Glen or Glenda

“Daring and true exposé... of a HUSH-HUSH Subject!”

De entre las muchas virtudes que encontramos en los grandes creadores de la historia del arte, talento y pasión, son seguramente 2 de las condiciones indispensables.
Artistas con talento y sin pasión, los hay a raudales:
De ellos nos llegan las obras más academicistas, bajo formas de expresión acomodaticias, y carentes del más mínimo riesgo.
En el lado opuesto de aquéllos, Edward D. Wood Jr., describe la tragicómica historia de un director, que compensó su escaso talento, con una pasión más allá de todo límite, lo cual paradójicamente lo acercaba más a sus idolatrados genios del cinematógrafo, que muchos de los mediocres realizadores que se hicieron un lugar en la industria de Hollywood.
Imagínense en los años 50, cuando las amas de casa eran perfectas, y vestían delantal sobre su falda de tablones, y sus maridos llegaban a casa, y los niños siempre estaban bien vestidos y limpios... era una época bellísima, por lo menos en las ilustraciones, comerciales, películas, etc.
La vida real, era más compleja...
Hay hombres que secretamente usan, o añoran usar prendas femeninas, ya sean interiores, o exteriores.
Y que no son homosexuales, pues tienen un fetichismo.
Llegan los 60, los 70, y lo que en este tiempo era asombroso, o difícil de imaginar, salió a flote…
Y entonces, la moda y los estilos, dieron un vuelco para que lo que era masculino, pareciera femenino y viceversa, y nació el unisex...
Y es que ya no se hacen películas como las de antes.
Ya no se hacen películas sobre travestismo, en las que un narrador omnipotente, divaga acerca de “dragones verdes” y proclama a los cuatro vientos “que maneja las cuerdas”
Y eso es, se mire como se mire, toda una pérdida para El Séptimo Arte.
“Glen is not a homosexual.
Glen is a transvestite, but he is not a homosexual”
Glen or Glenda es un drama del año 1953, escrito y dirigido por Ed Wood.
Protagonizado por Bela Lugosi, Ed Wood, Dolores Fuller, Lyle Talbot, Timothy Farrell, Charles Crafts, Tommy Haynes, Conrad Books, George Weiss, Henri Bederski, entre otros.
El tema surge, a raíz de los titulares en la prensa de EEUU, sobre la primera operación de cambio de sexo, llevada a cabo en 1952, y que fue toda una controversia:
La cirugía de cambio de sexo, a la que se sometió Christine Jorgensen, en 1952, y que encabezó los titulares estadounidenses, fue la inspiración para que George Weiss, productor de películas de bajo presupuesto de Hollywood, encargara una película que explotara el tema.
Jorgensen, era la primera persona que se sometió a una cirugía de cambio de sexo, y pretendía llamarla: “Behind Locked Doors” o “Tras Las Puertas Cerradas”, pero Christine Jorgensen quería cobrar por los derechos, y Weiss decidió cambiar algunas cosas para no pagar…
Ed Wood, persuadió a Weiss, de que su propio travestismo lo hacía el director perfecto, a pesar de su modesta trayectoria.
Eso convirtió  a Glen or Glenda, en un docudrama acerca del travestismo y la transexualidad, y es básicamente semi-autobiográfica, siendo la única película que Ed Wood no sólo dirigió, sino que también produjo.
El mismo Wood, era travestido, y Glen or Glenda, es una plegaria por la tolerancia.
El título, fue originalmente “I Changed My Sex!” y a menudo se da como “Glen o Glenda?”, pero el signo de interrogación no está presente en la película en sí, ni en su cartel.
También, se manejó bajo el título:
“I Led Two Lives, He or She?”
Según Tim Dirks, Glen or Glenda fue una de una ola de “películas de adolescentes baratas”, lanzado para el mercado del autocine, que consistían en una “tarifa de explotación barato, creado especialmente para ellos, los jóvenes, en un género adolescente, en el recién establecido “drive-in”
Una nueva banda sonora de Glen or Glenda, fue compuesta en 2010, por Michael Penny.
Sin embargo, Glen or Glenda se ha convertido en una película de culto, debido a su bajo presupuesto, y su singular estilo.
