Dolores Claiborne

“Sometimes, Dolores... sometimes, you have to be a high-riding bitch to survive.
Sometimes, being a bitch is all a woman has to hang onto”

En otros tiempos, los héroes luchaban contra basiliscos, esfinges, medusas, dragones, u otros entes, igual de falsos.
Perdida su inocencia primigenia, la humanidad ya sabe, que los verdaderos monstruos no tienen varias cabezas, sino una sola y que la usan muy mal; y que los auténticos héroes, no tiene una cara celestial, ni cabalgan corceles blancos, sino que suelen ser seres de aspecto dolorido, que han sacrificado todo, por vivir la vida con un mínimo de dignidad, cuando todo se les dio desde el principio, cuesta arriba.
No habrá trovadores que canten sus gestas, ni se bautizarán calles con sus nombres, pero siempre habrá quienes les recuerden.
Sobre todo, aquellos que supieron de su lucha diaria, y que fueron testigos de sus modestas hazañas, que nunca fueron más allá de proteger a sus seres queridos.
Puede sonar a poco, pero es muchísimo, y muy valioso.
Los monstruos actuales, no tienen un aspecto amenazador, escamas, o huelen a azufre…
Son peores, porque pasan inadvertidos.
Aunque detrás de su “normalidad” escondan lo más bajo de la animalidad humana.
Ser marido, padre, amigo, compañero, no es una patente de corso, sino que ha de ser, de obligado ejemplo:
Nadie es marido o compañero, si no le da todo el respeto y el cariño que se merece, a quien decidió pasar su vida junto a él.
Nadie es un padre, si no saber proteger, amar, y cuidar el mayor regalo de la vida que pueda tener alguien, que es un hijo.
Y nunca se puede ser nada de eso, si antes no se es un amigo, que es quien solo pretende tu bien, y se alegra por tu felicidad, incluso, cuando todo le vaya mal.
“It's a depressingly masculine world we live in, Dolores”
Dolores Claiborne es un drama de 1995, dirigido por Taylor Hackford.
Protagonizado por Kathy Bates, Jennifer Jason Leigh, David Strathairn, Judy Parfitt, John C. Reilly, Eric Bogosian, Christopher Plummer, entre otros.
El guión es de Tony Gilroy, sobre la novela homónima de Stephen King.
Durante muchos años, el nombre de Stephen King, estaba asociado a la novela de terror.
Desde mediados de los 70, y a lo largo de 20 años, se adaptaron al cine, muchas de sus novelas, sobre todo las de terror; sin embargo, King demostró que no sólo era “El Rey de La Novela Terrorífica” sino también, el autor de obras más adultas y complejas.
Narrada por un solo personaje, “Dolores Claiborne” es una novela escrita por King, y publicada en 1992.
Alguien dijo una vez, que el mayor logro de Stephen King, fue el de mostrar cómo extraer el terror más puro, de los elementos cotidianos.
Por más que sea una obra del maestro, no hay que pensar que es un filme de terror, neto y puro.
Sino que lo que se propone aquí, es una alternativa, donde aparece una inquietante opresión psicológica, que recae sobre los infelices y atormentados personajes, los cuales se encuentran sumidos en verdaderas pesadillas traumáticas, y nos hace reflexionar sobre las personas, la vida, las falsas apariencias, el alcoholismo, el acoso, el dolor, la relaciones madre-hija, la violencia, el machismo, y en general, la dureza de la vida.
Todo comienza cuando Dolores Claiborne (Kathy Bates) es acusada del asesinato de Vera Donovan (Judy Parfitt), la dueña de la casa en la que trabaja como empleada, desde hace más de 20 años.
Selena St. George (Jennifer Jason Leigh), la hija de Dolores, vuelve a su pueblo natal, para intentar probar la inocencia de su madre, pero allí, ambas se tendrán que enfrentar al implacable detective John Mackey (Christopher Plummer), y a un sórdido pasado.
Dolores Claiborne, es una mujer de fuerte carácter, y de cuerpo, viuda de un alcohólico y violento hombre, llamado Joe (David Strathairn), y más cosas que iremos descubriendo… y madre de una niña.
Una niña que, ya una mujer, es periodista en New York, y sin ningún contacto con su madre, a quien considera responsable de la muerte de su padre, durante un eclipse total de sol que ocurrió 15 años atrás.
Ahora, Dolores ha sido acusada de nuevo de asesinato, en esta ocasión, de la mujer que lleva más de 20 años cuidando, limpiando, y soportando; una asquerosa ricachona viuda.
