Being There

“Life is a state of mind”

La educabilidad, es una cualidad humana, conjunto de disposiciones y capacidades, que permiten a una persona, recibir influencias para construir su conocimiento. 
El alemán, Johann Friedrich Herbart, fue el primer autor que utilizó este término, y resume nuestra capacidad para aprender; y para que la acción educativa sea posible, hacen falta 2 elementos:
1. Educabilidad como capacidad para poder ser influenciado/educando.
2. Educatividad como capacidad para influir/educador.
Gracias a la complejidad estructural del hombre, y a la intencionalidad, podemos aspirar a convertirnos en el ser humano que deseamos ser. 
No estamos tan limitados por nuestra biología, como el animal.
La sociedad de la información, o la del conocimiento, son algunos de los nombres que posee la época en la que vivimos. 
No es para menos, puesto que los medios de los que disponemos, amplían el saber, y permiten que la información viaje a cualquier parte. 
De hecho, el sistema educativo tiene hoy, una estructura y un currículo que no existía en otra época.
¿Cuántas iglesias falsas, han reclutado a ignorantes con dinero?
¿Cuántos estafadores disfrazados de profetas orientales, han enrolado, y explotado a millonarios aburridos y deprimidos?
“Getting there is half the fun; being there is all of it!”
Being There es un drama con tientes de comedia y fantasía, del año 1979, dirigido por Hal Ashby.
Protagonizado por Peter Sellers, Shirley MacLaine, Melvyn Douglas, Jack Warden, Richard Basehart, Richard Dysart, entre otros.
El guión es de Jerzy Kosinski, basado en su propia novela homónima, publicada en 1971.
Las novelas de Kosinski, aparecían habitualmente en la lista de libros más vendidos del New York Times; y se han traducido a más de 30 lenguas, y el total de ventas, se estimaba en unos 70 millones de ejemplares, en 1991.
“Being There” es una novela corta, sencilla, y divertida, de un tono muy diferente a otras obras del autor como:
“The Painted Bird” (1965), y “Steps” (1969), que bajo su aparente calma, arremete contra la superficialidad del mundo moderno.
Cuentan las crónicas, que al poco de terminar su obra “Being There”, Kosinski recibió un telegrama del propio Peter Sellers, diciéndole más o menos, que Mr. Chance/Chauncy Gardiner, ya tenía intérprete, él mismo.
En 1979, Kosinski decía en una entrevista que, aunque no tenía tendencias suicidas, quería conservar la posibilidad de elegir su final, si una enfermedad terminal afectase a su mente, o su cuerpo.
En efecto, Kosinski se suicidó en 3 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su habitual ron con Coca Cola, y asegurándose del resultado, introduciendo su cabeza en una bolsa de plástico.
Y dejó una nota:
“Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. 
Llamad Eternidad a ese rato” según la revista Newsweek, del 13 de mayo de 1991.
Being There, es una película que habla sobre el destino, el poder, la suerte... pero sobretodo, es una gran reflexión sobre la soledad.
Por otro lado, es una crítica feroz, sutil pero mordaz, a la banalidad de la alta sociedad, las esferas de poder, y los medios de comunicación; considerada por muchos una película de culto, por los efectos de la televisión sobre las personas.
Being There ganó El Premio Oscar al Mejor Actor Secundario para Melvyn Douglas, y 1 nominación como mejor actor para Peter Sellers.
Como dato, Sellers quería el reconocimiento de la crítica, como actor de carácter, y estaba convencido que Being There era el único medio de obtenerlo; lástima que su salud lo traicionó, y terminó por fallecer, justo antes de ver su nombre inscripto en la lista de nominaciones al Oscar de ese año, el cual, lamentablemente perdió a manos de Dustin Hoffman por “Kramer vs Kramer” (1979)
El rodaje de Being There, se produjo en el Biltmore Estate, la mayor casa privada en Estados Unidos, que se encuentra en Asheville, Carolina del Norte; pero la acción dramática, tiene lugar en Washington D.C.
Chance “Chauncey” Gardiner (Peter Sellers), es un hombre extremadamente inocente, afectado posiblemente por una ligera discapacidad mental, que no sabe leer ni escribir…
Durante toda su vida, trabajó como jardinero en la casa de un potentado, y su único punto de contacto con el mundo, ha sido la TV, la cual devora con ansiedad todos los días, mientras ingiere sus alimentos, o enciende en cada habitación a donde. 
