Cruel Intentions

“In the game of seduction, there is only one rule:
Never fall in love”

Las pasiones abocadas a la tragedia entre las personas, va más allá del tiempo en el que viven, pues son tan capaces de amar como de odiar, de perdonar como de vengar, y de experimentar las más bajas pulsiones humanas, con la elegancia y la frialdad de nobles y reinas.
La gente no se comportaba en público como lo hace hoy en día.
Actualmente, podemos decir muchas más cosas de lo que hubiéramos dicho durante el siglo XVIII, y podemos mostrar mayor emoción.
“Les Liaisons Dangereuses”, es la clásica y escandalosa novela de Pierre Ambroise Choderlos de Laclos sobre, sobre la manipulación sexual, y los juegos románticos propios de la guerra de sexos, que se publicara por primera vez, en 1782.
Durante mucho tiempo, el autor fue considerado, un escritor tan escandaloso, como Donatien Alphonse François de Sade, conocido por su título de “Marqués de Sade”, o con Nicolas Edme Restif de la Bretonne.
En el cine, en 1959, Roger Vadim dirigió una versión, puesta al día, y de título homónimo, hablada en francés, e interpretada por Gerard Philipe y Jeanne Moreau.
La producción teatral del Royal Shakespeare Company, ganadora del Premio del Círculo de Críticos Teatrales de Nueva York, a La Mejor Obra Extranjera, fue escrita por Christopher Hampton, quien a su vez, escribió el guión de “Dangerous Liaisons” del director británico Stephen Frears, la cual ganó 3 Oscar, interpretada por John Malkovich, Glenn Close, Michelle Pfeiffer, y Uma Thurman.
Y “Valmont”, escrita por Jean–Claude Carrière, fue llevada a la pantalla por el director Milos Forman en 1988, interpretada por Colin Firth, Annette Bening, Meg Tilly, y Fairuza Balk.
Esta historia de celos, es válida para cualquier tiempo, pues el amor y sus locuras, son extensibles a todos los siglos, desde panteones y túnicas; a miriñaques y corsés; y a descapotables y trajes de diseño.
“Everybody loves me, and I intend to keep it that way”
Cruel Intentions es una película dramática, del año 1999, escrita y dirigida por Roger Kumble.
Protagonizada por Ryan Phillippe, Sarah Michelle Gellar, Reese Witherspoon, Selma Blair, Louise Fletcher, Sean Patrick Thomas, Swoosie Kurtz, Christine Baranski, Tara Reid, Joshua Jackson, Eric Mabius, entre otros.
Cruel Intentions está basada en la novela “Les Liaisons Dangereuses” del escritor Choderlos de Laclos; de la cual el director cuenta:
“Siempre he considerado que esta novela es intemporal, y que puede adaptarse para un público joven.
Los chicos son perversos en el instituto; cuando releí la novela, reparé en lo semejantes que son los comportamientos de estos chicos, con respecto a los de los personajes de la novela.
Así que una manera distinta de enfocar Cruel Intentions, sería enmarcarla en el ambiente de los institutos” dijo.
Traición, venganza, envidia, obsesión, y amor, son los ingredientes de este remake que, aunque no sea tan buena como sus predecesoras, es una adaptación que se merece todos los respetos, y que no dejará indiferente a nadie.
Cruel Intentions esquematiza perfectamente, como la cultura de los chicos “yuppies” y desamparados, necesitan frustrantemente, la necesidad de sentirse valorados por los demás; y por esta razón, realizan actos de los que muchas personas se arrepentirían por el resto de sus vidas.
Cruel Intentions sigue a Kathryn Merteuil (Sarah Michelle Gellar), y a su hermanastro Sebastian Valmont (Ryan Phillippe), todavía estudiantes de bachillerato, en un elitista instituto de Nueva York, que deciden hacer una maquiavélica apuesta.
Se trata de que Sebastian, un consumado “Don Juan”, se acueste con Annette Hargrove (Reese Witherspoon), una joven que quiere permanecer virgen hasta su matrimonio.
Si Sebastian pierde, Kathryn se quedará con su Jaguar; pero si gana... la tendrá a ella sexualmente.
Cruel Intentions es un film elegante, descarado, y muy sexy, la mayor baza son los piques entre los hermanastros, con tensión sexual no resuelta, y nadie mejor que Gellar y Phillippe para interpretarlos, con sus perversas miradas, y su ya conocida química, se ajustan como un guante.
Cruel Intentions, iniciada como comedia, juega con el morbo, creando diversos momentos de atracción e iniciación, antes de orientarse melodramáticamente, hacia previsibles pautas redentoras, y de escarnio público.