En el “best seller” titulado “Movie and Video Guide”, Leonard Maltin nombró a Glen or Glenda, como “posiblemente, la peor película jamás hecha”, un dudoso honor antes mantenido por otra cinta de Wood:
“Plan 9 From Outer Space” (1956)
Glen or Glenda se encuentra actualmente, en el lugar #50 dentro, de la lista de “Las 50 Peores Películas Jamás Hechas”
Glen or Glenda cuenta 2 historias de travestismo:
Una sobre Glen (Ed Wood, acreditado como “Daniel Davis”), un heterosexual con doble personalidad; y otra sobre Alan (“Tommy” Haynes) una hermafrodita, que acaba sometiéndose a una operación de cambio de sexo.
Más sicótica y tremebunda que sus películas de monstruos, Glen or Glenda es el primer filme de Wood, en el que participaba el legendario Bela Lugosi, cuando su carrera se hallaba en declive por la ancianidad, y la adicción a la morfina y metadona, que llevó a la tumba al célebre vampiro, para jamás resucitarlo.
Sin embargo, Glen or Glenda es una cinta de extraña y melancólica belleza, donde Wood demostró que, en ocasiones, la incoherencia y la poesía, pueden crear una fórmula perfecta, y la actuación de Wood y de Dolores Fuller, su primera esposa, junto con la soberbia narración de Bela Lugosi, concibieron un viaje minucioso por las torceduras de la psique, esa entidad que lo mismo produce iluminaciones que quimeras.
Y, en adelante, Wood se lanzaría a la exploración de los mundos paralelos...
El hecho de ser Glen or Glenda, la primera película que habla de transexualidad, y la gracia y soltura con que lo hace, justifican su visionado, y ese notable.
“Beware.
Beware.
Beware of the big, green dragon that sits on your doorstep.
He eats little boys, puppy dog tails and big, fat snails.
Beware.
Take care.
Beware”
Glen or Glenda, es un temprano intento de plasmar en el cine, “el problema del travestismo”, que mereció en su momento, comentarios como el que sigue, tomado del Heraldo:
“Sólo en funciones especiales debe exhibirse esta película, de primitivo y rudimentario tratamiento, en la que se desarrolla la peregrina teoría de los travestidos, según la cual, hay sujetos no necesariamente homosexuales que, respondiendo a irreprimibles deseos, se visten con ropas femeninas...
Para el público afecto a esta clase de morbosos espectáculos, puede ser interesante”
Glen or Glenda es la primera película que Ed Wood realizó.
Había hecho algún que otro trabajo antes, especialmente “The Street Of Laredo”, un western de unos 20 minutos que quedó inacabado, por lo que Glen or Glenda es su primera película completa.
Desde que hizo la primera, y le imprimió su sello, la gente ya sabía a lo que iba:
Nadie jalaba a nadie al cine, a fuerzas a gastar $1, o lo que costara en ese tiempo…
Wood quería hacer el cine que él quería, y como nadie lo apoyaba, él lo hacía a como diera lugar, con cosas prestadas, o robadas, o aprovechándose de sus amistades.
Eso, a pesar de las críticas y de la negativa de la prensa, es tener muy grandes los... deseos de realizar el sueño con que cada uno de nosotros nace.
El trabajo de realizar Glen or Glenda, fue entregado a Wood, junto con el dinero, pero en lugar del tema que se le había encargado, realizó una película acerca del travestismo...
Al terminarla, fue encontrada demasiado corta, y además, muy diferente de lo que se había pedido, por lo que Wood añadió algunas escenas extras, acerca del cambio de sexo.
El productor, por su parte, unió 2 secuencias “softcore” sin ninguna relación, una de ellas, con un suave “bondage”, cortada con tomas de Wood y Lugosi.
Glen or Glenda, fue lanzada solo porque había sido pre-vendida a bastantes cines, antes que estuviera hecha.
Todo inicia tras una rara introducción, que se ve a un hombre vestido de mujer en su cama, aparentemente muerto.
La policía llega, y lee una nota de suicidio, en la que el travesti Patrick/Patricia pide que le dejen descansar en paz con su ropa de mujer.
El Inspector Warren (Lyle Talbot), entonces se interesa por el tema, y va a ver al Dr. Alton (Timothy Farrell), un psiquiatra especialista en esos asuntos.
