Sleeping with The Enemy

“She is a stranger in a small town.
She changed her name.
Her looks.
Her life.
All to escape the most dangerous man she's ever met.
Her husband”

Cuando hablamos de maltrato, cosa que por desgracia puedo conocer un poco más que de oídas, es imposible no pensar en un golpe... y en verdad, eso duele, y marca a una persona, pero hay otros golpes, psicológicos que no se curan, ni desaparecen con el tiempo.
La violencia contra la mujer, por parte de su pareja o ex-pareja, está generalizada en el mundo, dándose en todos los grupos sociales, independientemente de su nivel económico, cultural, o cualquier otra consideración.
La violencia de género, es un tipo de violencia física o psicológica, ejercida contra cualquier persona, sobre la base de su sexo o género, que impacta de manera negativa, su identidad y bienestar social, físico, o psicológico.
De acuerdo a Las Naciones Unidas, el término es utilizado “para distinguir la violencia común, de aquella que se dirige a individuos o grupos, sobre la base de su género”, enfoque compartido por “Human Rights Watch”, en diversos estudios realizados, durante los últimos años.
La violencia contra la mujer, es un hecho conocido desde la antigüedad, y reconocido como un problema social.
Las Naciones Unidas, en su 85ª sesión plenaria, el 20 de diciembre de 1993, ratificó “La Declaración sobre La Eliminación de La Violencia Contra La Mujer”, donde se afirma que, esta violencia, es un grave atentado a Los Derechos Humanos de la mujer, y de las niñas.
En el artículo 1, define la violencia contra la mujer:
“A los efectos de la presente Declaración, por “violencia contra la mujer” se entiende todo acto de violencia, basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado, un daño, o sufrimiento físico, sexual, o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción, o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública, como en la vida privada”
Estas actitudes misóginas de discriminación y abuso hacia las mujeres, tienen orígenes en comunidades patriarcales, en las que las mujeres son utilizadas como parte de la propiedad de los maridos.
Por lo que “el ciclo de la violencia conyugal”, se pueden identificar al menos 3 etapas sucesivas primordiales:
1. Fase de tensión creciente, o acumulación de la tensión:
En esta primera etapa, se incrementa la tensión, y la víctima intenta progresivamente tratar agradar al abusador, para que suceda la violencia.
Si la violencia sigue este ciclo, la víctima puede enfrentarse con la pareja, porque ha visto que la violencia es inevitable.
Al hacer esto, la tensión cada vez se vuelve mayor.
2. Fase de tensión aguda, o estallido de la violencia:
La segunda etapa, es donde se inicia la violencia de cualquier forma.
3. Fase de amabilidad o afecto, también llamada de “luna de miel”:
Finalizando el ciclo, el abusador pide perdón a su pareja, por el remordimiento, y probablemente dice que “jamás sucederá” por la realización de un comportamiento positivo.
La persona afectada, puede sentirse recompensada, y lo perdona, creyendo que no va a suceder la violencia de nuevo...
El delicado tema de la violencia de género, no ha sido tratado en profundidad hasta hace relativamente poco.
Sin embargo, ha sido recurrente en distintos géneros cinematográficos por muchos años, desde el melodrama más sensiblero, hasta el thriller de diseño más sofisticado.
“They may issue an order instructing me to stay away from my own wife.
Nothing can keep me away.
I love you, Laura.
I can't live without you.
And I won't let you live without me.
Think carefully”
Sleeping with The Enemy es un drama con suspense, del año 1991, dirigido por Joseph Ruben.
Protagonizado por Julia Roberts, Patrick Bergin, Kevin Anderson, Elizabeth Lawrence, entre otros.
El guión es de Ronald Bass, basado en la novela homónima de Nancy Price, publicada en 1987.
Con un presupuesto de $19 millones, Sleeping with The Enemy llegó a recaudar cerca de $175 millones, siendo gran parte del éxito, una Julia Roberts en la cima de Hollywood.
El título “Sleeping with The Enemy” se volvió parte del léxico popular en Estados Unidos, haciendo referencia a una masculinidad que es violenta, y para nada saludable.
Sleeping with The Enemy se rodó entre Carolina del Sur, Abbeville; y Carolina del Norte, en Kure Beach, New Hanover County Fair Grounds en Wilmington, en Clinton, Presbyterian College; y Wrightsville Beach, EEUU.
Se dice que Julia Roberts declaró que Abbeville, en Carolina del Sur, lugar donde se rodó parte de Sleeping with The Enemy, era un “infierno viviente” y que sus habitantes eran “horriblemente racistas”, por lo que aseguró que jamás volvería allí.
Sleeping with The Enemy sigue a la pareja conformada por:
Laura Williams Burney/Sara Waters (Julia Roberts) y Martin Burney (Patrick Bergin), quienes estuvieron casados durante 4 años.