Pero ahora, el potentado ha fallecido, y Chance ha quedado desamparado, viéndose obligado a buscar un nuevo hogar, y un nuevo trabajo. 
Forzado a salir de la mansión, y enfrentar al mundo real, por primera vez en su vida, Chance vaga por las calles, hasta que termina por toparse accidentalmente con Eve (Shirley MacLaine), la esposa de Ben Rand (Melvyn Douglas), un poderoso magnate de la industria, la cual no lo atropella de milagro. 
La mujer, preocupada por su salud, y por la potencial demanda judicial que pueda hacerle, decide acobijar a Chance, y lo lleva a su casa, en donde hay un vasto equipo médico instalado, el cual atiende diariamente a su moribundo esposo. 
La sorpresa es que la candidez de Chance, termina por cautivar al magnate, el cual termina por presentárselo a su amigo de toda la vida: 
El Presidente de los Estados Unidos (Jack Warden)
Y éste resulta impresionado por las palabras de Chance, el cual utiliza todo el tiempo, expresiones de jardinería... las que son tomadas como reflexiones de profundo significado. 
Súbitamente, Chance se ha convertido en un referente para el gobierno, y los servicios de inteligencia, intentan por todos los medios rastrear su origen... convirtiendo a un hombre de razonamiento limitado, en el próximo genio político que conducirá los futuros de la nación estadounidense.
Being There, satiriza la importancia que en la vida pública tienen las apariencias, el peso de la superficialidad en el discurso de los políticos, y en prácticamente todos los ámbitos de la vida moderna, el sometimiento del poder legal a las manipulaciones de los poderes fácticos, o de intereses, el carácter adictivo de la TV, la influencia de la misma sobre el pensamiento, y el comportamiento de los ciudadanos, las sospechas sobre los manejos oscuros de los servicios de seguridad del Estado, llámese CIA y FBI, etc. 
El final, sorprendente e inesperado, extiende la sátira a otros ámbitos…
Being There critica y fusila sin compasión, bajo un tono de comedia agridulce, la sociedad contemporánea, y sus diluidos valores, mostrándonos como el protagonista, va medrando en la alta sociedad de Manhattan, gracias a sus conocimientos de jardinería, y su escasez de entender para todo lo demás. 
Y acabaremos preguntándonos:
¿Quién es más idiota?
Si el bueno de Mr. Chance, o el resto de los personajes, hasta el punto de que, en su afán por creer lo que quieren creer, aúpan al jardinero retrasado, hasta el estatus de “Mesías”
“I like to watch”
Por supuesto, Being There es una sátira:
Tenemos a un individuo, extremadamente inocente, y algo retardado, el que sólo sabe hablar de los cuidados del jardín, y de los “slogans” que ha aprendido de la TV, viéndose forzado a salir de la pecera en donde vivió toda su vida, posiblemente, era el hijo ilegítimo del magnate que le daba empleo, comida, y casa, y el cual lo mantuvo aislado durante toda su existencia, y debe salir y enfrentarse con el mundo real; pero como suele suceder con los inocentes, éstos tienen un Dios aparte, y pronto se topan con una oportunidad inesperada en su camino. 
En este caso, le pisan un pie con una limusina, la cual pertenece a la esposa de un magnate de la industria, y uno de los tipos más influyentes en la política de EEUU de las últimas décadas. 
Este “pez fuera del agua”, va a parar a la mansión del potentado y, haciéndose amigo de éste, de manera involuntaria, pronto terminará por cautivar a toda la gente que lo rodea.
Pero la fórmula del éxito de Being There, reside en ver cómo el grueso de la gente, superficial, vanidosa, rimbombante, banalmente intelectual, empieza a tomar las palabras del personaje de Peter Sellers, como si fueran metáforas de formidable sofisticación, y profundo significado, y contenido. 
Curiosamente, el nombre que se le atribuye al personaje, deriva de la respuesta que ante los medios de comunicación da a la pregunta, sobre cuál es su nombre. 