Este le relata entonces, el caso de Glen y Glenda.
A partir de aquí, vemos a Ed Wood contando su propia historia, a modo de documental, intercalando algunas grabaciones, para alargar un poco el metraje, con algunas escenas mal montadas, siendo sus primeros coqueteos con la angora, planos de Lugosi como “The Scientist”, que no vienen a cuento, y unos relámpagos de vez en cuando, para cambiar de escena, a modo de transición.
Luego Glen or Glenda se divide en 2 partes:
En la primera parte, se nos cuenta la vida de Glen, cómo desarrolla su travestismo, cómo un día conoce a una chica, Barbara (Dolores Fuller), y su miedo a que ésta le rechace, si descubre la verdad.
Hay una parte que narra una especie de sueños de Glen, en los que aparece incluso el diablo, lo que sugiere que, ese matrimonio, está condenado…
El sueño aporta la sensación de agobio que tiene Glen, ante la situación que se le avecina:
Tener que contarle a su novia la verdad.
Glen or Glenda se pierde todo el rato en reflexiones acerca de la compleja y oscura naturaleza humana, que según el narrador, en ocasiones se bifurca en sus comportamientos, consiguiendo que tipos aparentemente “normales”, tengan una personalidad oculta que, por miedo al rechazo y al prejuicio, guardan en su interior:
“Existen otros “Glen” en el mundo…”
Resulta satírico observar, cómo bajo estas reflexiones, en ocasiones interesantes, y otras veces descaradamente usadas para alargar el metraje, Ed Wood muestra planos de gente “normal” como el lechero, o el empleado de una fábrica, quienes gracias a la voz “en off”, sabemos que tienen la misma personalidad que Glen, y van paseándose por el mundo con ropa interior femenina…
Además, resulta chocante y divertido ver al propio Wood vestido de mujer.
El drama que pretende ser, deviene sin poder evitarlo, en comedia grotesca y disparatada en estas ocasiones, debido a la falta de talento por parte del cineasta, para generar un drama como es debido; y a elementos extraños que no se entienden bien, como las frases incoherentes que aparecen de vez en cuando, y que son proclamadas por Lugosi, en tono amenazador.
Al final, Edward Wood parece querer justificar su trabajo ante el productor George Weiss y, de forma acelerada, nos cuenta la historia de un cambio de sexo, en la segunda parte, cuando apenas quedan 10 minutos de película, recordemos que ese era en origen la verdadera razón de ser del proyecto, por el que Wood fue contratado, y que éste acabó dándole otro giro.
La segunda parte se titula:
“Alan or Anne”
Alan, es un seudohermafrodita, que lucha en La Segunda Guerra Mundial, vistiendo ropa interior femenina.
Después de su regreso, Alan se somete a cirugía, para convertirse en una mujer.
De vuelta en la oficina del Dr. Alton, empieza esta otra narrativa.
Nació como niño, pero su madre quería una niña, y lo crio como tal.
A su padre, no le importaba…
Él se sentía diferente como colegial, tratando de ser una de las chicas, y por consiguiente, rechazada por sus compañeros de ambos sexos.
Como adolescente, él se auto-identificaba como mujer; hasta que fue reclutado en La Segunda Guerra Mundial, mantenimiento una vida secreta, a lo largo de su servicio militar; hasta que escuchó por primera vez de las operaciones de cambio de sexo, mientras se recuperaba de las heridas de combate, en un hospital.
Él, finalmente tuvo una operación de cambio de sexo, soportando los dolores asociados a cumplir con sus sueños.
El veterano de La Segunda Guerra Mundial, entonces se convierte en una “chica encantadora”
Y tras un breve epílogo, Glen or Glenda termina.
Ed Wood, convenció a Bela Lugosi, una famosa estrella cinematográfica de Universal Studios, para que apareciese en Glen or Glenda; la cual no era una película para Bela, pero supongo que las ganas de Ed Wood, de trabajar con él, hicieron que le escribiera ese papel.
Se dice, que la presencia del actor, impidió que participaran en el proyecto, algunos de los verdaderos transexuales, a los que el productor propuso; pero nadie quería aparecer en la misma película que “Drácula”, y asociar su cambio de sexo, a algo horrible.
