The Dead Zone

"If you could go back in time to Germany, before Hitler came to power, knowing what you know now, would you kill him?”

Un refrán dice:
“Cuando la mente humana no comprende un suceso, éste hay que dejárselo a la intuición”
Resulta que Pieter van der Hulk, más conocido como Peter Hurkos, fue un hombre corriente, excepto por una protuberancia en su cráneo, en la zona de la coronilla, que fue miembro de la resistencia holandesa en la ocupación nazi, no fue apresado, pero en 1943, terminó trabajando como operario en el campo de concentración en Buchenwald, donde sufrió una caída de un andamio, que le tuvo 3 días en coma.
Cuando salió del coma, Hurkos afirmó que había tenido una experiencia cercana a la muerte.
Según explico; vio una revisión de su vida, y se le aparecieron 9 hombres con túnicas, que le dijeron que era un error que él estuviera ahí, que tenía que volver a La Tierra, para terminar su propósito en la vida.
Lo increíble fue que, cuando despertó en el hospital, notó haber adquirido un insólito don de percepción extrasensorial, que antes no tenía:
Estando en la cama postrado, preguntó a su compañero de habitación, que lógicamente no conocía de nada, que por qué le robó el reloj de oro a su padre:
El hombre inmediatamente, pidió un cambio de habitación, para alejarse de aquel tipo tan raro, como peligroso.
A partir de aquí, empieza a “prever” hechos que iban a suceder, o incluso, identificar las verdaderas intenciones de ciertas personas, con sólo ver y tocar las fotos.
El caso que lo lanzó a la fama, fue en el verano de 1955, cuando había muchos incendios en la zona, y estando él paseando con un amigo, le vino a la mente una imagen de una casa ardiendo, donde vivía una familia llamada Janssen, y denunció que la habían quemado con gasolina y cerillas, corriendo fue a la comisaría de policía a avisarles, pero llegó tarde, pues ésta ya había sido avisada, por lo que se convirtió inmediatamente en sospechoso, lo detuvieron cautelarmente, hasta poder demostrar que él no había provocado el incendio.
Para convencer a los policías, cerró los ojos, y detalló lo que uno de los policías llevaba en su bolsillo, llegando incluso a decir la marca borrosa que tenía el pequeño lápiz que llevaba.
Así convenció a la policía, para que los llevara a la escena del crimen, y allí estuvo buscando objetos que le transmitieran vibraciones, cuando tocó el mango chamuscado de un destornillador, se atrevió a sentenciar que el incendiario era un chico adolescente, y tras ver fotos de adolescentes de la zona, resultó señalar al hijo del hombre más rico de la ciudad, fueron a verle, y le dijo a la policía, que el chico aún guardaba en el bolsillo, la caja de cerillas con la que había prendido fuego a la casa, e incluso sabía, que tenía rasguños en la pierna, que coincidían con la cerca de alambre de la casa incendiada.
Finalmente, el muchacho terminó confesando el crimen, y dijo que accedió a la casa, forzando la puerta con un destornillador.
Éste hecho, lo lanzó a las primeras páginas de la prensa sensacionalista, donde empezó resolviendo casos de personas desaparecidas, y asesinatos.
Hurkos llegó a solucionar 27 casos en 17 países.
Se marchó a EEUU en 1956, invitado por la Dra. Andrija Puharich, donde se sometió a un exhaustivo estudio científico, en el Puharich’s Psychic Glen Cove, Maine, concluyendo que los poderes psíquicos eran demostrables empíricamente, y no podían ser refutados, aunque tampoco explicados.
Los resultados fueron muy superiores a todos los demás estudios realizados hasta la fecha, con una precisión de más del 90%.
Las capacidades de Hurkos, se basaban principalmente en la psicometría, la capacidad psíquica de leer un lugar, o un objeto, y la clarividencia para resolver crímenes, teniendo visiones cuando tocaba los objetos.
Él mantenía que, si una persona acudía a un psíquico, no debían dar ningún tipo información a los psíquicos, ya que muchos de los psíquicos eran falsos.
Norma Lee Browning, una escritora escéptica que denunciaba fraudes, escribió un libro sobre Hurkos, afirmando que Peter tenía un índice de exactitud del 87% al 99%.
Tras estas conclusiones la Universidad de California quiso también hacer lo mismo, a lo que Hurkos se negó, y esto se le reprochó de por vida.
Peter Hurkos se quedó en los EEUU, y se convirtió en toda una celebridad.
El caso del Estrangulador de Boston, que el clarividente creía que era Thomas O'Brian, y no Albert DeSalvo, hizo que Hurkos perdiera toda credibilidad, ya que fue un caso que dio la vuelta al mundo.