Y dice: 
“Chance, The Gardener” y todos entienden:
“Chance Gardner”
La novela “Being There”, trata de un hombre llamado “Chance”, nombre relacionado a “casualidad” o “oportunidad” de origen desconocido. 
Cuando lo cuestionan acerca de sus datos, dice ser “gardener” o “Jardinero”, lo que se entiende como un apellido…
Los malentendidos verbales, en Being There, juegan un importante papel en el desarrollo del relato. 
Para algunos, el encanto personal de Chance, radica en su conformismo, su carácter retraído y dócil, su pasividad y debilidad. 
No molesta, no empuja, no da codazos, no inquieta. 
Se deja llevar por los acontecimientos, y por los que mandan. 
Hace uso de toques surrealistas, que suelen ser vistos con ojos de humor, e ironía.
Y es que el personaje, es un hombre que nunca ha salido de su hogar de residencia, y ahora deberá valerse por sí mismo en la gran ciudad, una selva de lo más salvaje, donde para él, cualquier cosa supone algo nuevo que explorar en ese mastodóntico universo. 
Por una serie de circunstancias, será acogido por una familia adinerada, y harán que conozca a gente de gran poder político, cuya persona influirá en las decisiones que tomen.
Así, Chance irá ganándose cada vez más seguidores, y creándose fama, convirtiéndose en una persona reconocida a nivel nacional, pese a la sencillez de su persona.
Aquí, la cultura no compra inteligencia, y eso es algo que queda subrayado:
Ninguno de los personajes, es un ignorante, todos pueden citar parrafadas de textos políticos, y filosóficos, y aun así, son incapaces de entender que tienen a un ignorante de pensamiento limitado enfrente de ellos. 
Por el contrario, Chance hace las veces de espejo de su propio narcisismo intelectual:
Son ellos, quienes terminan las frases del jardinero, y quienes les ponen un significado vastamente diferente al que el pobre ignorante quiere dar. 
En definitiva, toda esta gente, ha perdido la noción de la simpleza, y pretende reelaborar hasta el paroxismo, el significado de las cosas que son lisa y llanamente textuales. 
En todo caso, Chance es una especie de “musa” ambulante, un individuo cuyas palabras, disparan razonamientos y conclusiones, la mayor parte de las veces, exageradas. 
La gracia de todo, reside en que esta gente comienza a promover social y políticamente a Chance, una medida de la cual, el jardinero ni está enterado, ya que vive en su propio estado de conciencia. 
Todos estos personajes, están tan encerrados en sí mismos, que lo único que hacen es proyectar sus deseos e irreales aspiraciones, en un individuo que es tan simple y llano, como una tabla.
Inmersos en una civilización mecánica, engendradora de una cultura mimética, y que consume la pasión creadora, Chauncey Gardiner significó en los años de su estreno, un golpe de efecto, un valor hacia atrás. 
El mundo, es una gran farsa, piensa este antiguo montador de la Metro, y aprendiz de realizador de la mano de Norman Jewison, Hal Ashby. 
Y “es preciso remover las aguas de la farsa, para que afloren todos los venenos”, tal como nos dijo el desaparecido Robert Graves.
Por ello, Being There, es una completa sátira, y burla hacia los medios de comunicación, y a las personas de poder, especialmente los políticos, que los describe de forma, como si de unos hipócritas se trataran. 
Por no olvidar de sus gags y diálogos, sencillos, divertidos, e ingeniosos. 
Plantea una interesante, e inteligente crítica social, con el hecho de que alguien bien vestido, sereno, y parco en palabras, todo el mundo da por hecho que es alguien importante, y una vez que alguien realmente importante lo dice públicamente, y aparece con él a su lado, ya todo el mundo lo cree…
Es más que probable, que el autor de la obra, Jerzy Kosinski, haya visto el accionar de esas masas de personas adineradas y patéticas, compradoras compulsivas de cualquier buzón que se les ponga enfrente, y que parezca tener alguna respuesta sobre el vacío de sus propias vidas... el cual suele producirse, por vivir sin trabajar, o sin un desgaste de energía productivo, y en un estadio de “éxtasis pleno”
Los placeres, y las respuestas, le llegan a uno como recompensa, después de una vida de trabajo; pero si usted vive en la inoperancia extrema, pasando todo el tiempo en el spa, en las reuniones sociales, en los clubes de golf, etc., obteniendo de manera constante y sin esfuerzo, una cantidad ilimitada de placeres, éstos no sólo lo dejarán insatisfecho, sino que se convertirán en el martirio de una vida carente de significado; usted ha dejado de percibir la realidad tal como es, y lo único que obtiene, es el hastío de los sentidos.