De este modo, la hija de Dolores, regresará a la isla para reencontrarse a desgana con su madre, e iremos conociendo mediante inteligentes “flashbacks” la historia de Dolores, de su marido, de su hija, y de qué ocurrió, no solo con la muerte de Vera Donovan, sino más importante aún, de la verdad de lo que sucedió durante aquel eclipse solar, en el que murió accidentalmente su marido.
Dolores Claiborne es una historia muy atractiva, sobre las relaciones entre una madre y una hija con problemas.
Problemas derivados de los problemas de la relación entre sus padres, problemas debidos a un padre maltratador, y a una madre que es sistemáticamente maltratada.
Dolores Claiborne intercala, pasado y presente con habilidad, contrastando luces y niebla, lo oscuro del pueblo pesquero, con lo luminoso de la mansión Donovan.
La descripción de personajes es impresionante, y conocemos a una madre abnegada y capaz de todo por proteger a su hija, y darle un futuro mejor, lejos de la isla, aunque para ello, tenga que enfrentarse al animal de su marido.
Pese no ser Dolores Claiborne, una cinta terror, el espíritu de Stephen King está latente durante todo el metraje, en los parajes, y en los personajes, sin duda, una de sus mejores adaptaciones, que debe ser recatada del olvido, para ser revindicada como una obra de arte; pues está perfectamente escrita, rodada e, interpretada con maestría.
Es dramática y emotiva, con el fondo magistralmente retratado de la violencia de género, que injustamente pasó bastante desapercibida en su momento, y que merece un mayor reconocimiento.
Dolores Claiborne es una historia sobre decisiones, sobre cómo los hechos del pasado, afectan a tu futuro, y sobre una madre que puede hacer cualquier cosa por su hija; aunque ella no lo sepa.
“I did not murder that bitch any more than I'm wearing a diamond tiara”
En Dolores Claiborne, no hay lugar para el típico drama de lágrima fácil, ya que la trama, intenta mostrarnos la complejidad de las relaciones humanas, para sacar a la luz sus secretos, conflictos, y vicisitudes, sin necesidad de apelar a personajes acartonados, y diálogos superfluos.
El gran atractivo, es la forma en que está contada, pues sumerge al espectador, en una constante ida y vuelta temporal, que le va aportando en cuotas, información cada vez más relevante, sobre 2 casos irregulares de muertes sospechosas, las cuales van dotando a Dolores Claiborne, de mucha intriga, y genera altas expectativas, para saber cómo será la resolución del desenlace.
El argumento está presentado a manera de rompecabezas, el cual se va formando, paso a paso, y va otorgando una atrayente atmósfera de suspense.
Un guión, con una historia potentísima, que pasa del drama al suspenso, y del suspenso al drama, en innumerables oportunidades, que va y viene en el tiempo durante todo el metraje, para adentrarnos en lo que fue, la sufrida vida de nuestros personajes principales, 15 años atrás, desde dónde parte Dolores Claiborne, y que contiene también un trasfondo judicial, y de investigación criminal, sumamente interesante y atractivo.
No hay ni diálogos de más, ni subtramas innecesarias, ni nada que enturbie un libreto plagado de aciertos en todo su contenido.
La historia, se va construyendo a pasos lentos, donde vamos conociendo de a poco, a los personajes y sus respectivos traumas, con los cuales se va entretejiendo un tejido narrativo absorbente e intenso, en el cual aparecen temáticas tales como:
El maltrato femenino, el machismo, la desesperación, y la angustia, el distanciamiento y la opresión psicológica, la disfuncionalidad familiar, la sed de revancha, y el odio encarnizado, la discriminación, las ansias de liberación de penas, el intento de reencuentro, y acercamiento entre familiares, alejados física y afectivamente, entre otras cosas.
Dolores Claiborne, contiene una de las interpretaciones más perfectas de la década, a cargo de una de las mejores actrices de cine de los últimos tiempos:
Kathy Bates, sacando todo su potencial interpretativo, lleno de matices, de sentimientos, y de una fuerza que traspasa la pantalla.
Bates es un faro que ilumina a todo el mar, es un coloso que está permanentemente en llamas, y que vive dentro de ese fuego, que a tantos asusta.
Curioso nombre, Dolores, un nombre que describe completamente a la protagonista, cuyos padecimientos parecen transmitirse, de generación en generación.
A veces parece que la infelicidad no se busca, sino que se nace con ella, o se gana como un premio que no queremos.
Y no se plantea aquí, la infelicidad inherente a las carencias, sino de la zozobra que nos habita, y que nos impide llevar una vida tranquila.
La infelicidad de apenas sobrevivir, cuando deberíamos estar vivos.
Una cotidianidad acogedora, en un lugar que sintamos propio, rodeados de seres que nos necesitan, y están juntos por voluntad, y no por obligación.