Desde entonces, Hurkos perdió la confianza en sí mismo, y unos meses más tarde, cometió un error importante, con el asesinato mediático de Sharon Tate, desde entonces, no se aventuró a usar sus poderes, reconociendo públicamente, que los había perdido con la misma facilidad con que se le fue dado.
A Hurkos se le otorgó la condecoración más alta en Holanda por La Reina Juliana, y se convirtió en el primer detective psíquico, reconocido oficialmente.
Tuvo mucha amistad con militares de alto rango, y presidentes de EEUU, desde Eisenhower a Reagan, y el Papa Pio XII dijo:
“Espero que use su don para la mejora de la humanidad, úselo para ayudar a la gente de bien”
En la actualidad, no hay registro en los archivos presidenciales, sobre lo que Hurkos hizo para convencer al Presidente Reagan de su poder psíquico.
De hecho, se retiró discretamente cuando cometió un error importante, teniendo en cuenta que ya era afamado, y no necesitaba exponer su supuesto don, a más pruebas de fe.
Al final de sus días, participó en varias películas como “The Boston Strangler” (1968) dirigida por Richard Fleischer, y protagonizada por Tony Curtis; algunas interpretándose a sí mismo.
El 01 de junio de 1988, Hurkos, a la edad de 77 años, murió en el hospital Cedars-Sinai de Beverly Hills, debido a un cáncer en el pulmón derecho, extirpado en abril del mismo año.
“I have had a vision that I am going to be President of the United States someday.
And nobody, and I mean nobody is going to stop me!”
The Dead Zone es una película de terror del año 1983, dirigida por David Cronenberg.
Protagonizada por Christopher Walken, Tom Skerritt, Martin Sheen, Herbert Lom, Brooke Adams, Anthony Zerbe, Ken Pogue, Colleen Dewhurst, entre otros.
El guión es de Jeffrey Boam, basado en la novela del mismo nombre, escrita por Stephen King.
Tanto la película como la novela de Stephen King, están inspiradas en la vida de Peter Hurkos, quién adquirió los poderes, después de caerse de una escalera, y golpearse la cabeza.
Stephen King aporta en cada uno de sus libros, una estructura narrativa que facilita un cómodo trasvase al lenguaje cinematográfico, bajo el esquema clásico de inicio, desarrollo, y conclusión; además, esa estructura narrativa, soporta la descripción de unos personajes principales y secundarios muy cuidados, que facilitan la creación en el guión, de una rica tipología en torno a los personajes.
La publicación de “The Dead Zone” en 1979, puso en el escaparate de las adaptaciones cinematográficas, una historia en la que King volvía a describir situaciones paranormales, mediante las cuales, un individuo accedía a visiones del futuro, y en la que por primera vez en la obra del autor, la política tenía un papel destacado en la trama.
La historia gira en torno a un maestro de escuela, que después de despertar de un coma, encuentra que tiene poderes mentales.
Toda la trama gira en torno a la mala suerte, y al mal presagio que perdura durante los 103 minutos del metraje más pesimista de la historia del cine.
La extraña paradoja resultante, se podría resumir con una pregunta:
¿Matarías a Hitler, si supieras de lo que iba a ser capaz?
Con esta premisa, se debe afrontar la visualización de esta estupenda cinta, que conjuga de una manera muy hábil, diferentes géneros cinematográficos como:
La intriga, la ciencia ficción, los asesinos en serie, la política...
The Dead Zone sitúa a un simple individuo, ante la posibilidad de cambiar el destino de los que le rodean, y del mundo.
En un ambiente de melancolía, una serie de personajes grises, que no destacan por encima de los demás, sobreviven en un mundo triste y cotidiano, y uno de ellos, por circunstancias del destino, tendrá que asumir la tarea titánica, de convertirse en mártir de la especie humana.
La tristeza, la normalidad de la vida cotidiana, y la disyuntiva de enfrentarse al destino, pagando un alto precio por ello.
La acción se desarrolla en Castle Rock, Maine, donde Johnny Smith (Christopher Walken) es un joven maestro de escuela de New England, enamorado de su colega Sarah (Brooke Adams), cuando sufre un serio accidente de tránsito, que lo deja en coma.
Despierta bajo el cuidado del neurólogo Sam Weizak (Herbert Lom), y se considera afortunado, cuando nota que no tiene vendas, ni signos visibles de daños en su cuerpo.
Sin embargo, la situación se vuelve dura, cuando le informan que han transcurrido casi 5 años desde el accidente, y su novia se ha casado con otro hombre.