Atractiva y fascinante adaptación, juega con el erotismo, empleando el sexo y el amor, como armas de doble filo, para herir los sentimientos de las personas, alcanzando inesperadas consecuencias.
“She's quite cute, you know.
Young, supple breasts, a tight, firm ass... uncharted booty...
Be her Captain Picard, Valmont.
Boldly go where no man has gone before”
A finales de la década de los 90, llegó a los cines, esta provocativa película llamada Cruel Intentions, que enseña que la frase de “no hay que juzgar a un libro por su portada” es cierta, al resultar mucho mejor de lo que se podría haber esperado.
Su gran acierto comercial, fue ajustar la trama al terreno adolescente, con un plantel de nuevas estrellas, recién llegadas a Hollywood:
Phillippe, Gellar, Witherspoon, Blair, sin faltar a la esencia de la novela; ambición, traiciones, y erotismo, entre los jóvenes adinerados, adictos al móvil, y a coches de marca.
Es un producto para que las emergentes estrellas juveniles de aquel entonces, para que se lucieran de lo lindo, con sus cuerpos, su sensualidad, sus palacios, sus autos, sus vestidos, y sus caras bonitas, claro que también enseñando palmito hasta donde se pueda, encandilando a su fiel público, el “mundo teen”
Si por algo me parece especial esta adaptación al mundo moderno, de una obra basada en el siglo XVIII, es precisamente por la capacidad que tiene, para recoger la esencia de traición, sexo, erotismo, y venganza; y trasladarla a finales del siglo XX.
Kumble no demuestra ser un gran director, pero sí demuestra ser un gran guionista.
Su traslación de ese esquema, tan potente cinematográficamente, hasta épocas más recientes, se hace con una precisión magistral, llevando a cabo, una exploración de las peligrosas relaciones que se darían en la actualidad.
Así, a la historia dieciochesca, le tenemos que sumar las relaciones homosexuales y lésbicas, las relaciones interraciales, nuevas tendencias sexuales, más prolíficas en esta época que en el siglo XVIII; como los son:
El cunnilingus, las felaciones, e incluso, las relaciones incestuosas, aprovechando que el divorcio de los padres, impensable 3 siglos atrás, permite mayor versatilidad a un guión de este tipo.
Con ello quiero decir, que la novela original, deja poco margen en realidad a la adaptación, en una historia de balcones de ópera, duelos de espada, y trajes cortesanos; y que Kumble consigue aquí, darle una vuelta de tuerca, a todo ello, para escribir un guión sólido, que mantiene la esencia original, y que además, es verosímil, pese a las dificultades que entraña.
Aparte de la narración en sí, Kumble también demuestra saber escribir un guión con la utilización de símbolos, algo que se echa de menos en el cine actual.
Desde el primer plano cenital, que recorre rápidamente el cementerio, al lado de la ciudad; hasta el contenido interno de la cruz que cuelga del cuello de Kathryn, pasando por la forma fálica del coche de Sebastian, o el hecho de conocer al objeto de su apuesta montada a caballo, demuestran una intencionalidad muy lúcida.
En el departamento actoral:
Sara Michelle Gellar esta excelente en su papel, muy buena interpretación en la que refleja la maldad y perversión de su personaje.
La “Femme Fatale” de juega con los personajes, y que al final, será castigada por ello.
Ryan Phillippe demuestra que no solo es una cara de niño bonito, y se nos muestra con muchas aristas, y cambios de humor, aunque parezca forzado en algunas ocasiones.
Reese Witherspoon correcta y contenida.
Mientras que Selma Blair no me convence en lo absoluto, especialmente porque la conducta de su personaje, no es nada creíble en una chica estadounidense moderna, la reducen casi al retraso mental, pues no es creíble que una gringa de estos días, pueda ser tan tonta, respecto al sexo, en acciones ingenuas de despertar sexual, no lo creo...
Realmente Cruel Intentions es un drama con buenas escenas eróticas, por ejemplo:
El momento en el que Kathryn y Cecile se dan un beso con lengua, es insuperable.
Cuando terminan, un hilo de saliva sale de los labios de las chicas, hasta que se rompe…
Otro de los aciertos, es la reputación de “Don Juan” de Sebastian, el cual se acuesta con todas las chicas que quiere, sin enamorarse.
Una de las mayores curiosidades, es la de ver Gellar en el papel de víbora sexual, una auténtica arpía del sexo, “Femme Fatale” del siglo XXI.