Por supuesto, la imagen final, es la que le da un significado metafísico a toda la historia:
Chance, es un individuo tan inocente e impoluto, que su existencia es poco menos que angelical. 
Cuando uno ve a Peter Sellers, caminando sobre las aguas del lago, termina por comparar a Chance, con una figura divina, y comprende que los giros del destino, no han sido al azar. 
Su existencia, tiene una razón de ser, y es probable que su misión en La Tierra, esté escrita por una entidad superior... misión que Chance, y el resto de nosotros deberemos descubrir con el paso del tiempo.
Por otro lado, Being There está pensado desde una lógica inusual. 
Cualquier película se basa en que el protagonista se plantee: 
¿Quién soy yo? 
Y en ese planteo de su ser, se provocan acciones que modifiquen la realidad.
Being There, invierte la dinámica: 
En lugar de que la pregunta sea, “¿Quién soy yo?”, la pregunta es:
“¿Quién es él?”
En lugar de hacer una proyección de problemas internos del personaje hacia el exterior, hay una pugna en el mundo exterior, sobre el interior del personaje principal.
De esta manera, se observa a todos los personajes, atribuyendo teorías sobre el accionar de Chance; mientras este, inerme, se limita a “estar ahí”, “Being There”
Al fin y al cabo, todo termina siendo atravesado por un modo particular de ver las cosas. 
Being There lo que hace, es mostrar hasta qué punto, la mediocridad y la estupidez, dependen del ojo del que mira, y hasta qué punto, la sabiduría tiene que estar sujeta a determinados dogmas. 
¿Manejar un país? 
¿Cuidar las plantas? 
¿Qué requiere de mayor inteligencia? 
¿Qué es más auténtico? 
¿Qué requiere de un ejecutor competente? 
Con muchos planteos críticos, y más de una metáfora a mano, pero con ese final que es pura belleza y honestidad, Being There se hace esas preguntas, pero nunca olvida, donde nace y muere todo: 
En un hombre, y un destino. 
En un hombre que le da la espalda al artificio para mirar de frente, con paso firme y valentía, a la naturaleza desplegada.
¿Qué Being There crítica a la vida enajenada, a las falsas creencias sobre la seguridad?
Todos tienen un encuentro consigo mismos:
El abogado, ve amenazada su carrera política, si Chance asume al poder, y se entera de su insignificancia.
La sirvienta de Chance, siente tanto desprecio por su ignorancia, como el deber de no maltratarle, y a todo esto declara, que “para triunfar, se debe ser blanco y vacío, para llegar a las masas” como agarrada por sorpresa, e ira. 
La esposa del moribundo Rand, se siente como liberada nuevamente, y despliega todo su ser burgués, sus inquietudes infantiles.
Rand muere más en paz, ya no teme como antes a la muerte, recobra un inusitado interés por los valores, antes que por el dinero, o los contadores que “nada pueden hacer a favor de uno, en las cuentas de la vida”
El Presidente de EEUU, y los diarios, usan todas sus herramientas, como instituciones, para fracasar en hallar una identidad para Chance, que es para ellos, un ser que aparece hace apenas 2 días, como amenaza y como salvación.
¿Qué critica o describe los modos de generar información?
Solo por estrechar la mano del Presidente, y ser presentado por Rand en su casa, se le adjudicó el título de “Asesor de Finanzas” de Rand, y luego “Consultor Presidencial”
Con Chance, es evidente que todos generan por intuiciones, por rumores, y sospechas, la verdad de su historia.
Al estar al lado del Canciller Ruso, es este quién le hace fama de saber hablar ruso, y en ese salón, por dichos anónimos, quedaron todos satisfechos en creer de él que era médico y abogado. 
Mientras tanto, desde los lugares de prensa, creen que es una “inteligencia”, poder hablar sencillamente, para abarcar la mayor cantidad de público, de tener “llegada” en la gente.