A veces, la infelicidad es algo que se elige, incluso inconscientemente.
Las mujeres de la familia Claiborne, son víctimas de sus propios sentimientos; aman o creen amar a hombres que son incapaces de valorarlas, o bien, se han equivocado al escoger un hombre con el que no hay un futuro posible.
El paso de los años, construye una cadena que las hace incapaces de apartarse de su miseria, y se acostumbran así, a un destino donde lo único cierto, es la desdicha.
Sí, son mujeres fieles a sus dolores.
En el caso de Selena, idealmente, es en la familia, donde las personas inician el camino hacia la adultez.
La familia de Dolores, es un pequeño infierno, donde solamente se puede aprender que la infelicidad, está a la vuelta de la esquina, y que una manera de defenderse, es acostumbrarse:
Se nace infeliz, se vive infeliz, e infeliz se muere.
Junto con Vera, las Claiborne se reúnen para observar su dolor, reflejado en las vidas de las otras.
Después de todo, quizá el amor pueda servir para hallar un camino hacia una situación diferente.
Estar bien, cuesta; sobre todo por qué no sabemos cómo estar bien.
No tenemos una guía de ruta, para transitar el sendero de nuestra vida.
No sabemos, qué es lo que necesitamos para estar bien, o cómo conseguirlo, y frecuentemente, el fallar en la búsqueda, nos lleva a desistir, pensando que la felicidad es un estado de ánimo sobrevalorado.
Pero la felicidad, es nuestra definitiva razón de ser, lo único con lo que contamos para que nuestras penas no sean más fuertes que nosotros mismos.
Estas mujeres, no saben reír, ni llorar.
Tendrán que aprenderlo entre sí, del hecho mismo de estar juntas.
Tendrán que descubrir que vale la pena seguir con vida, al menos por curiosidad... por saber, qué les depara el destino.
Dolores Claiborne atrapa, dejando al espectador frente a un final, que si bien no es inesperado, deja las puertas abiertas a un futuro incierto.
Kathy Bates y Jennifer Jason Leigh, brindan un dúo protagónico para el recuerdo, interactuando de manera brillante, en muchísimas escenas, en dónde el guión les ha permitido desplegar toda su ductilidad actoral.
Increíble ver acá a Bates y a Jennifer Jason Leigh, en cintas contrarias a otras donde aparecieron como psicópatas, dando una vuelta total en sus registros.
También, es de destacar que, para nada se quedan detrás excelentes actuaciones como la de David Strathairn, y la del siempre genial Christopher Plummer.
La relación entre Vera y Dolores, si bien no se desarrolla para nada, deja entrever que hubo una gran complicidad entre ellas, que fue llevada en secreto hasta la muerte...
Se intuye que Vera mató a su esposo, por razones desconocidas, o similares a las de Dolores, por lo que le recomienda hacer lo mismo, para callar el sufrimiento.
Sobre que hayan sido lesbianas, es muy descabellado, pero sí que fueron 2 mujeres que compartían un gran secreto, el haber matado a sus maridos hijos de puta.
Sobre el fenómeno natural, se nos muestran varios eclipses, y no precisamente astrales:
El eclipse de una mujer, sumida en un matrimonio de vejaciones físicas y psicológicas.
El eclipse de una vida propia, sacrificada por amor maternal.
El eclipse de la inocencia infantil, quebrada por abusos sexuales.
El eclipse de un cuerpo, que sólo ha tenido el dinero como acompañante...
Todo aquello que no se dice, lo que se deja a la imaginación del espectador.
Es ahí donde germina el miedo, cuando uno comprende el eclipse que los corazones de madre e hija han soportado durante años, momento que coincide con la oscuridad del eclipse total astral, y sentimental.
La isla es un lugar de ensueño, fotografiado con un primor, que sabe comunicar la tranquilidad, el reposo, y el sosiego, pero que resulta ser, como tantas veces en la vida real, justo allí donde se vive la tragedia más absoluta.
La maldad y la belleza; el dolor en el paraíso.
El ambiente estrecho de una isla, y la vida de ama de casa, ruda y valiente, que se enfrenta a un soez marido alcohólico, soportando sus golpes y los ataques sexuales hacia su hija pequeña, están transmitidos exactamente, por lo que la salida de la protagonista, inmersa en esta situación asfixiante, plantea la pregunta moral de, si existen asesinatos justos...
Y es que Dolores Claiborne, refleja el tan manido tema actual de la violencia de género, en el hogar conyugal; y como consecuencia de la falta de igualdad y libertad femenina, hubo un número considerable de maridos asesinados, al no poder aguantar más los malos tratos infringidos a sus esposas, o sus infidelidades conyugales.