Ellos parecían una pareja perfecta; sin embargo, la realidad era muy distinta:
Martin resultó ser un marido obsesivo y brutal, que la maltrataba continuamente.
La situación llegó a ser tan insostenible, que Laura decidió simular su muerte para librarse de él, y empezar una nueva vida, con una nueva identidad.
A pesar de que había adoptado una personalidad y físico distintos, su pesadilla conyugal resucita, cuando comprueba que su ex esposo la está buscando…
Cuando Martin se da cuenta del engaño, decide buscarla para vengarse, y probablemente matarla.
Sleeping with The Enemy, toca un tema muy serio, que ha sido tema de noticias en todo el mundo:
El maltrato a la mujer.
Cuando un hombre golpea a una mujer para probar su hombría, aunque es el tema principal, es la razón del conflicto; además de tratar El Trastorno de La Personalidad Obsesiva-Compulsiva (TPOC), un trastorno de personalidad, caracterizado por un patrón general de preocupación por el orden, perfeccionismo, control mental, e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la apertura, y la eficiencia.
La trama de Sleeping with The Enemy no se detiene en el maltrato, le añade un coraje especial del personaje protagonista, y le da una oportunidad de vida, con una tensión moderada durante todo el metraje.
Con un villano odioso y todopoderoso, ante la incapacidad de su mujer de enfrentarse a él, por miedo.
Es triste que, aún hoy día, se vivan situaciones así, y peores aún…
No obstante, de fondo he leído, y le doy la razón, que no puede ser más desolador que una mujer no tenga otra alternativa, que simular su muerte, para poder reparar el error de haber elegido como esposo, al hombre equivocado.
“Self-Defense is not murder”
Sleeping with The Enemy es una película única en el cine, donde nos describen la realidad de una familia, donde ocurre violencia intrafamiliar, dentro de unas determinadas situaciones, donde nos termina dando intriga de todos los sucesos.
El abuso del hombre hacia la mujer, y de la poca reacción, o “voz” que ejercen las mujeres cuando son ultrajadas o golpeadas por un hombre que, supuestamente, se hace pasar por su esposo ejemplar, donde la ama y la respeta, recurriendo a esas reacciones agresivas, e injustificables.
Además de la interesante e impactante trama, también está el fabuloso reparto de actores, empezando por la famosa y gran actriz Julia Roberts como la sufrida, frágil y abusada esposa; el gran papel protagonizado por Patrick Bergin, siendo el esposo psicópata; acompañados de una fabuloso elenco, dónde hace parte Kevin Anderson como Ben Woodward un hombre que quiere y respeta a Laura; Kyle Secor como Fleishman, Elizabeth Lawrence, como la madre de Laura, Chloe; Tony Abatemarco, entre muchos otros, quienes se encargan de darle la gran interpretación a cada personaje, para que cada escena sea intrigante, única, y formal.
No obstante, Sleeping with The Enemy no toca el tema con madurez, y tampoco le da el desarrollo necesario.
No digo que Patrick Bergin golpee más de una vez a Julia Roberts, sino que desarrolle un poco más a los personajes, porque son bastante estereotípicos, y la parte del abuso se basa solamente en crear suspenso.
Otra cosa que me molestó, son las motivaciones del villano.
¿Simplemente va a buscar a Laura, para llevarla a su casa, y las cosas volverán a ser como antes?
¿Qué les va a decir a las personas que fueron a su funeral?
¿Se mudarán de pueblo?
Sólo puedo pensar que la va a matar…
Esas son varias preguntas, que quedan un poco en el aire, a cerca del villano.
Pero el mejor aliado de Joseph Ruben como director, termina siendo el compositor Jerry Goldsmith, que sí logra mantener el buen nivel, a lo largo de todo el metraje, con un planteamiento más acertado que el propio guión, en base a 2 conceptos básicos:
La identificación emocional y el contraste, con ideas tan interesantes, como la referencia al “Dies Irae” de Hector Berlioz, extraído de su “Épisode de La Vie d’un Artiste, Symphonie Fantastique en Cinq Parties, Op. 14” (1830) conocida habitualmente como, “Sinfonía Fantástica”, en el tema del marido, por cierto, sugerida por el propio actor protagonista, Patrick Bergin, mucho más sutil y brillante, que la aplicación por el director de la propia pieza, algo forzada, asociando subliminal y psicológicamente el tema, a los abusos recibidos por la protagonista, representados por el tema de Berlioz, consiguiendo una mayor sensación de amenaza, cada vez que suena el tema del marido, o alcanzando momentos psicológicos tan reveladores, como la música utilizada en la feria, con la distorsión del tema de ella.