Bela Lugosi, en lo que fue su debut con Ed Wood, no quería participar de ninguna manera en este proyecto, pero le hacía falta dinero, y le pagaron $1,000, lo que es más de lo que le pagaban en otras producciones.
Wood mismo, protagonizó el film, encarnando a Glen/Glenda, aunque bajo el pseudónimo de “Daniel Davis”
Su pareja de entonces, Dolores Fuller, encarnó el personaje de novia de Glen.
Fuller, no conocía la faceta travesti de Wood, por aquel entonces.
En realidad, la naturaleza de Glen or Glenda, no se le explicó totalmente, e incluso Wood, en raras ocasiones, se llegó a vestir con ropa de mujer, mientras que ella estaba en los platós…
Sólo cuando se visionó la película completa, se reveló la verdad, y Fuller afirmó haber sido humillada por la experiencia.
En los créditos, Bela Lugosi aparece como un personaje, cuyo propósito no está claro:
Actúa como una especie de narrador, pero no tiene ninguna relevancia narrativa en el argumento; ese trabajo está reservado para el narrador principal, Timothy Farrell.
Y es que “El Científico”, está rodeado por parafernalias típicas de películas de terror, tales como calaveras, y tubos de experimentos, mientras exhorta al público a “tener cuidado con el gran dragón verde, que se sienta en sus umbrales”
La estampida de bisontes, está superpuesta sobre la cara del científico, sin ninguna razón aparente... aunque muchos lo ven como el momento de revelación que tiene que dar Glen.
También, hay varias secuencias largas y surreales de sueños, en que Glen es embrujado por un personaje vestido de demonio.
La cantidad de defectos, tanto técnicos, de guión, de puesta en escena, e incluso de dirección de actores; tienen su punto más álgido, en la gran cantidad de planos de archivo, que están insertados a falta de otro material mejor.
No hay explicación alguna para esos fotogramas de rayos y truenos, que en ocasiones separan las secuencias, esos otros, tan repetitivos de una autopista con coches, o los bélicos que efectúan su aparición al final...
Sin olvidar las escenas oníricas, que se supone que reflejan el inconsciente de Glen, incluido el diablo...
Originalidad, no le falta, eso es evidente, e incluso algunos de esos planos, recuerdan al cine de Buñuel, como aquél donde la novia de Glen, está atrapada por un tronco de árbol, en una habitación, y Glen la libera.
Pero se acaban antojando largos, desmedidos, y sin venir a cuento...
Mítica es la escena, en la que Dolores Fuller, acepta el gusto por el travestismo de su novio, entregándole simbólicamente su jersey de angora, por el que él siente un fetichismo inusitado.
La escena de azotes, sugieren una relación maestro/esclavo:
Que el hombre es dominante, y la mujer sumisa, parece reflejar el machismo.
Las viñetas de striptease, y eróticas, eran típicos de las películas de explotación de 1950, y las películas “grindhouse”
Así como la escena de la violación.
Por lo que cabe preguntarse:
¿Cómo Ed Wood esquivó al horripilante Código de Producción, llamado Código Hays?
Lo demás, constituye lo que podría denominarse, la antítesis del arte cinematográfico debido a:
Fallos de “raccord”, de continuidad en el montaje, nulo tratamiento del sonido; y como primer error de base que veo, es entremezclar transexualidad con travestismo fetichista, que son 2 cosas muy diferentes:
Una es un problema de identidad, la otra es una variante del fetichismo.
El segundo error, las explicaciones, parecen propias de un orate freudiano, ya que en el fondo, Ed debía ser un conservador:
Un hombre vestido de mujer, es un hombre, por lo que es un grave error, inventarse una doble identidad de hombre vs mujer, Glen y Glenda, y me refiero a la parte de Dolores, atrapada en un tronco:
Glen, vestido de hombre, puede salvarla, quita el tronco, es fuerte; pero Glenda no, no puede levantar el tronco, y le da la mano a Dolores para consolarla…
¿Por qué?
Glenda es Glen, vestido de mujer, no hay otra identidad que explorar, y mucho menos, vestirse de mujer te hace más débil.
¿Es acaso, un retrato de los tópicos de los sexos en los 50?