Y es que las escenas de pasión y amor, han sido fundamentales en la historia de la cinematografía, sin embargo, no todas logran pasar a la posteridad, y ser reconocidas por futuras generaciones, pero hay algunas que sí traspasan la barrera de los años. Algunas de las escenas de amor más recordadas, curiosamente son las realizadas entre mujeres, vaya usted a saber…. quienes muestran de una manera muy especial, el amor y admiración que siente, la una por la otra, y es por ello, que un sitio de Internet especializado en música, decidió realizar un conteo, sobre los besos lésbicos, más impactantes y sorprendentes; y adivinen qué...
El conteo comienza, con la escena protagonizada por las actrices Sarah Michelle Gellar y Selma Blair, en Cruel Intentions…
Más allá de los piques sexuales entre sus 2 protagonistas, Cruel Intentions habla del amor verdadero, como lo único que da sentido a la vida.
Pero el problema radica en que, la obra de Laclos, es demasiado madura, como para llevarla al mundo adolescente actual; al menos de esta manera.
Los jóvenes aquí, por momentos, hablan con una cadencia, y entonación, más propias de siglos pasados…
Con todo, Cruel Intentions es un producto realizado, por y para el “mundo teen” y sus respectivos bolsillos.
En su esencia, no son más que adolescentes cachondos y lascivos, que en medio de tanto lujo y pomposidad de la alta clase neoyorquina, no tienen otra cosa que hacer, que no sea pensar en sexo, en sus oscuros, y pasionales juegos, repletos éstos, de traiciones y engaños.
Eso sí, sorprende que una película tan a priori provocadora, termine con un mensaje tan conservador y moralizante.
Así, durante el último tramo, asistimos a la redención y muerte de Sebastian, y a la humillación pública de Kathryn.
Por último, Cruel Intentions tienen una banda sonora magistral, con canciones de Placebo, Blur, o Counting Crowds, muy apropiadas para las escenas en las que se escuchan, y especialmente, con un final apoteósico, con el “Sweet Bitter Symphony” de The Verve, que eleva la secuencia final, a la categoría de arte, y que deja un magnífico sabor de boca, pues es imposible dejar de pensar en el final, y en su música, durante varias horas, después del visionado.
“People don't change over night, you and I are two of a kind”
La “Femme Fatale” ha sido remarcada dentro del mundo del cine, para enfatizar la naturaleza perversa de la mujer sobre el hombre.
Un verdadero guiño con el espectador masculino, para que sepa reconocer a tiempo, las consecuencias de verse atrapado con este tipo de mujeres.
Llegando a la conclusión de que, la mujer, puede destruir sin matar.
La “mujer fatal” nace con el discurrir de los tiempos, en un arquetipo de maldad, que ocasiona la fatalidad al hombre, en una época confusa, de profundos cambios.
La “mujer fatal” hace perder el sentido al hombre con su sensualidad, su erotismo, como si realmente fuera la belleza de sus curvas, el auténtico abismo de su perdición.
No es extraño ni raro, que el hombre pierda la razón, y se enamore incluso, de una muñeca, sin saberlo.
La presencia de una “mujer fatal” en una película, hace posible toda una ceremonia de la fascinación, cuyo ritual consiste como siempre, en lanzar una mirada masculina, sobre una mujer definida por su sexualidad.
Pero también, toda una teoría sobre la misoginia, pues lo que la hace apetecible es lo que la hace letal.
De esta manera, la figura erótica de la mujer, sublima su condición perversa, representando una amenaza para la masculinidad, por eso, la carne femenina se desnuda con tanta insistencia en las pantallas cinematográficas, para saber qué contiene el cuerpo extraño de la mujer, y recrearse en su contemplación.
Bella por fuera, malvada por dentro, sería el patrón a seguir, en la modelación femenina por el arte, en este siglo pasado.
Una “Femme Fatale” es capaz con su sola presencia, con lo que se ve, de hacer caer El Imperio del Mal, o El Imperio de La Ley, en caso de que no coincidan, y de hacer válida la creencia de que la mujer, es infinitamente superior al hombre, que ha deambulado por sucios callejones, y sufrido innumerables palizas en el tiempo que ella tarda en pestañear.
Las mejores descripciones de “mujeres fatales”, de rubias singulares que para nada encajan con el entorno, y lo hacen suyo, enteramente suyo, pero el cine se ha encargado de convertir a esa mujer, en un ser de carne y hueso, más real de que la vida misma, y han evolucionado del blanco y negro.

“Well I'm in love”



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