Los que le rodeaban, inventan sobre él, y alababan su inteligencia, lo que en acto era igual a mentir sobre su inteligencia, festejar como creemos al supuesto inteligente, y aun así, creer que sabemos…
¿Qué critica a la sociedad, por su forma de consumir la información?
A pesar de que la ex sirvienta de Chance, es quién dice lo que piensa abiertamente, en contra de la televisación de Chance, como “un hombre ilustre”; podría ser que un actor fundamental, que no aparece en el texto, ni en la película, así como el tiempo, son los televidentes, a quienes está dirigida toda la información que consume constantemente Chance por TV. 
Podría ser una crítica a la sociedad de EEUU, que consume pura mierda, ya que esos programas existen “porque alguien los consume”
¿Qué Being There critica al mundo adulto?
Porque Chance es un niño, hermoso, cuidado, rodeado de pompas, inocente, ignorante, ávido de novedades televisivas... 
Está siempre en estado de descubrimiento. 
Es en él, que los importantes personajes reflexionan, se miran a sí mismos, a partir de la presencia de Chance. 
Y en Being There, es quién termina “caminando sobre las aguas”, como un auténtico Jesucristo.
El resto del mundo, está corrupto, y él es ajeno, distante, vive su propio juego, es el paseo en auto como un televisor, y la vida es como un televisor, ahí está todo; todo es diversión, solo que para “la realidad”, no hay control remoto, mando a distancia, y nunca miente, es está “sin pecado”
Por lo que Hal Ashby, se da el atrevimiento de reescribir El Evangelio en Being There.
Una persona que los ama a todos por igual, con una total inocencia, que lo vuelve incapaz de hacer todo mal, que le da la vida eterna a Ben, como indica al final, cuando dice que con él, su visión de la muerte se hizo más llevadera; que maravilla a todo un mundo con sus metáforas, y formas fáciles de explicar los hechos, que no se deja atrapar por convenciones sociales… 
De esta manera Being There, es un evangelio apócrifo y agnóstico, en donde Jesucristo vive, y es aceptado por el mundo.
Cualquiera que haya leído “Der Antichrist, Fluch auf das Christentum” (1895) de Friedrich Wilhelm Nietzsche, verá que es La Vida de Jesús, lo que se parodia en Being There, y para Nietzsche, sería una alegoría.
Adentrándonos en mayor medida, en el trasfondo filosófico, es evidente que Being There se trata de una representación del mito de la caverna:
Un jardinero, que es consciente únicamente de su propia realidad, de la que ha vivido, y que en él ha quedado impresa desde su nacimiento, en un hogar cavernario. 
Por vicisitudes del destino, sale al exterior, al principio puede parecer torpe, o perplejo ante tantos años en la oscuridad de la caverna, pero una vez adaptados éstos a la luz de la verdadera realidad, habrá de acostumbrarse a vivir en ella, pues el retorno, nunca es una opción.
Así, esta novela, y en consecuencia la película, como un auténtico manifiesto de la vivencia “zen” de la vida.  
El propio título “Being There”, ese “estando ahí”, “estar aquí”, es el primer indicio de la atmósfera del zen. 
El título nos habla del valor del instante. 
De la intensidad del momento, el estar aquí, y el ahora. 
Que, como todo el mundo reconoce, es el principal eje de esa práctica. 
La obra de Kosinski, pone de relieve estos aspectos que vinculan desde el primer párrafo, aspectos centrales del zen:
La alusión temporal y espacial, surge en la primera línea de la novela: 
“Era Domingo/tiempo.
Chance estaba en el jardín/lugar. 
Se movía lentamente. 
Llevando la manguera verde de un lado a otro, y observando atentamente el flujo del agua/un paseo hierático y ceremonial, hecho de lentitud, atención y concentración, 3 pilares de meditación.
Tocaba con delicadeza cada planta, cada ramita, cada flor del jardín.
Las plantas, eran para él, como las personas, necesitan cuidados para vivir, para sobrevivir a las enfermedades, y para ayudarlas a morir en paz”/Compasión, es la base del sutra, Kannon Gyo.
En esas líneas, se reconoce que el dolor y la enfermedad existen, y que existe una causa de ese dolor, de ese mal. 
También se tiene la confianza, de que puede cesar, y que hay un camino para que cese. 
Esas son las 4 verdades budistas. 