La transición de Johnny se hace más difícil, cuando descubre que tiene la habilidad de conocer los secretos de las personas, pasado, presente, y futuro; a través del contacto físico con otra persona, lo cual le enfrenta a situaciones traumáticas, y profundos dilemas éticos, y morales.
El sheriff Bannerman (Tom Skerritt) y la policía de Castle Rock, le pedirá ayuda para cazar a un psicópata sexual, asesino de mujeres.
Y más tarde descubre, que un candidato a la presidencia, Greg Stillson (Martin Sheen) llegará al poder en el futuro, y lanzará los misiles nucleares contra Rusia, desencadenando La Tercera Guerra Mundial.
Lo interesante de The Dead Zone reside, en que el terror no proviene de elementos extraños que aterroricen al espectador y a los personajes; el terror es el mismo personaje, un terror que él posee, y que no desea, un terror que para el propio Johnny Smith, es inexplicable.
Él no entiende su poder, lo que le atemoriza, y hace que atemorice al resto del mundo, aislándose voluntariamente.
Un terror en definitiva, que no se atreve a explorar, a encarar.
El terror en su máxima expresión:
Uno mismo contra sí mismo.
Y es que:
¿Qué puede darnos más miedo, que nosotros mismos?
“Your house is burning!
There's still time!”
David Cronenberg pone sobre la mesa, un planteamiento común en la ciencia ficción, en especial, la relacionada con los viajes en el tiempo, aunque realmente no pueda clasificarse como tal.
The Dead Zone tiene una estructura muy propia del libro de Stephen King, es decir, a pesar de durar poco más de 90 minutos, al personaje le van sucediendo un montón de cosas, con un ritmo bien marcado por Cronenberg.
Además, en The Dead Zone encontramos referencias literarias a “The Raven” de Edgar Allan Poe, o “Sleepy Hollow” de Washington Irving.
Como es habitual en el cine de Cronenberg, el personaje sufrirá una profunda transformación, a partir de un accidente automovilístico; y resistirá en asumirla, a considerar indeseable su nueva condición.
El cambio en Smith es brutal, tanto interior, como su nueva sensibilidad, y el precio que ha tenido que pagar por adquirirla, cambian su carácter por completo; como exteriormente con la cojera que le produjo el accidente, dándonos cuenta de que el presunto don que le ha sido otorgado, no es de su agrado, sobre todo porque la causa de éste, le ha tenido apartado del mundo durante un lustro, en el que la mujer que ama, ha rehecho su vida junto a otro hombre.
Además, conforme la historia avanza, se va recluyendo para evitar el mayor contacto humano posible.
Cronenberg lo acentúa mediante su puesta en escena gélida, y distante.
Desde las localizaciones, invernales, siempre nevado con el frío que sale de la boca de los personajes, el cineasta aísla en el encuadre a Johnny, mostrándolo siempre tras una ventana, tras una puerta, medio tapado por una cortina... para al verlo en un encuadre limpio, filmarlo en plano medio amplio, reforzando el vacío que hay a su alrededor, con composiciones tan vacías, y desprovistas de elementos propios que entristecen el fondo del encuadre.
Johnny Smith, está condenado a no compartir ni el plano, ya que los plano contraplano, casi en su totalidad, son sin escorzo, lo que unido al hecho de mostrar al protagonista tullido, amparándose en una muleta, incrementa su condición de anti-héroe.
Y si hablamos de sutilezas, hay un detalle que tiene mucho que ver con lo que significa pensar visualmente toda la narración.
Hasta que Johnny tiene el accidente, aparece en todos los planos con gafas, las lleva mientras da clase, cuando sale con Sarah, mientras se divierte, o conduce.
Después del accidente el personaje ya no lleva gafas.
Es la forma que tiene Cronenberg de decirnos que, el personaje ha muerto psicológicamente hablando, que ese Johnny que vemos ahora, ha cambiado.
Un acierto del relato, es establecer un claro contraste entre la vida que posee Smith antes del accidente, que sin ser maravillosa, es justo la que él deseaba; y la que se encuentra después, al despertar de un coma que le ha apartado del mundo durante varios años.
Esto permite entender perfectamente al protagonista, y por qué no desea aceptar su nueva realidad, por qué lo ve como una desgracia, sintiéndose tan solo, y amargado.
El realizador, se adentra mucho más en el espíritu humano, ofreciendo un retrato del miedo, al que todo el mundo intenta regir:
La soledad.
The Dead Zone en sí misma es un canto contra la soledad.
En más de una ocasión, Johnny afirma que está solo.
Se cambia de ciudad, vive solo, casi aislado, y lucha contra aquello que no desea, su soledad.
