Sleepwalkers

“There's a lot of cats”

El tema de los cambiantes, se encuentra presente en casi todos los géneros de ficción moderna, desde la ciencia ficción, donde el cambio de forma suele hacerse posible, gracias a algún tipo de tecnología creada por un científico, más o menos “loco”, hasta la fantasía y el terror, géneros que muy habitualmente reprenden temas tradicionales, respectivamente mitológicos, o folclóricos.
El “Hombre Tigre” en inglés “Weretiger” o “Werecat”, son criaturas del folclore, ficción, horror, y ocultismo, y suelen ser descritos como “cambiantes” como el caso del Hombre Lobo, solo que en este caso, se transforman en felinos.
Puede ser un tigre, un león, un gato, un leopardo, un lince, un jaguar, o de cualquier otro tipo, incluyendo algunos que son puramente fantásticos.
Normalmente se considera que, un hombre tigre, se puede transformar en un sólo tipo de felino, no en varios.
Por otra parte, el deambular nocturno, es una característica asociada a la maldad, incluso a la monstruosidad, y por tanto, al peligro para los otros.
En distintas épocas, en distintas latitudes, y a través de diferentes expresiones artísticas, el sonambulismo sirvió como excusa para crear una obra, y cada autor lo interpretó de manera propia, atribuyéndole rasgos de misterio, de locura, de ausencia del sentido, de la amenaza a terceros, y de miedo a uno mismo.
“This doesn't have to hurt.
Just think of yourself as lunch!”
Sleepwalkers es una película de terror, del año 1992, dirigida por Mick Garris.
Protagonizada por Mädchen Amick, Brian Krause, Alice Krige, Jim Haynie, Cindy Pickett, Ron Perlman, Lyman Ward, Dan Martin, John Landis, Joe Dante, Stephen King, Clive Barker, Tobe Hooper, Mark Hamill, entre otros.
El guión es de Stephen King, escrito directamente para la gran pantalla, el cual cuenta que se basó para crear esta historia, en su propio hijo, el hoy escritor Joe Hill, cuando era un adolescente, cuando se enamoró de una muchacha que trabajaba en el cine local de Bangor, en Maine.
El guión, que no está basado en ninguno de sus trabajos, sí presenta varias de sus constantes temáticas como:
El incesto, la reverencia a la madre, los horrores ocultos bajo la amigable fachada de los pueblos pequeños, y su fascinación macabra con los gatos.
El encuentro entre el director Mick Garris y King, fue tan fructífero, que hoy en día, Garris es el director “oficial” de las adaptaciones de King.
Sleepwalkers se rodó durante 10 semanas en Los Angeles, y en Indiana; y se estrenó con escenas censuradas en:
Australia, Argentina, Finlandia, Noruega, donde antes estuvo prohibida, Suecia, España, Alemania, Inglaterra, Corea del Sur, y EEUU.
Sleepwalkers sigue a Charles Brady (Brian Krause) y a su madre Mary (Alice Krige), que acaban de mudarse a un pequeño pueblo de Indiana.
Ellos son “sleepwalkers” o sea “sonámbulos”, y Charles siempre está en busca de una joven virgen, para alimentar a Mary.
El joven, estudia en el instituto local, donde conoce a Tanya Robertson (Mädchen Amick), en su clase de literatura.
Tanya no sabe la verdadera razón de porqué Charles la desea tanto:
Para tomar su fuerza vital, y dársela a su madre.
Pero lo inesperado sucede:
Charles se enamora de Tanya.
Su primera cita transcurre en un cementerio, famoso de la localidad; allí Charles cambia su aspecto a un gran felino antropomórfico, atacando a Tanya; pero ella logra escapar, golpeando a la criatura.
Por lo que Charles regresa a su casa, donde su madre lo atiende, y planean juntos, vengarse de la familia Robertson.
“Stop looking at me you fucking cat!”
Es cierto que Stephen King tiene bien merecido, su más que afamado respeto, escribiendo.
Incluso en la actualidad, se dice que la gente del mundo del celuloide, se pelean por los derechos cinematográficos de sus novelas, antes de que las escriba...
Y en Sleepwalkers, con el pretexto de mitificar una nueva raza de seres diabólicos, entre vampiros y felinos, incapaces de dormir por la noche, a costa de alimentarse de la energía de sus víctimas humanas, mujeres jóvenes y vírgenes, y con reminiscencias que les llevan a constar de su existencia, ya en El Antiguo Egipto, atención a sus créditos iniciales, Stephen King aprovechó la confianza de uno de sus directores televisivos favoritos, que mejor traslucen en miniseries sus adaptaciones, como Mick Garris, para llevar a cabo un propósito enteramente cinematográfico, con buenos efectos especiales.
Así pues, Sleepwalkers es una vuelta de tuerca al mito de los vampiros, pasado por el extraño filtro “Made by Stephen King”, la cual cuenta la típica historia del monstruo, disfrazado de joven seductor, que engatusa a la niña virgen para concluir un ritual arcano de juventud, e inmortalidad.
Es una especie de criaturas antiquísimas, que han evolucionado de los gatos; son como mutantes inmortales, que se transforman en gatos gigantes.
¿Y cómo consiguen su inmortalidad?
Bueno, el macho se traga “el alma” de una chica virgen, y le pasa la inmortalidad a su hembra, mientras tienen sexo.
Lo que pasa es que en Sleepwalkers, el macho y la hembra son madre e hijo; así que además, tenemos una inquietante dosis de incesto.
No es nada raro que el primer montaje tuviera que ser retocado, pues fue calificado de “X” y censurado.
