; tierra regada por sangre más que por agua...
¿Y motivo de risas?
Las ciudades de los nuevos Estados Unidos de América, fueron un territorio lleno de sufrimiento, hasta donde alcanzaban sus vastos desiertos, y dieron al Séptimo Arte, uno de los mejores géneros cinematográficos que haya dado la historia de Hollywood, “el western” pero también ha sido motivo de carcajadas.
Estados Unidos era un conjunto de ingleses de la baja, que se independizaron, y en vez de fertilizar sus mentes con cultura, decidieron fertilizar el territorio desde Ohio hasta California, con los cuerpos de los indígenas que pillaran por el camino.
Luego, convirtieron esa delicada “Solución Final” en leyenda, al crear el cine de vaqueros, el western de toda la vida.
Porque en los 70s, el western ya no es lo que era, y los héroes como Roy Rogers o John Wayne, ya no tenían lugar frente a los sucios y descamisados pistoleros sin nombre, que venían allende los mares, y cabalgaban por Andalucía o los Abruzzos como por Baja California.
A la desmitificación que significó el “Spaghetti Western”, incluyendo la mítica tríada de Clint Eastwood, y a la secuela de westerns hollywoodenses consonantemente un poco más sucios y “realistas” aunque sin pasarse porque es Hollywood, a fin de cuentas…
Así las cosas, cuando el público empezaba a aburrirse del western, llegó...
¡Mel Brooks!
En un principio, la combinación entre El Lejano Oeste y el humor, se ha saldado con resultados desiguales, óptimos en ocasiones; confusos en otras.
El western con risas, no ha sido presa fácil, siempre amenazando con imponer su ley, por encima de cualquier otro factor.
“Ok, hold your ears, folks, it's show time!”
Blazing Saddles es una comedia del año 1974, dirigida por Mel Brooks.
Protagonizada por Gene Wilder, Cleavon Little, Slim Pickens, Madeline Kahn, David Huddleston, Claude Ennis Starrett Jr., Lian Dumm, Harvey Korman, Mel Brooks, Burton Gilliam, Alex Karras, John Hillerman, George Furth, Jack Starrett, Carol Arthur, Richard Collier, Charles McGregor, Dom DeLuise, entre otros.
El guión es de Mel Brooks, Norman Steinberg, Andrew Bergman, Richard Pryor, y Alan Uger, sobre una historia de Andrew Bergman.
La idea original no fue de Brooks, sino de un joven guionista subalterno, Andrew Bergman, quien se unió luego a un gran equipo de humoristas, que crearon algunos de los mejores chistes de la historia del cine estadounidense.
Entre ellos, se destacaba el actor negro Richard Pryor, a quien Brooks quería como protagonista de Blazing Saddles.
Según cuenta la leyenda, Pryor pasó buena parte de las noches en que escribió la mayor parte del guion, drogado, y con música a todo volumen, en busca de la inspiración para una película que Brooks le había pedido que fuera “mal educada”
Lo que consiguió el genial comediante, como resultado, fue uno de los mayores clásicos del género comedia de todos los tiempos, pero además, tuvo un lado rupturista y fermental, apoyándose tanto en documentos históricos, como en críticas sociales, que influyeron a lo largo de las décadas.
De ahí que Blazing Saddles toca temas polémicos como:
El racismo, el sexo, la violencia, o las drogas, que son filtrados por la mente de Mel Brooks, para crear algunos de los mejores chistes de la comedia audiovisual.
Blazing Saddles tuvo un presupuesto $2,6 millones, y generó por venta de taquillas, la cantidad de $119,5 millones, más $47,8 millones por la venta de alquiler en los videoclubes; y obtuvo 3 nominaciones al Oscar:
Mejor actriz de reparto (Madeline Kahn), montaje, y canción “Blazing Saddles”
Siendo considerada como la película con mayores recaudaciones de 1974, además de ser catalogada como #6, de las 10 más grandes comedias estadounidenses de todos los tiempos, de acuerdo a la publicación “AFI's 100 Years... 100 Laughs”
Así las cosas, para el 1875, Bart (Cleavon Little) estaba a punto de ser colgado de una soga, pero le perdonan la vida, para nombrarlo comisario de Rock Ridge.