Mr. Chance Gardiner, sale al mundo exterior, todo lo que dice, es escuchado con atención, y su actitud despierta admiración por varias razones:
La más evidente, es porque en el vértigo de la vida común, mantiene una gran tranquilidad, una impasibilidad cercana a la ataraxia, que lo aproxima al sabio estoico, al monje zen o, quizás, al tonto. 
En todo caso, un tonto maravilloso, capaz de andar por encima del agua, tal como sucede en la escena final. 
Sus expresiones son sinceras, sin afecciones: 
“Shin den shin”, de corazón a corazón, como las del niño, el loco, o el sabio, ya hemos visto que Chance, usa expresiones directas, y sin ninguna retórica/sammâ vaca.
De un modo espontáneo, nuestro héroe jardinero, posee algunos de los 8 caminos de sabiduría, por ejemplo:
Debido a su sabia ingenuidad, nos encontramos con alguien que tiene una mirada, una comprensión de las cosas, muy directa, muy correcta/sammâ ditthi.
Su motivación, sus pensamientos son sinceros, honestos/sammâ sankappa. 
Además, se expresa de un modo simple, sin retórica innecesaria/sammâ vâcâ.
No hay que decir que sus acciones, también se mueven en lo correcto/sammâ kammanta.
Ser jardinero, lo coloca en la vía del 5º camino, es decir, tener un medio de vida correcto, ya que su trabajo, exige perseverancia y esfuerzo, pues las estaciones le obligan/sammâ âjiva.
Por último, la importancia de las virtudes de la observación, a través de la atención/sammâ sati, y la concentración/sammâ samadhi.
Tras las magníficas escenas finales, en las que incluso vemos a Mr. Chance caminando sobre el agua, el director, o el guionista, el propio Kosinski, nos muestra un final definitivo.
Por otro lado, mientras vemos los créditos finales, Mr. Chance/Peter Sellers, repite varias veces, una toma falsa, en la que no puede concentrarse, ni parar de reír.
Ese “choc” es magistral. 
Los espectadores, estábamos prisioneros, fascinados por la atmósfera de la historia, y de repente, el director nos hace ver que todo ha sido una representación, una falsedad, una ilusión...
La reacción, se convertía en prueba. 
Vivimos presos de la ilusiones de la mente, la vida es un estado de la mente, como dice el eslogan promocional de Being There. 
A eso, en zen, se lama “bonno”, una expresión sánscrita, que significa “ilusión” en el sentido más amplio. 
Los “bonno”, son  una alteración total del ser. 
Se refieren a lo que desequilibra, perturba, atormenta, y aflige al individuo, como consecuencia de sus vacuas ilusiones. 
Nada más y nada menos.
Así pues, Mr. Chance Gardiner, se nos presenta como un ser libre de ira, de miedo, o de ego, su vida está libre de ilusiones. 
Vive, actúa sin falsas ilusiones, y en contacto intenso con lo real.      
Desde ya, Being There es una película superior. 
Las actuaciones son notables, además de Peter Sellers, el otro que se lleva las palmas, es el enorme Melvyn Douglas, como el vetusto y moribundo millonario, que apadrina presidentes y políticos, y las situaciones con él, son tremendamente graciosas. 
Ben Rand es un hombre adinerado, pero a la vez moribundo, cuya persona y carácter denotan gran simpatía, junto a su humanidad, pues acoge a Chance sin ningún preámbulo.
Por lo que Sellers opera como un extraterrestre, y aquí soberbiamente metido en ese casi retrasado mental, y que al final, está a punto de convertirse en el mismísimo Presidente de Estados Unidos. 
Es un individuo, que desconoce el funcionamiento de las cosas más mínimas y obvias y, por ello, sus observaciones siempre son frescas y diferentes, como cuando piensa que el ascensor es un cuartito, en el que uno debe esperar unos minutos para llegar a algún lado.
Magníficos sus largos silencios, con esa cara bobalicón de “no-sé-de-qué-me-están-hablando”, segundos antes de soltar cualquier chorrada sobre “las-raíces-de-los-árboles-hacen-que-éstos-crezcan-fuertes” o algo así. 