A esto se le suma, una banda sonora en la que destacan canciones de los 50, como:
“Runaround Sue” cantada por Dion and The Belmonts; o de los inicios de los 90, con “A Time For Letting Go” de Michael Bolton, entre otros.
“Come quickly.
I've just killed an intruder”
La agresión contra la mujer, representa claramente, uno de los motivos del divorcio, que es el maltrato físico y psicológico que puede haber entre los cónyuges, en este caso, Laura y Martin, en donde Martin se aprovecha del temor de su esposa, para someterla ante sus órdenes.
Claramente, Sleeping with The Enemy denuncia las atrocidades que pueden hacer los hombres dominantes y maltratadores, y lo que puede resistir una mujer por miedo, ante la agresiones de su marido.
En casos con este, se requiere necesariamente el divorcio, porque no se puede permitir que maltraten a un ser humano, menos que sufra ante seres sin escrúpulos, ni racionales.
Nunca se puede pensar que tu pareja “te ama y te respeta” si alguna vez te ha levantado la mano, y te ha agredido; porque eso no es amor, pues el amor verdadero, es aquel que se respeta y que siempre quiere lo mejor para ti.
Si haz sufrido alguna agresión, denúncialo, y no calles, porque ese es tu peor error.
La mayoría de nosotros, hemos visto noticias sobre el tema, posiblemente hemos visto afiches en nuestros lugares de trabajo, e incluso, escuchado de personas cercanas, que han vivido situaciones de violencia doméstica.
En distintos países, se ha observado una baja utilización del sistema de justicia, por parte de las mujeres, víctimas de violencia, a causa de los maltratos adicionales que pueden recibir, al intentar acceder a recursos judiciales.
También, se ha detectado una gran desconfianza de las mujeres, respecto a la eficacia de las instancias judiciales para remediar los hechos.
Y finalmente, es notoria la falta de conocimiento de los servicios disponibles, incluyendo servicios “no-legales”
Se requiere promover las masculinidades no violentas, y relaciones de género equitativas, a través del trabajo directo con los hombres, para analizar y transformar las normas y creencias que asocian la masculinidad con el control y la violencia.
El trabajo en materia de prevención de la violencia con hombres, complementa y fortalece el trabajo con las mujeres.
Cada vez, resulta más relevante abordar el género, y los procesos de socialización, especialmente, las actitudes y comportamientos vinculados a la violencia, para poder desarrollar políticas y programas efectivos, de prevención de la violencia.
El factor más fuertemente asociado, con el uso de la violencia contra la pareja, es haber sido testigo de ella, durante la niñez…
En efecto, cuando un niño es testigo del uso de la violencia contra su madre, esto tiene un efecto más fuerte, en todas las variables que sirven para predecir futuras conductas, incluso mayor que el propio hecho, de que el hombre abusivo, haya sido víctima de violencia, cuando era niño.
Uno de los factores proactivos más fuertes contra la violencia, es la participación de los hombres/padres, en actividades domésticas, o de cuidado de los niños, y la toma de decisiones equitativas, durante la niñez.
Se requiere garantizar la protección, seguridad, y restitución de los derechos de las víctimas de violencia doméstica, así como la reparación de los daños causados, ampliando la cobertura, y la efectividad de los servicios a las mujeres que han sufrido estas difíciles situaciones.
La violencia doméstica, es una de las formas de violencia más difíciles de combatir, por la naturaleza propia del contexto en el que se desarrolla; las ideas y concepciones que adquieren las personas en los procesos de socialización; y los patrones culturales y sociales, que reafirman conductas que se constituyen en catalizadores para que se produzca.
Sin importar de dónde eres, o a qué te dedicas, quiero que sepas que tu esfuerzo es necesario para que, colectivamente, vayamos desterrando este mal social.
Nunca una mujer, debe permitir que su pareja le levante la mano.
No creas en el arrepentimiento, si una vez te levanto la mano, pues lo volverá hacer, y no continúes con él por temor, o por los hijos.
Si lo piensas bien, los que más sufren al ver a su madre maltratada por su padre, son los hijos, y estas son cicatrices que los hijos jamás olvidan, y la violencia se vuelve “educación generacional”
Así que denuncia el maltrato, no soportes esta situación, cuando una persona te ama de verdad, pues te respeta como mujer, y nunca llega a maltrato.
Quien te lleva flores y te pide perdón, que te dice “nunca más lo hará” pero vuelve a suceder, la violencia es reincidencia; y ese es un amor enfermizo, si es que se le puede llamar “amor”

“That was the night that I died, and someone else was saved.
Someone who was afraid of water, but learned to swim.
Someone who knew there would be one moment, where he wouldn't be watching.
Someone who knew that the darkness of the broken lights would show the way”



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