Ahora su vida vuelve correr peligro, pues el pueblo no solamente está bajo tensión, caos, y desorden, sino que también, Bart será el primer sheriff negro del oeste.
La ciudad de Rock Ridge, está gobernada por William J. Lepetomane (Mel Brooks), un corrupto y manipulador político, que lo único que le interesa, es acostarse con su secretaria.
Este tiene una agenda oculta con su ayudante, Hedley Lamarr (Harvey Korman), en la construcción de la línea de ferrocarril que llegara al pueblo, pero los habitantes, ya son propietarios de sus propios terrenos.
¿Qué hacer para echarlos?
Ahí entra Bart como nuevo sheriff, incapaz de hacer reinar la paz y el orden público, siendo preferiblemente negro.
Bart sin embargo, contará con el apoyo del pistolero más rápido del mundo, Jim, “The Waco Kid” (Gene Wilder), y juntos cambiarán la vida del lugar de una forma nunca antes vista en “el salvaje oeste”
Así pues, Blazing Saddles fue una de las primeras películas, que planteó el tema de las razas, y el racismo, con un grado de virulencia explícita, a través del humor.
El uso del término despectivo “nigger” para referirse a los negros, campea por el filme, así como las bromas con un sheriff, al que deben obedecer sus súbditos blancos.
Pero claro, de la factoría demencial de Brooks y Pryor, cabe esperar:
Un jefe indio que solo habla yiddish (Mel Brooks); una prostituta alemana que luego de una noche con el sheriff, solo quiere comer salchichas; un malvado cuatrero, que noquea de una piña a un caballo; y la escena donde el empresario inescrupuloso, luego de recibir un tortazo en la cara, en otro set de cine, se escapa corriendo, sale de los estudios Warner, cruza la calle, y le pide desesperado al taxista:
“Sáqueme de esta película”
“It's HEDLEY!”
En Blazing Saddles, Mel Brooks a su vez, nos habla de temas como los prejuicios raciales, sexuales, y de clases, de una incipiente sociedad estadounidense de 1856 a 1876, repasando a la vez, haciendo una crítica ácida hacia el género del western tradicional.
El humor es para Brooks, una forma de defenderse del mundo.
Los chistes judíos, y las referencias a su carácter, sus hábitos, y sus conductas, son infaltables en los trabajos de este cineasta, autor, actor, y productor.
Como también lo son, el apunte paródico, el chiste zafado, y en ocasiones vulgar, los juegos de palabras, y los números musicales.
Además de una clara posición racista, Blazing Saddles extiende sus tentáculos al nazismo, a la crítica política, al cine escatológico desagradable, al sexo, y a la homosexualidad, a la intransigencia, al cine dentro del cine, al musical, o al sionismo, entre otros muchos objetivos, a la vez que ofrece lecturas difíciles para los comunes mortales no acostumbrados a Hollywood, como:
Referencias a Mae West, “Cabaret” (1972) o Hedy Lamarr… difíciles de pillar, o el acento yiddish, de un gran jefe indio, lo que en versión doblada, resulta difícil de detectar.
Por otra parte, el humor físico, cercano a los dibujos animados, como “Bugs Bunny” o “Tom & Jerry”, es también un habitual en este tipo de comedias.
Se llega a hacer un chiste, intencionadamente sacado de estos, con su característica melodía de fondo.
La influencia se confirma.
Tomando a la vez, todas las películas del Hollywood hasta entonces, de humor físico y absurdo, desde entonces hasta ahora, que todos conocemos hoy.
El argumento de Blazing Saddles es retorcido y disparatado, y no hay que hacerle preguntas lógicas.
Todo el relato, se centra en la contienda entre Bart y sus administrados, frente a la horda de forajidos del empresario.
Incluso, Brooks se vanagloriaba de haber sido pionero, dentro de un género bastante conservador como el western.