La simplicidad de sus respuestas, es confundida con profundidad, su serenidad es tomada como prueba de seguridad e inteligencia, su franqueza es entendida como manifestación de lucidez… 
La ausencia de datos sobre su biografía, es tomada por los servicios presidenciales, como una consecuencia de la destrucción de documentos, y antecedentes por parte de La CIA y El FBI, haciendo que tomen rivalidades. 
A las preguntas de los reporteros de la TV, ofrece respuestas, obvias, generalistas, y casi siempre relacionadas con la jardinería, que se ajustan a los cortes de 10 segundos, propios de los telediarios, y a los hábitos de fijación de la atención de los televidentes.
Peter Sellers, gracias también a un nutrido guión, combina lo divertido con lo dramático, lo cual le dota al personaje, de notable y admirable humanidad.
Él es un símbolo de la bondad, es un hombre que no sabe absolutamente nada, aparte de algunos pobres conocimientos de jardinería. 
No es culto, no sabe leer, ni escribir, es totalmente dependiente de los otros… 
Toda esta cadena de atributos, lo convierten en un personaje con una figura muy inocente y entrañable, plagada de toda humanidad, y de buena intención, ese hombre sólo sabe decir la verdad, y hacer el bien, pues no conoce otra cosa.
Being There, es ese rostro, la punta del iceberg, plenitud del anonimato, en la plenitud del protagonismo. 
Nos podemos imaginar, parcialmente la historia de Chance, escondido durante toda una vida, y con una deficiencia mental, pero nunca se nos explican los detalles, lo que sin duda hace más fascinante al personaje. 
Being There consigue por un lado, un retrato humano insuperable, de esa persona de la que apenas conocemos unas pinceladas de lo que ha podido ser su vida, y que con una filosofía vital, sincera, e increíblemente honesta, va abriéndose camino casi sin querer, en los círculos de poder del gobierno de EEUU.
Chance, es un soplo de espontaneidad, viene de la naturaleza de un maravilloso jardín, a la vez que producto de la sofisticación, actúa desde el más infantil aprendizaje televisivo. 
Sería, pues, un gravísimo error de óptica fílmica, leer Being There, solamente desde el primer componente de su personalidad/espontaneidad. 
Es necesario, además, que la “espontaneidad” consiga abrirse camino en su concreta sociedad, a través de la sofisticación. 
Es decir, “el jardín”, no sería nada, sin la televisión. 
De tal forma que, el colmo de la irrisión, sobreviene cuando descubrimos que la pequeña pantalla idiotizante, es el vehículo de la triunfante proclamación de un mensaje tal elemental como inútil. 
Porque en definitiva, Chance jamás dice algo tan serio en sí mismo, y es la idiotez circundante, la que convierte sus palabras, mediatizadas por los tics televisivos, en solución para todos los problemas.
Con él, Sellers dejó un testamento cinematográfico, tan útil como provocador, de esa zona de nosotros mismos, cuya inanición concluye en ignorancia.
Totalmente actual. 
Así pues, nada de optimismos. 
Nada de esperanzas. 
El reinado de los imbéciles, puede llegar, admitámoslo:
Chaplin, Keaton, los Hermanos Marx, y Jerry Lewis, lo anunciaron en su día. 
Sellers, siguió insistiendo...
Su traje atildado, su bombín impecable, su paraguas rítmico, su rostro ausente, su sonrisa mecánica, su nada. 
Chance, el jardinero televisivo, llegó porque una innumerable legión de imbéciles, peores que él, aplauden entre fervores agónicos. 
Y es que la ambición del poder… idiotiza.
Así las cosas, no se explica bien el origen de Chauncey, pero lo que más cuesta entender, es cómo el señor Jennings, anciano y próximo a morir, no dispuso nada sobre qué hacer con Chauncey cuando falleciera. 
Sorprende que se le dejase desamparado, cuando antes supuestamente se le había sobreprotegido tanto, que no se le permitía abandonar la casa...
Por otro lado, la imagen de Chauncey, caminando sobre las aguas, hace pensar en una persona, cuya bondad y mansedumbre, le hacen estar por encima de las miserias y mezquindades del hombre común. 
Quizás, el que el protagonista termine caminando sobre el agua, nos quiera decir que una persona que no ha sido “contaminada” por el resto de la sociedad es alguien puro, limpio de alma, sin prejuicios, y por tanto “superior” al resto, que sí lo está por envidias, ambiciones, egos...