Dándose la paradoja de que, en la actualidad, sucede al revés, ante el fenómeno de la liberación de la mujer, y la igualdad entre sexos, resultan más mujeres asesinadas, a manos de sus esposos o parejas...
Por ello, el escenario de una isla, es como nueva metáfora de la imposibilidad de escapar, hasta que todo esté resuelto.
Como curiosidad, la historia de Dolores Claiborne se desarrolla en el habitual Maine, aunque en esta ocasión, el escenario no sea el ficticio pueblo de Castle Rock; si posee el faro, y tira más por el drama, con tintes de thriller psicológico, y sin ningún elemento sobrenatural de por medio, aunque hay una asimilación al aro de mujer santa en Dolores, vista al final por Joe, en el halo que forma el eclipse en la cabeza de su mujer.
Hay conexiones con otros libros escritos por King, como:
La Isla Little Tall, es el escenario de otra novela de Stephen King, “The Storm Of The Century”
Dolores, amenaza a su esposo, diciendo que lo denunciará, e iría a parar a la prisión de Shawshank, donde transcurre “Rita Hayworth and The Shawshank Redemption”
Mr. Donovan, esposo de Vera, aparece en el taller de Joe, para arreglar el auto en que moriría, en la novela “Cujo”; y Joe acepta comida para perro, a cambio de verificar el vehículo de Donovan.
Que la historia gire más en torno de Selena, que de la propia Dolores... en el libro, Selena no vuelve a la isla, solo se menciona al final, que iría de visita, pero nada más.
Selena de mayor, es un personaje inventado, que solo genera dramatismo, pero no aporta mucho.
Que Joe muera apenas cae al pozo; la carga de suspenso que hay en el libro en las páginas donde Dolores relata, cómo tiró a su marido al pozo, no tienen desperdicio.
Sobre todo, justamente, porque contrariamente a lo que Dolores había planeado, Joe no muere con la caída.
Las visiones de Vera... y otras páginas con suspenso, fueron eliminadas.
En Dolores Claiborne, he visto uno de los momentos dramáticos, más intensos que he presenciado en el cine:
La escena en que Vera Donovan, sugiere a Dolores, que asesine a su esposo, como vía para librarse de su violencia, mientras una lágrima recorre la mejilla de su repelente personaje...
Actuación impresionante la de ambas; o cuando Selena tiene el “flashback” en el ferri con su padre…
Es escalofriante, no se ve nada, pero se siente todo.
“That is the last time you ever hit me!
Next time, one of us is going to the bone yard”
También hay que decir que Dolores Claiborne, describe de manera muy fiel, las características del abusador, que abusa de un menor de su propia sangre, y dentro de su familia, así como las consecuencias de ello, es decir:
Como el adulto abusador, comete su delito para satisfacer sus propias necesidades, sin contar con las necesidades del menor.
Como tales abusos, dejan horripilantes huellas en las mente y cuerpo del abusado, para el resto de su vida, sobre todo, en la forma de pesar, y de culpa psicológica, porque le causa a la víctima confusión, miedo, ira, vergüenza, sentimiento de mancha y pecado, dejándola con una mala opinión de sí misma.
Como el abusador sexual de menores, se asegura casi siempre de que no haya nadie cerca cuando esto sucede:
Se busca la forma, el lugar, y la manera para realizar sus abusos, ocultamente, e involucrando al menor en el mismo; pues comienza gradualmente ante la confusión del niño, quien no espera nunca, que un adulto al que quiere, que es pariente próximo, de su confianza, etc., le haga daño.
Por esto, le es tan fácil a un abusador de menores, persuadir a su víctima, de que no hay nada malo en lo que le hace, y de que no debe decir nada…
Y como luego, en una etapa posterior, la víctima trata de olvidar los abusos sufridos, porque le pesan como una pesadilla horrorosa.
Desgraciadamente, una de las cosas más lamentables del abuso sexual, es que las víctimas guardan silencio, porque siente culpa, miedo, y asco, llegando a creerse, de un modo u otro, que todo lo que le sucedió, se debió a un error suyo, y cargando con la vergüenza y la culpa, que corresponden al agresor.
Así pues, es una verdadera lástima, que el ser humano haya llegado a ser tan listo, como para enterrar a unos dioses que jamás existieron, pero que no sea lo bastante inteligente, como para desterrar a los demonios que su misma naturaleza animal creó.

“Husbands die every day, Dolores.
Why... one is probably dying right now while you're sitting here weeping.
They die... and leave their wives their money.
I should know, shouldn't I?
Sometimes they're driving home from their mistress's apartment and their brakes suddenly fail.
An accident, Dolores, can be an unhappy woman's best friend”



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