Hay frases del guión, que veo demasiado oscuras:
“¡Cuidado con el gran dragón verde que se sienta en su puerta!
Come niños pequeños, colas de cachorro, y grandes caracoles gordos…”
¿Es acaso, que nos advierten que el pene puede entrar por el ano, comerse a los jovencitos por masturbación, los convierte en niñas, y viven en una concha/closet, el resto de sus vidas?
Ed, era un conservador, y el final de Glen or Glenda le delata, me parece que pensaba que su fetichismo de la vida real, no lo llevaba con naturalidad, ni lo juzgaba aceptable, por eso decide “curar” a su personaje, y Dolores se comporta como la perfecta esposa, y eso, con el tiempo, le quita las ganas de Glen de travestirse.
Mucho me temo, que esto no tiene ninguna base sexológica, y no corresponde a la realidad…
Sin embargo, Ed Wood, con Glen or Glenda, rompió todo un esquema:
Hizo lo que quiso, no se dejó atar por convencionalismos narrativos.
Desde ese punto de vista, considero Glen or Glenda, una auténtica película de autor, sin talento, claro, pero a fin de cuentas, un autor, y subestimado pero valioso, un docudrama surreal y vanguardista, que ahora se encuentra en dominio público.
Glen or Glenda, fue reeditada con 6 minutos de tomas adicionales, en 1982.
En el tráiler teatral, incluido en las ediciones de laserdisc, y DVD, la escena final, en la que Fuller entrega su jersey de angora, es una toma distinta de la que se emitió originalmente.
En definitiva, es un docudrama que no es una maravilla, pero que se deja ver, y tiene algún momento divertido.
Y me temo que Ed Wood se la tomaba muy en serio…
No está tan mal como algunos dicen.
He visto cosas peores, y no precisamente de Ed Wood.
“People... all going somewhere... all with their own thoughts... their own ideas... all with their own personalities”
Actualmente, la transexualidad es sino una norma, al menos algo que ya no suscita el escándalo con el que usualmente viene acompañada la novedad, sobre todo en asuntos sexuales, y que desde una perspectiva conservadora, atentan contra la pretendida “naturalidad” del cuerpo humano.
Sin embargo, en la década de los 50 del siglo XX, justo en pleno auge del “American Way Of Life”, de la vida perfectamente diseñada y manufacturada, hubo un caso que significó la ruptura con esta fantasía del “establishment”:
La irrupción de la glamorosa Christine Jorgensen, en el semi “monde neoyorkino”
Christine Jorgensen, nació con el nombre de George William Jorgensen, Jr., dentro de una familia afincada en el conflictivo barrio del Bronx neoyorkino; pero tuvo una infancia feliz dentro del entorno de una familia unida.
Sin embargo, fue un chico frágil e introvertido, que no se desarrolló entre las peleas, y juegos agresivos.
Para todos, era lo que se podría describir como un “niño normal”
Durante la adolescencia, se convenció de que había nacido en un cuerpo equivocado.
Más tarde, su madre declaró, que siempre había sabido, que su hijo no era como los otros chicos…
Posteriormente, se graduó del colegio en 1945, y casi de inmediato, entró en el ejército.
Y es que Christine, nunca se consideró homosexual, aunque en su juventud se sentía atraído por los hombres, cuando uno de ellos le intentaba seducir, su reacción era de rechazo, al grado de sentir cierto asco físico.
La trascendencia de Christine, se debió en buena medida, al empeño con que cristalizó una de sus creencias más profundas, más irrenunciables:
La certeza de que era una mujer, que solo por un accidente funesto, estaba atrapada en el cuerpo de un hombre.
De alguna manera, eso fue lo verdaderamente importante de este caso, pues, contrario a lo que podría pensarse, George nunca se pensó como un homosexual.
El joven, encontró entonces su tabla de salvación, un día en que, mientras se encontraba de servicio, en el ejército estadounidense, hacia el final de la década de los 40, encontró por casualidad, el artículo de un tal, Christian Hamburger, médico danés, que a la sazón, se encontraba experimentando con la terapia hormonal de cambio de sexo, en animales.
Cuando regresó a Nueva York, al acabar el servicio, fue cuando oyó hablar de la “reasignación de sexo”, y decidió informarse.