Por su parte, Shirley MacLaine, aquí en el personaje de Eve Rand, esa mujer también solitaria como Chance, y buscando desesperadamente una salida a esa soledad que le tiene medio cautiva, está sensacional.
Es en esos contrastes en el repertorio, en donde Being There brilla. 
Y debido a la prolijidad de toda su propuesta, que en ningún momento pierde la brújula, ni la frescura, es que se transforma en un justo clásico, un filme de visión obligatoria, para todos aquellos que amamos el buen cine.
Así pues, Being There cuenta con un montón de momentos inolvidables, a la vez que desternillantes, como la escena de la masturbación de Shirley MacLaine, que es verdaderamente genial.
En el final, tanto Kosinski y Ashby, hacen mención a señales, signos de los masones:
La pirámide en la que va ser enterrado el viejo multimillonario, interpretado por Melvyn Douglas, es una de ellas. 
También nos muestran a sus amigos, los que llevan su ataúd hasta la dicha pirámide, que a modo de tumba, conservará los restos del poderoso hombre, y cómo mientras caminan hacia la pirámide, van dialogando acerca de, por quién sustituirán al actual Presidente, al que ellos colocaron en ese cargo. 
Lo que quieren dar a entender ahí, es que los masones “dominan” el mundo…
Los créditos finales, hacen una conexión de buen humor, conocido como “Rafael outtake” del cual, Sellers más tarde informó que le disgustó, porque descarta la mística de Chauncey.
Es Chauncey un personaje al estilo “Mary Poppins” , ahí queda la inquietud…
A destacar, la banda sonora, con fragmentos de música clásica, con algunas interpretaciones del pop de los años 70, como por ejemplo:
Una interpretación de “Also Sprach Zarathustra” de Richard Strauss, pero aquí en la versión de Eumir Deodato, en un claro homenaje a Stanley Kubrick, del que Peter Sellers hizo 2 películas, y aquí a modo del mono, conociendo el monolito…
Deodato, es un compositor brasileño, que hizo arreglos instrumentales, incluso para el mítico Frank Sinatra; y que aquí cuenta principalmente con 2 temas recurrentes de piano, basadas en “Gnossiennes” N° 4 y N° 5, de Erik Satie.
El “score” de Johnny Mandel, también fue asistido por su primo y compañero, posteriormente fallecido, el compositor Miles Goodman, con la orquestación de Being There.
“Do you realize that more people will be watching you tonight, than all those who have seen theater plays in the last forty years?”
La vida es realmente surrealista, y depende de la perspectiva con la que se mire.
Quizás, lo más triste de todo esto, es que la sátira de Being There tiene tremendas connotaciones en el mundo real. 
A final de cuentas, si uno sigue de cerca los entretelones de Hollywood, por poner el ejemplo, de una casta de gente rica y poderosa, alejada del mundo tal cual conocemos, verá que toda esa gente, es fácilmente engañada por gurúes de todo tipo y color, individuos que pretenden ser dueños de la verdad, y que se erigen como sabios, capaces de darle un significado a sus existencias, banales y vacías.
Y hablamos de gente culta y poderosa, no de pobres que han crecido sin haber pisado siquiera una escuela en toda su vida. 
Lo que ocurre es que todos estos individuos, viven enredados en sus propias existencias, envueltos en una dialéctica eterna, que nunca terminan de resolver, y la cual no los conduce a ningún lado; y sólo cuando se topan con alguien que parece acobijarlos, y darles algunas respuestas, parecen haber encontrado el significado de su propia existencia. 
A veces, la cultura sin inteligencia, sólo sirve para inundar al individuo de preguntas, y la aparición de un extraño, termina por proporcionar respuestas, muchas veces disparatadas, pero quizás son el reflejo de lo que nuestra mente quiere traducir, tras lo cual abrazamos al extraño, como si fuera la segunda reencarnación de “Nuestro Salvador”
Así las cosas, “Mr. Chance Gardner”, sigue siendo simbólicamente, un prototipo de muchos hombres de hoy, que no leen, y casi no saben escribir, creados a imagen y semejanza de la televisión. 

“As long as the roots are not severed, all is well. 
And all will be well in the garden”



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