Madre e hijo son seres con poderes extraordinarios, capaces de hacer invisibles, no solo a ellos mismos, sino también a objetos grandes, como el auto, e incluso cambiar la forma de los mismos, su apariencia humana lo dice todo, pues no es más que una máscara para pasar desapercibidos por los demás, pero no para los gatos; cosa curiosa, ya que su apariencia real, es de rasgos muy felinos, sin embargo, son los gatos quienes pueden destruirlos... aunque esto es relativo, ya que en Sleepwalkers, la muerte de uno de ellos, no es causada por ningún gato...
El guión, ciertamente tiene ideas buenas, y es muy acertado ese tono de melancolía constante, que hace que el público, a pesar de que nunca llega a ponerse del lado de los monstruos, sienta al menos, pena por ellos.
Muy buena resulta también, la idea central acerca de la soledad de 2 criaturas que creen ser las últimas de su especie, y por tanto, sólo se tienen la una a la otra.
El terror, se corresponde con la irrupción de lo fantástico en la normalidad de una vida rutinaria, en este caso, por mediación de unos monstruos humanizados, con bastantes similitudes con la mitología vampírica.
Su raza en peligro de extinción, les rodea de un halo de extraño romanticismo, y en cierto modo, su maldad se compensa con su imperiosa necesidad de supervivencia.
Sus ataques y transformaciones, resultan vistosas, aunque King se exceda en dotarles de particularidades, como el poder de invisibilidad.
Sus máximos rivales son los gatos, que al igual que en ciertas leyendas mitológicas, son dotados de capacidades sobrehumanas, y casi mágicas, excelentes resultan las escenas filmadas por Mick Garris, en las que una casa rodeada por gatos, proporciona sensaciones, sumamente intrigantes.
La familia, otro de los temas recurrentes de King, también está presente a lo largo de Sleepwalkers.
Por un lado, se encuentran los sobreprotectores padres de la protagonista femenina, una pareja de esposo en la vida real; y en el opuesto, la enfermiza e incestuosa relación materno-filial de los monstruos…
Tanto la pareja joven que forman Krause con Amick, es muy creíble, siendo ambos 2 estrellas jóvenes en su momento, y bastante frescas.
Alice Krige, está estupenda y fantástica como la madre sobreprotectora.
Notar sendos cameos, o apariciones especiales de:
Mark Hamill como policía en las primeras escenas; Stephen King como el encargado del cementerio, que va discutiendo con los encargados de la investigación de los hechos ocurridos allí, interpretados por los maestros del terror:
John Landis, Joe Dante, Clive Barker, y Tobe Hooper; lo cual es una “marca de fábrica” de Mick Garris, mostrar cameos de directores de cine de terror en cada película de realiza.
Y mención especial para el gato Clovis, héroe principal de Sleepwalkers, y mascota del propio Stephen King, por aquellos años.
Lo mejor de Sleepwalkers es que fue de las primeras películas que mostró efectos de “morphing” o “el cambio de apariencia facial” en movimiento, en pantalla.
La escena final, donde aparecen muchos gatos, se dice que se llegó a emplear a más de 100, sin efectos especiales, para su presentación o manipulación.
Lo malo de Sleepwalkers, es que nunca sabemos en realidad, si estamos viendo una película de terror, una comedia muy negra, o una parodia…
Como cuando la madre coge la pistola en la casa, y de 2 disparos, hace explotar 2 coches de policía, a uno disparándole en un lado, y al otro en el maletero…
¿Cómo puede suceder esto, sin son simples balas?
O un policía siendo asesinado con una mazorca de maíz…
¿Se necesita algo más?
Lo que no se explica bien, es la relación incestuosa entre Charles y su madre, tampoco el origen de su raza, solo se dan pistas de que no son los únicos, y que hay más como ellos en otros lugares del mundo, lo cual tiene sentido, son como una especie de vampiros, pero un tipo muy raro, siendo su gran debilidad los gatos, que dicho sea de paso, son los grandes protagonistas de Sleepwalkers; uno podría pensar que por ser igual que los gatos, ellos pierden en cierto tiempo, la distinción de padres, hijos, y hermanos; y todo es aceptable ya; pues no es incesto para ellos...
Si Charles está enamorado realmente de Tanya:
¿Por qué trata de matarla?
Las respuestas pueden ser varias:
Ama más a su madre, su instinto es más fuerte que sus emociones, o ya podemos especular más cosas...
No puedo creer que habiendo tantos lugares por donde pase un gato, ninguno se escabulla dentro de la casa, sobre todo en la escena final, dada la cantidad de ellos, un ataca masivo felino contra los “sleepwalkers” hubiera sido ideal, pero no tendríamos película, ni final glorioso…
Por cierto, quiero destacar la banda sonora, sobretodo la participación de Enya, con el tema “Boadicea”
“No vegetables, no dessert, that's the rules”
Como nota curiosa, durante la década de los 80, se hizo muy famosa la historia del “Hombre Gato” en Argentina.
Este misterioso personaje, apareció en varios lugares de Buenos Aires, para luego atacar en diversas ocasiones a pobladores de Brandsen, y también de La Plata, como lo relatan muchas notas que aparecieron en el diario El Día, entre 1984 y 1985. Uno de los episodios más extraños que ocurrieron, fue cuando alguien llamó a la comisaría diciendo:
“Hola, soy el Gato.
Les estoy hablando desde el 2283”, y colgó.
Entonces la policía llamó a ese número, y una voz respondió:
“¿No me creían?
Sí, soy el Gato”
Al buscar ese número en la empresa telefónica, les informaron que llevaba 2 meses sin funcionar, lo cual fue confirmado por el dueño de la línea…

“Look, you got one hysterical girl with a very vivid imagination and all that girl needs is a good smack on the butt and her mommy and daddy won't do it, I'll be happy to volunteer”



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