La magnífica evolución del protagonista, amparada en una soberbia interpretación del gran actor que es Christopher Walken, llega a su clímax, cuando el héroe, consciente de su situación, plantará cara a la soledad, a su poder, y decidirá cambiar, ayudar.
Utilizar esa maldición que como él dice:
“Ahora me doy cuenta que es un don”, para cambiar los acontecimientos que están por llegar, sabiendo él que, seguramente, no será comprendido por las generaciones futuras, pero es el precio que hay que pagar por la heroicidad, por la soledad, por dejar de sentirse lejano, y ajeno al mundo real.
El trágico final, hay que entenderlo como una liberación de ese personaje atormentado, que con su gesto, consigue la paz para sus semejantes.
En este caso, la muerte física, es una liberación.
The Dead Zone puede considerarse una cinta polémica, pues plantea el asesinato de un candidato presidencial, para evitar un futuro terrible...
Por otra parte, las diferencias entre novela y película son notables, y podemos resumirlas en 2 elementos:
El primero, tiene que ver con una reducción considerable de la trama, las circunstancias que originan la situación problemática se remontan a una época anterior, que tienen que ver con un accidente sucedido en la infancia, y que justifica la aparición de las visiones, a partir de la noche en el parque de atracciones, y el accidente de coche.
Y el segundo elemento, que en la novela tiene una mayor importancia, y en la película se destaca menos, es todo lo que tiene que ver con la trama política.
En la novela de King, hay una descripción minuciosa, influenciada por el periodo político que se vive en EEUU, con las elecciones presidenciales que en 1980 auparían a Ronald Reagan a la presidencia del país.
Y en la película, el desarrollo político, tiene que ver únicamente con las situaciones concretas, derivadas del personaje que interpreta Martin Sheen, mucho menos elaborado que en la novela.
Por otro lado, el asesino de Castle Rock, tiene un método muy distinto de matar a sus víctimas:
En el libro se dedicaba a violarlas y ahorcarlas.
En la película, solo aparecen apuñaladas.
Quedan sin resolver, el trauma del niño, del posible abuso sexual que sufrió...
Son escenas impactantes:
El suicidio del asesino; la primera visión en el hospital, con el hijo de la enfermera; pero lo que realmente impactó, son esas casualidades del destino, en las que Walken años después, interpretaría el demonio de “Sleepy Hollow” (1999) de Tim Burton.
Por último decir que, The Dead Zone, fue la primera, y única vez, en que el compositor Howard Shore, no escribe la música para su amigo y director, David Cronenberg; esto se debió, a que la Paramount, solía trabajar con compositores de su confianza, y decidió contratar a Michael Kamen.
“Bless me?
Do you know what God did for me?”
Estamos viviendo una era de grandes cambios.
Muchos métodos de aprendizaje, están resultando obsoletos, y se hace necesario que más de una persona se abra a esos cambios, porque de lo contrario, pronto podría quedar fuera, para disfrutar muchas cosas hermosas que la tecnología nos está regalando.
Ahora, están naciendo niños que son súper revolucionados, muy diferentes a la mentalidad de nuestra época.
Se les ha bautizado con el nombre de “Indigos”, “Cristal” y “Diamante”
No cualquier persona puede comprender una mentalidad de este tipo, ya que requiere de una educación especial.
Estos niños, son un prodigio de la naturaleza; poseen facultades desarrolladas innatas.
No han tenido que asistir a ningún centro de parapsicología para lograrlo, y es la nueva época que se avecina para la humanidad.
¿Qué sería del mundo, de nosotros, en caso de tener esa extraña habilidad de ver el futuro inmediato?
En verdad sería algo escalofriante, pues pocas personas tendrían el criterio adecuado, para saber manejar un “don”, de ese tipo.
El miedo que sentimos ante lo desconocido, lo indescifrable; no es nada si lo comparamos con el miedo que deberían darnos los humanos, en este caso un político con demasiado poder.
La reflexión más honesta que se puede extraer, es aquella que se refiere a todos y a cada uno de nosotros, ya se tengan poderes o no, el miedo a nosotros mismos, a la soledad, y por encima de todo, a enfrentarnos a nosotros mismos, es un miedo mucho más real y tangible, que el susto que te provoca un efecto de sonido, o una buena fotografía en el cine.
Un miedo en definitiva, tan cercano que acongoja.

“And the Raven, never flitting, still is sitting, still is sitting, on the pallid bust of Pallas just above my chamber door, and his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming, and the lamp light o'er him streaming throws his shadow on the floor, and my soul from out that shadow that lies floating on the floor, shall be lifted... nevermore”



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