En una entrevista concedida a la revista Playboy, Brooks declaró que, la escena donde un grupo de vaqueros, detona abundante flatulencias luego de comer sendos platos de frijoles, no solo era la primera vez que se filmaba, sino que además, era uno de sus mayores aportes al Séptimo Arte...
Y es que en Blazing Saddles vemos:
Gobernadores incompetentes, un indio judío, fiscales corruptos, capataces sin escrúpulos, pueblo pusilánime, y sin identidad propia, o en endogamia pues todos se apellidan Johnson, y un héroe anónimo, representando con hilaridad al colectivo marginado y marginal de los negros, al frente de la ciudadanía pusilánime e ignorante de Rock Ridge, con la colaboración de un ex convicto, el hombre con las manos más rápidas del oeste... y del mundo.
Como curiosidad, el músico Count Basie, tiene una breve aparición, así como la esposa del director, Anne Bancroft.
También destacar que Blazing Saddles, goza de los más absurdos y divertidos momentos musicales, como la escena en que Lili von Shtupp, “The Teutonic Titwillow” (Madeline Kahn), entra en escena, actuando en una cantina, en su parodia de Marlene Dietrich.
Lili von Shtupp, intentará seducir a Bart, en un plan maquiavélicamente orquestado por Hedley Lamarr, que se pronuncia igual que el nombre de la actriz Hedy Lamarr, y que su protagonista va recordando insistentemente, a lo largo del metraje.
No le falta el toque Brooks; momentos absurdos, trampas en el guión, y desmadradas escenas, como los ataques en el pueblo, o la guerra de pasteles en la cafetería de los Estudios Warner.
Blazing Saddles, es el detonante de un tipo de comedia ya en estos tiempos saciada por otros tantísimos títulos posteriores, así como las últimas películas de Mel Brooks, cuando ya se evidenciaba su decadencia en la materia.
Por tanto, para ver Blazing Saddles hay que vivir el año de su realización, 1974, para poderse reír de algo nunca visto en pantalla, entonces.
“Head them off at the pass!?!”
I hate that cliché!!”
Con una inmensa paleta de recursos de comedia, que van del humor negro a los chistes racistas, Mel Brooks realizó sus propias versiones de grandes “blockbusters”:
De “Star Wars” – “Spaceballs” (1987)
Robin Hood – “Robin Hood: Men in Tights” (1993), donde reemplazó al fraile por un rabino…
Y “Dracula” – “Dracula: Dead and Loving It” (1995), aunque posiblemente, muchos lo conozcan como el productor de la serie “Get Smart” del Súper Agente 86.
Sin embargo, tanto los fanáticos como los críticos, coinciden en que su “Época de Oro” comprende el período 1968 - 1977, es decir, el de sus primeras películas, en las cuales parodia más géneros de cine que películas.
El hecho de que en Blazing Saddles, el sheriff de un pueblo sea negro, parecería ser una falta de respeto al western, tal como lo expresan los personajes con la frase:
“¿Un sheriff negro?”
Y es que Brooks nunca fue un modelo de sutileza, y también es cierto que su ingenio para explotar la parodia irreverente, fue debilitándose con el tiempo, y que la fórmula de sus films, acusó el desgaste después de tanta repetición, pero no puede negarse la eficacia de sus gags, y su comicidad lunática, ni el acierto con el que supo tomarle el pelo a varios géneros cinematográficos, del viejo “burlesque”  de “Silent Movie” (1976) al suspenso a la Hitchcock “High Anxiety” (1977) y del western al cine de terror con “Young Frankenstein” (1974), sin dudas, su film más logrado.
Ver Blazing Saddles ahora, conlleva darte cuenta de lo sobrevalorada que está la comedia actual, ya sea en películas, series, monólogos, comics, o cualquier vídeo de ese aniquilador de inteligencia y cultura que es YouTube.
Que Blazing Saddles sea tan buena en la actualidad, no se debe a que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino a que estos tiempos, están siendo muy malos, hablando de la comedia en general.

“What did you expect?
“Welcome, sonny?”
“Make yourself at home?”
“Marry my daughter?”
You've got to remember that these are just simple farmers.
These are people of the land.
The common clay of the new West.
You know... morons”



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