Tenía intención de ir a Suecia, que era el único lugar donde se llevaban a cabo esta clase de cirugías, en aquella época.
En una escala en Copenhague, para visitar a unos parientes, esperanzado, Jorgensen buscó la forma de ponerse en contacto con el investigador, a pesar de las muchas opiniones contrarias que escuchaba, algunas tildándolo de loco...
Sin embargo, para su sorpresa y tranquilidad, una vez que expuso su deseo a Hamburger, este no “sintió que hubiera nada de particularmente extraño en ello”, según dijo en alguna ocasión, Christine.
Acabó quedándose en Dinamarca, fue aceptada su petición de comenzar una terapia de reemplazo hormonal, y más tarde, se llevaron a cabo varias intervenciones quirúrgicas.
Fue gracias al trato entre ambos, que Hamburger acuñó el concepto de “transexual”, para definir esta manifestación, hasta entonces inédita de la sexualidad.
Dejando de lado fantasías literarias, como el Tiresias de la mitología griega, George, después Christine Jorgensen, era el primer caso real, en el que una persona había experimentado en su vida, pertenecer a los 2 géneros de la especie humana.
Por supuesto, por tratarse de la primera operación de este tipo en la historia, la transición no fue fácil, y de hecho, algunos historiadores y estudiosos de este tema, han señalado los muchos perjuicios sufridos por Jorgensen, como consecuencia del poco conocimiento científico y técnico que se tenía al respecto.
El tratamiento con hormonas, fue paralelo a uno psicológico, con el que Christine sobrellevó su nueva condición.
La primera reacción, fue un aumento de tamaño de las glándulas mamarias y, posteriormente, su cabello comenzó a crecer, curiosamente, cuando siempre había mostrado una gran calvicie en la sien.
Hoy en día, la cirugía de reasignación sexual, consiste en hacer una incisión en el escroto, y estirar las terminaciones nerviosas del pene hacia el interior, para diseñar una vagina, pero esta forma de cirugía, no fue concretada hasta varios años después de la operación de Jorgensen.
Incluso, legalmente hubo algunos obstáculos, pues la legislación danesa, tenía prohibidas las cirugías de castración en seres humanos, veto al final derogado, a petición de Georg Sturup, el psicólogo de Christine.
Así, más de un año después de consumir hormonas, Jorgensen finalmente se sometió al bisturí, que transformó de una vez, y para siempre sus genitales, y con ellos, su personalidad entera.
Ella misma afirmaba:
“Yo simplemente corregí un error que había cometido la naturaleza”
Jorgensen, eligió el nombre de “Christine”, en honor del doctor Hamburger, y se volvió una portavoz de las personas transexuales, y transgénero.
Con la ayuda del Embajador de EEUU en Dinamarca, consiguió el cambio en su pasaporte, que le identificaría como “mujer”, para comenzar su vida como tal.
El 1 de diciembre de 1952, el New York Daily News, anunció en primera plana el suceso, siendo ella portada bajo el titular:
“Ex-GI se convierte en una bella rubia”
La primera operación de cambio de sexo exitosa en la historia, “la primera”, dicho con cierto humor negro, en no morir en el intento.
Con el tiempo, esta significancia histórica, le valió a Jorgensen, el paso a algunos círculos, que quizá de otro modo, nunca hubiera conocido directamente.
Christine narró su experiencia, lo mismo en foros de televisión, que en foros universitarios, convirtiéndose en una celebridad, y también en una suerte de símbolo de la liberación sexual más radical hasta entonces presenciada.
Acaso, también, de la liberación absoluta, irreversible, la que quedó condensada en el aforismo kafkiano:
“A partir de un cierto punto, ya no hay regreso posible.
Este es el punto a alcanzar”
Su voz, era aguda, bien modulada, y atractiva.
“Ella tiene el mejor cuerpo que cualquier chica que yo haya conocido”, comento en Texas, Truman Capote, a un soldado que se había citado con ella.
Durante los años 50, e inicio de los 60, ella viajó con un acto del “nightclub” en el cual cantaba, e hizo caracterizaciones, apareciendo ante multitudes, en lugares con capacidad de clubs de La Habana o Las Vegas, ganando $5 mil por semana.
Este mismo empresario, la llevó a un campo armado en Corea, donde la nombraron:
“Miss Neutral Zone”, en 1953.
Y es que ella era objeto de una curiosidad enorme, incluso publicó un diario titulado:
“Christine Jorgensen Revealed”, en el que contestó preguntas sobre su transformación; y se refirió a los resultados obtenidos como “satisfactorio para ella y para la humanidad”, pero nunca entró en detalles.
“Todo el mundo es ambos sexos, en diversos grados.
Yo soy más cercana a una mujer, que a un hombre…
Finalmente, todo mi cuerpo cambió de varón, a figura femenina.
Por supuesto que no puedo tener hijos, pero esto no quiere decir, que no puedo tener relaciones sexuales naturales como cualquier mujer.
Yo me siento cercana en estos momentos, a una mujer que pueda tener histerectomía”, comentó en un reportaje para la BBC británica, en 1958.
También, dio conferencias sobre transexualidad, y utilizó su fama para educar a otros.
Su libro “Christine Jorgensen: A Personal Autobiography”, fue publicado en 1967, y su adaptación al cine:
“The Christine Jorgensen Story” fue lanzada en 1970, donde John Hansen hizo de George/Christine.
La historia, al principio estaba presentada como algo escandaloso, pero cuando lo presentó como su propia historia, tuvo la oportunidad de educar al público sobre transexualismo distinto del travestismo, y la homosexualidad.
Aunque se la considera la primer transexual operada de la historia, lo cierto es que antes tenemos a la danesa Lili Elbe, que fue operada por médicos alemanes, pioneros en la materia, como Magnus Hirschfeld, en 1930.
La diferencia es que en el caso de Lili, no hubo terapia hormonal.
La operación fracasó, y Elbe murió como resultado de la última de sus operaciones, pero las notas médicas del experimento, sirvieron como punto de partida para el equipo danés.
En lo personal Christine Jorgensen tuvo 2 intentos de matrimonio, pero ambos fueron fallidos, en una ocasión, porque no pudo obtener la licencia para casarse, dado que su certificado de nacimiento, seguía diciendo que era un hombre…
A su prometido además, le despidieron de su trabajo en Washington DC, cuando anunció que estaba comprometido con Jorgensen.
Por lo que ella nunca se casó; y tuvo altibajos, e incluso un pequeño problema con el alcohol, pero indiscutiblemente, ella fue una mujer muy sencilla y cercana.
La mejor compañía que tenía, era ella misma.
Siempre había soñado con una carrera en la fotografía, pero la fama que la publicidad a su cambio de sexo, le hizo imposible llevar una vida normal.
Después de algunas dudas, optó por una carrera como una actriz y cantante de época, siendo carismática y fotogénica, realizó el papel más importante:
El de una señora, de esos tiempos, maravillosamente vestida.
Vivió en Massapequa, Long Island hasta la muerte de sus padres en 1967, entonces, se trasladó al Sur de California.
Viviendo 2 años en San Clemente, donde murió de cáncer de vejiga y pulmón, el 3 de mayo de 1989, a los 62 años.
Las malas lenguas afirman, que murió al intentarse un trasplante de ovarios, pero no está confirmado.
Su última cirugía fue estética, a los 50 años, y dijo con respecto a esta intervención:
“Si usted puede mejorar la naturaleza, cambiando de hombre a mujer, porque no mejorar su aspecto también”
Hoy en día, Christine Jorgensen, es considerada “la madre de las transexuales”, y pionera de la revolución sexual.
Todo lo que ella hizo, fue noticia porque rompió con el precedente, y puso en duda el significado de lo “masculino” y lo “femenino”, cuestión y polémica que continúa en nuestros días.
Su historia revolucionaria, allanó el camino para que la humanidad volviera a examinar su existencia.
Jorgensen vivió lo suficiente, para ver cómo el movimiento de los derechos del colectivo gay, comenzaba a transformar la sociedad:
Su maravillosa biografía, debe ser necesariamente leída y valorada, como aporte de una documentación imprescindible, de uno de los pioneros LGTB más importantes del siglo XX.

“Give this man satin undies, a dress, a sweater and a skirt, or even the lounging outfit he has on, and he's the happiest individual in the world.
He can work better, think better, he can play better, and he can be more of a credit to his community and his government because he is happy”



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